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VÍCTOR AYALA QUEIROLO

  LA GESTA DE MAYO - Alocución del Coronel DEM Don VÍCTOR AYALA QUEIROLO


LA GESTA DE MAYO - Alocución del Coronel DEM Don VÍCTOR AYALA QUEIROLO

LA GESTA DE MAYO

Alocución del Coronel DEM Don

VÍCTOR AYALA QUEIROLO ( )

 

La nacionalidad paraguaya, tiene su génesis, en las profundidades ignotas de la formación étnica de los guaraníes. Ellos ya se habían constituido en una nación firme, peculiar e indestructible, antes de la llegada de los españoles a la América.

Sobre este sólido cimiento, edificaron los conquistadores, el aparato de su dominio, pero, cayeron vencidos ante las necesidades económicas y fisiológicas y los arrullos de la mujer india, que en silencio y con tesón amamantó al mestizo, que más tarde constituiría el arquetipo que forjaría la verdadera nación paraguaya de la actualidad y rompería con certera visión las cadenas que los hacía gemir, bajo los flagelos de la injusticia social de que eran objetos, a pesar de las relaciones de alianza existentes.

El orgulloso caudillo de la conquista DOMINGO DE IRALA dio el ejemplo y los demás no hicieron otra cosa que imitarlo.

La estructura social criolla progresó, aunque relegados ellos a una situación de inferioridad, que acrecentaban sus complejos, amores y rencores sedimentaron el deseo de libertad, en las insondables profundidades del alma nacional, como efecto lógico de cuatro siglos de duro dominio. Intentos de rebelión, apagados con ríos de sangres, aletargaron sus sentimientos libertarios, pero no los mataron. Aceptó el criollo el yugo impuesto como un mal necesario, pero en el fondo recóndito de su alma seguía ardiente la viva llama de la anhelada libertad.

Los criollos y mestizos lucharon codo a codo; unidos por los lazos de la injusticia y de la impiedad, hallaron como válvula de escape la expansión territorial. Es así como la semilla de la civilización impuéstaseles, trasplantó en las lejanas riberas atlánticas, en las rumorosas pendientes andinas, en la inmensidad pampeana y en la fértil llanura del Plata, sembrando ciudades al duro costo de sus vidas y haciendas.

La obra y la voz del criollo y del mestizo, su resistencia y sublime abnegación a su mísera suerte, su inteligencia esclarecida y su ambición surgente, hicieron que los lazos que los unían se acrisolaran en el martirio que un régimen despótico y cruel, les imponía anulando sus valores y relegando sus ambiciones políticas al Cabildo, único reducto hasta donde podían escalar y allí bullía hasta el desborde, su ancestral pasión por la tierra que los vio nacer.
Sembradas las ciudades, satisfechas sus ansias expansionistas, se dedicaron con ahínco al trabajo productor.

Las observantes y absolutas leyes de la CASA de CONTRATACIÓN de Sevilla y Cádiz, trabaron sistemáticamente el fruto de tantos esfuerzos, matando también las justas ansias de progreso, con semejante espina en el corazón, el mestizo y el criollo rumiaban en silencio su impotencia.

Dividida la Provincia Gigante de Indias y relegada la del Paraguay a una situación mediterránea. Abandonada a su suerte por la Corona de España. En guerra permanente contra el guaicurú bravío agravaba la situación, por el cada día más osadas incursiones de los bandeirantes portugueses, aprendimos a vivir con el arma en brazos para no sucumbir, circunstancias estas que consolidaron el sentimiento de Patria, que ya palpitaba en el ambiente colonial.

Los asuncenos y todos los provincianos del Paraguay, escucharon emocionados las ideas geniales, de aquel ilustre panameño, José de Antequera y Castro quien enviado por la Audiencia de Charcas, con el título de Juez Pesquisidor, para ventilar los hechos arbitrarios del Gobernador Diego de los Reyes Balmaceda, se hizo presente en Asunción el 23 de Julio de 1721, y como resultado de sus pesquisas "encontró razonable" y justo el clamor popular y tuvo la virtud de encausar este clamor en la fórmula luminosa "de la superioridad del común por encima de cualquier otra autoridad, incluso la del misma Rey". Este ideal comunero, no engendrado, pero sí aceptado por Antequera, hizo que los sedimentos de libertad que dormían latentes en las reconditeces del alma nacional, emergiesen a la superficie y durante 18 años anduviera la brava Provincia, ensayando a tientas, regímenes revolucionarios, en uso de sus derechos autoproclamados de gobernarse a sí mismo, derechos aletargados desde 1544 y palpitantes de actualidad en 1717.

La sangre que corrió a raudales, en aquel entonces fertilizó la tierra, pero no consiguió matar la idea, ella sobrevivió, a pesar de tantos horrores. El ensayo revolucionario no dio el fruto esperado, por falta de cauce orientador. La fuerza bruta y el odio de los dominadores, mataron a los hombres pero la idea supervivió, sedimentando otro largo siglo antes de madurar.

Europa, en 1808 temblaba ante las águilas napoleónicas y en América se escuchaba la voz de la libertad en toda su inmensa extensión.

En el Río de la Plata, se enciende la chispa revolucionaria y un golpe afortunado derriba a las autoridades Virreinales, pero la Junta Gubernativa del Río de la Plata, imperialista también anhelaba mantener a todas las gobernaciones de Intendencias bajo su influencia, algunas de las cuales, como la del Paraguay, se negaban a la obediencia.

La Gobernación de Intendencia del Paraguay, en los días inciertos de la ebullición emancipadora americana, enfrentaba dos arduos problemas a resolver, la cadena dura pero corroída que la unía con la España milenaria y la dura y acerada que la unía, cual cordón umbilical con el Virreinato del Río de la Plata. Con valor y resolución las va enfrentar en su hora.

