JUVENTUDES Y CIUDADAN脥AS EN MOVIMIENTO
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CLYDE SOTO
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Ponencia presentada en el Seminario Montevideo Piensa Joven -
Encuentro Regional sobre Pol铆ticas Municipales de Juventud y G茅nero,
realizado en Montevideo el 23 y 24 de setiembre de 2002.
Fue publicada en el libro Intendencia Municipal de Montevideo
y Fundaci贸n Friedrich Ebert, Montevideo piensa joven.
Pol铆ticas municipales de juventud y g茅nero, Montevideo,
Intendencia Municipal de Montevideo -
Fundaci贸n Friedrich Ebert, 2002, pp. 35-43.
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1. INTRODUCCI脫N
El tema de las ciudadan铆as juveniles en el temprano siglo XXI presenta aristas que invitan a una reflexi贸n que necesariamente recoger谩 las certezas y las incertidumbres que rodean la comprensi贸n del mundo en que vivimos. En Am茅rica Latina esto se ve aumentado por los agudos contrastes entre el vertiginoso mundo de los cambios globales y la ca铆da en picada de gran parte de los elementos que hab铆an dado estabilidad a nuestra configuraci贸n de la realidad, en especial debido a la gravedad de nuestras crisis econ贸micas y al desencanto con nuestras todav铆a recientes democracias, gravemente enfermas y hasta permanentemente amenazadas de muerte, en algunos casos. Dentro de este panorama, la juventud aparece recurrentemente, unas veces como esperanza y otras como reflejo lastimoso de la descomposici贸n social y de la falta de horizontes de futuro colectivos.
En esta ponencia se aborda el objetivo de pensar en caminos posibles para la construcci贸n de ciudadan铆as juveniles, partiendo del reconocimiento de la importante intervenci贸n ciudadana que de hecho han tenido las y los j贸venes en el devenir de nuestros pa铆ses en la 煤ltima d茅cada del siglo pasado. No por ello se desconoce el protagonismo juvenil de periodos anteriores, pero se echa mano a experiencias m谩s pr贸ximas para tener en cuenta que en gran medida, tal como sucede con la poblaci贸n adulta, importantes sectores de la poblaci贸n juvenil de la regi贸n no se han mantenido al margen del acontecer p煤blico, sino que han sido incluso en ocasiones los principales protagonistas de hechos que han cambiado el rumbo o marcado hitos de nuestra historia reciente.
Se puede recordar algunas coyunturas vividas en nuestros pa铆ses para visualizar esto. En Paraguay, por ejemplo, pa铆s que todav铆a puede ser caracterizado como de poblaci贸n predominantemente joven, hace poco m谩s de tres a帽os, en 1999, los y las j贸venes fueron vistos como l铆deres espont谩neos de una movilizaci贸n social que termin贸 con la renuncia de un presidente y con la muerte de varios manifestantes, convertidos en s铆mbolos populares del compromiso con la democracia en lo que se denomin贸 "el marzo paraguayo". Aun cuando la fuerza de esa entrega haya quedado diluida ante el descontento con el resultado pol铆tico obtenido, y hoy es m谩s frecuente que resuenen las im谩genes de una juventud asociada con la delincuencia y la inseguridad, no es posible olvidar la gran demostraci贸n ciudadana juvenil de aquel momento. Algunos a帽os antes, la ca铆da de un presidente brasile帽o fue desencadenada por el bullicio y la persistencia de manifestantes "carapintadas", principalmente estudiantes de educaci贸n media y superior.
