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ERIC COURTHÈS
  LA ÍNSULA PARAGUAYA - Ensayo de ERIC COURTHÈS - Año 2005


LA ÍNSULA PARAGUAYA - Ensayo de ERIC COURTHÈS - Año 2005

LA ÍNSULA PARAGUAYA


Ensayo de

ERIC COURTHÈS



Editor:  CENTRO DE ESTUDIOS ANTROPOLÓGICOS DE LA UNIVERSIDAD CATÓLICA (CEADUC)


Colección: BIBLIOTECA PARAGUAYA DE ANTROPOLOGÍA – Volumen 49

ISBN: 99925-879-6-2


Año: 2005



El autor, visitante curioso y apasionado del Paraguay, evidencia, desentraña y, a la vez, desnuda sin pudor situaciones históricas y contemporaneas de altísimo significado cultural y político para esta "isla" llamada Paraguay. Courthes nació en la isla de Olerón, en el suroeste de Francia. Doctor en español. Empezó sus investigaciones en el 89 sobre las influencias recíprocas entre el quichua y el español. Realizo el documental "Un país tras la lluvia", conjuntamente con el cineasta argentino Jorge Juan. En el 2003 publico el ensayo "Lo dual en Roa Bastos".



*1 : el término ‘ínsula’ además de ser un arcaísmo por ‘isla’, ( < lat insula ), designaba antes un gobierno terrestre de poca importancia, o sea una ‘isla terrestre’, tal como la ‘ínsula Barataria’ de Sancho Panza, cuyas dimensiones utópicas e irónicas bien se podrían aplicar a nuestro tema…

 
“Era vea un solo ver agua. Agua y después más nada. Más nada.

Aparece en eso una islita. Apenas vea si usté podía hacer pie de tan chiquitita que era. Cabía a lo más uno solo parado, derecho, y sin moverse porque sinó se iba al fondo. Y pura agua alrededor. Aparte de eso, más nada. Más nada.
 
En eso, a unos veinte metros, la misma islita. No otra, no vaya creer, no, la misma, vea, igualita. La misma, únicamente que dos veces, una a unos veinte metros de la otra, chiquititas las dos, tan chiquititas que arriba de ellas no cabía más que uno parado, derecho. La misma islita dos veces, pura agua alrededor, y después más nada, más nada.
 
Al rato había tantas, digo había aparecido tantas veces, la misma islita, que usté podía pasar saltando de una a la otra, sin miedo de meter la pata en el agua. Y no bien usté había terminado de saltar de una islita y me va creer vea si le digo que era siempre la misma, no había vea terminado de saltar que ya estaba apareciendo otra vez la islita entre las dos, cosa de que si usté esperaba vea un minuto, vea, podía haber pasando caminando lo más tranquilo. Así hasta que se vio que todas las islitas estaban queriendo formar una sola. Quedó la islita grande y alrededor pura agua. Pura agua y después más nada. Más nada.” (Saer 1974: 149)



1) LA ÍNSULA BARATARIA
 
En nuestro ensayo epónimo [1], procuramos demostrar que el Paraguay en diacronía, desde la Cédula real de 1527, hasta las comunidades menonitas de hoy en el Chaco, y en otras partes [2], pasando por un sin fin de comunidades sin transculturación [3] con las demás, tal como fue el caso de las ínsulas jesuitas [4] en el XVIII, y en sincronía, por las actuales comunidades indígenas y extranjeras, que vuelven a formar una Babel [5] horizontal en el Chaco, conforma hoy una constelación multicultural y multilingüe, un archipiélago cuyas ínsulas no se conectan entre sí, o peor son víctimas de presiones de parte de los otros grupos, como es el caso de las comunidades indígenas [6].
 
