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MIGUEL CARTER

  EL PAPEL DE LA IGLESIA EN LA CAÍDA DE STROESSNER - Por MIGUEL CARTER - Año 1991


EL PAPEL DE LA IGLESIA EN LA CAÍDA DE STROESSNER - Por MIGUEL CARTER - Año 1991

EL PAPEL DE LA IGLESIA EN LA CAÍDA DE STROESSNER

 

Por MIGUEL CARTER

 

RP ediciones

Tirada: 1.500 ejemplares.

Edición al cuidado de Juan F. Sánchez

Tapa: Juan Carter

Fotografía: Stacey Wescott

Composición y armado: Aguilar & Céspedes Asoc.

Asunción - Paraguay.

Agosto 1991 (168 páginas)

 

-        La editorial hace constar a los lectores que esta edición no incorpora todas las revisiones y puntuaciones finales previstas por el autor. Este percance y los errores que se deslizaron en el texto se deben a que el trabajo de composición y armado se llevó a cabo en ausencia del autor (quién se hallaba en los EE.UU.). Algunos de estos errores podrán ser fácilmente identificados no ateniendose a la letra exacta sino realizando una lectura contextual del mismo. Al final del libro el lector podrá encontrar una Fe de Erratas.

 

 

PRÓLOGO

          A partir de la desintegración del Imperio Español y la conformación de los Estados Nacionales Latinoamericanos, -teniendo como base una común tradición cultural católica-, las Iglesias y los catolicismos de cada país siguieron caminos propios en lo que hace a su inserción en la sociedad, su desarrollo institucional y la relación con los Estados.

         La historia de esta última dimensión es la que organiza el trabajo clásico de Mecham (1) de los años 1930 en torno a la institución regalista del patronato, reivindicada por los nuevos Estados con intención de control; la relación interrumpida con el Vaticano y las pretensiones de este en materia de Concordato; los conflictos iglesia-Estado y la emergencia en algunos casos de jacobinismos anti-clericales. El incruento aunque traumático proceso uruguayo de principios de siglo, (2) y la trágica epopeya de la revolución Mexicana fueron instancias de esta secuencia traumática de secularización. Un ese cuadro el proceso negociado y pacífico de Chile en 1925 representó una rara muestra de madurez de élites civiles y eclesiásticas.

         Iván Vallier (3) centrándose en la orientación de estas élites eclesiales (obispos y presbíteros) sobre fines del Concilio esbozó un atractivo esquema evolutivo de inspiración weberiana y de raíz teórica parsoniana. El parecía encontrar confirmación en las innovaciones conciliares para su secuencia de tradicionalistas -estrictamente apegados a la alianza estatal y el monopolio religioso; papistas ("institucional builders") tolerando como "mal menor" el pluralismo en la sociedad pero creando seguros universos católicos (escuelas, hospitales, sindicatos, etc.); pluralistas comprometidos en alianza con corrientes seculares en transformaciones y conflictos sociales; y pastores orientados a sus congregaciones en un modelo de "privatización" de lo religioso. Este último tipo acuñado a medida de la "denominación" (4) y del modelo congregacional del protestantismo liberal norteamericano aparece como la contribución de una "reforma" religiosa católica a un proceso de mutación cultural y modernización de Latinoamérica. Esta elegante interpretación de fines de los 60, que iba de lo público y jerárquico a lo privado y democrático en el sentido de las agujas del reloj, ya contrastaba entonces con la emergencia de corrientes radicalizadas en el sentido de la teología política, y con un nuevo tipo de involucramiento de élites religiosas en lo temporal, esta vez del lado de los pobres y explotados. Esto lo constataba con irritación Vallier, quien veía desembocar el proceso de renovación en una politización que él evaluaba regresiva. (5)

         La historia de muchos países de la región luego de las esperanzas de los 60 giró primero en dirección de rígidos regímenes autoritarios, sostenedores de un conservatismo social; (6) para luego, en procesos de largo plazo que en ocasiones tomaron hasta dos décadas, abrirse a transiciones a la democracia signadas por severas limitaciones económicas.

         Las Iglesias jugaron un importante rol en esos procesos. Los traumáticos conflictos internos, en el primero de los períodos (1966-73) de gobierno militar, y el conformismo y tibieza de la jerarquía durante el período más álgido de la violación de los derechos humanos (1976-83) signaron a la Iglesia Argentina. (7)

         La activa defensa de los derechos humanos y el compromiso con los pobres caracterizaron en cambio a la Iglesia Chilena bajo la conducción del Cardenal Silva Henriquez. (8) A partir de un comienzo contradictorio de apoyo al gobierno militar de 1964 fue sin embargo la Iglesia Brasileña, la que bajo los liderazgos sucesivos del obispo Helder Cántara y el Cardenal Arns produjo el vuelco más significativo. Más allá de sus compromisos con causas concretas y el rol significativo jugado en las cuestiones agrarias, aborigen y de organización obrera, la Iglesia Brasileña produjo una notable mutación religiosa. La invención efectiva de la "comunidad eclesial de base" y el ingreso de millones de pobres a la Iglesia. Esto revertió a su vez sobre la sociedad brasileña abriendo las puertas a una inédita cultura de participación. (9)

         Este caso brasileño ha sido profusamente discutido y estudiado (desde variadas posiciones socio-religiosas, ideológicas y teóricas). Su número y cualidad lo han convertido en crucial para el destino de la Iglesia Universal. Su vinculación e interdependencia a los procesos sociales y políticos abren una problemática que ilumina procesos convergentes en los demás países. Como telón de fondo la trágica guerra centro-americana señaló al nacimiento de la década del 80 una alternativa de cristianismo radicalizado. (10)

         Ambas realidades se van a expresar en la carismática "opción por los pobres" que pese a los esfuerzos de conservadores y moderados signó el documento de Puebla. (11)

      También van a estar en el centro de las presiones que se van a originar tanto desde la Conferencia Episcopal Latinoamericana (CELAM) como desde el Vaticano para uniformar mediante designaciones la jerarquía, y colocar en los límites de la ortodoxia a los teólogos más representativos de la corriente de la liberación.

         Miguel Carter nos narra en este contexto el recorrido de los últimos veinte años de la Iglesia Paraguaya. Es una trayectoria bi-modal, con una secuencia de renovación y radicalización al conjuro de Medellín. Que culmina circa 1973 en represión estatal y auto-censura institucional: un proceso de repliegue sobre lo religioso, por un lado, y de animación de la sociedad civil, por otro, que acompaña la decadencia de la dictadura patrimonialista. El episodio final que une la visita de Juan Pablo II con la crisis de legitimidad del régimen, y la quizá primera movilización masiva autónoma de jóvenes de la historia paraguaya, es una notable convergencia de circunstancias y personajes. En ese escenario y momento el Papa y su mensaje son un signo de progresismo, y la Iglesia no ha desplegado con intensidad (aunque estén latentes) contradicciones que caracterizan las situaciones de muchos otros países del Continente. Esta visión desde una coyuntura favorable de coincidencia entre renovación religiosa y democratización, ofrece el riesgo de caer en interpretaciones triunfalistas. Carter evita ese peligro, al situar su caso en un contexto comparativo de procesos políticos y religiosos; da cuenta de lo ocurrido (y de la visión que tienen hoy los actores sobre los hechos en la euforia "post-stronista"), pero deja de ver las potencialidades de cambio y conflicto que existen en la situación presente.

         La sociedad y el régimen autoritario Paraguayos son muy difíciles de interpretar desde el exterior, y la Iglesia y los cristianos de ese país han realizado una significativa labor de resistencia activa y organización del campesinado en muy difíciles circunstancias. Este estudio de Carter pone de relieve lo que esta historia tiene de original y problemática. Logra esto mediante una escrupulosa investigación de actores y circunstancias, y la adecuada comparación con los modelos que se han ido esbozando para interpretar estos procesos de relación de Iglesia, Estado y Sociedad. Esta actitud de permanente comparación ayuda recíprocamente a iluminar a otras situaciones latinoamericanas de transición y conflicto.

         Este trabajo sistemático y bien formulado conceptualmente sobre Iglesia y Catolicismo es una lectura indispensable para la comprensión de los profundos cambios que están ocurriendo en la sociedad Paraguaya.

 

         Floreal H. Forni

         Buenos Aires, Abril 1990

 

 

NOTAS

 1- Ver Mecham, J. Lloyd. Church and State in Latin America. (Chapel Hill: Univ. of North Carolina Press, 2a edición revisada, 1966).       

2- Ver Cayota, Mario y Carlos Zubillaga. Cristianos y Cambio Social. (3 volúmenes) (Montevideo: CLAEH, septiembre 1982).

3- Ver Vallier, Ivan. "Religious Elites: Differentiation and Development in Roman Catholicism". Elites in Latin America. (editores Seymour Lipset y Aldo Solari). (New York: Oxford Univ. Press, 1967). pp. 190-232.

4- Ver Parsons, Talcott. "Christianity and Modern Industrial Society". Religion, Culture and Society: A Reader in Sociology of Religion. (editor Louis Schneider) (New York, London, Sidney: John Wiley and Sons, 1964).

5- Ver Vallier, Ivan. Catholicism, Social Control and Modernization in Latin America. (Englewood Cliffs, New Jersey: Prentice hall, 1970).

6- Ver O'Donnell, Guillermo. 1966-1973, El Estado Burocrático Autoritario, Triunfos, Derrotas y Crisis. (Buenos Aires: Ed. de Belgrano, 1982).

7- Ver Bresci, Domingo. "Panorama de la Iglesia Católica Argentina: 1958-84". Sociedad y Religión. No. 5. (Buenos Aires, Diciembre 1987).

Mignone, Emilio Fermín. Iglesia y Dictadura el papel de la Iglesia a la luz de sus relaciones con el régimen militar. (Buenos Aires: Ediciones del Pensamiento Nacional, 1986).

8- Ver Smith, Brian. The Church and Politics in Chile: Challenges to Modern Catholicism. (Princeton: Princeton Univ. Press, 1982).

9- Ver Mainwarring, Scott. The Catholic Church and Politics in Brazil 1916-1985. (Stanford: Stanford Univ. Press, 1986).

10- Ver Berryman, Philip. The Religious Roots of Rebellion: Christians in the Central American Revolution. (Great Britain: SCM Press, 1984).

11- Ver Forni, Floreal. "Catolicísmo y Modernización en América Latina". Sociedad y Religión. No. 5. (Buenos Aires, Diciembre 1987).

 

 

 

 

INTRODUCCIÓN

          El golpe de estado que derribó al General Alfredo Stroessner señaló el comienzo de una nueva era política en el Paraguay y el cierre de un capítulo caudillista en el autoritarismo latinoamericano. El levantamiento del General Andrés Rodríguez contra su consuegro y mentor de hacía mucho tiempo, bajo el calor veranial de la segunda noche de febrero de 1989, colocó al Paraguay en un remolino de sorpresas. Rodríguez sacudió al país con una proclama y promesa de auspiciar la democratización del Paraguay, respetar los derechos humanos, reunificar al partido político gobernante y restaurar las deterioradas relaciones con la Iglesia Católica.

