AGUI, UN ANDARIEGO INNOVADOR
AGUSTIN PIO BARRIOS, A 122 AÑOS DE SU NACIMIENTO (IV)
Por ALBERTO CANDIA
El máximo guitarrista del Paraguay, Agustín Pío Barrios, “Agui”, sostenía que la evolución compositiva de la música paragua- ya era posible. Por sobre cualquier “perla clásica” de sus creaciones, sus expectativas giraban en torno a las raíces, por lo que las propuestas estéticas de Barrios, encuadradas dentro del 6x8, son verdaderas joyas del parnaso musical autóctono. Fruto de esta inquietud, tiempo después aparecería la guarania de José Asunción Flores, pero por entonces, aquel se encontraba muy lejos peleando contra el establishment, no pudiendo ser testigo de la ebullición nacional resultante de sus anhelos y pregones.
Su carácter especial y don natural para el arte lograron adentrarse rápidamente en los círculos culturales de las metrópolis portuarias como Buenos Aires y Montevideo, ciudades donde desarrolló gran parte de la actividad musical en una primera etapa de su “emancipación sonora”.
SUS GRABACIONES SONORAS
Atrás dejaba sus primeros repertorios, todos de carácter popular-folclórico, para incursionar directamente en sus propias creaciones, las que fue dando a conocer progresivamente hasta el final de sus días.
Por entonces, en Asunción se sabía solo de la música impresa en el papel. Los maestros músicos viajaban a Buenos Aires para editar sus partituras a fin de legarlos a la posteridad. Estas representaban material de exclusivo consumo profesional y accesible solo para eruditos. Pero cuando aparece la grabación magnetofónica se produce la primera gran revolución en la impresión musical que rápidamente se masifica y se comercializa en cualquier tienda a un precio accesible, convirtiéndose en producto estándar para neófitos e ilustrados indistintamente. Después de las famosas “cajas musicales” de Madame Elisa Lynch, las únicas que disponía el Paraguay entre 1855 y 1870, se introdujeron oficialmente en Asunción el fonógrafo de Thomas Edison en 1893 y posteriormente el cinematógrafo. En el año 1913, la “Santería D. Morselli” importó, para su venta, la primera grabación realizada por un músico paraguayo. El hecho fue algo insólito que conmovió el ambiente aldeano de Asunción, “lujoso” espectador de la dinámica de todo el orbe.
Sobre el punto y con meridiana claridad, una crónica periodística asuncena de la época nos refería las repercusiones de tal acontecimiento (ver recuadro):
SUS DISCOS EN ASUNCIÓN
Como vimos, podemos tener la certeza de que aquellos discos de Barrios transitaban la Asunción. ¿Quiénes los compraron? ¿En qué discoteca privada o depósito olvidado se encuentran algunos ejemplares dormidos? ¿Tiene alguien guardados en algún almacén esos originales, sin saberlo? Estos interrogantes apuntan al rescate de esas joyas musicales que por sí solas representan una gran aventura.
A 93 años de aquella primicia, consideramos posible que entre las pertenencias del finado Demade existiese algún remanente de su stock pasando inadvertido para sus descendientes. También sus compradores pudieron haber guardado en algún arrinconado antiguo baúl o, en el peor de los casos, “remangado” por algún nieto en elegidos “sobrados”, con la manida sentencia: “Todo eso que está allí era del abuelo, ya no sirve”.
El sentido común nos permite avizorar que alguna “vieja partida” estaría en los “archivos del recuerdo” de algún coleccionista de tradicionales gustos por la erudita música vernácula.
En realidad, como las fantasías del propio Barrios, el planteamiento se asemeja a una especie de juego de azar, un atractivo de subidos quilates ya que hurgar nos conduce al epílogo de siempre: ¡Eureka! ¡Aquí está! ¡Lo encontré!
Sabemos que en Argentina, Brasil y Uruguay se han escudriñado discotecas, encontrándose dichos ejemplares en colecciones privadas y en los archivos de grandes sellos discográficos que tomaron la precaución de almacenar sus impresiones, lo que facilitó la búsqueda y el rescate de dichas reliquias, hoy producidas en nuevas ediciones y formatos digitalizados.
