EL KARAMEĜÜÃ DE DON ANÍBAL
De DON ANÍBAL (J.A.R.R.)
VERSITOS Y POEMAS ,
SEMBLANZAS , IMÁGENES ,
CARICATURAS y ANÉCDOTAS
VIVENCIAS DE J. ANÍBAL ROMERO R.
Corrección : JULIO CÁCERES
Editora LITOCOLOR S.R.L.
Asunción – Paraguay
2003 (159 páginas)

A MODO DE PRESENTACIÓN
Como sobreviviente de todo un periodo heroico y muy feliz de la labor artística nacional, principalmente la interpretativa teatral, quiero acercar a los amantes de la biografía y muy especialmente a los jóvenes que hacen al movimiento alentador del teatro en nuestro país, para dejarles como jirones de toda una historia que ya está por escribirse, quiero dejarles, repito, en este karameĝuã abierto interesantes datos de hechos y personas, de semblanzas y perfiles que hacen el cúmulo de gratos recuerdos cosechados en más de 50 años de labor como intérprete artístico en el teatro, la radio, el cine e incluso la televisión.
Aquí está muy cerca de los lectores el resumen de mis experiencias en todo cuanto pude ofrecer de mi apasionado amor al arte en este tan heroico periodo y de modesta capacidad de fanático apasionado.
Que estas líneas con imágenes, datos, fechas y nombres sirvan para acercarlos más y mejor a las figuras señeras de toda una época alumbrada por la sensibilidad y el desinterés en el no muy fácil quehacer artístico.
Esta es una contribución para que en la memoria colectiva no palidezcan los luchadores y forjadores de una herencia cultural muy rica en testimonios y acontecimientos. Dignos ellos de una admiración permanente y de un reconocimiento como compañeros y amigazos.
EL KARAMEĜÜÃ DE DON ANÍBAL
Me contaron este cuento que ahora yo les cuento. Dicen que en el pueblo había un señor que oficiaba de juez, de fiscal, de orador y presidente del club social. Este pequeño gran genio oficiaba además de médico y tenía, atendiendo a lo que de él se expresa, éxito en todas sus intervenciones. Según cuentan, cierta vez fue a visitar a una persona muy cercana a su afecto, circunstancia en que este se hallaba un tanto averiado en su salud. Al llegar junto a él, luego de los saludos, atendiendo a que lo notaba un tanto pálido, delgado, tenso y preocupado, le preguntó sobre lo que le pasaba, lo que sucedió y el convaleciente le contestó: "No sé lo que me pasa, perdí tranquilidad, perdí un poco de mi equilibrio, en la carrera del sábado perdí todos mis ahorros... No sé lo que me pasa, siento fuertes dolores en la nuca y en las sienes, en el pecho y en las espaldas, me temo que sea un mal irreparable".
El sabiondo del pueblo lo miró detenidamente, le tomó el pulso y con la mano buscó la solución tocándole la frente y luego sobre la cabeza, sonriendo le dijo: "Usted no tiene nada, en su cabeza no hay nada, está vacía. ¿Qué piensa hacer?".
El enfermo en apuros replicó: "Yo sé que no hay nada en mi cabeza, que está vacía. Pero estoy pensando ir a ver a un especialista". El sabiondo le cortó la frase y le dijo: "No, mi estimado, no haga eso. Antes de llamar a un médico, llama a un amigo", como aduciendo que antes de la ciencia, la presencia de una amistad le traerá cura a sus males.
Qué definición sobre lo que es un amigo; pero a mí que no me vengan a filosofar sobre el amigo, que no me cuenten cuento para manejar al amigo como un títere de la pluma. Bastante experiencia tengo con centenares de seudoamigos y de los auténticos, creo en primer lugar que así como hablan del león como rey de la selva, del reino animal, así también el amigo, a mi juicio, es el rey del reino humano. ¿Por qué solamente los animales van a formar un reino y no los humanos?, pues tal como en el animal, en el humano hay grupos y especies. El amigo está en el primer grupo como majestad de su reino.
AMIGO: El vocablo expresa tanto, que es dable escribirlo con mayúsculas y también subrayarlo. ¿Y saben por qué?. Pues porque no todos los que se presentan como AMIGOS pueden ser tales. Por eso creo que cabe hacer y asumir las diferencias más resaltantes entre uno y otro integrante activo de esta fauna humana. Fauna que me honro en integrarla en estas líneas.
A mi entender, amigo es aquel que se nos presenta como es, sin afeites, sin ademanes de petulante. El amigo debe impactar a primera vista, por eso decimos que es aquel quien es ubicado dentro del marco que hacen la modestia, la humildad, la consideración y el respeto; repito, sin afeites, tal cual es. Es el que sueña con un mundo mejor, hermanados en los propósitos nobles y altruistas; es aquel que no escribió ni un solo libro pero no deja de ser todo un libro de aciertos y de virtudes, de anhelos y sueños. Son varias las especies de amigo, y también de
aquellas (como en el reino animal) en vías de extinción, víctimas de los crímenes alevosos perpetrados por el depredador, quien también es otra especie del grupo, como el amigote y el amiguillo, pero aquí vamos a detenernos para conocer mejor a estas dos especies que abundan en demasía.
Amiguillo es como el monaguillo que por el solo hecho de oficiar una misa con atuendo clerical se siente ya dueño único de la verdad, sin pecados y con la suerte de creerse poseedor de la llave que abre las puertas del cielo. Es el que nos miente, tratando de engañarnos y lo consigue.
Amigote. Qué ejemplares magníficos tenemos en esta especie. El amigo-amigote no merece figurar como amigo ni merece el regalo de nuestra consideración. Supuestamente este es amigo, pero lo es solamente en los buenos momentos para extraer provechos, beneficios o lo que él quiera como finalidad de sus propósitos de seudoamigo. ¡Pero vamos al grano!, he'i ndaje peteĩ jati'i omongueraséva.
Como ejemplo muy personal de lo que debe ser un amigo-amigo, vaya este a quien por haber sido tal dedico un poema.
¡Jacinto!
En "la noche de la congoja", entre cortado y silencioso llanto, como si fuera una oración, musité estos versos frente a los restos de quien fuera un amigo-amigazo.
AMIGAZO
Despierta hermano: Despierta
Y ahora que ya estás con ella,
¡Aférrate a sus manos y recítale
La poesía más bella!
Sí... es esta tu noche morena,
la misma noche estrellada
que por las tardes buscabas
recitándole poemas
bajo su capa enjoyada
con jazmines, con estrellas
y un lucero.
La que fue tu sueño, tu obsesión,
amiga, amante y hembra,
esquiva novia distante
de tu requiebro de amor.
Húndete en el abismo
de su vientre y de sus senos.
¡Deténla!... que no huya.
¡Poséela!... es toda tuya.
Tal como la querías;
quieta, desnuda y fría,
bajo la luna sin nubes,
bajo el ardiente lucero
que fue tu fiel compañero
en tantos amaneceres.
Titilan cual candilejas
las estrellitas lejanas.
Alguien aquí te reclama
aplaudiéndote de pie
y como un grito exclama
que suene tu recia voz...
que tu estampa se ilumine
con el candil de la luna
y los fulgores del sol.
Despierta hermano...
despierta.
JACINTO HERRERA.
UN AMIGO-AMIGAZO
Noble, leal y solidario amigo. Amigo en duplicado, sensible y extremadamente solidario con las personas que le rodean.
De este apuesto y sobrio galán de la radio, del cine y la televisión, fuera del escenario no se conoció un enamoramiento o un noviazgo al margen de las relaciones que mantuviera con la primerísima actriz Emigdia Reisofer. A mi particularmente me llamó la atención que su más predilecta amiga no fuera una mujer... sino la noche. Esto me inspiró para dedicarle los versos precedentes cuando falleció, dejando en verdad una herida sangrante en los repartos de obras teatrales presentadas en el país.
Pero... ¿quién fue Jacinto Herrera?.
Fue un paraguayo que hizo vibrar a nuestro público y al más exigente del Río de la Plata, con sus impecables creaciones, personificando a diversos tipos en obras teatrales y en más de 39 películas de largometrajes. Entre los filmes que contó con su aporte interpretativo recordemos uno que como muestra basta y sobra: "La última escuadrilla, donde ofició de coprotagonista al lado de los consagrados artistas argentinos Minguito Altavista y Tito Alonso.
A CARLOS GÓMEZ
Este también y gracias a Dios fue y es mi amigo, amigo-amigazo; lo conocí en 1936, cuando él integraba el elenco "Destellos Juveniles" y yo era integrante del elenco sostenido por la parroquia del Cristo Rey. Este elenco contó con la dirección de Carlos Pussineri Scala.
El nombre completo de este amigazo cariñosamente hoy llamado Carlitos es Carlos Victoriano Gómez Castillo, actor por donde se lo mire, amigo leal y desinteresado. Con él estuvimos en la década del 40 en la Compañía del Ateneo Paraguayo, bajo la dirección de don Fernando Oca del Valle y en la Compañía de Teatro Guaraní dirigida por don Julio Correa, el auténtico creador del teatro guaraní. Hizo televisión, radio y cine en la Argentina, es el único actor paraguayo, junto con Jacinto Herrera, que figura en el Libro de Historia de la Cinematografía Rioplatense.
Sin dudas, estamos frente a un valor que merece nuestro reconocimiento por todo cuanto hizo y hace en bien y a favor de nuestra cultura, principalmente en el ámbito teatral. Con él y Mirna Veneroso somos los únicos sobrevivientes de aquel entusiasta grupo que conquistó aplausos en la década del 40. En la obra fílmica "Alto Paraná" cumplió una labor muy destacada por la prensa argentina en 1970. La película fue protagonizada por el excelente actor argentino Ubaldo Martínez y contó como segunda figura con Carlos Gómez.
Para este amigo-amigazo vaya mi fuerte abrazo con este poema:
PARA CARLOS GÓMEZ.... UN AMIGAZO
Ya no tenemos el vigor
de aquellos "Destellos Juveniles",
pero gracias a Dios
quedó nuestra amistad.
Este Carlos no integró
aquel grupo de entorchados
que el 2 y 3 de febrero
con tanques y metralletas,
con granadas y escopetas,
a un sistema derrumbó.
El no es un Carlos más.
Mucho menos un Carlos menos.
No es ni décimo ni octavo.
El teatro es su conchabo
y su razón de vivir.
El pueblo así lo entendió
y no deja de aplaudir.
Si bueno es como actor
también lo es como amigo.
Su mano abierta es abrigo
y es su presencia alivio
que anula la soledad.
Un compañero ideal,
honesto, digno y cordial.
Capaz de quemar sus naves
si apeligra su lealtad.
Este Carlos o Carlitos
no es ni Marx ni es Chaplín,
no es un Carlos del montón,
ni en el circo aserrín.
Sencillamente se trata
de un intérprete genial
que honra y que dignifica
al teatro nacional.
El supo arrancar aplausos
con su labor magistral.
A ERNESTO BÁEZ
Este amigo-amigazo cumplió en vida la santa misión de hacernos reír. Llegó hasta los rincones más apartados del país para entregar su chispa convertida en humor auténticamente paraguayo, uno de los ejemplos es la muy aplaudida pieza firmada por Mario Halley Mora cuyo título ya es un invitación a la alegría: "El comisario de Valle Lorito" y esta autoridad llevaba como nombre nada menos y nada más que el de Napoleón, que apocopado en dos sílabas quedó en las plateas y en el pueblo. Se lo conoció como Napo. A este Napo, comisario de Valle Lorito y a su intérprete Ernesto Báez, mi modesto homenaje de admiración.
NAPO
(Una autoridad legalmente prostituida)
Atado a un "Teju ruguái"
este "tirer" valentón
es un capo de cartón
"Made in Paraguayain".
Es el torpe “mbarete"
"La autoridad competente"
con dedo y medio de frente
y estampa de bravucón.
Con nadie quiere joder
este fiero gran "Comí"
que exhibe negro poder
con un moquetón "bolí".
El "manda" en aquel pueblito
que siempre anduvo al revés,
donde abundan los loritos
y es "valle" de la “Clandé".
Sorprendido y embobado
así en escena irrumpió
gracias a Ernesto y la gracia
que el padre - pueblo le dio.
Ernesto, hermano-amigo:
toma tu lanza y embiste
contra la mueca-castigo del
labriego, quieto y triste,
que esperanzado te espera
abrazado a su "capuera"
para que en los surcos arrojes
tu sal, tu lluvia y tu sol.
Ernesto:
Nuestra tierra se merece
un tiempo nuevo y mejor:
los chispazos de tu ingenio
con sus cosechas de humor.
Roger Vernalve es el fundador y director de "Real", Grupo Teatral Itinerante, que en ocasión de la puesta en escena de una obra contó con el concurso de don Carlos Gómez, quien a más de actuar ofició de asesor de la puesta en escena del espectáculo teatral "Veladas Paraguayas", cuyo estreno fue en 1997 y que tuvo reposiciones en la capital e interior del país. El director Vernalve (conjunción de sus apellidos Vernal Vega), me solicitó la redacción de algunas palabras alusivas a Ernesto Báez, a fin de ser leídas antes de cada presentación y distribuidas al público con el programa.
SE NOS FUE UN SEMBRADOR: DON ERNESTO BÁEZ
Con esa llamita interior que, gracias al Teatro nos moviliza y sostiene, hoy llegamos hasta este escenario para avivarla y así suplir la ausencia de ese poderoso y cálido reflector apagado, dejando a oscuras al escenario del auténtico Teatro Popular Paraguayo.
Estamos aquí para intentar exteriorizar nuestro pesar por la desaparición física del señor Ernesto Báez.