Hechos como 茅stos fueron los que instaron a que la autora Ann Mische identificara la existencia de una mudanza de la juventud "de la fuerte izdentidad 'estudiantil' de los a帽os sesenta a la m谩s universalista identidad 'ciudadana' de la d茅cada de los noventa" (1998: 53). Por tanto, esta aproximaci贸n a la ciudadan铆a juvenil no sucede frente a un vac铆o, que se pretenda llenar con un nuevo concepto, sino que busca la comprensi贸n de una realidad que ya se manifest贸 con fuerza y con consecuencias decisivas para nuestras sociedades. Implica adem谩s el desaf铆o de revisar concepciones, espacios, modos de estructuraci贸n y funcionamiento social, de manera tal que el flujo de personas j贸venes al espacio p煤blico y en especial al pol铆tico (proceso permanente y necesario en la vida social), sea reconocido en sus elementos caracter铆sticos, en sus aportes, en sus tensiones y en sus contradicciones, para ser alentado y bienvenido por las generaciones previas, de manera tal que se construyan 谩mbitos incluyentes de interacci贸n ciudadana donde las y los j贸venes tengan plena cabida y capacidad de intervenci贸n.
2. CONCEPTOS EN MOVIMIENTO
La tarea de pensar en caminos para la construcci贸n de ciudadan铆as juveniles requiere el reconocimiento de que estamos ante categor铆as conceptuales que han sido ampliamente debatidas y han transitado por tortuosos caminos de construcci贸n y deconstrucci贸n, pasando de la descripci贸n y explicaci贸n a la cr铆tica y a reformulaciones permanentes. De esta manera, referirse a cualquiera de ellas, y con m谩s raz贸n a ambas en combinaci贸n, exige explicitar en alguna medida, y sin demasiadas pretensiones, las bases sobre las que se elabora este discurso.
2.1 CIUDADAN脥A EN EXPANSI脫N
La ciudadan铆a es una noci贸n que ha sido continuamente revisitada tanto por sectores acad茅micos como del activismo social, para discutir su significado y para problematizar hasta d贸nde y a qui茅nes llega a incorporar bajo su manto como conjunto de personas que adquieren, en virtud de ella, "el m谩ximo estatus otorgado a quienes son miembros completos de la comunidad", seg煤n la definici贸n de Thomas Marshall (1965). Este m谩ximo estatus es el que permitir铆a disfrutar en toda su amplitud de los contenidos sustantivos (civiles, pol铆ticos y sociales) que el mismo autor atribu铆a a la condici贸n ciudadana.
Del rico debate sobre ciudadan铆a (ciudadan铆as) queda al menos una certeza, referida a que actualmente ya no basta la definici贸n formal de gran parte de las constituciones nacionales, seg煤n la cual es ciudadana toda persona que haya llegado a un l铆mite de edad establecido (generalmente los 18 a帽os) para ejercer el derecho al sufragio y con ello participar en la elecci贸n de quienes gobiernan. El n煤cleo de este debate ha sido puesto en la necesidad de una ampliaci贸n de la ciudadan铆a, comprendiendo como tal ya no solamente a la condici贸n de titularidad de derechos pol铆ticos, sino sobre todo la capacidad de intervenir efectivamente en el devenir colectivo. Desde esta perspectiva, ha sido relevante analizar las formas en que se construyen socialmente las diferencias y c贸mo 茅stas se traducen en formas de desigualdad y exclusi贸n que impiden hacer realidad el supuesto de que la ciudadan铆a es una relaci贸n entre iguales, en un marco de relaciones normadas por el Estado. El an谩lisis de la incidencia de las construcciones de g茅nero que permean toda expresi贸n de la vida humana en la ciudadan铆a, o el de las diferencias 茅tnicas y raciales para las formas como se comprende y permite el ejercicio ciudadano, son ejemplos de grandes aportes a los movimientos conceptuales sobre este campo.
La ciudadan铆a es vista as铆 como un campo en construcci贸n o, como expresa Dietz (1987) "como una actividad continua y un bien en s铆, y no como un compromiso moment谩neo... con la vista puesta en un objetivo final o en un arreglo social". Es decir, se trata m谩s de un principio puesto en movimiento que de una finalidad concreta, aun cuando sea justamente la actividad ciudadana la que permite poner en juego, en el campo de la democracia, las diferentes perspectivas de las y los ciudadanos acerca de los objetivos de la acci贸n pol铆tica. Para esta autora, dicha actividad "es un proceso exigente que no termina nunca, porque significa involucrarse en el debate p煤blico y compartir la responsabilidad del autogobierno".