         Si bien todo comenzó con un golpe palaciego del hombre que ocupaba el segundo rango del poder, los acontecimientos que sucedieron al golpe y la proclama fueron de una rapidez e intensidad asombrosa. Como el ingreso inesperado del viento sur, que los paraguayos tanto aprecian por su efecto refrescante y reanimador, las consecuencias del golpe impulsaron en el país un torbellino de esperanzas, revelaciones e hitos que llegaron incluso a sorprender a los mismos protagonistas de este inesperado cambio. Líderes de la oposición que poco antes eran perseguidos y exiliados por el régimen de Stroessner se confundieron en abrazos y saludos con antiguos adversarios. Presos políticos recobraron su libertad. La corrupción y la tortura se convirtieron en temas de debate nacional cuando que el público procuraba a la vez descubrir y enterrar el legado de Stroessner. Hasta el mismo Rodríguez tomó medidas sin precedentes para restablecer buenas relaciones con círculos de la sociedad civil que hasta el momento del golpe habían constituido foros de oposición al régimen de Stroessner. Entre ellos, la Iglesia Católica.

         Las olas de inspiración, espontaneidad y Contradicciones que del día a la noche encontraron un nuevo, fluido y fluctuante acomodo nos sugiere que la vida política guarda mucha semejanza con el mundo del "realismo mágico" tan elocuentemente descrito en la literatura de Gabriel García Márquez. ¿Por qué no? Realmente, pareciera que los vientos de Macondo hubiesen barrido del Paraguay las hojas otoñales de un patriarca condenado a los torbellinos que tiene la historia...

 

         OBJETIVOS, REFERENCIAS Y MOTIVOS

          En este libro buscaremos presentar un análisis de la descomposición y caída del régimen de Stroessner. Centraremos nuestro enfoque principal, sin embargo, en el rol que tuvo la Iglesia Católica paraguaya en fomentar la caída del gobierno autoritario más duradero de América Latina.

         El papel que ha asumido en las últimas décadas la Iglesia Católica latinoamericana, o partes importantes de ella, en la lucha por los derechos humanos, la justicia social y la democratización ha despertado considerable atención. En las ciencias sociales el interés por este tema ha concitado debates sumamente interesantes y sustanciosos.(1) Habiendo trastocado viejos dogmas y prejuicios positivistas en torno a la cuestión religiosa, las ciencias sociales hoy nos ofrecen marcos nuevos y abiertos para el estudio de este poderoso fenómeno social. De allí que el tema de la Iglesia Católica latinoamericana hoy se presente como todo un campo de investigación científica.

         No obstante en todo esto el caso de la Iglesia paraguaya ha pasado casi inadvertido. Más allá de las fronteras paraguayas esta omisión refleja un desconocimiento histórico de la situación vivida en esta nación mediterránea y culturalmente relegada. Dentro del propio país el tema de la Iglesia, en el plano general y en sus distintas especificidades, representa un gran vacío dentro del creciente volumen de estudios y análisis sobre los más variados temas nacionales. Los pocos trabajos que existen sobre la Iglesia paraguaya de estas últimas décadas, si bien meritorios, han sido de circulación y publicación restringida, a los cuales la ciudadanía paraguaya ha tenido (y sigue teniendo) muy poco acceso.

         Varios importantes y valiosísimos textos sobre la iglesia precisan ser reeditados y publicados en el Paraguay. Entre ellos destacamos: En Busca de la "Tierra Sin Mal": movimientos campesinos en el Paraguay 1960/1980. (Bogotá: Indo-American Press Service, 1982). (2) Este libro, escrito por un grupo de sacerdotes jesuitas expulsados del Paraguay y varios allegados laicos, presenta una recopilación singular de testimonios y datos, y a la vez un ponderado análisis, sobre lo que fueron las Ligas Agrarias Cristianas y su relación con la Iglesia-institución. Támbien queremos resaltar el trabajo de Pedro Velazco, "Conflicto Iglesia Estado en el Paraguay" (publicado bajo el nombre de Salvador Carrasco en Perspectiva Social. No. 17. Barcelona: ICESB, 1981). (3) Esta obra estudia, desde un enfoque sociológico, el contexto y desarrollo del período 1968-73 que se caracterizó por momentos de agudo conflicto entre la Iglesia y el gobierno de Stroessner. Estos dos textos son, a nuestro juicio, elementales para la comprensión del accionar socio-político de la Iglesia en estas últimas décadas. (4) Su publicación y difusión en el medio paraguayo no deben ser postergadas.

         Con la contribución de este nuevo volumen sobre la Iglesia paraguaya esperamos propiciar un mayor interés por el lema y levantar así también algunas interrogantes y 'pistas' para el estudio del campo religioso paraguayo. Querríamos alentar, en este sentido, una variedad de enfoques disciplinarios, ya sean de historia, sociología, antropología, psicología, teología o desde las ciencias políticas. Iodo esto dentro de un pluralismo ideológico que pueda ayudar a enriquecer el debate y a profundizar el estudio del mismo. Desde luego, siempre dentro de un rigor científico.

         Este texto está incompleto. Y hasta podría decirse que falta a la verdad. Es que hay tanto que podríamos anotar sobre el tópico y sin embargo no podemos sino omitirnos (consciente e inconscientemente) ante tantas rosas. Claro, de otra forma no hubiéramos podido confeccionar este libro. Por ello invitamos al lector a dialogar e incluso discrepar con lo que aquí está expuesto; a agregar hechos; sumar o restar importancia a los que aquí están expuestos; marcar signos de interrogación y exclamación en los lugares que podrían merecerlos; e imaginar los numerosos puntos suspensivos que deberíamos añadir al texto... Solo así podremos ir construyendo y avanzando, juntos, a esa verdad "más completa" que buscamos...

         Por cierto, la motivación principal que nos impulsó a realizar este trabajo sobrepasa el interés meramente académico o científico. Ante todo, comparte un profundo sentimiento religioso, un respeto por las sutilezas y el poderoso enigma que el misterio divino encierra, y un compromiso con la labor que las iglesias cristianas pueden y deben cumplir en pos de la liberación y dignidad de los seres humanos oprimidos y explotados por condiciones de vida radicalmente injustas. De allí que esta labor se ofrezca como una humilde ofrenda, un servicio Cristiano y aporte a la construcción de "una sociedad fruís justa, fraterna y abierta a Dios".

 

         HIPÓTESIS, PREMISAS Y CONCLUSIONES

          ¿Cuál fue el papel de la Iglesia Católica durante el régimen de Stroessner? ¿Cual fue su contribución a la descomposición y caída de esta dictadura? Estos son algunos de los interrogantes y temas más amplios que trataremos de dilucidar. Como hipótesis sostenemos que la Iglesia tuvo un rol importante en crear las condiciones sociales que condujeron a la decadencia del sistema autoritario, aún cuando la caída de Stroessner estuvo relacionada principalmente a la descomposición interna de su régimen. La Iglesia contribuyó al ocaso del régimen de Stroessner fomentando un 'despertar' en la sociedad paraguaya:

         a) al facilitar 'espacios' y recursos para el disenso;

         b) al cuestionar y restar legitimidad al régimen;

         c) al abrigar y favorecer una agenda pública alternativa mediante sus llamados a la democracia y el respeto a los derechos humanos;

         d) al alentar la participación de los laicos en la sociedad;

         e) al animar deseos de 'cambio'; y,

         f) al mantener una imagen prestigiosa y respetada que empañaba a su vez la reputación del régimen a medida que este hostigaba y reprimía a la principal institución religiosa del Paraguay.

         En el plano teórico este tópico presenta interesantes interrogantes sobre la relación entre religión y política. ¿Cuáles son los efectos de esta interacción recíproca? ¿Cuales son algunos de los principales enfoques sobre este tema? ¿Cómo se manifiesta la 'autonomía parcial' de una religión y particularmente la de la Iglesia Católica?

         Introduciremos en este texto varias nociones y premisas teóricas. Entre ellas sostengo que la función social de una religión es variable y versátil. El rol social de una iglesia responde a:

         1) la dinámica de su contexto social;

         2) su auto-imagen, sus valores, sus compromisos doctrinarios, su estilo de organización, su historia, su posición social y sus recursos humanos y materiales.

         * La vitalidad principal de una religión florece en el horizonte de los ideales y las motivaciones, que inspiran, en su más alta expresión, relaciones humanas basadas en la solidaridad.

         * La sencillez de muchas de las creencias religiosas más elementales son, paradójicamente, una fuerza potencial y a la vez una fuente de debilidad en cuanto a la praxis social.

         * Para aquellos que abordarán la lectura de este texto partiendo de fuertes creencias y convicciones religiosas queremos aclarar, desde ya, un punto que nos parece importante: al señalar lo político en la religión no la estamos reduciendo necesariamente a la política; como bien decía el filósofo católico francés, Emanuel Mournier, "todo es político, pero la política no es todo". De allí que no podemos decir que al abordar lo político en la religión se la esté negando de su realidad trascendental.

         Lo trascendente es aquello que excede los límites del propio sujeto, especialmente en el conocimiento. Lo trascendente es por tanto irreductible a la negación o afirmación racional. Suponer lo contrario sería algo así como negar la trascendencia de la trascendencia.

         Vale decir entonces que en este libro buscamos estudiar solo un aspecto de la religión: su dimensión política.

 

 

         NOTAS

 1- En los EE.UU. algunos de los principales textos publicados sobre este tema son: Levine, Daniel H., editor. Churches and Politics in Latin America. (Beverly Hills: Sage Publications, 1980); Levine, Daniel H., editor. Religion and Political Conflict in Latin America. (Chapel Hill: Univ. of North Carolina Press, 1986); Lemoux, Penny. The Cry of the People. (New York: Penguin Books, 1982); Mainwarring, Scott y Alexander Wilde., editores. The Progressive Church in Latin America. (Notre Dame: Univ. of Notre Dame Press, 1989). En América Latina resalta la extensa producción científica-social sobre temas religiosos llevada a cabo por investigadores brasileños.

2- También existe una edición brasileña de este texto (Sao Paulo: Ediçoes Loyola, 1987).

3- Este trabajo se presentó como tesis de Licenciatura en la Univ. Católica N. S. de Asunción, en 1981, con el título de "Análisis de una coyuntura histórica". Circunstancias poco propicias en la universidad y en el país impidieron su merecida aprobación.

4- Otras fuentes de información sobre la Iglesia paraguaya están citadas en el texto y figuran en el índice bibliográfico. Un interesante sobrepaso histórico de la Iglesia es el que ofrece François Chartrain en su tesis de doctorado por la Univ. de Paris (1970) titulada "L'Eglise et les Partís dans la vie politique du Paraguai".