Más que un buen actor, más que un exitoso autor, mucho más que un obrero de la escena nacional, Ernesto Báez fue un verdadero sembrador en los surcos de la cultura nacional.
Sembrador de una idea santa.
Sembrador de una sencilla de oro.
Aquella que germina y crece gracias a la generosidad de la tierra nuestra: la semilla del "Teatro Popular Paraguayo".
En nosotros germinó esa semilla.
Somos un torrente de vocaciones.
Somos producto de esa idea, de esa filosofía, de esa semilla.
Para muchos tal vez no seamos "algo" o "alguien". Para otros más descreídos, somos "nada"...
...Pero lo que cuenta y lo que vale es que somos, que existimos; que estamos de pie sobre el tablado y que esta noche volveremos a levantar el telón, esta vez en homenaje a un artista del pueblo: el señor don Ernesto Báez.
Que los aplausos sean para él.
Muchas Gracias.
"Real"
Grupo Teatral Itinerante.
UN POEMA PARA UNA VOZ
Para una voz que llegó al corazón, para " la voz del viejo río": Agustín Barboza. Lo escribí en 1997, al cumplir Barboza su cumpleaños número ochenta, se lo entregué exteriorizando de esa manera mi amistad y admiración al noble cantor y compositor. Barboza musicalizó el poema que, como guarania, ya cuenta con cinco grabaciones incluyendo los LPs y discos compactos.
Voz del viejo río (Guarania)
Mi voz antigua viene de lejos,
viene del río que acunó,
sigue tan limpia como las aguas
del viejo río que la llevó.
Traigo con ella y en mi guitarra
los tiernos versos del gran Manú,
y en mi garganta aprieta un nudo de
cinta roja, blanca y azul.
Canción hurtada en altas noches
del pecho inquieto de la orfandad
para encenderla en serenatas
en mil ventanas del Paraguay.
Canción antigua, rumor de río,
del viejo río que me acunó,
canción morena, canción serena,
canción del verso que se perdió.
Con ella traigo indiano acento
que me enseñara José Asunción
y al entonarla vibrante siento
un eco extraño: ¡mi antigua voz!
EN LOS 80 AÑOS DEL JOVEN AGUSTÍN KARAÍ "TAJA-RUSÚPE" GUARÁ
Por mantener la amistad
De este "señor" adefesio,
Aquí diré mi verdad
A quien admiro y aprecio.
Mi estimado don Agüi:
Komundo apére anichéne,
Ivaivéva ndehegul
Por los siglos jatopa...
Ndeuaíramo jepe
Rehayhúgui nereta
Hetami mba'e porá
Rejapóma kuimba'e
Akói ndeally'o porá
Ha "ochenta" ma remboty
Ajéniko neresái
Nde "karai tujarusu"!!!
Bendita mil veces sea
esa tu linda fealdad,
que atesora el alma blanca
de un señor de la Amistad!!
As. 05-05-1993

Caricatura de AGUSTÍN BARBOZA
A MAURICIO CARDOZO OCAMPO
Así como lo es, amigo del folklore, también lo es con las personas, por ello también su nombre está escrito con mayúsculas y comillas en el listado de la gratitud, de los amigos-amigazos.
Me tocó ilustrar su libro "Mis Bodas de Oro con el Folklor Paraguayo. Memorias de un Py sai", en ocasión de cumplirse cincuenta años de su incansable labor por el folklore.
En el año 1971 dediqué estas palabras a este amigoamigazo, que a más de testimoniar mi sentir, evidencian la gran calidad humana de este maestro consagrado:
El folklore es para don Mauricio,
un cántaro, una galopa,
un pucho y... un "mimby".
Bendito el cincuentenario vicio
que desvela a este raro "aña ra'y".
Con mis sinceras congratulaciones al cumplir nada más y nada menos que 50 años al servicio de nuestro folklore, al que, por su pureza y por la dignidad de sus auténticos cultores, ha logrado ya el sitial que se merece.
Felicidades.
Asunción, lunes 4 - X - 1971

Caricatura de MAURICIO CARDOZO OCAMPO
A UNA AMIGA-AMIGAZA
...que supo ser novia, madre y abuela y bisabuela
¡Kuñaitéko hína che!
Para mi "mujer maravilla" Nidia Sanabria
¡Maiteípa!... ha iporãite katu niko.
Ani anga mantérei py'a tarovápe jaiko
Amo hapópe niko, mboriahu rekoverã.
¡Ñandejárako yvy'apére ikurusumi oheja!
¡...Ani pechembopuka!
¡Anive pendejapu!
Nahenduséi vyrorei
...cheporá ndajeko che.
¡Ja!, ja!, ¡jai! Ani pechembopuka
"Panambi", "rosa poty", "tupãsy" ndajeko che.
Ojehai kuatia... mbaraka sãre aiko.
¡Hetaitéma ko ahendu mba'e porãvopyre!
¡Ha péina pecherecháma amueñói mitã rasé!
...Kapavoi chemandu'órõ aguapy ajahe'o!
Aikuaa'yre mba'eve, ni aipo "tuka'ẽ ra'ã"
kokue árima ajeity ysapy che aho'ipa,
ñuatĩtyre adispara, "rosado"-re che asaje.
¡Hetamíma ko che aiko aikarãi yvy ape!
...Kapauoi chemandu'árõ aguapy ajahe'o!
Peteĩcha arambotype "maína" Juana chembo ao
tafetín averapávape... namicháĩ ha sapatu.
Upéro ndaje oikóma chehegui "kuñataĩ"
ha "bailanta"-pe ahakuévo aguata koni koni
…Kapauoi chemandu'árõ aguapy ajahe'o.
Oiko ndaje chehegui "luceromí kypy'y".
Arpapu chembo aguara... Añembokíma katu.
Ykua rapére, Cristóbal py'yĩnte cherupyty...
Chembo porã... che picháĩ, che ñañuá... che retũ... ...
Chepy'ahórõ umi mba'ére, kapavoi chepukapo
ha anga pecherecháma chemoguáiguí tembiapo.
Chekuã rehe mitã... cherouáre kuarahy
... chepo mokõime ajaka... cheresápe topehýi...
ha pe che'áme katuJuan Cristóbal kurusu!
...Nde mitã rovaky'a! Eju jaha chememby
ani'anga peche ñe'ã péícha hágui osororo!
Ehupi katu pevosa...iE'a! ¡Jesu che Dio!
ha ojupímako añete...
...Kapavoi péicha ahechárõ aguapy ajahe'o.
LECCIÓN APRENDIDA
¡Gracias Pepe!. Hace unos meses volví a esa ciudad del sur recostada sobre las aguas del rumoroso Paraná. Recorrí sus calles, saludé de paso a muchos buenos amigos y luego entré en la casa que había habitado con mi familia durante más de 9 años. Pedí a la dueña que me permitiera recorrer el interior, dormitorio matrimonial, de mis hijos, la sala, el comedor, el patio, la cocina y hasta el patio.
En ese emotivo itinerario desbordante de recuerdos se me presentaron como fantasmas gratos los recuerdos que quería volver a vivirlos, de pronto en la pieza con piso de madera, tropecé con un objeto de hojalata pintada, me detuve, alcé el material y lo ubiqué en memoria, era el resto de desecho del único juguete que llegó de la mano de Llollo que apenas contaba con 4 años.
Era el cadáver exhumado de un juguete que le enseñó n mi hijo todo aquello que yo no podía enseñarle; la tenacidad, la persistencia, la decisión inquebrantable de llegar al destino, de lograr el objetivo anhelado.
Pepe, el "loco", era conductor de un jeep que funcionaba todavía con cuerda, llevaba casco y permanecía ;herrado fuertemente al volante. No hablaba, no necesita hablar. Su dueño (mi hijo Llollo), lo lanzaba hacia el interior de la pieza, Pepe, el "loco" y su jeep se lanzaba con fuerza, se tenía frente a la pata de la silla, de una cómoda, del pie de alguien que estaba sentado.
Volví a intentar sortear el obstáculo, así una y varias veces, hasta llegar allí donde quería llegar. Esto era sólo una gran lección y la aprendió muy bien su propietario, mi hijo. Qué bien se portó conmigo aquel entonces insólito y deslumbrante fabricado de hojalata y movido aún dándole cuerda.
Creo que de él mi hijo aprendió que en todo emprendimiento hay que fijar objetivos sobre lo planificado o sobre lo deseado. Aprendió el valor que tiene la tenacidad, la persistencia, la inquebrantable decisión de vencer obstáculos, sorteando todo tipo de vallas, como si el propósito para impedir que llegue ahí donde pudiera molestar a otros.
OTRO AMIGO-AMIGAZO;
FERNÁN ELIZARDO BENÍTEZ
Este amigo "Benitín",
campeón del banderín,
se convirtió en "Benitón"
porque al trabajo le pone:
¡alma, vida y corazón!.
Sin dudas artista es
pero es posible también
que algo estará faltando
para que sea un "artistón".
Todo, todo puede ser
pero a mi modesto entender
hay virtudes que ya le sobran
a este íntegro cultor
como amor a sus trabajos
modestia y humildad
que hacen la argamasa
de esta auténtica amistad.
CRISTI Y QUITO
Dedicatoria: para Nidia Sanabria
-¡Anga che rey!...
¡Mba'ére ndepochy!
Mba'ére, eremi chéve...
-¿Mba'e?
Ha nde piko reimo'ã ndorohayhúi rire
aiméta ko'ápe nde ykére,
cheño ha mombyry che rógagui,
che s_gui, nde argel katu.
-¿Mba'e?
¡Pero nde niko ndetarováma!
¿Mba'éichagua "prueba" piko reipota chehegui?
Eremína chéve, mba'éichagua "prueba" reipota
ame'ẽ ndéve...
-"¿Prueba de Amor?"... ¡Aikuaa "prueba de amor'!
Tereho eporandu Isabel-pe mba'éichapa ogueraha
la "Prueba de Amor" ome'ẽ va'ekue lo mitãme...
¡Séisma imemby, "seis prueba de amor" ome'é rire!
EL MAR Y UN POETA
Cuando a mediados de la década del noventa tuve la oportunidad de estar en Brasil, en una de sus tan concurridas como hermosas playas, me tocó pasar por una situación que me llenó de sorpresa y emoción. Caminando por la playa me intercepta un individuo, joven este, y me entrega en lo repentino de su aparición un papel escrito, que era lo único que llevaba en la mano; era un poema. Me dijo, en su portugués natal, que él se ganaba la vida vendiéndolos. No pasó mucho para que escribiera unos versos recordando este episodio en el que el mar y este poeta ambulante fueran protagonistas...
El mar y un poeta
Llegaste hasta mí
sin haberte esperado,
sin haberte llamado.
Llegaste así, de golpe,
de improviso
casi, casi insólitamente.
Como una brisa tibia
que intenta apagar
el fuego con que incendiaba
el sol la ondulante playa
a los cercanos "morros"
y hasta las aguas
verdes de ese mar inmenso
que oraba y lloraba
por sus oleajes salados
blancos y espumosos...
Llegaste hasta mí
como una gaviota perdida,
como una avecilla asustada.
En el extremo
de tu extendida mano,
un poema.
¡Nada más que un poema!
Entonces me dijiste:
Yo los escribo.
Es el pasaje de un punto a otro.
La gente me entiende y me ayuda
para hacer más caminos
¡Por eso yo estoy seguro
que siempre llegaré a destino!
-Claro que llegarás
joven poeta amigo.
Tu siembra de bondad y amor
te hará feliz hermano mío.
¡Anda! sigue en esa lucha
desigual y eterna
entre la mezquindad y el arte.
Que este sea
por siempre tu camino
y ten la seguridad
que llegarás a destino.
OTRO AMIGO-AMIGAZO MÁS: LUIS ALBERTO DEL PARANÁ
Como representante, promotor y publicista oficial de por vida en el país de este hombre de gran valía no me siento tan orgulloso como lo soy de corresponder a su amistad a toda prueba; este amigo-amigazo, que recorrió el mundo con su inimitable voz, no sólo llevó a esparcir sones por el orbe, sino el calor humano y esa energía resplandeciente en su carisma, propia de personas auténticas, que supo sembrar y cosechar amistades verdaderas...
AL TROVADOR
Con polcas y con guaranías,
con el nombre de su tierra
y una cinta tricolor,
al globo-tierra brindó
sus serenatas más gratas
como homenaje de amor.
De pronto llegó ese día
sin estrellas, sin melodías,
sin luna y sin sol.
El día de la añoranza,
del agridulce techaga'u,
entonces, el trovador
a su terruño volvió
con un globo de oro,
premio justo a sus triunfos
que en el arte conquistara
con su guitarra y su voz.
OSCAR FERREIRO Y ANA IRIS CHÁVEZ DE FERREIRO
... AMIGOS-AMIGAZOS
Una amistad de las auténticas es la que compartimos, hoy, doña Ana Iris ya está ausente, pero sólo físicamente, y los lazos que hacen los sentimientos verdaderos a más de atemporales son eternos, sin fecha de vencimiento. Recuerdo que ella me había manifestado su deseo de contar con una caricatura suya, a lo que yo prometí cumplir. En una ocasión en que se realizó una exposición de mis trabajos en el Salón Primavera de la empresa publicitaria Turú, asistieron ambos; sin embargo, aún no había conseguido hacer la caricatura para ese momento. Esto lo sentí mucho, y más aún el hecho de que cuando el trabajo estuvo terminado, Ana Iris ya había emprendido el viaje sin retorno a la eterna ausencia...
Acaso yo olvidar podría
por un instante siquiera
el pedido que me hiciera
esta gran señora dama
a quien por sus inquietudes
y por sus tantas virtudes
para mi honra
adopté como amiga
y como hermana.
