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MARÍA EVANGELISTA - EVANHY TROCHE SOLER DE GALLEGOS

  ASUNCIÓN CAPITAL DEL MUNDO GUARANÍ - Por EVANHY TROCHE SOLER DE GALLEGOS - Año 2011


ASUNCIÓN CAPITAL DEL MUNDO GUARANÍ - Por EVANHY TROCHE SOLER DE GALLEGOS - Año 2011

ASUNCIÓN CAPITAL DEL MUNDO GUARANÍ

Por EVANHY TROCHE SOLER DE GALLEGOS

TEVECINE S.R.L.

Diseño y diagramación: CRISTIAN VERÓN

Asunción – Paraguay

2011 (256 páginas)

 

 

 

 

 

 

INTRODUCCIÓN

 

A ASUNCIÓN POR EL TAPE AVIRU

 

         Siendo Ministra de Turismo, entre los años 2003 - 2006, el fallecido periodista Juan Manuel Prieto, me asesoró en la revalorización del Tape Aviru, en la búsqueda de hitos de importancia de nuestra historia como Nación, capaces de darnos nombradía y llamar la atención turístico - cultural en el resto del mundo. Dado que el Tape Aviru, eje central de todos los caminos guaraní, tenía históricamente su kilómetro cero en Asunción, adquiría gran importancia y deseábamos dar el reconocimiento debido a Asunción, como centro de los caminos precolombinos y La tierra sin mal. De ahí, la importancia histórica fundamental de nuestra ciudad capital, desde la que se dio el primer grito de Libertad en la América española. El llamado de atención sobre la preponderancia de Asunción, no solo para la República del Paraguay, sino como centro de la Nación Guaraní que abarcó toda la América Pre hispana; fue también el inicio de la búsqueda de una marca-país identificatoria que nos uniera por las vías ancestrales, que hoy son las importantes rutas que nos vinculan a Brasil, Argentina, Uruguay y parte de Bolivia. Todas son confluyentes a la ciudad de Asunción, corazón geográfico del territorio americano. Así nació el Mundo Guaraní, como proyecto, encarado por la cancillería nacional y en el que estuvo involucrado el entonces presidente del Banco Interamericano de Desarrollo, el uruguayo Enrique Iglesias.

         Este objetivo llegó a ser en parte realidad, cuando a fines del año 2003, tanto en Brasil y Paraguay, motivados por el proyecto dado en llamar Mundo Guaraní, los seguidores del proyecto, decidimos unir voluntades con ese propósito. Recuerdo que en una de sus visitas el director brasilero de Itaipú, ingeniero Jorge Samek, me invitó a encontrarme con una periodista brasileña llamada Rosana Bond, investigadora de los caminos del Tape Aviru, en mi carácter de periodista que recorrió el país y que podía identificar - porque estuve en ellos - los tramos cruzados en nuestro territorio. La recomendación de Samek fue: "pónganse de acuerdo en destacar nuestro origen guaraní y los caminos que nos unieron". Intercambiamos con Rosana conocimientos de nuestra historia común. Ella me contaba de las huellas de pies encontradas en Pitanga, relataba acerca de la Isla de los Náufragos de Santa Catarina.

         Yo le explicaba de la plaza García Caaguy de San Pedro de Ycuamandiyu, de las inscripciones en las piedras del cerro Polilla en la cordillera del Ybytyrusu, posta del Tape Aviru. Ambas habíamos descubierto que podíamos transformar el Tape Aviru en rutas de unión de cuatro países bajo el denominativo Mundo Guaraní. Para ese entonces ya Brasil estaba muy adelantado en la revalorización turística de esa ruta en el Estado de Paraná, a la que llamaban Pe aviru.

         Meses después, los días 19 y 20 de marzo del año 2004 (1) se produjo un encuentro con historiadores, y autoridades de gobierno e investigadores del Tape Aviru (2) en Campo Mourao, nudo del Tape Aviru del Estado de Paraná de Brasil. En Campo Mourao, municipio del Estado de Paraná, Brasil, nos reunirnos con Samek, el gobernador de Paraná Roberto Requiao y el prefecto de la ciudad Taulillo Tezelli en el Teatro Municipal donde tuvo lugar el acto de presentación de "O Peabiru e o camino para la integracao sul - americana". Ante una selecta concurrencia Rosana Bond y yo dimos una extensa conferencia ilustrativa sobre el significado del Tape Aviru o Pe Aviru. Demás está decir la unánime aprobación de la audiencia sobre el proyecto expuesto por nuestros dos países.

         Es importante resaltar uno de los momentos más emotivos del encuentro, cuando Juan Manuel Prieto se expresó en guaraní y desde el público, le contestó también en guaraní un indígena poblador de Santa Catarina. Esto motivó la reflexión de los orígenes comunes a través de la lengua, desaparecida en Brasil, causada por la arrolladora imposición que respecto al idioma, Portugal impuso a sus colonias. Toda la inmensa platea se emocionó ante el origen común de nuestros pueblos. Una de las decisiones tomadas en el encuentro fue coordinar para el mes de junio de ese año, otra conferencia en Paraguay en Ciudad del Este, donde se da otro de los nudos importantes del Tape Aviru, ya que el 2do. Adelantado Alvar Núñez Cabeza de Vaca cruzó las cataratas de Yguasú e ingresó por el río Monday al actual territorio paraguayo.

         El encuentro tuvo lugar en el mes de junio de 2004. Por Paraguay habíamos invitado a Margarita Mbygangy, ex directora del Indi, única mujer cacique de un grupo, Aché, residente en las proximidades de la Reserva Natural Mbaracayu. Como representante de los proto guaraní, podría responder las preguntas de los historiadores e impulsores del Tape Aviru acerca de la existencia del camino sagrado a la Tierra sin Mal. Gran sorpresa tuvimos, cuando ante tanta insistencia, manifestó que el secretismo impuesto a ese tema, impedía que nos revelara datos acerca del camino, pero afirmó conocer que estábamos en lo cierto, ya que su pueblo se asentaba en una de las rutas, la que cruzaba los Saltos del Guairá. Después de este encuentro, resolví promocionar y recorrer el camino, en la búsqueda de capitalizar para su difusión lo sagrado del mismo, en hitos de peregrinación que bien podían ser religiosos, como turísticos entre los cuatro países. Lo mismo haría Rosana Bond en el Brasil. A Manolo Prieto enviamos el año siguiente a Portugal, buscando más datos acerca de Alejo García, descubriendo con asombro que es un gran desconocido en su propia patria. Entre tanto Rosana Bond esbozó la teoría de que los Incas recorrieron el camino, incluso con un libro publicado sobre el tema. Félix de Guarania, reconoció como trazados de los guaraní, los dibujos en las piedras del Cerro Polilla, dejando de lado la creencia de que se trata de escrituras de los vikingos en su paso probable por la región. La Itaipú Binacional inauguró el Museo Tierra Guaraní y auspició recitales de guitarra de Berta Rojas y Juan Cancio Barreto, bajo el rótulo cultural de La Tierra Guaraní. He tenido la oportunidad de compartir esas presentaciones en Nueva York y en Buenos Aires. El Mundo Guaraní, con su carga de belleza natural, tuvo una gran promoción, al igual que el Tape Aviru. En el año 2006, con Manolo Prieto, recorriendo el Chaco, tras la búsqueda de más hitos que fueran conformando la ruta, hallamos la gramínea que como césped cubría un camino, identificado como del Tape Aviru dentro del Parque Nacional Teniente Enciso. Esto sucedió antes de mi renuncia como Ministra de Turismo, para embarcarme en la campaña de la Intendencia de Asunción y meses antes del fallecimiento del querido amigo. Desde entonces quedó trunco el proyecto, por lo menos para el Paraguay.

         Retornando al Tape Aviru, existen innumerables indicios, tanto en la historiografía científica, como en las leyendas populares, que dan testimonio de la existencia de ese camino muy transitado por las comunidades guaraní, en conexión con la ruta incaica uniendo así el Pacífico, con el Atlántico. Era un trazado troncal con diversas ramificaciones, ruta recorrida en la búsqueda de La Tierra sin Mal de los guaraní, pero también, el camino utilizado por los parejhara (correo, mensajero) y los chasquis para transmitir las noticias y establecer el sistema de alianzas durante la época colonial.

         El estudio de estos caminos es una de las tareas más apasionantes de investigación histórica, porque hay muy pocos datos, que solo se pueden enriquecer con las creencias populares y los mitos con mayor o menor base de realidad, que se han transmitido y aún en nuestros días se siguen transmitiendo de generación en generación. Por eso este libro y las páginas que siguen, sobre la historia de Asunción y el Tape Aviru. El Mundo Guaraní, al igual que el Mundo Europeo, o el Asiático, abarcó un inmenso territorio que maravilló a quienes lo descubrieron (3). Entre ellos, a los conquistadores que se asentaron en la táva de Caracará en la bahía de Asunción. Los españoles encontraron un pueblo solidario, organizado, pacífico, que incluso tenía conocimientos de higiene y salubridad, en medio de una geografía exuberante, nunca vista por ellos, que producía todo lo que el ser humano pudiera necesitar. Aún no existiendo las minas de oro y plata que buscaban, quedaron subyugados por quienes habitaban esta tierra, por la abundancia de alimentos y el clima benigno.

         Descubrieron un punto estratégico desde el cual podrían partir a sus exploraciones, se enamoraron de las mujeres y se quedaron en la bahía, aunque aislados y empobrecidos, con sus hijos de la tierra, orgullosos, como sus padres españoles, dedicados a fundar ciudades y defenderse de quienes les querían expoliar sus tierras y riquezas agrícolas.

         Por la yerba mate, (ka'a) (4) el verdadero oro guaraní, hubo permanente guerra. Por los indios y su trabajo esclavo se enfrentaron las autoridades, el pueblo y los sacerdotes franciscanos contra los jesuitas (5). Haciendo honor al significado guaraní, los nativos, que por fuerza de las circunstancias unieron su sangre y ADN a los conquistadores, también guerreros, que venían de su propia revolución comunera y de vencer a los moros; procrearon a los hijos de la tierra, valientes y arrojados. Sin temor a las represalias, se volvieron más aguerridos que sus antecesores: desafiaron al Rey, a la Iglesia y fueron república en Asunción, durante la Revolución Comunera, como si se pudiera llegar a tanto, en tan difícil momento de la historia. No fue la única vez que los paraguayos cometieron tal acto de valentía.

         El reino de Portugal, intentó someter al de España, desde el Tratado de Tordesillas firmado en el año 1496. Además del dominio de la costa atlántica, el verdadero objetivo fue siempre llegar al Pacífico por el río Paraguay. A tantos años de la Conquista, el Brasil, heredero del imperio portugués consiguió con creces en el siglo XX, con la Hidroeléctrica Itaipú Binacional, el control del río Paraná y gran parte de la región apetecida. Lo mismo intentaron los porteños, dueños del Puerto Preciso de Santa Fe y la Aduana del Río de la Plata, acosando, sin tregua ni piedad sin haber menguado un solo día durante estos doscientos años. ¿Cómo podrían aceptar, los paraguayos del 1800, un anexamiento proclamado por Manuel Belgrano, que quitara al Paraguay del mapa, olvidando la larga historia de expoliaciones, optando por la anárquica decisión que pretendía anexarnos al destino virreinal de éstos dos nacientes países? Aún con nuestras propias controvertidas iniquidades ya habían transcurrido tres siglos en la soledad cotidiana de la sobrevivencia diaria, razón por la que aconteció Paraguarí, después Tacuarí y el 14 de Mayo de 1811. Llegó también la seducción a los que deseaban conservar su riqueza personal, al costo de entregar la dignidad, lo que siempre impidió la equidad social. También existieron paraguayos patriotas que con firmeza y decisión se opusieron a trocar el beneficio económico de algunos por el sometimiento a los porteños y portugueses aliados al imperio inglés, confabulados contra el Paraguay Independiente (14 de Mayo de 1811 al 1 de Marzo de 1870). La pretendida libertad del Paraguay sufrió interminables guerras que fueron desmembrando el inmenso territorio de la Provincia Gigante de las Indias.

         Asunción sufrió, el país, su gente, los límites.

         Sin claudicaciones hubo que defender con dureza y austeridad este espacio geográfico americano. Lo que sigue es una crónica de la historia de valerosos paraguayos hijos de la tierra mezclados con europeos, hartos del sistema feudal, del que también les costó desprenderse. Asunción tiene todavía un largo camino que recorrer para llegar a ser contenida en el afecto que aún se le debe a su capitalidad de Madre de Ciudades. Lo seguiremos transitando.

 

         Evanhy

 

 

NOTAS

 

(1). León, L. (2004) diario Tribuna Do Interior. p.4 "Assin como no passado os indios sul americanos eram integrados pelo Caminho de Peabiru, brasileiros e paraguaios poderao ter un novo e intenso lato de integracao com a implantacao do projeto "Caminho de Peabiru - O Compostela da América do sul ". A firmacao foi feita na noite de sexta feira pela ministra do turismo do Paraguai María Evanhy Troche de Gallegos durante a solenidade de lancamento do projecto realizado no Teatro Municipal de Campo Mourao".

(2). Aviru (id. Guar.) Áspero. Pe - apócope de tapé. Camino. Se usa con los prefijos ta, ra y ha.

(3) Roa Bastos, A. (2010) Prólogo a la obra El Dolor Paraguayo de Rafael Barrett. Asunción, Paraguay, Servilibro. p.16. "George Bernanos, autor de Los grandes cementerios bajo la luna, había ido a buscar al Paraguay "esa ruta perdida, borrada de la memoria de los hombres". p.15. Revela la potencia fascinadora del mito del Paraíso Terrestre y de un país devorado por el mito.

(4) Ilex paraguayensis.

(5) Ambas órdenes religiosas

 

 

 

Escudo que adoptó el Dr. Gaspar Rodríguez de Francia como sello de documentos nacionales, a partir de 1823.

El mismo escudo es el símbolo de la Municipalidad de Asunción

en la conmemoración del Bicentenario de la Independencia Nacional 2011.

El Dr. Gaspar Rodríguez de Francia, fue Alcalde de primer voto de la ciudad de Asunción el año de 1808.

 

 

 

CAPÍTULO I

 

 

         ALEJO GARCÍA EN ASUNCIÓN

 

         En la expedición de Juan Díaz de Solís, para marcar la línea de Tordesillas, viajaba también Alejo García, quién quedaría en la historia como descubridor del Paraguay. Siempre se ha dicho que a Solís lo comieron los indios charrúas de la costa uruguaya.

         Esto es discutido por algunos historiadores uruguayos, porque los charrúas no eran antropófagos. Se cree que Solís equivocó la orilla que ya creía conocida por su anterior viaje. Confiado en su relación con los guaraní con quienes en el viaje anterior negoció víveres sin agresiones, se encontró con desconocidos nada amistosos. Eran los charrúas. Lo mataron en un sitio al que hoy se denomina el arroyo de Solís entre las ciudades de Montevideo y Maldonado, la turística Punta del Este. Antes de la emboscada de muerte, el 2 de febrero de 1516, a la saliente de tierra denominó Cabo Santa María y decidió la fundación del Puerto Nuestra Señora de la Candelaria, hoy Maldonado. El nombre Uruguay deviene de Uruay, como llamaban los indios al afluente del Río de la Plata.

         ¿Qué atrajo a Alejo García a participar de esta expedición española, de la que se salvó de morir. Indudablemente la aventura guió sus pasos. Era portugués, nacido en la ciudad de Alentejo, perteneciente a España y después a Portugal. Caminó por el Tape Aviru eje este-oeste de América y fue el primer europeo en pisar Paragua'y. Los asunceños hemos puesto su nombre a una calle del barrio Carlos Antonio López, de Sajonia. Las crónicas acerca del Camino que García siguió, permiten adivinar su presencia en las cercanías de Asunción. Un temporal hizo naufragar su nave, en las costas de Santa Catarina. Este hecho lo rescató para la historia del Paraguay. García quedó vivo junto a 18 hombres. Ocurrió en la actual Punta de los Náufragos, en el extremo sur de la isla. Arreglar la nave no fue posible y ante el desastre, siete hombres marcharon a Cananea, once se murieron y nueve quedaron en la isla a vivir con los guaraní. Los descubrimientos de Solís, Alejo García y Gaboto, son los que definitivamente marcaron los límites fronterizos de las divergencias geopolíticas en la Cuenca del Plata. Nuestro país, en el sector medio de la Cuenca, como dueño del río Paraguay debió por derecho convertirse en el equilibrio integrador del Cono Sur de América. La increíble experiencia vivida por García ligó su nombre a Asunción (1) y al Paraguay, centro de confluencia de la ruta del Tape Aviru. Se hizo líder, se mezcló con los nativos y en los sucesivos hechos que siguieron, recorrió el camino que cubría todo el Mundo Guaraní. Aprendió la lengua, se adaptó a la vida entre los guaraní y vivió en Santa Catarina hasta 1524, año en que comenzó su viaje por tierra que lo llevaría a descubrir el Paraguay. El nombre Santa Catalina (Santa Catarina) fue otorgado a la isla por el explorador Sebastián Gaboto en homenaje a su esposa Catalina.

         Alejo García organizó el viaje. En contacto con los indios, fue informado, que en dirección al oeste, donde el sol se pone, existían ciudades de piedra y altas montañas con habitantes distintos de los guaraní. Contaban además que éstos en vez de andar ataviados con plumas, tenían objetos brillantes de metal como adorno. Alejo García estaba entusiasmado por los comentarios que sin duda eran de abundancia de oro y plata. Su codicia coincidió con el deseo guaraní de guerrear a sus enemigos, los Incas de las montañas de los Andes, a quienes denominaban araguá que significa habitante de la montaña o de las alturas (2).

         No tardó en convencer a los nativos, de armar la caravana, con 2000 hombres. Seguirían el Tape Aviru, cruzando el actual territorio de Brasil, desde las costas de - Santa Catarina, frente al Océano Atlántico y por el actual territorio del Paraguay hasta llegar a las montañas de las minas de oro. Los guaraní acostumbraban migrar en busca del mba'e vera guasu (lugar resplandeciente de mucha luz), evidentemente, la salida del sol, hacia el este, a la costa del Brasil. O al poniente a la tierra de los Incas, en la actual Bolivia y Perú, donde la plata y el oro de las minas resplandecían. Quedó en la historia de la conquista la denominación española Eldorado para un cerro, que cuentan proyectaba en una laguna el brillo de los metales. Para los migrantes indígenas que acompañaron a Alejo García al territorio de Charcas, se trataba del cerro Potosí cuyo color plata brillaba intensamente al sol.

         Los cronistas de entonces relataron que con Alejo García iban cuatro náufragos y un niño de seis años, su hijo, llamado también Alejo, quién sobrevivió, nacido con una mujer guaraní, cuyo nombre no se conoce. El descubridor del Paraguay, fue el primer europeo que se internó en tierras de los mbaya, que llegó a los Andes peruanos y conoció a los Incas. Murió en 1525. Cruzó la actual Curitiba 17 años antes que Alvar Núñez Cabeza de Vaca y exploró el Chaco 13 años antes que lo hiciera Juan de Ayolas. La ruta atravesaba el nordeste de Santa Catarina, cruzando la región de Pitanga, el Estado de Paraná, el río Yguasú, la ciudad de Foz de Yguasú, las cataratas del Yguasú y pasaba por Asunción.

         Luego subiendo el río Paraguay en dirección al Alto Perú, alcanzaba Bolivia hasta las tierras de los Incas en Charcas. A través de esta expedición, Alejo García descubrió el imperio Inca unos trece años antes que llegara el conquistador español Francisco Pizarro. A cinco siglos de la caminata horizontal, la ruta transoceánica continúa siendo una esperanza de comunicación entre países, desde la costa brasileña. También marca la orientación de penetración transversal que "Itamaratí" adoptó como estrategia geopolítica de herencia portuguesa.

         Los que sobrevivieron al viaje, informaron que descubrieron una montaña de plata a la que llamaban Potojchi, que derivó luego en Potosí, cuyo significado es cerro donde brota la plata. Alejo García conoció esas minas (de cuatro mil metros de altura), mucho antes que otros conquistadores. Todo el cerro era un inmenso depósito de plata. La tradición cuenta que un indio hizo una fogata en la ladera del cerro y a la mañana siguiente encontró plata fundida entre las cenizas, lo que permitió el hallazgo de los yacimientos. Señalando la importancia del descubrimiento, releemos a Julia Velilla Laconich que en su libro "Paraguay, un Destino Geopolítico", dice que entre los años 1545 y 1558, los españoles explotaron 5000 minas. Y que entre 1503 y 1660 se exportaron 16 millones de kilos de plata, cifra que en poco más de un siglo y medio excedía tres veces al total de reservas europeas. Ni los tesoros que Alejandro Magno volcó al mundo helénico - dice Eduardo Galeano- podían compararse en magnitud con la riqueza que proporcionó América a Europa. También refiere Velilla Laconich, que el metal no quedaba en España, ya que los Reyes en situación de bancarrota, pagaban sus deudas a los banqueros romanos, los verdaderos beneficiarios.

         En prueba de gratitud, a la ciudad de Potosí, el Rey Carlos V le dio el título de Villa Imperial y Nervio principal del Reino. Potosí era tan importante, que para señalar riqueza, quedó acuñada la frase, Vale un Potosí. Cuando en 1605, salió a la venta la primera edición de Don Quijote de la Mancha del prestigioso escritor Miguel de Cervantes Saavedra, tuvo gran acogida en Potosí, ciudad de 160.000 habitantes de los cuales 38.000 eran españoles. Alejo García fue importante en la historia de Asunción porque transitó por Paragua'y táva, Paraguay río y Paraguay país. Dada la similitud del nombre para el río, para la ciudad táva, así como para el país, antepondremos a partir de esta aclaración la referencia respectiva en cada caso.

         Asunción, como táva guaraní existió mucho antes que Juan de Salazar fundara el fuerte. El hecho indica su importancia. Cuando llegaron los españoles todos hablaban del camino por el que pasó García. Repasando imaginariamente. En total 600 leguas, unos 3000 kilómetros abiertos y desarrollados en el maravilloso mundo natural de los guaraní. Aún hoy se visualiza el camino como el mejor para llegar a Bolivia. Es de lamentar que por circunstancias inexplicables, aún no se lo valorice como tal. El camino Tape Aviru pasaba por Asunción y por sitios muy turísticos como Foz de Iguasú, cruzaba el río Paraná, por Ciudad del Este o por Presidente Franco, por el río Paraná, río Monday y saltos del Monday. Llegaba al Ybytyrusu y desde allí por Yaguarón y Paraguarí a la capital del Paraguay, luego por el río Paraguay hasta Fuerte Olimpo y de allí a Bolivia por el Chaco, cruzando el actual Parque Nacional Defensores del Chaco, donde todavía se puede apreciar parte del camino original. Seguía por Yrendague que entonces era un oasis con una laguna hermosa (sobre el acuífero Yrendá) en medio del Chaco, hasta las estribaciones de la Cordillera de los Andes.

         Hasta las tierras del cacique Huayna Capac en el Perú llegó Alejo García. Se apropió de 40 kilos de oro viéndose obligado a escapar. Es importante recordar que esta fue la primera incursión de europeos en la tierra de los incas y que años después, el hijo de Huayna Capac, el Rey Atahualpa, sería vencido por el conquistador Francisco Pizarro. Cuando Alejo García volvió a salir del Chaco por Fuerte Olimpo, navegó al sur por el río Paraguay y desembarcó a la altura de los esteros de Piripucú, montando un campamento en la actual San Pedro de Ycuamandiyú, porque necesitaba auxilio de sus otros compañeros que quedaron en Santa Catarina. Desde allí mandó mensajeros para informar del importante descubrimiento.

         Mientras Alejo García esperaba el socorro, los indios payaguá los atacaron y fueron asesinados García y sus compañeros. Según relatos del cacique guaraní llamado Marantia, al hijo de Alejo García por ser de corta edad no lo mataron. En la capital del Departamento de San Pedro del Ycuamandiyú, existe una plaza llamada García Cué o Bosque de García, donde la tradición histórica afirma, que fueron enterrados los restos de Alejo García.

         El hijo de García fue criado por los indios. De joven vivió en Asunción donde conoció a Ruy Díaz de Guzmán, nieto de Domingo Martínez de Irala, a quién relató la historia de su padre, el gran aventurero y temerario portugués que fue muerto en San Pedro del Ycuamandiyú.

         Francisco Pacheco, uno de los enviados de Alejo García en busca de ayuda, relató a Ruy Díaz de Guzmán la aventura entre los Incas y el viaje por la ruta del Tape Aviru. El hijo de García, llegó a conocer al gobernador Alvar Núñez Cabeza de Vaca, quién llegó a Asunción por el Tape Aviru, por donde García pasó.

         El gobernador del Paraguay Cabeza de Vaca, narra su viaje a Asunción desde Santa Catarina, en sus memorias: Naufragios y Comentarios. Explica cómo fue la caminata en la búsqueda de los pasos que García siguió. El viaje terrestre del Gobernador Alvar Núñez Cabeza de Vaca duró cinco meses hasta Asunción. La caminata histórica se hizo entre 1541 y 1542. Ambos, Alejo García y Alvar Núñez Cabeza de Vaca, tienen en común que han transitado rutas, que desde el punto de vista europeo han desaparecido de la memoria colectiva. Sin embargo antes de la Conquista, eran vías ya existentes y muy utilizadas.

