¿Por qué dos poesías relacionadas a la victoria de Nanawa en enero de 1933 pertenecientes a un mismo autor se cantan de modos diferentes?
Ubiquémonos en el escenario de Nanawa, en la Guerra del Chaco, el 20 de enero de 1933. Esa madrugada comenzaron los ataques bolivianos sobre la estratégica posición paraguaya. El general Hans Kundt, mercenario alemán al servicio de Bolivia, excombatiente de la Primera Guerra Mundial, pretendía partir en dos al ejército de José Félix Estigarribia. Ejecutado el principio de estrategia bélica del divide y vencerás –calculaba–, la tarea de aniquilamiento que le permitiera llegar al río Paraguay, a la altura de Concepción, le iba a ser más fácil.
Con 5.000 bolivianos atacando y 2.500 paraguayos resistiendo, el escenario del enfrentamiento se fue tiñendo de sangre en medio de un clima lluvioso que complicaba aun más las complicaciones que había entre los defensores de Nanawa: escasez de municiones, falta de alimentos e imposibilidad de que los refuerzos llegaran a tiempo.
Ya sin balas casi, la noche del 23 el comandante de la Quinta División, el coronel Luis Irrazábal, dio la orden de afilar los machetes de los infantes y soldados de caballería hasta dejar sus filos a la par de los de las navajas. Al día siguiente, un regimiento boliviano completo fue devorado por la filosa furia de los que blandieron aquellas armas de inspiración agrícola.
El sueño de Kundt quedó en aguas de borrajas. Y Emiliano, que pertenecía al Regimiento de Infantería Número 13 Tujutî, fue el aeda de aquella memorable batalla.
"Yo le escuché a mi maestro y amigo César Medina contar que él, que formaba parte de un conjunto musical que alentaba a los soldados con sus canciones en las pausas de los combates, estaba en Nanawa cuando terminó el combate. Y que en un momento dado apareció un hombre con vestimenta militar, mayor que los combatientes, que se subió a un tronco de árbol y leyó su poesía Nanawa de gloria. Apenas hacía algunas horas que había terminado la batalla. Los soldados, aun los heridos, le vitorearon. Después fue que le dio a César Medina para que le pusiera música", rememora el cantante y compositor José Magno Soler.
Síntesis
En apariencia, la letra de Nanawa de gloria es como una síntesis de 13 Tujutî, que es más larga y completa. ¿Qué pudo haber pasado? ¿Emiliano amplió su poema inicial después de recitarlo en el campo de batalla de Nanawa? ¿Se lo entregó completo a Medina y este lo acortó para grabar la polca?
José Magno da una pista de posible respuesta: "Cuando íbamos a grabar en 1959 en el sello Marpar, que había contratado el estudio de la disquera Guarania, esa composición, César –que era el director de nuestro conjunto– me encargó que fuera a Ocara poty cué mí a buscar la letra de Nanawa de gloria. Cumplí su pedido y grabamos con Aníbal Lovera el texto completo que yo había conseguido. No se cortó nada".
Ese dato objetivo permite conjeturar que la letra original fue modificada por Emiliano R. Fernández. Esa versión más larga y difundida en la que aparecen algunos aspectos muy puntuales de la batalla de Nanawa y que se conoce como 13 Tujutî tiene otra melodía. Le pertenece a Ramón Vargas Colmán.