 

 

 

CAPÍTULO 1

 

LA POLITICA AUTORITARIA DEL CAUDILLO: ESTRUCTURA

Y FUNCIONAMIENTO DEL RÉGIMEN DE STROESSNER

          Por más de 34 años el eje de la vida política del Paraguay se basó en la figura caudillesca del General Alfredo Stroessner. El mismo Stroessner fue en gran medida responsable de haber forjado mediante astutas maniobras políticas la base estructural de su régimen personalista, conformada por la poderosa conjunción de las Fuerzas Armadas, el Partido Colorado (o Asociación Nacional Republicana) y el Gobierno (compuesto por los tres poderes del estado). La imposición autocrática del General Stroessner por medio de este arreglo corporativo estableció una medida de orden público y de continuidad casi desconocida en un país antes inmerso en la inestabilidad política y la violencia. (1) Esta pacificación autoritaria de la vida política nacional le valió a Stroessner un importante recurso de legitimidad.

         La tríada FF.AA.-Partido Colorado-Gobierno fue tejida y anudada por disposiciones institucionales que exigían la afiliación al Partido Colorado de todos los oficiales militares y policiales, y de los maestros y empleados públicos. Los cargos del gabinete y los puestos más encumbrados de la administración del estado se repartían entre los oficiales de alto grado de las FF.AA. e importantes autoridades del Partido Colorado. Mientras que las bien organizadas bases del partido, distribuidas a lo ancho y largo del país en comités llamados "seccionales," se vinculaban con el Gobierno a través de una distribución clientelista de cargos públicos. El Partido Colorado dependía y disponía del estado para obtener sus recursos partidarios a través de aportes obligatorios que se descontaban del salario de los empleados públicos y por otros desvíos ilícitos de los fondos nacionales. Los jerarcas del partido tanto a nivel nacional como local se valían de una parte de estos recursos para promover un paternalismo asistencial entre los numerosos miembros que recurrían a éste para buscar solución a sus problemas de índole económico. Así, distribuyendo medicamentos o solventando los gastos funerarios de un correligionario sujetaban lealtades y cosechaban favores debidos.

         Bajo Stroessner el Partido Colorado floreció como un "partido de patronazgo," lo cual reforzó aún más sus raíces históricas y su atractivo tradicional, logrando convertirse de tal forma en la asociación política de mayor preeminencia en el Paraguay. (2) Sin embargo, el mismo poder autoritario que lo impulsó a esta preeminencia le asignó un rol subordinado frente al caudillo Stroessner. Esta dependencia hizo que el Partido Colorado no pudiera ensayar su autonomía respecto al gobierno del Estado y por ello funcionó antes que nada como un "aparato de Estado". De esta forma el partido servía como un "mecanismo de legitimación de la política nacional,"(3) aportando al régimen de Stroessner la obediencia y el apoyo (cuanto menos nominal) de sus numerosos asociados. Miembros del Partido Colorado colaboraban también con los esfuerzos del régimen en las áreas de vigilancia y represión.

         Stroessner era la figura central y el eje dominante en la tríada institucional que él presidía, lo cual se denotaba en los tres cargos claves que ocupaba: General de Ejército y Comandante en Jefe de las FF.AA., Presidente Honorario del Partido Colorado y Jefe de Estado. Las cualidades funcionales de este régimen se apoyaban en una autoridad personal de estilo "sultánico," en el sentido de Weber. La lealtad hacia Stroessner no tenía sustento en la tradición, ni en el carisma, ni en serios compromisos ideológicos, sino más bien en "una combinación de miedo y de recompensas a sus colaboradores". Stroessner ejercía el "poder sin restricciones a su propia discreción, y sobre todo sin el obstáculo de leyes ni ataduras a una ideología o a un sistema de valores", propiamente definidos.(4) A esto se suma el culto a la personalidad que se buscó crear en torno al caudillo que, si bien no caló en la población (como la experiencia posterior demostró), llegó a implantar el apellido y el rostro de Stroessner en todos los rincones de la geografía del país. Plazas, escuelas y diversas obras públicas portaban su nombre. Incluso, la segunda ciudad más importante del país se llamaba Puerto Presidente Stroessner.

         La constante invocación durante el régimen de Stroessner de una "orden superior" para justificar decisiones arbitrarias que subvertían las leyes vigentes y la independencia del poder judicial se basaban en un sentido sencillo, claro e inambiguo de "la ley por la fuerza y del más fuerte". La ley paraguaya del "mbareté" (palabra en Guaraní que denota "poder superior sobre otros" y "capacidad de influencia") era en realidad la ley operativa del régimen de Stroessner. El mantenimiento de este sistema de autoridad exigía el uso frecuente de la fuerza policial y militar. En relación a la población total la proporción de esas fuerzas se incrementó durante la dictadura stronista hasta alcanzar uno de los niveles más altos del mundo. El presupuesto destinado al aparato de seguridad interna llegó a uno de los porcentajes más elevados de toda América Latina. (5)

         El aparato represivo del estado contribuyó a mantener a la población paraguaya en un clima permanente de miedo y autocensura. La violencia y la coerción eran herramientas de las cuales disponía libremente el gobierno para imponer su autoridad frente a personas o grupos disidentes. La tortura, el asesinato, el arresto sin orden judicial (a corto o largo plazo), las golpizas, y el destierro se empleaban para ahogar el disenso e infundir el terror. Por lo general, los castigos más brutales se aplicaban en forma selectiva y en oleadas cíclicas de represión. Estas violaciones de los más elementales derechos humanos fueron denunciadas en repetidas oportunidades en foros internacionales, por organizaciones de derechos humanos (locales e internacionales), y, a partir de la administración Carter, por las autoridades del gobierno de los Estados Unidos.(6)

         Además de utilizar una importante dosis de represión e intimidación para mantener el control social y político, Stroessner se aseguraba la obediencia y el apoyo de numerosos adherentes mediante su incorporación a una amplia red de prebendas y privilegios. En torno a esta red y el manejo discrecional de los recursos del estado se anudaba todo un entretejo de prácticas clientelistas. Con ello el régimen sujetaba un poderoso instrumento de cooptación. Este sistema de prebendas y privilegios era quizás el más importante elemento integrador de la tríada FF.AA.-Partido Colorado-Gobierno. (7) Si bien la dictadura personalista de Stroessner amparaba un "pacto de dominación social", este no se basaba en "una coincidencia previa de intereses entre grupos sociales privilegiados preexistentes y el gobernante, sino mas bien en intereses creados por su gobierno, por las recompensas que brindaba por la lealtad, y por el miedo a su venganza".(8)

         Disipando los límites entre el dinero público y el privado, Stroessner y sus colaboradores (con la aprobación de este) disponían libremente de los fondos del estado, creaban monopolios destinados al lucro personal, exigían dádivas y sobornos de firmas comerciales locales e internacionales, concedían contratos favorecidos para obras públicas o sobre facturaban los gastos en la construcción de las mismas, se apropiaban de tierras fiscales, manipulaban la administración de divisas otorgadas al cambio oficial (cuyos precios a partir de 1983 eran sensiblemente menores al cambio libre), etc.. Todo para acumular fortunas considerables a expensas del erario nacional. La corrupción se institucionalizó como forma de vida, alcanzando los estratos más bajos y las esferas más altas de la administración pública. (9) El mismo Stroessner, en lo que sería tan solo una ilustración caricaturezca, embolsaba sistemáticamente el dinero cobrado en concepto de peaje en las rutas de todo el país.

         El sistema de prebendas y privilegios que auspiciaba el régimen de Stroessner también permitía el desarrollo de una serie de actividades económicas ilícitas que abarcaban desde el contrabando hasta el tráfico de drogas. El contrabando floreció durante los años en que el patriarca detentó el poder -en un país ya conocido por sus fronteras permeables y su tolerancia a esta práctica- adquiriendo un carácter institucional y una función sumamente importante en la economía del país. Según algunos cálculos, la actividad del contrabando representa dos tercios del total de las exportaciones paraguayas. (10) Las distintas concesiones y especialidades del tráfico se repartían entro los principales allegados de Stroessner. El tráfico ilegal de cigarrillos, automóviles, ganado, madera, productos electrónicos, perfumes y cosméticos, etc., servían para aplacar los intereses personales y aumentar los magros salarios de oficiales militares, funcionarios públicos y dirigentes del partido. El mismo Stroessner oportunamente calificaba estas actividades como "el precio de la paz". (11) Existen informes sobre asuntos relacionados con el tráfico de drogas que implican a altos mandos militares, inclusive al General Andrés Rodríguez. (12)

         Envolviendo las crudas realidades de la ley del mbarete y el uso flagrante de prebendas existía una fachada de legalidades y formalidades propias de un régimen democrático, que se desenvolvían dentro de un automatismo estático y repetitivo. (13) Se celebraban comicios presidenciales regularmente cada 5 años, no obstante lo predecible de su resultado, la ausencia de una competencia seria y las prácticas fraudulentas en el manejo electoral. Stroessner y su séquito se vanagloriaban regularmente por dirigir un gobierno republicano amparado por un estado de derecho. Estaba en vigencia la constitución de 1967 elaborada con la participación de partidos opositores, (14) que otorgaba amplias facultades al poder ejecutivo y reforzaba la férrea mano de Stroessner. Un estado altamente centralizado controlaba a través del Ministerio del Interior las designaciones de autoridades públicas en las localidades y los departamentos del interior.

         El poder judicial operaba con dependencia del poder ejecutivo y dentro de un marco jurídico que encubría muchos de los atropellos y abusos del régimen. El estado de sitio se mantuvo vigente para Asunción, el principal centro urbano del país, hasta 1987. Además, existían leyes de seguridad interna (tales como la Ley 209 y 294) que justificaban en materia legal los actos represivos del gobierno. El poder legislativo obraba con poquísima independencia, y se limitaba a aprobar las decisiones adoptadas por Stroessner. Las bancadas de los legisladores se distribuían en base al sistema que fuera utilizado en la Italia de Mussolini: dos tercios de las bancas iban al partido que recibía la primera mayoría de los votos y el tercio restante se distribuía proporcionalmente entre los demás partidos. Así, el poder legislativo permanecía concentrado en las manos de un fiel y monolítico Partido Colorado.

         A partir de 1977 solo dos pequeños partidos colaboracionistas (calificados como la "oposición alquilada" por los detractores del sistema) se prestaron para legitimar la fachada democrática del régimen. (15) Los demás partidos políticos se mantuvieron alejados del proceso político formal. En 1979 estas agrupaciones políticas fundaron una multipartidaria denominada el "Acuerdo Nacional". El Acuerdo rechazaba las reglas de juego impuestas por el régimen y conformaba el núcleo principal de la "sociedad política informal" paraguaya (16).

 

         LA SOCIEDAD CIVIL DESMOVILIZADA

 

         La sociedad civil paraguaya se mantuvo en gran parte desmovilizada ante el uso combinado de coerción y cooptación utilizado por el régimen a través de sus prácticas represivas y clientelistas. A ello debe sumarse el efecto alienante y desarticulizante de aparatos ideológicos como los centros de comunicación social y educación, y la manipulación de concentraciones populares.

