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CARLOS PASTORE (+)

  EMIGRACIÓN Y REPATRIACIÓN PARAGUAYAS, 1983 - Por CARLOS PASTORE


EMIGRACIÓN Y REPATRIACIÓN PARAGUAYAS, 1983 - Por CARLOS PASTORE

EMIGRACIÓN Y REPATRIACIÓN PARAGUAYAS.

INVESTIGACIÓN Y TRABAJO DE CAMPO HECHO EN 1942.

Por CARLOS PASTORE

Separata de HISTORIA PARAGUAYA

Anuario de la Academia Paraguaya de la Historia

Vol. XX – Asunción 1983 (45 a 74 páginas)

 

Enlace al espacio en el Portal de la

ACADEMIA PARAGUAYA DE LA HISTORIA

 

 

INTRODUCCIÓN

El trabajo que presentamos en este acto de la Academia Paraguaya de la Historia se refiere, en su primera parte, al desarrollo de la emigración paraguaya desde el tiempo de la llegada a nuestro territorio de los europeos hasta el año 1942, fecha en que fue redactado en la ciudad argentina de Clorinda; y en su segunda parte, se refiere a los planes de repatriación de los compatriotas que deseaban retornar a la tierra natal o que fueron obligados a hacerlo en los años 1938 a 1940.

Se trata -debe aclararse- de un trabajo de aproximación al tema en lo que se refiere a la emigración, escrito hace cuarenta años, sobre la base de investigaciones realizadas en la Biblioteca Nacional de Buenos Aires en su sala Paul Groussac; de trabajos de campo realizados en la zona del Río Pilcomayo en territorio argentino; y de testimonios de pobladores, viajeros y exploradores de los territorios de Matto Grosso, Misiones argentinas, Chaco argentino y Formosa, entre estos últimos, el valioso testimonio del Mariscal Estigarribia, quien visitó, a lomo de mula y caballo, a los compatriotas radicados en Matto Grosso en la zona limítrofe con el Paraguay, en el tiempo en que era Oficial del Ejército Nacional en la Guarnición de Concepción (1).

Cuando llegamos a Clorinda el 1° de diciembre de 1940, esta población había iniciado su urbanización con la venta de lotes para habitación. Dos años después, con el aporte de la emigración paraguaya, el empuje del desarrollo de la industria argentina favorecida por los efectos de la guerra mundial, y la vecindad del mercado de la capital de nuestro país, Clorinda presentaba la imagen de una ciudad sin las características espirituales típicas de una población fronteriza, como lo es por su ubicación, pero con el destino cierto de integrar algún día la Ciudad de Asunción, aunque bajo soberanías distintas, en el tiempo en que los aciertos de los gobernantes den paso a los dictados de la geografía (2).

En esos años, el emigrante paraguayo pierde su carácter de "perforador del desierto", que distinguía hasta entonces a la gran mayoría de ellos, especialmente por las fuentes de trabajo que ofrecía al extranjero las poblaciones industriales de la Argentina y del Brasil. En aquellos años de la década de 1940, la juventud femenina paraguaya se incorpora a las columnas de los emigrantes varones que parten de nuestro país y se dirigen a las grandes ciudades del Río de la Plata y sur del Brasil, atraídas inicialmente por el salario y las condiciones de trabajo ofrecidos a las empleadas del hogar, conquistando en poco tiempo un lugar de preferencia entre las trabajadoras provenientes de otras naciones. (3).

Nuestras investigaciones sobre la emigración de los compatriotas llegan hasta los primeros meses de 1942, como queda dicho. Posteriormente, otros investigadores paraguayos abordaron el tema. El historiador Juan Francisco Pérez

Acosta en su “Migraciones Históricas del Paraguay a la Argentina”, publicado en el año 1952, se refiere a la participación paraguaya en la fundación, defensa y desarrollo de ciudades argentinas. Andrés Flores, médico residente en Montevideo, publicó en 1972 un volumen titulado “La fuga de intelectuales- Emigración paraguaya”, en el que analiza la pérdida padecida por nuestro país con el éxodo de intelectuales. Y Julia Velilla de Arréllaga (Miembro de Número de esta Academia), en su trabajo inédito de Tesis: “Agustín Fernando de Pinedo- El destino internacional del Paraguay”, se ocupa de la situación del Paraguay en el tiempo de la presentación del Informe del Gobernador de Pinedo en 1777 y de los efectos de la emigración de su población en el progreso de la nación.

La exhumación de este trabajo desde la elevada tribuna de la Academia Paraguaya de la Historia responde al propósito de contribuir al conocimiento, en su desarrollo histórico, de problemas que, como el de la población, afecta al futuro de este país; y de promover el estudio de la historia, viva, de la historia que no se limita al estudio lineal de hechos, fechas y nombres propios, omitiendo el análisis de las circunstancias internas e internacionales en que se produjeron y desarrollaron.

 

(1)     A mediados del año 1933 en su P.C. de Isla Poí nos decía Estigarribia que cuando tenía el grado de Teniente recorrió a lomo de mula y caballo, de incógnito, la parte del territorio brasileño de Matto Grosso que antes de 1870 perteneció al Paraguay, visitando casa por casa los hogares de los paraguayos que entonces vivían en ese territorio y que constituían la mayoría de sus habitantes. Me informé del estado económico y social de estos compatriotas y en todos ellos encontré vivo el sentimiento de adhesión patriótica a nuestro país, agregó. Con el mismo propósito de conocer la situación social de los paraguayos visitó los yerbales del Este y Noreste del territorio nacional. En los yerbales, afirmó, han muerto más paraguayos que en todas las revoluciones civiles juntas. Los caminos que van a los yerbales están jalonados de cruces que indican el lugar en que fueron muertos los trabajadores en manos de los agentes de los yerbateros, decía.

(2)     Dio carácter a Clorinda y a las poblaciones del litoral argentino del río Pilcomayo el nivel social e intelectual de los dirigentes de la emigración paraguaya que con la esperanza de pronto retorno a la patria se estableció con ánimo de permanencia temporal en la zona y que por circunstancias posteriores se afincaron en ella en forma definitiva. Citaremos pocos nombres, entre incontables de ellos, para dar una idea de la importancia del hecho, con el propósito de promover la curiosidad de los investigadores de los problemas nacionales entre ellos: Balteiro, Odone, Palean, Aponte, González, Cataneo, que dieron jerarquía cultural a este territorio.

En los días siguientes al que fue presentado este trabajo el ilustrado Académico de Número R. Antonio Ramos nos hizo la crónica de la dura vida de “perforador del desierto” en la zona del río Pilcomayo, que siendo todavía un niño le correspondió practicar. Padre, madre, hermanas y hermanos menores entre, los cuales él era el de mayor edad y empleados, formaron la caravana familiar que, huía de la barbarie desatada por Albino Jara, que pobló por primera vez la lejana región del litoral del río Pilcomayo donde posteriormente se organizó la población de “Apayeréi”. Participaron de la expedición otras caravanas de amigos y parientes, entre éstos últimos la familia del héroe de la Guerra del Chaco Coronel Alfredo Ramos. Las actividades de numerosas familias provenientes del territorio paraguayo instaladas en la zona argentina del litoral del río Pilcomayo, ofrecen abundante material histórico para el estudio de la expansión civilizadora de Asunción en el siglo XX.