Oscar: poeta, hermano.
Aquí te entrego
en propias manos
esta audaz caricatura
de la que hoy
ausente está.
Soy inconsciente.
Lo sé.
Mba'éiko che ajapóta
che promesa a-cumplicé.
Ñemboki mondoho
Otro accidente amoroso entre Cristi y quito.
Dedicatoria para...
-Na'ápe nera'anga
ndaipotavéi chendive
Ysabel-pente eme'ẽ...
Ha'e oiméne oipota
omoíne virdioguype
ha upéi katu nde-encuardá,
santo patrónoicha ndeguerekóta,
níchope nderekóta...
yvoty de fantasía
ha tataindy nerenondépe.
¡Ndéve ko añe'ẽ hína!
Na'ãpe nde ra'anga
ha'éma niko ndéve...
No quiero más por mí
el foto que dio usted.
-Aní che rey rejembo lomo
eju katu ko'ápe rehechaséramo
Ñande Jára gracia... ko'ã panambi
mba'éichapa ojoayhu...
ndaha'ét ndéicha
reñembo lomo-va
emañamína Quito
ojeroky haícha niko
ojupi, oguejy,
isaraki,
peteĩ oho ohetũ la otrope
upéi ohetũ yuoty
ha entero yvoty ohetũ va'ekue
opyta ikangypa...
¡E'a! anive chekuare epoko
ani rejapo cherehe
pepanambi yvotýre ojapo va'ekue
¡aníke che retũse!...
oikóne yvotýre ojehu va'ekue
...che mbokangýne mba'e.

Caricatura de ELADIO MARTÍNEZ
A ELADIO MARTÍNEZ OTRO AUTÉNTICO AMIGO-AMIGAZO
En cierta ocasión, cuando me desempeñaba como supervisor de los departamentos de Publicidad y Relaciones Públicas de una reconocida empresa representante en el país de vehículos automotores, recibo la grata visita de don Eladio Martínez„ quien venía con la intención de que le asesore sobre alguna propuesta ventajosa para la compra de un automóvil. Yo, ajeno al departamento encargado de dichos asuntos, sólo pude indicarle dónde y con quién asesorarse.
Eladio Martínez se retiró, según lo noté, cabizbajo, como desilusionado, como consecuencia de que ninguno de los planes de venta era acorde a sus posibilidades.
Eso también me afectó, por la enorme estima que siento por él y por esa amistad que cultivamos. Ese tiempo estaba próximo a su cumpleaños número setenta, y como manera de alentarlo, de levantar nuevamente su estado de ánimo, no tuve otra idea sino la de homenajearlo en ocasión de tan próximo e importante acontecimiento.
El día domingo 23 de mayo de 1982 lo celebramos en mi residencia familiar sobre la calle Piribebuy entre Colón y Hernandarias de la capital, donde a más del anfitrión, don Eladio, y señora, estuvieron presentes Ernesto Báez, Alberto de Luque, Agustín Barboza, Miguel Angel Rodríguez, Augusto Gallegos, todos ellos acompañados de sus respectivas esposas. También estuvieron Antonio Achón Bau y señora, Luis Mozart Fleytas, Néstor Romero Valdovinos, entre otros. Y por supuesto, los oferentes Aníbal Romero, Nidia Sanabria de Romero, Sanie, Irma de Romero, Graciela Candia, Mario Aníbal Romero Lévera y Eladia Sosa.
En ese grato acontecimiento, hicimos entrega al agasajado de un pergamino ilustrado en cuyo anverso escritas estaban unas líneas a su homenaje, los versos y las caricaturas de mi autoría, que fueron firmados por todos los presentes en el acto. La felicidad que experimentó este amigo-amigazo es indescriptible, como también lo es el sentimiento de quienes compartimos con él esa alegría.
Los siguientes versos son los que en aquel pergamino testimoniaran nuestro homenaje a Eladio Martínez...
Sorprendido y sin razón
este "gua'i" guitarrero
se nos muestra muy arriero,
orgulloso y brabucón.
Cuentan que al ver la luz
le puso ritmo a su llanto
entonando un nuevo canto
para anunciar su debut.
Con su jopo engominado
y su guitarra guaireña
cantó en veladas y peñas
en palacios y condados.
Todo un siglo pasó
sobre el gran serenatero
que ató su voz a un lucero
para implorarle un adiós.
Ese "adiós" al Lucerito
titilante en su esplendor
se hace "adiós" a los añitos
que hoy cumple este señor.
ATENCION PIDO SEÑORES:
Atenciónte ajerure
amombe'umíta ápe
el tiempo rembiapokue.
Guãguĩ teko saraki
lekaja "kechẽ", “kechẽ"
opa lájagui rei
ko-mundo apére ñaime...
Oi avei cristiano
Lope tiempo-pe guare
hosãvéva con los años
mitã'i ja'e hese
"El tiempo-pe arrepuntá"
don Martínez osẽ he'i,
ha akóinte ha'e oikove
ha oikovéta gueteri.
Ñaimemíkena ijykére,
javy'áke hendive.
(...Ani hi'árambotype
ivyro ha opadecé).
AMIGOS-AMIGAZOS
Porque muy solidarios son
de alma y de corazón
muy generosos ofrecen
el fuego de sus abrazos
para convertir en cenizas
las puertas dobles,
sus candados y cerrojos,
sus trancas y los barrotes,
que adornan ese espacio torturante
que se llama soledad!
Porque muy solidarios son
frenan ya con sus abrazos
los terribles coletazos
de la envidia y la maldad!
Coletazos de secuelas
de una antigua enfermedad!
Por todo esto y aun por más
aquí ya los recuerdo
y con un grande y fuerte abrazo
me doy el espaldarazo
de citarlos como Amigos!
Como Amigos-Amigazos de verdad!!!
A... don Augusto Roa Bastos, don Raúl Amaral,
Carlos Gómez, Elvio Romero, Carlos Garcete,
Oscar Ferreiro, Alcibiades González Delvalle,
Aníbal Antonio Romero Sanabria, Oscar Mazó Marín,
César Alvarez Blanco, Fernán Elizardo Benítez,
José Magno Soler, Rafael Rojas Doria, Cayo Sila Godoy,
José César Sanabria, Aníbal Fadlala, Alberto de Luque,
Mario Halley Mora, Luis Mozart Fleitas, Fiorello Botti,
José Dionisio Ibarrola, José Luis De Tone, Francisco Marín.
¡Sí Señor!
Ya se fueron,
es cierto, pero...
cómo no recordarlos,
si ellos fueron y son
mis primeros Amigos -Amigazos!
Genaro Romero (¡mi padre!), Agustín Barboza,
José Asunción Flores, Ernesto Báez,
Jacinto Herrera, Julio Correa,
Roque Centurión Miranda, Fernando Oca del Valle,
Remberto Giménez, Herminio Giménez,
Mario Prono, Leandro S. Cacavelos,
Hérib Campos Cervera, Mauricio Cardozo Ocampo,
Oscar Cardozo Ocampo, Arsenio Erico,
Delfin Benítez Cúceres, Carlos A. Pussineri Scala,
Rudy Torga, Teodoro Salvador Mongelós,
Félix Fernández, Jaime Bestard,
Enrique Marsal, Pablo Alborno,
Humberto Garcete, Luis Alberto del Paraná,
Reinaldo Meza, César de Brix, Delfin Fleitas,
Gerardo Servín, Angel Sanabria,
Félix Pérez Cardozo, Emilio Biggi,
Antonio Hipolitto, Juan Carlos Moreno González.
"PARAGUAY KO' Ẽ" PRIMER POEMA CORAL COREOGRÁFICO
A invitación de mi señora Nidia Sanabria, entonces Directora General de los Institutos Artísticos Municipales, hice el diseño básico argumental y la poesía primera el primer poema coral coreográfico del Paraguay.
Aporté todos los textos para la música creada por el maestro Juan Carlos Moreno González.
El estreno se verificó en el Teatro Municipal Ignacio A. Pane, el 15 de agosto de 1970. El gran elenco estuvo integrado por la Orquesta Sinfónica de la Ciudad de Asunción (OSCA) bajo la dirección de la Profesora Tala Erfe de Retivoff, actuó como primera bailarina Maka Reativoff Gelf. La dirección teatral fue responsabilidad de la Escuela Municipal de Arte Escénico. Ofició de Director Artístico el doctor Manuel E. B. Arguello ("Meba").
La obra fue ofrecida gratuitamente en catorce sesiones y en el Teatro Municipal. Era imposible realizarla en otro escenario por el crecido número de integrantes del elenco, por la decoración y el espacio el tablado.
Desde 1970 ya nadie se atrevió a poner en escena una obra con tantas exigencias, hasta la fecha no se conoce reposición de la misma, sin embargo, yo aún no pierdo las esperanzas de volver a verla.
FICHA TÉCNICA
Versos originales de Aníbal Romero para el Poema - Sinfónico -Coral- Coreográfico original del profesor don Juan Carlos Moreno González. La Orquesta Sinfónica de la Ciudad de Asunción (OSCA), bajo la dirección del maestro Remberto Giménez; la profesora Sofía Mendoza en la dirección del Gran Coro de la Escuela Municipal de Canto; y la coreografía y conducción del Ballet a cargo de la profesora Tala Ern de Retivoff.
Esta es parte integrante del especial programa elaborado por la Municipalidad de la Capital por conducto de la Dirección de Instituciones Artísticas Municipales a cargo del profesor Juan Carlos Moreno González para memorar, en el Teatro Municipal "Ignacio A. Pane", otro aniversario más de la ciudad de Asunción, el 15 de agosto de 1970.
INVOCACIÓN A JASY
SOLISTA (Soprano):
Jasy,
tienes el calor,
la luz que yo reclamo
para abrigar mi soledad.
Jasy,
sin tu calor
ya sin luz
me muero yo.
Jasy
ven hasta mí
con el manto de tu amorío.
CORO FEMENINO:
Jasy,
baja y danos tu esplendor,
escucha y ven a mí,
aquí el amor te espera ya!
DUO FEMENINO:
Jasy,
lejos estás
del dolor
y del amor!
Jasy,
desciende ya
y danos tu protección.
BARITONO:
Y danos ya tu protección...
CANTO A KUARAHY
PRIMER TENOR:
Kuarahy,
nendive ha'énte
voi oikóne.
Kuarahy,
nderata otpota
che retã!!!
DUO:
Kuarahy
eme'ẽna ichupe
mborayhu.
Ha topa pepytũ!!!
CORO:
Kuarahy,
mbyja rend_pe
neapysẽva.
Eguejy
ha vy'a, tory, ta heñói.
Che yvy ári!!!
Eju!!!... Eguej_na...
Ha upéi... tereho neañomi...
Neañomi
Kuarahy.
CORO TRIUNFAL (Nacimiento de Asunción)
Asunción,
Asunción,
Polca y guarania
Beldad de una tribu.
Jasy generosa:
Tu día ha llegado...
Asunción
Paraguay
Tupã te ha dado
El Sol y la Luna
Como una fortuna
De esta gran nación...
Asunción... Asunción.
PARAGUAY KO' Ẽ
En el inmenso y dilatado ka'aguy, sobre círculo de apisonada tierra y extendida a las altas palmeras, ondulantes, espesos y perfumados, al alto cielo se elevan el humo, el cántico y la oración de una raza vieja.
Morena es la raza.
Morena es la noche.
La selva y la tierra morenas también.
El círculo de apasionada y sedienta tierra es como un cuero de un tambor gigante sobre el cual las plantas curtidas y duras del bravo cacique extraen sonidos que parecen truenos...
La raza brava está en el oficio clamando a los cielos que bajen el Sol y la Luna distantes, distantes... "Tacumbú", el noble y anciano cacique, y el gran "Lambaré" inician la danza y toda la selva se puebla de ritmo mientras a lo lejos se repite hondo el rugido hiriente del “jaguarete".
"Ká aru pytũ", la vieja hechicera; "Tuguy Pytã", el joven y recio guerrero; y la bella "Yva", beldad de la tribu, encienden las piras, reavivan el fuego y siguen danzando, danzando y danzando.
Lejos. Muy alto... más allá de las palmas altas. De las nubes bajas. De las mil estrellas...
La Luna, hembra o macho desciende impasible.
Cerca. Muy cerca... al lado del blanco "Mbyja", Jasy se deja ver lentamente... con su vientre cargado de fuego, con sus brazos preñados de luz.
Aquí sobre el cuero de una tierra virgen, la danza prosigue;
“Oikéma Jasy
Osẽ Kuarahy...
Oike Kuarahy
Osẽma Jasy”
La raza antigua, con esa su espera de ritmo y de canto, anhela que un día la Luna y el Sol se fundan amantes en la fragua ardiente de una gran pasión.
Pero las noches sólo siguen trayendo a la Luna y el día se viene prendido del brazo del Sol.
La noche y el día tendrán que fundirse en rojo crisol. Jasy, la distante, la muda y esquiva tendrá un desposorio con la diosa blanca, monarca, princesa o reina, para que el milagro de la epifanía descienda ese día, allí junto al río que ondulante besa los rojos barrancos de ese pueblo heroico que quiere nacer.
"Osẽma Jasy...
Oike Kuarahy
Osẽ Kuarahy
Oikéma Jasy”
LAMENTO. GRITO. CLAMOR Y ORACIÓN
Cien años. Mil. Frio. Inexorable el tiempo pasa. Todo está sin lumbres y la vieja raza se aferra en la espera danzando, danzando y danzando.
Y en la danza añeja, que es mezcla de ensueño y pasión, afloran sencillas virtudes muy puras: altivez, orgullo y resignación, nobleza de un pueblo que quiere crecer.
