En las creaciones populares ocurre a veces que la música apunta a un lado y la letra a otro. Son como flechas que se disparan en direcciones no coincidentes. Ocurre sobre todo cuando no hay comunicación entre los autores. O la misma es deficiente y el letrista no llega a interpretar la intención del compositor.
El caso de Colorado retã (Muchos colorados, que con el tiempo se transformaría y se conocería como Colorado retâ, El país de los colorados) es un claro ejemplo de cómo a veces en una obra no existe armonía entre los objetivos de la música y de la poesía.
De acuerdo a la recopilación a los datos recogidos por el incansable trabajador de la cultura Julio Rojas en su tierra natal — Eusebio Ayala, ex Barrero Grande, del departamento de La Cordillera—, el autor de la música es Simón Iglesias. Los familiares todavía vivos de éste le confirmaron que este barrereño fue el autor de una de las polcas partidarias más tradicionales de nuestro país.
Iglesias, nacido alrededor del 900 y fallecido el 12 de junio de 1986 en su pueblo, fue un autodidacto que enseñó en su pueblo música a los jóvenes y creó varias bandas populares. Él mismo tenía la suya.
La década de 1920 es de hegemonía liberal. Sus encarnizadas disputas internas llevan la sangre al río entre 1922 y 1923 al enfrentarse los Sáko mbyky y los Sáko puku —facciones rivales del partido en el gobierno del país—, con el consecuente impacto que este conflicto tuvo en la sociedad.
Los colorados de la llanura, en esta época, también tienen sus disidencias. Las mismas quedan testimoniadas en sendas polcas dedicadas a los eleccionistas y a los abstencionistas, de acuerdo a las actitudes con respecto a las pujas electorales existentes.
La Cordillera era un bastión tradicional de los liberales. Barrero Grande —que todavía se llamaba así—, no era ajena a esta tendencia departamental. Los colorados de la zona eran numerosos, aunque no alcanzasen a ser mayoría.
El músico y compositor Simón Iglesias, que pertenecía al partido fundado por Bernardino Caballero, pasando por alto la desaveniencia que existía entre sus correligionarios y con el deseo de alentarlos, compuso la polca Heta la colorado, sin letra, que por esas re-creaciones que hace el pueblo se convertiría sencillamente en Colorado retã —que sigue conservando la idea del título original— y posteriormente en Colorado retâ.
“La hizo el 20 de setiembre de 1926”, le recordó Solano Peralta, una memoria viviente de Eusebio Ayala, durante muchos años secretario del juzgado local, a Julio Rojas.
—Embopúke pene melodía porâite ñamopu’â haguâ ñande Partido (Tocá esa melodía tuya tan linda para que hagamos grande a nuestro Partido)— le pedía y le alentaba el presidente de la seccional del lugar, Francisco Rivera.
“La música se popularizó y un tal Juan E. Villalba vino a apoderarse de ella, sin la autorización de Simón Iglesias”, comenta Julio, basado en lo que le dijeron los parientes del maestro que todavía vive en Eusebio Ayala.
Juan E. Villalba, efectivamente, al comienzo figuró como autor de la letra. Posteriormente Simón Iglesias recuperó la autoría. La misma está consignada en el registro de Autores Paraguayos Asociados, APA. La intervención del Dr. José Esculies habría sido decisiva para este cambio, ya que su hermana, la pianista de Barrero Grande Ester Esculies de Arréllaga, fue la que le pasó a Iglesias al pentagrama su obra, según le dijo el músico Tito Méndez —de Eusebio Ayala—, a Julio Rojas.
Mauricio Cardozo Ocampo(1), comenta que la letra que se consigna aquí nació en Buenos Aires a pedido del dúo que conformaran él y Eladio Martínez. El poeta correntino Osvaldo Sosa Corderoescribió la letra conservando el título. Le dio un corte amatorio muy alejado de la intención de Iglesias guiado solo por su inspiración, ajeno al contexto vinculado a la música. Únicamente en un verso hace alusión —de manera muy traída de los pelos— a Colorado retâ con la obvia intención de justificar el título.
“Respetamos la autoría de S. Iglesias y J. E. Villalba, quienes se inspiraron en la antigua canción que habíamos aprendido de niños, cuyo título es Felipa Mareco, según don Bernardo Mosqueira, una morena de Carapeguá y cuyos versos decía: Por Dios Felipa Mareco/ kóicha guârântepa che/ terâpa oiméne tiempo/ñaimemívo oñondive./ Oimétama guive tiempo/ che kunu’ûmi hague/ mi transido corazón/ ndéveko ha’e che áma”, dice el texto de Cardozo Ocampo. Acota que el chamamé Kilómetro 11, con música de Tránsito Coco Marola, tiene los mismos valores musicales que Colorado retâ.
Sobre la melodía circulan, además de la de Sosa Cordero, varias letras dedicadas a los caudillos de turno a quienes se cantaba o se canta.
(1) Cardozo Ocampo, Mauricio. Mis bodas de oro con el folklore paraguayo, Memorias de
un Pycháî. Asunción, 1980. Fuente: Julio Rojas.
Así consigna Mauricio Cardozo Ocampo en su libro Mis bodas de oro con el folklore paraguayo, 1980, pág. 229. Puede observarse que el título -que es, realidad solo de la música-, no concuerda con el contenido amoroso de la letra.
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COLORADO RETÃ
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