LOS BIENES CULTURALES
BOHEMIA, SUSTENTO, TRAFICO O SALVACION
Por ALBERTO CANDIA
En el primoroso ámbito de la ilustración, no resulta sorpresa para nadie enterarse de las innumerables tentativas de comercialización de ciertos tesoros que se encuadran bajo el genérico epigrama de "patrimonio cultural paraguayo". Sin entrar en la minuciosidad de las causas o razones, los destinatarios u oferentes, esta atípica actitud implica una simple tarea más en la cotidianeidad vernácula que, aún imperceptiblemente, va corroyendo los fundamentos de toda erudición. Sus efectos devastadores aumentan de generación en generación, dañando el sustento y desarrollo de la más genuina identidad, el supremo patrimonio nacional.
Las sucesivas "evaporaciones" rumbo al exterior de nuestro ya escaso "bagaje cultural" son una derivación directa de la instalación en el país -a partir de la Triple Alianza- de un floreciente "negocio subterráneo" -tráfico o remate- de valiosísimas "prendas artísticas" que nunca adquirieron relevancia merecida en el Paraguay debido a la sempiterna mediocridad y tosquedad imperantes, arruinando el medio nacional y consecuentemente, condenando al ostracismo paleolítico al arte y la cultura (salvo maravillosas excepciones) que nunca lograron su natural distinción o valoración a lo largo de la historia nacional.
PARTITURAS, FOTOGRAFIAS Y AFINES
El 5 de agosto de 2006 ocurrió algo muy "típico" en nuestro medio al meritorio maestro guitarrístico Cayo Sila Godoy, con relación a los supuestos "caudales Barrianos". El hecho de "exhumar" esos valores del Karameguã (cajón, baúl o cofre) donde se hallaban en el más profundo sueño, a fin de generar recursos económicos de estricta subsistencia para su "tutor", situó sobre el vacilante escenario del arte paraguayo al remanido actor de siempre: el patrimonio nacional y la valoración exacta por parte de las autoridades constituidas.
Desde los inicios de la historia republicana, se percibe que a pesar de las dotes artísticas naturales del pueblo, en el Paraguay jamás se concedió la jerarquía razonable a los "patrimonios nacionales" de cualquier índole. Todo cuanto pudo reunirse se debe a contadísimas excepciones que más bien han sido fruto de la inquietud personal civil y nada tiene que ver con los programas u objetivos gubernamentales, generalmente ausentes, ambiguos, erráticos y carentes de presupuestos financieros para convertir en realidad los soberanos sueños de los "inventores paraguayos".
Por ello, la "fuga" es una práctica que se ha convertido en algo normal para nosotros. Vender las pertenencias de los creadores, por parte de los mismos o por herederos a todo aquel que demuestre interés adquisitivo, no representa un delito. Frecuentemente, se prefiere la "fuga" ya que muchos de nuestros tesoros han recibido un mejor destino en el exterior que en el terruño natal, donde con seguridad quedarían sumidos en el olvido y la degradación definitiva.
En cualquier parte del mundo, tiene un elevado sentido ético y moral salvaguardar la existencia física y el contenido de estos testimonios de la historia. Pero, ¡Oh, paradoja!, el saqueo impera en todas las épocas y en la mayoría de los estratos paraguayos. Si los delitos mayores en contra de las arcas del Estado jamás han sido sancionados bajo el principio de "lesa patria", gracias al imperio de la impunidad vigente en todo el territorio de la República, ¿qué transgresión tan grave puede significar la venta de unas cuantas "cosas viejas"?
El ostracismo, las afrentas y la degradación de los valores fomentaron la masiva "exportación" de nuestros patrimonios hacia centros de vanguardia que los instalan en el escalafón apropiado de interés y valuación, reverdeciéndolos por completo desde su inexorable inanición. La producción de los artistas son hijos consanguíneos paridos a fuerza de voluntad y anhelo, proyectándose en el tiempo. La sustanciosa esencia espiritual de las obras perfila y distingue a una Nación. La perfecta naturaleza (exacto equilibrio) de la estética artística es generadora de costumbres y modales de vida que identifican y consolidan a una nucleación, instalando en su seno rasgos que certifican su estirpe y enaltecen los supremos valores. Ese es el país cultural de raíces profundamente arraigadas, no transculturado por graves mutaciones que lo convierten en presa fácil de la hibridez, dominio y abyección.
Cabe en este fragmento reflexionar sobre tres pensamientos referidos al tema: a) el filósofo griego Aristóteles (384-322 a.de c.) señalaba que todo arte consiste en dar el ser a algo; b) el poeta y filósofo italiano Arturo Graf (1848-1913) afirmaba que el arte, es en cierta forma, una ácida crítica de la realidad y c) el brillante físico y matemático alemán Albert Einstein (1879-1955) apuntaba que el arte es la expresión de los más profundos sentimientos por el camino más sencillo.
