ENIGMAS REVOLUCIONARIOS
El EPP nos dará que hablar todavía algún tiempo seguramente, antes de desaparecer por extinción o sufrir mutación política natural. Por de pronto, su posicionamiento en la noticia es plenamente exitoso. Ni siquiera necesitaban matar para lograrlo, les hubiera bastado con un poco de terrorismo efectista, de ese que no requiere efusión de sangre, como tirotear una comisaría o publicar listas de personajes bajo amenaza, de vez en vez. Capturar tan fácilmente la atención pública, como sucede aquí, hace del asesinato y la brutalidad recursos superfluos, excesos inexplicables, aun en el marco de la teoría revolucionaria.
El recurso del crimen insensato provoca una pregunta inevitable: ¿es que los líderes del EPP consultan alguna brújula ideológica, un programa político, un plan de acción metodológicamente concebido? ¿Tendrán un objetivo final ya definido?
Ciertamente, no creo que a nadie le esté claro cuál es la identidad ideológica y qué exactamente pretende la organización “EPP”. Se me dirá: “persiguen, obviamente, el poder”. Bien, pero ¿para hacer qué con él? ¿Quieren recomponer al país en un sistema de tipo socialista tradicional? ¿Son campesinistas y reivindican la distribución de la tierra rural como pistoletazo inicial de la épica carrera hacia la erección del edificio socialista? ¿Acaso piensan instaurar la dictadura del proletariado? Son muchos sus enigmas.
Tal vez nada de esto sabemos porque hasta ahora se dedicaron exclusivamente a la violencia, postergando la difusión de su programa, la propaganda, el proselitismo, la tarea intelectual que, según la teoría, indefectiblemente tiene que acompañar a la acción revolucionaria. Si recordamos algo al respecto, en la Rusia de hacia finales del siglo XIX ya estaban claramente definidas dos posiciones ideológicas socialistas originales: el populismo y el marxismo. El primero se declaraba enemigo del capitalismo como sistema de desarrollo económico, proponiendo un régimen basado en las relaciones de producción tradicionales. Los populistas se oponían radicalmente a la industrialización porque suponían que esta empobrecería al campo y daría mayor crecimiento y poder a la clase burguesa, colosal error del que intentaron sacarles dos tipos que interpretaban mejor la realidad: Plejánov, populista redimido, y Lenin, quienes anticiparon claramente que la industrialización de Rusia, aún demorada, era inevitable.
Serían pues los trabajadores urbanos creados por la industrialización y no los campesinos lerdos y conservadores los agentes de la revolución. Aunque ambos, de todos modos, estaban compuestos de masas ignorantes y desarticuladas que requerían un partido que las lidere, una intelligentsia que las instruya y cuadros que las organicen.
Finalmente, como se recordará, Plejánov y Lenin lideraron grupos y posiciones antagónicos, uno de partido abierto, con elecciones libres; otro, de centralismo autocrático y verticalismo rígido. Hasta aquí, nada más que el relato de una etapa de la historia política europea, harto conocida por quienes se interesan en ella. Pero, ¿las estudiaron los líderes del EPP? Siendo marxistas –si es que lo son realmente– debieron hacerlo en sus primeras aulas. Si repiten errores conceptuales demostrados y superados hace casi un siglo y medio, entonces, ¿qué pensar de ellos?
Tengo en cuenta la posibilidad de que el EPP no pase de constituir una gavilla ordinaria e ignorante, atento al hecho de que, invocando o actuando en nombre de una causa noble, siempre es posible decir las mayores tonterías o cometer impunemente los peores crímenes.
Por otra parte, ya estoy convencido de que la violencia es importante para la revolución; solo espero que me demuestren para qué. Siendo gratuita, parece cosa de dementes; si bien hay que reconocer que sucesos significativos de la historia de la humanidad fueron protagonizados por chiflados, y que no hay que avergonzarse de contar con algunos de ellos en la nuestra. Y nunca olvidar, como solía advertir alguien lúcido, que hay dos cosas igualmente peligrosas: un buen cuchillo en manos de un loco y una idea acertada en la cabeza de un imbécil.
Fuente: ABC Color (Online)
www.abc.com.py
Sección: OPINIÓN
Domingo, 06 de Octubre de 2013
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