MISIONES
ACUARELA DEL DR. FRED BRAUNER
Exposición DESTINO PARAGUAY
en el CENTRO CULTURAL DEL LAGO
Areguá – Noviembre, 2011
Las acuarelas del Dr. Brauner tienen la dulzura de una vida y transmiten con pinceladas la emoción de haber viajado.
Amante de la naturaleza el artista es coherente con sus pinturas.
Al observar sus cuadros se tiene una sensación de serenidad, se respira la atmósfera del lugar, uno se transporta a ese espacio, está allí. Se percibe el sol, la humedad, la vegetación, la historia, el misterio del pasado-presente, la soledad de algunos lugares, con esa fuerza de luz y colores extraordinarios.
¿Qué impulsó a un científico como él a venir al Paraguay? No lo sé. Pero su sabiduría y el arte lo llevan a vivir a orillas del lago Ypacaraí, donde el paisaje de sueño invita a ser uno de los protagonistas de sus cuadros. Es para mí un privilegio de gozar de su amistad.
HUGO PISTILLI
MÁS DE 60 AÑOS COMO ACUARELISTA:
Me había equivocado de camino: el caminito de tierra donde doblé no me llevó al paraíso sub-tropical del matrimonio alemán de Fred y Angelika Brauner sino a un grupo de casitas humildes cerca de la vía del tren. Sin embargo, siendo ya muy conocidos en la zona de Patiño, una señora con niño en brazos no tardó en indicarme el camino correcto.
Fui recibida por los ladridos de una manada de pastores alemanes, quienes guardaban las puertas del paraíso, y ¡una explosión de color! Desde planteras, árboles, troncos de árboles caídos, chorreaba una sorprendente variedad y cantidad de orquídeas en plena flor. Esta escena sería sin duda el sueño hecho realidad de millones de personas alrededor del mundo, y en especial, pensé yo, de los habitantes de los países nórdicos. En su amplia propiedad, a orillas del lago, después de años de dedicación, los Brauner habían logrado semejante maravilla. No menos impresionante, para mi, era el taller del Dr. Brauner. ¡Qué envidia! Apartado de la casa principal, el taller era espacioso, excelentemente equipado, tranquilo y ordenado. Fred me mostró, con la modestia que lo caracteriza, las decenas de cuadros que forraban las paredes de su impecable “studio”; retrataban los múltiples y a la vez exóticos lugares visitados por el matrimonio Brauner:Nepal, Vietnam, Maruecos, Chile, Venezuela, Brasil, Cuba, Alemania, por supuesto, … y el Paraguay. Luego de haberse jubilado, es aquí en el Paraguay donde desde hace 15 años se dedica a sus dos grandes pasiones: su jardín y la pintura.
Angelika, su siempre amable y “vivacious” esposa, como él, doctora en medicina, me entregó esta breve pero interesante biografía de su marido, ex profesor catedrático y Director de Salud de las Clínicas Cirujanas de Stralsund y Schwerin, Alemania y además de esto, ¡pintor!
El mayor de tres hermanos, nació en Sudetia de una pareja campesina. Falleció su papá en un accidente cuando tenía 7 años, obligando a su mamá a trabajar en el campo para sostener a la familia. Al cumplir 11 años, uno de sus profesores se dio cuenta de que tenía talento artístico y lo alentó. Ya desde chico, en vez de juguetes, Fred sólo deseaba utensilios de pintura para su regalo de cumpleaños y de Navidad y caminaba kilómetros, hasta la siguiente ciudad para conseguirlos.
Después de la Segunda Guerra Mundial su familia tuvo que dejar su pueblo natal por ser alemanes en Checoslovaquia y fue reasentada en Mecklenburgo (zona soviética de Alemania). Allá trabajó como peón, pero en su tiempo libre, a partir de 1948, empezó a pintar de vuelta ¡Cambió una de sus primeras obras con un vecino por dos gallinas!.
A partir de 1949, por medio de unas becas, primero estudió Agricultura y, desde 1953, Medicina.
En la universidad se ocupó más en serio de la pintura; leyó mucho sobre el tema y se desarrolló como autodidacta. Su primer puesto al terminar sus estudios universitarios fue como cirujano en una pequeña ciudad en la costa del Mar Báltico donde inauguró un círculo de pintura para los empleados del hospital dirigido por un profesional y donde participó en sus primeras exposiciones colectivas. Desde entonces el trabajo artístico siempre jugó un rol preponderante en su vida.
En esta exposición, el Dr. Brauner presenta 26 acuarelas. El tema: su país adoptivo: El Paraguay. Retrata paisajes del Chaco, Colonia Independencia, Humaitá, Hohenau, Amambay, el Lago Ypacaraí y -en una serie de magníficas acuarelas-, el Paraguay otrora: la cataratas de Iguazú.
Visto desde la óptica del Dr. Brauner, el Paraguay se ve diferente: No son los colores, ni las pinceladas de un Torné Gavaldá o de un Aparici, acuarelistas catalanes consagrados en el ambiente artístico local. Más bien emplea mucha economía en sus sueltas pinceladas; capta la esencia de los temas abordados, sin entrar en los detalles. Utiliza colores sutiles –quietos, diría yo-, quizás rememorando los tonos o el clima de Checoslovaquia, su país natal, o la Alemania de su vida estudiantil y profesional. ¡¿Cómo negar sus raíces, su identidad?! Sin embargo, la peculiar atmósfera que logra crear en sus pinturas es... ¿cómo describirla? Lo dejamos en las palabras del siempre recordado y muy querido Hugo Pistilli:
“Las acuarelas del Dr. Brauner tienen la dulzura de una vida y transmiten con pinceladas la emoción de haber viajado.
Amante de la naturaleza el artista es coherente con sus pinturas.
Al observar sus cuadros se tiene una sensación de serenidad, se respira la atmósfera del lugar, uno se transporta a ese espacio, está allí. Se percibe el sol, la humedad, la vegetación, la historia, el misterio del pasado-presente, la soledad de algunos lugares, con esa fuerza de luz y colores extraordinarios.
¿Qué impulsó a un científico como él a venir al Paraguay? No lo sé. Pero su sabiduría y el arte lo llevan a vivir a orillas del lago Ypacaraí, donde el paisaje de sueño invita a ser uno de los protagonistas de sus cuadros. Es para mí un privilegio de gozar de su amistad.”
YSANNE GAYET
Areguá - Octubre 2011
BAJO CHACO, ACUARELA
ENLACE AL ESPACIO DEL
CENTRO CULTURAL DEL LAGO
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