LIENZOS, IMAGENES Y ALTARES
El 29 de julio de 2002 aparecía en la primera plana de los diarios el inverosímil hurto de pinturas originales valuadas en varios miles de dólares y que por más de un siglo fueron huéspedes en los salones de la pinacoteca del Museo Nacional de Bellas Artes. Rayando lo irreal, la galería había sido invadida por los "topos" que con un pitagórico cálculo, a través de 70 metros de túnel se llevaron las obras del veneciano Jacobo Robusti "Tintoretto" (1512-1594): Autorretrato, del sevillano Bartolomé Esteban Murillo (1617-1682): La Virgen con el Niño Jesús, con casi 400 años de antigüedad, y de los galos Gustavo Courbet (1819-1877): Paisaje y Adolphe Piot (1850-1910) Têtê de Femme. Los roedores desvanecieron lucrativamente los bienes del "patrimonio nacional", engalanando ya alguna "colección privada" local o foránea con la más férrea custodia de trampas, alarmas y altavoces.
Además, con mucha regularidad se lee y se oye en las diferentes crónicas policiales cómo en todo el territorio de la República, las antiguas iglesias (franciscanas y jesuitas) son asiduamente "visitadas" por los "amigos culturales de lo ajeno", usurpando sus altares y las esculturas religiosas talladas por prodigiosas manos guaraníes, colmadas de mística espiritualidad. Las mismas son impunemente negociadas en el bajo mundo de la delincuencia local y extranjera.
La cleptomanía es una enfermedad casi incurable que se contagia como una pandemia en el país. Sus letales efectos postran a una Nación a niveles de profunda segregación y oscurantismo. ¡Cuidado!, Paraguay es uno de los más corruptos del mundo, comentan afuera.
COLECCIONES PRIVADAS Y PUBLICAS
Es vox populi que en la misma Asunción y otras importantes ciudades del interior, los "potentados" de la high society emperifollan sus quintas y residencias con una gran parte del "patrimonio nacional", proveniente en su mayoría de las usurpaciones oficiales, remates falseados o cualquiera de los métodos que conduzcan a la indebida apropiación.
Tantos valores ya se han escapado del Paraguay que el Estado, a través de sus autoridades y mecanismos de control, custodia y seguridad, nada han dispuesto para frenar o en su defecto rescatar las últimas ebulliciones del gran manantial del arte, que a borbotones nos obsequiara sus prodigios. Una inmensa cantidad de manuscritos originales, bibliografías inéditas, documentos oficiales de todo tipo, hemerotecas, partituras, transcripciones, instrumentos, grabaciones, vestuarios, pinturas, artesanías, candelabros, cúpulas, verjas, muebles, imágenes, hechos históricos o cualquier bien de contenido artístico o cultural, se hallan desperdigados por el mundo en "colecciones" privadas, federales y gubernamentales, todo fruto de la rapiña y comercialización ladina en todos los tiempos.
ARCHIVOS, MANUSCRITOS Y FACSIMILES
Prueba de la indiscriminada e intemporal "fuga" de nuestros valores se sintetiza en un riguroso trabajo editado en 1995 y realizado por los eméritos profesores de historia y especialistas sobre el Paraguay, los norteamericanos Thomas Whigham (Maestro de la Universidad de Georgia) y Jerry W. Cooney (Maestro de la Universidad de Louisville) quienes gracias a una metódica y exhaustiva labor lograron compendiar en "Una Guía de Colecciones de Paraguay en Estados Unidos", todos los documentos guaraníes distribuidos en 28 Estados de Norteamérica. Entre ellas ubicamos algunas colecciones que citamos en la infografía.
Las pertenencias del Paraguay hace mucho tiempo que están en manos ajenas, sin que nadie haya insinuado alguna preocupación por ello. Los gobiernos de turno jamás demostraron seriedad y responsabilidad en cuanto al tema en cuestión, porque no han invertido tan siquiera un mínimo de recursos para preservar, investigar y rescatar aquellos valores que se generaron y patentaron en esta tierra. El Presupuesto General de la Nación es un fiel indicativo de ello, ya que los archivos, las bibliotecas, los museos y sus similares públicas no figuran en la conciencia de los gobernantes, asiduos enemigos de la cultura e ilustración del pueblo. Consecuentemente, los "padres" de las creaciones no hallan otro camino más que el "comercio", a fin de amparar su obra y su sostén.
LAS COLECCIONES PARAGUAYAS
1) Colección de Viriato Díaz Pérez (California)
2) Colección de Julio César Chávez (California)
3) Colección de Juan Silvano Godoy (California)
4) Colección de Hugo Rodríguez Alcalá (California)
5) Colección de Guillermo Arturo Weyer (California)
6) Colección de Víctor Morínigo (Kansas).
7) Colección de Juan Natalicio González (Kansas).
8) Colección de William Stewart (New York).
9) Colección de Rutherford B. Hayes (Ohio).
10) Colección de Manuel E. Gondra (Texas).
Edición impresa del diario ABC COLOR
Domingo, 15 de Octubre de 2006
Fuente digital: ABC COLOR DIGITAL/ PARAGUAY