(3)     La emigración femenina de empleadas del hogar fue promovida al mismo tiempo por la demanda de mano de obra y la calidad humana de las paraguayas, por el desequilibrio entre la población de inmigrantes femeninos y masculinos con desventaja para los varones, observado especialmente en las ciudades, que creaba conflictos en la formación de las parejas tanto en los centros de recepciones de inmigrantes como en las poblaciones de origen. En el mercado de contratación de empleadas del hogar, las paraguayas ocuparon el lugar de las gallegas en la preferencia de la demanda de brazos. La concentración de inmigrantes paraguayos en las ciudades argentinas y brasileñas respondió tanto a los factores de repulsión originados en el Paraguay (falta de seguridad jurídica y estancamiento económico), como a los factores de atracción de los centros de demandas de brazos, del exterior.

 

 

 

EMIGRACIÓN DE PARAGUAYOS

 

La emigración de paraguayos ha constituido en todo tiempo motivo de preocupación de gobernantes y funcionarios públicos, desde los días iniciales de la colonización española. Gobernadores y funcionarios reales de la época colonial se referían invariablemente en sus informes a la corona de España al problema de la conservación de la población nativa y de las medidas adoptadas y previstas para evitar su dispersión y promover su permanencia en un territorio sin metales preciosos, en el que había adquirido la categoría de un axioma el pensamiento de Cristóbal Colón expresado en carta a la Reina Católica de que los indios “son la primera riqueza de las Indias”. En toda esta época el factor determinante de las luchas internas por el poder en el Paraguay fue el contralor de la masa de brazos nativos (4).

La política de aislamiento vigente en la época de la independencia tiene su causa profunda en la defensa de su población del riesgo de la emigración a las provincias vecinas, amparada por la proclamación de la ciudadanía americana y por las ideas y prácticas de libertad que reinaban en el continente, repitiéndose los hechos producidos con la sanción de las Ordenanzas de Alfaro de 1611 que dieron libertad a los nativos, encomendados, controlados inicialmente por las normas sancionadas por Domingo Martínez de Irala en 1556 y por el Gobernador Ramírez de Velazco en 1597, vigentes hasta entonces, y que prohibían a los nativos mudarse de sus poblaciones y salir de la provincia sin permiso del Gobernador (5).

En la época constitucional, José Segundo Decoud, Genaro Romero y Eligio Ayala, sucesivamente, investigan las causas del fenómeno de la emigración (6).

 

José Segundo Decoud, en su folleto titulado “Cuestiones Políticas y Económicas” publicado en 1877, afirma que “Hay millares de familias paraguayas que han emigrado a la provincia de Corrientes a consecuencia de las frecuentes expoliaciones cometidas en la campaña”; y agrega: “Otros tantos brazos útiles cuya pérdida difícilmente podrá ser reparada en muchos años”. “Todos -continúa- reconocen y deploran ese malestar; pero es preciso confesar con ingenua sinceridad, que nada se hace para mejorarlo, a pesar de ser la campaña la que contribuye casi en su totalidad a la producción de las riquezas y a la formación de las Rentas Públicas”. Decoud afirma finalmente que “nada ha ocasionado tantos males al Paraguay como la falta de seguridad y garantías”, que son a su juicio, las causas determinantes de la emigración de los compatriotas al exterior.

Genaro Romero, en un volumen titulado “REPATRIACION”, que contiene una colección de artículos publicados por este periodista excepcional en el diario “El Liberal” de Asunción, afirma que la falta de tierras para habitación y cultivos, las autoridades policiales y judiciales del interior del país que no ajustan sus actos a las normas de la ley y de la moral cristiana, y el temor al reclutamiento compulsivo por unidades militares para la formación de los sucesivos gobiernos del período caótico de 1910 a 1912, constituían las causas del éxodo de la población campesina a los territorios de los países limítrofes; y que un programa de repatriación de los paraguayos que emigraron por estas causas debe comprender el reparto gratuito de tierras para cultivo y habitación para promover efectivamente el retorno al país de los mismos. Romero plantea la tesis de promover la repatriación de los paraguayos antes que la inmigración extranjera. El campesino, afirmaba, necesita las tierras de labor que fueron enajenadas por las leyes de 1883 y 1885, y agregaba que los emigrados buscan en el extranjero justicia, defensa de los derechos humanos y progreso económico que le son negados en su patria. No es el espíritu de aventura el que los impulsa a abandonar sus hogares, sino la necesidad de desarrollar sus actividades en un medio social regido por la justicia y la libertad.

Eligio Ayala, en tres oportunidades sucesivas en un plazo de diez años, analizó el tema de las migraciones en el Paraguay. En un primer trabajo, un ensayo preparado en Berna en 1915 titulado “Migraciones”. Cinco años después, por segunda vez se ocupa del tema en la Memoria del Ministerio de Hacienda al Congreso Nacional, correspondiente al ejercicio de 1921, como titular del citado Ministerio. Y finalmente en el Mensaje del año 1926 al Congreso Nacional en carácter de Presidente de la República.

 

(4)     El enfrentamiento de conquistadores y colonizadores europeos en el Paraguay por el dominio del brazo nativo se inicia con el reparto de Encomiendas en el año 1555 ordenado por Irala, que decidió el inmediato poblamiento de la zona del Guairá por los conquistadores que no obtuvieron encomiendas en la zona de Asunción. A la misma causa de la lucha por el dominio del brazo nativo, respondieron las incursiones de los “mamelucos paulistas” (bandeirantes), y los permanentes conflictos entre paraguayos y jesuitas que provocaron la Revolución de los Comuneros y justificaron la expulsión de los jesuitas del continente americano. Estos acontecimientos tienen el carácter común observado en todo el continente en el período histórico del dominio español en América. La expansión europea en el Río de la Plata fue impulsada por el mismo espíritu y tuvo idéntico carácter que la realizada en el Caribe, el Pacífico y el Amazonas. El empecinamiento en mantener la vigencia de la “historia rosa” de la conquista y la colonización, frente a la enseñanza esclarecedora de las ciencias históricas, es una traba al conoce miento de la historia verdadera del Paraguay y de los términos reales de sus problemas presentes.

SAMUEL ELIOT MORISON. “Política Colonial de Colón. Primera en América”. Boletín de la Unión Panamericana. Octubre, 1942

SAMUEL ELIOT MORISON. “El Almirante de la Mar Océano. Vida de Cristóbal Colón”.

RUI DIAZ DE GUZMAN. “La Argentina”. Colección Estrada. Buenos Aires, 1943.

R. DE LA FUENTE MACHAIN. “El Gobernador Domingo Martínez de Iral”. Buenos Aires. 1939.

ROBERTO LEVILIER. “Correspondencia de los Oficiales Reales de Hacienda con los Reyes de España”. Madrid, 1915.