         Las entidades gremiales y los movimientos sociales eran controlados y restringidos por un aparato estatal de notorias credenciales corporativistas. El corporativismo selectivo que implantó el régimen reconocía la legalidad de algunas organizaciones sociales (sindicatos de obreros, gremios estudiantiles, etc.) a expensas de otras. A las reconocidas oficialmente el gobierno concedía beneficios y las incorporaba al estado. La oficialista Confederación Paraguaya de Trabajadores hasta figuraba como departamento del Ministerio de Justicia y Trabajo en la guía telefónica de Asunción. Por otra parte, las organizaciones independientes, y por ende rivales a aquellas amparadas por el estado, eran pasibles a variadas formas de coerción que oscilaban entre la vigilancia, el hostigamiento y la represión violenta. En el caso de los sindicatos se agrega la discriminación y el despido de trabajadores por parte de las propias patronales, que con la connivencia del gobierno impedían la sindicalización y el reclamo de reivindicaciones laborales. De tal manera se lograba producir una "cultura del miedo" que cumplía un importante rol como represión preventiva desmovilizadora (17).

         Como en el caso de la sociedad política informal, las organizaciones sociales independientes también eran tildadas de "irregulares" y hasta de "comunistas" por los representantes y adscriptos al régimen. Estos grupos eran tolerados en la medida que mantenían un perfil moderado y no representasen una amenaza a los intereses de la dictadura y su entorno social. Dentro del bloque de poder económico el gobierno no ejercía prácticas coercitivas sino que se valía de su notable inserción económica para presionar a las élites con "la concesión o anulación de favoritismos clientelísticos".(18) Esto condujo a que el gremio empresarial tuviera que subsistir bajo la tutela del gobierno y entre la red prebendaria que el "compadrazgo político" le facilitaba.(19) A razón de tantos espacios y potenciales inhibidos la sociedad paraguaya se mantuvo mayoritariamente débil, desarticulada y desmovilizada.

         Las restricciones y el empleo manipulativo de los medios masivos de comunicación y de la educación también formaban parte integral de los esfuerzos del régimen por sostener su hegemonía. El control sobre la información, que éste ejercía por medio del asedio y las clausuras impuestas a la prensa independiente, además de la auto-censura de éstos por temor a represalias del gobierno, contribuían poderosamente a encubrir aspectos problemáticos de la realidad nacional y a desarticular opiniones y proyectos socio culturales de contenidos más críticos e innovadores. (20) La educación bajo la autocracia de Stroessner era manipulada con temas y enfoques ideológicos que contribuían a la preservación del statu quo político y social. Esta educación propulsaba la internalización de "pautas culturales autoritarias" y enfoques sociales alejados del real entorno socio-cultural paraguayo.(21) Los escasos rubros destinados a la educación denotaban un claro desinterés oficial en atender a la satisfacción de este derecho social y a todo lo que pudiera contribuir a la formación cívica del pueblo.(22) De tal forma el Gobierno lograba mantener un país de analfabetos funcionales que facilitaba la continuidad del sistema autoritario.(23)

         Dentro de esta sociedad civil desmovilizada y amordazada la Iglesia Católica ofrecía, casi por ausencia de alternativas, uno de los pocos espacios independientes capaces de albergar propuestas y prácticas alternativas, y desafiar así el mando autoritario del General Stroessner.

         Condiciones para el desarrollo y la manutención del régimen autoritario La estructura y el funcionamiento de la dictadura personalista de Stroessner subsistía dentro de un marco de condiciones globales que conformaban el espacio y el "medio ambiente", por así decirlo, que facilitó el desarrollo y la implantación de este régimen autoritario. Estas condiciones globales eran, principalmente:

         • un legado y una larga tradición autoritaria dentro de la historia política paraguaya. (24)

         • un modelo de desarrollo capitalista (prebendario) dependiente, basado mayormente en la producción agro-exportadora, que se sostiene sobre una estructura social de notables diferencias de clases. (25)

         • un ethos cultural tradicional, jerarquizante y totalizante que favorece las relaciones sociales paternalistas e intimistas (como las de parentesco) antes que igualitarias e individualizantes. (26)

         • una orientación ideológica apoyada en la Doctrina de la Seguridad Nacional, fuertemente anti-comunista, e históricamente alineada dentro del campo hegemónico de los Estados Unidos.

 

 

         NOTAS

 

1- El Paraguay tuvo once presidentes en los 19 años entre el fin de la guerra del Chaco con Bolivia en 1935 y la toma del poder por Stroessner en 1954, y se vio envuelto en una sangrienta guerra civil en 1947.

2- Tanto el Partido Colorado como su rival histórico, el Partido Liberal, fueron fundados en 1887.

3- Caballero Carrizosa, Esteban. "Paraguay: Crisis económica, relaciones sociales y partidos políticos. Apuntes para el análisis de la coyuntura 1982-1984". Los Movimientos Sociales en el Paraguay. (editor Domingo M. Rivarola). (Asunción: CPES, 1986). p. 159.

4- Linz, Juan J. "Totalitarian and Authoritarian Regimes". Handbook of Political Science. Vol. 3. (editores Fred Greenstein and Nelson Polby). (Reading, Mass.: Addisson-Wesley Publishing Co., 1975). p. 259.

5- La fuerza policial del Paraguay era relativamente más numerosa que aquella de regímenes tales como el de Bulgaria, Sud África y Alemania Oriental, y solo inferior a las de Albania, Liberia, Libia, Vietnam y Singapur. En cuanto a gastos en materia de seguridad interna (militares y policías) el Paraguay ocupaba el segundo lugar en América Latina después de Cuba. Debe notarse sin embargo que aproximadamente una cuarta parte del presupuesto de defensa iba a financiar obras de diversas clases que no eran estrictamente de orden militar. Por otra parte, el Paraguay no estaba sujeto a amenazas externas como Cuba. Lewis, Paul II. Paraguay under Stroessner. (Chapel Hill: Univ. of North Carolina Press, 1980). pp. 128-30.

6- Ver los informes de Amnesty International desde 1966, los informes de la Organización de Estados Americanos (OEA) desde mediados de los años 1970, y las resoluciones de las Naciones Unidas desde 1983. El embajador de los Estados Unidos nombrado por Carter, Robert White, tuvo un papel importante en la denuncia de las violaciones de los derechos humanos y en la liberación de algunos presos políticos en los últimos años de la década del 1970.

7- Caballero, Esteban y Fernando Masi. Partidos, Gobierno y Empresarios: Convergencias y Diferencias. (Asunción: CIDSEP, Univ. Católica N.S. de la Asunción, 1989). p. 101.

8- Linz, Juan J. op. cit., p. 260.

9- Una de las estafas financieras más voluminosas pasó al conocimiento público en 1985. Ella envolvía al presidente del Banco Central del Paraguay y a muchos otros adherentes de Stroessner, y consistió en la manipulación de divisas otorgadas al tipo de cambio oficial en una estafa de aproximadamente USS 100 millones. Con la investigación en marcha Stroessner obligó al juez investigador a renunciar cesando así toda averiguación del asunto. Ver Bouvier, Virginia M. Decline of the Dictator: Paraguay at a Crossroads. (Washington, D.C.: Washington Office on Latin America, 1988). p. 24.

10- Bouvier, Virginia M. op. cit., p. 25.

11- Rouquié, Alain. El Estado Militar en América Latina. (México: Siglo XXI editores, 1984). p. 205.

12- Según los informes Rodríguez fue el principal garante de un conocido traficante de heroína, el francés Auguste Ricord, que dirigió sus operaciones desde el Paraguay hasta su captura por agentes anti-narcóticos de Estados Unidos en 1971. Ver Lewis, Paul II. op. cit., pp. 135-137, También Chiavenato, Julio José. Stroessner, retrato de una dictadura. (Sao Paulo: Brasiliense, 1980). pp. 37-47. Rodríguez ha negado rotundamente estar envuelto en el tráfico de drogas, lo cual recibió destaque en la prensa internacional (ver Alan Riding, "Paraguay's leader denies tics to drugs". The New York Times. 7 de Febrero 1989, p. 5). En el Paraguay los rumores más recientes sugieren que los adherentes de Stroessner habían originado la especie de conexión de Rodríguez con las drogas para desacreditarlo como posible rival. En un país tan pequeño como el Paraguay donde "casi todo se sabe," el tráfico de drogas no hubiera podido existir sin la complicidad del régimen. Sin embargo, no han surgido pruebas innegables contra Rodríguez y si es que existen es poco probable que salgan a la luz en las circunstancias actuales.

13- Arditi, Benjamín. "La politicidad de la crisis y la cuestión democrática: poder político, economía y sociedad en el Paraguay". Latinoamérica: lo político y lo social en la crisis. (editores Fernando Calderón Gutiérrez y Mario R. dos Santos). (Buenos Aires: CLACSO, 1987). p. 111.

14- En la asamblea constituyente de 1967 a más del partido oficialista participaron: el Partido Revolucionario Febrerista, y las dos escisiones del Partido Liberal, el Partido Liberal de los hermanos Levi-Ruffinelli) y el Partido Liberal Radical.

15- En 1977 Stroessner decidió reformar el artículo 173 de la Constitución Nacional para permitir su continua reelección. Ante esa disyuntiva el partido Liberal Radical se dividió en dos nuevos grupos. Una minoría optó por continuar su participación en el proceso político formal (guardando el mismo nombre) en compañía del minúsculo Partido Liberal. La corriente mayoritaria se decidió por la abstención y fundó el Partido Liberal Radical Auténtico. Este nunca obtuvo el reconocimiento legal. El Partido Revolucionario Febrerista se abstuvo de participar en las elecciones desde 1973, mientras que el Partido Demócrata Cristiano nunca pudo conseguir su reconocimiento legal.

16- Caballero, Esteban y Fernando, Masi. op. cit., p. 24. El Acuerdo Nacional estaba constituido por el Partido Liberal Radical Auténtico (la principal agrupación política de esta coalición), el Partido Revolucionario Febrerista (afiliada a la Internacional Socialista), el Partido Demócrata Cristiano y el Movimiento Popular Colorado (ala más bien populista del Partido Colorarlo expulsado en 1959). De estos solo el Partido Febrerista gozaba de reconocimiento oficial. Las reivindicaciones del Acuerdo Nacional se centraban en la liberalización, democratización y modernización del régimen político. La creación del Acuerdo fue alentada por el embajador estadounidense Robert White.

17- Céspedes, Roberto. "Recesión económica y la reconstitución del actor sindical". Los Movimientos Sociales en el Paraguay. (editor Domingo M. Rivarola) (Asunción: CPES, 1986). pp. 181-188.

18- Caballero, Esteban. op. cit., p. 154. El estado corporativista de Stroessner llegó a administrar 36 empresas nacionales, que incluían las industrias de cemento (VALLEMl), acero (ACEPAR) y alcohol (APAL), así como la aerolínea nacional (LAP), la compañía de aprovisionamiento de agua (CORPOSANA), y las empresas gigantescas de producción de electricidad (ANDE) y de telecomunicaciones (ANTELCO). Según el sociólogo Domingo M. Rivarola entre el 70% y 80% de todas las actividades económicas del país respondían directa o indirectamente al estado, lo cual denota el peso y la gran capacidad que detentaba el régimen de Stroessner para afectar el quehacer económico y social del país. Ver entrevista de Kostianovsky, Pepa. 28 Entrevistas para este tiempo. (Asunción: Univ. Católica N. S. de la Asunción, 1985).

19- Caballero, Esteban y Fernando Masi. op. cit., p. 138.