"Yva" desespera. Reclama la luz de la Luna celosa del Sol.
"Yva" siente que en su pecho virginal y en su vientre breve hay un hueco grande que espera impaciente llenarlo, algún día, con la eucaristía del gran Kuarahy.
"Yva" deja su cuerpo virgen, allí junto al río, para que Kuarahy lo queme con el fuego ardiente de su gran amor. Mientras en la selva la danza prosigue sobre el gran tambor.
"Yva" espera que la Luna muda descienda impasible y muestre a la selva poblada de tantos fantasmas, sus plantas desnudas, su vientre y sus senos, sufriendo la angustia de la espera larga que por fin le traiga el milagro que toda la tribu impaciente espera, orando y danzando en noches enteras...
Y un día de agosto, el Sol y la Luna se unieron por fin. En el pesebre, entre camalotes del brillante río y la oscura selva, subió hacia los cielos la gris avecilla "Guyra pon", arisco tañer de campanas echadas al viento, anunciando al mundo que, por fin, la tribu logró que la Luna y el ardiente Sol fundieran sus almas, sus vírgenes cuerpos, para que naciera la dulce Asunción.
Nota: Se deja expresa constancia que los versos y la base argumental son creaciones para la obra musical del notable maestro Juan Carlos Moreno González, a cuyo pedido hago entrega de este trabajo como un modesto aporte a la noble y patriótica tarea que desarrolla la Comuna de Asunción por conducto de la Dirección de las Instituciones Artísticas Municipales.
Asunción, 20 de julio de 1970.
CORREA EN EL "FELSINA"
El Bar Felsina era el punto de referencia en la década del cuarenta para los encuentros coloquiales, los tragos, el café o las minutas que eran promocionados a través de los carteles dentro del local, ubicado en lo que hoy sería la esquina de las calles Palma y 14 de Mayo; podía leerse entre otras propuestas gastronómicas bife de lomito, sandwich de queso, fiambre y lomito, milanesa, empanadas de pollo o carne.
En un veraniego día laboral los parroquianos estaban sentados en sus mesas, discutían como de costumbre sobre política y deportes. En una de las mesas, Julio Correa comenzaba su tarea de quinielero, anotando en su libretita apuntes relativos. Terminaba su segundo café cuando apareció un individuo como buscando a alguien...
-Hola don Julio, hetaitéma roheka, quería saludarte y felicitarte. He'i la diario, se presentará "Cuando los árboles mueren de pie"
-Noo!!!, péa che ndajapói, Ateneo mba'e- contestó. Habló tanto y de pie que Correa, molesto, lo invitó a sentarse para no llamar tanto la atención. Una vez sentado, Correa lo invitó a que pidiera algo para servirse mientras compartiera la mesa. El sujeto comenzó a vacilar en voz alta las opciones que ofrecía el bar leyendo los carteles de menú. Esto molestó sobremanera al creador del teatro guaraní, interpretando esa situación como un acto de viveza oportunista de su interlocutor por lo que le paró diciendo enfáticamente: -No, café re'úta, neañamembyre.
BAUTISMO DE ESCENARIO
Para nosotros, los actores de aquella época de posguerra, estaban todavía frescos los recuerdos de las tragedias del Chaco. Y así como se hablaba de la "prueba de fuego" cuando el soldado entraba por primera vez en batalla, también nosotros los aficionados al teatro teníamos un Consejo de Fiscalía, encargado de someter a prueba a los nuevos integrantes del elenco en la Compañía del Ateneo Paraguayo. Este Consejo estaba integrado por ,Jacinto Herrera, Ernesto Báez, Carlos Gómez y Aníbal Romero.
Antonio Achón Bau era el postulante, un buen mozo con cierto aire exquisito a quien nuestro director, Fernando Oca del Valle, da un papel en la obra "La frescura de la fuente", del autor Carlos Arniche.
El Consejo había resuelto encargarme darle al nuevo elemento el bautismo de escenario que sería su prueba de fuego.
En el Teatro Municipal "Ignacio A. Pane" se estrenó la obra, ante un lleno total y cuando el postulante a miembro del Ateneo se dispuso a ingresar poniendo el primer Pie en el escenario, y al levantar el otro para entrar de lleno, oyó una voz que de atrás le decía “Tu bragueta, Antonio, tu bragueta...". Era la voz de Romero, y Antonio con la urgencia que suponía dicha situación se cubrió rápidamente con las manos la bragueta, provocando la hilaridad de la platea y por supuesto del resto del elenco.
Ya en los camerinos, después del primer acto, no esperaba más que un enfado furibundo que incluyera alguna golpiza, una bofetada. Pero se acercó el “báutizado" tomándome del hombro para decirme con serenidad profunda... "Sólo una vez me vas a hacer esto, en una próxima, te rompo la cara", amenaza que nunca se cumplió para suerte mía.
PRUEBA CONTUNDENTE
En cierta ocasión, cuando la compañía del Ateneo Paraguayo llevó sobre las tablas del Teatro Municipal de Asunción la obra de corte policial en tres actos "El proceso de Marie Dugan", de Bayard Veiller, en junio de 1945, ante un lleno como era característico de las presentaciones de la compañía del Ateneo, los integrantes de Consejo de Fiscalía, en improvisada sesión y como resulta de lo espontáneo en el transcurso de la obra, decidimos darle un susto a quien en la misma oficiaba de juez, el actor Raúl Duarte.
Tal es así que teniendo como material una cartulina "reciclada", ya que se trataba de una tarjeta de invitación a una boda, en cuyo dorso dibujé con mucha precisión y detalle un pene, incluidos los testículos, coloreados convenientemente con los elementos de maquillaje del compañero Carlos Gómez.
Como se trataba de una singular travesura perpetrada intelectual y materialmente de manera espontánea por el Consejo de Fiscalía, el resto de la Compañía y el público en general desconocía lo que sucedería y en el tercer acto, el último y resolutivo, cuando toda la platea se encontraba atenta y expectante al desenlace, al veredicto del juez, quien daría a conocer quién fue el asesino de Mary Duggan; en ese instante irrumpo en el escenarío con un sobre conteniendo la cartulina ilustrada a modo de picaresco homenaje al intérprete magistrado, el compañero Raúl Duarte, y refiero;
"Permiso, señor Juez, vengo a presentarle una prueba contundente acerca del asesino. Si usted me licencia, quiero entregárselo en manos propias...
A lo que el juez, con una aparente inquebrantable seriedad, que le imponía su investidura, favorece la petición, aún extrañado por la sorpresiva irrupción. Acto seguido se lo entrego y procedo a retirarme rápidamente a fin de evitar estallar en carcajadas y ser yo quien quiebre esa seriedad del jurado.
Cuando el juez abre el sobre y se encuentra con el dibujo, inconteniblemente echa a emitir sonoras carcajadas a las que el resto de los actores se sumaron. El destino inmediato de la tarjeta: ipso facto hecho pedazos en el papelero del juez...
CUANDO LO JUSTO LLEGA
Sin dudas, la obra "Karai Eulogio" se constituyó en el mayor éxito teatral de la compañía de Julio Correa, Tanto que le valió numerosas reposiciones no sólo en Asunción sino en ciudades circunvecinas. Cuando en 1943 se la llevó a escena en el Teatro Marconi de Luque, a beneficio del templo parroquial, estábamos durante cl desarrollo de la obra en un aparte comentando lo escaso que estábamos de dinero, quejas en un "ñe'ẽmbegue" surgidas porque alguien propuso ir luego a cenar algo, cuando ni siquiera monedas teníamos para algún bocado. En ese grupo estábamos Teodoro S. Mongelós, Ernesto Báez, Carlos Gómez, Francisco Marín y yo. Como casi siempre, consecuencia de ser el menor del grupo, recaía sobre mí los mandatos y la materialización de ciertas ideas que surgían en el grupo, y en este contexto convenimos que sería yo quien haga llegar al director (Julio Correa) la inquietud de que los muchachos querían percibir sus haberes por las representaciones anteriores a esa obra. Así las cosas, ingreso al escenario armado de valor por el propósito de la causa, y dirigiéndome a Correa, de espaldas a mí, le digo;
-Atopami lo mitãme karai Felipe boliche-pe. Ho'use hikuái sardina galleta guasúre, ha enterovéa ndoguerekói un céntimo, he’i Cherecha hikuái ha don Francisco he'i chéve:
“Nde, mitá'i, tereho ere ndepaínope jahecha araka'épa o arreglata orendive pe'itujáva. Enterovéa he'i chéve... araka 'e oarreglata orendive pe'itujáva".
Don Correa, levantándose de su sillón de mimbre, replicó molesto:
"Nde mitã'i rova ky'a, tereho ere ndesocio kuérape ko funsión kóa oparire tapehomi Mirna Veneroso rendápe. Ha'e ojapóta la pende liquidación...
Luego de la obra fuimos al camerín donde Mirna Veneroso se encontraba y comprobamos que efectivamente la liquidación de haberes estaba preparada, hecho que nos alegró y entusiasmó sobremanera. Sin embargo, grande fue nuestra sorpresa cuando el primero de los llamados, Francisco Marín, recibió igual que el resto de los presentes la siguiente liquidación:
Total a percibir G 35
Descuentos:
Derechos autorales por tres funciones
Protagonista de la obra
Dirección escénica
Multa por desacato
Total a percibir G 10,5
Un mes después de este episodio, cuando ya lo dábamos por definitivo, al recibir la próxima liquidación por posteriores obras, encontramos un plus con el siguiente concepto: "Haberes retenido por la dirección", con lo que se nos retribuía todos los descuentos de aquella ocasión anterior, como sanción a lo que Correa interpretó como una falta de respeto.
Siendo el ser justo una de las virtudes más notables de Correa, esta anécdota retrata un episodio que lo demuestra.
CORREA RECONOCIENDO EL MÉRITO AJENO
En la década del 40 integré el elenco de la Compañía de Julio Correa, él al comprobar mi profunda admiración y respeto por su obra, además de tener conocimiento de mis limitaciones económicas, quizá para comprometerme más con él y con la compañía dispuso ayudarme. Ya entonces me dedicaba a algunos trabajos publicitarios.
Don Julio me convocó a una conversación en el altillo del Teatro Municipal de Asunción, en la que me consultó si estaba en mi ánimo el ganarme unos guaraníes más, la respuesta ya estaba dada con un gesto afirmativo. "Desde hoy en adelante -dijo- nde rejapóta chéve la publicidad de la Compañía, pya'ékena eñepyrũ porque ja aguerekóma el primer pedido".
"El 13 de setiembre, en función noche, 21.30 horas, en este mismo Teatro, la Compañía reprisará mi obra Ñande mba'era'y", continuó diciendo. "Será una noche de gala con los mismos precios de localidades que los habituales -acotó- será un homenaje al maestro creador don José Asunción Flores, ñaikotevéta un mínimo de 2.500 volantes en la brevedad".
Después de semejante propuesta, no esperé más, pues ya me acosaba la responsabilidad de cumplir con tan delicada misión, me despedí y fui directamente a mi casa para elaborar el programa y ponerme en contacto con la imprenta (Emasa).
El resultado: un material que contenía los siguientes datos:
Teatro, día, hora, precio de localidades...
"Será un espectáculo teatral de reconocimiento y de admiración y homenaje de la Gran Compañía de Comedias de don Julio Correa con la reposición de la obra del mismo Correa (auténtico creador del teatro guaraní) rotulada `Ñande mba'era'y', homenaje a don José Asunción Flores".
Así fue ordenado a la imprenta, cinco días antes del espectáculo fui visitado por Correa para hablar sobre el programa. Estuve frente a él por un tiempo menor a una hora y me requirió con urgencia los volantes, en este contexto retiré de la imprenta los ejemplares y los llevé rápidamente al Teatro donde estaban ensayando, al llegar, coloqué sobre la mesa de Correa los 2.500 ejemplares y quedé aguardando expectante sus comentarios.
El tomó uno de los volantes, lo leyó -con inicial gesto de agrado- hasta que llegado a un momento de su lectura cambió la expresión de su rostro, eso me preocupó bastante, tanto que pensaba y repensaba dónde pudo estar mi error, volví a revisar uno de los volantes por si la imprenta haya deslizado alguna falla de impresión, pero no, todo estaba tal como yo lo consideraba correcto y como lo había solicitado Correa, y así yo a la imprenta...
"Pero no pues -dijo con enfado lastimero el director- ¿mba'e piko la rejapóva?”
"Oĩ vaipaite kóa" -sentenció.
Quedé helado, pero al señalarme la falla, comprobé hasta qué punto la grandeza de este hombre revestía humildad y reconocimiento al mérito ajeno. Correa se percató de que en los volantes su nombre llevaba negritas y el del homenajeado Flores no. "Ha'e la gran maestro, ndaha'éi che", sentenció.
UN HISTÓRICO ELENCO
La Compañía de Teatro en Guaraní de don Julio Correa presentó el siguiente elenco para el estreno y las reposiciones de la obra "Karai Eulogio" o "Karai Ulogio", o para su versión en español, "Señor Eulogio", sainete, en tres actos, original de don Julio Correa, estrenada el día miércoles 5 de julio de 1944, en el Teatro Municipal "Ignacio A. Pane": Itsmio Veneroso, apuntador; Ernesto Báez, "Ramírez", el quinielero; Mirna Veneroso, "Epifanía"; Harmodio Soler Méndez, auxiliar de la compañía, hijo del notable pintor don Ignacio Núñez Soler; Hugo Espartaco Martínez, "Juan"; Carlos Gómez, "Planta"; Teodoro S. Mongelós, "Changador", traspunte del elenco; Juan Aníbal Romero, Jose'i; Georgina Martínez de Correa, "Ña Sotera"; don Julio Correa, Karai Eulogio", director general de la Compañía, autor de la obra y protagonista de la misma; Elizarda Cazal de Rodas, "Doña Lalí de Elizarda", esta noble primera actriz cubría dos plazas en el reparto de la obra, encarnando los personajes de "Ña Luisa" y "Ña Mercé". Dos creaciones interpretativas dignas de figurar en el historial del Teatro Paraguayo y el de sus más representativos intérpretes.