         La Ciudad de Asunción, fue el cruce de estos caminos. En este tramo de la historia América del Sur, fue un punto de reunión de gran importancia. En la historia anterior a la ciudad de Asunción, dicho espacio geográfico fue de mucha trascendencia para la comunicación entre los pueblos indígenas. Otros conquistadores, además de Alejo García y Cabeza de Vaca, siguieron después la misma ruta, como fue el caso la adelantada Mencia de Sanabria que trajo a las primeras 50 mujeres españolas Paraguay. Estas se sumaron a las cuatro sobrevivientes del fuerte de Buenos Aires. Lo importante, es que todos los caminos convergían en Asunción, kilómetro cero del Tape Aviru. Para empalmar estos caminos, nada mejor como testimonio, que seguir itinerario elegido por el conquistador capitán Ñuflo de Chávez hacia el norte, que culminó con la fundación de Santa Cruz de la Sierra, en un entronque con la ruta incaica en territorio que hoy es de Bolivia.

 

 

         ASUNCIÓN, LA TIERRA SIN MAL

 

         Profundamente ligada a la mitología guaraní está la cosmogonía de nuestros pues originarios, para quienes la tierra formaba parte del universo. Aún hoy, hablamos de una búsqueda de La Tierra sin Mal, para no enfrentarnos a la realidad de su existencia. La definimos como la esperanza de una vida con cánones de moral y dignidad.

         A quinientos años, del comienzo de esta historia, ese mundo ideal ancestral tal como se lo definía, terminó por desaparecer. Los guaraní creían en la existencia de La Tierra sin Mal, en el Yvy Maraney, el Mba'e Vera Guasu. Muchos extranjeros llegaron a percibir lo que quedaba de ese estado de felicidad en la exuberante selva, en los primeros tres siglos de nuestra historia. Vinieron a nuestro país tras la Utopía, el Paraíso Terrestre, o la Isla misteriosa (3). Al escritor Rafael Barrett le sorprendió que a principios del siglo XX -todavía- había quién incitaba al pueblo paraguayo a una vida de peregrinación en busca de tierras menos generosas tal vez, pero menos crueles. Era inconcebible para el escritor, que con tantas desgracias acontecidas y apenas a 30 años de una guerra genocida como la de la Triple Alianza, el paraguayo campesino convertido en mensú (mensualero obligado a recibir vales por comida) aún no admitiera su propia realidad, solo porque en lo íntimo estaba disconforme con ella. Negar la realidad, para mejorarla, forma parte de nuestra cultura. El premio Cervantes de literatura don Augusto Roa Bastos ha explicado lo -inexplicable- a que nos ha enfrentado Barrett, justificándolo en el hecho de hablar dos lenguas, donde una aclara o discute a la otra: la mistificación del bilingüismo como valor supremo tiende inequívocamente a neutralizar -idealmente cuando menos- las inevitables tensiones del conflicto.

         En el prólogo escrito por Roa Bastos en 1978, inserto en la obra: "El Dolor Paraguayo" explica: Barrett que llegó al Paraguay, a comienzos del siglo XX, supo muy bien a que isla llegaba: no a un Paraíso Terrestre. Definiendo el sino paraguayo Roa Bastos dice: Paraguay es una Isla misteriosa, a pesar de la voluntaria ceguera de ciertos geógrafos que tradicionalmente se han ocupado del Paraguay, como de una isla que parece haberse caído del mapa. Hay quienes desean, encerrar ese vacío de desconocimiento en una fórmula menos vacía: la incógnita paraguaya.

 

         RECAPITULANDO LO EXPRESADO SOBRE LA UTOPÍA GUARANÍ:

 

         - Los originarios de la raza que vinieron desde Behring, pasaron por las Antillas, Colombia, Perú, Bolivia, Brasil. Finalmente recalaron en Paraguay, donde se formó el ser paraguayo. Los guaraní migrantes eligieron este territorio como el mejor que les podría garantizar una vida plena de bienestar.

         - Vivieron la sensación de paraíso terrenal, de la que los conquistadores no pudieron sustraerse en una tierra casi perfecta para quedarse. La eligieron para asentarse debido a esas consideraciones. Añadiendo aspectos esotéricos a la táva Paragua'y, capital del país, Asunción bien pudo ser el nudo principal del camino sagrado del mito de La tierra sin mal; el kilómetro cero de los caminos de los guaraní.

         - Los guaraní que escudriñaban el cielo y visualizaban el tapecue, (camino abandonado, eterno, bello conglomerado de estrellas que resplandece por las noches sobre el Mundo Guaraní) trasladaban el brillo de ese cielo a una ruta terrenal que pasaba por Asunción, por aquello de que lo que está escrito en el cielo, se repite en la tierra. El astrónomo Blas Servín, denomina Cielo Guaraní a la interpretación del tapecué. Para los guaraní la vía láctea era el camino por el cual llegaron sus antepasados desde los confines del universo y el camino que tomarían algún día sus descendientes para llegar al Yvaga (cielo) o al Yvá (paraíso). Para entrar en él -referían- hay una pequeña nebulosa en cada extremo, que para los guaraní eran fogatas purificadoras. También le llamaban mborevi rape, (camino del tapir), por el brillo de las estrellas. En sus creencias, el tapir sigue cada noche el mismo camino en busca de agua y a su paso en las noches de luna, las hojas secas acumuladas resplandecen con extraño fulgor, como si fueran estrellas.

         - Alejo García cruzó en 1524 las rutas del Tape Aviru atraído en parte por estas historias orales, entendiendo que el brillo del cual los guaraní hablaban, no sería precisamente de las estrellas. Era de metales preciosos. Motivados por esos relatos surcaron el río Paraguay y el Tape Aviru los conquistadores Sebastián Gaboto, Juan de Ayolas y Alejo García, cada uno tras sus propios intereses. El paraíso terrenal y el mba'e vera guasu, fueron para los europeos la riqueza del oro y la plata que buscaron desesperadamente. Tan enceguecidos estaban por las señales de resplandor, que cambiaron el nombre al río Paraguay y a su salida al mar le llamaron Río de la Plata. Creían que su color plateado era de plata pura. Tanta belleza tenía el continente virgen que los conquistadores confundían los brillos del sol con lo único valioso para su codicia: plata u oro.

 

 

NOTAS

 

(1) Cháves, J.C. (1968) Historia General del Paraguay, Buenos Aires, Argentina: Nizza. p. 40. "Digamos que desde la costa hasta la zona donde se levantó Asunción vino por la ruta que 20 años más tarde seguirá Alvar Núñez. Según Domínguez, Irala hizo buscar a Alvar Núñez con unos indios "por el camino que García vino".

(2) Cabrera, G.N. (1970) Guaranyro. p.46.

(3) En el Diccionario Guaraní Castellano Avañe'e Poty, Félix de Guarania escribe Paraguaý: la ciudad de Asunción, su nombre originario.

 

 

 

        

CAPÍTULO II

 

         CAMINO A ASUNCIÓN

 

         El capitán Juan de Ayolas, su sucesor, estaba destinado a ser parte de la historia de la fundación de la ciudad de Asunción. Seguía los pasos de Juan Díaz de Solís y Alejo García, por los relatos de la Sierra de la Plata. Los dos exploradores habían actuado motivados por los comentarios de los nativos que por el Tape Aviru migraban en busca del mba'e vera guasu, tras el yvy maraney. La historia venía encadenada a una ilusión (1) contada hacia el año 1500 por Américo Vespucio, primero en contactar con los guaraní de Yuru-mirim (Santa Catarina). En ese mundo europeo que idealizaba las reglas morales de la República de Platón, el filósofo Tomás Moro, creyó haber descubierto, lo que en guaraní nuestros ancestros denominaban el Yvy maraney y que Moro definió como la Isla de la Utopía.

 

         AYOLAS SE APROXIMA A ASUNCIÓN

 

         Con expectativa, sin haberse enterado de la muerte del Adelantado, el capitán Juan de Ayolas, remontó el río Paraná. Comandaba la primera nave, la segunda Carlos de Guevara y la tercera el capitán Domingo Martínez de Irala, quién fue el verdadero gran personaje organizador de Asunción. La flota partió el 14 de octubre de 1536.

         En tanto los guaraní pobladores originarios de estas tierras, vivían a plenitud, sin adivinar lo que sucedería en cuanto a destrucción de su modo de vida. Esta tierra era capaz de abastecer todas las necesidades: generosa, con abundancia de frutas, semillas y raíces, así como abundante pesca y caza que aseguraba la subsistencia tanto a sus pobladores, como a los pueblos de paso. Fue esa gran cantidad y variedad de alimentos, lo que motivó a los conquistadores españoles: Juan de Ayolas, Juan de Salazar y Domingo Martínez de Irala, a fundar un fuerte y establecerlo como punto de partida para proseguir viaje por el río hasta encontrar las riquezas de las que todos hablaban, pero que no pudieron jamás hallar.

         Estas tierras regadas por innumerables ríos, arroyos y surgentes estaban en el momento histórico en que un imperio colonialista las sometería. El Mundo Guaraní, sería destruido a sangre y fuego en toda su extensión: desde el Mar Caribe en el norte, hasta los umbrales de la Patagonia en el Sur.

         El capitán Juan de Ayolas, ascendió por el río Paraná Guasu, maravillado ante la naturaleza desconocida que se presentaba a la vista. A 1276 km. (entonces se usaba la medida de la legua) encontró la confluencia con el río Paraguay. Luego divisó las altas barrancas de Curupayty, la magnificencia de las tierras de Villeta y la imponencia del cerro llamado Lambaré de Asunción. En pleno verano, el 11 de enero de 1537, luego de una confrontación armada con los cario, como se llamaba a los pobladores originales, prosiguió viaje por el río Paraguay.

         La batalla tuvo lugar en las tierras de la actual Villeta. Felizmente para dejar algún estigio documental de este tramo de la historia, formaba parte de la expedición, el bávaro Ulrico Schmidl, quién se convertiría en el primer relator de la gesta conquistadora. Al alcanzar las alturas rojizas de Itapytapunta y observar el cerro Itacumbú, (Tacumbú), se abrió ante ellos la hermosa Bahía de Paragua'y.

         Esta expedición iniciaría la vida colonial de una vasta región americana, a la que deben su fundación tanto las ciudades de Buenos Aires como Asunción. Schmidl, sería un activo protagonista de la conquista española y uno de los escasos sobrevivientes, él único que supo aprovechar el privilegio de acompañar el viaje, contando su experiencia.

         Su obra relata lo que en el Paraguay aconteció y es motivo de consulta y fuente obligada para el conocimiento de ese período histórico. El primer cronista del Río de la Plata, fue testigo partícipe de los sucesos que durante veinte años ocurrieron en Asunción y alrededores.

         Después de haber retornado a su patria escribió acerca de la aventura que le tocó vivir. Levinus Hulsius, dueño de la imprenta donde publicó sus memorias, dibujó las láminas que fueron los primeros grabados que ilustraron a la Gran Provincia del Paraguay. Estupendamente detalló la batalla en la que Juan de Ayolas venció a los guaraní en las costas de Villeta.

         Fue la primera imagen de estas nuevas tierras y sus pobladores originarios. Schmidl uno de los fundadores de Asunción, militó entre los Comuneros, seguidor político de Domingo Martínez de Irala, de quien siempre fue adepto. La Asunción de la Conquista, fue cuna de las primeras divergencias por conservar el poder. A partir de estos hechos, las divergencias por los cargos fueron constantes. Conspiraciones, fraude, asesinatos y todo tipo de recursos se utilizaron para mantenerse en el gobierno y obtener la bendición del Rey.

         Aunque los Conquistadores Españoles estuvieran sometidos a la Corona Española, el liderazgo y la cantidad de seguidores, eran la fuerza contra las conspiraciones. La política partidaria con todos sus ingredientes, incluidos los violentos, se establecieron en la ciudad de Asunción, capital de la metrópoli de la Provincia Gigante de las Indias.

 

         ASUNCIÓN CENTRO DEL TAPE AVIRU

 

         En la batalla de Villeta en 1536, los guaraní se refugiaron en el cerro que Schmidl, dice que llamaban Guarambaré, derivado después en Abamba'e y hoy Lambaré, donde fueron obligados a rendirse. Después de la batalla, siguió el viaje de los conquistadores por el río Paraguay. Juan de Ayolas al frente de los barcos, se enfrentaba a su destino. La empresa no sería tan fácil. Sus hombres ya habían luchado y muerto algunos, e ingresaban a un territorio donde no sabían qué acontecería. Fue la razón que indujo a Ayolas a hacer testamento, en plena navegación, rumbo hacia lo que sería más tarde la Casa Fuerte de Asunción. Cada 7 u 8 km. hallaban un poblado guaraní, pero la noticia de la batalla de Villeta y la rendición en el cerro, hizo que fueran recibidos con recelo, pero sin violencia. Es lo que ocurrió al acercarse a la Bahía de Asunción, donde halló el ambiente ideal para fundar el fuerte. Ninguna orilla del río parecía mejor. Había mucha vegetación en las tierras y altas colinas que caían suavemente hasta el río.

         Sin saberlo, había llegado, al extremo occidental de las tierras de los guaraní. Estaba en el nudo central o eje del Tape Aviru. Habían pasado unos quince años del paso de Alejo García por Paragua'y, con el mismo fin: encontrar la Sierra de la Plata. Ninguna ruta mejor que la guaraní, para cruzar del océano Atlántico hacia el Pacífico. La ruta transoceánica, vínculo de comunicación del siglo XX, fue una realidad precolombina, que pasaba por Asunción. Esto sucedía cuando el Mundo Guaraní era un solo territorio, que abarcaba con identidad de lenguaje, desde el Océano Atlántico hasta el río Paraguay.

 

         EL PACTO DE ASUNCIÓN

 

         Una descripción imaginaria de la bahía del río Paraguay, en enero de 1537, solo puede lograrse con señales actuales, que permitan adivinar dónde, en qué sitio, ocurrió la fundación. El capitán Juan de Ayolas desembarcó a la altura de la desaparecida laguna de los Patos, que entonces quedaba donde termina la actual calle 14 de Mayo. Existe una depresión del terreno que indica que fue una entrada de agua desde el río. Para mayores detalles habría que señalar, que en donde existió la laguna, se encuentra actualmente, la base de la Policía de Tránsito del Municipio de Asunción.

         Le seguían a Ayolas en los otros barcos, para darle apoyo, el capitán Juan de Salazar de Espinoza -a quién le correspondería fundar el Fuerte de Asunción- con dos bergantines y 60 hombres y Gonzalo de Mendoza quién sería el primer encargado de proteger la construcción. Cuando sus barcos llegaron a esa entrada de agua hoy inexistente, admiraron el increíblemente bello paisaje.

         Los jefes de la Conquista tenían títulos que indicaban su importancia en el reino. Domingo Martínez de Irala, nacido en Vergara poseía el título de hijodalgo con mayorazgo en Guipúzcoa; Juan de Salazar de Espinoza de los Monteros de Medina del Pomar. Era Caballero de la Orden Portuguesa de Santiago de la Espada.

         Con títulos menos rimbombantes -como se acostumbraba entonces- pero igualmente importantes la historia recuerda a: Francisco de Mendoza, Gonzalo de Mendoza, Francisco Ruiz Galán, Carlos Dubrin y su hermano Francisco Dubrin; Rodrigo de Cepeda de Ahumada, Francisco de Alvarado y Juan de Carvajal, Diego de Abreu, Bernardo Centurión Genovés, Simón Jaques. En las clases altas, una de las mayores aspiraciones era obtener el título de hijodalgo o caballero.

         En el barco de Juan de Salazar de Espinoza de los Monteros, llegaron: Garcí Venegas, Felipe de Cáceres, Pedro Genovés, Andrés de Arzamendia, Juan Pérez, Hernando de Rivera, Gonzalo Pérez de Morán, Richarte Limón, de origen inglés; Nicolás Colman, Hernando de Laguardia, Juan Ruiz, Antonio Tomás, Juan Rute, Cristóbal Rueda, Amador de Montoya, Esteban Gómez, y dos religiosos: Juan de Salazar de los Mercedarios y Luis Herrezuelo de los Gerónimos. Los que vinieron según Lafuente Machaín, eran hombres de pluma y espada o sea clérigos, escribanos, bachilleres, aunque de medianía intelectual en su mayoría sin tachas y sin causas judiciales. De igual valor fue el aporte de los artesanos: herreros, plateros, carpinteros. Dicen que el primer adelantado omitió sin embargo traer agricultores. La expedición era más para la conquista, ya que traía soldados y caballos. A diferencia de lo que ocurrió en Perú y en México donde vinieron fugitivos, gente indultada y de los bajos fondos de la sociedad. Varios autores se refieren también a que la hez de Andalucía, solo llegó a Asunción con el adelantado Juan Ortiz de Zárate en 1575.

         Entre 1536 y 1537, el gobernante de la táva-guasu, que ocupaba el hoy territorio denominado Centro Histórico de Asunción era el cacique Caracará o Carduaraz o Caruaré. Lamentablemente no hay certeza acerca del verdadero nombre del gran jefe de ésta historia. Entonces, no existía el Banco San Miguel, que hoy cubre la visión del río Paraguay, por lo que el río se veía grande, amplio. Al divisar en la costa la flota de carabelas Caracará llamó con urgencia a reunión general a los otros caciques de la región: Moquiracé, Ñandua Cupiraty (2), Mayrerú, Guarambaré o Abambaré, Timbuaí y Aracaré para decidir los pasos a seguir ante la presencia extranjera. Todos recordaban que diez años antes, ya habían llegado hombres desconocidos hasta el río Pilcomayo, pero que retornaron hacia el sur. Recordaban sin dudas a Sebastián Gaboto y a Diego García de Moguer, quienes por la disputa sobre a quién correspondía seguir el viaje, perdieron su oportunidad de ser los primeros en llegar a Potosí.

         Los caciques debían evaluar entre enfrentarlos como ocurrió en Villeta y en el cerro, llamado después Lambaré. O tal vez ayudarlos a llegar a las tierras de los Incas, donde estaban los metales, que finalmente sabían era el verdadero objetivo de los invasores (3).

         Si así lo hacían, los caciques - creían ingenuamente - que los podrían alejar de sus táva. La Sierra de la Plata estaba demasiado lejos, pasando los xarayes. El cónclave de caciques evaluó la cantidad de muertos en las batallas de Villeta y Lambaré y decidió brindar la ayuda necesaria a Ayolas. Creían que sería el modo de evitar la violencia. Solo deberían acompañarlos a navegar hacia el norte, trasladando a otros territorios, el problema de la codicia. El 23 de diciembre de 1536 el capitán Martínez de Irala acompañado de un arcabucero y el intérprete Bastián Alonso desembarcaron y llegaron a la táva de Caracará. El sitio donde esto ocurría en la costa, estaría entre las calles actuales Montevideo hasta Tacuary.

         La playa llegaba más o menos a la mitad del centro de la bahía. Todo ese sector desapareció arrasado por las aguas. La táva de Caracará habría comprendido desde donde se encuentra el Palacio de Gobierno, considerado hasta hoy el lugar privilegiado del Centro Histórico de Asunción, extendiéndose hasta la zona de Tuyucuá. Paragua'y era el territorio de los jefes: Caracará y Cupiraty, que se convirtió en la ciudad de Asunción. Este poblado era conocido por el nombre del río sobre el que se asienta la ciudad, Asunción. Se denomina paraguaygua o de la ciudad Paragua'y, a los asuncenos. Allí se pactó la alianza entre el capitán Juan de Ayolas, jefe de la expedición, su lugarteniente Martínez de Irala, y el gobernante cario llamado Caracará por ser el nombre finalmente impuesto por la historia.

 

         FUNDAN ASUNCIÓN EN PARAGUAY

 

         Mientras esto sucedía, en Paragua'y, el 15 de Agosto de 1537 en la táva de Caracará se producía la fundación del Fuerte de Asunción, en el lugar elegido por el capitán Juan de Ayolas: la orilla izquierda del río Paraguay. El sitio estaba ubicado sobre la actual calle 15 de Agosto y el Barranco del río, conocido como Loma Cabará, quedando la bahía al este de la Casa Fuerte. La antigua Paragua'y pasaría a llamarse: cibdad e puerto de Sancta María de la Assumpción, por ser el día 15 de agosto, fecha de celebración de la Virgen de la Asunción. En agosto, las mañanas son frías. Luego cuando el sol calienta, resplandecen las hojas de los árboles. La belleza de Asunción es insuperable. En la costa frente a la selva tropical, los cario con su mburuvicha al frente, aceptaron a los europeos en la táva de Caracará. Creían con ingenuidad que permanecerían solo de paso, hasta encontrar los metales de Los Incas.

         A lo largo del río Paraguay, hasta la laguna de los Xarayes que forma el Pantanal, no existe otra bahía que pueda convertirse en puerto, como la de Asunción. El sitio elegido no pudo ser mejor. El río Paraguay, que daba nombre a la táva de Caracará, está vigente hasta nuestros días. Dice Natalicio González en su obra Geografía del Paraguay que Paragua'y, significa; para: mar; gua: morador, oriundo; y: es río o agua, lo que significa, río de los moradores del mar.

         El nombre del río y de la capital guaraní: Paragua'y, hace clara referencia a los guaraní que eran los Caraí que navegaban por el Atlántico, (Mar del Paraguay). En gigantescas canoas recorrían desde el Río de La Plata, llamado Río Paraguay, hasta el Mar Caribe. El nombre del río delata el origen de la Nación Guaraní. Permite reflexionar sobre la gran migración producida por el Tape Aviru en pos del Mba'e Vera Guasu. El río denominado Paraguay, explica de cuán lejos vinieron. Destaca asimismo la importancia de Paragua'y, de la cual Asunción es su heredera. El capitán Juan de Salazar, desembarcó en el importante lugar, caminó por la playa y subió la loma que parecía más segura. Desenvainó su espada y trazó un cuadrilátero, para señalar los límites. Se voltearon los cocoteros para usar sus troncos como empalizadas, en una especie de cerco alto y alrededor se cavaron fosos. Tal como lo hacían los miembros de la realeza europea en su castillos feudales para defensa.

         En el centro, cavaron un pozo y enterraron un rollo aserrado de un árbol que habrá sido de un florido lapacho, tajy rosado, ya que era pleno agosto y el tajy florece desde julio. El 15 de agosto de 2008, el escultor Herman Guggiari, hizo una obra imitando las dimensiones del tronco del árbol, en la Plaza de Armas, frente al Congreso de la Nación. Dentro de la Casa Fuerte se construyeron unas casas rústicas (4), además de la primera iglesia, cumpliendo Juan de Salazar con la palabra prometida a don Pedro de Mendoza: Levantar una casa de madera en dicha ciudad. El 15 de agosto de 1537, europeos y guaraní se vincularon. En la cultura guaraní era más importante que el esposo (mena); el cuñado o tovaja, porque era quien, si les faltara el sustento, debería hacerse cargo de los sobrinos y del resto de la familia. Los guaraní con ingenuidad, creyeron que tal vez sería estratégico que sus hijas se unieran a los extranjeros, ampliando las familias, como era su costumbre.

 

         LOS PARIENTES GUARANÍ

 

         Las mujeres guaraní, desempeñaban un papel político importante, eran la base de los hogares y las encargadas de la estabilidad económica. Dicho valor socio cultural no existía entre los españoles. Los recién llegados, estaban tras la búsqueda de las riquezas de la Sierra de la Plata, Eldorado o Paititi y sus escrúpulos no incluían el respeto familiar. El capitán Domingo Martínez de Irala, fue el primer español que formó parte del sistema familiar de los guaraní. El cacique Moquirace, quien lo había recibido ayudándole cuando su nave naufragó en Tapuá (5) le entregó a su hija. Yboty Sá’iyu (flor amarilla) fue la primera en unirse sexualmente con un conquistador. El capitán Domingo Martínez de Irala, la llevó a su casa como criada para todo servicio y la rebautizó con el nombre Leonor de América. Desde ese año de 1537, se dieron las uniones carnales entre españoles y mujeres guaraní. El mestizaje inicial ocurrió en la actual ciudad de Mariano Roque Alonso, frente al Puente Remanso. Cada táva estaba conformada por cincuenta o más familias, que respondían a su ruvicha o jefe.

         La táva de Moquirace estaba a 20 km. de Asunción hacia el norte, en la ribera del río, donde hoy se encuentra la playa municipal de Mariano Roque Alonso. Martínez de Irala, no permaneció en el fuerte de Asunción, más que para la fundación. Como responsable de esperar a Ayolas, de quién no sabía que estaba muerto, marchó de nuevo hacia el norte para proseguir la búsqueda. Él y sus hombres optaron por asentarse en la táva de Tapuá, donde tenía como suegro al cacique del lugar y podría tener más ventajas (6). Juan de Salazar de Espinoza, tampoco se quedó en la Casa Fuerte de Asunción. Era yerno del cacique Cupiraty, a quien los españoles bautizaron: Juan de Salazar. Ocurrió que los españoles trasladaron a los suegros guaraní, sus propios nombres, como manera de afirmar su liderazgo de conquistadores. Esto se dio en el caso de todos los jefes, con respecto a sus nuevas familias guaraní. Los mburuvicha cuyos nombres se recuerdan eran: Caracará o Carduaraz o Caruaré cuyo nombre de bautismo español, fue Pedro de Mendoza, que le pusieron los conquistadores por ser el jefe del lugar, como lo fue el Adelantado que murió en el mar. Es difícil adivinar si los conquistadores dieron a los indios caciques, sus mismos nombres como artimaña. Tal vez lo hicieron para hacerles creer que estaban en pie de igualdad o simplemente para quitarles identidad y hacer reinar confusión entre ellos. La cuestión es que muchos yernos se llamaron igual que sus suegros.

         El capitán Juan de Salazar después de la fundación del Fuerte, regresó casi inmediatamente a Buenos Aires para informar de los últimos sucesos. Como rehenes, más que como invitados, por lo que pudiera ocurrir se llevó a dos hijos del cacique Cupiraty, a quién prometió que volvería en seis meses.