Un archipiélago de ínsulas por lo tanto que no conforman netamente una homogeneidad nacional y en lugar de transculturar entre sí, deculturan e incluso aculturan a los grupos dominados, en especial a los indígenas del Chaco bajo la tutela de menonitas, misiones religiosas de diversas índole y O.N.G, cuyos intereses se extralimitan a veces de lo proselítico y/o humanitario [7]…
 
Eso en cuanto a insularidades internas, respecto de las insularidades externas, basta con mirar un mapa para fijarse en el carácter sumamente aislado del país, limitado por el Chaco al este, desierto-pantanal, vestigio del mar interior Eupana [8], y al oeste perfectamente cercado por tres ríos, Paraguay, ¨Paraná y Apá, y las cordilleras gemelas de Amambay y Mburucayú lindantes con Brasil.
 
Es más por su situación de país enclavado entre dos superpotencias, Brasil y Argentina, pese a la voluntad aparente de integración regional del Mercosur, el Paraguay sigue siendo hoy en día “la isla de tierra sin mar” evocada por Roa y otros intelectuales paraguayos [9].
 
Su insularidad antigua y natural también es detectable, como era de pensar, en una de las etimologías guaraní del país, PARA/GUA/Y, con el lexema base para-‘ mar’, el infijo de procedencia –gua- ‘de’, y el súper monema [10] –y, de sufijo, ‘agua, río’, vendría a significar ‘río procedente del mar’, o sea que el Río Paraguay viene a designar todo el país, (y su capital en su forma oxítona: para/gua/ý), y en sus propias formas y contenidos, alude al brazo de mar que enlazaba Eupana con el Atlántico…
 
Ahora bien, ¿por qué elegí titular esta parte así, qué tienen que ver las diferentes comunidades heterogéneas que componen el país con la ínsula de Sancho Panza? El término ‘ínsula’, además de ser un arcaísmo por ‘isla’, (< lat. insula ), designaba antes un gobierno terrestre de poca importancia, o sea una ‘isla terrestre’, tal como la ‘ínsula Barataria’ de Sancho Panza, cuyas dimensiones utópicas e irónicas bien se podrían aplicar a nuestro tema…
 
O sea que cada comunidad cerrada sobre sí misma, ensimismada en sus propias preocupaciones como en la época jesuita, excluyendo la imagen del otro, y cumpliendo con su propia utopía, vendría a ser una ínsula.

Tampoco falta el aspecto irónico, si bien es cierto que las comunidades menonitas, japonesas y brasileñas son florecientes en general, no faltaron desastres como fue el caso de la comunidad francesa de Nueva Burdeos o australiana de Nueva Australia [11], utopías que fracasaron del todo, confrontadas con la dura realidad del Chaco…
 
Es más, si se midiera el éxito de una comunidad en su capacidad de abrirse a los demás, sin imponer su propio dogma, las comunidades antes citadas no aprobarían el examen…
 
Para rematar con este tema, la ínsula Barataria es chiquita, “un lugar de hasta mil vecinos”, dice con fina sorna el finado don Miguel de Cervantes [12], como el Paraguay, unos 400 000 kilómetros cuadrados, esta falta de espacio, propio en general de las islas, sean terrestres o no, hace patente la necesidad de crearse espacios internos propios, para escapar de la presión del encierro, puede ser en el arte, puede ser también en los excesos del poder…
 
A la luz de esta extraña relación entre la isla y el poder, bien podríamos explicar en parte los desastres autistas del país en la época de Francia o Stroessner, y en la actualidad también el encierro y la falta de comunicación [13] de numerosa comunidades de la Nueva Babel Paraguaya, de hecho cada grupo va procurando cumplir con su propio sueño ignorando, despreciando e incluso agrediendo al otro, por estar encerrado en su propia ínsula interna:
 
 
                        «  Cualquier hombre lleva en sus adentros una isla, una isla cuyos contornos van cambiando según sus fantasías, como una nube va deformándose a merced del viento. Imagen del refugio, o esperanza de exotismo, la isla puede ser también promesa de aventura, o reto ante lo inasequible. » (Pierre Loti, 1872: 7, prefacio de Yves La Prairie)

 Esta imagen tan rica del hombre-isla aparece como el reflejo de la cara de un hombre que forma una isla en el agua, una isla movediza hacia la utopía o la libertad, como la del Penal Paraíso, así lo intuyó Roa Bastos en Hijo de hombre, y así lo reflejó Carolina Orlando en sus suculentos hipertextos roabastianos,( Orlando 2006:?) [14].
 