Desde este punto de vista, la ciudadan铆a juvenil no es un proceso cuya meta final sea la incorporaci贸n de las personas j贸venes a un escenario predeterminado, sino su integraci贸n cr铆tica al juego donde este escenario es configurado, donde se ponen en marcha las diferentes visiones que las partes tienen sobre los temas de inter茅s colectivo. Por otra parte, la construcci贸n de esta ciudadan铆a no es una preparaci贸n para el futuro, sitio nebuloso e incierto donde generalmente se coloca a las y los j贸venes, sino que representa un esfuerzo por hacer actual la actividad ciudadana aun en quienes tradicionalmente se ha pensado como no ciudadanos/as, pre-ciudadanos o, en todo caso, como ciudadanos del porvenir. S贸lo hay ciudadan铆a en la medida en que existe ejercicio ciudadano.
2.2 JUVENTUD EN DECONSTRUCCI脫N
Con respecto a la idea de juventud, ha sido objeto de un inter茅s renovado sobre todo a partir de la segunda mitad del siglo XX, alentada por el protagonismo de este segmento poblacional en determinados procesos de emergencia de cuestionamientos, protestas y movilizaciones fuertemente potenciadores de cambios en la vida pol铆tica y hasta en los paradigmas que orientaban la vida occidental en esos momentos. El uso de la juventud como categor铆a anal铆tica, sin embargo, ha estado lleno de equ铆vocos y hasta de contradicciones.
El debate aqu铆 pasa por varios lugares, y el foco podr铆a ser resumido en una pregunta central: 驴qui茅nes son las y los j贸venes? Como concepto limitado a veces a un rango de edades puramente biol贸gicas, el t茅rmino ha sido profusamente usado como una variable pertinente para caracterizar a un segmento de la poblaci贸n, y para establecer generalizaciones a partir de estudios que dieran cuenta acerca de su situaci贸n, de sus opiniones o de sus actuaciones. De esta manera, la categor铆a juventud fue utilizada impl铆citamente para reproducir una ideolog铆a acerca de los estadios de la vida, al identificar, sin mayores precisiones, la mera "contemporaneidad cronol贸gica -el hecho de pertenecer a la misma cohorte- con la identidad social", partiendo de supuestas naturalezas psicol贸gicas o de imaginadas id茅nticas condiciones de existencia para todos/as los/as pertenecientes a una cohorte (Mart铆n Criado).
De este modo, la esencializaci贸n de la juventud y un pensamiento determinista acerca de asuntos tales como su potencialidad para el cambio y para el cuestionamiento de lo existente se ha vuelto un t贸pico recurrente en el discurso pol铆tico, en el imaginario popular e incluso, todav铆a, en el 谩mbito acad茅mico, olvidando las m煤ltiples maneras en que se diferencian las personas j贸venes entre s铆 y c贸mo inciden las distintas posiciones y sus correspondientes desaf铆os vitales en los modos en que las y los j贸venes se ven a s铆 mismos y c贸mo se vinculan con un entorno que, a m谩s de diferir seg煤n el lugar (mundo global, pa铆s, regi贸n, ciudad o pueblo) donde desenvuelvan sus existencias, va cambiando constantemente y a ritmos cada vez m谩s acelerados.
Ante esto, cabe preguntarse si deber铆amos seguir en el empe帽o de tratar sobre la juventud y la construcci贸n de su/s ciudadan铆a/s. Mart铆n Criado propone recurrir a los conceptos de generaci贸n y clases de edad para precisar el an谩lisis. El primero alude a "la producci贸n de diferencias entre los miembros de diferentes cohortes de un grupo social cuando cambian las condiciones materiales y sociales de existencia y de reproducci贸n de ese grupo", mientas que el segundo (clases de edad) "remite a la categorizaci贸n que se establece, en el seno de cada grupo, en funci贸n de la edad".