 

         PRIMEROS DÍAS EN EL FUERTE DE ASUNCIÓN

 

         El capitán Gonzalo de Mendoza se quedó con la recomendación de armar el fuerte y organizar el nuevo puerto dentro de la táva de Caracará.

         El paisaje de Asunción en 1537 era muy diferente. Recién a fines del siglo XVII, se formó el banco de arena San Miguel, a partir de la calle San Miguel, hoy avenida General Santos. Fue por el desplazamiento del canal hacia el oeste y del riacho Caracará el este, desaparecido por la colmatación.

         La bahía del río Paraguay, estaba a la altura de la actual calle El Paraguayo Independiente y 14 de Mayo. Era un profundo zanjón que desembocaba en el río, que contribuía al resguardo de las carabelas. Fue el primer puerto de Asunción. Las barrancas de las costas de Asunción, eran entonces visibles desde el Botánico. Sobresalían dos únicas salientes altas: Punta Carapá e Itá Pyta Punta, en un paisaje imponente de agua y humedales. En la táva del cacique Caracará no fueron necesario intérpretes para entenderse. Los conquistadores se convirtieron en cuñados. Había hermosas mujeres y alimentación suficiente, como para poder dedicarse a la búsqueda de las riquezas.

         La alianza establecida con los guaraní en enero de 1537, al comienzo fue apenas un negocio. Con su ayuda podrían llegar a las minas de metales del norte. Esto no impidió que también se adueñaran de la táva, en la que convivieron. Lo que hoy sería Asunción y su área metropolitana del Departamento Central, Cordillera y San Pedro, que estaban organizados en pueblos también fueron avasallados. El historiador Fulgencio R. Moreno hizo popular el nombre Caracará, del cacique de la táva Paragua'y. Caracará se llama también un riacho que nace cerca del Jardín Botánico, muy visitado por las aves que encontraban alimentos entre los sedimentos que arrastraban sus aguas. Hoy día está desaparecido por colmatación, aunque el nombre del cacique no guarda relación con las aves.

         La táva de Caracará, limitaba al sur con la de Cupiraty, cacique que dominaba Tacumbú y quién fuera bautizado Juan de Salazar. También se cita a Abamba'é (el cacique Lambaré nunca existió con ese nombre) y hacia el norte Timbuaí, cuyos dominios estarían en Ysaty (nombre del suegro de Gonzalo de Mendoza). Mayrerú, que llevaba el nombre de una laguna que después sería Ypacaraí y Moquiracé del valle de Tapuá (7) (suegro de Domingo Martínez de Irala y de Garcí Benegas). Eran los parientes hispano-guaraní de las familias recién conformadas. Por sobre los citados jefes nativos estaban los mburuvicha Caracará y Cupiraty El historiador Ruy Díaz de Guzmán, nieto de Irala, dice que ambos eran la máxima autoridad. Se deduce que la capital de los cario los tuvo como líderes que oficiaban tal vez como un presidente y su vicepresidente.

         El capitán Martínez de Irala, además de suegro de Moquiracé también lo fue de Caracará, quien le entregó a su hija bautizada por el conquistador: María, con quien tuvo tres de sus hijos: Diego, Antonio y Gimena. Esta alianza con el mburuvicha Caracará, permitió la sobrevivencia de los españoles en Asunción en esos primeros años. Gracias a ella resistieron el primer levantamiento indígena.

         La erosión hizo desaparecer bajo las aguas, gran parte del sitio exacto, donde nació Asunción. La empalizada de troncos, habría alcanzado lo que queda de la costa, aproximadamente donde se encuentra la Plaza Comuneros y la ocupación en el asentamiento en la ribera denominado hoy barrio Chino. (8).

         Por datos del capitán Juan Francisco de Aguirre, uno de los investigadores más veraces, compañero de Azara en la demarcación de límites, la Casa Fuerte, ocupaba tres manzanas más, lo que hace suponer que la plaza Comuneros pudo ser el límite de la fortificación. El espacio estaba rodeado por un muro de troncos y dentro se edificó la primera iglesia. En ella se colocó una imagen de la virgen de La Encarnación que se la había traído en uno de los barcos de Mendoza. Este templo habría estado en la actual plaza Mariscal López. Deseosos de tener su propia imagen, Irala quién poseía dos imágenes, puso a disposición del Fuerte, una imagen de la Virgen de La Concepción, que respondía a la advocación de Nuestra Señora de la Asunción y que finalmente se conoce como La Conquistadora. La imagen original permaneció en manos de las familias de los descendientes de Irala. En la familia de su hija doña Úrsula, casada con el capitán Alonso Riquelme de Guzmán y en las de sus herederos. Recién en 1742, volvieron los asuncenos a ocuparse de pretender colocar la imagen que consideraban adecuada. La primitiva Iglesia de la Encarnación de madera y paja, fue construida por los carpinteros Bastián Alfonso y Fernando Pérez, quienes habían formado parte de la Armada de don Pedro de Mendoza. Se mudó en 1543 al este de la Casa Fuerte en la misma Loma Cabará.

         Más tarde, por el deterioro del estado general del templo, fue instalada en la actual esquina de 15 de Agosto y Palma, en el lugar ocupado por la capilla Santa Lucía. En 1827, fue trasladado a los bajos de la Plaza donde estuvo el estadio Comuneros. Recién en 1889, a raíz de un incendio, se la construyó en el sitio actual. La iglesia de La Encarnación ofició de Catedral, mientras ésta no existía. La Ciudad de Asunción, siempre fue importante y ponderada. La han calificado: Corazón de América, por su condición mediterránea; Nueva Andalucía, por el florecer de sus árboles y jardines; Zaragoza americana, por la bravura de sus hijos; Paraíso de Mahoma, por el mestizaje guaraní, Madre de Ciudades, por su acción fundadora en el continente.

         Es denominada Amparo y Reparo de la Conquista, por constituirse en lugar de protección de los conquistadores, Cuna del Primer Grito de Libertad de América por la Revolución Comunera, la Muy noble Muy leal, por la calidad humana de su gente. Los hombres de la conquista se instalaron en Asunción como sus posibilidades permitieron. Protegieron dentro del fuerte el depósito de víveres, la herrería y el arsenal. En el año 1538, se produjo en Asunción la primera cosecha de maíz y porotos, lo que dio más tranquilidad a los nuevos pobladores (9).

         Se cree que el documento de acta notarial de la Fundación de la Casa Fuerte, se quemó en el incendio que asoló la ciudad el 4 de febrero de 1543. Habría sido redactado por el escribano Amador de Montoya.

 

         LA PRIMERA BIBLIOTECA DE ASUNCIÓN

 

         En su libro de viaje, había escrito Juan de Salazar: Hasta entonces, no había encontrado gente igual, haciendo elogios a los habitantes de la táva del cacique Caracará. La casa de Salazar estaba sobre el río del lado de Tacumbú y la de Martínez de Irala en pleno centro en la bahía. Salazar fue uno de los hombres de mayor cultura que llegó a Asunción. Fue dueño de la primera biblioteca cuyos libros exhibía en un estante de su casa. Hay documentos que hablan de algunos textos que escribió sobre cierta cadena de amor, por lo que también era poeta. A su esposa española Isabel de Contreras (10), con quien se casó durante su segundo viaje a Asunción, legó libros para su consolación un Flos Sanctorum y las Epístolas de San Gerónimo. En el testamento, dejó a sus hijos: para que se partan hermanablemente entre sy, los libros de Romance y de mano de lectura que yo tengo escribto, lo que habla de su cultura. Disfrutaba leer en sus horas de descanso. Los libros fueron toda su riqueza, ya que falleció pobre y desvalido.

 

 

NOTAS

 

(1) Ceuppens, H. (2003) Paraguay, un paraíso perdido. Asunción, Paraguay: Litocolor p.77. "Innumerables viajeros han descripto esta tierra como una Arcadia. -Voltaire escuchó hablar del lugar, y mandó a su Cándido al Paraguay en busca de la felicidad". Voltaire: Candide l’Optimisme. París 1952.

(2) Velilla Talavera, MM (2005) P. 35. "El cacique dominante en la ensenada se llamaba Cupiraty evidentemente apócope guaranítico de la frase CU-PIRA RAITY Don Fulgencio Moreno y Enrique de Gandía lo citan repitiendo una de las cartas de Juan de Salazar, quién se hizo yerno del cacique". En efecto, CU, un, el. PIRA, pez pescado, RAITY TAITI, nido, guarida. Esto es, El cardumen de peces.

(3) Susnik, B. (1979). Los aborígenes del Paraguay. Asunción, Paraguay: Museo Etnográfico Andrés Barbero. p. 24. " Los Carios componíanse de varias nucleaciones con su conciencia "orevá" local y con sus "tuvichá", pero siempre abierta a la intercomunicación convidatoria y, por ende, a la participación preferencial en emprendimientos mayores".

(4) Susnik B. (1979) Los aborígenes del Paraguay II. Asunción, Paraguay. Museo Etnográfico Andrés Barbero. p. 47. Dos factores externos influyeron en el carácter de los primeros contactos hispano-guaraníes: a) Entre los guaraníes corría la voz y la novedad del Candiré, del "señor de todas las cosas buenas"; los itatines hallábanse en plena efervescencia del "Mandarekó " destino de la expedición de Alejo García desde la costa Atlántica hasta la Cordillera andina. (...) Cuando Pedro de Mendoza llegaba al Río de la Plata, los "puertos "guaraníes llenábanse del gentío mby'á para el cruce hacia el Candiré andino. Juan de Ayolas y sus sucesores también avanzaban por el R. Paraguay en busca de Eldorado, la "novedad" cundía y amontonábanse las "declaraciones" de los indígenas de diferente origen étnico sobre el "camino" a tomarse".

(5)  Velázquez, R.E. (1972) "El teyupá o caserío de los españoles, construido según la usanza de los guaraní, se fue extendiendo a las tierras del Tacumbú, Lambaré, Tapuá (Limpio), Mburicao, Ysaty, Tembetary, Tapyiepery (San Lorenzo), la Frontera (Ñemby), Balsequillo y Tayuasapé, llegando a fines del siglo XVII hasta los valles de Piribebuy y Villa Rica del Espíritu Santo" PP. 64/65.

(6)  Gallegos, E. (1999) Revista Reportaje al País. Mariano Roque Alonso: La cuna del mestizaje. Asunción, Paraguay: Tevecine SRL. "El lugar de desembarco de Martínez de Irala, ha quedado en la historia (...) la señal era un árbol al que llamaban Yvyra Guazú, desaparecido hace unos años en el puerto de Tapuá. Por generaciones, se señaló este sitio como el de la táva de Moquiracé. Una calle de Mariano Roque Alonso llamada Tapuá, lleva al lugar exacto".

(7)  Talavera, C. (1980) Fundación y Formación de Limpio. Asunción, Paraguay: Orbis. p. 65. "A partir del año 1740 aparece Tapuá, con el nombre El Peñón. Es indudable que Tapuá vertido al castellano puede decirse Peñón, sabido es que el nombre de Tapuá dado por los naturales a esa región es haciendo referencia al gran peñasco que emerge en el medio del río en esa altura"

(8)  En el área se construye el Parque Bicentenario 2011.

(9)  Gill Aguinaga, J.B. (1987) Testimonios de la Asunción, crecimiento y desarrollo en sus 450 años: Asunción, Paraguay. El Arte. p. 39. Diario del capitán de fragata D. Juan Francisco Aguirre. "La primera cosecha de la Asunción fue la de Diciembre de 1538. Produjo de diezmo á S.M. y los entregó Juan de Salazar de Espinoza 42 hanegas de maíz y 4 hanegas y 4 celemines de frijoles. La segunda fue por abril de 1539: sus diezmos fueron 16 (arrobas) (hanegas) de maíz y 4 de frijoles el resto se vendió en alhmoneda á 2 de julio de 1539 por García Venegas y Alonso Cabrera nuevos oficiales reales, la hanega de maíz á dos reales y la de frijoles á 20 reales á pagar de un año en la tierra ó en España".

(10)  Lafuente Machaín, R. (1936) p. 132.  "Contreras, Doña Isabel de. Vino en la armada de Sanabria. Natural de Medellín acompañó a su primer marido, el Capitán Francisco Becerra, con quien había tenido a: Da. Elvira de contreras y Carvajal, la cual casó a poco de llegar, con el capitán Ruy Díaz Melgarejo y a Da. Gerónima Becerra y Mendoza, que fue mujer del general Juan de Garay, más tar. En el Brasil enviudó y casó en segundas nupcias con el tesorero Real, capitán Juan de Salazar de Espinoza, que se hallaba en San Vicente y en cuya compañía siguió hasta Asunción, donde llego para octubre de 1555".

 

 

 

 

 

 

 

CAPÍTULO III

 

 

         ASUNCIÓN, MADRE PROLÍFICA

 

         Desde 1537 hasta 1616 la ciudad de Asunción, la Paragua'y de los guaraní fue la capital de la metrópoli. El centro político de la toma de decisiones de todo lo que ocurría en el sur de América. Los habitantes asuncenos casi todos españoles, se unieron a las mujeres de la táva de Caracará que ocupaba el centro de la ciudad y la de Cupiraty de Tacumbú que abarcaba el área de Itapytapunta y el actual Parque Carlos Antonio López. Procrearon y se fundieron en la nueva población que se hizo necesariamente bilingüe.

         En 1538 Martínez de Irala, otorgó a Asunción su carácter de Madre de Ciudades cuando decidió partir para la fundación de otros pueblos. Todas las táva existentes tuvieron su refundación española. Donde había una táva, se fundaba un pueblo. Martínez de Irala, no organizaba nuevas ciudades, se limitaba a refundar las que ya existían.

         El 10 de agosto de 1538, fundó la ciudad de San Lorenzo de los Altos, que primero fue un fuerte en el yvyty rape de la Cordillera. También Areguá en 1538 en el dominio del cacique Tupaykua, Tobati ese mismo año primero a orillas del río Manduvirá, Tavapy en 1538 y Atyra en 1539 al sur del río Ypané, de donde se trasladó a su ubicación actual. En 1539, se produjo en Asunción la conjura de Semana Santa e Irala mató a los cabecillas para imponer autoridad. Más de 8000 indígenas se reunieron en Asunción, con el pretexto de querer participar de los actos del jueves santo (1). Una (criada) mujer de Juan de Salazar divulgó el secreto y fracasó la primera rebelión guaraní contra los conquistadores.

         El ambiente violento, no significó que los españoles se arredraran. Ese mismo año Irala fundó Yaguarón y Guarambaré que primero estuvo a orillas del río Ypané, en tierras del cacique Guarambaré. Los guaraní de Asunción, al ser sometidos a una explotación más dura fueron los primeros en levantarse contra los españoles.

         Para 1539 ya estaban todos rebelados, debido a la extrema crueldad que ejercían contra los indios, motivando un creciente odio hacia los que los esclavizaban. Se producían incursiones, que eran luego pacificadas a fuerza de muertos, escarmientos y armas de fuego que podían más que los arcos y las flechas. Ese mismo año de 1540, el capitán Martínez de Irala, salió de nuevo a buscar a Juan de Ayolas. Lo hizo obligado por el enfrentamiento que sostuvo con Francisco Ruiz Galán por descubrirlo en Tapuá en vez de en Candelaria, esperando a Ayolas. Tuvo que intervenir Juan de Salazar para impedir su ahorcamiento. Esta vez Irala se internó en el Chaco en plena inundación. Anduvimos 19 días siempre con agua hasta la rodilla y en partes hasta la cintura y más, dice en una carta Gerónimo Ochoa, uno de sus acompañantes. Los nativos que encontró, le reiteraron, que efectivamente Ayolas había muerto asesinado. En ese ínterin ocurrió la tragedia. Ayolas regresó a la costa y en total desamparo se consumó el exterminio. Al retornar Irala a Asunción, la política conspiradora para desalojarlo del poder no daba tregua. Se rodeó de sus adeptos, de manera a estar bien protegido por quienes estaban de su lado. En 1541, dejó Tapuá y se mudó a Asunción. Entre sus primeras medidas, decidió construir las casas cerca del río donde se podía recurrir a la pesca, para solucionar más fácilmente los problemas de alimentación. El español, no era agricultor, dependía casi totalmente de los alimentos que les podían acercar las mujeres indias.

 

         BUENOS AIRES SE MUDA A ASUNCIÓN

 

         Cuando en 1541, los españoles abandonaron Buenos Aires y se refugiaron en Asunción había 350 hombres de los que llegaron en 1536. Llegaron a la ciudad de Asunción el 10 de mayo de 1542, en lamentable estado físico. A todos se les construyó casas con techos de paja y paredes de estaca unidas por lodo, tal como se sigue usando hoy día, en muchos hogares humildes. El capitán Martínez de Irala también repartió tierras para las chacras. Irala tenía una en Tapuá. Las mujeres guaraní, estaban a cargo de las quintas.

         Su función principal fue la producción de alimentos. Fue en ese entonces que sucedieron los hechos más trascendentes que identifican a los paraguayos. La ganadería también se inició en esos años. En 1541, Martínez de Irala, hablaba de un puerco y una puerca para casta. Don Pedro de Mendoza había importado 72 caballos y 2 yeguas. En marzo de 1542, Cabeza de Vaca trajo 20 caballos y yeguas. Del Alto Perú en 1549 llegaron las primeras cabras y ovejas.

 

         EL ESCUDO DE ASUNCIÓN

 

         El escudo de la ciudad de Asunción, utilizado como símbolo de la Municipalidad de Asunción, fue otorgado por el Rey Carlos V. Muestra cuatro espacios: en el primero aparece la imagen de la Virgen de Asunción, nombrada patrona de la República y Mariscala del Ejército Nacional. Tiene un único color, el azul.

         En el segundo se ve la representación de un castillo, en el tercero está la figura de San Blas, el santo patrón del Paraguay y en el cuarto un león coronado, un árbol frondoso en un terreno llano en cuyo fondo distante se ven muchas arboledas.

         La inclusión de San Blas se debe a la supuesta intervención de este santo en una batalla contra los indios, justo en su día. Ruy Díaz de Guzmán dice: los indios vieron sobre un torreón, y cuando el combate estaba en su momento más álgido, a un hombre vestido de blanco con una espada en la mano y con tanto resplandor que caían como ciegos y atónitos. Irala incluyó un cocotero y a San Blas (2), porque es de suponer que fue Irala y no el Rey quién eligió los elementos propios del lugar.

 

         LAS LOMADAS DE ASUNCIÓN

 

         Los conquistadores europeos, no habían podido elegir mejor espacio geográfico para hacer de Asunción la capital de todo el Río de la Plata. A la belleza de las barrancas rojizas, se le sumaban las siete colinas que podían divisarse nítidamente: Loma Cabará sobre la cual fue construida la Casa Fuerte.

         De esta loma queda una parte de la altura visible desde el parque Litoral, donde estuvo el primitivo convento de Santo Domingo construido en 1621. Los añosos árboles gomeros que crecieron en su barranca han contribuido a proteger la actual Plaza Comuneros, emplazada donde estuvo el Convento. En el sitio también estuvo el estadio, del mismo nombre, que por muchos años fue el centro deportivo y festivo de Asunción. En su límite oeste se encuentra el histórico edificio que fuera El Almacén Viola.

         La Loma San Gerónimo, donde termina la calle Estrella así llamada por haber existido en ese lugar la iglesia San Gerónimo esta en el barrio más antiguo de Asunción producto de construcciones apenas separadas por patios o calles de un metro de ancho, que han sobrevivido en el caserío de la loma frente a la avenida Stella Maris. En lo alto de la loma, en tiempos de la colonia colocaron cañones de defensa vigilantes de los peligros que podrían sobrevenir desde el río. La Loma Cachinga, comenzaba donde se encuentra el Hospital de Clínicas, que primero se denominó Hospital de Caridad, hacia el sur. Esta pequeña altura se hace visible desde la plaza José Gaspar Rodríguez de Francia. Se vincula a la Loma San Luis y la Loma San Antonio, ambas de menor altura. La Loma Clavel donde está actualmente el Hospital Militar, llamada así por el tipo de pasto que le daba un aspecto majestuosamente verde. Loma del Mangrullo, donde se encuentra el Parque Carlos Antonio López. En el promontorio tenía su vivienda el cacique Cupiraty. Se la llamó del Mangrullo, por ser sitio desde el cual se podía divisar el entorno para vigilancia. Fue cementerio de Asunción hasta 1918. Es uno de los sitios más bellos de Asunción.

         En la Loma de la Encarnación, llamada originalmente Volo cue, se construyó la Iglesia actual, luego del incendio de 1889. La loma Tarumá aún se aprecia en el cuadrilátero entre las calles República de Colombia, Gaspar Rodríguez de Francia hasta México y Caballero. Este sitio recuerda las fiestas bailables de las galoperas de Asunción. La Loma de las Piedras de Santa Catalina en Caballero y Fulgencio R. Moreno está donde se encuentra la Escalinata Antequera. El cerrito fue el lugar elegido por el intendente de Asunción Arq. Miguel Alfaro para construir en 1928, la escalinata en homenaje a los Comuneros. La ciudad de Asunción era de una belleza natural imponente, aún cuando el suelo arenoso fue ocasión de arrastre permanente ante los raudales, lo que favorecía el resalte de las lomas.

 

         IRALA, EL FAMOSO CHINGADOR

 

         En 1556, a la muerte de Irala, había en Asunción más de 3000 niños mestizos y en 1575 había 10.000 criaturas nacidas de la unión de hombres españoles con mujeres guaraní. La población de Asunción en 1782, cuando se realizó el primer censo, encontró 82 adultos europeos y 587 adultos americanos, mestizos nacidos en esta tierra.

         Los niños mestizos eran 226. Dicen que los datos no eran fidedignos y las bajas cifras se debían a que los paraguayos creían que habría impuestos fiscales que pagar y prefirieron ocultar los datos reales. La irresponsabilidad de los conquistadores respecto a sus hijos nacidos de las relaciones poligámicas con las indias, era ocultado hasta en las estadísticas, si acaso en algún momento de la historia se tuviera que multar por tanto desenfreno. La población en toda la Provincia era de 200.000 personas, cifra a la que deben añadirse 106.690 indios integrados a la Compañía de Jesús. Los indios no incorporados a la vida de la colonia eran unos 31.700. En total 300.000 habitantes. El índice de crecimiento de la población era del 4 por ciento anual, lo que se sustenta en la estadística de 1857, que dio al Paraguay 1.333.439 habitantes, siendo los de la capital 398.628 personas.

         El escritor español Miguel Ángel Elkoroberezibar, que escribió el libro "Domingo de Irala y su entorno en la villa de Bergara", explica que en la tierra donde nació el capitán de la conquista había escuchado hablar de las exageradas aventuras del gran chingador (fornicador) (3) que hacían volar la imaginación a selvas exóticas y a batallas sangrientas. Irala, había nacido en Bergara entre 1505 o 1506. Dice en su libro que seguramente la aventura de venir a las tierras descubiertas hizo que le vendiera sus bienes a su cuñado y se preparara para partir rumbo al Río de la Plata con la tripulación del Adelantado don Pedro de Mendoza. Mendoza financió el viaje a América. Martínez de Irala, al vender sus bienes a su cuñado, sufragó su parte en la expedición y es la razón por la cual llegó a ser secretario privado del Adelantado. Su padre era escribano del rey, tenía formación académica y era de buen pasar económico.

         El español Ramón Irala Solano descendiente de la familia del capitán conquistador, también estuvo en Paraguay tras los datos del famoso fundador de Asunción. En el libro que escribió se lee: los conquistadores eran hombres salidos de la nobleza pero también de la más humilde extracción. Dice que era obvio que tenían espíritu aventurero, ansias de poder y de riquezas. Afirma que el español de la época, era frío, duro y hasta inhumano, altanero, orgulloso, intrigante, rebelde, capaz de los actos más heroicos y de las más terribles bajezas. Expresa que, desde siglos se habían forjado en las luchas contra los árabes, lo que les dio un carácter muy particular. Es más, dice que pocos murieron de muerte natural.

         La intriga por el poder hizo que se ajusticiaran unos a otros. Dichos autores, volvieron a Asunción en el año 2007. Quedaron entusiasmados de la influencia histórica del capitán Domingo Martínez de Irala, lo que en España pasa totalmente desapercibido. Visitaron a una de las descendientes de Irala, la historiadora Beatriz Rodríguez Alcalá de González Oddone, en cuya residencia pudieron dialogar sobre el antepasado común. Hasta el año 1542, de la llegada del Adelantado Alvar Núñez Cabeza de Vaca, hubo una relativa paz: se organizó la economía, se creó la moneda y el Cabildo de Asunción o Consejo de la Ciudad, actual Intendencia con su respectiva Junta Municipal. La creación del Cabildo, con 5 cargos anualmente electivos, fue trascendental en la vida de Asunción. En vez de un fuerte, Asunción pasó a constituirse en una ciudad, la primera de América. Así se decidió cuando de regreso de Buenos Aires, el 2 de setiembre de 1541, se reunieron el gobernador Martínez de Irala, los oficiales Alonso de Cabrera, Garcí Benegas (4) y Carlos Dubrin en presencia del escribano Montoya, para organizar la vida social de los pobladores del territorio.

 

         LA PRIMERA MUNICIPALIDAD

 

         Se decidió que cada año, y desde el primero de enero de 1542, los vecinos llamados al son de un campanazo, debían presentarse a una asamblea para efectuar la elección de sus autoridades. En el Cabildo se redactaron las primeras ordenanzas (5) que rigieron la vida de los vecinos. Era un órgano consultivo del Gobernador de la Provincia. Esta institución rigió la vida de los paraguayos durante cuatro siglos, continuada después por la Municipalidad de Asunción, a partir de la creación de Municipalidades en la Constitución de 1870.

         El 8 de mayo de 1891, se creó el cargo de Intendente Municipal.