 
 
2) EL PARAGUAY-CALABOZO
 
 
Del virtuema de la insularidad paraguaya: aislamiento, encierro, refugio y utopía, lo que más domina en las obras de Roa, - que no es ningún caso aislado-y la de sus contemporáneos, exiliados o no, es sin lugar a duda el concepto de encierro. De Cassacia a Roa, pasando por Canese y Pla, está presente bajo diversos grados y formas en todas las obras estudiadas en nuestro ensayo.
 
            Lo que lo diferencia a Roa de sus compañeros de escritura, es que logró, además de una identificación contra natura con el personaje del Supremo, crear espacios-cárceles textuales y no sólo espaciales, una constelación de voces narrativas, frutos del Ego fragmentado y la personalidad atormentada del Dictador Francia.
 
            Supo restituir mejor que ningún antropólogo, el aislamiento atávico de aquel pequeño « País tras la lluvia » [15], como se complace él mismo en calificarlo, y dado la falta de investigaciones serias en este campo, -en efecto, no se sabe casi nada del grado de integración o exclusión de la mayoría de las comunidades extranjeras o amerindias del país-, nos da los reflejos múltiples de un espejo fragmentado, imagen de una sociedad en la cual demasiado a menudo aún, se confunde integración con proselitismo o expropiación…
 
 
3)      DE LA “UTOPÍA REAL” A LA DISTOPÍA
 
 
            La Ínsula paraguaya no sólo existe en las mentes de los investigadores, rebasa lo de la metáfora, es la antonomasia idónea para decir lo extraño de aquel pequeño país secreto, en que el viajero siente que va sin rumbo hacia un « Allende » insondable, un Amoïté en guaraní, que lo atrae con fuerza irresistible, ni Bonpland, ni Clastres, ni Cadogan, ni Pla o Barrett podrán decir lo contrario…

Aquel país bipolar, que señala la entrada del mayor derrumbe del planeta, que costea un desierto insondable, traduce mejor que cualquiera la paradoja latinoamericana, el mayor esplendor, las Utopías más sustentables, y la peor miseria social, para los autóctonos y numerosos mestizos hoy.
 
            En cuanto a utopía, esta noción también está muy presente en la producción literaria local y en la de Roa, vamos a recordar acá aquella cita de los hermanos Robertson, en Yo el Supremo: “El Paraguay es una utopía real” [16], que aparece en El cuaderno privado, y le permite al Supremo denunciar su adulación lisonjera a la augusta persona suya, y lo embustero de estas crónicas de extranjeros sobre el Paraguay, “A no dudar, una nueva cochura de embustes e infamias adobadas al paladar de los europeos que se pirran por estos reinos salvajes. Disfrutan flagelándose con las desgracias de razas inferiores, en busca de nuevas erecciones.”
 
            Procurando esquivar estos discursos exotistas y “miserabilistas”, podemos afirmar hoy que de verdad el Paraguay es una constelación de utopías reales, más o menos logradas, que cohabitan, en el mismo espacio sin transculturación y sin integración real en el país, y que la pluritextualidad de la obra de Roa transmite al mismo tiempo el encierro de cada comunidad y lo utópico de lo pluricultural, cuando el sueño babeliano de comunicación se hace incomunicación entre todos los grupos.
 
En verdad, refleja la rica “arquitextura” de Roa un idiotopos multicultural de gran variedad, casi babeliana, pero que no logra transculturar lo suficiente [17], unas utopías fallidas en fin, unas distopías de la comunicación [18];
 Al emplear este concepto, no podemos sino recurrir a Yves Breton [19] que define así la distopía: “Tiende a transformar en pesadilla lo que fundamenta el sueño utópico, o sea la armonía de un sistema cerrado- que se torna en cárcel del conformismo absoluto-y la a-historicidad de un presente perpetuo- donde desaparecen, con el pasado, las diversas perspectivas de cambio…”. También podemos señalar otra vez que varias utopías paraguayas tomaron mal sesgo, tornándose a la postre “en el peor de los mundos”, y recordar por fin que Roa en su tiempo ya advirtió sobre la acronía del Paraguay, y el movimiento perpetuo y vano de los hombres en busca de su Tierra sin Mal, encontrando en este país su último refugio, tal como fue el caso de los Menonitas.
 