ANTONIO RUIZ DE MONTOYA. “Conquista Espiritual”. Bilbao, 192.

(5) ENRIQUE DE GANDIA. “Francisco de Alfaro y la Condición Social de los Indios”. Buenos Aires, 1939.

R. DE LAFUENTE MACHAIN. “El Gobernador Domingo Martínez de Irala”. Ob. cit.

JUAN CARLOS GARCIA SANTILLAN. “Legislación sobre indios en el Río de la Plata en el Siglo XVI”. Madrid, 1929.

(6)     JOSE SEGUNDO DECOUD. “Cuestiones Políticas y Económicas”. Asunción, Imp. de La Reforma, 1877. 26 Págs.

GENARO ROMERO. “Repatriación”. Talleres Gráficos del Estado. Asunción, 1913. Artículos publicados en El Liberal de Asunción. 35 Págs.

ELIGIO AYALA. “Migraciones”. Ensayo escrito en Berna en 1913. Santiago de Chile, 1941. 74 Págs.

“Memoria del Ministerio de Hacienda correspondiente al año fiscal de 192V”. Imprenta Nacional, 1922, 234 Págs.

“Mensaje del Presidente de la República del Paraguay al Honorable Consejo Nacional”. Abril, 1926. Imprenta Nacional, 1926.

 

 

  “MIGRACIONES” 1915.  

En este ensayo, Ayala estudia las causas posibles de las migraciones de los paraguayos a los países limítrofes y de las migraciones internas, en el orden siguiente: el latifundio, la mala moneda, las revoluciones armadas, las prácticas violentas en la confrontación de las posiciones políticas, y finaliza su trabajo con esta afirmación: “Entre las causas examinadas de las migraciones, las económicas son las más inmediatas y amplias. Y estas causas económicas reciben a la vez el impulso inicial de la constitución agraria. La distribución agraria es el resorte más potente y actual de las migraciones paraguayas. La grave cuestión social de las migraciones se reduce en última instancia a la cuestión agraria”.

 

 

MEMORIA DEL MINISTERIO DE HACIENDA CORRESPONDIENTE AL AÑO FISCAL DE 1921

La población del Paraguay diezmada en la guerra de la Triple Alianza contaba en 1921 apenas con 700.000 almas.

El crecimiento vegetativo de esta población era neutralizada, según Ayala por las emigraciones causadas por las persecuciones políticas, las revoluciones, el servicio militar forzoso de reciente aplicación sancionado en 1916 y los incentivos económicos que ofrecen los países limítrofes. La defectuosa distribución de la tierra también contribuyó al éxodo de los campesinos sin tierras y sin hogar estable.

La ganadería extensiva y el alambrado provocaron el abandono de los campesinos de sus posesiones. Así termina Eligio Ayala: “La porción más vigorosa y fuerte de nuestra población, los brazos más robustos, la mejor esperanza de nuestra expansión agrícola abandonó el suelo Paraguayo”. El primer trabajo sobre emigración de Eligio Ayala fue un ensayo preparado en una biblioteca europea. La Memoria del Ministerio de Hacienda, en cambio, fue escrita con informaciones recogidas en forma directa y personal en el teatro en que se desarrollaron los hechos.

 

 

MENSAJE AL CONGRESO, DE ABRIL DE 1926

En el Mensaje al Congreso Nacional, de abril de 1926, Eligio Ayala se refiere a la despoblación de los territorios fronterizos frente a los de los países limítrofes poblados por inmigrantes paraguayos que denunciaban las dificultades para promover la inmigración espontánea y la inaplicabilidad de planes de inmigración oficial. El país que no puede neutralizar las causas de la emigración de sus hijos desahuciados por la violencia oficial- dice Ayala- tampoco podrá obtener inmigrantes extranjeros o retener a los que ya se encuentren radicados en su territorio.

La despoblación de los territorios fronterizos y la existencia de masas de trabajadores paraguayos en los territorios de los países limítrofes, Argentina y Brasil, estaban a la vista. Las causas de este fenómeno tenían relación según unos, en la mala moneda, y según otros en las defectuosas tarifas aduaneras que regulan el comercio fronterizo. Ayala no comparte estas ideas y afirma que “en general, la causa de la despoblación de la frontera no es económica, no es exclusivamente económica, por lo menos”. “Al contrario se despueblan -afirma- porque hay factores que tuercen el libre juego de las Leyes Económicas elementales”. Y Agrega: “Seamos francos y justos con nosotros mismos y digamos la verdad desnuda y varonilmente. La verdadera causa de este fenómeno ha sido política. Ha sido aquella relajación y perversión de la actividad política, aquella aplicación de la violencia como método de las decisiones democráticas”.

“Han sido las sediciones, la inseguridad consecuente, la injusticia y el temor al imperio brutal de la fuerza, a las persecuciones de las personas y al despojo de los bienes. Han ido al extranjero -dice finalmente- porque esperan encontrar en él mayor seguridad, mayor estabilidad y mayor bienestar”.

“Aquí está el morbo, éste ha sido el diente venenoso que fue preciso extirpar para restaurar las fuerzas de la producción económica en nuestro país” -finaliza-.

Eligio Ayala y José Segundo Decoud coinciden en la apreciación de las causas de la emigración paraguaya en tiempos separados por medio siglo. Los términos del problema no habían variado en cincuenta años, y era idéntico el método empleado en ambos casos en el análisis de los hechos sociales.

 

 

EMIGRACIÓN EN EL PERÍODO COLONIAL

La primera emigración conocida de guaraníes del Paraguay se realiza en el año 1526, once años antes de la fundación de la Ciudad de Asunción. En aquella fecha, Alejo García con tres compañeros, procedentes del Brasil rumbeando el país del oro, organizaron en la zona del Cerro Lambaré una expedición de 2.000 guaraníes aproximadamente que llegó hasta los territorios del Imperio de los Incas penetrando profundamente en sus dominios. Los integrantes de esta expedición trajeron al Paraguay el oro y la plata que más tarde los guaraníes entregaron a Sebastián Gaboto y que fuera la atracción del descubrimiento europeo en esta parte de América. Poco tiempo después de muerto Alejo García, los guaraníes del Paraguay repitieron la expedición anterior de conquista al Alto Perú y establecieron sus dominios en la zona de la actual cordillera de los Chiriguanos, dominando o expulsando a las tribus que la habitaban. No conocemos el número de guaraníes que integró esta segunda expedición; sólo se sabe que cruzaron el Chaco de este a oeste en tres columnas y que en los territorios conquistados llegaron a multiplicarse hasta alcanzar a 100.000 almas. Los guaraníes establecidos en las cordilleras de los Chiriguanos son los antepasados de los guaraníes encontrados por el Ejército Paraguayo del Chaco en la zona de los contrafuertes andinos y en las riberas del Río Parapití en 1935, cuatro siglos después de aquella emigración (7).