20- Varios de los principales medios de difusión pertenecían a personas allegadas a Stroessner. Tal era el caso particular de los dos canales de televisión que, si bien eran "privados" e "independientes" del estado, en la práctica respondían a los intereses del sistema autoritario, proyectando a la vez los valores e imágenes de la élite social. El régimen disponía de facultades legales para autorizar y desautorizar todas las concesiones de radio y televisión e intervenir en cualquier organismo de prensa que no contribuyese a la "unidad espiritual de la Nación, en armonía con la política del Gobierno...". Ver Decreto 26.504, artículo 2, inciso 3. Citado en Romero Pereira, Carlos. Una Propuesta Ética. 2a edición. (Asunción: Editorial histórica, 1987). p. 293.

21- Romero Pereira, Carlos. op. cit., pp. 268-269. (La verdadera autoría del subcapítulo sobre educación es de Miguel Sanmartí).

22- Bajo el régimen de Stroessner el presupuesto nacional para la educación era uno de los más bajos del hemisferio. El Paraguay destinaba 1.3% del producto Interno Bruto (PIB) para el gasto público en educación mientras que en países como Costa Rica este índice llegaba al 6.2%, en Chile el 4.2% y en Bolivia el 3.9%. Ver Romero Pereira, Carlos. op. cit., p. 261.

23- Según el Censo Nacional de 1982 el 57.6% de la población paraguaya con más de 12 años de edad tiene menos de cuatro años de estudios completados o ninguna instrucción escolar. Comisión Económica para América Latina (CEPAL). Anuario Estadístico para América Latina y el Caribe Edición 1987. (Santiago, 1988). p. 676.

24- El politólogo norteamericano Paul H. Lewis sostiene que "el Paraguay nunca conoció un gobierno democrático. Las elecciones libres, la competencia justa entre partidos, y las instituciones representativas no forman parte de la experiencia nacional. En su lugar, la historia paraguaya es una secuencia ininterrumpida de dictaduras". Ver op. cit., p. 3. Si bien algunos podrían debatir la amplitud de esta opinión pocos podrán disputar el punto que aquí se subraya y apunta a la existencia de una larga tradición autoritaria.

25- La economía paraguaya depende exclusivamente del mercado internacional para captar el 80 a 90% de sus divisas. Ver Caballero, Esteban y Fernando Masi. op. cit., p. 159.

26- El sentido tradicional del ethos cultural paraguayo responde al carácter eminentemente rural de su población. Se estima que alrededor del 65% de los habitantes del Paraguay viven en las zonas rurales y en pueblos con menos de 5.000 pobladores. (Entrevista personal con Juan María Carrón, director del Centro de Estudios de Población en el Paraguay (CITEP). Asunción, Febrero 27, 1990). Un gran porcentaje de los pobladores urbanos a su vez son fruto de emigraciones rurales, lo cual explica la fuerte subsistencia de muchos valores e incluso costumbres rurales entre los habitantes urbanos.

 

 

 

CAPÍTULO 4

 

CRISIS Y DESCOMPOSICION DEL REGIMEN DE STROESSNER:

DECADA DEL 1980

 

         Factores que afectaron la crisis y descomposición del régimen de Stroessner fueron: 1) una recesión económica compuesta sobre una estructura social de ásperas inequidades; 2) un aumento en las tensiones y disfunciones internas en la estructura del régimen; 3) un creciente malestar dentro del pacto de dominación; 4) los cambios en el contexto internacional; y, 5) un "despertar" de la sociedad civil.

 

         RECESIÓN ECONÓMICA

 

         La crisis económica que sacudió al Paraguay a principios de la década del 1950 marcó el comienzo de la decadencia política del presidente Stroessner. A diferencia del período de elevado crecimiento económico que se experimentó en los años 1970, la década del 1980 trajo consigo el agotamiento de un modelo económico basado en el "crecimiento orientado hacia afuera".(1) Esto se produjo con: a) la terminación de las obras civiles de la represa hidroeléctrica de Itaipú, la más grande del mundo, construida conjuntamente con el Brasil; b) el descenso de los precios internacionales de los principales productos agrícolas de exportación (la soja y el algodón); (2) y, c) la disminución en la inversión de capitales extranjeros.

         La recesión económica de 1982 y 1983 causó una pronunciada baja en la tasa de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) que de un pico de 11.4% en 1975 decayó a -1.0 % y -3.0 % para 1982 y 1983 respectivamente. (3) A mediados de 1980 las cifras del PIB mostraron un leve aumento, pero aún así la economía permaneció básicamente estancada. El salario real sufrió un descenso en el orden de 13% entro 1981 y 1983, (4) mientras que el poder adquisitivo se redujo en más del 40% entre       1982 y 1986. Las cifras de desempleo en zonas urbanas alcanzaron el 15% en el mismo período,(5) y el subempleo se hizo visiblemente más evidente en las calles de Asunción, Pto. Presidente Stroessner (ahora Ciudad del Este) y otras ciudades principales del país.

         La inflación comenzó a presentar índices más elevados a partir de este periodo pero aún seguía siendo "administrable" en comparación a la de los países vecinos. (6) El gobierno contrató nuevos empréstitos en el extranjero con el fin de cubrir los crecientes déficits de la balanza comercial y del presupuesto fiscal. Para el año 1985 la deuda externa paraguaya había alcanzado la suma de USS 1.712 millones, y el servicio de la deuda en sí representaba el 42% del total de las exportaciones nacionales. (7)

         El crecimiento económico de los años 1970 y la modernización de algunos aspectos de la infraestructura nacional, especialmente en las áreas de comunicación y en los servicios básicos (electricidad, agua potable, etc.), no alteró en lo substancial la estructura social de marcada desigualdad que aún sigue prevaleciendo en el país. La década de 1970 produjo antes que nada un desarrollo desigual que agravó este contraste social. Según datos del propio gobierno el 50% de la población vivía en la pobreza. (8) Las inequidades en materia de distribución de la tierra son notables: el 1 % de la población controla el 80% de la totalidad de tierras aptas para la agricultura, mientras que el 42% de las familias rurales no poseen tierras; o la tienen escasamente. (9)

         A partir de la crisis económica de 1982 y 1983 el régimen de Stroessner comenzó a experimentar una paulatina descomposición interna. Esta decadencia se fue agravando con el desencanto de sectores de la élite social que empezaron a cuestionar la conducción económica del gobierno. A su vez, el deterioro económico causó un amplio malestar en la sociedad civil que a partir de 1986 evidenció claras señales de renovación y movilización, manifestándose a favor de reivindicaciones sociales y reclamando una apertura política y transición a la democracia.

 

         TENSIONES DENTRO DEL RÉGIMEN.

 

         La estructura del régimen comenzó a mostrar resquebrajaduras en su formación monolítica con las tensiones y divisiones crecientes en el seno del Partido Colorado. La crisis económica redujo el tamaño de la "torta" disponible para mantener el sistema prebendario, forjando en el proceso rivalidades en torno a esta red de privilegios y clientelas, e hizo aflorar preocupaciones y discrepancias sobre cómo enfrentar las dificultades del momento. Además, la avanzada edad del General Stroessner y la incertidumbre que rodeaba su sucesión fue engendrando una variedad de criterios entre los mismos dirigentes del régimen sobre qué proyecto político desenvolver a largo plazo. Por primera vez se empezó a pensar en voz alta sobre el post-stronismo. (10)

         A partir de 1984 se fueron delineando dos facciones dentro del Partido Colorado oficialista. Una facción de "línea dura" conocida como "Militante" o "stronista" y otra de "línea blanda", o menos dura, compuesta principalmente por un grupo autodenominado "Tradicionalista". (11) Los "militantes" estaban conformados por personas que habían escalado al poder gracias a su lealtad personal a Stroessner y favorecían la perpetuación del mismo régimen autoritario, e incluso del apellido Stroessner. Los "tradicionalistas", aunque también leales a Stroessner, representaban un ala más histórica del partido e interesada en dar más poder de decisión al aparato partidario que, por cierto, ellos controlaban.

         Los "tradicionalistas" y otras facciones de línea blanda (12) abrigaban un reconocimiento tácito del hecho que el régimen de Stroessner tocaba ya su fin. Por ello preveían la necesidad de introducir ciertas medidas de liberalización y transparencia política, y buscar de allí una nueva legitimidad con base a un sufragio electoral. Algunos de los representantes más osados de esta postura "blanda" proponían abiertamente que el mismo Stroessner debía como último acto de grandeza forjar la apertura del sistema político paraguayo. (13)

         Con la toma del Partido Colorado por parte de los "militantes" en Agosto de 1987, al cabo de una agitada campaña nacional y la exclusión por la fuerza de los "tradicionalistas" en la convención partidaria, toda posibilidad, esperanza e ilusión de una transición política quedaron descartadas. La ruptura en el seno del Partido Colorado oficialista afectó a la totalidad de la estructura del régimen, inclusive el ámbito militar, aunque en apariencia todos continuaron permaneciendo leales a Stroessner, aún la mayoría de los dirigentes del "tradicionalismo". Los "militantes" condujeron al régimen hacia una radicalización exhibiendo actitudes aún más fanáticas e intransigentes. En muchos aspectos denotaban claras tendencias fascistas, como en el empleo de fuerzas civiles compuestas de matones (conocidos como "garroteros"); y también en el uso de una retórica agresiva y belicosa contra todo ser disidente. "Lealtad absoluta al único líder General don Alfredo Stroessner" se convirtió en el pujante y ferviente lema de esta agrupación política.

 

         MALESTAR EN EL "PACTO DE DOMINACIÓN"

 

         Ante la crisis económica la política del gobierno fue de acentuar su intervención en la economía. (14) Esto a su vez alentó un creciente desencanto entre muchos empresarios que resentían la pesada e ineficiente intervención del estado y su directa competencia con el sector privado. La contracción económica también limitó la capacidad del gobierno para conceder créditos y facilitar las prebendas que vinculaban a este con importantes sectores de la comunidad empresarial. La imposición de un sistema de cambios múltiples (con amplios márgenes entre el tipo de cambio oficial y el del mercado), que en efecto servía para subsidiar a las empresas estatales deficitarias, así como la corrupción estatal, el nepotismo, las imposiciones tributarias discriminatorias entre distintos sectores empresariales, y el contrabando masivo patrocinado o encubierto por las autoridades del régimen, constituían puntos irritantes que de a poco fueron minando las relaciones entre el régimen stronista y los principales gremios empresariales.