El sabio guitarrista de todas las épocas tuvo entrañables amigos, fue el “ídolo” de los estudiantes y jóvenes idealistas, un estandarte de la cultura tradicional paraguaya. Más de uno debió haber sido obsequiado por el generoso artista con una copia autografiada de sus discos, acto frecuente de Agui. Lo que tal vez ninguno de ellos dimensionó es que el tiempo transformaría las obras de Agustín Pío en un extraordinario tesoro universal.
Su trascendencia como guitarrista en Paraguay nos exige mencionar que, antes de su partida por 12 años ininterrumpidos, realizó incontables “giras” por el interior del país. Su éxito local fue elocuente y muy popular. En Asunción recorrió todos los barrios, muy especialmente Punta Karapã, Loma Clavel, Ykua Satî, Loma Kachinga, Tujukua, Ciudad Nueva, Chaco’i, Trinidad, entre otros. También brindó sus veladas musicales en el Bar Cañisá y Farmacia París y brillantes conciertos en el Teatro Nacional (Coliseo Mayor), Recreo Belvedere, Instituto Paraguayo y Teatro Granados.
La repercusión de sus resonantes éxitos se extendieron por Luque, San Bernardino, Takuaral (Ypakarai), Paraguarí, Misiones, Villarrica, Concepción, Encarnación y tantos “valles” donde apreciaron en vivo los floreos guitarrísticos del eximio compositor.
¿Quién no querría poseer sus discos después de verlo pulsar las cuerdas con exuberante magia en una cascada de creatividad? Desde su misma grabación, esos discos representaron “piezas de colección”. Sus propios condiscípulos se referían a Barrios con un aura de adoración, por lo que no dudamos en manifestar interrogantes como ¿Dónde están esas benditas pastas? ¿En qué rincón del Paraguay se ocultan? ¿Quién los podría rescatar de la indiferencia?
Realmente, es una tarea álgida y romántica pero de gran contenido patriótico y cultural.
LA BIBLIOGRAFÍA BARRIANA
Los estudios y trabajos realizados en Paraguay sobre Agustín Barrios son exiguos e incompletos. A borbotones surgen los interrogantes sobre sus perfiles como persona y como artista. El análisis profundo y detallista enmarcado en el desarrollo de una disciplina científica como la “Barriología” o la “Mangorelogía”, dista sideralmente de una realidad posible, convirtiéndose en una utopía.
Relacionadas con el tema, hemos logrado reunir las seis obras bibliográficas realizadas en Paraguay, cinco de las cuales han sido editadas localmente y una en San Salvador, Centroamérica (ver infografía). El leit-motiv musical y vivencial de Agustín Barrios responde a una lógica ya que está directamente relacionado a las coyunturas ambientales y políticas de ese entonces. Así deben ser sus libros, con cadencia natural; sin embargo, no hallamos una secuencia de hechos que ofrezca una visión completa sobre su vida, por tal razón, el trabajo realizado por su entrañable compañero de colegio Don Carlos Bordas y publicado 12 años después de la muerte de nuestro insigne compositor, representa para nosotros la mejor descripción y discernimiento sobre el mismo. En tal sentido, remarcamos que el Paraguay posee a los dos más grandes símbolos. Uno en el campo cultural artístico y el otro en el deportivo, colosales y del mismo linaje: Agustín Barrios en la música y Arsenio Erico en el fútbol. Muy a pesar nuestro debemos subrayar que poco o nada hemos hecho por la “glorificación” de nuestros más encumbrados representantes universales, mientras los gobiernos, en sucesivo turno, han brillado por una ausencia angustiante e infinita.
Edición impresa del diario ABC COLOR
Miércoles, 09 de Mayo de 2007
Fuente digital: ABC COLOR DIGITAL/ PARAGUAY
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LOS MÉTODOS Y LA TÉCNICA DE AGÜI
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