Los europeos provocaron otras emigraciones sucesivas de guaraníes del Paraguay con las persecuciones a los nativos, las expediciones de descubrimientos y conquistas y las fundaciones de pueblos y ciudades. Es sabido, pero no es ocioso repetirlo, que Ciudad Real, Buenos Aires, Corrientes, Santa Fe, Bermejo, Santa Cruz de la Sierra fueron fundadas con españoles, criollos, mestizos y guaraníes del Paraguay; y que el descubrimiento y la organización del territorio de Santa Cruz de la Sierra causó la más importante emigración paraguaya del tiempo histórico de la conquista (8).

 

Durante todo el período del dominio hispano en el Paraguay las emigraciones obedecieron a exigencias del descubrimiento y de la colonización del Río de la Plata, y de la defensa del Imperio Colonial Español del ataque del Imperio Portugués. !Sus habitantes en toda esa época abandonaron sus tierras y sus hogares para descubrir nuevos territorios, consolidar los dominios españoles y fundar ciudades. Esas emigraciones no respondieron al propósito de asegurarse una existencia tranquila y feliz. Aliados de los españoles, los guaraníes acompañaron a éstos en sus expediciones al servicio del rey. No buscaban tierras fértiles, abundancia de animales silvestres, ni eran empujados por las exigencias de la vida en el Paraguay. El motor, el alma y la causa de estas emigraciones era el aliado español dominado por la atracción del oro y de la gloria.

El empadronamiento de guaraníes ordenado por el Gobernador Domingo Martínez de Irala en 1555, dentro de una superficie territorial de 50 leguas al norte, este y sur de la ciudad de Asunción, registró 100.000 almas, 27.000 de las cuales fueron agrupadas en 320 encomiendas. En nota de 1578, dirigida a sus superiores, el Gobernador Juan de Garay informaba que habían desaparecido las tres partes de la población nativa dominada por los españoles en la zona de Asunción. Tal fue el precio del descubrimiento y conquista de un cuarto de siglo cobrado al núcleo principal de la población del Paraguay (9).

Las emigraciones de la época colonial constituyeron una de las causas del estancamiento de la población paraguaya. El censo ordenado por el Gobernador de la Provincia, Lázaro  de Rivera y Espinoza de los Monteros en el año 1796, quince años antes de la Revolución de la Independencia, registró 97.480 habitantes, agrupados en 53 parroquias de blancos y mestizos, 14 reducciones de indios y tres pueblos de mulatos libres (10).

Dos siglos y medio después del censo ordenado por Irala, la población del Paraguay había disminuido.

 

(7)     RUI DIAZ DE GUZMAN. ob. cit

(8)     ENRIQUE DE GANDIA. “Historia de Santa Cruz de la Sierra”. “Una nueva República en Sud América”. Buenos Aires, 1935.

RUI DIAZ DE GUZMAN. ob. cit.

JULIAN Ma. RUBIO. “Exploración y Conquista del Río de la Plata. Siglos XVI y XVII. Buenos Aires, 1942.

(9)     RUI DIAZ DE GUZMAN. ob. cit..

JULIAN Ma. RUBIO. ob. cit..

 

 

 LA EMIGRACIÓN EN EL PERÍODO DE LA INDEPENDENCIA 

En el período transcurrido entre la Revolución de la Independencia y la Guerra de la Triple Alianza, se consolida la población del país. Toda esta época de la historia del Paraguay es regida por la política del aislamiento, aplicada estrictamente durante la dictadura de José Gaspar Rodríguez de Francia, y con marcada tendencia a disminuir y suprimir sus efectos durante el gobierno de Carlos Antonio López.

En el plano de la formación y consolidación de la población, la política de aislamiento se expresó con la prohibición de la entrada de extranjeros, y con la reglamentación de la unión sexual entre sus habitantes. La pasión revolucionaria dictó a Francia el acto supremo que prohibía el enlace matrimonial entre paraguayos y españoles; y las ideas reinantes en la época y las observaciones sobre sus resultados aconsejaron al dictador ordenar la prohibición de la unión de criollos, mestizos y guaraníes con mulatos y negros, de acuerdo con las disposiciones de las Leyes de Indias. El dictador Francia permitió, sin embargo, la entrada al Paraguay de algunos emigrados y políticos brasileros, uruguayos y argentinos y la inmigración de un grupo de ciudadanos correntinos compuesto de 11 varones, 6 mujeres y 2 niños, que en 1834 se estableció en el distrito de Villa Concepción.

La política de prohibición de entrada de extranjeros, aplicada rigurosamente durante el gobierno del dictador Francia, fue modificada por resolución del Presidente Carlos Antonio López. Durante el Gobierno de éste, en efecto, se contrató la inmigración de colonos franceses que llegaron a establecerse por un corto tiempo en la colonia Nueva Burdeos en la zona donde actualmente se levantan los pueblos de Villa Hayes y Benjamín Aceval. La mayor parte de estos colonos franceses retornaron a Francia o se trasladaron a otros países de América. (11).

En el plano del progreso material y cultural la política de aislamiento aplicada por Francia dio resultados negativos.

 

(10) LAZARO RIVERA. “Informe y Censo del Paraguay”. 1799. Fotocopia en la colección documental del autor extraído del Archivo de la Nación Argentina. Buenos Aires.

(11) RENGGER Y LONGCHAMP. “Ensayo sobre la Revolución del Paraguay y el Gobierno dictatorial del Dr. Francia”. París, 1928.

FRANCISCO WISNER DE MORGESNSTERN. “El Dictador del Paraguay Doctor José Gaspar Rodríguez de Francia”. Concordia, Entre Ríos. Rca. Argentina, 1923.

MARIANO ANTONIO MOLAS. “Descripción Histórica de la Antigua Provincia del Paraguay”. Revista de Buenos Aires, Tomo XI, 1866.

JULIO CESAR CHAVES. “El Supremo Dictador”. Buenos Aires, 1942. J. P. y G. P. ROBERTSON. “La. Argentina en la época de la Revolución”. “Cartas sobre el Paraguay”. Buenos Aires, 1920.

 

 

LA EMIGRACIÓN EN EL PERIODO DE LA GUERRA CONTRA LA TRIPLE ALIANZA

Con el fracaso de las operaciones militares en el territorio de Corrientes y en la Ciudad de Uruguayana en la guerra de 1864 a 1870, un número considerable de paraguayos, prisioneros de guerra, se estableció definitivamente en los territorios de los países vencedores. La mayoría de los prisioneros de Uruguayana, que sumaban 7.000 hombres aproximadamente, no retornó a la patria después de terminada la guerra. Esos prisioneros fueron distribuidos en los territorios del Uruguay, la Argentina y el Brasil.

La liquidación de la guerra, con la sesión a los aliados argentinos y brasileños, de los territorios de Matto Grosso, Misiones y Formosa produjo una pérdida de relativa importancia de la población del territorio paraguayo. Por los tratados de paz, los territorios citados pertenecientes al Paraguay antes de la guerra, pasaron bajo la soberanía de los estados brasileño y argentino, sin que sus habitantes, de nacionalidad paraguaya se reintegraran a la patria. Esta situación impuesta por el resultado de la guerra influyó poderosamente en las emigraciones registradas después de 1870. La emigración de varones, mujeres y niños que acompañaron a los ejércitos aliados que abandonaron el territorio paraguayo después de la firma de los tratados de paz definitivos, no fue investigada hasta la fecha (12).