LAS AGALLAS DE CORREA
En pleno Gobierno de dictadura del general Morínigo (1945) llevábamos a escena la obra "Arévalo", llegada la escena en que debían aparecer el Capitán Sopapo y los cuatro soldados, se presentaron solamente dos.
Correa, nervioso y aturdido por el acontecimiento ingrato, sale del escenario y pregunta qué se hizo de Teodoro S. Mongelós y Espartaco Martínez, le dijeron que ellos cayeron en poder de la Policía acusados de conspiración y ser enemigos de las autoridades legalmente constituidas. Ante la imposibilidad de seguir con la obra, vuelve a entrar al escenario y dirigiéndose al público que llenaba la sala, les comunica que la representación no podrá continuar "por obra y gracia del sargento que es nuestro gobernante...".
LAS MEDIAS DE UN SOLDADO
Durante una reposición de la obra "Arévalo", versión en guaraní que se desarrolló en el Teatro Municipal de Asunción en 1945, específicamente en el tercer acto, plena línea de fuego en el curso de la Guerra del Chaco, los cuatro compañeros de Arévalo y este tranquilamente tomaban tereré.
Como soldado estaba Teodoro S. Mongelós, que para sentarse en el suelo levantaba mucho la botamanga, haciéndose muy visible unas medias de nylon brillante adornada con figuras de rombos.
Correa, que personificaba al capitán Sopapo, dirigiéndose al soldado (Mongelós) le dijo:
-Tereho enfermera Georgina rendápe ha ere ichupe toipuruka ndéve peteĩ che media.
Por respeto al público, le hizo cambiar las medias, esperó que Mongelós retornara para continuar la obra.
JUAN DE LA CRUZ EVANCELISTA SIGEREDO, UN PASO AL FRENTE
Una tarde, horas antes nada más de la Nochebuena, en un rincón del jardín, asentado en la plaza Italia, allí estaba como a su hábitat dueño y señor del espacio, Juan de la Cruz Evancelista Sigeredo, ex combatiente mutilado en la contienda chaqueña. Afuera, transitando empleados, obreros y vecinos de la plaza, presurosos ellos portando un bolsón de pan dulce y sidra tradicionales. Hay un bullicio expectante como preanuncio de la Nochebuena y allí nomás, a unos metros de tan optimista caravana, estaba Juan de la Cruz enfrentando lamentable e insólitamente a un inspector de Parques y Jardines, quien decididamente lo toma del brazo e intenta sacarlo del lugar.
-Mba'éiko reikotevẽ kuimba'e, ro-molesta pio?
-Mba'ére piko ejopy la che jyva hatãiterei?
-No valei ningo péicha. Cheko paraguayo ndéicha avei...
-Mba'éiko compatriótico.... mba'e? Nooo!!!
-Amalisia repo'ẽ hína, che pingo excombatiente de la Guerra del Chaco. Tres años ambota escopeta, ambo dispará haguã adversario-pe. Amalisia tuicha rejavy hína.
(Es un homenaje que como ex discípulo le rinde a Julio Correa, Juan Aníbal Romero Ramos, quien ya lo interpretó en distintas ocasiones anteriores).
CASI, CASI...
En el verano de 1943 se inauguró el Cine Teatro España, propiedad entonces del señor Esteban Estragó, con la reposición de la obra de Julio Correa "Honorio Causa", en la sección noche y con un lleno total de público.
En esta obra tuve el papel de Jose'i, con pantalones de tres cuarto sostenidos por hilos de ferretería, cual banderola. En el escenario, junto a Correa, el resto del elenco de esa obra, todos prestos para la actuación; uno de los compañeros estaba ubicado en la escotilla de apuntador, un sitio muy reducido para moverse, en el que estaba como aprisionado por los bordes del escenario.
En un momento importante, cuando irrumpo en escena, casi como corriendo con tan poca fortuna, que se me suelta el hilo que sostenía el pantalón, imaginable consecuencia de esa situación, la actriz y compañera que estaba en escena quedó sorprendida y de todas formas trató de no reírse para dar continuidad a la obra. Tanto esfuerzo hizo para mantenerse con la boca cerrada y tolerar las tremendas ganas de miccionar que de golpe cedió a sus necesidades fisiológicas y comenzó a correr pis por el tablado del escenario con rumbo a la escotilla, donde se encontraba el apuntador, quien preocupado por lo que le venía improvisó un cauce con sus dedos para desviar el itinerario que le tenía por parada final.
UN CREADOR AUTÉNTICO Y RECIO DEFENSOR DE LA CAUSA DE SU GENTE
Su deceso me sorprendió lejos e imposibilitado en llegar a la capital para desparramar sobre su yerto cuerpo un poco de esta tierra nuestra a la que él, como ninguno, tanto quiso. Ese día el títere que llevaba adentro se aquietó de pronto como si le extrajeran sus milagrosos hilos... Los hilos sueltos se hicieron un nudo de llanto contenido y... recuerdo... que hasta entonces nunca había llorado tan desconsoladamente.
Es don Julio, el "karai guasu" de nuestro Teatro, no fue solamente un auténtico creador o un creador más para ser recreado. Su presencia física y su apellido poco o nada tenían de autenticidad paraguaya, pero nadie como él desde el escenario logró con tanta naturalidad plasmar con pinceladas recias las profundas expresiones del tremendo drama social de la miseria y de la injusticia y nadie como él supo captar el humor y la picardía del hombre paraguayo.
A la manera de don Florencio Sánchez, don Julio tenía un notable y prodigioso poder de captación. Era como una cámara fotográfica capaz de reproducir con los mínimos detalles realistas todo tipo de acción humana. Autor, intérprete, protagonista, director escénico, apuntador, traspunte y... hasta exigente espectador de sus propias obras, don Julio Correa fue en la labor teatral paraguaya un torrente de condiciones y cualidades. En el trabajo, un verdadero volcán en permanente erupción. Y fue para nosotros, como lo fueron don Fernando Oca del Valle y don Roque Centurión Miranda, un padre más siempre listo para la observación oportuna y respetuosa, aunque a veces al extralimitarnos nos ponía en evidencia con tono áspero, irónico y punzante. Cuando los "humos" nos convertían en vanidosos personajes etéreos, sabía cómo hacernos bajar de esos planos endebles para que volviéramos a poner los pies en la tierra.
En la escena nacional su presencia se hace bien visible y definida en el año 1933. Fue el arranque de una "carreta" que debía llegar a destino sorteando miles de obstáculos sobre sinuosos senderos. Su carga: la preciosa y pesada del teatro. Su mensaje: la palabra limpia de su pueblo.
"Sandía Yvyguy", "Guerra aja", "Tereho jevy frente-pe", "Péicha Guãránte", "Pleito riré", "Karu poka", y su versión en español "Los malcomidos", "Honorio Causa", "Sombrero ka'a", "Juayhúguire”, "Pea ndajajokói', "Yvy jára", "Arévalo", versión en guaraní de la obra original del notable paisajista don Jaime Bestard, y, entre otras, "Toribio"; la última obra representada con su gran elenco y cuyo estreno se verificó en el Teatro Municipal el martes 28 de marzo de 1950, fueron los maduros frutos logrados por este empesinado sembrador de ideas y mensajes.
Fui su intérprete y cercano admirador de todas sus obras durante más de 10 años. Pude llegar hasta él impulsado por una febril vocación y gracias a la generosidad del notable artista y buen amigo Ernesto Báez. De inicio tuve en suerte ubicarme como titular de la compañia para el estreno de su consagrada obra “Karu pokã” Posteriormente y hasta el año 1950 llegué a compartir responsabilidades en todos los estrenos y reposiciones de las obras de don Julio con figuras que ya son consulares en el trajín de nuestra "farándula paraguaya"; así, doña Georgina M. de Correa, Elizarda Cazal de Rodas, Mirna Veneroso Cazal, Ernesto Báez, Carlos Gómez, Mirna Veneroso Cazal, Julián Rejala, Teodoro S. Mongelós, Jacinto Herrera, "El Negro" González, Hugo Espartaco Martínez, Herminio Franco, Enrique Correa, Leopoldo Franco y otros que supieron aferrarse a una mística y a un ideal.
Al lado de don Julio Correa creció también en mí otra vocación: la del comunicador, la del publicista. Contaba con apenas 16 años y supe ya de satisfacciones para mi inolvidables. Fui "publicista" de la Compañía de Don Julio y además logré la titularidad con Ernesto Báez y Carlos Gómez en aquel grupo que hizo su última aparición en escena en el curso del año 1950 estrenando y reprisando la pieza cómica en 3 actos de Julio Correa titulada "Toribio". La obra de este creador no debe quedar en la historia. El cumplió lo suyo. Es rico y precioso su legado. No desperdiciemos tanta suerte, tanta fortuna. Si aesta tierra queremos y para ella anhelamos un Teatro que exprese sus sentimientos y sus verdades, aferrémonos a aquella mística y al ideal que hicieron de Don Julio Correa, un recio defensor de la causa de un pueblo.
DE ACTOR A BOMBERO IMPROVISADO
Durante la década del 50 subió a las tablas del Teatro Municipal de Asunción la recordada Revista Folclórica Alma de Tradición, compuesta de seis teatralizaciones de conocidas y consagradas melodías populares tales como "Tetãgua Sapukái” (grito del pueblo) con letra de Víctor Montórfano, quien para darle mayor realismo a la obra, al final de la misma dispuso que la rebelión armada tenga como fondo estampidos e imitaciones de metrallas y tiro de fusil.
Montórfano por cuenta propia había procurado adquirir sonidos de ametralladoras pesadas y livianas, morteros y fusilería (petardos adquiridos de Luque). La mayoría de los intérpretes estaban ajenos a este acontecimiento tan importante.
Llegado el momento, este le dio fuego a los explosivos y uno de ellos hizo llamas tomando parte del decorado, aún así, Víctor Montórfano insistió con la tira de ametralladoras, el fuego se propagó rápidamente hasta tornarse insostenible dando prácticamente inicio a un voraz incendio.
Cacavelos, el viejo actor, vio la tira encendida cerca suyo y no tuvo otra reacción que apagarla con el pie derecho, bajo el cual explotaron dos petardos. Este, decidido y valiente hombre, pegó un grito desaforado y vio cómo su hermoso calzado de charol era lentamente consumido por el fuego ante el susto, la sorpresa, la risa y la carcajada de sus compañeros de escena.
Como era ese tiempo el de los cuartelazos, momentos de anarquía e inestabilidad política, el público abandonó apresuradamente la sala. Cuando volvió la calma en el escenario y los intérpretes se disponían a continuar la obra se dieron cuenta que habían quedado solos, se perdió al público y Cacavelos, el bombero improvisado, perdió su calzado.
EL IMPARCIAL PARCIALISTA
En la ciudad de Encarnación, durante el año 1953, como parte de los festejos conmemorativos a la Independencia Nacional, se enfrentaban en el estadio de la Liga Encarnacena de Fútbol el club Guaraní A. Franco Football Club de Posadas y el club 22 de Setiembre de Encarnación.
El árbitro, posadeño, visiblemente con sus pitadas fuera de lugar, venía favoreciendo al equipo visitante. Tantos fueron sus desaciertos que de pronto un aficionado rebasó la valla de seguridad y parecía decidido a cualquier cosa.
Se dirigió directamente al árbitro, seguido por la Policía, se enfrentó al juez de fútbol y desconociendo totalmente el real sentido de la palabra le imputa:
-Usted es un árbitro imparcial, un vendido -a lo que el referí respondió inmediatamente
-¿Yo, imparcial? Usted está loco o borracho...
-Usted solamente favorece al equipo de Posadas, es un imparcial -le retrucó el aficionado
-Está equivocado -contestó el arbitro- hace veinte años que yo actúo y nunca fui imparcial, para que usted sepa, desde entonces actúe con mucha parcialidad.
Evidentemente, la parcialidad o imparcialidad era para los protagonistas de esta situación una cuestión a dirimirse a instancias léxicas, con un diccionario, ya que ambos tenían conceptos ajenos a lo establecido por la lengua castellana.
DE OFICINA A SALA DE ENSAYOS MUSICALES
Corría el año 1942 cuando en la esquina de las calles Colon y Estrella de nuestra capital funcionaba la oficina del Departamento de Tierra y Colonia, que se establecía entonces en las instalaciones del actual Hotel Asunción.
Por ese tiempo me desempeñaba como copista de planos, sobre papel ozalid y amoniaco. En el proceso ejecutaba melodías en la armónica, gustaba del canto y me entusiasmaban las notas humorísticas.
Una mañana llega hasta esta dependencia el maestro músico Julián Santacruz, director de la Banda de la Marina. Mi jefe directo era el notable creador Emilio Biggi. El maestro Santacruz, conociendo mis inclinaciones artísticas, me pidió que le hiciera los versos a una marcha por él creada en homenaje al Parque Infantil de Concepción. Muy asustado ante el pedido acepté el desafío y así empezamos al día siguiente a tararear la melodía y yo buscaba la métrica apropiada, así estuvimos durante más de 15 días sin poder avanzar en nuestro cometido, para no sentirnos derrotados buscamos una salida, el maestro Santacruz la encontró; vendría al siguiente día con un músico con instrumento de percusión y él con un clarinete. Ese primer día la Sección Archivos y Estadísticas ya no atendió al público y la oficina a puerta y ventana cerradas se convirtió en una sesión de ensayos. El Director General era un hombre exigente y muy reconocido por su respeto a la función pública. Los empleados de las secciones vecinas le hicieron llegar sus quejas y sobre todo sus denuncias, puesto que era tanto el ruido que producían estos ensayos que ya nadie cumplía con sus obligaciones.