         La élite empresarial, vale anotar, había brindado durante mucho tiempo su apoyo al régimen autoritario. Esta élite social conformaba, conjuntamente con la élite política (constituían por los líderes de la triada FF.AA.-Partido Colorado-Gobierno) el "pacto de dominación" vigente en el Paraguay. Vínculos de parentesco, amistades personales e intereses mercantiles entrelazaban a las élites económicas y políticas, que en su mayor parte confluían el uno en el otro. (15) Como clase dominante la élite empresarial se constituyó en una de las beneficiarias principales no solo de las políticas económicas del régimen sino también de sus prácticas autoritarias. Las estrategias de coerción y cooptación social aplicadas por la dictadura facilitaron la acumulación de riquezas por parte de las élites al limitar la posibilidad de organización social (en sindicatos, movimiento de campesinos, etc.) y al controlar las presiones sociales para elevar los salarios, mejorar las condiciones de trabajo, implementar políticas de reforma agraria, y así en más. (16)

         Con el deterioro de la situación económica los gremios empresariales comenzaron a expresar críticas públicas a la conducción económica del gobierno, especialmente a partir de 1986 y 1987. Sin embargo, la propia debilidad de estos gremios y la relación de dependencia al estado de sus asociados limitaron la capacidad y voluntad de disenso dentro de esta élite social. En ningún momento de la dictadura el sector empresarial se atrevió a cuestionar públicamente el autoritarismo del régimen o pronunciarse en favor de una transición democrática. (17) Muchos miembros de la élite permanecieron en silencio por conveniencia y/o temor a las represalias del gobierno, pero aún así compartían cierto malestar hacia las autoridades políticas y cuestionaban a los empresarios "prebendarios" (casta privilegiada que hizo sus fortunas desde los puestos encumbrados de la administración pública y la institución militar). Por cierto, las tensiones dentro del "pacto de dominación" nunca ni se aproximaron a un punto de ruptura o desintegración. No obstante, el descontento que se había creado contribuyó a la descomposición del régimen, pues transmitía el mensaje tácito, pero no menos poderoso, que suponía la prescindibilidad de Stroessner como garante del "pacto de dominación". Es más, el caudillo y su entorno militante se habían constituido en un estorbo para el desarrollo de la "libre empresa".

 

         CAMBIOS EN EL CONTEXTO INTERNACIONAL.

 

         Las transformaciones producidas en el ámbito internacional también jugaron un papel importante en la creciente crisis interna del Paraguay. (18) Los cambios políticos sucedidos en el Brasil y en la Argentina, dos poderosos vecinos que históricamente han competido por mantener al Paraguay bajo su ámbito de influencia, tuvieron especial efecto en esta nación mediterránea. Los pasos hacia la redemocratización en ambos países y en otras naciones latinoamericanas, a principios de la década del 1980, se hicieron sentir claramente en el Paraguay: 1) por el régimen, que perdió el apoyo amistoso que había recibido de sus homólogos militares y consecuentemente fue aislándose en el plano internacional; y, 2) por la misma oposición, que comenzó a recibir muestras de simpatía de estos nuevos gobiernos y vivir del ímpetu transmitido por el ejemplo de estos regímenes democráticos. (19) La ciudadanía en general también pudo captar el hecho de la transición política en estos países vecinos y comenzó a percibir las diferencias notorias entre el ejemplo de "democracia" vigente en otros países latinos y el modelo que decía sostener el gobierno de Stroessner. (20)

         Estados Unidos, que en una época dio un fuerte apoyo al régimen, siguió manteniendo la distancia instaurada a fines de los años 1970 como consecuencia de la política de derechos humanos del presidente Jimmy Carter. Bajo la administración más conservadora del presidente Ronald Reagan el Paraguay sirvió como un escaparate fácil -dado su poco valor estratégico y económico- para una política norteamericana resueltamente opuesta a un régimen autoritario de derecha. La posición crítica hacia la dictadura de Stroessner sirvió de esta forma como un contrapeso, por cierto suave, a la política intervencionista de Reagan en Nicaragua.

         Ante la ola de redemocratización en América Latina y el deshielo de la Guerra Fría entre los Estados Unidos y la Unión Soviética, la postura sólidamente anticomunista de Stroessner dejó de tener atractivos para los forjadores de la política internacional norteamericana. La "democracia sin comunismo" que en otra época diera réditos al gobierno autoritario pasó a ser un lema anacrónico y que trajo como resultado un creciente aislamiento internacional del régimen de Stroessner. Ya para mediados de los 1980 el Paraguay se había convertido en un paria; una nación proscrita en el seno de la comunidad internacional que solo podía contar con el apoyo amistoso de regímenes similares tales como los de Sud África, Taiwán y Chile. (21) El Japón con su sutil diplomacia desplazó a los Estados Unidos de su preeminente posición entre los proveedores de ayuda para el desarrollo, la educación y proyectos culturales.

         Los factores internacionales que facilitaron en una época la consolidación del régimen de Stroessner habían tomado una nueva dirección que auspiciaba un cambio político y apertura hacia la democracia. Estos cambios en el contexto regional y mundial tuvieron en cierta forma un mayor impacto en el Paraguay que en otros países latinoamericanos, dado su menor tamaño y la demora en iniciar su proceso de transición. (22)

         La presión internacional generó efectos múltiples, diferenciables según el estamento político que los recibía. En cuanto al régimen, el nuevo ímpetu internacional servía para alentar las críticas internas por parte de los sectores que conformaban su "línea blanda" (como los Éticos, el MIC y los grupos más avanzados del "tradicionalismo"), que veían reforzados así sus reclamos en favor de una reforma política. Por otro lado esta presión internacional actuaba como factor desmoralizante entro los elementos de la "línea dura" (los "militantes"), agravando entre éstos una soberbia defensiva. De tal forma, el aislamiento internacional del régimen de Stroessner contribuyó a la fractura y radicalización del mismo. Entre los actores políticos y sociales de la oposición la nueva coyuntura mundial fortalecía sus esfuerzos, restando legitimidad al gobierno y a las organizaciones controladas por éste (como la oficialista Central Paraguaya de Trabajadores -CPT). (23) A la vez, estimulaba el "despertar social" que iba floreciendo en diversos segmentos ele la ciudadanía paraguaya.

 

         EL "DESPERTAR" DE LA SOCIEDAD CIVIL

 

         La crisis económica que se desató a partir de 1982 y 1983 engendró en amplios sectores de la sociedad señales visibles de descontento, que de a poco fueron animando nuevas percepciones y sensaciones colectivas. Es decir, un incipiente "despertar social". Como parte y expresión de este proceso de regeneración de la sociedad paraguaya fueron surgiendo nuevos movimientos sociales en núcleos campesinos, estudiantiles, profesionales, obreros, femeninos y entre los pobladores marginales de Asunción. (24) Otros grupos representando coaliciones cívicas, e intereses culturales y ecológicos también salieron a la luz durante este mismo período. Entre estas nuevas agrupaciones sociales se denotaba cierta voluntad por mantener una independencia y autonomía frente al estado, los partidos políticos tradicionales y la Iglesia; y como tales se fueron proyectando para expresar una nueva y renovada oposición pública al régimen de Stroessner. Distintos sectores de la juventud paraguaya, que constituye la vasta mayoría demográfica del país (más del 70% de la población tiene menos de 30 años de edad), aportaron gran parte del dinamismo y la energía que vitalizó este proceso de movilización social y concientización emergente. Este momento de cambio y creatividad estaba, de hecho, incrustado en un proceso general de auto-producción y auto-creación de la sociedad paraguaya en sí. (25)

         El año 1986 marcó un momento crucial en este período. Activistas políticos, obreros, campesinos y estudiantes lograron vencer barreras de miedo e inmovilidad con las primeras protestas callejeras en muchos años. Los partidos políticos del Acuerdo Nacional, y especialmente el mayoritario Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA), se mostraron más activos y expresivos en su oposición a Stroessner. Además, la corrupción y los notorios despilfarros del gobierno, en un período en que la mayor parte de la ciudadanía padecía los efectos de la crisis socio-económica, fueron ahondando la irritación de la opinión pública. En el plano cultural surgieron numerosos grupos musicales "de protesta" y se amplió considerablemente la producción bibliográfica sobre diversos temas de la realidad nacional.

         Las distintas señales y los variados intereses envueltos en este despertar de la sociedad civil fueron convergiendo en un cuestionamiento a la legitimidad del régimen. Si bien el estímulo provenía en gran parte de una crisis socio-económica, la oposición social y política fue centrando sus reclamos por un cambio "ante todo" en el orden político, de allí la referencia acertada a lo que vendría a ser la "politicidad" de la crisis paraguaya. (26) Como manifestación y señal de ello se percibía la emergencia de un consenso público para una transición anti-autoritaria. (27)

         La oposición paraguaya constreñida por un elevado nivel de represión y por sus propias flaquezas nunca llegó a constituir un desafío serio al régimen. Los partidos del Acuerdo Nacional eran propensos a frecuentes luchas internas, muchas veces en torno al liderazgo partidario. En tanto que los movimientos sociales se veían limitados por su restringida capacidad de lucha dado el estado embrionario de su proceso de reconstitución. (28) La falta de organización de estos movimientos sociales se veía afectada en algunos casos por sus tendencias al "basismo", es decir, una propensión a creer en la facultad exclusiva de todo lo que surge de la base ("desde abajo") y consiguiente desconfianza o sectarismo hacia el trabajo con instituciones más estructuradas. Ya por la mitad de la década de los 1980, sin embargo, el desafecto civil con el régimen de Stroessner había alcanzado niveles sin precedentes -la sociedad civil vivía un despertar que ya sobrepasaba y desbordaba los canales de control establecidos por el régimen autoritario.

         La Iglesia Católica tuvo un papel sumamente importante en este proceso de resurrección social. El alcance y la manifestación de este aporte religioso a la regeneración de la sociedad paraguaya será el enfoque de nuestros próximos tres capítulos.

 

 

         NOTAS

 

1- Baer, Werner y Luís Breuer. "From Inward to Outward-Oriental Growth: Paraguay in the 1980's". Journal of Interamerican Studies and World Affairs. Vol. 28. No. 3. (Fall 1986).

2- Condiciones climáticas desfavorables también afectaron las cosechas de estos productos agrícolas. La soja y la fibra de algodón representaban en 1980 el 49% del total de las exportaciones paraguayas. Campos, Luís A. "Expansión y Crisis del Neoliberalismo Económico Paraguayo (1956-1986)". Economia Paraguaya. Tomo I. (Asunción: CPI S, 1986). p. 207.

3- Campos, Luís A. op. cit., pp. 208-209.

4- Banco de Desarrollo Inter-americano (BID). Economic and Social Progress in Latin América: 1987 report. (Washington, D.C., 1988). p. 367.

5- Bouvier, Virginia M. op. cit., p. 29. Estos datos son del U.S. Department of Commerce. Foreign Trends and their Implications for the United States. (Washington, D.C., September 1987).

6- La tasa de inflación de 1983 fue de 13.5 %, 20.3% en 1984, 25.2% en 1985 y en 1986 subió a más del 30%. Campos, Luís A. op. cit., pp. 208-209. Vale destacar que durante la década del 1970 la inflación fue casi inexistente. De allí que el incremento de los precios en los años 1980 produjo todo un golpe psicológico en la población, agravando así las percepciones en tomo al problema existente.

7- Campos, Luís A. op. cit., p. 209.

8- Arditi, Benjamín. op. cit., p. 131.

9- Alan Riding, ""The Struggle for Land in latin Arnerica", The New York Times, 26 March 1989, Sec. 4, p. 1.

10- Muy significativo en este sentido fue la colección de entrevistas publicadas por la periodista Pepa Kostianovsky. 28 Entrevistas para este tiempo. (Asunción: Univ. N. S. de la Asunción, 1985).