         El Gobernador de la Provincia Gigante de las Indias, representante del Rey debía someter sus proyectos a la opinión del Cabildo en una búsqueda del consenso con los representantes de la ciudad.

         Por Cédula Real del 12 de setiembre de 1537, apenas a días de fundarse el Fuerte de Asunción, el Rey Carlos V concedió a sus habitantes el derecho de nombrar Gobernador por elección popular en caso de fallecimiento de éste. Esta norma para elegir jefe de gobierno, era semejante a la manera guaraní de elegir caciques. Ostentaba el cargo de jefe de una táva, quién se ganaba el afecto y respeto de sus conciudadanos. En 1539 se nombró Alcalde de primer voto (primer Intendente) a Juan de Salazar de Espinoza, quien había fundado el fuerte en 1537. Fue el primer Intendente de la ciudad de Asunción, juntamente con dos regidores, quienes se constituyeron en la primera Junta Municipal. Fueron autoridades por elección.

         El Cabildo, es en latín, ayuntamiento de omes. En su recinto debía deliberarse sobre los intereses de la comunidad. Se ocupaba de la justicia y del gobierno del municipio. En el caso de Asunción, los límites del Cabildo en cuanto a decisiones, eran tan inmensos como la Provincia Gigante de las Indias. El Cabildo estaba integrado por un Alcalde Ordinario y otro de la Hermandad, el Alférez Real, los Regidores y el Alguacil.

         El Gobernador de la Provincia oficiaba de presidente de la república. Pero era el Cabildo el que daba posesión del cargo a los Gobernadores. El Cabildo se ocupaba de la ciudad y de la seguridad policial, la salubridad, la justicia, la regulación de precios, el control de la moneda, las profesiones manuales, edificaciones, trazados y limpieza de las calles, reglamentaba las fiestas públicas. Cuando los temas a tratarse, eran tan importantes que todos los vecinos querían opinar, se llamaba a reunión de Cabildo Abierto y allí por votación se tomaban las decisiones.

         Los Alcaldes ordinarios ocupaban el cargo de mayor rango al lado del Gobernador y en su ausencia lo interinaban. Duraban un año con derecho a presentarse para la reelección después de 3 años de intervalo. Los Alcaldes de la Hermandad se encargaban de los problemas de los vecinos. El Alférez Real, era el defensor público. Los regidores cumplían el papel actual de los concejales. Su función era carga pública, no cobraban salarios. Eran cuatro o doce, según la jerarquía de la ciudad. Eran elegidos entre las personas más influyentes y de mayor prestigio. La aristocracia criolla española, constituyó el patriciado de Asunción, su poder político era el Cabildo, que se suele confundir con un órgano democrático, pero la gran mayoría de campesinos no tenían representantes en el Cabildo oligárquico. El Cabildo asunceno, aunque ediliciamente pobre, ganó en fama, porque fue el primero del Río de La Plata, y por la democracia y actuación de sus miembros.

         Los habitantes de Asunción, no estaban divorciados de las decisiones que el Gobernador tomaba en la Provincia Gigante de las Indias. La ordenanza de creación del Cabildo, está escrita en castellano antiguo, sin acentos, sin puntos, con frases reiterativas, pero plenas de democracia y respeto hacia las decisiones de los españoles patricios.

         Es uno de los primeros documentos políticos de la ciudad de Asunción.

         El 16 de setiembre de 1541, se redactó La Ordenanza que creaba el Cabildo y Regimiento para cuidar del Gobierno de la ciudad de Asunción. Expresaba:

         En el puerto de Nuestra Señora de la Asunción, que es en la provincia del Río de la Plata, en 16 días del mes de septiembre, año del nacimiento de Nuestro Señor Jesu Cristo de mil quinientos cuarenta y un años, los señores Domingo Martínez de Irala teniente Gobernador de esta provincia por su magestad y Garcí Venegas tesorero y Alonso Cabrera, veedor y Carlos Dubrin, factor, oficiales de Su Magestad de esta Provincia, estando juntos en su consulta y acuerdo, según se acostumbran juntar para entender sobre las cosas tocantes al servicio de Dios nuestro Señor y de su magestad y a la buena Gobernación y administración y población y pacificación de esta provincia, ante mi Juan de Valdes y Palenzuela, escribano de su magestad, dijeron: que por cuanto en las instrucciones que su magestad mandó dar a sus oficiales de esta Provincia, hay un capítulo por el cual les encarga y manda tengan especial cuidado acerca de la buena población y pacificación, e visto por ellos e por convenir mucho a los pobladores y conquistadores la conservación de ellos, todos se han juntado e al presente están juntos en este puerto e pueblo de Asunción, e visto que su magestad y los reyes sus antecesores han sido servidos que todos los pueblos de su real corona que han tenido y tienen en los reinos de España y en las Indias y otras partes se an regido e gobernador por consejo e ayuntamiento de regidores y personas que tengan especial cuidado de las cosas tocante a la buena gobernación de sus republicas ha visto que aquí hay mucha necesidad de haber los oficiales dichos para que entiendan en las cosas tocantes a la buena gobernación de este pueblo e puerto los cuales hay e puedan hacer las ordenanzas o estatutos que sean necesarios a la buena gobernación de él cerca de los pesos y medidas y de las carnicerías y pescaderías y de los otros mantenimientos que en dicho pueblo se vendieran e así mesmo entiendan en la orden que debe haber para que los vecinos e pobladores que residen o resideren el dicho puerto puedan criar mejor sus ganados y ansi mesmo entiendan y tengan cuidado en el reparto de las palizadas e cercas del dicho pueblo y entiendan en poner precio a los oficiales de lo que deben llevar de las obras que hicieren y los ver y visitar para que hagan como convienen; e visto que hasta agora no han parecido ningunas personas que por su magestad estén proveidas por regidores de los pueblos que en esta provincia e fundasen y edificasen, e porque hay mucha necesidad para que las cosas se hagan así como conviene al servicio de Dios Nuestro Señor y de su magestad y a la común utilidad y provecho de los pobladores y conquistadores que en el dicho pueblo moran que sean elegidos e gobernador por regidores y personas que tengan cargo y cuidado de su gobernación, así como se acostumbra en los reinos de España y entiendan en hacer las ordenanzas municipales que fuesen necesarias para la buena gobernación del; por ende que acordaban e acordaron que hasta tanto que su magestad provea otra cosa que mas a su real servicio convenga para el remedio y reparo de las cosas dichas para que se escusen los años y perdidas que por falta de la buen gobernación podrían subceder y recrescer a los vecinos del dicho pueblo que de aquí en adelante, en tanto que, como dicho es, su magestad provea otra cosa, haya e residan en el dicho pueblo cinco regidores los cuales se junten en cabildo con la justicia en los días que por ellos fuese acordado, para que entiendan en todas las cosas concernientes a la buena gobernación de esta cibdad de la Asumpcion, los cuales hagan y puedan hacer las ordenanzas municipales que cerca de las cosas susodichas les pareciese más convenientes y ansi mesmo en todas las cosas tocantes e concernientes a los dicho oficios de regidores poniendo sobre las personas que fueren transgresores de las dichas ordenanzas o de alguna de ellas la pena o penas que les pareciere ser justas e convenientes e las ordenanzas que por ellos, por la mayor parte de ellos, e por la justicia fuesen fechas tengan fuerza e vigor de ley en aquellas cosas que el derecho da lugar a los regidores de las ciudades de los reinos de S.S.M.M. las pueden hacer e que cerca de la creación y elección de los dichos regidores, se tenga la orden siguiente: para que más limpia y santamente sean elegidos e haya más fuerza su poder, ordenaron y mandaron que en este primer año sean llamados los vecinos e conquistadores y pobladores que en el dicho puerto están e residen e después de juntos se les lea ennotifique lo suso dicho y lo que adelante se dira para que sépanlo que mas convenga saber acerca de la dicha elección e para que mejor se haga despues de todos juntos o la mayor parte siendo llamados por voz y son de campana, pedirlos e requerirlos que elijan e nombren dos electores, los cuales juren en publica forma que elejiran diez personas de los que viven en esta cibdad, los que les pareciere mas idóneos y suficientes para usar los dichos oficios de regidores. E después que hayan elegido e nombrado los dichos electores las dichas diez personas se escriban sus nombres cada uno en un papel, iguales, e los metan todos diez en un cantaro o vasija que tenga la boca pequeña cuanto quepa la mano de un niño de la edad que no se presuma tener malicia, saque uno a uno los dichos papeles como los sacare se lea y se escriba públicamente por ante escribano en presencia de los dichos señores Teniente de Gobernador e oficiales el nombre de la persona que en el dicho papel estuviese escrito, e que los cinco que saliesen primero sean regidores habiéndoles por suerte, como dicho es; es después de sacar los dichos nombres e publicados los dichos regidores se saquen uno a uno los papeles de los nombres que quedaron por no elegidos porque se escusen los daños que en tal caso se podrían hacer con engaño o se entienda con más limpieza en la dicha elección y los regidores que asi saliesen elegidos juren en forma de derecho en todo guardar e cumplir el servicio de Dios nuestro Señor y de S.M. y el bien de esta república, cristianos que esta republica residen o residieren en esta ciudad; e jurados sean recibidos al uso y ejercicio de los dichos oficios de regidores, los cuales usen por dos años cumplidos que comienzan a correr desde el día de San Miguel de Septiembre de este presente año de mil e quinientos e cuarenta y uno, hasta ser cumplidos los dichos dos años e mas los días que hubiere desde aquí al dicho dia de San Miguel. E si hasta los dichos dos años su magestad no hubiere proveido ni mandado otra cosa acerca de los dichos oficios en el día de San Miguel de Septiembre de mil y quinientos y cuarenta y tres años se toquen las campanas e se junten los vecinos e pobladores de esta dicha cibdad en la iglesia de nuestra Señora de Su Asunción desta cibdad o los qual dicho llamamiento quisiesen venir, e allí públicamente delante del altar los dichos regidores viejos/juren públicamente que elegirán dos electores para que elijan regidores por los dos años segundo dicho es. Y elegidos los dichos dos electores por los dichos regidores, según dicho es, los dichos regidores viejos queden e finquen sin los dichos oficios e sucedan en ellos los que fuesen elegidos y les cupiesen por suerte segun dicho es por la orden suso dicha e que siempre se guarde esta orden hasta que su magestad provea otra cosa y que no pueda durar dicho oficio de regidor mas de dos años, salvo si no les volviese a caber segunda vez por nombramiento y suerte según dicho es si por caso todos no se conformasen en elegir los dichos dos electores, los que eligiesen la mayor parte de ellos. Otro si dijeron que considerando que la dicha cibdad terna necesidad de tener algun propio para las obras publicas y que al presente no hay en que la heredar para que tenga renta con que lo poder suplir, e que en los reinos de España muchas cibdades tienen merced de su Magestad por propios para sus necesidades, las penas de sus ordenanzas, entendiendo que de ello su magestad será servido acordaron e mandaron que las penas de las ordenanzas que en esta dicha cibdad se hiciesen por la justicia e regimiento sean para los propios e obras publicas de ella, de las cuales se haga cargo el mayordomo que la dicha cibdad tuviese puesto por los dichos regidores luego como fuesen condenados y que de allí se gasten por libramiento para las cosas necesarias firmado por la justicia y regidores luego como fuesen condenados y que el mayordomo que los dichos regidores pudiesen dure todo el tiempo que durasen sus oficios y que sea obligado a dar cuenta con paga al mayordomo que sucediese y porque podría ser que los dichos cinco regidores no se conformasen ni fuesen todos juntos en un parecer antes estuviesen de diferentes pareceres, ordenaron y/ mandaron que se este e valga y haya afecto lo que por la mayor parte de ellos fuese votado y determinado por ser conforme a las leyes de S.M. conveniendo con los la justicia ellos firmaron de sus nombres.

 

         Toda la historia del Paraguay y de casi el 50 por ciento del territorio americano, se resolvió en la Ciudad de Asunción, entre sus habitantes españoles de mayor rango social, por ser capital de La Provincia Gigante de las Indias.

         Existió un sentimiento de orgullo de los asunceños, debido a la importancia que tuvo su gente en las decisiones políticas de América, a pesar del caserío desprolijo en que vivieron durante años de ese período colonial.

         La Junta Municipal de Asunción, ha instituido la celebración del día de la Civilidad, cada 16 de setiembre en recordación de la instalación del Cabildo de Asunción, primer gobierno municipal de Asunción.

         A fines del siglo XVI Juan Francisco de Aguirre, llegó a afirmar que Asunción ocupaba el último lugar, en cuanto a edificios, esplendor y hermosura.

         Fue el espíritu de los asunceños representado en las decisiones de su Cabildo lo que dio respetabilidad a la ciudad.

 

 

         EL PRIMER CENTRO DE ASUNCIÓN

 

         Entre 1538 y 1541 se fundó la primera escuela municipal de Asunción para enseñanza de las primeras letras en la Iglesia de La Encarnación. En la iglesia de San Blas, se enseñaba además doctrina cristiana, ya que estaba ubicada en la zona habitada por los indios. Estuvo dentro de la manzana comprendida entre las actuales calles Iturbe, Coronel Bogado, Caballero y el Barranco del Río, cerca de la Punta Carapá. Dice Esperanza Gill en Testimonio de la Asunción, escrito por su padre Juan Bautista Gill Aguinaga: La iglesia miraba hacia Iturbe y al sur lindaba con el Camino Real o calle República, que se unía entonces con España y Sebastián Gaboto, con su plazoleta al frente, del actual colegio de la Providencia. Su cementerio estaba al costado norte, sobre el barranco del río. Hacia el este de la iglesia y su cementerio, la actual Punta Carapá, (que mantiene su nombre original) quedaban la iglesia y el cementerio de San Francisco, hasta su traslado a otro sitio, ocurrido a mediados del siglo XVIII, conociéndose entonces como barrio Ticú Tuya.

         El Camino Real, pasaba al costado de estas dos iglesias. Nacía en el Fuerte mismo y bordeaba la Plaza Mayor de Asunción, donde hoy está la Plaza Independencia (frente al Centro Cultural de la Ciudad, ex Cabildo) con sus dos plazas menores: la plaza de Armas y la plaza Constitución. Junto con La Catedral, la de La Encarnación y San Blas, fueron las iglesias más antiguas construidas hasta 1545. Sustituyó a San Blas la de San Roque, que primero fue capilla. Vale citar la laguna La Lucha que desembocaba en la bahía y que rellenada dio lugar al barrio la Chacarita, lugar permanentemente avasallado por los raudales.

         El barrio San Francisco -Ticú Tuya- con su templo y su convento debieron ser trasladados en 1746, a unas cuatro cuadras donde se encuentra el templo San Roque debido a los raudales, que se llevaban todas las construcciones. Todo ese espacio se desmoronó desapareciendo las barrancas, sólo quedó La Punta Carapá. A este sector por estar en el área el templo de San Blas, se mudaron los payaguá y más tarde los guaicurú. También llegaron mulatos y negros. San Blas patrón de los humildes es el santo del barrio Chacarita considerado ya desde entonces como uno de los más pobres de Asunción. Debería haberse conservado su nombre original por haber estado en el área del Convento San Francisco. Sus habitantes no podían de ningún modo dedicarse a la agricultura sobre barrancas que constantemente se derrumbaban, por lo que cabe afirmar que se dedicaban a la venta de pescados. El nombre Chacarita es de influencia rioplatense, siendo Ticu Tuyá el que le corresponde, por no provenir de chacra o chacara. La iglesia Catedral fue construida, recién a partir de 1547 por decisión del Obispo Fray Juan Barrios. Fue levantada sobre la barranca del río, a la altura de la calle Alberdi. Marcaba el sector que se extendía al oeste donde residían los conquistadores. El gobernador Hernandarias, en 1607, mandó edificar otro templo más al sur-este para alejarlo de la barranca que se desmoronaba.

         Finalmente se cayó por la fuerza de los raudales en 1687. La iglesia Catedral se trasladó más al este, con su cementerio al costado de donde hoy se encuentra la Oficina de Tributación, ex teatro inconcluso del tiempo de López.

         Tantas peripecias sufrió la construcción de la iglesia Catedral, que se hace inimaginable que la edificación no pudiera sostenerse. El sector de Asunción conformado por la Chacarita y la Punta Carapá, destinado a viviendas de "los naturales" fue escenario principal del mestizaje asunceño. Durante la colonia fue un barrio de las afueras.

         Lo sucedido en el Paraguay, no tiene precedente en otro país de América en que se utilizara la alcoba para la supervivencia mutua. El romance no fue idílico, surgió de las necesidades de los conquistadores de apoderarse de la fuerza de trabajo de las mujeres guaraní, especialistas en agricultura. Para ello recurrieron a la poligamia, institución social de los guaraní. La mujer guaraní entendió que debía mezclarse para tener hijos y no desaparecer. Esta responsabilidad genética existe en las mujeres paraguayas. Lo mismo sucedió después de la Guerra contra la Triple Alianza. Tuvieron los hijos suficientes como para refundar el país. Resulta enigmático que no procrearan masivamente con la soldadesca de las fuerzas de ocupación imperial brasilera, que en su gran mayoría estaba compuesta de negroides de origen africano.

 

 

 

         LA MADRE DE CIUDADES

 

         Asunción es considerada la Madre de Ciudades, porque desde la capital partieron todas las expediciones para fundar otras ciudades. El 6 de enero de 1542 el adelantado Alvar Núñez Cabeza de Vaca fundó el Puerto de los Reyes (Corumbá) hoy en Brasil. Años después en 1552, desde Asunción partió Juan Romero, por orden de Irala para fundar San Juan, en la orilla uruguaya, frente al Río de La Plata.

         En 1553, Hernando de Trejo y Mencia de Sanabria venían hacia Asunción, donde doña Mencia, virtual Adelantada esperaba convertirse en Gobernadora. En la costa brasileña fundaron el puerto San Francisco, entre Cananea y la isla de Santa Catarina. Lamentablemente el capitán Trejo cometió la imperdonable falta de abandonar el puerto, por acompañarla a Asunción.

         Cuando llegó a la capital, el capitán Irala, molesto por la pérdida de la posesión española en la costa del océano, lo mandó apresar. Ruy Díaz de Guzmán relata: Trejo fue arrastrado por su mujer y su suegra. Cometió la imperdonable falta de despoblar San Francisco haciendo perder a España un vasto y rico dominio. Aguirre en su Diario, es más crítico todavía.

         Se queda la España sin muchos terrenos y lo que es peor sin puertos en estas provincias que es una falta de lamento y causa de gravísimos quebrantos. Siguiendo con las fundaciones de ciudades, el capitán García Rodríguez de Vergara, en 1554 fundó Ontiveros, en la costa oriental y sur de Salto del Guairá. Esta población fue trasladada un poco más al norte bajo el nombre Ciudad Real a unos 320 km. en línea recta de Asunción.

         Loreto, fue fundada por primera vez en 1555 por Ñuflo de Chávez, a orillas del río Paraná. En 1558, el mismo conquistador fundó Parabazanes, a orillas del río Jaurú. Este símbolo de dominio fue respetado por los portugueses hasta el Tratado de San Ildefonso en 1777, quinta desmembración de la que fuera la inmensa Provincia Gigante de las Indias. El capitán Ñuflo de Chávez marchó rumbo al oeste, con el objetivo de llegar a Cochabamba donde Irala había llegado en 1548. Asentó un fuerte al que llamó Alfaro, pero luego por falta de víveres descendió al sur hasta la laguna Concepción formada por el río Parapití, donde fundó Nueva Asunción en homenaje la capital de la metrópoli (a esta ciudad durante la guerra del Chaco se la denominó Santa Cruz, la vieja). Es la primera Santacruz, prácticamente al lado de la actual. En 1561 el conquistador fundó la Santa Cruz de la Sierra actual a 820 km. de Asunción. Luego se presentó ante la Audiencia de Lima proponiendo que tan rica región, se convierta en una nueva Provincia, donde pedía ser nombrado gobernador. Enterado que su nombre no aparecía entre los nombramientos futuros, el capitán Ñuflo de Chávez solicitó al virrey, la formación de una Provincia independiente de Asunción, de la cual hacerse cargo. Así logró ser nombrado teniente gobernador de la Provincia de Santa Cruz, que fue la tercera desmembración que sufrió la Provincia Gigante de las Indias.

         El 14 de mayo de 1570, fue fundada Villarrica del Espíritu Santo, la ciudad andariega que se mudaría siete veces para no desaparecer. La primera Villarrica estuvo en el actual municipio de Pitanga, República Federativa del Brasil, donde quedan huellas de las inscripciones en los cerros, al igual que en el cerro Polilla de la cordillera del Ybytyrusu.

         Esta ciudad fue permanentemente asediada por los portugueses y replegada por el acoso bandeirante. Por Pitanga pasaba el Tape Aviru. Estaba a 600 km. en línea recta de Asunción. El camino también pasaba cerca de la Villarrica actual (la séptima mudanza) que cruza el camino sagrado (6).

         Es como si la magia esotérica que fluye del concepto del yvy maraney y del Tape Aviru, hubiera guiado los pasos de quienes para no perecer fueron mudando la ciudad siete veces, sin apartarse de la ruta hacia el mba'e vera guasu. A escasos 20 kilómetros de la capital del departamento del Guairá, se ha identificado el cruce del Tape Aviru: Se visualizan las escrituras grabadas en las cuevas del cerro Polilla, semejantes a las de Pitanga. Por allí pasaron Alejo García, Cabeza de Vaca y Mencia de Sanabria y por generaciones, los guaraní migrantes del continente.

 

         ASUNCIÓN FUNDA MÁS CIUDADES

 

         El mayor mérito de los asunceños de la colonia fue el haber fundado otras ciudades. De los 89 que estuvieron en la actual ciudad argentina de Santa Fe de la Vera Cruz en 1573, unos 80 eran paraguayos. Ese año Luis Jerónimo Cabrera con un contingente de hijos de la tierra, fundó Tucumán y también la ciudad de Córdoba.

         Juan Ortíz de Zárate y Ruy Díaz Melgarejo en 1574 fundaron San Salvador de la Nueva Vizcaya, en la costa uruguaya, donde hoy se encuentra la ciudad de Maldonado, a la vera del arroyo donde fue muerto Juan Díaz de Solís. Los 66 hijos de la tierra que fundaron Buenos Aires en 1580 eran paraguayos. San Juan de Vera de las Siete Corrientes fue fundada por Alonso de Vera y un grupo de paraguayos el 3 de abril de 1588. Concepción de la Buena Esperanza en 1585 fundada por Alonso de Vera y Aragón, en el Chaco, en la costa del río Bermejo. Aún hoy, en la ciudad de Pedro Juan Caballero, el poblador norteño habla de Jeréz Ñu, como de un espacio idílico, tal como lo apreció su fundador Ruy Díaz de Guzmán, el nieto de Irala. En sus Anales, describe a la Santiago de Jerez de 1593: Es abundante de pastos donde se cría todo tipo de ganados y muy fértil de pan y vino, y todas las legumbres y semillas de Castilla. También hacía referencia a minerales de oro y muestras de metales de plata halladas en la cordillera del Amambay.

         Concepción del Bermejo fue fundada el 14 de abril de 1585, por el gobernador Alonso de Vera y Aragón, a 270 kilómetros de Asunción en línea recta en las márgenes del río Bermejo (Ypyta). Fue llamado así por el color rojo amarronado de sus aguas que arrastran tierra de sus inicios en la pre cordillera de los Andes. El destino de Asunción, madre prolífica de casi medio continente, estaría marcado por la reducción sistemática de sus límites. Con el nacimiento de los hijos de la tierra, comenzó la denominación: paraguayos. A partir de 1548 a este territorio se le dio el nombre de Provincia del Paraguay.

         Adquirió el nombre de quienes habitaban las orillas del río Paraguay, los paraguayos. Asunción era la más importante ciudad, centro de la Conquista Española y la fama de sus hijos dio nombre a la Provincia. La vida de la Ciudad de Asunción (desde la cual se formaron todos los pueblos) se comenzó a regular a través de las ordenanzas que dictaba el Cabildo. Algunas de las primeras disposiciones fundamentales fue la creación de las monedas el 3 de octubre de 1541. Ante la ausencia de oro y plata u otro tipo de metales, se dio valor a los objetos considerados valiosos.

         Un anzuelo de malla valía un maravedí. Un escoplo, 16 maravedíes. Un cuchillo, 25 maravedíes, etc. Como estos elementos no existían en cantidad necesaria, se debía recurrir al crédito (fiado) o la utilización de cochinos (cerdos) en reemplazo. Se reguló la fundición de metales (7) por la ordenanza del 29 de agosto de 1544. El relacionamiento con los indios motivó la ordenanza de marzo de 1547 y las encomiendas y repartos de indios se estudiaron por ordenanza del 14 de mayo de 1556. Al implantarse el sistema, la respuesta indígena fue violenta. Entre 1537 y 1616, hubo 25 rebeliones.

 

 

NOTAS

 

(1) Creydt, O. (1963 Cap. La Conquista. "con la primera gran conjuración guaraní estalló la sublevación de las mujeres siervas bajo la jefatura de la India Juliana." En efecto, apenas había pasado año y medio desde la fundación del fortín, y antes de la fundación de la ciudad, cuando la tribu guaraní se vio empujada a la primera gran conjuración para sacudir el peso creciente de la dominación extranjera. El motivo inmediato de este movimiento fue la resistencia a la entrega de mujeres en masa. Poco después de la represión terrorista de la india Juliana, que murió como heroína ajusticiada" p.p. 10/13.

