Muestra habilitada hasta el viernes 04 de Mayo de 2018
EL LIENZO COMO BANDERA
Los medios como los fines del arte son infinitos. Hasta ha perdido su razón de ser en este siglo cada vez mas incierto. El Arte aguanta todo y es tan democrático que cualquier baldazo de agua fría puede llegar a serlo. Sin embargo, los utensilios tradicionales -como la pintura- siguen aportando riquezas y posibilidades inagotables para decir algo. Esta muestra de Fidel es un ejemplo: sirve para mostrar rebeldías y lados menos amables de las cosas, en este caso del ser humano. Hacernos ver- ¡como si ya no lo viéramos! - un paisaje habitual y cotidiano en donde hace tiempo nos paseamos sin entusiasmo, indiferencia y desesperanza.
Ver la condición humana en un basural a través del arte seguro nos interpela y aumenta nuestra rabia e impotencia. Los principales protagonistas- responsables de esta cateura nacional-, seguro estarán ausentes en esta muestra: viven en una realidad privilegiada gracias a la mayoría ignorante de votantes arreados que le sentaron en tronos tallados a su medida.
Los lienzos de Fidel son sudarios difíciles de sostener para la vista culpable. Revelan la miseria, el vicio y la vergüenza que a veces sentimos de pertenecer a este género humano. Con rabia visual interpela nuestra cobardía permisiva para que unos pocos continúen actuando en esta comedia a la vez cruel y absurda. Nuestras debilidades, nuestra ridiculez y el humor amargo de este teatro político aparecen en cada tela. Con Fidel lejos estamos del arte inútil: la pintura sigue vigente para decir verdades a través de pedazos de lienzo, colores y dibujos.
La vanidad del artista está ausente, lo llena los cientos de personajes que pueblan sus telas; su compromiso es usar el pincel como cuchillo para abrir realidades y hacer ablaciones. Un artista como él sabe qué hacer con el “rico material visual” acumulado en la retina. Uno imagina sus noches de insomnio y de rabia, momentos morbosos y de crueldad placentera pintando situaciones mediante comics irreverentes. Su pintura es lenguaje acido y feroz: historietas de seres deformados por libertades y democracias generosas, pinceladas sobre religiones y leyes muertas; todos se apretujan entre si para mostrar su desparpajo, su cinismo y desvergüenza: ebrios y decadentes la risa de la paria privilegiada e indiferente chilla en nuestros oídos...un desfile grotesco, continuo e implacable de injusticias.
El Poder ama el arte bello. Sus paredes deben ser llenadas con paisajes sin compromisos ni conflictos; estar rodeado de conciencias culpables no es bueno para su salud mental ni para sus queridos cercanos. Su existencia precisa de calma y de estética hermosa. El arte debe ser obediente y el artista cumplir la imagen de su imaginario: incomprensible,solitario, atormentado, pobre, etc,etc., Que aparezca en escena alguien como Fidel rompe su esquema cómodo y mueve el caballete de su conciencia y de paso, de nuestra conciencia. Con él, las formas y los colores primarios liberales y colorados unidos vomitan las mismas realidades, realidades que al igual que su pintura las tendremos – según las encuestas- aún por largo tiempo.
Finalmente, estas visiones no queridas, las tenemos bien merecidas.