 
                        “Siempre tuve la sensación de que el tiempo en el Paraguay es inmóvil, el tiempo de la fijeza, el tiempo petrificado, seco, vacío, fósil. Y que lo que se mueve en esa isla rodeada de tierra es la gente en incesantes peregrinaciones, en éxodos de nunca acabar.”, (Roa Bastos 1993: 66).
 
 
4) CONCLUSIONES
 
 
Ahora bien: resultaría muy difícil decir si, por ejemplo, las actuales comunidades menonitas, remedos de las jesuíticas por su encierro y aislamiento, son utopías logradas, o sea aporías [20], o distopías, a nivel económico la primera opción es la buena, en cuanto a individualidad y libertad de expresión, se tornaron en sepulcros del ego, y pertenecen por ende a la segunda…
 
Lo único cierto es que “la Isla de tierra sin mar” del Paraguay es otro lugar, otro espacio, una especie de heterotopía, a la cual muchos acudieron de todo el mundo, de todas la confesiones y layas, “un lugar que se llevó nuestro lugar a otro lugar [21]”, como diría Roa, los japoneses, coreanos, ucranianos, rusos, menonitas, brasileños, italianos y cómo no los nacionales socialistas, buscaron, y encontraron a veces, en la tierra incógnita del Chaco, un refugio inesperado, procurando escapar de la estrechez del mundo..
 
Hoy día en este Aleph multicultural, lograron implantarse, a veces a la buena de Dios, comunidades diversas en su propia Isla de Tamoraé [22], terminando por crear como ciertas etnias extintas del Chaco [23], sus “islas del Paraíso”, las cuales vistas desde afuera, y con cierta objetividad, en especial por su papel aculturador de las últimas etnias indígenas, serían más bien distopías…

También el Paraguay es un caso especial en el Mercosur y así lo entiende y manifiesta su actual presidente Nicanor Duarte Frutos, con acentos de Rodríguez de Francia, en una rara [24] y reciente asociación con Tabaré Vásquez, por las papeleras, Morales y Chávez, en contra de las dos súper-potencias, Argentina y Brasil, -que ponen trabas a sus exportaciones y van hundiéndolo al país en una insularidad mayor aún-. En efecto, el Presidente paraguayo a la par que su alter ego uruguayo, cuestiona la utilidad y viabilidad del Mercado Común del Río de la Plata, nacido en Asunción en 1991… [25]
 
Además, tal como lo sugiere el precioso exergo de Saer, parece ser un país en el cual las ínsulas van regenerándose a sí mismas, desdoblándose como los pólipos de los corales, hacia lo infinito, y sobre todo en los momentos de mayor tensión, por ejemplo los estudiantes que se renovaron toda la semana durante el marzo paraguayo, a pesar de las muertes, en marzo de 1999, que crearon un último foco de resistencia, una aporía, (como el Quilombo del Gran Chaco), frente a los malos hábitos y hálitos de las dictaduras: “¿El país soñado sólo puede construirse en una plaza convertida en Isla de la Utopía durante seis días?, (Colman Gutiérrez 2004: contratapa)
 
Por último, para darle un improbable fin a este tema tan complejo de la utopía/distopía/aporía insular del Paraguay, vamos a dejarle la última palabra a Juan Carlos Herken, -citado por René Frégosi en su magistral trabajo sobre el Paraguay: “El Paraguay no es un país, es una obsesión…”, (Frégosi 1997: 7)-. O sea que en la atracción que produce en la gente aquel país secreto, sea paraguaya o no, se nota clarito un puro caso de “transferencia insular”, -como dirían los psicoanalistas- [26], en todo caso es lo que trasciende de aquella cita tan hermosa y polisémica…
 