(2) Gill Aguinaga, J. B. (1987) Testimonios de la Asunción, su crecimiento y desarrollo en sus 450 años. Asunción, Paraguay: El Arte. p. 43 Diario del capitán de fragata D. Juan Francisco Aguirre. "La Asunción, matriz se puede decir de esta conquista celebró á San Blas con tanta extensión. Hoy que ya su jurisdicción está tan disminuida, solo le celebra como á singular patrón. Bien que es general la inteligencia de que no se extendió á más su patronato, creyéndolo desde el principio solo de la Asunción. No es mi (ánimo) incumbencia criticar tales apariciones; los monumentos históricos aseguran estas piadosas creencias de nuestros padres que al calor de la imaginación penetrada de la fe de aquel siglo en todo extraordinario pudo excitarlas; pero es singular que se mostraron á los infieles. Sirvan estas pretensiones para otros casos y para todo lo extraordinario, pues me sujeto á su historia remitiéndome á los discursos que sobre ello se han escrito".

(3)  Chaves, J.C. (1986) Historia General del Paraguay. Buenos Aires, Argentina: Nizza. p. 149. Car. de fray Juan de Salazar: "era público y notorio en la tierra que el mismo Domingo de Irala anda de noche saltando las paredes y entrando por debajo de los albollones en casa de los hombres casados y en otras muchas casas del pueblo, llevando consigo hombres para que lo ayudasen a efectuar lo que él iba a hacer".

(4) Flores de Zarza. (1987) La Mujer protagonista de la historia 1537-1870. p. 38."Isabel Venegas es hija de Garcí Venegas, mestiza y mujer principal de la Asunción. Se casó con Alonso de Encinas, conquistador del Río de la Plata".

(5) Chaves, J. C. (1986) Historia General del Paraguay, Buenos Aires, Argentina: Lumen. p.146. "La resolución terminaba acordando al cabildo propios, o sea medios para cumplir sus funciones. Se le adjudicaron las multas por violación de las ordenanzas.

(6) Gallegos, E. (1999) Revista Reportaje al País. Asunción, Paraguay: Tevecine SRL. p. 23. " El periodista guaireño Adolfo Traversí, cree que el revés decepcionante sufrido por el capitán Ruy Díaz de Melgarejo, al hallar solo mineral de hierro y no oro, en la zona de Kuaracyvera, a unas 60 leguas al este del río Paraná entre las nacientes de los actuales ríos Pikyry e Ivai (territorio brasileño) degeneró en el "al revés" que se atribuye a los guaireños. Habrá sido muy grande el infortunio que arrastraron esos hombres en su largo peregrinaje multiplicado por siete, cuando el 14 de mayo de 1570 fundaron la primera Villarrica del Espíritu Santo, y descubrieron que sin oro, no era el lugar adecuado para establecerse. Hoy día investigadores brasileños, suponen que el sitio de esta primera fundación se encuentra en los campos de la ciudad de Guarapuava. Solo dos años permanecieron los villarriqueños (que ya se auto denominaban guaireños) en Guarapuava. Por orden del cap. Ruy Díaz de Guzmán, la segunda Villarrica se trasladó a la confluencia de los ríos Curumbaty e Huybay, al noreste de la ciudad de Campo Mourao entre Cascabel y Maringa, Brasil".

(7)  Quevedo, R. & Duran, M. & Duarte, R. Actas Capitulares del Cabildo de Asunción del Paraguay. Municipalidad de Asunción. AGR. p. 32. "Hordenamos y mandamos que agora e de aquí adelante, las persona o personas que fundieren metal para hazer planchas no sean osados de llevar ny lleven por hechura de una plancha que sacaren fecha de fundición más de una cuña y media del ayunque (...) la tercia parte para el denunciador e las dos tercias partes para obras públicas desta cibdad e lo firmamos con nuestros nombres".

 

 

 

 

 

 

CAPÍTULO IV

 

ASUNCIÓN, CENTRO DE CONSPIRACIONES

 

         Sin embargo, a pesar de la estabilidad conquistada, el destino de Asunción, estaría en juego a partir de los sucesos ocurridos cuando el capitán Ñuflo de Chávez retornó a Asunción. Volvió porque era consciente que debía fortalecer Santa Cruz de la Sierra, ciudad que había fundado, con la presencia de hijos de la tierra de Asunción. Además debía convencer a sus enemigos políticos de haber obrado bien, al abandonar el proyecto de fundación en los xarayes.

         Su defensa hecha con tanta elocuencia ante el Cabildo de Asunción, le volvió a ganar la voluntad de los vecinos.

         Contribuyó al cambio de actitud el casamiento de su sobrino Diego de Mendoza, con una de las sobrinas del obispo, que terminó aplaudiéndolo. Ese voto de confianza, sirvió para convencer al gobernador Ortíz de Vergara quien se comprometió a que si organizaba una expedición, llevando pobladores asunceños a Santa Cruz de la Sierra, podría lograr ante el virrey de Lima su reconocimiento y perpetuidad en el gobierno.

         La ambición de poder de Ortíz de Vergara, hizo que nuevamente Asunción se despoblara. Con dieciocho bergantines y numerosas canoas con indios, se produjo el éxodo a Santa Cruz de la Sierra. Después de todo tipo de penurias cuando los expedicionarios llegaron a Lima, la intriga estaba organizada. Vergara, el yerno de Irala, fue obligado a renunciar al cargo de gobernador de Asunción, con la excusa de que no podría manejar debidamente el supuesto hallazgo de oro en los cerros de Acahay. Se le hizo reconocer que no estaba capacitado para hacerse cargo del gran trabajo minero que se esperaba sobrevendría. La novedad del oro aceptado como realidad, aunque no hubiera indicios ciertos de una gran mina, hizo se destituyera del cargo al yerno de Irala, para entregárselo al teniente gobernador Juan Ortiz de Zárate, cuya principal cualidad era haber participado en la explotación de las minas de Potosí. También se decidió refundar San Francisco en la costa del Brasil y hacer lo propio con Buenos Aires, para sacar el inexistente oro a través de esos puertos.

         El cuarto Adelantado Ortiz de Zárate partió a España. Necesitaba obtener la ratificación real de su cargo condicionado a la aceptación del Rey. Con esto el poder del yerno de Irala, Francisco Ortíz de Vergara concluía. Para interinarle nombró gobernador al capitán Felipe de Cáceres, quien había organizado la conspiración contra Ortíz de Vergara. Volvieron todos a Asunción, sumándose el capitán Juan de Garay, poblador de Santa Cruz de la Sierra con toda su familia.

         Hasta la tierra de los Itatines les acompañó el capitán Ñuflo de Chávez, para ejercer como gobernador de Santa Cruz de la Sierra. El destino quiso que esta fuera la última jornada de vida del fundador de la ciudad boliviana de origen guaraní. Fue asesinado por los indios mientras dormía en su hamaca, siendo muertos también sus acompañantes. La violencia jugó una mala pasada a Ñuflo de Chávez, quien a pesar de la intriga urdida para obtener el cargo, era un hombre que tenía el liderazgo suficiente para gobernar, aunque no pudo disfrutar su nombramiento.

 

         LOS TAPE PO'Í ASUNCEÑOS

 

         Tal vez no haya descripción más impactante de los caminos que se unían en Asunción, que la aportada por Juan Bautista Gill Aguinaga en: "Testimonio de La Asunción", el valioso libro que su hija la artista plástica Esperanza Gill reedita cada vez que se agota. La importante información es fundamental ya que estos caminos se enlazan en el nudo central del Tape Aviru, eje de la búsqueda de La Tierra sin Mal con todo el bagaje histórico y espiritual del significado.

         Por eso la descripción de los caminos reales, que entroncaban con los dos grandes ramales del Tape Aviru se convierte en información fundamental. Eran nueve los caminos reales. El más importante pasaba por Tapuá, actuales municipios de Mariano Roque Alonso, Limpio, Emboscada y Arroyos y Esteros. Los españoles los denominaban Reales, por pertenecer a las tierras de la Corona Española, aunque ya existían cuando los españoles llegaron a Asunción, kilómetro cero de las vías de comunicación ruteras de los guaraní.

         No eran caminos nuevos, habían sido abiertos para conexión del Tape Aviru. Los conquistadores confirmaron que la ingeniería nativa era la apropiada y los siguieron utilizando. Estaban tan bien diseñados que continúan como las rutas más importantes de entrada y salida de la ciudad de Asunción. Cuando Irala y los primeros conquistadores marcharon a fundar ciudades, lo hicieron por la actual ruta Transchaco, uno de los principales accesos a la capital del país.

         El cacique Moquirace primer aliado de Martínez de Irala, tenía su táva entre Mariano Roque Alonso y el valle de San José de los Campos Limpios más conocido como Tapuá. Este valle a orillas del río Paraguay era un vergel de la naturaleza por el cual pasa la ruta que conecta con el norte del país (acceso Norte) revelando la gran visión de futuro de los guaraní, que tenían a este camino como el más importante del territorio.

 

         CAMINO REAL DE LA VERA CRUZ

 

         Salía del Fuerte de Asunción, en la Loma Cabará, del que queda apenas una porción en la altura de la actual Plaza Comuneros. Para señalar la perfecta ingeniería probada por siglos en nuestra capital, señalaremos los hitos que permiten identificar las calles. El camino más importante, bordeaba la barranca del río Paraguay, cruzaba la Avenida República, frente al Centro Cultural de la Ciudad, ex Cabildo frente a la Plaza Mayor, actual Plaza Independencia. Este triduo de plazas se fue ganando a algunos edificios iníciales: la plaza de Armas, entre la calle República y el Paraguayo Independiente y la plaza Constitución entre la iglesia Catedral y la calle frente a la Comandancia de la Policía Nacional. En esa manzana ya existía una cárcel adquirida en parte y canjeada por terrenos baldíos sobre la actual calle Palma por el Dr. Gaspar de Francia en 1831.

         El camino Real seguía por el costado sur de la iglesia San Blas y la Punta Carapá donde se encontraba el desaparecido Convento San Francisco en los alrededores de la Plaza Uruguaya, pasaba por la calle Comuneros, truncada en la zanja llamada calle Río Yguasú y su continuación por las calles Sebastián Gaboto (hoy Gondra) y España, continuando al costado de la vía del tren para salir a Cambio Guasu o Cambio Grande. Es donde se encuentran los galpones en desuso del histórico ferrocarril.

         A la altura de la calle Hospital, hoy calle Estados Unidos el tapé po'í que permitía el paso de las carretas, se abría en dos, un sendero aproximadamente por la avenida Artigas, hacia Trinidad o valle de Ybyray.

         Continuaba luego hacia Limpio, dejando a la izquierda el Jardín Botánico. Otro, sendero pasaba por Samuhú Peré (actual Juan de Salazar y Boquerón), llamado así por un añoso árbol de samuhú que dio nombre a la calle y al barrio. El sendero continuaba por la calle Recoleta, que se dirigía a Campo Grande por frente de esta iglesia. Las calles se denominaban de acuerdo a los accidentes geográficos y señales o hitos resaltantes. Entonces no existía la avenida Mariscal López, que recién se abrió hacia 1849 con el nombre Asunción, para denominarse Mariscal López recién el año 1945. Antes se transitaba por España hasta llegar a la iglesia de la Recoleta, pasando por San Miguel, (General Santos) donde estaba la chacra de Martínez de Irala, que se extendía hasta el Parque Caballero. El nombre San Miguel viene de un presidio que era una guardia que alertaba ante ataque de los indios; que dio también nombre al Banco San Miguel. Este camino seguía hasta el barrio Manorá (1) donde se abría en dos, el que seguía derecho a Luque y Areguá y el otro llamado Calle Pyta (Santa Teresa) hasta San Lorenzo, donde se volvía a abrir hacia Itá y Capiatá. El camino real que llegaba a Limpio pasaba frente a Surubi-y, que en la época de la Independencia pertenecía al miembro del Cabildo José García del Barrio y su esposa Manuela Díaz de Bedoya, hijastra de doña Juana de Lara. El camino del que hablamos pasaba por el Valle de Arecayá, en la jurisdicción de Tapuá, actual Limpio, cruzaba el arroyo Itay y el paso Ñandeyara, para dirigirse a Emboscada, cruzando el río Salado.

         Continuaba hasta el río Piribebuy, en cuya desembocadura se encontraba el Castillo de Arecutacuá y llegaba al Castillo Duarte hoy Arroyos y Esteros sobre el río Manduvirá. Estos eran sitios desde los cuales se defendía la ciudad de Asunción, ante los ataques de los indios.

 

         SEGUNDO CAMINO REAL

 

         El Camino Real que llevaba a la chacra de Lambaré, se desprendía del camino a Tapuá en la calle Estados Unidos al ingresar por la avenida Coronel Félix Bogado. Para facilitar el ingreso de los productos de granja al mercado guasu, una senda alternativa tomaba la calle Independencia Nacional, pasaba por el costado del Convento de La Merced, hoy espacios del Hotel Guaraní, la Plaza de la Democracia (2) y parte de la Plaza de los Héroes (3) entre las calles Palma, Nuestra Señora de la Asunción, Oliva e Independencia Nacional.

         El camino llegaba a Estados Unidos y Rodríguez de Francia, siguiendo luego por Félix Bogado, llegando al valle de Lambaré, después de recorrer difíciles caminos cortados por los arroyos Ferreira, Sosa y Lambaré. El sendero fue el segundo abierto durante la Conquista, en búsqueda de la sal de Yuquyty (4) en las proximidades del Cerro Lambaré. Hasta ahora se observan rastros de la sal en la tierra blanquecina.

 

         TERCER CAMINO REAL

 

         El tercer acceso importante de la ciudad de Asunción era el que llevaba al valle de Capi-i pery, luego denominado San Lorenzo del Campo Grande, hoy ruta Mariscal Estigarribia.

         En su primera etapa se desprendía del camino a Tapuá a la altura de Estados Unidos encaminándose por Pettirossi a Eusebio Ayala. Por ese camino pasó el ganado que trajo Cabeza de Vaca hasta San Lorenzo. Con estos vacunos se instaló la primera estancia importante.

         El sendero se iniciaba en Dos Bocas (donde Pettirossi se convierte en Eusebio Ayala) siguiendo Eusebio Ayala hasta cruzar General Santos, pasando por la Laguna Pyta, que era la primera Posta. Es el lugar donde se levantó el edificio de varios pisos, construido para sede del Hospital Militar, hoy Hospital de Emergencia Médica. La depresión del terreno es visible, aún cuando la laguna se haya secado.

         Estaba situado en la avenida General Santos y Teodoro S. Mongelós.

         El camino continuaba por Eusebio Ayala, llegando al valle de Tembetary, cruzando el arroyo del mismo nombre, mal llamado Mburicaó en ese brazo, antes de alcanzar Choferes del Chaco. El valle de Tembetary era conocido por su laguna cercana al Club Tembetary, y como la segunda Posta. Era zona de chacras y de mucha agua en el cruce con República Argentina. Cruzaba la calle Ultima, conocida por Zavala Cué, para llegar al valle de Capi-i pery de gran producción agrícola. Antes de llegar a la calle Ettiene, estaba la laguna Capi-i pery, tercera Posta, en camino a San Lorenzo del Campo Grande. Cuando llegaron los jesuitas, se instalaron en San Lorenzo en la estancia fundada por Cabeza de Vaca. Era la cuarta Posta antes de partir a las Misiones, Algunos lugares todavía conservan sus nombres originales como Posta Ybycuá, Posta Ybyraró, Posta Leiva y otras. Al llegar a San Lorenzo, el camino se abría en dos como se presenta actualmente. El que continuaba a Capiatá, Itauguá y Pirayú, seguía por la Cordillera de los Altos a Piribebuy, dividiéndose hacia el norte como ruta principal a la zona de los yerbales y a la derecha a Villarrica. El otro camino conducía a Itá, Yaguarón, Paraguarí, cruzaba el río Tebicuary pasando por las Misiones Jesuíticas, llegando a Itapúa, hoy Encarnación. Cruzaba el río Paraná, llegando a otras poblaciones entonces territorio paraguayo.

 

         CUARTO CAMINO REAL

 

         Otro camino Real nacía en la Plaza Mayor y recorría las calles Nuestra Señora de Asunción y Chile dirigiéndose a Tacumbú. Pasaba por el costado oeste del Convento de La Merced. Fue un camino muy utilizado cuando se inauguró el tranvía a mulas, porque además de transportar pasajeros también traía las piedras del cerro Tacumbú utilizadas en los primeros empedrados del centro de Asunción.

 

         QUINTO CAMINO REAL

 

         El quinto camino hoy avenida Fernando de la Mora, cruzaba por el Valle de Ysaty, que dio nombre al barrio. Se iniciaba en Dos Bocas (conjunción de Pettirossi y Eusebio Ayala) y seguía hacia la ruta Mariscal Estigarribia, hasta el valle de Capi-i pery. En Calle Ultima y Fernando de La Mora, el lugar es denominado Cuatro Mojones por encontrarse allí el Mojón de salida de Asunción, (entre mojón y mojón existía una legua de distancia, equivalente a 4.333 metros). Este camino cruzaba por Ñemby (San Lorenzo de la Frontera) para dirigirse luego a Ypané y Villeta del Guarnipitán. Seguía al sur bordeando el río Paraguay, cruzando el Tebicuary hasta llegar a Pilar, Humaitá y Paso de Patria.

 

         SEXTO CAMINO REAL

 

         El sexto camino conducía a Ñu Guazú. Se desprendía del Camino Real que iba a Tapuá, a la altura del Parque Caballero. Cruzaba el barrio Samuhú Peré denominado así por la calle Samuhú Peré hoy Juan de Salazar.

         Se cuenta que en 1812, en el primer aniversario de la Independencia, se había programado una cabalgata hasta el sitio Samuhú Peré, en celebración de la fecha. El barrio Juan de Salazar en el área, es hoy el barrio Las Mercedes, llamado también Tuyucuá debido a que ocupaba terrenos bajos de humedales. Este camino iba a la altura de San Miguel, hoy General Santos y continuaba por España, hasta alcanzar Brasilia. Pasaba por el Camino Real a la Recoleta, considerado el arenal más terrible de Asunción, cruzaba por Venezuela ex calle Luna, continuaba hasta Sacramento, por Brasilia, (Olimpo) y seguía por España denominada avenida General Genes hasta Aviadores del Chaco.

         En la intersección de las avenidas, existía un gran arenal, cruzaban raudales tan fuertes que parecían arroyos y se daba el mayor tránsito de todos los Caminos Reales. Manorá estaba resguardada por altas barrancas. Aún hoy día se observan a mayor nivel que la avenida, las casas construidas en la esquina de Cabo Marecos. El Camino Real continuaba hasta la calle Los Laureles, hoy avenida San Martín, continuando por Tape Pyta, hoy avenida Santa Teresa, a la altura de la quinta Los Manantiales y el hotel Sheraton, hasta alcanzar el arroyo Itay, límite entre Asunción y Luque. Seguía al costado de la vía del tren, pasando el arroyo Yuquyry. Llegaba a Areguá que era una estancia del convento Santo Domingo. Continuaba hasta Guazu Virá, la actual Ypacaraí, llamada Tacuaral, dirigiéndose al cruce de la Cordillera de los Altos y por Caacupé, a Barrero Grande (Eusebio Ayala) Caraguatay, Unión y San Estanislao por Atyra, Tobatí y Arroyos y Esteros, hasta alcanzar Curuguaty, entonces gran centro de producción de yerba. En los caminos existían las postas, lugares de descanso, con agua, sombra, techo y caballos de relevo. También los Curuzu Legua, cruces de madera que marcaban y permitían identificar las leguas.

 

         SÉPTIMO CAMINO REAL

 

         El séptimo Camino Real también se dirigía al valle de Tacumbú. Nacía en la Plaza Mayor, seguía hacia el oeste hacia el sur, pasando por las Lomas San Gerónimo y Cachinga, dirigiéndose por el Hospital de Clínicas, para cruzar la avenida Carlos Antonio López. El camino cruza al costado de la Loma del Mangrullo, hoy parque Carlos Antonio López. Tacumbú no era un solo cerro. Poseía ocho alturas, rodeado de una gran zona agrícola que pertenecía a doña Juana de Acosta, dejada en herencia a su sobrino Juan de Dios Acosta.

         Lindaban con tierras del miembro del Cabildo José García del Barrio. Durante el siglo XIX gran parte del barrio Tacumbú fue propiedad de Higinio Uriarte quién era presidente de la República entre 1877 y 1878.

 

         OCTAVO CAMINO REAL

 

         El octavo Camino Real, partía de la Plaza Juan de Salazar, llamada Plaza de Armas, de la cual fueron trasladados dos edificios, el Convento de la Merced y su Iglesia. En ese sitio estuvo después la Casa de los Gobernadores.

         En la Plaza de Armas, se encuentra la imitación del rollo de lapacho homenaje a la Fundación de Asunción, obra en hierro del artista Herman Guggiari. El rollo original que mandó ubicar Cabeza de Vaca, luego del incendio de 1543, estaba un poco más al este, en la actual Plaza Independencia.

 

         NOVENO CAMINO REAL

 

         Finalmente el noveno Camino Real es la avenida Santa Teresa que se desprende del Camino a Manorá a la altura del Sheraton Hotel. Se dirige a San Lorenzo del Campo Grande, pasando por el Cementerio del Este y luego hacia la Facultad de Agronomía y Veterinaria. Los caminos de los guaraní, se transformaron en caminos reales de los españoles. Hoy son las calles y avenidas de la Ciudad de Asunción. Continúan con el trazado original, sobre los tortuosos senderos originales, como las mejores vías de acceso a la ciudad.

 

 

         ASUNCIÓN, LA COMUNERA

 

         Los adeptos al partido de los comuneros y los jesuitas utilizaban a los guaraní para atacarse, lo que dio origen a la conciencia libertaria. Al convertirse los jesuitas en el verdadero poder de la Provincia del Paraguay, los hijos de la tierra se sumaron al descontento participando en el Movimiento Comunero.

         El pueblo no comprendía por qué no podía ser dueño de las riquezas y porqué las decisiones que tomaban en el Cabildo no eran tenidas en cuenta. Cuando la rebeldía asuncena se manifestó, el Rey defendió a los jesuitas. De 1640 a 1660, en la Provincia del Paraguay, se produjo la mayor agitación popular de estas tierras que derivó en la Revolución Comunera.

         El mayor enemigo de los jesuitas fue el Obispo franciscano Bernardino Cárdenas. De origen paceño, nació en 1519. Fue guardián del Convento en Chuquisaca y misionero en pueblos de indígenas. Consagrado por el Obispo de Tucumán en 1641, las bulas papales con su nombramiento, recién fueron enviadas dos meses después de su llegada a Asunción en marzo de 1642 y fueron leídas al pueblo en la Iglesia Catedral. Superado el entredicho inicial, Cárdenas asumió en mayo de 1642. Esta falta de coincidencia fue el origen de sus desventuras, que derivó en su lucha contra los jesuitas y en favor de los Comuneros, porque de ella se tomaron los jesuitas para hacerle imposible su misión. Los dos meses que ejerció como Obispo, sin los documentos papales que no llegaron a tiempo, fueron fundamentales en la malquerencia con los jesuitas.

         La discusión por las bulas con el gobernador Hinostrosa fue violenta. Se impuso Cárdenas con el apoyo de los habitantes de Asunción. Se había auto flagelado recorriendo casi desnudo las calles, seguido de una multitud sensible a su favor.

         Era la primera vez que se asistía a semejante acto de protesta. En su intento de visitar las Misiones, tal como correspondía a un Obispo, los jesuitas lo enfrentaron en lucha armada en forma abierta (jesuitas contra franciscanos) en Yaguarón con 800 guaraní y consiguieron su destierro. Cárdenas permaneció dos años fuera del Paraguay hasta que pudo regresar a Asunción siendo recibido por una multitud fanatizada y volcada a su favor. Como nuevamente quiso penetrar al secreto mundo de las Misiones de los Jesuitas, volvieron los conflictos con los mismos. Actuó con la ley que tenía a mano: excomulgó a los jesuitas con sus seguidores, ocupó su iglesia y prohibió a los fieles toda relación con los mismos. En Asunción, los jesuitas solo tenían enemigos.

         Al fallecer el gobernador Diego de Escobar (supuestamente envenenado) los asunceños lo designaron gobernador. Aunque declinó primeramente la oferta, el 25 de abril de 1649 lo aceptó por medio de una resolución suprema. Le exigieron: Cárdenas, gobernador, expulsión a los jesuitas. Fue así que lo convirtieron en el jefe natural de la revolución. El obispo franciscano comenzó su mandato expulsando a los Jesuitas. Fue el primer caso en que un religioso llegó a tan alto cargo. Lo eligió el Cabido, con el voto unánime de los asunceños. El Cabildo manifestó sobre la expulsión de los jesuitas: Hemos sacudido tan pesado yugo de nuestra república, por tantas causas todas de derecho natural. El obispo por su parte lo ha hecho para dar paz y sosiego a la Provincia y volver a la corona de Castilla, la joya mejor y la más rica que así llamaron los dichos padres a aquellas provincias y que es otro reino como el Japón y están alzados con ellos haciéndose más que reyes y papas, usurpando total y alevosamente jurisdicción eclesiástica y real excediendo las acciones y derechos de ambas y volver a obediencia y dominio de V.M. cien mil vasallos indios y sus tributos, servicios y grandes intereses útiles que le tienen usurpados.

         La discusión de los Comuneros contra los Jesuitas se centraba en los cien mil indios que quedaban y en el destino que éstos tendrían, pues eran la base de su crecimiento comercial. Asunción estaba empobrecida, porque por su puerto no se podía comerciar, salvo si se trataba de negocios de la Compañía de Jesús.