Los Embajadores se suceden con pasmosa celeridad; la misión diplomática de José Espínola y Peña, hizo entrever al pueblo ya paraguayo, por derecho de su evolución histórica, el peligro que implicaba las ambiciones de la Junta de Buenos Aires y así el Cabildo Abierto del 24 de Julio de 1810, reunido en Asunción, toma decisiones transcendentales, pudiendo afirmarse que en esa magna Asamblea, se decidió romper la dura y pesada cadena que nos unía con el Virreinato, ratificando poco después esta decisión en los campos de Paraguarí y Tacuary, en donde el pueblo, emergió arrollador y soberano y comenzó de nuevo a cantar el himno a la libertad, por centurias perdida.

Los laureles de la gloria, imponen obligaciones y sacrificios. Las testas laureadas de FULGENCIO YEGROS y CABAÑAS, ocupan la atención del pueblo, e impulsados por éste deciden sacudir la corroída cadena que nos unía con la Madre Patria. Los planes se trazaron con celeridad, pues en el horizonte nororiental del Imperio Lusitano, las ambiciones de la princesa Joaquina Carlota se exalta por momento, pues se creía con derecho de heredera, a influir en los asuntos del Río de la Plata.

Las defecciones de los comprometidos no fueron pocas. Para gloria eterna de este pueblo, un joven de rancia estirpe guerrera y de ilustre prosapia, entreveía que su hora de grandeza había llegado y sin titubeos ni claudicaciones asume sobre su joven existencia la sublime responsabilidad de la Hora: LA ACCIÓN.

Este mancebo, con sus escasos 25 años de vida, obediente a las consejas de sus parientes y amigo Fray Fernando Caballero y por la necesidad del momento se transforma en el brazo armado de la libertad, y en la voluntad férrea de la acción. Salir del histórico Callejón donde realizaban sus reuniones, recibir los cuarteles de la Plaza Real de manos de los Ttes. Juan Evangelista Acosta y Juan Manuel Iturbe y lanzar al viento su voz apocalíptica en la noche del 14 de Mayo de 1811 fue todo uno, dando así nacimiento al Estado Paraguayo, el que desde entonces hasta hoy y por el siglo de los siglos, ocupa y ocupará un lugar en el concierto de las Naciones Soberanas del Mundo.

Este joven Capitán, que así pasó del anonimato los laureles hacia la eternidad, tiene un nombre glorioso: PEDRO JUAN CABALLERO.

La injusticia de los hombres y la decidía de los historiadores, no han extirpado del todo el lodo que la montaña de calumnia abruma con su peso la ilustre trayectoria del verdadero prócer de nuestra Soberanía Nacional. Es un deber de justicia que aún no ha llegado, pero sin lugar a duda llegará.

Por circunstancias del servicio, el verdadero Jefe de la Idea de la libertad, el TCnel. FULGENCIO YEGROS, se hallaba ausente, pero firme en sus propósitos llega a la cita de honor el 22 de Mayo, siendo recibido apoteósicamente por el pueblo delirante de entusiasmo, confirmando así su título de JEFE INDISCUTIDO DEL MOVIMIENTO EMANCIPADOR.

Nacido el Estado paraguayo, al calor de la idea de FULGENCIO YEGROS y de la acción de Pedro Juan Caballero y de otros no menos ilustres compañeros que le secundaban, se organiza el gobierno, apareciendo en escena un hombre, uno de los más capaces de su época, el Dr. JOSÉ GASPAR RODRÍGUEZ DE FRANCIA, quien, con firmeza y tenacidad defendió y afianzó la soberanía política y la integridad territorial de la República Independiente proclamada, el 12 de Octubre de 1813.

La gesta emancipadora de Mayo nos puso en la encrucijada de entregarnos una Patria; Patria que la recibimos alborozados y a la que debemos servirla con ciega fe y renovada pasión.

Los Próceres que la gestaron y los que la preservaron, nos legaron un sagrado deber, el deber de proyectar su vida y su destino hacia un futuro de grandeza cada día ascendente, hasta ubicarla al mismo nivel de los pueblos cultos laboriosos y respetados del mundo, para ello, la hora es propicia, el porvenir alentador trabajemos pues con más ahínco que nunca, por la prosperidad de nuestro querido Paraguay, desde el lugar que nos quepa actuar.

Todos unidos, como la gesta de Mayo, nos conducirá a la grandeza nacional que nuestros corazones anhelan. 

 

Fuente:

Alocución del entonces Cnel. DEM Don VÍCTOR AYALA QUEIROLO (1917-2003), Jefe de la Sección Historia de la Dirección de Publicaciones de las FF.AA. de la Nación. Homenaje en el Centésimo cuadragésimo octavo aniversario de la Emancipación Política Nacional a los Próceres que la gestaron y la preservaron.

El entonces Cnel. DEM Don VÍCTOR AYALA QUEIROLO fue un distinguido e ilustre militar, estudioso de la Historia, fue Miembro de Nº de la Academia Paraguaya de la Historia y Miembro de Nº de la Academia de Historia Militar del Paraguay.

Asunción, mayo de 1959

Fuente digital: generalyegros.com (Registro: Agosto 2011,

espacio no activo a Setiembre del 2014)

 

 

 

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 GESTA DE MAYO DE 1811

Documental histórico de GUIDO RODRÍGUEZ ALCALÁ

Producción y voz : BRUNO MASSI

 

COMISIÓN NACIONAL DE CONMEMORACIÓN DEL

BICENTENARIO DE LA INDEPENDENCIA

DE LA INDEPENDENCIA

DE LA REPÚBLICA DEL PARAGUAY

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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