UNA ANÉCDOTA DE AUGUSTO ROA BASTOS
No hace mucho tiempo, en una de las charlas que manteníamos Augusto Roa Bastos y yo, ocupando un espacio del tiempo, me relató esta anécdota, así como él me la contó, de esa manera la transmito. Me decía Roa Bastos, que después de mi retorno yo me sentía un extraño en mi propio pueblo, había perdido el calor afectivo del mismo. Entonces opté por visitar el Mercado 4 de la calle Pettirossi, una vez por semana. Siempre había algo que comprar para la casa. Los sábados por la mañana religiosamente me llegaba hasta el mercado. Después de haber conquistado el Premio Cervantes (1989), en una de mis incursiones en esa torre de Babel, manantial de costumbres paraguayas, en la callejuela de Tte. Fariña y Perú me detuve ante una vendedora de verduras y frutas, ella no me miró pero yo la noté un tanto nerviosa o confundida, de pronto, mirándome de frente me dijo:
-Nde, Karai... Che niko roikuaa hína. Usted niko es el señor Roa Bastos.
A lo que yo le respondí.
-Peichaite che sy...
-A la pinta, ¡Jesú Che Dio! Nde piko la resẽva mantérei la diario ha télepe.
-Sí señora. Che hína.
Se dio vuelta la señora y le dirigió la palabra a su vecina más próxima...
-Comadre, pero kóa ningo peteĩ milagro, nde piko reikuaa mávapa ko karai kóa, el señor don Augusto Roa Bastos.
Dirigiéndose a mí me dijo:
-Eréna chéve don Augusto, oje portá porá piko nendive umi gringo. Añetéiko karai Rey ha señora Reina ndepopyhyi ha ndeañuã.
-Peichaite señora...
-Pero eréna chéve peteĩ mba'e, ha la réfere piko oje porta porã... (refiriéndose al jurado).
-Oje porta porã hikuái, le dije.
-Ma'ẽna kóa don Roa Bastos. Nde oiméne heta ndetrabajo, ani repenave che rehe. Avy'aiterei repyta haguére che puesto-pe, pero eréta chéve mba'éichagua copa-pa la reganáva'ekue, oiméne tuicha... (refiriéndose al trofeo y el pergamino del Premio Cervantes).
-Tuicha la copa, señora, le conteste.
-Karai... ko'ãgã katu ikatúma amano, aikuaáma peteĩ paraguayo de ley-pe. Don Roa Bastos rofelicitá la nde actuación-re ha la copa Cervantes-re. Péa ko petei regalo el pueblo-pe guarã, ha che ningo pueblo hína.
Me bendijo, me dio de obsequio una naranja y con lágrimas en los ojos me dijo:
-Ñande Jára tande rovasa...
TEATRALIZACIÓN SINGULAR
El reverendo padre Carlos Winckel, alemán, de aproximadamente 55 años, llegó al Paraguay como integrante de la Congregación del Verbo Divino en la década del 50. La autoridades eclesiásticas le encomendaron misiones a cumplir en la ciudad de Encarnación y hasta allí llegó para realizar en corto tiempo una obra extraordinaria. Se afincó y empezó a recorrer las distintas zonas marginales para estudiar la posibilidad de cumplir con el mandato del Arzobispado. En la recorrida subió a una empinada loma habitada por gente de muy escasos recursos, la mayoría de ellas trabajadoras en lo que se dio a llamar el contrabando hormiga (de Posadas a Encarnación y viceversa). Gente sin profesión, con una cantidad de menores sin escuela y sin recursos. Ahí mismo resolvió llegar hasta la cima de la loma y ver el lugar preciso para ubicar su fortín de evangelización y de cuidado a la población.
Apeló a todos los recursos para reunir fondos, su creatividad y su suerte eran muchas, pronto allí estaría funcionando una escuela-taller de arte y oficio y un colegio. No tardó mucho en cumplir parte de su cometido y toda Encarnación volcó su generosidad a esa Loma Clavel que así se llamaba el oscuro y sólido sector habitado por desamparados, enfermos sin medicamentos, jóvenes sin porvenir y niños sin alimento, sin escuela. Ofició su primera misa al aire libre y la construcción de la escuela taller empezó a tomar forma, pero aún faltaba mucho dinero para las paredes y el techo, además de los pupitres y pizarrones. Se avecinó la Semana Santa, algo tenía que hacer para cumplir con Dios y con quienes tenían esperanzas en él.
Después de mucho cabildeo y consultas con otro sacerdote de la catedral de Encarnación, se propuso realizar una teatralización de la pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo. Eligió a los personajes, el Cristo, el mal ladrón y el ladrón bueno, la Magdalena y los esbirros del emperador. Al mediodía del Viernes Santo empezó la teatralización, se cobraban 50 guaraníes la entrada; y por la pendiente llevando la cruz iba el Cristo cansado, golpeado, sudoroso y casi moribundo. Los espectadores lloraban desconsoladamente, en un momento, ya muy cerca de la cima, apareca una mujer, con un pedazo de tela en la mano y para identificarla bien, en una banda que le cubría el pecho le pusieron el nombre: Magdalena.
Era ella la mujer de vida liviana que iba a consolar y secar el rostro del Cristo cuando se estaba acercando a caballo uno de los intérpretes que personificaba a un Centurión para detener el avance de Magdalena, "Más atrás!, más atrás!...", gritaba el Centurión, y le dijo;
-Y usted qué quiere mujer de mala vida, es usted una prostituta, ¡salga de acá!
-Máva piko nde che mosé haguá; enfrentó la Magdalena.
-Nda che kuaái gueteri, yo soy la autoridad competente, soy Centurión.
La mujer pega una carcajada...
-Mba'e Centurionta piko nde, nde niko don Felipe Medina ra'y...

Caricatura de ANA IRIS CHAVEZ DE FERREIRO
"CAAZAPÁ" O DONDE VAN LOS MUERTOS...
En Encarnación, a mediados de la década del cincuenta, vivía un personaje que era parte de la vivencia ciudadana y que se destacaba por su pintoresca cotidianidad, se trataba de un hombre de entre 55 a 60 años, mutilado de la pierna izquierda, su nombre era el de su pueblo: Caazapá, porque luego de los primeros tres tragos, como desafío exclamaba a gritos: "Soy Caazapá, y nadie puede negar que soy un héroe de la lucha contra los malones del oro ruso de Moscú".
Con esta cantinela engañaba a los turistas que por piedad le daban unos pesos. Este “Caazapá", una noche se dirigió del Puerto hacia la Villa Alta, tambaleando con su muleta, de pronto vio en la otra acera las luces encendidas del Cine Teatro San Martín y un grupo de gente apretujada a la puerta. Se estaba realizando una velada artística. Se acercó y con su muleta se abrió paso hasta ingresar a la sala repleta de espectadores, de pronto en el escenario anunciaron la presencia de una destacada intérprete del verso, para declamar el clásico poema "Los Muertos", cuyo estribillo repetía con ascendente emotividad la frase ¡Señor, adónde van los muertos!... Señor, adónde van".
En la sala reinaba un expectante silencio, mientras se repetía la frase cada vez con mayor dramatismo. Caazapá, ante el silencio general, se sintió molesto, pero aún más por la repetición de la dramática pregunta, que ya por quinta vez se lamentaba: "Señor, adónde van los muertos!, adónde van, señor?". Allí explotó Caazapá y con todo lo que le daba sus pulmones le dijo: "¡Al cementerio nde guãiguí tilinga!". Demás está decir que la declamadora salió corriendo del escenario y las carcajadas del público retumbaron en el salón.
FÉLIX PÉREZ CARDOZO, EN LA CÁRCEL...
Este condenatorio título no es sino para relatarles una jornada humanitaria en la década del 40 junto a los reclusos de la cárcel. Eran momentos difíciles de la política nacional, todos los intérpretes vestíamos de gala y decidimos hacer un espectáculo como en el Municipal, Pérez Cardozo ofreció las mejores interpretaciones ejecutando el arpa con acompañamiento de tres guitarras las melodías más consagradas. Así, se oyeron "Angelita", "Piririta", "Chaco Boreal" y "Pájaro Campana". Con esta última página dio por terminada la función, el público siguió sentado aguardando más melodías. Pérez Cardozo agradeció los aplausos, nosotros nos inclinamos reverentes ante los compatriotas en desgracia, privados de su libertad. Don Félix, dirigiéndose a la concurrencia entre los que estaban presos comunes con años en la cárcel, los denominados "Antigui", y los nuevos reclusos que llevaban meses, días u horas; les dijo: "Señores, he cumplido con otro deseo, el de visitarlos. Ahora puedo irme tranquilo, pero yo les prometo, si mi salud lo permite, una próxima oportunidad... (aplausos cortaron sus palabras); les prometo -retomó don Félix- que yo voy a volver, calculo que más o menos dos a tres años... y espero encontrarlos otra vez a todos aquí reunidos...".
COSAS DE TEATREROS
En 1945, la Compañía de Don Julio Correa llevó sobre las tablas la obra "Honorio Causa", original del mismo y en la cual actuó encarnando a un personaje que tenía bigote postizo. En un momento del tercer acto, Ernesto Báez se encontró con Honorio, lo notó extraño en su rostro, pues el bigote postizo se le estaba cayendo porque no fue adherido convenientemente. Se acercó Báez y, en voz baja, para que el público no se percate, le dijo;
-Julio, nde bigote...
Julio no se dio por enterado. Insistió Báez y Correa, se llevó la mano sobre el bigote para adherirlo en forma correcta. Lo mismo se le caía, no tuvo otra alternativa que seguir apretando el bigote con las manos. Esto ya no le permitió hablar más. Báez quiso encausar la obra por donde le correspondía pero Correa no podía dejar caer el bigote. Ambos no tuvieron otra solución que salir del escenario, quedando un vacío que el público no entendió.
ENTRE LO EMOTIVO Y LO JOCOSO
Durante la década del 40 nuestro noble arpista Félix Pérez Cardozo cumplió uno de sus mayores anhelos, volver a su tierra y depositar a los pies de su pueblo los laureles conquistados en el arte, pulsando las cuerdas del arpa paraguaya. Llega y cumple una exitosa temporada en el Teatro Municipal, a su pedido y previo compromiso, Ernesto Báez, Carlos Gómez y Aníbal Romero se hacen cargo de todas sus presentaciones para conducir los espectáculos a tres voces. Visitó don Félix el interior del país y ya de retorno a la capital se hizo de tiempo para cumplir otro deseo; homenajear al periodismo nacional compuesto por los diarios La Tribuna, El País y El Paraguayo; y presentó un espectáculo exclusivo para periodistas y canillitas de las ya mencionadas publicaciones. Resolvió además hacer una gran serenata a los enfermos recluidos en el leprocomio Santa Isabel de Sapucai; para el efecto se pone en contacto con el Director General del mencionado nosocomio, un doctor de apellido Cubilla. Nos reunió a todos y nos comunicó que el espectáculo sería con todas las exigencias que tiene un gran teatro y que el trabajo sería ad honorem, nos pidió que expresemos nuestras ideas, y que aceptemos totalmente lo planeado. Todos dimos un paso al frente para decir sí. Así llegamos a Sapucai conducidos por el doctor Cubilla.
En la pequeña plaza estaba preparado el tablado, dos bailes, el micrófono y una platea de tablones, ya con algunos espectadores aguardando nuestro trabajo. Familias enteras. Jóvenes y algunos de avanzada edad iban ocupando sus lugares sobre los tablones. Todo parecía normal, menos la nota emotiva de ver a rostros y extremidades afectados por el mal de Hansen. El espectáculo se inició al mediodía y duró dos horas y media, como en las grandes salas.
Los aplausos recibidos podrían ser considerados como únicos viniendo de quienes venían. Como era tradicional, Félix Pérez Cardozo con todo el elenco integrado por Eulogio Cardozo, Roberto Cuello y Adolfo Navarro (estos dos últimos argentinos), como despedida interpretó la obra musical "Pájaro Campana", que al cierre recibió una verdadera ovación con gritos y aplausos. En los rostros de los enfermos corrían las lágrimas pero se mantenía la sonrisa de alegría y de satisfacción. Nos retiramos del escenario mientras el público abandonaba el lugar, todos se retiraron menos un señor que estaba en la primera fila, cuando Pérez Cardozo lo ubicó, le dijo;
-Mba'éichapa Taita, opáma niko la función...
-Aikuaa don Pérez, desgraciadamente opáma añete, respondió.
-Ha upéi, nde gustápio la velada -le interrogó don Félix
-Che gustaiterei don Pérez, emañána che póre, ajepopetehaguére peẽme che kuã chotopa -le dijo el enfermo y enseñó sonriendo las manos con los dedos carcomidos por el mal de Hansen. Pérez Cardozo quiso decir unas palabras más pero ya no pudo, se desató el nudo que tenía en la garganta y el llanto se hizo insostenible. Hasta aquí lo emotivo y lo jocoso con Félix Pérez Cardozo.