         El Virrey del Perú pro jesuita, reemplazó a Cárdenas, por el maestre de campo don Sebastián de León y Zárate, con orden expresa de restituir a los religiosos expulsados. Se produjo el sangriento último combate. Las fuerzas asuncenas del obispo gobernador Cárdenas fueron vencidas por unos 4000 indios que cercaron Asunción, y exigieron al Cabildo que entregue al Obispo. Los asunceños defendieron la ciudad con 300 españoles y 400 indios. Fueron masacrados muriendo vecinos de los más nobles de la república. Según documentos de la época se cometieron todo tipo de vejaciones. Los habitantes de la capital huyeron al Chaco. Durante el ataque Cárdenas tuvo que buscar refugio en la Iglesia Catedral, para evitar que lo mataran. En cada una de las puertas había 50 soldados de guardia. Se clavaron los cerrojos de las puertas por afuera para que no se escapara.

         Después de diez días de sitio, Cárdenas fue apresado y llevado a un calabozo de la casa de Alonso de Aranda, amigo de los jesuitas. Allí permaneció otros 11 días. Expulsado por segunda vez, lo pusieron en una balsa maltratada rumbo a Santa Fe. Sus partidarios fueron sometidos a castigo. Cárdenas fue remitido a Chuquisaca, excomulgado, preso y revocada su condición de Obispo. En 1662, recuperó el titulo. Murió en 1667, después de haber sido rehabilitado por el Consejo de Indias y el Rey. Fueron sus alegatos, manuscritos impresos y su defensa ante la Corte del Rey la Santa Sede, sobre el trato de los jesuitas a los indios de sus reducciones los que influyeron para que años más tarde el gobierno español dispusiera la expulsión. Así terminó la primera Revolución Comunera de América (5).

         El Obispo franciscano Cárdenas, abrazó la causa paraguaya, incluso en lucha armada. Ya en los momentos finales de su vida en un convento de Santa Cruz de la Sierra escribió al Conde de Salvatierra Virrey del Perú: En fin, mis débiles hombros no pueden ya soportar un peso tan grande, y mi conciencia me reclama unas cosas que no puedo remediar: encargo a la de Vuestra Excelencia y a la de los demás Ministros del Rey. Por cuenta de Vuestra Excelencia correrán de hoy en adelante todos los males, que arruinan La Provincia del Paraguay, y principalmente a su capital.

         El gobernador León y Zárate, repuso a los jesuitas todo su poder en 1650, con esto se pacificó por la fuerza por unos años a la Provincia del Paraguay. Antes, en 1649, Felipe V, declaró a los guaraní fieles vasallos y barrera del Paraguay contra el Brasil. Eran la carne de cañón para la defensa del territorio español. El 10 de octubre de 1650 asumió como gobernador interino y juez pesquisidor Andrés León de Garabito, quién procesó a su antecesor gobernador que estuvo 20 años en prisión donde falleció en 1672, mientras se lo absolvía de sus culpas.

         Tanta malquerencia e intrigas hubo en el Paraguay entre jesuitas y franciscanos, bandeirantes y comuneros a causa del uso y abuso de los indios sobrevivientes, que la aparición el año 1653 de un libro del español Antonio León Pinelo, escrito en Lima: Paraíso del Nuevo Mundo, revalorizó la tierra y sus habitantes originales en disputa: los indios sobrevivientes que habían sido los dueños absolutos del continente, que, ahora eran apenas los esclavos.

         León Pinelo situaba el paraíso terrenal en las selvas de América del Sur. Se sumaba a otros autores que desde Américo Vespucio y la Isla de Utopía de Tomás Moro en 1515, relacionaban a los guaraní, con los habitantes del Paraíso Terrenal. Dijo Pinelo: No es de extrañar que para Colón y sus compañeros, como más tarde para los españoles que habitaron estas tierras, el paraíso descripto en el Génesis hubiera estado en las Indias Occidentales.

         En la Guía turística del Camino Franciscano (año 2004) respecto a las maravillas naturales de América el autor expresa: Una canción del malogrado Nino Bravo nos recuerda que cuando Dios hizo el Edén, pensó en América (6). América y sus bellezas naturales, siguen sorprendiendo como cuando fue descubierta y conquistada. La exuberancia de la naturaleza permanece en las playas y las montañas de la América subtropical de la cual Paraguay es parte. La destrucción del paraíso terrenal inicial, no borró la imponencia de esos paisajes ahora en proceso de total exterminio.

 

         ASUNCIÓN SE INDEPENDIZA

 

         El partido político de oposición al oficialismo Real: Comuneros, desafiaba a los seguidores del Rey. Los asunceños no dudaron en salir a las calles en rebelión manifestándose al grito de ¡Comuna, Libertad! El 28 de diciembre de 1730, el pueblo rodeó la casa del nuevo gobernador y de los regidores adversarios.

         En esa increíble revolución de Asunción, se revocaron las órdenes del Rey y se decidió lo que el pueblo deseaba, una República con un presidente nombrado por elección popular. No duró mucho ese acto de valentía. El año de 1731, el presidente de la mini república que se constituyó en Asunción, José Luis Barreiro, traicionó a Mómpox, lo apresó y lo envió a Lima. El prisionero escapó a Mendoza y se refugió en Río de Janeiro. No se supo nunca más ninguna noticia de él. El 4 de agosto de 1731, burlados los asunceños por el electo Presidente de la Provincia del Paraguay José Luis Barreiro, salieron a las calles, capitaneados por Bartolomé Galván, Miguel de Garay, Fernando Curtido, Antonio de la Sota, Francisco Agüero, los sargentos mayores Bernardino Martínez de Tobatí; Juan de Ayala de Caracará; Ignacio Jiménez de San Sebastián y Juan Campuzano de Lambaré.

         Barreiro huyó, fue nombrado presidente de la Junta Antonio Ruiz de Arellano. En 1732 cuando la noticia del ajusticiamiento de Antequera y Juan de Mena llegó a Asunción, la hija de este, doña Lorenza, que era esposa de Ramón de las Llanas, el regidor del Cabildo Comunero de la primera hora, se vistió de blanco y proclamó que no se debía sentir aflicción ante tan gloriosas muertes.

         Lo mismo hicieron la compañera sentimental asunceña de Antequera y Castro doña Micaela Cañete Sánchez de Vera y Aragón y su hijo José Cañete. El pueblo airado volvió a las calles. En la Junta Comunera, se dispuso expulsar a los jesuitas por tercera vez. El 19 de febrero de 1732 los asunceños decidieron condenar a muerte a todos los reaccionarios. El capitán Roch Insaurralde, con dos mil hombres expulsó a todos los que se refugiaron en las iglesias y los colegios. Los jesuitas escaparon perseguidos por la furia de los Comuneros. Fueron años difíciles para el Paraguay y sobre todo para Asunción, donde principalmente tenían lugar estas batallas. Se combatió sin pausas. En el año 1734, el Paraguay tuvo otro presidente comunero: Cristóbal Domínguez de Obelar. Lo que ocurría en Asunción era insólito para la época. Desafiar nada menos que dos poderes: el poder Real y el de los jesuitas. El gobierno de la Comuna de Asunción, conformó una Junta de Defensa que como primera medida confiscó los bienes de las Misiones Jesuíticas y de los habitantes que permanecieron fieles al Rey.

         El pueblo fue soberano por unos años. Domínguez de Ovelar gobernó el país, obligando a las reducciones a trasladarse a la otra orilla del río Paraná. Todo esto ocurría en el Paraguay 50 años antes de la Revolución Francesa. Ocurría en la pequeña ciudad de Asunción, de cerca de 20.000 habitantes. La guerra de comuneros y contrabandos, en contra de los leales a los jesuitas, fue paralela a la guerra entre jesuitas y franciscanos. Además de luchar con las armas, se cantaban coplas, para enervar a los enemigos. Los comuneros partidarios del Obispo Cárdenas, al que los jesuitas expulsaron en la primera parte de la revolución comunera cantaban:

         Se saluda al Cárdenas más insigne, al Criollo más gallardo, al Varón más singular, al Religioso más santo, al más docto y al más pobre, (al fin frayle franciscano) que han conocido las Indias.

         Y respondían los partidarios de los jesuitas: Todo este pueblo nos siga, y no quieran inconstantes perder amigos gigantes por solo un obispo hormiga.

 

 

         LOS RAUDALES DE ASUNCIÓN

 

         Asunción, seguía construyendo su imagen de ciudad colonial de casas bajas, anchas paredes de adobe y grandes techos para sombra a través de corredores de protección. La ciudad debía sobreponerse a los raudales, que debido a las ondulaciones del terreno, provocaban grandes corrientes de agua que se convertían en arroyos. El agua, históricamente apareció como la principal dificultad de Asunción, en vez de convertirse en el principal factor geográfico de la ciudad.

         Las siete colinas y aún más, los innumerables cursos de agua, desagotando en la pequeña entrada del río constituían desde entonces su gran problema. Hoy sólo quedan algunos espejos de agua. En su gran mayoría se han secado. Quedan dieciocho cuencas hidrográficas de los 54 arroyos que existieron durante los años de la Conquista Española y la Colonia. Algunos arroyos bien visibles, con cursos de agua profundos, otros solo percibidos cuando las correntadas pluviales sobre el asfaltado encierran las aguas en la depresión natural del terreno.

         El historiador Juan Bautista Gill Aguinaga recopiló datos sobre los arroyos y los puertos en Testimonios de la Asunción, Crecimiento y Desarrollo en sus 450 años, al igual que otros autores como el arquitecto Jorge Rubbiani en Postales de la Asunción de Antaño. En los planos de la ciudad colonial y por los relatos rescatados hasta incluso antes de la Independencia Nacional es posible imaginar el perfil de la Asunción de la Conquista y aún la de la Colonia, por los pocos cambios urbanísticos que se dieron en esos casi trescientos años.

         De esa mirada descriptiva de la Asunción Colonial cuyos planos se ocuparon de rescatar tanto Félix de Azara como Juan Francisco de Aguirre y Ramón del César, ambos ingenieros demarcadores de límites enviados por el Rey al Río de la Plata, es posible dibujar mentalmente como fue la Asunción de entonces. Había centenas de arroyos que terminaban en lagunas transformadas en Puertos. El primer Puerto del centro, estaba sobre la laguna Riachuelo, en la bajada de la calle 15 de Agosto por la confluencia de los arroyos del Pozo Colorado y de Los Patos que formaban un zanjón utilizado para las carabelas. Cuando ocurrió el incendio de 1543, gracias a este arroyo se salvaron algunas casas que estaban en la orilla oeste de la Loma Cabará.

         Los jesuitas construyeron el puerto: La Lucha, ubicado sobre 14 de Mayo, que también se denominó puerto de la Asunción. Construyeron también el primer murallón de piedra que hasta hoy existe como base del muro detrás del Centro Cultural de la República, ex Cabildo. Sobre el mismo murallón edificó otro, don Carlos Antonio López y después hacia 1930 el intendente Bruno Guggiari lo elevó más. El casco céntrico encontraba su límite en el río, al que entonces no se daba la espalda. El arroyo Jaén, de 1514 metros, aún existe. Se lo llamaba también arroyo Verde. En su desembocadura poseía un puerto llamado del río Verde o de las Tres Murallas. El arroyo Jaén nacía hacia Chile, Piribebuy y Alberdi, en una laguna, a la cual acudían para hacer beber a sus bueyes los carreteros que traían productos agrícolas al mercado.

         Corrían las aguas por el costado de la Loma de la Encarnación. En la calle 15 de Agosto recibía aguas que nacían en la Plaza Italia.

         Se denomina Jaén en memoria de uno de los soldados de La Conquista que murió ahogado en su curso. Poseía playas bellísimas, que cubrían todo lo que hoy es el Puerto y Aduana de Asunción y llegaban hasta la base de la Loma San Gerónimo.

         El puerto de Santo Domingo, a la altura de la actual 15 de Agosto y el río que también se denominó puerto de La Encarnación. El puerto de La Catedral al final de la actual calle Independencia Nacional. El puerto de San Blas, al final de la actual calle Iturbe. El puerto de San Francisco de la calle Caballero y el puerto de Marte, estaban al final de la calle Hernandarias. Había otros puertos, dada la importancia que tenía el río como mejor vía de transporte: el puerto de Los Jerónimos era llamado también el de la Batería. Desde la altura de la loma se lo podía divisar y estaba a tiro directo del cañón del arsenal. El puerto de las Barcas llamado de Bahía Negra, o de la Aduana de la Rivera sigue donde hoy está el Puerto de Asunción, al final de la avenida Colón.

         El puerto del Río Blanco o de la calle Academia Literaria es el actual puerto denominado de la Playa Montevideo. El del Río Paraná, estaba en el comienzo de la calle Ayolas. El de Paso de la Patria, al inicio de la calle Convención actual Juan E. O’Leary.

 

         EL BAÑADO NORTE

 

         No existía el Banco San Miguel, que empezó su colmatación muy lentamente, recién a fines del siglo XVII. Dice Gill Aguinaga. Los primeros bancos de arena comenzaron aguas abajo del actual Jardín Botánico y fueron uniéndose hasta formar una isla, llamada San Miguel. El riacho Caracará que desagotaba las aguas en el río, hoy ya no existe. Toda la zona rica en humedales ha perdido validez en cuanto a naturaleza se refiere, por las ocupaciones del territorio por parte de familias "sin techo" que han migrado a Asunción, en búsqueda de mejores oportunidades laborales. Los censos actuales hablan de quince mil familias, de hasta cinco y siete miembro desenvolviendo sus vidas sobre los bañados Norte y Sur de Asunción. El lamentable relleno sobre la calle San Estanislao, permitió llegar al Club Mbiguá, facilitando el acceso por tierra, lo que destruyó el humedal. Esta calle se constituyó en un tapón de Riacho Caracará, que como un hilo de agua, debido a las condiciones del relleno con todo tipo de materiales, apenas desagua cuando las condiciones lo permiten. El Bañado Sur del puerto del Jardín Botánico, era conocido como Banco Yukyty. Se formaba luego de las crecientes, cuando evaporadas las aguas quedaba una capa de sal, la que era llevada al cerrito Caracará o cerrito de los Españoles, para su procesamiento. Esto se hizo hasta el gobierno de don Carlos Antonio López. Del cerrito Caracará se explotaron las piedras utilizadas en la construcción del actual Puerto de Asunción hacia el año 1828, durante el gobierno de José Gaspar de Francia. El riacho Ysoro, que se forma al desembocar el arroyo Mburicaó era la boca del Caracará hoy desaparecido.

         Se denomina Blanco Cue, al arroyo que corre al costado del cerrito y más al sur desemboca en el río Paraguay, arriba de la boca llamada Cararacá. Se trata de una zona que fue cargada con tierra, escombros y basurales por pobladores que fueron ganando terreno a los humedales, desvirtuando la geografía física original.

 

         LOS ARROYOS DEL CENTRO

 

         Los arroyos que afectaban a la parte céntrica de la Ciudad de Asunción eran: Ycua Saty, que nacía en la calle Teniente Fariña y Parapití, bajando por la hoy Antequera al costado de la Plaza Uruguaya hasta caer en el barranco del río. Este arroyo desapareció a mitad del siglo XIX, lo mismo que su laguna aproximadamente cercana al actual colegio de María Auxiliadora. El arroyo del Pozo Colorado nacía en Teniente Fariña, corría por la calle Nuestra Señora de la Asunción, se unía a otro que bajaba por Azara y por Chile y El Paraguayo Independiente en 14 de Mayo, se juntaba con el arroyo de Los Patos. Esta naciente de agua aún existe en forma de corriente subterránea bajo los edificios: Escuela Normal, Cine Victoria y Hotel Guaraní, usándose motobombas para desagotar la acumulación de agua en el subsuelo.

         Formaba una laguna a la altura del Panteón de los Héroes. El arroyo de Los Patos, nacía a la altura del hotel Guaraní, sobre la calle Estrella, cruzaba la calle Palma y caía por 14 de Mayo llevando sus aguas al Riachuelo. El arroyo Jardín de 593 metros, nace en las calles Piribebuy y Patricios, pasa por atrás del Colegio Salesiano y del Hospital Militar, para cruzar la calle Estero Bellaco, Oliva y a la altura de Díaz Pefaur, busca el río Paraguay al costado de la Loma San Gerónimo, en el barrio Dr. Francia.

 

         EL MBURICAÓ DE JOSÉ ASUNCIÓN FLORES

 

         El arroyo más importante de Asunción fue y es el Mburicaó del que equivocadamente se dice que nace en la avenida Eusebio Ayala. En ese tramo, fue denominado originalmente arroyo Tembetary. Las verdaderas nacientes del Mburicaó están bajo la Plaza de las Américas, donde recibe agua de numerosas vertientes que convergen en la calle Del Maestro, bajando paralelas a Mariscal López hacia La Recoleta. El nombre del arroyo tiene relación con el significado guaraní que deviene de las mulas, que hacían recambio cuando el tranvía "a mulitas" tenía su parada en las proximidades de la actual penitenciaria de mujeres. Existía un sitio que recibía el mayor volumen de agua, en el lugar llamado antiguos baños de Villa Morra frente a la actual Escuela de Panamá, tomando allí el nombre Mburicaó, aunque también se le denomina Mburicaomí. Cruza luego la avenida Sacramento para unirse con el arroyo que viene desde Eusebio Ayala, el Tembetary, del cual nadie habla salvo para referirse a un barrio sujeto a grandes raudales. El Mburicaó cruza la vía férrea, Tablada Nueva, el Banco San Miguel en el cauce del desaparecido riacho Caracará y desemboca en el río Paraguay por el riacho Ysoro en su bañado, al que hoy llamamos Bañado Norte, olvidando su verdadero nombre: Bañado Ysoró. Era sin dudas un paisaje maravilloso cuando el sitio era pura naturaleza, sin grandes intervenciones humanas, donde destacaba la desembocadura del Mburicaó. El arroyo Mburicaó tiene 7881 metros, el Mburicaomí 414 metros y el Mburicaó sur 1972 metros de extensión.

         Muchos hechos históricos de importancia sucedieron a orillas del Mburicaó.

         En el año 1730, cerca de la iglesia La Recoleta, los Comuneros Mompox y de Las Llanas reunieron a sus seguidores, antes de marchar al Cabildo.

         Luego de una semana se obtuvo el triunfo de la expulsión de los Jesuitas. El arroyo Mburicaó aparece también en la historia de Asunción, porque del monte de árboles de sus cercanías se extrajeron las maderas para la construcción de la primera Catedral. Otra referencia importante de la Asunción Colonial es que al no existir más alturas que la Punta Carapá e Itapytapunta era visible toda la costa sin interferencias desde y hasta el Jardín Botánico.

 

         LOS ARROYOS DESAPARECIDOS

 

         El arroyo que cruzaba al lado del Hospital de Clínicas desapareció. Bajaba por la calle Doctor Coronel hasta cruzar frente al Hospital en Doctor Montero, terminando en un zanjón en el río. Existía una laguna en las proximidades del Hospital Militar. Se destacaba la Loma Clavel famosa por el pasto clavel que permitía buen pastoreo en el Potrero Cachinga. Allí pastaban los caballos del regimiento Los Colorados, cuyo cuartel mandó construir el doctor José Gaspar Rodríguez de Francia, creador del Ejército Paraguayo.

 

         LAS LAGUNAS DE ASUNCIÓN

 

         La laguna Pytá estaba en una zona baja, en las actuales calles Lilio casi Cementerio del Este. Este sector de Asunción, ahora sin laguna, sigue poseyendo múltiples nacientes de agua. Se llamaba igual otra laguna sobre General Santos, en la zona del Hospital de Emergencia Médica. La Laguna del Campichuelo, tampoco existe, pero es delatada en la depresión de Sacramento y General Genes.

         La laguna Tembetary, estaba frente al Hipódromo en Eusebio Ayala. El barrio hoy lleva su nombre, debido a los árboles, que circundaban el lugar.

         La laguna Ysaty estaba en los bajos de Cuatro Mojones. Potrero Po'í estaba en Brasilia hacia el oeste del Colegio Nuestra Señora del Huerto. Había otra laguna en donde hoy están los depósitos de Gas Corona sobre Artigas y en la misma avenida donde se encuentra el Instituto de Previsión Social. La laguna Pyta, de Tablada Nueva, lleva sus aguas al río Paraguay. Lo mismo la Laguna Castillo al costado oeste del Jardín Botánico. En el bañado Tacumbú, en los bajos del Cuartel del R.I.14 una laguna recibe las aguas del arroyo Salamanca y del arroyo Ferreira, que en su largo recorrido tiene 3574 metros. El arroyo Salinares venia por la hoy calle Perú, desde la altura de Juan de Salazar. Llegaba al río cruzando la actual avenida Artigas. Don Carlos Antonio López denominó Salinares a la avenida Perú, por ser la que llegaba a las minas de sal de Yukyty en los alrededores del cerro Lambaré. El arroyo Pacoba no ha desparecido totalmente. Como un hilo de agua nace en el Parque Caballero. El Chorro Caballero también desapareció. Quedan de recuerdo las piletas que represaban el agua.

         Otro arroyo desaparecido es el Belvedere, sobre la avenida España en los fondos de la que fue la confitería Belvedere.

 

         DEL OTRORA BARRIO LAMBARÉ

 

         El arroyo Fortín corría paralelo a la calle Última, pasando por Barcequillo, desembocando en Puerto Pabla, actualmente Lambaré. El arroyo Lambaré es el Ysaty que cambia de nombre al llegar a dicho municipio y luego se denomina arroyo Sosa, con un recorrido de 2889 metros al cruzar la ruta Coronel Bogado, en Asunción. El arroyo Sosa, se llamó Leandro, y también Sosha. Nace en Valle Apuá, Lambaré. El arroyo Yuquyry proviene de la unión de los arroyos Sosa y Lambaré, cruza Yuquyry desembocando al norte del cerro Lambaré, cercano a la laguna Cateura.

 

         EN EL BARRIO OBRERO Y TACUMBÚ

 

         El arroyo Salamanca, de 2422 metros de extensión comienza entre las calles 11 Proyectadas hoy Tuyutí y Antequera, pasando al este del Cementerio del Sur. En todo su trayecto forma un gran zanjón, llevando las aguas al Bañado Tacumbú. El nombre del Cerro de piedra basáltica, se trasladó al barrio del mismo nombre. De sus canteras de las ocho lomas de Tacumbú se extrajeron los primeros empedrados de Asunción.

 

         LOS ARROYOS FRONTERIZOS

 

         El arroyo Itay es el límite entre Asunción y Luque, desde su cruce con calle Última. Nace en el barrio San Pablo entre las calles Yeruti e Indio Francisco y corre hacia el norte cruzando Santa Teresa, en los barrios Santa María y Ñu Guasu. Su extensión es de 12.866 metros. Cruza al costado del Aeropuerto Internacional, luego Limpio por el paso Ñande Yara desembocando en el riacho San Francisco.

 

         LOS BARRIO VIÑAS CUÉ, TRINIDAD E YBYRAY

 

         El arroyo Tres Puentes Cue, nace dentro del Jardín Botánico y desemboca en el río Paraguay pasando por Viñas Cué, lugar que lleva el nombre de un poblador llamado Luis Viñas que plantaba caña dulce en el área, en época del Doctor Rodríguez de Francia.

         El arroyo Trinidad cruza Santísima Trinidad paralelo a la avenida Primer Presidente, pasa la vía férrea, avenida General Artigas y el barrio Santa Rosa hasta el río.

         El arroyo Ybyray nace en el Ycua Francia, del barrio Trinidad, dentro del terreno que fue la quinta del doctor José Gaspar Rodríguez de Francia. Atraviesa la avenida Sacramento para llegar al Banco San Miguel, luego pasa la avenida Artigas, hasta alcanzar el río Paraguay. Tiene 3488 metros de extensión.

 

         GOBERNADORES PIDEN TRASLADAR ASUNCIÓN

 

         Los problemas derivados del poder absoluto sobre el comercio y la defensa de los indios, no significaba que la Ciudad de Asunción, no tuviera sus propios problemas urbanísticos, siempre derivados de su relación con el agua ya sea debido a los raudales  o a las crecidas del río y el desmoronamiento de las barrancas. En 1761, el Obispo de La Torre relataba cómo se comportaba el río Paraguay, respecto a la iglesia Catedral: Con la suave lengua de sus aguas iba como sin sentir lamiendo y se teme que en pocos años se la trague.

         De ese temor es argumento eficaz y palpable el desertado convento de San Francisco que se trasladó por esa causa a otra situación, doce años ha, y en tan corto tiempo se ha entrado a correr el Río hasta en el antiguo refectorio que será más de 50 pasos. Vivía aún gente que había conocido la antigua Catedral situada en conmedio de este río y las principales calles por su espaciosa playa.

         Continuaba su preocupación sobre la desaparición de las barrancas desmoronadas por el río explicando: tenía reducida la planta de la ciudad a dos trozos de calles en medio de la ladera o loma, siendo necesarias escaleras para la entrada de las casas y todo tan desnivelado y lleno de zanjones que con dificultad puede andar una carreta y esto por una sola calle. El panorama era caótico. La Catedral estaba apuntalada en circunferencia para la defensa de las lluvias, el convento de Santo Domingo, al punto de derrumbarse y los jesuitas construyendo una muralla para evitar el desmoronamiento de su edificio.

         El síndico general José Antonio Zavala y Delgadillo advertía en 1771: las copiosas aguas que venían por diferentes calles y callejones se juntan en la calle principal que pasa y tiene su vertiente en la plaza y el puente que está inmediato a la casa de Don Gregorio Grance y se introduce por la Casa del Colegio que fue de los regulares. A raíz de esto proponía hacer un nuevo tajamar que contenga las aguas.