De verdad que el Paraguay atrajo y sigue atrayendo a muchos, fue un refugio, el último reducto para muchos condenados de la tierra, que tornaron en un sin fin de aporías y distopías, que hoy día muestran la mayor riqueza y variedad a nivel antropológico, una nueva Babel horizontal en el Chaco…No obstante nuestros análisis, desde una perspectiva crítica, revelan una sociedad fragmentada y con poca transculturación entre sus grupos, en la cual proselitismo y dominio económico siguen siendo las peores armas de aculturación, sobre todo para el mundo indígena, en proceso de extinción en ciertos casos…
 
 

 NOTAS

[1] Eric Courthès, La Ínsula paraguaya, Asunción, C.E.A.D.U.C., Biblioteca de Antropología paraguaya, Vol. 49, abril de 2005, L’Insule paraguayenne, París, Editions Le Manucrit, marzo de 2006, traducción y edición a cuenta mía, http://www.manuscrit.com/
 
[2] En el ámbito del Río de La Plata, el Paraguay no es el único país en el cual las comunidades extranjeras y espirituales abundan y no transculturan, los Menonitas por ejemplo están presentes en Bolivia, Argentina y Brasil, pero excepto el primero, ninguno de los demás países mencionados puede presentar tanto síndrome de insularidad, -mediterraneidad en su caso-, como el país objeto de nuestro estudio.
 
[3] Uno de los ejemplos más llamativo resulta ser el de la comunidad japonesa, que tiene su propio campeonato de fútbol…
 
[4] Bastará con citar a Efraim Cardozo para comprobar cuán hermético era el mundo jesuítico, «  En los otros pueblos no pudo nunca penetrar nadie. El aislamiento fue de hecho total, porque también se vedó la salida de los indios. Aun el tránsito de una reducción a otra quedó prohibido, salvo en cumplimiento de alguna comisión, o en viaje a los yerbales o por los ríos, tripulando las embarcaciones de los Padres. Las Misiones constituyeron un mundo herméticamente cerrado. Ningún estudioso de los muchos que se interesaron por el experimento jesuita pudo nunca visitar las reducciones. », Apuntes de historia cultural del Paraguay, Asunción, U.C.A., Biblioteca de Estudios Paraguayos, vol XI, 1998, pp. 119-120.
 
[5] Dimensiones del multilingüismo y la Nueva Babel estructurada, Luciano Giannelli, Asunción, U.C.A, Suplemento Antropológico, Vol. XXXIX, n° 2, diciembre de 2004, pp. 269-270: “ A niveles diferentes, y con estructuras diferentes, la necesidad de empleo de varios códigos lingüísticos, que no siempre pueden verse como discontinuos y separados, involucra a toda la población presente por motivos y con un status diferentes en las colonias menonitas colocadas en la zona central del Chaco paraguayo. Difícilmente podemos encontrar personas que manejan suficientemente las ocho variedades (español, alemán estándar,” dialecto” alemán, guaraní y jopará, nivaclé, enlhet, portugués) que de alguna manera se enfrentan en este contexto, y conviven en eso (junto de alguna manera, al ruso y el ucranio, y el inglés). Amén de numerosos colonos brasileños que hablan portugués, el Chaco central de las colonias menonitas parece ser un laboratorio del multilingüismo, muy interesante en términos de sociolingüística.
 
[6] Presiones diversas de los hacendados paraguayos, los menonitas en el Chaco, los brasileños en el este y los campesinos sin tierra, muy a menudo comanditados por los terratenientes…
 
[7] La última « tragada » denunciada en marzo de 2006, en el Proyecto Desarrollo Sustentable del Chaco alcanzó los 18 millones de euros, Asunción, ABC Digital, 02 de abril de 2006.
 