ALFA INSÓLITA DE LA COMPAÑÍA DE COMEDIAS DEL ATENEO PARAGUAYO
La Compañía de Comedias del Ateneo Paraguayo hizo su debut en el Teatro Municipal "Ignacio A. Pane" el día miércoles 28 de mayo de 1941, con la obra del laureado escritor español Premio Nobel Jacinto Benavente. Un acto y dos cuadros con el rótulo de "La Fuerza Bruta", una comedia ligera y breve, tanto que su representación apenas cubrió las dos horas y media, tradicional duración de las obras, esta no llegaba sino a la mitad, tal es así que su estreno fue promocionado como Gran Velada mezclándose ejecuciones al piano, danza y recitado. Con esto se cubría la primera parte a fin de que la obra era el corolario de la noche.
El Elenco Teatral en Español, dirigido por don Fernando Oca del Valle, ensayó durante tres meses para salir a flote sin dudas ni titubeos en el escenario. La primera voz con el primer parlamento en el debut estuvo a cargo mío, el personaje que yo encaraba era un groom auxiliar de un circo y toda la obra se realizaba bajo las carpas de un viejo circo, pero he aquí que el Ateneo Paraguayo no tenía medios como para contratar los servicios de un decorador y cumplir con ese requerimiento para una buena presentación. Un día antes del estreno, aún no se contaba con un decorado. El director general se dirigió a los depósitos del Teatro donde estaban almacenados algunos viejos decorados que habían olvidado compañías extranjeras de visita a Asunción. Entre estos encontró uno que podía ser la solución y con ese decorado debutó el Elenco Teatral en Español, luego denominado Compañía de Comedias del Ateneo Paraguayo. El decorado era del Conventillo de la Paloma, vale decir, algo realmente insólito para darle un ambiente circense a la obra.
DOÑA LIGA Y SUS PRETENDIENTES
En 1941 estrenamos la reidera comedia de Néstor Romero Valdovinos y Julio César Maldonado "La pensión de Doña Liga", tema deportivo musical en el que me tocó interpretar el papel de Don Nicola, personaje que identificaba al club Libertad; Carlos Gómez a Sportivo Luqueño, Jacinto Herrera a Sol de América, Ernesto Báez a Cerro Porteño, Emilio Araújo a Presidente Hayes, Francisco Marín a Nacional, y César de Brix representaba al Decano Olimpia, entre otros; Doña Liga estuvo encarnada por Nelly Prono, inicialmente, y ya para las últimas funciones, Emigdia Reisofer.
Estos son los versos que decía César de Brix al iniciarse la obra, teniendo de fondo la canción del club que representaba, el Olimpia;
"Soy de Olímpia, campeón de campeones,
con una mano en lo alto
y la otra en el mismo pecho
diré aquí de un solo salto
que yo soy el gran Decano,
el de la pasta de Aurelio,
el de Cirbent, Mena,
Silva y Porta.
El de la cancha arbolada
donde pasan muy callados
las cortes de los sepelios"
Mi personaje, don Nicola, tomó la palabra:
"E io seno del Club Libertad, el popular repollero, que si non te sale premiero, te sale por la mitad. lo seno el verdolero, el club pie velo del barrio gumarelo. Que se asienta entre las huertas del barro de Tuyucuá".
FUERA DE LIBRETO
En el año 1942 la Compañía de Comedias de don Fernando llevó a escena en el Teatro Municipal de Asunción la reidera comedia "La frescura de la Fuente", de Pedro Muñoz Seca. Obra en cuyo segundo acto finaliza cuando uno de los personajes entra buscando a su adversario para vengarse, llevando en la mano derecha un garrote visualmente parecido al as de bastos de los naipes; este personaje estaba interpretado por el actor Emilio Araújo (actualmente radicado en Buenos Aires). El que iba a recibir el golpe era el personaje interpretado por Carlos Gómez. Días antes el Consejo de Fiscalía del elenco, con la ausencia de Carlos Gómez se dispuso hacerle un chiste de mal gusto. Me encomendaron la idea y la forma. No encontré otra sino usar el mismo garrote hecho de cartón y papel con un gran hueco adentro, llenándolo convenientemente con algo más contundente y pesado del patio trasero del Teatro, de donde trajimos tierra mojada y algunos restos de madera también mojada para hacerlo más pesado.
Llegado el minuto final del segundo acto ingresa en busca de su adversario, garrote en mano, el actor referido y le dice;
-Es usted el señor Sacateca?
-Sí señor, para servirle -le responde.
Y al oír eso, Araújo levanta el garrote y le da con fuerza en la cabeza a Carlos Gómez, este, dolorido, reacciona aplicando a su agresor una tremenda trompada, salida totalmente del libreto, ante la atónita mirada de los espectadores que llenaron la sala para ver la obra. El telón cayó lentamente sobre el segundo acto.

Caricatura de OSCAR FERREIRO
OMEGA TRISTE DE LA COMPAÑÍA DE COMEDIAS DEL ATENEO PARAGUAYO
El 27 de abril de 1947, con un hecho lamentable se cerraba la primera etapa de la tarea que se propuso cumplir la Compañía del Ateneo Paraguayo. Esa fecha en el Teatro Municipal "Ignacio A. Pane" se estrenaba la sátira en tres actos, original de Ernesto Báez con el rótulo de "La Señora del Ministro", obra en la cual se ridiculizaba a los personajes políticos del partido en función de Gobierno, principalmente al entonces Ministro de Hacienda y Jefe de la corriente denominada "Guión Rojo", J. Natalicio González.
La obra en cuestión llamó poderosamente la atención por el sugestivo título. La sala del Municipal, una hora antes de iniciarse la representación, ya tenía bastante público, ubicado estratégicamente en distintos lugares desde las líneas de preferencia hasta los llamados "altillos del paraíso", lugar más alto del teatro. Esto llamó la atención de los directores y empleados de la sala. Era ya la presencia de gente manejada políticamente por comandos de choque y represión.
A los minutos de iniciada la obra empezamos a sentir un abucheo en el coro, luego movimientos de sillas y pisadas sobre los tablones. El "Guión Rojo" estaba dispuesto decididamente a boicotear la obra impidiendo que el diálogo y los movimientos escénicos lleguen hasta la platea.
En el escenario anidó la valentía y se prosiguió con la obra hasta que los maleantes hicieron funcionar ruidosamente los ventiladores, echando sobre sus aletas paquetitos de pimienta molida y esparciendo agua gasificada, resultado de agitar las botellas desde arriba para que llueva sobre los espectadores. Nosotros nos empecinamos en continuar la obra, pero ya el público de platea, obligado por el ataque, se sintió molesto y se iba retirando. Empecinados, repito, por amor propio a entregar la obra completa, continuamos en el escenario, de pronto comenzamos a sentir un impacto en el telón y otros más en el forro del decorado. Se trataban de proyectiles para hondas, uno de ellos hizo añicos de un velador de cristal puesto en el escenario. El público reaccionó ante este feroz ataque, se escuchó la voz de un espectador que manifestaba su disgusto ante tamaña ofensa a la cultura nacional. La madre de Azucena Zelaya, también muy molesta, se dirigió a los asaltantes diciendo: "Guárdense la pimienta para su abuela". Un capitán de apellido Kallsen desafió a los jóvenes diciéndoles: "Salgan afuera de a uno y allí veremos quién es el que manda". La horda en respuesta pegó una silbatina ensordecedora, de pronto, en el escenario, que ya había sido despejado por temor a los honditazos, quedamos la actriz Zulema Benítez, el apuntador y yo. Zulema emitió en ese mismo instante un grito de dolor llevando la mano derecha a la oreja. Yo me di cuenta de la situación y le pregunté qué le sucedía, lo único que ella atinó fue mostrarme su oreja ensangrentada. Ya ningún intérprete quedaba con Zulema y yo, ya no teníamos nada que hacer. Ella fue cobardemente agredida por los boicoteadores.
La obra no pudo llegar al final del segundo acto. As¡ cerraba un capítulo el teatro paraguayo, con este vandálico hecho. Era el 27 de abril de 1947, poco tieempo antes de explotar la trágica revolución del 47. Esa misma noche la Marina se alzó en armas y de nuevo la ciudadanía empezó a vivir momentos de angustia e in certidumbre.
OTRA DE CORREA
En un momento crítico de la política paraguaya durante la década del 40 se registró un cambio de jefe en el seno de la entonces llamada Policía de la Capital. Julio Correa, recalcitrante opositor al régimen político imperante, desde su "oficina" del Bar Felsina escribía versitos al dorso del programa de cine, eran cuartetos contra el Gobierno, que el propio Correa los repartía en el bar. Uno de esos escritos ridiculizaba la figura del entonces Jefe de la Policía, más o menos decía así:
"Al ilustre coronel,
flamante Jefe de Plaza,
dice que mujeres en la oficina no quiere
y mucho menos en la casa.
El prefiere tener en casa
un fiel y leal conscripto,
que cumpla con sus pedidos,
y en todo momento fuera
para prestar todo servicio".
Estos versos llegaron a oídos del Coronel, también el escrito original después de correr por la ciudad. Estando Julio Correa ensayando en el Teatro Municipal de Asunción, una siesta llegó hasta él un muy conocido detective y matón de la Policía, al verlo, el actor ya se imaginó lo que le esperaba.
-No se preocupe, yo vengo a invitarlo, a pedido del Jefe de Policía, que se presente mañana a primera hora en su despacho -esgrimió el emisario del mandamás policiaco. Al día siguiente, Correa se presentó, lo hicieron pasar por un pasillo, frente al despacho del Jefe, y ahí lo dejan, en una silla, esperando unos minutos, unas horas. Cansado y nervioso, él preguntó a cada momento si el Jefe lo atendería o no, el ordenanza le respondía a cada requerimiento que su jefe lo recibiría en media hora. Así llegó la noche en la "amansadora" espera. Después de seis o siete horas le abrieron las puertas y el mismo Jefe de Plaza lo invita a pasar, a tomar asiento.
-Y usted, ¿quién es? -interrogó la autoridad policial, con ánimo de humillar a su interlocutor.
-Yo soy Correa, Julio -le respondió el autor y actor.
-Bueno, eso a mí no me interesa, lo que sea usted no es de mi importancia. ¿Y qué viene a buscar acá? -continuó interrogando el Jefe de Plaza.
-Usted me invitó para presentarme -le dijo Correa, en ese instante el coronel abre una de las gavetas de su escritorio y extrae un ejemplar del libro "Cuerpo y Alma", de autoría de Correa, y teniéndolo en una mano y en la otra, oculta, el original de los versos escritos en el Felsina, le preguntó:
-¿Es usted el autor de este libro?
-Sí, es de mi autoría -respondió Correa.
-¿Está seguro? -cuestionó el Coronel.
-Sí, ¿por qué? -reclamó el actor.
-Porque el autor de este libro no puede ser el autor de esta porquería -respondió la autoridad, enseñando en su otra mano el papel verseado.
UNA TRAVESURA DE ERNESTO BÁEZ
Corría el año 1952, yo residía entonces en la ciudad de Encarnación, allí recibí de Hérib Campos Cervera una invitación para el estreno de la obra "Juan Hachero", que se realizaría en Buenos Aires. Hasta allí llegué y poco después mi señora. Ya se encontraban desde hace algunas semanas Ernesto Báez y otros paraguayos en la capital bonaerense, ellos ya conocían bastante de la hermosa y acogedora ciudad.
Báez tenía un programa para conocer los sitios másatractivos de Buenos Aires, así llegó el día de visitar el "subte", como lo denominan al subterráneo, me hablo muy bien y con claridad me preguntó:
-Aníbal, ¿ustedes tienen todos sus documentos?
Mi respuesta fue afirmativa. Me previno de portar la cédula de identidad, libreta de conscripción vial, la libreta del Servicio Militar Obligatorio, Certificado de Buena Conducta (Antecedentes policiales) y Libreta de Salud. Mi expectativa por conocer este lugar, sitio de visita obligado para los turistas, era muy grande. Ernesto Báez me advirtió que al presentarme a la ventanilla muestre todos los documentos al cajero, para que este pueda darme la ficha para pasar el molinete. Yo me sentí preocupado por tener todo preparado, y cuando me aseguré de tener todo en orden nos acercamos mi señora y yo a la ventanilla, pedí al cajero los dos pasajes y le pasé un billete de un peso. Luego le fui pasando todos los documentos y se los puse en la ventanilla. El cajero vendedor de los pasajes quedó extrañado, y me dijo:
-Y esto... ¿Qué es?
-Nuestros documentos personales -le respondí.
-¿Y para qué es esto? -me interrogó.
-Y para poder viajar -le dije.
-Cabecita negra!, no me venga a tomar del pelo, badulaque! -me retó ante la atónita mirada de los demás turistas de la fila y no contento con eso continuó gritando:
-Muerto de frío y hambre, retírese de acá y llévese sus papeles de porquería.
Mientras esta vergonzosa escena se registraba, Ernesto, quien me había señalado que dichos documentos eran requisito obligatorio, reía a carcajadas por mi ingenuidad.
OTRA DE ERNESTO BÁEZ
En 1953, estando en Buenos Aires, en una de las mesitas del Bar Berna aguardábamos al maestro José Asunción Flores, quien nos había prometido visitarnos en ese fortín de exiliados paraguayos. Conmigo estaban Ernesto Báez y César de Brix. Antes del arribo de Flores, Báez nos dijo: "Atiendan muchachos, le voy a contar algo al maestro y una de dos; o se pone nervioso y deja de hablar o se ríe a carcajadas".
Báez se jactaba de ser el único cómico paraguayo que hacía reír a Flores. Cuándo terminábamos el primer cafecito de la noche llega el maestro Flores y se dirige donde estábamos. Báez nos dijo: "Atiendan y cumplan con lo que les voy a pedir... no hablen ustedes, sólo observen y manténganse serios".