         En 1774, el Gobernador Pinedo hizo por primera vez la propuesta de trasladar la Ciudad de Asunción de la orilla del río a un terreno más estable. Escribió al Rey una carta patética: La situación de esta capital indispone los ánimos de sus vecinos al aumento de edificación mirando inconseguible su duración, pues a más de no permitir cimentarlas el terreno todo arenoso, combatida de las crecientes el río, se mira tan expuesta a su ruina, que sin excluir las iglesias con solas continuadas recias lluvias será irreparable su asolación ocasionando su malísima situación, conocida la imposibilidad de ningún adelantamiento a menos que la Real disposición de S.M. concediese su transmigración a mejor terreno el que con buenos puertos se encuentra en las inmediaciones cuya grande obra no sería sensible respecto al despreciable estado en que se hallan los principales edificios, a saber: Catedral, Conventos, Casa de Ayuntamiento y del todo arruinados los almacenes de la Real Hacienda y otras de mucha antigüedad, agregándose a estos tan esenciales reparos, su ninguna defensa ni capacidad de tenerla, franqueando por todas partes a cualquier enemigo de Europa, facilidad de su invasión, y más se advierte no residir en la ciudad más gentes que el gobernador, Alcaldes, Canónigos y algunos comerciantes forasteros, siendo continua habitación de todos sus vecinos, la campaña a la atención de sus estancias y chacras, único y principal caudal de esta Pobre Provincia.

 

         EL SUELO INESTABLE DE ASUNCIÓN

 

         El suelo de Asunción está constituido por una arenisca friable de la Formación Misiones, erosionable, diluible con agua (7). Es debido a esa característica geológica del suelo que había tantos surcos o cauces, los que no permitían construcciones con los materiales conocidos. Se construía sobre arenales, sin estabilidad.

         El gobernador que descubrió el origen del problema fue Joaquín Alós en 1778. Solicitó al Rey, la mudanza de la Ciudad de Asunción. Escribió al Rey su preocupación: La situación de esta ciudad es sumamente trabajosa por razón de que su piso es muy arenisco. En otro párrafo de su nota con determinación el gobernador solicitaba el permiso de traslado diciendo: No se pueden prevenir estos inconvenientes si al mismo tiempo no se trata de su traslación a otro terreno en que pueda extenderse la población.

         No fue la única autoridad preocupada por la inestabilidad del suelo, Cuando en 1782, se dividió la ciudad por parroquias: Samuhu Peré, San Francisco, Plaza, La Merced, Encarnación y Las Barcas, se solicitó a los ingenieros demarcadores de límites, que dieran algunas soluciones técnicas al problema de las aguas que destrozaban las calles y edificios de Asunción.

         En 1786, el Obispo Luis de Velasco volvió a insistir ante el Rey: He pensado más de una vez solicitar la traslación de esta ciudad a otro sitio menos incómodo y menos expuesto a la ruina de sus edificios que el que actualmente se tiene. Creo que muchos vecinos de conocido celo por la patria y dignos de que sean oídos sus votos en esta materia aplaudirán mi pensamiento. Anima a su ejecución la oportuna ocasión de hallarse aquí algunos ingenieros de S.M. pues pueden contribuir mucho a su más sensato y feliz éxito. Mediante éstos es fácil levantar un plano de esta ciudad, cuyo terreno húmedo y cálido van robando continuamente el río y las aguas llovedizas y sugiere como sitio de emplazamiento el pueblo de Candelaria. El trabajo del relevamiento del primer plano de Asunción, estuvo a cargo de los ingenieros Julio Ramón del César, Francisco de Aguirre y Félix de Azara. El ingeniero del César en 1792 opinó sobre el drama constructivo diciendo tantas colinas casi como casas hay en ella. De esa manera daba razón a las muchas corrientes de agua de lluvia, evidenciando la necesidad de un desagüe pluvial justo y necesario para la ciudad.

         Respecto al sitio elegido para el centro de la ciudad, lo criticaba explicando que Asunción, estaba asentada sobre una meseta de arena petrificada que el continuo trajín de carruajes, cabalgaduras, etc., horadaba su piso cuyo cimiento dispuesto en horizontales, olas o cascadas, en el día hechas menudas arenas que dejan intransitables sus calles, hundidas en ellas los pies con bastantes fatigas para los que la transitan y dejan los edificios gran parte de ellos aislados en separadas lomas haciéndose accesibles sus entradas y comunicaciones por medio de gradas.

         De gran valor son las transcripciones de los documentos del ingeniero Julio Ramón del César, por parte del arquitecto Ramón Gutiérrez en su libro "Historia de la arquitectura del Paraguay". El ingeniero del César añadía satíricamente: El ingeniero que dio la idea para la delineación de Asunción desde luego consultó a Dédalo para hacerla semejante a su laberinto sin otra ventaja que el de no haberse previsto el cordón de Ariadna para su salida. Las calles aparecían como llenas de céspedes, malezas y pastos donde posan caballos, vacas, bueyes, cabras, ovejas y aún marranos, sin excepción de las dos principales calles, que aunque regulares son de tan difícil tránsito por la mucha arena.

         Decía además que las calles eran angostas, estando casi todas quebradas y hundidas. Su dictamen finalizaba con la necesidad del traslado de la ciudad de Asunción porque: su compostura en el día se hace inaccesible, solo en la transmigración a otra parte pudiera facilitarse y empedrarse desde sus principios. Añadía el ingeniero del César, no hay paseos ni casas públicas, jardines, cafés, tabernas ni teatros como en los demás pueblos cultos, pero todas las casas son tabernas porque desde las 10 de la mañana convidan a hacer las once.

         El ingeniero capitán demarcador de límites Francisco de Aguirre, a quién también se le solicitó opinión sobre el problema de los suelos explicaba en su informe que el hecho de que las casas estuvieran dispersas, sin ningún orden facilitaba el descenso de los raudales desde las lomas. Tomaron el curso que se les quiso dar por ciertas calles y crecieron en particular los estragos. Hablaba de construir tajamares, que logran que las aguas cierren por un lado lo que abren por otro.

         La decisión más interesante del ingeniero Aguirre, fue que debía hacerse un muro de contención.

         La ciudad conoce que el remedio más a propósito es cubrir la marina con una muralla que viniendo a ser un tajamar universal remediaría la desnivelación a que no fuera adelante: pero es obra que hace tiempo tiene acobardada a la población. Todos opinaban que hacer con el barranco. Los únicos que actuaron fueron los jesuitas en 1760. Cuando fueron expulsados la construcción paró y solo fue proseguida por el presidente don Carlos Antonio López. Tanto Aguirre como del César hablan de viviendas asunceñas construidas con adobe, tapia francesa, techos con tejas de palma o cerámicas.

         Eran viviendas sin lujos, muy simples, todas de planta baja. Lo explicado indica la razón que ha impedido que no existan casas antiguas que hayan quedado como patrimonio arquitectónico de la primera época colonial, debido a que fueron construidas sin materiales que permitieran la duración de las mismas.

         Por más que los gobernadores y obispos, además de los ingenieros demarcadores, insistieron en que el suelo asunceno de arena era imposible de manejar con las soluciones constructivas existentes, encontraron la solución. Dictaminaron que la ciudad necesitaba un empedrado total para estabilizar el suelo, además de un muro o costanera para evitar los derrumbes.

         A pesar de la publicidad en contra del suelo de Asunción, los pobladores y los gobernadores siguieron sin embargo invirtiendo en obras de infraestructura, apoyando las construcciones, no dando importancia al problema de los arenales.

         Fueron fieles al designio de los tres grandes de la Conquista Española: Juan de Ayolas, Domingo Martínez de Irala y Juan de Salazar, que eligieron el sitio como el mejor para fundar Asunción. Si se hubieran conservado los arroyos y sus humedales próximos a los cursos de agua y los de la gran playada del río Paraguay, el paisaje sería como de una pequeña Venecia.

         En Asunción permanentemente se intentó bloquear los cursos de agua con los resultados de destrucción de la naturaleza que están a la vista: contaminación, colmatación, construcciones sobre los mismos.

 

         LA ASUNCIÓN DE ENTONCES

 

         En las quintas fue donde los habitantes originarios, los guaraní, produjeron la riqueza de los conquistadores españoles. En las chacras se producían los alimentos, estaban los espacios para el placer. Al igual que sus padres y abuelos, la juventud aristocrática se mezclaba con el mestizaje, procreando más hijos ilegítimos. Hacer una descripción de la ciudad de entonces, significa descubrir con emoción que ese espacio donde se instaló el gobierno colonial, sigue allí como el más importante de la ciudad.

         La Plaza de Armas, o Plaza Mayor donde estaba la Casa de los Gobernadores, la Factoría de Tabacos y el Edificio del Real Colegio Seminario de San Carlos, donde se halla el Congreso de la Nación. En la extremidad opuesta, la Iglesia Catedral. Como no había todavía edificios de altura, solo las torres de las iglesias con sus campanarios y el Cabildo se destacaban en los grandes espacios abiertos. Asunción nació en ese bello cuadrilátero escénico.

 

         EL PRIMER CABILDO

 

         El Gobierno Municipal más importante, era el Cabildo de Asunción. Aunque la institución se fundara el 16 de setiembre de 1541 y fuera el primero de todo el Río de la Plata; no contó con edificación propia hasta el año 1609. El gobernador Hernandarias se ocupó de su construcción. Las sesiones del histórico Cabildo se llegaron a realizar en la rústica iglesia de la Casa Fuerte. Luego en la Catedral. El municipio aunque modesto, fue importante en ideas, por parte de sus regidores y alcaldes. Se encontraba sobre la barranca al oeste del actual edificio del Cabildo.

         Allí se guardaban los archivos documentales de la ciudad y de la Gobernación.

         Se administraba la justicia y un sector era cárcel pública. Poseía en la planta alta la sala para reuniones de la Junta Municipal. En 1670 se pudo ampliar el edificio gracias a que se compraron las tierras contiguas del superintendente Pedro de Valdivia y Brizuela, que gobernó la Provincia en 1677 en ausencia del gobernador Juan Diez de Andino. En 1673, el edificio del Cabildo ubicado sobre la barranca de la bahía estaba nuevamente en ruinas por el avance de las zanjas formadas por los raudales, sin ningún tipo de protección.

         En 1778, se recurrió a la mano de obra guaraní para reconstruirlo. La gran novedad asuncena fue un reloj que había pertenecido a los jesuitas expulsados de la provincia. En las actas de las sesiones de la Junta Municipal de 1773 quedó registrada la compra. Era una máquina con una campana grande que daba las horas y otra más pequeña, los cuartos. Hasta entonces las horas se medían por la luz del sol. El problema era donde colocar el reloj, lo que obligó a construir una torre, cuya obra se llevó a cabo durante el gobierno de Melo de Portugal, siete años después de haberlo comprado. El arquitecto Antonio Martínez de Viana, construyó la torre con un armazón de maderas y adobe. Viana era el único arquitecto de la ciudad, de origen portugués, de la villa de Viana. Estaba casado en Asunción con Catalina Tadea Larios Galván. La hija de ambos, Magdalena Viana, fue la madre de Juana Pabla Carrillo Viana de López, esposa de don Carlos Antonio López.

         Las actas del Cabildo señalan que al poco tiempo dejó de funcionar debido a la tierra acumulada por el viento y las lluvias y que por recomendación del inteligente negro Pachí se dispuso rehacer la obra dando el trabajo al ingeniero Julio Ramón del César, quien lo terminó en 1786, durante el gobierno de Joaquín Alós y Bru, aunque el reloj recién pudo repararse en 1790.

         La construcción fue esta vez más duradera por empezar a usarse ladrillos y cal. Como también se protegió la barranca, tanto el reloj como su torre se convirtieron en el símbolo de la tenacidad de los asunceños. La torre del Cabildo fue utilizada por los demarcadores de límites Félix de Azara y el capitán de fragata Francisco de Aguirre como el sitio por donde pasa el meridiano cero de la ciudad. Desde este emblemático sitio se marcaron las coordenadas geográficas del Paraguay Colonial.

         El archivo del Cabildo de Asunción se protegió mientras duró la construcción en la casa de un vecino llamado Alejandro García Díez. La cárcel se trasladó a la casa que perteneciera al sacerdote Amancio González y Escobar. En 1798 fueron colocados vidrios en las ventanas del Cabildo. Los trabajos de mantenimiento, parecían nunca acabarse. En 1802, la famosa torre del reloj volvía a correr peligro de derrumbe, por lo que se decidió demolerla y reconstruirla. El 12 de agosto de 1816 fue desalojado el Cabildo. No había modo de mantener el edificio debido a los raudales. La historia de la construcción del Cabildo siguió después en el período independiente. El sitio original corresponde al que ocupa ahora el Centro Cultural de la República. Asunción, no era una ciudad muy visitada por extranjeros, debido a su condición mediterránea. Siempre fue difícil llegar a la pequeña capital del corazón de América. Pero el que lo hacía, además de los españoles que la sometieron, quedaba enamorado del aspecto general y de su propia gente. Hasta ahora, los extranjeros que conocen la ciudad elogian la hospitalidad, el clima, las distintas gamas de verde de sus árboles y su magnífica floración, la tierra roja, la tonalidad azul del firmamento, sus puestas de sol y otros atractivos. Nuestra ciudad tiene características únicas muy diferentes a las otras capitales de América.

 

         LA CASA DE LOS GOBERNADORES

 

         La Casa de los Gobernadores se ubicaba en la calle El Paraguayo Independiente, al frente de la Plaza del Congreso. La construcción fue iniciada utilizando una parte de la propiedad de los Jesuitas, tras la expulsión de éstos en 1776. La obra fue encarada por Fernando de Pinedo, el primero de los Gobernadores Intendentes del Virreinato del Río de La Plata. La historia de la construcción de la Casa de Los Gobernadores, se inicia cuando el gobernador Diego Escobar y Osorio, que asumió en 1647 y murió probablemente envenenado en 1649, construye cinco habitaciones, como ya se relató, sin el permiso Real. El gobernador Hinostrosa, cuando accedió al cargo resolvió que la obra pase a propiedad de la Corona.

         Sus habitaciones y algunas de las piezas se convirtieron en almacenes de la Real Hacienda, (Banco Central de la época). Con esta construcción imperfecta, entre quejas y notas al Rey, transcurrió un siglo. No se dieron las soluciones para permitir reparaciones duraderas. La burocracia, la escasez de dinero y la falta de interés en resolver el problema de la vivienda de los gobernadores, que debían ejercer su labor pagando alquileres o viviendo de prestado, en alguna casa de los asunceños, se prolongó por mucho tiempo. Esto ocurría en Paraguay, donde hasta los gobernadores estaban abandonados a su suerte. Cien años después el gobernador Agustín Fernando de Pinedo y Valdivieso, buscó una solución al problema de falta de casa para los Gobernadores y lo hizo a través de una argucia, ya que al Rey no interesaba que se         invirtiera en la obra. Influía la falta de réditos que daba la Provincia, por la inexistencia de minas de oro y plata. Pinedo solicitó fondos para mejorar los Almacenes de la Real Hacienda, lo que se le concedió y pidiendo donaciones, u otorgando libertades a esclavos, utilizó el dinero que obtuvo para proteger la Caja Real, en construir las habitaciones para la Casa de Los Gobernadores, cumpliéndole al Rey, en mínima parte. Esta fue la base de la construcción de la Casa de los Gobernadores que fue demolida lamentablemente a comienzos del siglo XX. La construcción se fue mejorando con los años, debido al ahorro de materiales que tuvo al construirse. Se llegaron a utilizar para vivienda los depósitos para yerba, cueros, y otros productos.

         La construcción fue criticada por el sucesor del gobernador Pinedo, que no comprendió la estrategia. El gobernador Melo de Portugal, no estuvo de acuerdo con el tamaño de los cuartos. Tampoco estuvo de acuerdo con la falta de ventanas y con que las pocas que poseía no tuvieran rejas. Sin embargo defendió la necesidad de proseguir con la construcción para contar con el espacio que necesitaban los almacenes de la Real Hacienda.

         Gracias a las argucias presentadas al Rey, en defensa de la construcción, se pudo lograr al fin la Casa de los Gobernadores, la mburuvicha roga de Asunción.

         Con motivo del impuesto al tabaco, fue necesario proseguir con la construcción de más almacenes. Al no existir papel-dinero, ni monedas, el patrimonio económico del Rey se almacenaba en su equivalente en productos. Esto permitió continuar construyendo la Casa de los Gobernadores, disimulada en la mejor intención de proteger los bienes de la Corona. La Casa tenía tres fines: vivienda de la máxima autoridad, oficinas de gobierno y Caja Real, que cada vez necesitaba de mayor espacio para almacenar los frutos del país: yerba, tabaco, textiles etc. Eran esos los productos de valor que sustituían al dinero en papel o moneda todavía inexistentes.

         Los problemas continuaron a causa de los raudales y las lluvias. Las dificultades con el mantenimiento no pudieron resolverse. Cuando ocupó la casa el doctor Gaspar Rodríguez de Francia introdujo algunas técnicas constructivas. Hizo cambiar los postes y horcones de madera por columnas y otras mejoras que le dieron mayor realce a la obra. Estas obras le dieron la fortaleza necesaria hasta la primera década del 1900 en que fue lamentablemente demolida.

         La mejor descripción sobre la Casa de los gobernadores fue hecha por Fulgencio R. Moreno, quien escribió la historia de la ciudad de Asunción, en artículos en el diario La Prensa, desde diciembre de 1921. Releer sus textos, visualizar cómo era la Casa de los Gobernadores uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad de Asunción es como recuperar el alma de la patria. Dicho caserón estaba dividido en dos partes, separadas por una valla de palo a pique: la menor situada al lado izquierdo, estaba ocupada por las cajas reales, los almacenes de hacienda y las oficinas de los ministros, y la otra, que abarcaba las tres cuartas partes de todo el edificio constituía el despacho y la morada del gobernador

         Tenía ésta su entrada principal en la fachada frontera a las márgenes del río y la formaba un amplio zaguán a cuyo lado izquierdo se abría la secretaría del intendente y a su derecha una antesala o sala de espera para los particulares. Seguía a ésta un vasto salón de escogido moblaje, y luego el despacho gubernativo que ocupaba la extremidad derecha de ese lado del edificio, y doblando hacia atrás se comunicaba con el comedor, que daba acceso a una salita, viniendo después el dormitorio y una pieza contigua que servía de recámara. Varios otros cuartos, distribuidos convenientemente, formaban los demás departamentos o dependencias, así como las habitaciones de los criados. Y otro zaguán abierto cerca del extremo sur; en comunicación directa con el traspatio, daba entrada al coche del gobernador y servía para la circulación de la servidumbre en sus faenas diarias fuera de la casa.

         Casi todas esas piezas estaban circundadas exterior e interiormente por amplios corredores de piso enladrillado y a través de ellos se comunicaban con los patios cubiertos de gramilla y poblados de frondosos naranjos, que en los días estivales, agregaban el solaz de su apacible sombra al fresco ambiente de la ribera. Escribía Moreno que desde el cuadrilátero se observaba la actividad asuncena.

         En el extremo de la plaza a su derecha estaba la iglesia Catedral. Frente a la casa de los Gobernadores el Cabildo y los militares. A la izquierda la fábrica de Tabacos y en la misma acera el Real Colegio de San Carlos. Al oriente la parroquia de San Blas y al lado opuesto el convento de Santo Domingo, asentado sobre la meseta, en medio de la ranchería.

         Asunción, con sus zanjas producto de los raudales, no era ciudad que permitiera mucha vida nocturna. Cuando llegaba la hora de la retreta, conocida a través de las campanadas del reloj del Cabildo, salían a la calle las rondas de seguridad frente a la casa del gobernador. Era un pelotón de infantería que controlaba que no hubiera desmanes en las noches. Un pelotón de caballería recorría los barrios. Todavía no se habían trazado las calles, solo la denominada Calle Real. La vida social se limitaba a las misas de los domingos, acontecimientos muy esperados por la juventud, que allí se conocía y luego se visitaba. Era una sociedad bastante limitada la que se divertía en Asunción. En cambio en las quintas y las chacras, donde las principales familias preferían residir en sus casonas, la vida social era más intensa, y sobre todo menos rígida para el sector masculino en cuanto a amores furtivos. Corrían para Asunción los últimos años del siglo XVIII. Como el comercio exterior era tan dificultoso los asuncenos preferían estar cerca de sus fuentes de producción: sus quintas, sus chacras y luego sus estancias, con la servidumbre necesaria y en mayor libertad de vinculación social.

 

         LA CATEDRAL DE ASUNCIÓN

 

         La Catedral fue el edificio asunceño de mayor categoría. Construida en 1548 por el gobernador Domingo Martínez de Irala, más al noroeste de la actual, en un lugar llamado Lucha, desapareció llevada de a poco por los raudales. En esa Catedral fueron enterrados el capitán Juan de Salazar, fundador de Asunción y el Gobernador capitán Martínez de Irala. Años después, el obispo Fray Alonso de Guerra, dispuso la mudanza a terrenos más altos, que son los de la actual Catedral. Fue asiento del Primer Obispado del Río de La Plata, creado en el año 1542, por Juan del Barrio su primer Obispo quién no llegó a ocupar la sede.

         La nueva iglesia necesitó restauración por efecto de los raudales. El drama de todos los edificios asuncenos también afectó a la iglesia Catedral que permanentemente en esos primeros siglos, cayó por la fuerza del agua, volviendo a ser reedificada.

         En 1567, el obispo Fray Pedro Fernando de la Torre, organizó una junta con el teniente general Gonzalo de Mendoza, el factor Pedro Dorantes y el tesorero Juan de Salazar, para solicitar parte de los diezmos para hacer una nueva Catedral, la que se denominó Nuestra Señora de la Asunción. Pero la obra no duró mucho.

         Hernandarias, en 1604, en sus informes explicaba: La Catedral de aquella ciudad estaba tan vieja que apenas se podía celebrar en ella el culto divino. Resolvió entonces construir una nueva, para lo cual para entusiasmar a los feligreses fue en persona a cortar la madera para el edificio. Esa iglesia Catedral, fue la que más duró permaneciendo en pie más de medio siglo.

         La amenaza surgió de nuevo en 1677, al punto que el Obispo escribía: la pobre iglesia donde se celebran los diversos oficios está amenazando ruina así por el edificio de las paredes inclinadas a la tierra como por irse entrando el río por la Capilla Mayor e inundando la ciudad. Y no hay quien de caridad se mueva a componer una teja porque en tiempo de aguaceros se llueve la Iglesia como si no hubiera tejado.

         El principal problema de la Iglesia Catedral era que los vecinos, no querían contribuir para su mantenimiento. Consideraban que era obligación del Rey enviar los fondos para su arreglo. Tan desesperante era la situación que en 1680 se informaba: dos iglesias parroquiales que tenía esta ciudad, una de indios y otra de españoles ambas quedaron caídas y aunque trataron de mudarse a uno de los conventos, no se lo permitieron.

         La iglesia Catedral construida por Hernandarias se cayó hacia 1687, y aunque el Rey dispuso en 1680 los fondos necesarios para edificar una nueva Catedral, mientras se trataba de reparar la anterior, terminó por derrumbarse. La nueva Catedral fue obra de Pedro Domínguez de Ovelar. Era un constructor empírico venido de Santa Fe que en 1681 se casó con la asunceña Lorenza Vallejos Villasanti, hija de Diego de Yegros. El apellido Domínguez de Ovelar quedó ligado a la Independencia Nacional. Uno de sus hijos, Cristóbal, fue Comunero y Gobernador de la Provincia del Paraguay en dos oportunidades, al igual que los Yegros durante la Independencia de 1811.

         Comenzó la construcción el 8 de febrero de 1687 y concluyó el 30 de noviembre de 1689. El gobernador Francisco de Monforte, eligió a Domínguez de Ovelar por su capacidad y talento, nombrándolo superintendente de la obra. Empezó con la reparación de la barranca y siguió con el corte de maderas más duras para los horcones. Se creía que esta vez sería una mejor construcción porque Domínguez entablaba las paredes con maderas de cedro y no con cañas como se había hecho en el edificio anterior. El gobernador Monforte, llegó a contratar a algunos indios artesanos que hicieron retablos de gran belleza en las iglesias de las Misiones de los Jesuitas. Los templos de las Misiones Jesuíticas no se podían comparar por el hecho de que en esos templos se utilizaban otros materiales como las piedras y la cal. Un informe del Cabildo de 1689, expresaba que la construcción era la más decente y suntuosa que tienen estas Provincias y toda de madera nueva más permanente y escogida porque de la otra iglesia no se pudo aprovechar ninguna. El gobernador Félix de Mendiola, elogió la obra en 1692 como la más memorable de esta Provincia. También señalaba con orgullo que para hacer lucir el retablo en color dorado, se compró oro en polvo en Cuzco.

         Esta fue una de las construcciones más duraderas. Las goteras reaparecieron recién en 1745. Una zanja abierta por el río volvió a preocupar lo que obligó a frenar su avance, con un muro, tarea para la cual se hizo trabajar a indios y mulatos. Nuevamente los problemas de Asunción, las lluvias y las zanjas formadas por los raudales, afectaban a la iglesia Catedral de Asunción. Notablemente a casi trescientos años de haberse fundado la capital, no se hallaban las soluciones constructivas para los edificios.

         Una descripción de 1761, definía a la iglesia Catedral: formada sobre unas gruesas columnas de madera y compartida en tres naves. No es muy alta y su techumbre de entablado con regular aseo y vistosa colocación y por la parte exterior toda circunvalada de unos corredores que la preservan de la intemperie. En la construcción de la Catedral no faltaron las acusaciones de corrupción, desidia y la falta de interés. El gobernador Martínez Fontes, fue acusado de haber mal utilizado los fondos para otras construcciones privadas y hecho trabajar a indios sin darles qué comer.

         En 1762, se hizo cargo de las obras el único arquitecto del Paraguay de entonces, Antonio Martínez de Viana.