[8] El mar anterior e interior ya evocado realmente existió hace millones de años, se extendía desde el Atlántico, por un brazo de mar, hasta una inmensa planicie en el centro de América Latina y formaba un lago inmenso, lo que explica hoy día la presencia de fósiles marinos y de lagunas de agua salada, que aún se encuentran en la región del Pantanal. Hace 60 millones de años esta situación cambió de manera drástica, movimientos tectónicos de gran magnitud originaron la elevación de los Andes, y el hundimiento de esta región central. Queda de aquel tiempo una laguna inmensa, unos 130 000 km2, la cuarta parte de la superficie de Francia, llamada en Bolivia y Paraguay El Gran Pantanal, y en Brasil, -un 85 % de la superficie total-, O Pantanal matogrossense, Aquel Pantanal inmenso es el polo opuesto del desierto del Chaco. El Paraguay está preso entre esos dos contrarios, de ahí aquella bipolaridad agua/arena, este/oeste, que volvemos a encontrar en las ficciones de Roa. Aquel inmenso mar interior, que se llamaba Eupana, habría relacionado las cuencas del Amazonas y del Río de La Plata, aparece en el mapa de Bartholomeu Velho, de 1565, y pues el Brasil resultaba ser una isla : Ilha Brasil, véase Dionisio González Torres, Cultura guaraní, Editora Litocolor SRL, Asunción, 1997, p 77, 78, 88.
[9] Así se refirió a su propio país, en una entrevista personal del 06/09/00, base de un documental mío del 2001 sobre aquel autor y su país chiquitito y desconocido, «  Un país tras la lluvia ». Roa habría nombrado así a su país por primera vez en Las Jornadas de la democracia, en Madrid, en 1988, según su secretario y amigo Alejandro Maciel, informador insoslayable de aquel trabajo. Pero aquella antonomasia no es de él, le viene de Josefina Plá : «  isla rodeada de tierra », o de Juan Bautista Rivarola Matto, quien publicó en el 87 una novela histórica titulada : «  La Isla sin mar ». 

[10] El signo –y- que bien podríamos calificar de « súper monema », -¿ En efecto, no será acaso al mismo tiempo morfema, lexía y morfema*a ?-, provoca en lengua una serie de derivaciones que conviene contemplar, para comprobar que el sema del agua, que designa al país y su capital, está muy presente en numerosas lexías: ( Guasch, p 793, Jover Peralta, p 175, grafiado –î- ):“«  y : ‘agua, río, lago, laguna’ ; yvy : ‘tierra’*2 ; ye : ‘diarrea’ ;syry/ysyry : ‘corriente, inspiración’ ; yga :’ rezumar’, ygoa : ‘canoa’,  ygua : ‘bedida, recipiente de agua para las gallinas’ ; ypa : ‘lago, laguna’ ;sy : ‘madre, fuente’ ; ry :’ río’ ; ypa’ú : ‘isla’ » *a: Sólo los fonemas/e/ y/a/ cumplen con estas tres funciones, pero son mucho menos los casos, y de todas formas, en lengua es más bien excepcional, incluso si es aglutinante, tamaño rendimiento léxico de un fonema, por ello vemos en este super monema, un núcleo de significante y significado que reconcilia los dos ejes de la doble articulación del lenguaje, grata a Martinet, la comunicación como monema y la fonología como fonema. 

[11] Véase Eric Courthès 2005 op.cit. : 25, información sacada del etnólogo paraguayo de origen australiano León Cadogan, León Cadogan, extranjero, campesino y científico, memorias, Asunción, Fundación León Cadogan, CEADUC-CEPAG, 1998, en el excelente anexo titulado : «  Nueva Australia en el Paraguay : una búsqueda de Yvy Mara’ey, la Tierra sin Males ». De los 650 colonos australianos arribados a Nueva Australia en 1893 y 1895, sólo quedaban en 1897, 78 miembros. Uno de los instigadores de la migración, William Lane, fundador del primer periódico laborista en Australia, abandonó al grupo con 63 disidentes y fundó una nueva colonia en Cosme, departamento de Caazapá, un año después de su llegada, basado en un sistema colectivista y la busca de una Tierra de Promisión, como la Tierra sin mal de los guaraníes : «  from which all evil could be shut out… », pero su empresa no tuvo más éxito. Esta gente lo había perdido todo y tuvo las mayores dificultades, -salvo Lane que se volvió dierctor de uno de los más importantes diarios conservadores de la época-, en integrarse luego en Paraguay o regresar a su patria. 