 

 

LA EMIGRACIÓN EN EL PERÍODO CONSTITUCIONAL

Desde 1870, la emigración paraguaya se dirige al norte y al este al territorio de Matto Grosso, al este y al sur a los territorios de la gobernación de Misiones y de la provincia de Corrientes; y al oeste a los territorios de las gobernaciones de Formosa y Chaco. En los puertos del litoral del Río Paraná también se observa una corriente emigratoria de obreros, empleados y profesionales liberales. Una débil pero ascendente emigración de profesionales liberales se dirige a la República Oriental del Uruguay (13).

 

(12) JOAQUIN MABUCO. “La Guerra del Paraguay”. París, 1901.

(13) JUAN B. GILL. “Memoria del Ministerio de Hacienda”. Asunción. 1870.

JOSE SEGUNDO DECOUD. “Cuestiones políticas y económicas”. obs. cit. REGISTRO OFICIAL. 1869 - 1876. Asunción.

ANUARIO ESTADISTICO DE LA REPÚBLICA DEL PARAGUAY. 1886. Asunción.

RECTOR FRANCISCO DECOUD. “Una década de la Vida Nacional”. 1869- 1880. Asunción, 1925.

 

 

 

FACTORES DE EMIGRACIÓN EN EL PERÍODO CONSTITUCIONAL

1. La organización y el desarrollo de las industrias de la yerba mate y forestal en el territorio de Matto Grosso; de las mismas industrias citadas y de la naranjera en la provincia de Corrientes y en la Gobernación de Misiones; de la industria forestal en el territorio de Formosa; y la decadencia o estacionamiento de estas mismas industrias o de algunas de ellas en nuestro país, constituyen factores de atracción preponderante en la emigración de brazos paraguayos en el tiempo transcurrido desde la terminación de la guerra contra la Triple Alianza y los actuales (14).

Las características especiales de la naturaleza de las explotaciones industriales, y las exigencias climáticas de las zonas en que se encuentran instaladas, exigen la contratación de obreros paraguayos, especializados en las duras faenas rurales, y adaptados a las condiciones físicas e higiénicas que se ofrecen a los trabajadores. Todas las tentativas de empleos de brazos que no fueren los paraguayos dieron resultados negativos. Los obreros europeos o americanos de otras regiones que llegaron a iniciarse en esas labores se vieron obligados a abandonarlas acobardados por las exigencias del trabajo y vencidos en la lucha contra la naturaleza. Sólo el obrero paraguayo, cuyo organismo es producto de la naturaleza que le da vida, resulta una mano de obra permanente y productiva. Los directivos industriales organizan para el reclutamiento de brazos paraguayos brigadas de enganchadores que recorren los centros de población realizando una ampulosa propaganda sobre las facilidades otorgadas por las empresas que representan y sobre las posibilidades de obtener en las mismas una posición económica confortable e independiente en poco tiempo de trabajo. Facilita la acción de los enganchadores la limitada capacidad financiera de los campesinos. Antes de la popularización del cultivo del algodón en la década del 20 y de la industrialización de las hojas de naranja agria, los enganchadores tuvieron éxito en su tarea. Después de los hechos económicos citados, fue más difícil a los enganchadores conducir a obreros del Paraguay. No obstante y en forma periódica, son contratados los mejores jóvenes campesinos y conducidos fuera del país (15).

La mayoría de los inmigrantes enganchados no regresa al Paraguay o por haber conquistado en el extranjero una situación económica igual o mejor que la que tenía en su patria, o simplemente por la natural condición de estabilidad del paraguayo.

Los núcleos de población paraguaya formados en tierras extranjeras por emigrantes, constituyen focos de atracción de nuevos emigrantes hacia donde se encaminan los parientes, amigos y compueblanos repelidos por factores económicos y políticos que estudiaremos más adelante. El padre Antonio Ruiz de Montoya, en su “Conquista Espiritual” (1639); Moisés Bertoni, en su Conferencia sobre el Estado Rural del Paraguay (1898); Monseñor Juan Sinforiano Bogarín, en sus declaraciones publicadas por José Rodríguez Alcalá en “El Paraguay en Marcha” (1906) y Rafael Barret, en su “Lo que son los yerbales” (1926), dan amplias informaciones sobre la vida de los trabajadores paraguayos en los yerbales y obrajes desde fines del siglo XVI.

 

2.      La concepción primitiva de la lucha política, que afirma la destrucción física y económica del adversario como prueba del poder político y del triunfo de las ideas, constituye un factor preponderante en la emigración de la población paraguaya.

No estudiaremos en el presente trabajo las causas posibles de la concepción bárbara de la política en el Paraguay, limitándonos, por ahora, a la identificación del fenómeno y a sus efectos en la emigración.

El destierro de los adversarios políticos es una institución conocida en el Paraguay desde el apresamiento del Adelantado Alvar Núñez Cabeza de Vaca. Felipe de Cáceres ordenó después confinamientos dentro de la propia provincia del Paraguay, por razones políticas. Con la derrota de la Revolución de los Comuneros, los que no eran ajusticiados fueron desterrados a Chile, Argentina y Uruguay. Castigo habitual durante el gobierno del dictador Francia eran los fusilamientos, prisiones y traslados de la Capital a distintos lugares del territorio nacional; y bajo el gobierno de los dos López se produjeron también varios casos de emigración por causas políticas (16).

Después de la Guerra de la Triple Alianza, al destierro de los directores políticos principales se sumaron sus lugartenientes y auxiliares de la capital y de la campaña. Hasta 1910, la emigración por causas políticas se limita a los directores y auxiliares, pero la anarquía del año 11, animada por Albino Jara, que permitió el reclutamiento de sucesivos ejércitos partidarios, provocó una emigración de directores civiles y militares, de caudillos, ciudadanos y campesinos y de masas de pueblo que formaban los ejércitos sucesivamente derrotados. Idéntico fenómeno se produce después de la Revolución de 1922. En todos los casos de destierro producidos hasta 1922 inclusive, los afectados eran beneficiados de inmediato por leyes de amnistía y por medidas administrativas prácticas que les permitían volver a sus hogares. Esta característica no se observa después de la Guerra del Chaco en los casos de destierro individual o colectivo en que se producen las más numerosas emigraciones por causa del partidarismo político (17).

Desde 1936 se forman, de la noche a la mañana, nuevos e importantes núcleos de población paraguaya en el extranjero, en su mayoría en la zona del territorio argentino de Formosa.

Las nuevas poblaciones de inmigrantes paraguayos formadas en la zona norte de Formosa y en la cuenca del río Pilcomayo desde 1936 a 1942 son: Palma Sola, Nainek, Apayeréi, Villa Real, Primera Punta, Segunda Punta, Paraíso, San Juan, Frontera Recodo, Sol de Mayo.