11- Sobre esto tema ver criterios teóricos de O'Donnell. Guillermo y Philippe Schmitter. Transitions from Authoritarian Rule: Tentative Conclusions about Uncertain Democracies. (Baltimore: Johns Hopkins Press, 1986). pp. 15-17.

12- Tales como el Movimiento de Integración Colorada (MIC) y el Movimiento Ético y Doctrinario, que, a partir de 1986 emprendió un ataque frontal contra el régimen.

13- Ver entrevistas con Edgar L. Ynsfrán, Ministro del Interior de 1956 a 1966, y Julio César Frutos, diputado nacional por el Partido Colorado y miembro de la facción "tradicionalista", en Kostianovsky, Pepa. op. cit.

14- Esta creciente estatización de la economía respondía en parte a la mentalidad corporativista de muchos de los dirigentes del estado. Por otra parte latía la motivación de forjar nuevos canales prebendarios ante el achicamiento de la "torta" con el fin de las construcciones en Itaipú y la subsiguiente crisis económica.

15- "El bloque en el poder está constituido por el capital financiero internacional, las transnacionales, la clase terrateniente-ganadera, la burguesía agraria emergente y las otras facciones de la burguesía local. Estos componentes no son entes distintos o diferenciados de la 'clase política' que dirige el gobierno. La 'clase política' se confunde con y es parte integrante de la clase económica. Muchas de las nuevas facciones del bloque en el poder se gestaron al amparo de un puesto en el gobierno o un alto mando en las fuerzas armadas. El presidente (Stroessner) también participa de esta dualidad, combinando su inmenso poder económico con un igualmente impresionante poder político". Caballero, Esteban. op. cit., p. 151.

16- En este sentido, la "desmovilización de la sociedad civil por parte del estado y la represión sistemática de los sectores democráticos opuestos al gobierno autoritario del Paraguay responde a una lógica política en defensa del orden económico establecido". Rodríguez Campuzano, Oscar. "Modelo de Acumulación, Crisis Económica y Cambios políticos". Economía Paraguaya. op. cit., p. 226.

17- La sola excepción fue la Asociación De Empresarios Cristianos (ADEC), un movimiento apostólico de la Iglesia Católica, que avaló las propuestas democratizantes del Diálogo Nacional auspiciada por la jerarquía Católica. Entre los miembros de ADEC figuran varios asociados de los principales gremios empresariales del país -la FEPRINCO y la UIP.

18- Ver Estigarribia Fernández, José Félix y José Luís Simón G. La sociedad internacional y el estado autoritario del Paraguay. (Asunción: Editorial Araverá, 1987).

19- Especialmente notable resultó el apoyo brindado por el gobierno argentino de Raúl Alfonsín, del partido de la Unión Cívica Radical.       

20- El acceso a la televisión argentina disponible en Asunción y en el sur del Paraguay y la televisión brasilera a lo largo de la frontera del este ofrecían urca importante fuente de comunicación social que fue asimilada por amplios sectores de la audiencia paraguaya. Las transmisiones de notables acontecimientos políticos como las elecciones presidenciales en Argentina (1983) y la campaña en Brasil a favor de las elecciones directas (1983-84), conocida corno "diretas já", afectaron las percepciones y alimentaron las expectativas políticas locales.

21- Un comentario ilustrativo en este sentido lo dijo el propio embajador de Chile en el Paraguay al señalar en una entrevista televisiva que "el Paraguay y Chile son de la misma idiosincrasia".

22- Abente, Diego. "Constraints and Opportunities: prospects for democratization in Paraguay". Journal of  Interamerican Studies and World Affairs. Vol. 30, No. 1. (Spring 1988).

23- En 1986 la Central Paraguaya de trabajadores fue desafiliada de la internacional sindical a la cual pertenecía.

24- Arditi, Benjamín y José Carlos Rodríguez. La sociedad a pesar del estado. (Asunción: El Lector, 1987); y, Rivarola, Domingo M., editor. Los movimientos sociales en el Paraguay. (Asunción: CPES, 1986).

25- Touraine, Alain. Production de la societé. (Paris: Editions du Scuil, 1978).

26- Arditi, Benjamin. op. cit.. Esta observación no tiene intención de subestimar la 'cuestión social' y las reivindicaciones económicas que impulsaron a la mayoría de las movilizaciones callejeras de 1986. Por cierto, el movimiento que se convirtió en el principal foco de disenso de ese año fue protagonizado por las enfermeras, los médicos y funcionarios del hospital de Clínicas (una entidad estatal), quienes se alzaron en protesta contra los salarios de miseria y las pésimas condiciones de trabajo. Ver Riveros, Yiyo. Clínicas: salario y represión. (Asunción: Asoc. de Enfermeros y empleados del Hosp. de Clínicas. Asoc. de Médicos del Hosp. de Clínicas, 1987). Entre las principales agrupaciones sociales de la oposición se coincidía en la necesidad de lograr una apertura política para poder organizarlo mejor y canalizar así con mayor fuerza y facilidad sus reclamos sociales.

27- Céspedes, Roberto L. "Crisis, actores subalternos y transición en Paraguay". Cuadernos del CENDES. Centro de Estudios del Desarrollo de la Universidad Central de Venezuela. No. 9. (Setiembre-Diciembre, 1955). pp. 71-81.

28- Céspedes, Roberto I. op. cit., p. 71.

 

 

 

CAPÍTULO 5

 

LA IGLESIA EN EL DESPERTAR SOCIAL

 

         Importantes sectores de la Iglesia Católica jugaron un rol vital en este proceso de resurrección social. Muchos funcionarios religiosos alentaron deseos de forjar un "cambio" y diversas dependencias de la Iglesia facilitaron valiosos recursos y espacios para la expresión de opiniones críticas al régimen, albergando propuestas y prácticas alternativas a éste. Los medios de comunicación social de la Iglesia (radio "Caritas", el semanario "Sendero", y algunas revistas informativas) cumplieron una función muy importante en este aspecto, (1) las clausuras y restricciones impuestas a la prensa independiente convirtieron a estos dos órganos, dirigidos por laicos, en una de las pocas fuentes de información crítica sobre temas nacionales. Durante este período, se revitalizaron y expandieron los movimientos de laicos; en las áreas rurales, donde aumentaban los conflictos de tierra y desalojos de campesinos, muchos miembros de las CEBs tomaron parte activa en los principales movimientos campesinos. (2)

         La postura independiente y cada ver más crítica de la Iglesia antepuso un grave desafío al intento del régimen de Stroessner de mantener a la sociedad desmovilizada y desarticulada -dada la fuerza estructural de la corporación católica, su enraizamiento nacional y popular y su capacidad para llegar al "sentido común" del pueblo. Cada denuncia eclesial provocaba una respuesta vehemente de parte de las autoridades del régimen, especialmente cuando las críticas partían de los líderes eclesiásticos. Las frecuentes reclamaciones públicas del Arzobispo Rolón en defensa de los derechos humanos y contra la corrupción en el gobierno, y sus visitas a los prisioneros políticos, provocaban mordaces comentarios de parte de personeros de la dictadura. Otros obispos progresistas como Aníbal Maricevich y Mario Melanio Medina, conocidos por su fuerte interés en cuestiones de pastoral social, fueron blancos de acusaciones de ser "comunistas" y "subversivos".

         A pesar de todas estas acusaciones la Iglesia siguió manteniendo un amplio respaldo en la opinión pública. Una encuesta realizada en 1985 indicó que la población paraguaya tenía más confianza en los representantes de la Iglesia que en los integrantes de otros sectores sociales y políticos del país, según la consulta el 53,0% de la población depositaba "mucha confianza" en los obispos y sacerdotes, mientras que el 17,4 % tenía el mismo criterio hacia los periodistas, el 13,4 % hacia los militares, el 8.6% hacia los sindicalistas y el 8,3% hacia los políticos. (3) De hecho, vemos que la Iglesia Católica es la institución social de mayor prestigio y respeto en el Paraguay.

 

         EL DIÁLOGO NACIONAL

 

         A principios de 1986 los obispos lanzaron la propuesta de mediar un "diálogo nacional", respondiendo, en parte, a las repetidas solicitudes del Acuerdo Nacional (la coalición de partidos de oposición) y también a sus iniciativas previas a favor de una reconciliación nacional. (4) Este emprendimiento eclesial fue surgiendo en medio de una creciente agitación social y exigencia a favor de una apertura política.

         Si bien propiciado por los obispos con un espíritu equitativo y moderado, abierto a todos los sectores sociales y políticos, el Diálogo Nacional fue rechazado por ambas facciones del régimen, los Tradicionalistas y Militantes. Por cierto, se percibieron algunas diferencias de opinión dentro del Partido Colorado pero estas no pasaron a mayores. Las justificaciones dadas para no participar del diálogo reafirmaban, por un lado, la legitimidad de su poder en tanto que desmerecían a sus adversarios, haciendo hincapié en la posición mayoritaria del Partido Colorado.

         "¿A título de qué y de quiénes los "irregulares" (es decir, la oposición no reconocida por el régimen) piden un Diálogo Nacional? Como si en el Paraguay existiera una dictadura militar, no estuviera en vigencia una Constitución aprobada con la participación de los partidos políticos, como si no funcionara un Parlamento pluripartidista y un Poder Judicial independiente". (5)

         Refiriéndose a los demás participantes del Diálogo y especialmente al Acuerdo Nacional, el titular de la Junta de Gobierno del Partido Colorado, Juan R. Chaves, diría:

         "Un grupito heterogéneo de paraguayos... 40 personas van a arrastrar a un millón de colorados para conversar sobre los problemas nacionales y esto no es permitible". (6)

         Por otro lado autoridades nacionales como el Ministro de Educación y Culto, Carlos Ortíz Ramírez, aleccionarían a la Iglesia acotando que ella "no puede salirse del culto y el apostolado para proyectarse a otros campos que no son de su competencia". Y advertirían que el mismo Papa Juan Pablo II "no se cansa de recordar a los obispos y sacerdotes que no se inmiscuyan en política". (7)

         Presionadas por el gobierno, las principales entidades empresariales (la FEPRINCO y la UIP) y la central sindical oficialista (CPT) se negaron a enviar representantes, mientras que algunos de los nuevos movimientos sociales prefirieron no participar de lo que consideraban un intento de la élite por lograr una transición negociada con el régimen, otras organizaciones sociales, incluso algunas auspiciadas por la Iglesia, peticionaron con éxito a los obispos la inclusión de temas sociales en las discusiones. El "Diálogo Nacional" se convirtió, en efecto, en una amplia deliberación sobre tópicos nacionales en el que participaron representantes de una extensa gama de grupos políticos y sociales que, básicamente, estaban en oposición al régimen de Stroessner. (Ver la lista de participantes en el Anexo III).

         La negativa del gobierno a participar del Diálogo y las críticas vertidas a esta propuesta de la jerarquía católica contribuyeron a incrementar la desconfianza y las tensiones mutuas en sus relaciones con la Iglesia. El emprendimiento culminó con unas conclusiones presentadas en Diciembre de 1987, que reflejaban la creciente exasperación hacia el régimen e ilustraban claramente el tono y el grado de oposición que la Iglesia estaba dispuesta a legitimar.