[12] Miguel de Cervantes, El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, Madrid, Espasa-Calpe, Colección Austral, 1986, p. 538. También es interesante notar en cuanto a lo utópico, que aquella ínsula de Sancho es puro fruto de las fantasías de don Quijote y de una burla que le hicieron con el Duque… 

[13] La prensa actualmente denuncia el caso de la ciudad de Teniente Martínez, Presidente Hayes, en el Chaco occidental, aislada del mundo por las lluvias de enero a marzo, y sobre todo por el mal estado de un tramo de 350 kilómetros, de la ruta bioceánica XII, en que cobran además tres peajes las comisiones vecinales de ganaderos, sostenidos por la ley 1515/99. ¡Vaya corredor bioceánico y ejemplo de buena integración regional del Chaco!!! Ni hablar de la hospitalidad de los ganaderos de la zona, fíjese en “Teniente Martínez, aislada y abandonada”, A.B.C. Digital, Asunción, 05/04/2006.

[14] Carolina Orlando, Memorias de escritor: cuentos basados en relatos de Augusto Roa Bastos, “En la yema de tus dedos hasta la muerte” “Cuando hundo mis manos en el lodo, la piel se confunde con el río y mi cara es el río. Ese reflejo soy yo. Pero si parece que tengo miedo. Mi cuerpo es una isla que se mueve, que transporta el reflejo de una cara que podría ser su luna, o un Dios que la mira, o un gigante que espera salir del agua. Eso parece mi cara. Pero no soy una isla, ni mi cara podría ser Dios. Soy yo, buscándola.”, p. 36, “En la yema de tus dedos hasta la muerte”, pendiente de publicación en Asunción, Servilibro, 2006. 

[15]:   Un país detrás de la lluvia , título de una novela inconclusa de Roa, cuya base sería el mestizaje, empezada en Toulouse en los años 80, y que evoca en la entrevista que le dediqué en septiembre de 2000. Gracias a la cual pude armar un documental casi epónimo : Un país tras la lluvia *a, que transmite muy bien la insularidad, pero que nunca tuvo difusión, en un país muy chiquito, que gusta más de los mugidos de Miss France en un corral, y desprecia cada vez más al acto cultural y sus actores… 

*a : Un país tras la lluvia, Argentina/Francia, 2001, 26 mn., subtítulos en francés, tomas y montage Jorge Juan, entrevistas y traducciones Eric Courthès

[16] Augusto Roa Bastos, Yo el supremo, Madrid, Cátedra, Letras Hispánicas, 1987, (1974), p. 457, lo interesante también es que la escritura de Roa, por la poética de las variaciones y las numerosas puestas en abismo, también es una utopía real, véase “Lo transtextual en Roa Bastos”, Asunción, U.C.A., C.E.A.D.U.C., Biblioteca de Antropología Paraguaya, en prensa. “Pero lo más notable, es la declaración en la primera línea del Cuaderno privado : «  El Paraguay es una utopía real… », de los hermanos Robertson, que bien podría aplicarse a todo el Texto roabastiano. En efecto, también es una Utopía real, en sus perpetuas “puestas en abismo” provocadas por la proliferación de voces narrativas y Notas, y el conjunto muy intrincado con el Texto primigenio…Todas estas «  parábolas del texto ausente », como lo diría Alain Sicard, nos llevan hacia un Texto al mismo tiempo único, completamente hipertextual, y múltiple, saboreando su unicidad en la proliferación de instancias y notas… 

[17] Al final de la presentación de mi ensayo en la Universidad Católica, el 21 de julio de 2005, un joven asistente paraguayo lo resumió todo en una sola anécdota, contó que una de sus dos hermanas se casó con un menonita y otra con un japonés, y que durante toda la boda, las tres mesas “étnicas” de los invitados no se comunicaron entre sí, la mesa de los paraguayos de por medio… 

[18] Yves Breton, «  1984 : une dystopie de la communication », http://www.er.uqam.ca/nobel/mts123/yves.html

En este rico artículo, Yves Breton recuerda « el aspecto ideal y cerrado del “otro lugar” utópico”, el principio de comparación con el mundo “normal”, y también “el encierro geográfico de un universo-generalmente difícil de acceso- y la inmovilización de la historia”, características que terminaron creando suspicacias, que se encarnaron en las contra-utopías del XVIII, Cándido y del XIX , El mundo tal como será, y sobre todo las distopías del XX, como 1984 y El mejor de los mundos…¿ Cómo no pensar también en el Paraguay de los Jesuitas y de Francia? Traducción del autor. 