Otras poblaciones argentinas de la misma zona adquirieron desde 1936 una gran masa de paraguayos emigrados, como: Clorinda, Laguna Blanca, Siete Palmas, Tres Lagunas, Espinillo y Pilcomayo.

 

3. Es sabido que los territorios de Matto Grosso, Misiones y Formosa, estuvieron bajo el dominio político y espiritual del Paraguay desde el descubrimiento de dichos territorios hasta 1870, fecha en que pasaron a formar parte de la Argentina y del Brasil, respectivamente, como consecuencia de la derrota paraguaya en la Guerra contra la Triple Alianza.

El cambio de soberanía no afectó a los pobladores de estos territorios, manteniéndose en los mismos lugares, con sus bienes, sus costumbres y su idioma guaraní. Las distancias que separan los territorios citados del asiento del poder central de la Argentina y del Brasil y las dificultades de comunicación entre los mismos, hicieron particularmente lenta la adaptación de las poblaciones paraguayas a las leyes y costumbres impuestas por aquellos estados, permitiendo de esa manera, que por muchos años se mantuvieran bajo la influencia espiritual del Paraguay.

Esta última circunstancia facilitó la incorporación a los territorios citados de importantes núcleos de población paraguaya. Los paraguayos, en efecto, hallaron en estos territorios un medio físico y social idéntico al de su país. Y tal habría sido el dominio de las costumbres paraguayas en algunos de estos territorios, que el intento de imponer normas de vida dictadas por los estados a que pasaron a pertenecer, provocó corrientes de repatriación al Paraguay.

 

4. El lento ritmo de progreso económico del Paraguay en relación con los países limítrofes (la Argentina y el Brasil) es otro factor de inmigración de ciertas clases de la población paraguaya. Este factor de migración no tiene el carácter general de los otros factores estudiados anteriormente.

Profesionales liberales, empleados y trabajadores especializados son los más expuestos a sufrir el impacto del factor económico que los decide a abandonar el país. Sobre estos sectores de la población paraguaya ejerce especial atracción el progreso económico y cultural de la Argentina y del Brasil, hacia cuyos territorios se dirigen en busca de condiciones de vida más favorables para la satisfacción de sus aspiraciones materiales y culturales.

 

5. La mayor concentración de la población paraguaya se encuentra en el territorio comprendido entre los ríos Paraguay y Salado, el Lago Ypacaraí, las llanuras de Ypacaraí, Pirayú y Paraguarí, y los esteros de Caañabé e Ypoá. La zona es una cadena de colinas de tierra colorada.

Durante cuatro siglos, la actividad política, económica y social del Paraguay se desarrolló en estas colinas, y antes de la llegada de los primeros conquistadores españoles las tribus guaraníes ya las habían ocupado desde tiempos que se pierden en el pasado.

Con el crecimiento vegetativo de la población y la incorporación de grupos aislados de inmigrantes europeos, las colinas de la región central del Paraguay se llenaron de laboriosos agricultores al punto de constituir finalmente una de las zonas rurales de América más densamente poblada.

El censo de la población levantada por la Fundación Rockefeller en el año 1927 da un promedio de densidad de la población en dicha zona de más de 250 habitantes por kilómetro cuadrado, que aporta anualmente un excedente de población que, atraída por las condiciones económicas de la Argentina abandona el país. En 1900 se observan las primeras manifestaciones de emigración provocada por la superpoblación rural de la zona central. Desde aquel año los agricultores cruzan el río Paraguay y ocupan el territorio argentino de Formosa. La situación jurídica especial de dicho territorio perteneciente en propiedad al Estado y que escapa al contralor directo de las autoridades de Buenos Aires, facilitó su ocupación y colonización agrícola y ganadera. Amparados por el derecho que acuerda la posesión en la legislación argentina, los inmigrantes paraguayos fundaron poblaciones y llenaron las praderas de una importante y floreciente industria ganadera. Poblaciones del norte argentino están integradas con inmigrantes paraguayos de un mismo pueblo o compañía de la región central, especialmente de los distritos de Itá, Villeta, Capiatá y Guarambaré (18).

La corriente emigratoria paraguaya que obedece al fenómeno estudiado fue detenida últimamente por factores económicos producidos en el Paraguay y por disposiciones reglamentarias sobre el control de la inmigración dictadas por el gobierno de la República Argentina. Entre los primeros se encuentra la apertura de caminos hacia el oriente Paraguayo que abrieron las puertas de las tierras que forman la cuenca del Alto Paraná en la dirección de la ciudad de Villa Rica. El remanente de la población de la región central emprende por estos caminos su marcha hacia el este y ocupa las tierras occidentales de la cuenca del Río Paraná. Y es así como la iniciación de dicha corriente colonizadora detiene la emigración de los habitantes del Paraguay, causada por el excedente de  población rural en una de las zonas de su territorio.

6. Un gran porcentaje de los inmigrantes paraguayos no tiene tierra propia en su patria, siendo este hecho uno de los factores determinantes de la emigración en el Paraguay.

La falta de tierra propia del emigrante paraguayo es un factor decisivo para la consolidación del mismo en el extranjero. El emigrante que no ha dejado una propiedad raíz en su patria y que ha emigrado en compañía de su familia, parientes y amigos, se establece en el territorio del país de su elección con el propósito de afincarse definitivamente en el mismo, cualesquiera hayan sido las causas determinantes del alejamiento del país de origen (19).

 

(14) JUAN JOSE DECOUD, GENARO ROMERO Y ELIGIO AYALA. ob. cits. 60

(15) MOISÉS BERTONI. “Conferencia sobre el estado rural del Paraguay”. Revista del Instituto Paraguayo. No. 11, Pág. 184, Asunción, 1898.

(16) ALVAR NUÑEZ CABEZA DE VACA. “Relación de Naufragios y Comentarios”. Madrid 1906.

JUAN FRANCISCO AGUIRRE. “Diario”. Buenos Aires, 1949.

JULIAN MARIA RUBIO. “Exploración y conquista del Río de la Plata. Siglos XVI y XVII” Barcelona, 1938.

PEDRO LOZANO. “Historia de las Revoluciones de la Provincia del Paraguay”. Buenos Aires, 1905.

JOSE MANUEL ESTRADA. “Ensayo histórico sobre la revolución de los del Paraguay en el siglo XVIII”. Buenos Aires, 1865.

JULIO CESAR CHAVES. “El Supremo Dictador”, Buenos Aires, 1942.

(17) LEYES Y DECRETOS DE AMNISTIA. 1875: en enero y octubre; 1895: en abril, para emigrados reos o procesados por causas políticas; 1904: noviembre, amnistía general; 1910: abril, amnistía general; 1911: julio, amnistía amplia; 1917: mayo, amnistía amplia; 1924: setiembre, amnistía amplia.

La sanción de la Ley de Servicio Militar Obligatorio y su aplicación compulsiva por Albino Jara, provocó el éxodo de la juventud comprendida en sus disposiciones desde la fecha de su vigencia en diciembre de 1910.