Flores se acomodó en la silla y Báez le dijo:
-Maestro, mucho ya te busqué y mucho te esperé. Tengo algo importante que decirte.
-¿Qué es, Ernesto?, ¿de qué se trata? -Le preguntó el maestro.
-De una creación mía -le respondió el picarón.
-¡A la pinta!, Eñe'épy, emombe'úpy chéve...
-Añepyruta maestro... Che ningo, maestro, añandu la añandúva che akãme. Alguna cosa hay adentro, oĩ la oĩva hyepype...
-¡Pero mba’e piko la ndecreación! -Insistió Flores.
-Una poesía y una guarania -contestó Báez.
-Ha mba'e he'i la ndepoesía -le preguntó paciente el maestro, a lo que Sáez empezó a declamar...
-Mombyry asyetégui / aju nerendápe / romoporãségui / ymaiteguivéma reiko chepy'ápe / che esperanzami...
José Asunción Flores no atinó a decirle nada, mientras nuestro personaje seguía recitando sin leer el popular poema de Manuel Ortiz Guerrero "Nerendápe aju". Por momentos, parecía que Flores explotaría en carcajadas pero se contuvo.
-Mba'épa ere ichupe maestro. Nde gustápa, péa peteĩ che creación...
-Pero amalisia rejapi otro lado, péa Guerrero mba'e.
-Ha che piko chejapáta ndéve... Esta es mi creación, ha arekóma la música.
-Mba'éicha la nde música...
Y Báez le tarareó la melodía de "Nerendápe aju", original de Flores. Este ya no aguantaba más. Lo único que atinó a hacer es mirarle fijamente a los ojos de Ernesto para decirle:
-Ernesto, nde piko reaperitárna, ha upéi nde semblante vai chéve guarã, parece que tenés fiebre, erumi ndepo jahecha la nde pulso. La ndesituación iformal.
Le tocó la frente para ver si tenía fiebre. "Nde akánundu Báez, nde piko rekaru este día, re'u piko la kambymi", y Flores insistió en que su amigo Báez deliraba o realmente estaba muy enfermo. Nosotros permanecíamos tal cual nos pidiera Báez, serios y en silencio. Pero también con muchas ganas de reír a carcajadas.
Ernesto realmente parecía enfermo, todo por la insistencia de Flores, quien fue tajante en sus aseveraciones. Flores le dijo:
-Eje alimentákena che ra'y, ivai la ndeporte.
Báez, poco a poco se fue convenciendo de que estaba muy enfermo. El maestro se levantó y nos dijo:
-Aháta ensayo hápe, ekarúkena che ra'y (dirigiéndose a Báez), miel de abeja, kamby ha locro re'u va'erã. Péicha mante ekueráta.
Se despidió y se retiró. Después de un rato, Báez llamó al mozo y le pidió un vaso grande de leche para cumplir con los consejos del maestro. Luego nos pidió que le tocáramos la frente para convencerse aun más de que estaba enfermo y con fiebre. Así fue cómo el bromista terminó embromado.
UN ESCUDO DE ARMAS CON SÍMBOLOS DE PAZ
El diseño del Escudo, creado, dibujado y descripto por Juan Aníbal Romero Ramos, fue adoptado como Escudo de la Municipalidad de Encarnación (Itapúa) por Ordenanza N° 26 del 22 de abril de 1960. En el documento "se recomienda a los señores concejales la aprobación del mismo sobre la base de fundamentaciones históricas y descripción de los motivos que componen el emblema". Todo esto bajo la titularidad ejecutiva municipal encarnacena del señor don Domingo Robledo.
El doctor Rubén Parodi presidía la Junta comunal. Una acertada réplica del Escudo, fundido en bronce en los Talleres de Fundición de Juan E. Venzano, adorna el pórtico de la Catedral de Encarnación. El relieve en yeso que sirviera de matriz es obra del escultor compatriota Francisco Javier Báez Rolón. Otra réplica se deja ver en relieve de cemento sobre un blanco y amplio mural que integra la parte decorativa de la Terminal de Omnibus de la ciudad capital de Itapúa.

Para Encarnación
En una década preñada de continuas emociones, viví con intensidad y febril impaciencia la diaria y laboriosa existencia de la ciudad vigorosa que atesoraba sus sueños y sus más caros anhelos de madre y de novia, desde los altos barrancos del río viejo hasta los montes azules y verdes, donde el grito del hachero sonaba a rugidos para luego convertirse en alegres trinos de pájaros campana...
Me acerqué a ella. Con cierto temor pero con respeto. Frente a su presente me puse de pie. Hurgué en su historia y paulatinamente me fui adentrando en su imponente y voluptuoso cuerpo. Mis primeros pasos vacilantes se hicieron firmes. Con las plantas desnudas empecé a pisar fuerte y decididamente su blanda, húmeda y roja tierra.
Desde su Villa Baja inquieta y bullanguera, atestada de iluminadas vitrinas y movida por una cordialidad conquistadora, como escándalo hacia su cúspide, una y otra vez, mil veces llegué a la "otra"... hasta su altiva, risueña y cosmopolita Villa Alta, y luego por sus serpenteantes caminos me empapé de humus y de savia. Sentí en la piel el apresurado paso de su frío viento sur. El fino pol-
vo de sus senderos me llenaron los poros con el mágico poder que latía en sus interminables sementeras.
Sin darme cuenta fui sintiéndome parte de sus desvelos, de sus alegrías y de sus momentos de angustias y dolor. No esperé que la atareada "madre" dedicara un minuto en su trajín para que me diera la generosa bienvenida y adoptarme como un hijo más...
Fui yo quien la adopté como Madre y hasta, en un momento de sensaciones raras, como Novia esquiva y distante a mis balbuceantes requiebros juveniles. Ya entonces se incubó en mí la idea fija, seguidora y quemante, de rendirle el modesto homenaje del hijo agradecido para testimoniar respeto y admiración hacia esa Madre que pura, tierna y generosa mantiene siempre su pecho descubierto para dejar que en él, todos los seres atados al trabajo que dignifica, encuentren la inagotable fuente del elixir de la vida... Y la idea fue madurando apresuradamente, creció mientras ella crecía. Se hizo cuerpo de dos hijos míos, surgidos de sus entrarías, circulaba ya su propia sangre. Dos raíces profundas me ataban definitivamente a ese gran jirón de fecunda tierra paraguaya. La ubiqué en el tiempo, con sus montes y sus selvas, como comarca del indómito, noble y moreno Señor de ríos y barrancos.
La volví a ver como reducción, como "posta" y como "pueblo viajero", y luego como ciudad plácidamente adormecida en las riberas rojiverdes del rumoroso río. De cada una de estas estampas fui extrayendo símbolos que pudieran expresar con elocuencia su mítico y heroico ayer, su presente de grandezas y esperanzas, su futuro impaciente por entregarle trabajo, paz y sosiego para todos sus hijos. Con esos símbolos, la idea de darle un escudo de armas a la ciudad de Encarnación, ya era un hecho. Luego del primer diseño, surgieron otros más, casi una veintena, hasta llegar al que creí era realmente el definitivo. Hoy, Encarnación, "La Matrona del Sur", luce sobre su pecho ese Escudo de Armas con símbolos de Paz. Así se hicieron realidad los sueños de un hijo adoptivo a quien le inquietaba la idea de testimoniar su gratitud. La gran deuda comenzó a ser amortizada. Por esos dos retoños, de entonces, que orgullosamente llevan su sangre, le di al escudo el valor de una modesta cuota... En su atalaya de la Villa Alta, sobre la cal que habla de pureza y sobre el duro bronce que eterniza sentimientos, se deja ver aquel escudo con sus siete símbolos que aquí, de nuevo, me permito describirlos: las piedras que le dan forma al escudo, ubicadas con simetría, significan: el origen del nombre "ltapúa" (ltá = piedra, roca; pu'ã = levantada, levantarse, ponerse en pie o "piedra sonora", en la acepción también probable, o corazón de piedra, en las que concuerdan los siguientes autores: Guasch, Anselmo Jover Peralta y Ortiz Mayans. Es la presencia de su vigoroso pasado, sillares rectangulares, perfectos empalmados a cal y canto. En su parte inferior, las líneas laterales se unen en una saliente puntiaguda señalando el Sur de la Rosa de los Vientos.
En la parte superior, dos pilares con sencillos capiteles hacen de pétreos mástiles a derecha e izquierda de un arco, cuya perfecta construcción mucho nos dice de la sensibilidad artística de aquellos antepasados nuestros aquietados por la fe en las reducciones del sur.
Un sólido y compacto fondo de piedra, como base. Porque la piedra fue el elemento vital del cual se sirvieron los clérigos y capitanes venidos de Castilla para elevar con ella, hacia la cumbre selvática, la majestad de una oración de fe y esperanza. Acervo espiritual de todo un pueblo impregnado en las solemnes ruinas de Jesús, Trinidad y Santos Cosme y Damián, con la dulce carga de un sueño civilizador y la otra, dura y pesada, que el indio lo ayudó a enclavar sobre el Paraná, el 25 de marzo de 1615 (o 1614), cuando el padre-santo Roque González de Santacruz fundara la reducción sobre un cúmulo de piedras, con el primigenio nombre de "Nuestra Señora de Encarnación de Itapúa".
Visto de frente, a izquierda del escudo, en ángulo superior lateral, se eleva un imponente “lapacho" en flor, cargado de amarillos pétalos y de un verdor de suave tonalidad. Es la madera de mayor valor que abunda en la zona y es fuente de imponderables recursos. Al pie del enhiesto lapacho y ya por obra del hombre, del hacha y del machete, se superponen con sus duras cortezas y sus vetas, aún plenas de ricas savias, tres troncos; el cedro, el peterevy y el guaika, como una ofrenda del hombre y de la selva en bien y favor del progreso y de la civilización. Es el prodigio de natura que, en esta parte de la tierra nuestra, se desborda en toda su plenitud. Es el santo sudor del hombre, su grito de redención y su profundo amor al trabajo.
Arriba y a la derecha del observador, ángulo lateral, aparece un gajo de yerba mate, es el té de los jesuitas, también conocido como el té de las Misiones, el "Ilex Paraguaiensis", cuyas plantaciones naturales datan de cientos de años, desde los alrededores de Encarnación hasta el límite noreste del Alto Paraná. El gajo foliado lleva cinco hojas que se abren, como un ramillete hacia arriba. Son los dedos de una mano abierta por la amistad, y como sostenidos delicada y suavemente por las verdes hojas, aparecen un mate y una típica bombilla de plata, ahí están la proverbia hospitalidad y la cordialidad espontánea de los hijos de Itapúa.
En la parte inferior del lateral izquierdo se destaca un indio, visto de medio busto, de frente, luce vincha y pluma de cacicazgo. Es el primitivo que presidiera la marcha de todo un pueblo, el que con sus dedos de guerrero y de artista prendió en su flecha y en el rústico cincel la luz que trajeran en andas los intrépidos hombres de la Conquista, el que con sus músculos levantara piedra sobre piedra, columnas y paredones, aceptando el desafío de un tiempo nuevo.,
En el ángulo inferior del lateral derecho; el mártirfundador, en medio busto y de frente, es el padre-santo Roque González de Santacruz, con aureola de segundo plano. Es el que apuntaló, con capítulos heroicos, el pilar hasta hoy aún enhiesto de su cultura, el que abrió en las penumbras selváticas un amplio y profundo surco para desparramar sobre él las semillas de un mensaje divino.
En su rostro están presentes la valentía, la ternura y la resignación. Es el rostro de un auténtico misionero, de un varón en cuerpo y alma, es el que con la verdad y una cruz como únicas armas logró entrar en los dominios del Cacique " Ita-pya" para fundar otro reducto de la fe; la reducción "Nuestra Señora de la Encarnación de Itapúa".
La cruz: sobre el escudo, como surgiendo de entre las piedras de un paredón, aparece una rústica cruz de abiertos brazos, símbolo de la fe cristiana, formada por maderos desnudos. Ayer, un instrumento de tortura para los romanos, hoy, una imagen de Redención y de Amor. Este símbolo divide al escudo en cuatro sectores simétricamente logrados para dar ubicaciones justas y precisas a los cuatro descriptos.
La campana: sobre la cruz y en primer plano se observa una campana de bronce con el badajo quieto. Es aquella cuyas notas quedaron truncas al expirar el santo varón Roque González de Santacruz en las manos criminales del esclavo Maragua, quien, alevosamente y cumpliendo una orden de Ñesu, atestara un certero y mortífero golpe sobre la aureolada cabeza del misionero mártir. La que con sus sones perforó los aires, las serranías y los espesos bosques convocando a los indios para enseñarles a escribir la página más vibrante de nuestra historia.
La inclinación de la campana hacia la izquierda ubica el lugar del corazón. El padre Boroa, luego de la muerte del fundador de Encarnación, halló entre las cenizas, el corazón intacto atravesado por una flecha. El corazón fue llevado a Roma en el año 1633, luego custodiado y venerado en la Iglesia de El Salvador, de Buenos Aires (República Argentina). Felizmente ahora ya está con nosotros y en peregrinación constante por todos los largores de este lugar americano.
Este séptimo y último símbolo ocupa un primer Plano. Es el trino y canto que se llamó a silencio en aquel Caaró maldito y asesino. Pero también el bronce que por
siempre repicará a lo largo y ancho de esta bendita tierra paraguaya, para llamar a todos los hombres de bien y oficiar con ellos la "Misa Grande". La misa esperada en este templo donde sólo se recibe la eucaristía santa del trabajo que purifica.
Esta es mi ofrenda. Para ti, Encarnación.
¡Un Escudo de Armas con símbolos de Paz!
Con mi eterna gratitud.

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