La propuesta vale sobre todo para relevar la necesidad de que al analizar cualquier tema referido a la juventud, se ubique el marco de an谩lisis sin perder de vista la complejidad del asunto juvenil y se precisen las referencias a los supuestos compartidos por determinados grupos etarios. Remite adem谩s a la necesidad de asumir el asunto de la identidad juvenil partiendo de premisas flexibles, que den cuenta de la imposibilidad de hablar de un agente social "como si estuvi茅ramos lidiando con una entidad unificada, homog茅nea", sino m谩s bien de "aproximarnos a 茅l como una pluralidad, dependiente de las diversas posiciones de sujeto a trav茅s de las cuales es constituido dentro de diferentes formaciones discursivas" (Mouffe, 1992).
3. ENCUENTROS Y DESENCUENTROS ENTRE LA JUVENTUD Y LA CIUDADAN脥A
Se puede ver, entonces, que las nociones de juventud y ciudadan铆a, en constante movimiento debido a un permanente pensar y repensar acerca de ellas, se encuentran en puntos cruciales donde f谩cilmente pueden identificarse las relaciones que se cruzan entre ambas. Si la ciudadan铆a se redefine sobre la base de su ampliaci贸n, partiendo de la relevancia de la diversidad de experiencias e identidades en juego, y la juventud sobre la de su desencializaci贸n y rehistorizaci贸n, se tiene una f谩cil posibilidad de asociaci贸n entre ambos procesos. S贸lo ser铆a posible construir a las/os j贸venes desde la precisi贸n de su ser y estar en un contexto, en unas relaciones y en medio de una identidad plural y no esencial. S贸lo es posible construir ciudadan铆as plenas si se parte de la existencia de estas diferencias entre las personas en la vida social, se las reconoce, se las valora y se las integra en un juego democr谩tico plural (Ib铆d.). Si se supera una visi贸n homogeneizante de las y los j贸venes y se parte de la necesidad de ampliar, reconocer e integrar el ejercicio ciudadano en esta poblaci贸n, la posibilidad de construir ciudadan铆as juveniles est谩 al alcance de la mano.
Una de las categor铆as anal铆ticas ineludibles en este proceso de reencuentro entre la juventud y la ciudadan铆a es la de g茅nero, entendido como la construcci贸n social de las personas sobre la base del sexo biol贸gico, construcci贸n asociada a relaciones de poder y al establecimiento de valores, normas, creencias y roles que han significado una hist贸rica situaci贸n de discriminaci贸n y exclusi贸n para las mujeres. La persistencia de numerosas expresiones de esta situaci贸n, que afectan a la poblaci贸n femenina, requiere poner especial atenci贸n en el punto, tanto para el an谩lisis de las juventudes como de las expresiones ciudadanas, para determinar de qu茅 manera nuestras sociedades reproducen y sustentan o modifican un orden social injusto.
Interesa registrar de qu茅 manera las visiones generizadas del mundo inciden en la forma de visualizar a las y los j贸venes, y c贸mo se forman dispositivos destinados a (re)encausarlos en el trayecto de la plena asimilaci贸n a los condicionantes de g茅nero. Se trata tambi茅n de atender y entender de qu茅 manera se producen transformaciones en las nuevas generaciones, ad贸nde apuntan, qu茅 tensiones configuran en los escenarios del todav铆a reciente siglo XXI.
En este punto conviene tener en cuenta algunas de las principales tensiones entre el desaf铆o del ejercicio ciudadano y la juventud tal como es frecuentemente vista en nuestras sociedades. Se trata de la expresi贸n de simbolismos predominantes en el imaginario social, que limitan una adecuada comprensi贸n del sujeto joven en tanto sujeto ciudadano.