(18) Según investigaciones de campo realizadas por el autor.

(19) Según investigaciones de campo realizadas por el autor.

 

 

VALOR DE LA EMIGRACIÓN PARAGUAYA

1. Aliado con los conquistadores, el guaraní adquiere la aptitud hispana de descubrir tierras y fundar pueblos y ciudades, transmitida al pueblo paraguayo.

Los emigrantes paraguayos se dirigen hacia los centros urbanos en mínima proporción, rumbeando en cambio, habitualmente, hacia el desierto.

En Matto Grosso el inmigrante paraguayo descubre y explota yerbales, extrae madera, cría ganados, sienta las bases de las primeras industrias y entrega a la civilización brasileña un territorio en ascendente progreso. En la gobernación de Formosa son también los inmigrantes paraguayos los que reducen a los indios semisalvajes, llenan las praderas de ganado vacuno, explotan los bosques, fundan pueblos y colonias agrícolas, crean industrias e incorporan a la República Argentina una floreciente industria ganadera y una industria agrícola en constante progreso.

El inmigrante paraguayo es fundamentalmente un “perforador del desierto” y un conductor de las manifestaciones iniciales de la civilización occidental en las zonas despobladas del Río de la Plata. En los territorios de Formosa y Matto Grosso el brazo del inmigrante paraguayo es la base del progreso económico. Abre los primeros piques, descubre las llanuras y los bosques, y establece el dominio del hombre civilizado en todos sus rincones. Después del inmigrante paraguayo llegaron las instituciones oficiales y los trabajadores de otras nacionalidades. Antes, esos vastos territorios sólo eran conocidos por los audaces exploradores de la ciencia y de la religión y por algunos representantes de la soberanía de sus pueblos.

 

2. Desde 1914 hasta 1942, la República Argentina no ha realizado un censo nacional de su población. Viajeros y conocedores de los territorios de Matto Grosso, Formosa, Misiones, Chaco y Corrientes, aseguran que desde 1914 la afluencia de inmigrantes paraguayos fue aumentando año a año con algunos períodos de estabilización y muy pocos años de declinación. La curva ascendente más pronunciada corresponde a los años posteriores a 1936 en los territorios de Formosa y Matto Grosso. En el territorio de Formosa la afluencia de inmigración paraguaya es evidente a simple vista y diariamente. En poco más de un par de años, la inmigración paraguaya construyó el pueblo de Clorinda, donde vivían en octubre de 1941, 2.005 habitantes en 265 casas. Esta población se encuentra integrada por funcionarios públicos argentinos, una decena de españoles e italianos y el resto por paraguayos e hijos de paraguayos. Las poblaciones de los distritos de Pilagá, Patiño, Pilcomayo, Pirané, Laishi de la gobernación de Formosa, se encuentran integradas en casi su totalidad por inmigrantes paraguayos y descendientes de inmigrantes paraguayos. El censo policial de la población de 1939, que acusa para todo el territorio de Formosa la cantidad de 59.065 habitantes da para los citados distritos 34.873 almas, y 18.873 para la capital de la gobernación, debiendo incluirse entre los habitantes de la capital de la gobernación 7.705 extranjeros en su gran mayoría paraguayos.

El censo policial de 1939 no registra el volumen actual de la población paraguaya en el territorio de Formosa. Desde el año 1941 una corriente ininterrumpida de emigración paraguaya se dirige hacia el territorio de Formosa empujada por la agudización de la práctica de la política violenta y por la miseria económica.

 

3. No nos fue posible obtener cifras oficiales sobre la colonia paraguaya en territorio brasileño limítrofe con el Paraguay. Nuestras informaciones al respecto provienen de viajeros conocedores de estos territorios, pobladores de los mismos, e informes de los consulados nacionales, que coinciden en que la población de Matto Grosso, como sucede con la población de Formosa, integra a una masa importante de paraguayos e hijos de paraguayos.

 

 

REPATRIACIÓN DE LOS PARAGUAYOS

La repatriación de los paraguayos es una aspiración nacional. Los paraguayos reclaman el retorno al hogar patrio de los compatriotas que enriquecen con sus brazos los territorios de las naciones vecinas, y la sanción de medidas de carácter económico, social y político para evitar que continúe la emigración de los que todavía permanecen en el territorio nacional. El asentamiento de la población actual del Paraguay sobre bases económicas, políticas y sociales regulares, es en efecto el paso inicial en una política de repatriación. Nada estable se podrá edificar en esta materia sin la previa solución de los problemas políticos y sociales que dan carácter a la actual crisis que padece este país.

La repatriación de paraguayos es un problema complejo, y su solución depende tanto de los factores adversos producidos en el país de residencia como de las condiciones favorables que deben ser creados en el Paraguay. En el planteamiento de este problema no debe sobre estimarse el probado patriotismo de los paraguayos. Hijos nacidos en el país de residencia, intereses económicos adquiridos con paciente esfuerzo, amistades de muchos años, el empleo de las mejores energías de sus vidas, y el recuerdo de los inconvenientes de orden económico, político y social de nuestro país, son factores que debilitan y muchas veces anulan el sentimiento de amor al terruño que impulsa en la decisión final de retornar al territorio patrio.

La solución de su problema de población es de interés capital para el Paraguay. Su territorio se encuentra prácticamente despoblado. Un territorio donde podrían progresar varios millones de hombres, sólo es habitado por un millón de almas, inconvenientemente distribuidas. El Paraguay no podrá dar soluciones satisfactorias a ningunas de las cuestiones que plantea el mundo moderno a los estados nacionales sin la previa solución del problema de su población. Mano de obra para la creación de la riqueza y para el progreso de la industria, habitantes para el sostenimiento y desarrollo de su civilización, son las cuestiones capitales que la nacionalidad paraguaya plantea a sus problemas de población.

 

 

FACTORES DE REPATRIACIÓN

Hemos señalado como factor preponderante de emigración la práctica política de persecución ciudadana imperante en el Paraguay. Constatada esta causa de emigración, todo plan de repatriación debe asentarse sobre la base de la superación de nuestros procedimientos actuales en la lucha política y sobre la adopción de nuevas normas de convivencia cívica y nacional.

La llegada de nuevos emigrantes paraguayos en el extranjero, empujados por las condiciones creadas por la práctica de la política violenta, y las noticias sobre el mantenimiento de los procedimientos de terror en la lucha cívica, constituyen los frenos más eficaces para la repatriación de paraguayos.

Una política de concordia nacional, con la aplicación sincera y leal de los procedimientos democráticos en el gobierno de la república debe ser la avanzada en una acción de repatriación. El emigrante por razones políticas sólo retorna a su país cuando las causas de su alejamiento han desaparecido. Este se ha ausentado de la patria contra su voluntad y vive fuera de ella a pesar suyo. Pero muchos de ellos atraídos por las condiciones sociales y jurídicas del país de su elección, terminan por adaptarse a la nueva vida y se transforman en inmigrantes normales. Para la repatriación de estos emigrantes paraguayos deben concurrir ciertos factores que estudiaremos más adelante.