         Éste reconstruyó la torre y sacristía y construyó la contra sacristía y sala capitular. Se ocupó no solo de la Catedral, también hizo la plazoleta del atrio y el nuevo campanario. Contrató a artesanos de experiencia de Yaguarón, Emboscada, Jesús, Itá que habían trabajado en iglesias de los jesuitas mucho mejor logradas y ornamentadas que la Catedral. No existía punto de comparación entre las iglesias jesuíticas y las de Asunción, desvalorizadas y austeras debido a la falta de medios económicos.

         Hacia 1785, hubo inundaciones que desmoronaron toda la costa. La iglesia Catedral estuvo en riesgo de ser llevada otra vez por las aguas. El Cabildo Eclesiástico resolvió entonces crear un impuesto que permitiese la construcción de muros, para protegerla. En 1786, el obispo Velazco, escribía sobre el peligro de derrumbe: el frontispicio de ella está tan feo que por lo pronto se halla casi inservible. Comparaba los corredores con la arena movediza. Aquellas maderas que se habían colocado con tanta esperanza de duración por Domínguez de Ovelar recibían la crítica de los vecinos que descalificaban el trabajo por supuestamente haber estado mal ensambladas y muy carcomidas por los cupi'í.

         El obispo preocupado por el mal aspecto del piso de tierra, hizo poner piso de ladrillos a la Catedral, y poner rejas en la sacristía. Sin embargo, no encontrando solución definitiva a los problemas de desmoronamiento llegó a disponer su clausura, reemplazándola por la iglesia de la Encarnación. Era tan desastroso su aspecto dicen las notas enviadas al Rey, solicitando fondos para la reparación que hasta la quiso convertir en una parroquia exclusiva de los indígenas, El Cabildo no le permitió hacerlo. Se inició con esta decisión una de las disputas más enconadas con los miembros de la Junta Municipal, que querían que la Catedral se trasladara al ex templo de los jesuitas.

         Para zanjar el problema se ordenó un peritaje. Uno de los elegidos para el trabajo fue el padre del doctor José Gaspar Rodríguez de Francia, don Manuel García Rodríguez de Francia. El otro fue el único arquitecto de Asunción don Antonio Martínez de Viana. Debían investigar el estado de la Iglesia de los Jesuitas -ya expulsados- por si pudiera repararse esa iglesia para trasladar allí a la Catedral.

         Los dos coincidieron en dictaminar que era mejor reparar la Catedral y demoler la de los jesuitas. En cambio el ingeniero Julio Ramón del César determinó que era mejor demolerla. Puso plazo al trabajo: dos años. Propuso utilizar los materiales de la demolición de la iglesia Catedral para arreglar la de los jesuitas.  

         Los asunceños se levantaron en contra. Era considerado casi un sacrilegio arreglar la iglesia de los jesuitas. Los recuerdos de la trágica lucha comunera influyeron en la toma de posiciones. No se tomó tal decisión, aunque se estuvo a punto de demoler la Catedral. Como si no tuvieran interés en salvar la histórica iglesia nadie aportaba económicamente, aunque, tampoco se deseaba utilizar como Catedral la de los jesuitas.

         Cuando ya la estaban destechando, el gobernador Martínez Fontes, ordenó hacer otro peritaje y éste arrojó como resultado que en peor condición estaban las iglesias de los jesuitas y de San Blas y que con poco gasto, la iglesia Catedral podría salvarse de la demolición. Los asunceños se dividían en medio de la polémica. El gobernador estaba dispuesto a salvar la Iglesia Catedral y ordenó volver a techarla contrariando al Obispo quien seguía negándose a ello. La Asunción de la Colonia, que luchó en la Revolución de los Comuneros, y que por tantos años sufrió la dictadura religiosa, tomaba posición en el enfrentamiento de las iglesias. Del templo de los jesuitas, aún cuando estos ya habían sido expulsados, quedaban los recuerdos ingratos de las muertes de los paraguayos que se les enfrentaron. Ni siquiera deseaban la reconstrucción del edificio, por lo que los asunceños se dividieron en dos sectores, a favor y en contra. La mayoría estaba en contra, lo que influyó también en los peritos que se expresaron técnicamente sobre lo que debería hacerse, pero guiándose en la opinión pública.

         El perito constructor García Rodríguez de Francia, volvió entonces a recomendar que se debería salvar la Catedral mientras el ingeniero Ramón del César optó otra vez por la demolición. El dictamen definitivo le fue solicitado al capitán de fragata don Félix de Azara, comandante de la Línea Divisoria, ingeniero de profesión, enviado por el Rey para la demarcación de límites. El gobernador Alós y Bru, dio así por terminada la guerra verbal, aceptando la palabra de Azara que decía que el templo de los jesuitas debía ser demolido y la Catedral podía salvarse.

         Para terminar la polémica el gobernador ordenó demoler el templo de los jesuitas y la iglesia San Blas, también en ruinas. Los sacerdotes debieron mudarse obligadamente al templo de la Encarnación mientras continuaron los trabajos en la Catedral. El gobernador ordenó salvar las paredes mientras se la destechaba. Las cubrieron con pieles de ganado vacuno, evitando así la erosión.

         El 3 de mayo 1788, se inició la demolición del templo de los jesuitas. Con esto culminó el pleito que logró salvar la Catedral de la demolición. La herencia política de la lucha comunera jesuita y franciscano jesuita, con todas sus rivalidades tuvo participación en la interminable discusión. De la iglesia de los Jesuitas se trajeron las estatuas, los altares, los cuadros y otros ornamentos, que pasaron a la Iglesia Catedral.

         Al ingeniero Ramón del César, se le contrató para hacer la obra, que se empezó en 1790 y terminó un año después. Trabajaron los más destacados artesanos y maestros albañiles formados en las reducciones jesuíticas. En 1792, la fuerza de un raudal luego de una lluvia intensa, llevó la calzada frente a la iglesia, lo que determinó que el gobernador Alós y Bru, decidiera levantar un muro de piedra.

         La solicitud estuvo cuatro años encajonada por el Virrey. En 1799, el gobernador Rivera, dispuso el mismo trabajo, con reparaciones de favor, gracias a los indios artesanos y la voluntad de los gobernadores, sometidos a una burocracia exagerada. Para hacer o deshacer cualquier obra edilicia, era necesario contar con el permiso de construcción del Virrey. La iglesia Catedral se salvó recién durante el gobierno de don Carlos Antonio López que demolió la Catedral edificándose otra nueva, en el mismo sitio histórico. Por razones inexplicables, pero siempre atribuibles a las lluvias tan intensas, al río, sus crecientes y los raudales, además del cupi'í, los edificios se venían abajo vencidos por los elementos de la naturaleza.

 

         LA PATRONA DE ASUNCIÓN

 

         La Iglesia Catedral no tenía imagen propia de la virgen lo que se logró recién en 1741, cuando llegó la talla que se encargó en Nápoles. La imagen que venía de generación en generación entre los miembros de los Martínez de Irala, era cuidada por María de Garay su mayordoma. Para los días de fiesta era colocada en la iglesia Catedral. Se la sustituyó con la nueva talla que pasó a manos de la sobrina del capitán Delgadillo, Lorenza, casada con Juan Antonio Zavala, para que la protegiera en el momento de dar a luz, por decisión de quién adquirió la nueva imagen el Dr. Alonso Delgadillo y Atienza canónigo de la Catedral. El oratorio de la virgen se construyó en la casa de Lorenza Delgadillo de Zavala, donde estuvo hasta la guerra del 70. En las actas del Cabildo, la talla de la virgen siempre fue mencionada como patrona de la ciudad.

         En su historia figura que fue dañada en un incendio en Villa Hayes, a donde fue a parar después de la Guerra Grande.

         Una mañana después del luctuoso suceso, apareció el busto de la Virgen en la Catedral. La hizo restaurar su nueva mayordoma doña Bárbara Machaín de Haedo. Se recuperaron las manos que se habían perdido y que aparecieron -una- en Humaitá y otra en un barrio de la Chacarita. Se la reconstruyó y finalmente en 1877, después de un juicio entablado a doña Bárbara Machaín de Haedo, que se consideraba propietaria de la imagen, se decidió que los asunceños la venerarían en su capilla privada; de la calle Chile 281, donde estaba la casa de los Machaín-Haedo. Lamentablemente el Hermoso edificio colonial fue demolido. Estaba al lado del Lido Bar, donde en la actualidad hay un estacionamiento. Para zanjar la propiedad de la Virgen de Asunción, se decidió que doña Bárbara y sus descendientes serían las mayordomas de la Virgen.

         La imagen vela hoy por los asunceños en el Oratorio de la Virgen de Asunción que se comenzó a construir para ella durante el gobierno del presidente Francisco Solano López. A causa de la guerra este edificio quedó inconcluso siendo terminado recién en 1936 en que pasó a constituirse también en Panteón de los Héroes. Al año siguiente por presión de los asunceños el Dr. Félix Paiva restituyó la virgen al oratorio, donde permanece con la denominación de La Conquistadora. La mayordomía continúa en manos de la misma familia.

         A la muerte de doña Bárbara, le sucedieron las mujeres de las familias Haedo, Abente, Escobar y Rodríguez: Vicenta Haedo Machaín, María Haedo de Escobar, María Victoria Escobar de Rodríguez Alcalá y su hija Ana María Rodríguez de Pederzani.

         Asunción, que no tenía por tradición celebrar a la Virgen de Asunción ya que era San Blas, el patrono venerado durante la conquista y la colonia, acostumbra sacar la imagen en andas para la procesión de cada 15 de Agosto. Como dato curioso, leyendo las actas del Cabildo, se descubre que recién en agosto de 1727, la Junta Municipal después de muchos años decidió homenajear cada 15 de agosto, a la patrona de Asunción en vez de San Blas. En ese entonces para el festejo se resolvió cercar la Plaza Mayor para un torín. A partir de esa fecha la Virgen de Asunción fue celebrada cada año el día de fundación de Asunción. Se debe recordar que cuando llegó la nueva imagen en 1742, Asunción estaba en plena defensa en la lucha Comunera, por lo que también había tenido que postergarse la celebración por años.

 

 

NOTAS

 

(1) El barrio Manorá deviene del apellido Maldonado, de uno de sus vecinos más conocidos.

(2) Al sur de la Real de la Vera Cruz, se extendían las tierras de los Yegros. El año 1700, Diego de Yegros donó las tierras a los sacerdotes de la Orden de la Merced. La actual plaza de la Democracia era el cementerio del convento.

(3) Durán Estragó, M. (2000) Oratorio de la Virgen de Asunción, Asunción, Paraguay: Arzobispado de Asunción. p. 31. "Más hacia el oeste se hallaba la huerta del doctor Francia, actual oratorio de la Virgen de Asunción y Panteón de los Héroes, herencia materna que recibiera de su madre Josefa de Velasco y Yegros.

(4) Yuquyty, se denomina un barrio cercano al cerro Lambaré, donde había minas de sal común. Se ponía en tachos con agua la arena extraída de las salinas, y se hervía. Luego se colaba y se la volvía a hervir hasta que se consumiera toda el agua y quedara en el fondo del tacho la sal coagulada.

(5) En homenaje a la gesta, la antigua calle Callejón de la Catedral, el año 1900, se denominó Comuneros.

(6) Álvarez, F. AECL (2004) Guía del Camino Franciscano del Paraguay. Asunción, Paraguay. Santillana. p. 20. "Este país no es la "tierra sin mal" de los guaraníes, pero es la tierra en la que pudieron imaginar el paraíso y en la que los españoles recién llegados creyeron haberlo encontrado. Ruy Díaz de Guzmán situaba el paraíso, con una precisión digna del más acabado geógrafo, en una isla del Alto Paraguay. "Es la más regalada tierra de comidas, carnes, cazas, pescados y frutas, y cosas de azúcar y miel que se pueden pensar, llamada del vulgo Paraíso de Mahoma". p. 43. La palabra guaraní Yvymaraey se ha traducido al español como "tierra sin mal". Alude a un lugar mítico del que todas las penalidades y sufrimientos han sido desterrados. (...) En una fecha tan reciente como el 8 de octubre de 2003, el pueblo guaraní de Bolivia presentaba un comunicado en el que entre otras cosas señalaba que ellos se regían por el principio de sus antepasados de buscar "la Tierra sin mal" y la definían como un lugar en el que se vive en igualdad de condiciones donde no hay sufrimientos, donde todos los hombres son iguales, donde la producción es abundante, el monte y la naturaleza toda es respetada".

(7) Facetti Masulli, J.F.& Kump, P. & Rosio, J. J (2007) Revista de la Sociedad Científica del Paraguay. Estadios Geoquímicos en Areniscas Seleccionadas del Paraguay. Asunción, Paraguay: Fundación La Piedad. p. 57. "La edad de los sedimentos de la ciudad de Asunción ha sido considerada como perteneciente al Triásico Superior [2] Terciario [3] [4], Cretáceo [5]. Los suelos aún no han sido estudiados en su totalidad. No se encuentran rocas sedimentarias duras, pero aparecen ampliamente diseminadas "arenas cementadas " y areniscas blandas que constituyen el substratum [7] de Asunción. Por efectos del nivel freático, esas componentes del substratum pueden permanecer embebidas y volverse muy friables. Ellas se encuentran desde la superficie hasta una profundidad de alrededor de veinte metros".

 

 

 

 

 

 

CAPÍTULO V

 

SE CONSTRUYEN VEREDAS EN ASUNCIÓN

 

         El gobernador Alós y Bru, como también otras autoridades, especuló acerca de que la ciudad de Asunción, debía trasladarse a tierras más firmes por los intensos raudales que arrasaban con los arenales y sus innumerables ondulaciones. Al no tener éxito con el proyecto, decidió ocuparse de mejorar las veredas y calzadas allanando los caminos públicos, desmontando algunas montañas, llenando y terraplenando los zanjones.

         Lo que hizo fue aplanar las colinas y rellenar las correderas de agua, las que trató de arreglar construyendo veredas. El gobernador volvió a apuntalar la Iglesia Catedral y el nuevo hospital. Su tarea más importante fue exigir luces colocando faroles en las casas para tranquilidad de los vecinos. También hizo construir una recova en la plaza, para local de ventas de mercado. Exigió construcciones en terrenos baldíos y terraplenó zanjones. Prosiguió la importante muralla-costanera que habían comenzado los jesuitas.

 

         SE PROHÍBE SALIR DE NOCHE

 

         Al Gobernador Intendente Lázaro de Rivera y Espinoza desde 1786 le correspondió realizar el primer censo de población, posterior al que hizo Félix de Azara. Paraguay resultó con 97.480 habitantes, en 53 parroquias de blancos y mestizos, 14 reducciones de indios, y 3 pueblos de mulatos libres.

         La nueva autoridad del Paraguay gobernador Intendente Lázaro de Rivera, hizo publicar un bando en la Navidad de 1796, instando a mejorar las costumbres. Entre las diversiones de entonces resaltaban las carreras de caballos, con apuestas y los excesos propios de la ingesta de alcohol. Al igual que se dispuso en Buenos Aires, publicó un Bando moralista que se leyó en la Plaza Mayor. Se prohibían el juego de truco, dados y otros juegos antes de la misa mayor en día de trabajo y de fiesta. También se prohibía portar armas, publicar pasquines ni libelos infamatorios ya sean en verso o en prosa.

         En protección a las buenas costumbres por las noches regía un edicto. Se prohibía andar por las calles después del toque de queda.

         Era costumbre recogerse con la llamada retreta antes de las diez de la noche o portar el farol en las noches oscuras, advirtiendo además a los pulperos que debían cerrar sus puertas al toque de queda y encender el farol al tocar las Aves Marías.

 

         SE PROHIBIERON LOS TERRENOS BALDÍOS

 

         El gobernador Lázaro de Rivera y Espinoza de los Monteros (1) en 1798, fundó San Juan Nepomuceno e impulsó la industria de astilleros. Siguió la obra de su antecesor buscando ordenar la Ciudad de Asunción. En 1796, dispuso que todos los dueños de terrenos baldíos edifiquen en el plazo de ocho meses. Era un modo de solucionar el problema de los yuyales. Si los vecinos no lo hacían, podían perder sus propiedades que quedarían en manos de quienes pudieran cumplir lo dispuesto.

         Esta medida contribuyó a mejorar el aspecto general de Asunción. Durante su gobierno, se aplicó por primera vez la vacuna antivariólica, lo que fue todo un triunfo de la ciencia médica.

 

         FRANCIA ES NOMBRADO ALCALDE DE ASUNCIÓN

 

         El 16 de octubre de 1808, tuvo lugar en Asunción, un juramento de adhesión a Fernando VII y a la Junta de Sevilla. A partir de ese año, el Dr. José Gaspar Rodríguez de Francia, formó parte del gobierno y comenzaron a difundirse sus opiniones independentistas. Como se hacía anualmente, ingresaron tres nuevos criollos: Pedro Pablo Martínez Sáenz, Antonio Fleitas y José Gaspar Rodríguez de Francia. Todos, elegidos por los vecinos. En ese tiempo el Cabildo de Asunción creó el cargo de médico de los pobres, lo que trajo alivio a la población necesitada. Se destaca la actuación del Dr. José Gaspar Rodríguez de Francia (2), alcalde de primer voto. (Intendente de Asunción) que actuaba también privadamente como abogado de los pobres necesitados de justicia.

         El difícil momento que se vivía en España, obligaba a esperar la oportunidad para desalojar del poder a los españoles. Fueron tiempos difíciles para la economía del Paraguay, ya que incluso los ex combatientes contra los ingleses que reclamaban sus salarios, no los recibían. Lo que provocaba reacción contra las autoridades de Buenos Aires.

         El gobernador Velasco continuaba en la capital porteña con el cargo de subinspector general de armas del virrey Liniers, aunque se cree que no volvía a Asunción, porque conspiraba contra Liniers, que seguía en el gobierno a pesar del triunfo español sobre las tropas de Napoleón. Finalmente Liniers, que defendió Buenos Aires de los ingleses, que estaba al servicio de España desde hacía dieciocho años, sufrió un golpe de estado el 1 de enero de 1809. Los conspiradores solicitaban Juntas de Gobierno, como la de Sevilla. En Buenos Aires, la revuelta fracasó, no así en Montevideo, donde el gobernador con el Cabildo local, se declaró independiente de Buenos Aires y formó su propia Junta de Gobierno. Era un excelente momento político para la Independencia, aunque como sucede en toda revolución aparecían enarbolando banderas de libertad, algunos españoles, en pos de sus propios intereses.

         Se acomodaban para no perder espacios económicos. Los grandes comerciantes se desesperaban buscando acercarse a quienes protagonizarían muy pronto el futuro político que evidentemente estaba por acontecer.

 

 

NOTAS

 

(1) La que fuera calle 24 de Sajonia, lleva el nombre de Lázaro de Rivera, en homenaje a su gobierno.

(2) La ciudad de Asunción homenajeó por decreto municipal del 5 de abril de 1941 otorgando el nombre José Gaspar Rodríguez de Francia a la avenida Amambay, a quién fuera Intendente de Asunción y titular del gobierno nacional.

 

 

 

 

 

 

INDICE DEL CONTENIDO

 

Introducción

Asunción por el tape avirú

Capítulo I

Solís a Punta del Este

Alejo García en Asunción

Todo era guaraní

La Mentira de los Jesuitas

Asunción, la tierra sin mal

Recapitulando lo expresado sobre la Utopía Guaraní

Llegan los exploradores

La Isla de la Utopía

 

Capítulo II

La primera novela de amor

Viene Pedro de Mendoza

Camino a Asunción

Ayolas se aproxima a Asunción

Asunción centro del Tape Aviru

El pacto de Asunción

Ayolas busca el oro

Fundan Asunción en Paragua'y

Los parientes guaraní

Los primeros días en el Fuerte de Asunción

La primera biblioteca de Asunción

Iralistas, primer partido político

La disputa por el poder

 

Capítulo III

Denominación guaraní por su bravura

Asunción, madre prolífica

El paraíso de Mahoma

Había comida en abundancia

Buenos Aires se muda a Asunción

El escudo de Asunción

Las lomadas de Asunción

Irala, el famoso chingador

La primera Municipalidad

El primer centro de Asunción

Llega Cabeza de Vaca

La primera Mburuvicha Roga

Primera defensa de autonomía municipal

El primer golpe de estado

Primeras obras de teatro

Los guaraní se rebelan contra el trabajo gratuito

Llegaron tarde a la sierra de la plata

Conspiran contra Martínez de Irala

El cupo de poder, la yernocracia

Asunción se expande

Las valientes mujeres españolas

La Madre de las Ciudades

Asunción funda más ciudades

Mencia, la adelantada

Con Irala termina una época

 

Capítulo IV

Los primeros conquistadores mueren

Los hijos y los nietos

Paraguay, obra de las Mujeres

La historia no se detiene

Asunción, centro de conspiraciones

El oro de Acahay no existe

La conspiración por el pago de diezmos

Llega fray Luis de Bolaños

O sacerdote o militar

El convento de La Recoleta

Los franciscanos de la Plaza Uruguaya

La rebelión de Oberá

La princesa Inca que no pudo gobernar

Juan de Garay llega al poder

Ruy, el nieto más ilustre

Los tape po'í asuncenos

Camino Real de la Vera Cruz

Segundo Camino Real

Tercer Camino Real

Cuarto Camino Real

Quinto Camino Real

Sexto Camino Real

Séptimo Camino Real

Octavo Camino Real

Noveno Camino Real

Se refunda Buenos Aires

Aíslan Asunción con el Puerto Preciso

El gobierno de los sobrinos y primos

Primer gobernador paraguayo

Continúa la rebeldía guaraní

Sucesos del gobierno de Hernandarias

Llegan los jesuitas

Roque González de Santacruz

El poder económico de los jesuitas

Producción de libros sobre el Paraguay

El poderío económico jesuita

El cercenamiento del Paraguay Gigante

Ataque de los bandeirantes

Litigio a causa de Cárdenas, el Comunero

Asunción, la Comunera

La maldición de Cárdenas

El primer médico asunceño

La revolución contra los jesuitas

Viene Antequera a poner orden

Asunción se independiza

La sangrienta batalla de Guayaybyty

La República de los Jesuitas

Más gritos de Libertad

Los raudales de Asunción

El Bañado Norte

Los arroyos del centro

El Mburicaó de Asunción Flores

Los arroyos desaparecidos

Las lagunas de Asunción

Del otrora barrio Lambaré

En el barrio Obrero y Tacumbú

Los arroyos fronterizos

Los Barrios Viñas Cue, Trinidad e Ybyray

Gobernadores piden trasladar Asunción

El suelo inestable de Asunción

La Asunción de entonces

El primer Cabildo

La Casa de los Gobernadores

La Catedral de Asunción

La patrona de Asunción

Los gobernadores post jesuitas

Pinedo el gobernador que amó el Paraguay

Pidió el fin de las Encomiendas

Paraguay se reduce

Viene Félix de Azara

El mayor cercenamiento sufrido por el Paraguay

Paraguay se convirtió en Intendencia de Buenos Aires.

La liberación del comercio no incluyó a Asunción

 

Capítulo V

Comienza nuevamente la rebelión

Se construyen veredas en Asunción

Se prohíbe salir de noche

Se prohibieron los terrenos baldíos

Vuelven los jesuitas por tres años

Ideas libertarias impactan en América

Primero en Paraguay

Los Tupamaros en Perú

Antonio Nariño en Colombia

El dentista Tiradentes en el Brasil

España, Francia e Inglaterra en guerra

Velasco llega a Asunción como Gobernador

Buenos Aires es atacada por los ingleses

Movimientos pre independencia

Francia es nombrado Alcalde de Asunción

El gobernador Giannini elimina privilegios

Francia es elegido diputado provincial

Vuelve Velasco a Asunción

Reverdece el espíritu Comunero

Quién era el Dr. Rodríguez de Francia

Asunción en 1810

Los entretenimientos de los paraguayos

25 de Mayo de 1810

Buenos Aires quiere anexarnos

Buenos Aires intenta someternos

Los porteños intentan doblegarnos

Los porteños vienen contra el Paraguay

Belgrano viene a anexarnos

Belgrano ingresa a territorio paraguayo

Los sucesos de Paraguay

La batalla de Tacuary

Manuel Cabañas condescendiente con Be1grano

Primera intimación a Velasco

Respuesta de Velasco

La segunda intimación

La tercera intimación a Velasco

La respuesta de Velasco

La cuarta intimación a Velasco

La rendición de Velasco

Primera acta de gobierno del Paraguay

El Congreso del 17 de Junio de 1811

Discurso del Dr. Rodríguez de Francia

Cambio de autoridades españolas por paraguayas

La comunicación del la Independencia a Buenos Aires

Rodríguez de Francia renunció a la Junta

Buenos Aires envía a Belgrano para intimidar

Se firma el Tratado del 12 de Octubre de 1811

Buenos Aires vuelve a ser Españolista

Rodríguez de Francia se retira del Gobierno

Vuelve Rodríguez de Francia al Gobierno

Más acoso contra los paraguayos

La conspiración de Fernando de la Mora

Buenos Aires envía otra misión

Segundo Congreso Nacional del año 1813

Francia gobierna el Consulado

El principio de neutralidad

Francia inicia obras de gobierno

Congreso del 3 de octubre de 1814

El gobierno unipersonal

Francia asume el Gobierno

Prohíbe sacar oro al exterior

Favorece la Industria Nacional

Los difíciles días del año 1815

El inglés Robertson trajo problemas

Francia crea opinión pública

Pide buen uso de los bienes estatales

El problema de la igualdad de salarios

No más derecho divino para la monarquía

Descubren piedras calizas en el norte

Estaba prohibido no trabajar

El Doctor Francia en su intimidad

Nombran a Francia Dictador Perpetuo

Los sucesos de la Independencia fueron el origen de la guerra del 70

 

 





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