La primera de estas im谩genes se relaciona con una visi贸n de la juventud como un tiempo de espera, como una condici贸n inacabada, de cual emerger谩, una vez superada esta etapa, una persona en la plenitud de derechos. Esta idea restringe de por s铆 las posibilidades ciudadanas de la juventud, puesto que toda participaci贸n ser谩 vista como un ensayo, como una prueba cuya relevancia ser谩 menor, dado que posibles fracasos, errores o problemas, no afectar铆an a las decisiones "verdaderas", las tomadas en el 谩mbito ciudadano que de verdad incide en lo colectivo. Esto puede visualizarse f谩cilmente en la generaci贸n de espacios segregados para las juventudes partidarias, por ejemplo, donde quienes participan ensayan un futuro dirigencial, incorporando c贸digos, estilos y aprendiendo procedimientos, pero encuentran pr谩cticamente vedados los grandes espacios de decisi贸n de estas agrupaciones. Indudablemente la etapa juvenil es un tiempo de aprendizajes y de construcci贸n de un proyecto de vida. El problema es que eso se vea como inhabilitante para participar incluso en decisiones que les afectan de manera directa.
La juventud entendida como lapso de espera, impide ver las diferencias radicales que existen, por ejemplo, entre j贸venes que se insertan en el mercado laboral incluso desde la ni帽ez, abandonando tempranamente la educaci贸n formal, y aquellas/os que estudian para hacerlo en mejores condiciones en el futuro. Obviamente, de esta manera menos aun se visualizar谩n otras diferencias entre j贸venes, tales como las que se dan entre mujeres y hombres. Por poner s贸lo un ejemplo, casi la mitad de la PEA femenina de 15 a 19 a帽os de edad en Paraguay se emplea en el servicio dom茅stico, el 煤nico tipo de trabajo para el que persisten discriminaciones expl铆citas incluso a nivel legal.
En el 谩mbito de las pol铆ticas p煤blicas, una visi贸n de esta naturaleza lleva a establecer programas focalizados en actividades posibles de ser disfrutadas por quienes est谩n en capacidad de gozar de la supuesta moratoria, obviando a la poblaci贸n juvenil que tempranamente ha adquirido responsabilidades vistas como propias del campo adulto (Krauskopf, s.f.)
La segunda tensi贸n proviene de la permanente contradicci贸n de una visi贸n de la juventud anclada entre dos polos opuestos, el de su valoraci贸n como portadora de futuro, de cambios e innovaciones, y el de su estigmatizaci贸n como portadora de peligros, "que atiende al sujeto joven en tanto problema, vulnerable al riesgo o portador del mismo, que se debate entre propuestas de represi贸n/ control o rehabilitaci贸n, que, en consecuencia, insiste en prevenir los da帽os y en una preparaci贸n descontextualizada de las capacidades y realidades juveniles" (Krauskopf, s.f.) El problema se expresa en los siguientes t茅rminos por Contreras (2001: 52): se asimila "lo integrado con esa juventud portadora de la modernidad y lo excluido con lo que debe ser integrado por la pol铆tica social", limitando por generalizaci贸n y por una problematizaci贸n que estigmatiza el an谩lisis y las acciones consecuentes en el nivel de las pol铆ticas.
Como ejemplos, se tiene que las mujeres j贸venes ingresan a las pol铆ticas como clientas desfavorecidas de los servicios relacionados con la salud reproductiva, debido al embarazo adolescente, o como poblaci贸n expuesta a la explotaci贸n sexual, pero pocas veces a partir de programas basados en la idea ciudadana de que la capacidad de decidir comienza por hacerlo sobre el propio cuerpo, a trav茅s de informaci贸n, recursos y servicios apropiados. Mientras, la atenci贸n a los hombres j贸venes en este sentido suele ser inexistente, y se alienta una visi贸n de la juventud liberada de los tab煤es sexuales, desinhibida y activa en este campo, que impide ofrecer pol铆ticas alternativas dirigidas a este sector.
La tercera tensi贸n se relaciona con la configuraci贸n de los espacios de participaci贸n adultos, en especial los pol铆ticos, como cerrados a la idea de una ciudadan铆a m谩s amplia en el marco de una democracia plural e incluyente. Es frecuente ubicar las causas de esto fuera del 谩mbito donde se producen y reproducen, y trasladarlas a los sectores donde se sufren los efectos. Con relaci贸n al 谩mbito juvenil, se suele se帽alar el problema que representa la falta de inter茅s que las y los j贸venes manifiestan, por ejemplo, hacia una participaci贸n m谩s comprometida dentro de los partidos pol铆ticos, o el ausentismo electoral en esta franja de edad. Sin embargo, coyunturas excepcionales, como las ya citadas al inicio de este trabajo, muestran que tal desinter茅s se convierte en protagonismo cuando determinadas condiciones de hartazgo o de extrema presi贸n recaen sobre el sector, aun cuando luego se desvanezcan las coyunturas y las explosiones y se regrese a la tradicional "apat铆a ciudadana".