La clasificación de los inmigrantes paraguayos y los factores que provocaron la emigración de los mismos estudiados en la 1ra. parte de este trabajo, indican las condiciones que se les debe presentar para decidir su retorno a la patria. Yerbateros, ganaderos y obrajeros en el territorio brasileño; agricultores, ganaderos y peones de obraje y estancias en el territorio de la gobernación de Formosa; inmigrantes “golondrinas”, agricultores de la zona del departamento de Pilar, y obrajeros y yerbateros en la gobernación de Misiones, he aquí los hombres y sus necesidades que constituyen el objeto de una política de repatriación.

En todo plan de repatriación debe ser especialmente considerada la ocupación actual del repatriado y las posibilidades de su asentamiento y progreso en el lugar de su futura residencia. La simple ubicación de los repatriados en sus pueblos o ciudades de nacimiento no constituye suficiente atracción para la repatriación y no siempre será posible ni conveniente.

Los inmigrantes paraguayos radicados en el exterior de la gobernación de Formosa son en su gran mayoría agricultores, pequeños y grandes ganaderos y operarios adiestrados en las faenas agrícolas, ganaderas y forestales. Para obtener la repatriación de estos paraguayos ha de ofrecérseles en territorio nacional y en zonas de fácil traslado las mismas o mejores condiciones económicas que las que disfrutan en el extranjero, y la seguridad de un porvenir satisfactorio para las aspiraciones de su clase social. De acuerdo con este criterio todo plan de repatriación de los paraguayos residentes en la zona norte de la gobernación de Formosa, debe crear focos de atracción económica social en el Chaco Paraguayo, en la cuenca paraguaya del Río Pilcomayo especialmente.

Respondiendo a estas ideas hemos creado (cuando tuvimos la responsabilidad de las funciones públicas correspondientes a estas gestiones), tres focos de atracción en el Chaco paraguayo: Las colonias José Falcón y General Bruguez y la colonia ganadera del lote 164, de una superficie aproximada de 90.000 hectáreas. Los resultados obtenidos hasta la fecha en estas colonias son favorables a la política de repatriación. Las tierras de la colonia ganadera del lote 164 se encuentran casi íntegramente ocupadas por ganados de los repatriados. La colonia José Falcón de 10.000 hectáreas, recibió a un gran número de repatriados y acusó rápido progreso detenido posteriormente por la violencia política y la desorganización administrativa. La colonia Gral. Bruguez de 30.000 hectáreas aproximadamente es el centro hacia donde se encaminan los repatriados paraguayos de una extensa zona de Formosa y constituye el refugio y la esperanza de los mismos. Los resultados de estos ensayos son plenamente satisfactorios. Corresponde pues persistir en la acción creando nuevos focos de atracción para los repatriados del territorio argentino de Formosa.

En la iniciación de los trabajos de repatriación de la zona norte del territorio de Formosa, ocupa un lugar de honor el Coronel Carlos Fernández. A su iniciativa y esfuerzo se deben la repatriación del primer grupo de paraguayos y las gestiones iniciales para la organización de la colonia “José Falcón” y de la colonia ganadera del lote número 164. También debe ser recordado en esta labor el Sr. Roberto Massi, jefe del departamento de repatriación de D.T.C.

Especialistas e idóneos en el cultivo y la elaboración de la yerba mate y peones adiestrados en esos quehaceres, y ganaderos y peones de estancias y obrajes forman la masa de los inmigrantes paraguayos del territorio brasileño limítrofe con el nuestro. La repatriación de esos connacionales debe realizarse sobre la base de focos de atracción en las zonas yerbateras del este y noreste de la república y en la zona ganadera-forestal del Chaco, en la cuenca norte del río Paraguay.

Durante nuestra función pública ya mencionada, también hemos asentado las bases de cuatro locos de atracción en la zona limítrofe con el Brasil: en el partido de Pedro Juan Caballero y a lo largo de la picada Chirigüelo; frente a la ciudad brasileña de Murthino; en las tierras de Fuerte Olimpo y en las tierras de frente de la desembocadura del río Yguazú. Nuestro alejamiento de las funciones públicas no nos permitió encarar la repatriación de los paraguayos del territorio de Misiones argentinas.

En el estudio de los factores que inciden en la emigración “golondrina” de la zona sud-oeste del Paraguay, hemos determinado, en primer término como causa de emigración, la ubicación de las poblaciones en tierras inaptas para la labor agrícola. Para cortar la corriente emigratoria de la zona citada y repatriar a los paraguayos oriundos de la misma, han de organizarse centros de producción agrícola en tierras aptas para el cultivo y cuya ubicación hemos indicado en el capítulo correspondiente. La época en que se produce la emigración “golondrina”, y las faenas a que se dedican los emigrantes en el extranjero, nos están dictando las medidas que han de ser tomadas para cortar la corriente emigratoria y facilitarla repatriación.

Las guerras entre las potencias occidentales y la aplicación del principio internacional del equilibrio europeo, modifican periódicamente las fronteras entre las naciones del viejo continente creando el problema de las poblaciones extranjeras dentro de los territorios nacionales.

Con la determinación de los nuevos límites entre las naciones, se produjeron importantes cambios de población en Europa. En 1922, un millón y medio de griegos abandonaron Turquía para retornar al territorio de Grecia, y no menos de 780.000 regresaron de Grecia y de los estados balcánicos para radicarse en el territorio de su patria entre los años 1922 y 1936. Los armenios en número de 350.000 fueron expulsados del Asia Menor, y 120.000 búlgaros fueron obligados a abandonar el territorio griego. Pero no obstante estos canjes y traslados de poblaciones, en varios estados de Europa quedaron núcleos nacionales fuera de sus respectivos territorios, que en corto tiempo, crearon apasionantes problemas del derecho de las minorías.

El injerto de este problema europeo en el continente americano decidió a los gobiernos argentino y brasileño dictar una serie de medidas que tienden á dificultar la ubicación en territorio fronterizo de los inmigrantes de los países limítrofes. Nos referimos especialmente a estas dos naciones por ser las que particularmente interesan para el caso de la emigración paraguaya.

Las leyes de fronteras dictadas por los gobiernos Argentino y Brasileño son factores decisivos en la repatriación de los paraguayos, pues las trabas impuestas a la actividad económica de los mismos completan las condiciones que hacen decidir a los inmigrantes a retomar a la patria.

Pero las leyes de fronteras, si bien favorecen la repatriación de los paraguayos, inciden negativamente en el mantenimiento del clima de hermandad y solidaridad entre las naciones americanas. Mientras las escuelas son centros de panamericanismos activos y los congresos dictan resoluciones de solidaridad americana, algunas disposiciones gubernativas, como las que comentamos, alejan a los pueblos y promueven resentimientos entre naciones hermanas, incorporando a nuestro continente cuestiones nacidas y alimentadas en realidades europeas.

 

 

 

 

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