[19] Ibid., p.3 de 9.

[20] Véase en cuanto a la noción de aporía el excelente artículo de Jorge Carlos Guerrero, (2006) “Literatura e integración: Los conjurados del Quilombo del Gran Chaco*a”, (en la excelsa revista Palabras, de Alejandro Maciel), Asunción, Vol. N° 1, p. 151. *a: Augusto Roa Bastos, Alejandro Maciel, Omar Prego Gadea , Eric Nepomuceno, (2001). Los conjurados del quilombo del Gran Chaco, Buenos Aires, Alfaguara. 

[21] Augusto Roa Bastos, (1960). Hijo de hombre, “Destinados”, cap. VII, Madrid, Alfaguara, 1990, p.257, Viejo vicio, éste de la escritura. Círculo vicioso que se vuelve virtuoso cuando se cierra hacia fuera. Una manera de huir del no-lugar hacia el espacio estable de los signos; una manera de buscar el lugar que se llevó nuestro lugar a otro lugar. ¿Y no es éste acaso el verdadero sentido de lo utópico?...El hombre mismo es, pues, la utopía perfecta.” 

[22] En guaraní, Tamoraé significa ‘ojalá así sea’, “En sentido figurado: Isla o Tierra de la Promesa.”, Yo el Supremo, op.cit., p. 235, (Nota del Compilador en medio de la página dentro del Cuaderno Privado). Lo más relevante es que el Supremo confunde con el término Tamoé, sacado del título de un libro del Marqués de Sade, que también dice lo utópico, la aporía incluso, La isla de Tamoé: “Este noble degenerado preso en la bastilla, reflejó en su utopía de la imaginaria isla de Tamoraé la isla revolucionaria del Paraguay, ejemplar realidad que ustedes calumniaron (N. del C).” (Ustedes: Los hermanos Robertson, en sus Cartas desde el Paraguay.) 

[23] Los Orejones del Alto Paraguay, en el noreste del país, cultivaban entre dos brazos del Río Paraguay, una isla del Paraíso, según Dionisio González Torres (1997), op. cit.: 63.

[24] A nivel geopolítico no tanto, porque le devolvería a Bolivia, mediante el libre paso por el Chaco paraguayo, el acceso al Atlántico, gracias a Uruguay, nada más que cambiaría de océano, y esta nueva agrupación rompería los dogmas ultra-liberales del Mercosur y del A.L.C.A. Sería una tercera vía posible para América Latina, una aporía en caso de que se realice, que le daría una nueva apertura a nuestra ínsula, a costa de faraónicas inversiones en los corredores bioceánicos del Chaco… También sería una ucronía , o sea “ una propuesta de historia alternativa”, según el ya citado profesor canadiense, Yves Breton… 

[25] ABC Color Digital, « Si persisten las trabas, no tiene sentido seguir en Mercosur, según Duarte”, 13/04/2006, conviene aclarar acá que los controles de la Receita de Brasil se justifican, según los interesados, por la alta cantidad de mercancías de contrabando procediendo de Ciudad del Este y el aluvión de drogas que pasan por el Puente de la Amistad…. 

[26] Jean-François Reverzy, «  Le transfert insulaire et ses itinérances », C.H.M. de Mamoudzou, Mayotte, Centre de Santé Mentale, en « Les Mercredis de Mamoudzou », 10/12/03, Collège de M’Gombani, « Le transfert c’est l’amour disait Lacan. C’est cette relation d’amour qui nous lie à une personne ou un lieu ; ici l’île, là-bas et au hasard l’Inde.… », cita de Régis Airault, Faire une pause dans sa vie, Petite Bibliothèque Payot, París, 2004.

 

BIBLIOGRAFÍA
 
 
 
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Fuente: EL AUTOR

Registro: Setiembre 2010.



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