El problema en este punto radica m谩s que en la integraci贸n de los/as excluidos, en la revisi贸n de los mecanismos de exclusi贸n que operan en los espacios propios del juego ciudadano para configurarlos como espacios excluyentes para las y los j贸venes. Se apuntar铆a, por tanto, a revisar algunos de los puntos cr铆ticos donde el mundo "adulto" se establece como un mundo cerrado a lo juvenil, a reflexionar sobre las concepciones que sustentan esta configuraci贸n y a pensar en l铆neas de actuaci贸n que enriquezcan las posibilidades de construcci贸n juvenil ciudadana.
4. CAMINOS PARA CIUDADAN脥AS JUVENILES PLENAS
Pensar en el desaf铆o de construir ciudadan铆as juveniles plenas implica reflexionar sobre algunos supuestos acerca de las pol铆ticas que pretendan marchar en esta direcci贸n:
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La ciudadan铆a no debe ser reducida a la ciudadan铆a pol铆tica, delimitada por criterios de edad para el acceso al derecho de emitir votos y ser elegibles para la funci贸n p煤blica. Desde esta perspectiva, la juventud puede ser vista como una poblaci贸n con capacidad ciudadana, con derechos plenos de participaci贸n en la construcci贸n de una forma de convivencia democr谩tica, con responsabilidades y con derechos que no pueden ser considerados como subalternos o derivables al futuro.
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La construcci贸n de ciudadan铆as juveniles exige tener como puntos de partida la necesidad de ampliaci贸n de la noci贸n de ciudadan铆a y la superaci贸n de estereotipos y generalizaciones sobre la juventud, que impiden construir la primera desde una perspectiva plural e incluyente. Es ineludible incorporar un an谩lisis de g茅nero y una mirada atenta a c贸mo se reproducen o transforman en el 谩mbito juvenil las discriminaciones que hasta hoy son relevantes para las mujeres.
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La ciudadan铆a juvenil no es compatible con visiones limitadas de la juventud, como las que frecuentemente relaciona a esta etapa de la vida como un tiempo de espera, o de las personas j贸venes como portadoras de peligros que es necesario desactivar.
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Es necesario que diferenciemos entre los problemas que radican en la juventud como sector, de los que exigen reformulaciones en los espacios y actuaciones del mundo adulto, pues son 茅stos los que generan impedimentos para la ciudadan铆a juvenil. En ese sentido, la construcci贸n de ciudadan铆as juveniles es un camino de doble v铆a, pues requiere de un ejercicio por parte de las y los j贸venes y tambi茅n de la construcci贸n de espacios sociales incluyentes donde ese ejercicio sea deseado y sea posible.
La democracia exige ciudadan铆a, pues no existe sin ella. Mary Dietz (1987: 11) afirma que "podemos entender la democracia como la forma de la pol铆tica que re煤ne a la gente en tanto ciudadana". Teniendo en cuenta esto, el ejercicio de pensar en esta construcci贸n de ciudadan铆as juveniles resulta una necesidad acuciante y, ojal谩, revitalizante para nuestras democracias.
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BIBLIOGRAF脥A
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NOVAPOLIS 鈥 REVISTA DE ESTUDIOS POL脥TICOS CONTEMPOR脕NEOS
EDICI脫N N潞 6 鈥 FEBRERO DE 2004
REFLEXIONES SOBRE EL ALCA
DESDE UNA PERSPECTIVA PARAGUAYA
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Fuente: http://www.novapolis.pyglobal.com
(Registro: Agosto 2011)
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