         "La identificación Gobierno-Partido-Fuerzas Armadas y la concentración de poder absoluto en el Jefe del Poder Ejecutivo son las que han desnaturalizado las instituciones republicanas y democráticas al erigir un régimen dictatorial, autocrático y totalitario... un régimen auténticamente democrático... será imposible mientras continúe el Gral. Alfredo Stroessner en el poder. Su alejamiento de la Presidencia es condición básica para la transición democrática: Stroessner, el sistema establecido por él, y la democracia se excluyen en el Paraguay". (8)

         Además el documento proponía una serie de cambios básicos en materia política, económica y social, entre estos, una reforma agraria, mejoras en la salud y educación pública, y en el acceso a viviendas para los sectores populares. También expresa una firme preocupación por temas referentes a los derechos humanos, la participación cívica y la libertad de organización sindical.

         Junto con varias apreciaciones favorables hacia la Iglesia el documento final también expuso ciertas dudas sobre la consistencia y coherencia de la Iglesia en su compromiso con la liberación, en una anotación crítica llegó a observar que sus propuestas "de liberar al hombre paraguayo y construir una nueva sociedad, a veces queda a nivel verbal". (9) Asimismo reprochó a los obispos por mostrarse a veces excesivamente jerárquicos y exhortó a la Iglesia a adoptar una dosis más saludable de pluralismo y diálogo dentro de su propia institución.        

         En conjunto, el Diálogo Nacional demostró ser un sereno y medido emprendimiento eclesial que, correspondientemente, alcanzó en la práctica un éxito moderado y más bien indirecto, aunque no logró convertirse en el mecanismo promotor de una transición política, como muchos lo habían deseado, (10) ayudó a unir y mejorar la comunicación entre los diversos sectores de la oposición. El resultado del Diálogo también reflejó la impronta que recibió de su principal arquitecto, el diplomático obispo Jorge Livieres Banks, quien adoptó a lo largo del proyecto una postura cautelosa, tratando de mantener a la Iglesia como un mediador neutral. Si bien no tuvo resultados concretos el Diálogo Nacional ofreció un foro importante, en un momento vital, que contribuiría a solidificar el consenso y desarrollo de la opinión pública en favor de una apertura política y transición a la democracia.

         La Iglesia paraguaya había entrado a la década de los 1980 bajo la influencia moderadora de Puebla (1979) (11) y la incidencia de una creciente clase media que empezó a mostrarse más activa dentro de la institución eclesial. Ambas influencias fueron produciendo un nuevo consenso normativo que suplió la efervescencia y el idealismo vistos a finales de los años 1960 y a principios de los 1970 con criterios más pragmáticos, metas sociales más limitadas, y una perspectiva de largo plazo en cuanto a la solución de los problemas de desarrollo y pobreza. La Iglesia era ya un cuerpo más sólido y organizado, con niveles más elevados de compromiso y de participación entre sus fíeles; fruto del trabajo pastoral emprendido durante la década anterior. Si bien ella se mostraba más "religiosa" y abocada a tareas intra-eclesiales, la Iglesia no había disminuido, en lo substancial, su compromiso e inquietud social. De afirmar algo podríamos decir que durante la década de los 1980 la corporación católica paraguaya se desplegó con mayor cautela y especificidad en cuanto al tipo de actividades consideradas propias a su misión pastoral.

 

         ENFRENTAMIENTO CON EL RÉGIMEN

 

         El último período de serio y abierto conflicto entre la Iglesia y el gobierno de Stroessner ocurrió entre 1986 y 1988. (12) El activismo político y social de esos años fue creando situaciones que expuso a la institución eclesial a ataques directos, y hasta violentos, por parte de una dictadura cada vez más intransigente. Allí donde el "despertar social" germinaba con una expresión religiosa, o bajo el amparo de la corporación católica, intervenían los representantes del régimen para protestar, calumniar, intimidar e incluso reprimir con fuerza. Así, fueron produciéndose choques que afectaron en numerosas ocasiones los recursos y las actividades pastorales de la institución eclesial. Todo ello fue generando una creciente tensión en las relaciones entre Iglesia y Estado, las cuales llegaron prácticamente a la disolución en 1988.

         Este conflicto tiene algunas de sus principales manifestaciones en los siguientes episodios:

         ** una misa en la Catedral celebrada en apoyo a los gremios del Hospital de Clínicas y a favor de la libertad de algunos médicos de dicho nosocomio terminó con una represión policial. Los agentes del orden golpearon y lanzaron chorros de agua a los manifestantes que se congregaron en la explanada del templo. El acto religioso fue presidido por Mons. Livieres Banks quien clamó por una "pronta, justa y pacífica" solución al problema en dicho hospital, el día 27 de abril de 1986.

         ** la brutalidad policial y el uso de gases lacrimógenos logró dispersar una marcha de 1.500 personas que habían asistido a una misa celebrada por el Mons. Medina en conmemoración del Día de los Trabajadores con una nueva federación sindical (el Movimiento Intersindical de Trabajadores -MIT), el 1º de mayo del mismo año.

         ** un cordón de policías impidió que la gente asista a una misa en el Hospital de Clínicas presidida por el Arzobispo Rolón, el 4 de mayo (un día después que el hospital fuera atacado por un grupo de "garroteros" del Partido Colorado al mando de Ramón Aquino, con complicidad de las fuerzas del orden). En los días siguientes el clero y los laicos de la arquidiócesis emitieron varios comunicados en apoyo a los gremios de Clínicas y de condena a la violencia auspiciada por el régimen y sus adictos. (13)

         ** violentos incidentes fueron los que protagonizó la policía luego de una misa realizada en una parroquia de la capital cuando los manifestantes intentaron realizar una tribuna libre en la explanada del templo para reclamar la libertad de tres dirigentes sociales arrestados por el gobierno. El acto religioso fue celebrado por el P. Américo Ferreira quien repudio enérgicamente la agresión policial del día 18 de mayo.

         ** las fuerzas del orden emplearon nuevamente medidas represivas contra fieles que abandonaban la Catedral de Asunción al cabo de una misa "contra la violencia y por la justicia y la fraternidad", presidida por el Arzobispo Rolón y auspiciada por el laicado organizado de la Iglesia, el mismo mes de mayo.

         ** una "Procesión del Silencio" por las calles céntricas de Asunción, organizada por la Federación de Religiosos del Paraguay (FERELPAR) en adhesión al Diálogo Nacional y en denuncia de las injusticias sociales, congregó a unos 2.500 religiosos, religiosas y laicos, el 30 de mayo.

         ** más de 3.500 jóvenes católicos marcharon por las calles de Asunción en apoyo del Diálogo Nacional, en el mes de junio.

         ** el gobierno expulsó al P. Javier Arancón, director de la emisora católica "Caritas" y amenazó con desterrar a otros dos sacerdotes extranjeros, durante julio de 1986.

         ** el Equipo Nacional de Laicos critico duramente la labor del Poder Judicial en una carta abierta al presidente de la Corte Suprema, Luís M. Argaña, en setiembre de ese año. Mientras que la CEP condenó la audición radiofónica oficial del Partido Colorado, "La Voz del Coloradismo", tachándola de, "no solo lamentable sino reprobable" por atentar permanentemente "contra los más importantes valores de la convivencia ciudadana", con su prédica virulenta. (14)

         ** fuerzas policiales atacaron en el pórtico de la Catedral a fieles que se retiraban de una misa en pro de la libertad de prensa, el día del tercer aniversario de la clausura del diario "ABC Color", en marzo de 1987.

         ** una procesión de Vía Crucis organizada por seminaristas y sacerdotes del Instituto de Teología en Asunción fue violentamente reprimida por la policía, en abril del mismo año.

         ** un panel de discusión sobre el tema de "elecciones libres" llevado a cabo en una parroquia de la ciudad de Cnel. Oviedo fue salvajemente interrumpido por un grupo de "garroteros" de la seccional colorada de ese lugar, quienes procedieron a golpear a los participantes y amenazaron con matar al cura párroco. Entre los disertantes del panel había algunas reconocidas figuras de la oposición. Dirigentes del Partido Colorado congratularon a los "garroteros". El Ministro de Justicia y Trabajo, J. Eugenio Jacquet, declaró que el propio presidente Stroessner "le ha hecho llegar a estos distinguidos dirigentes partidarios de Cnel. Oviedo su respaldo total y absoluto, y su solidaridad completa". (15) El obispo local, Mons. Claudio Silvero, procedió a excomulgar por un año a 33 agresores que participaron en el atraco, que tuvo lugar el 5 de setiembre de 1987.

         ** en protesta por este ataque a la Iglesia y en solidaridad con "el pueblo reprimido y las víctimas de la violencia" unos 300 seminaristas y varios sacerdotes del Instituto de Teología realizaron una manifestación que fue reprimida a golpes por la policía cuando intentaban salir a la calle, el 1º. de octubre.

         La Iglesia reaccionó con múltiples denuncias ante esta escalada de violencia que afectaba igualmente al resto de la sociedad disidente. Un comunicado del clero y los religiosos de la Arquidiócesis de Asunción enjuiciaría severamente la inoperancia del poder judicial y declararía su:

         "Rechazo y repudio contra la escalada de violencia verbal y corporal que se ha impuesto en todo el territorio del país; contra la intervención de gentes civiles que se atribuyen facultades para reprimir pacíficas reuniones de ciudadanos, para castigar a indefensos y amenazar grotescamente con "garrotes" a todo disidente; contra el desamparo y la persecución de organizaciones campesinas e indígenas que buscan el uso de sus derechos, y la solución a sus necesidades". (16)

         Estas expresiones de disenso culminaron en una "Procesión del Silencio", convocada y organizada por las principales entidades laicas de la Iglesia para el 30 de octubre de 1987. Ese día unas 35.000 personas desafiaron las amenazas del gobierno y marcharon, en silencio, por las calles céntricas de Asunción, algunos portaban velas encendidas, al llegar a la Catedral los fieles recibieron las congratulaciones del Arzobispo Rolón: "Nuestro Señor está contento porque han sabido ustedes superar el miedo y la vergüenza". (17) Varias procesiones similares tuvieron lugar en otros puntos del país (Cnel. Oviedo, Pilar, Pto. Pte. Stroessner y Concepción). Voceros del gobierno criticaron la "connotación realmente política" del evento, mientras que en fuentes de la Iglesia se prefirió señalar el carácter "netamente confesional" del acto. De hecho, sin embargo, este evento constituyó la manifestación de protesta más grande en los 34 años del Paraguay bajo Stroessner.

         La declaración del Ministro del Interior y nuevo presidente del Partido Colorado (Militante), Sabino A. Montanaro, sintetiza la actitud de desprecio del régimen: "Allá ellos con su procesión del silencio donde gruñen sus amarguras, odios y resentimientos hacia el pueblo paraguayo". (18) Comentario que Mons. Rolón luego respondería con una importante aclaración: "decir la verdad no es amargura; criticar y reprobar lo que no está bien no es odio ni resentimiento". (19)

         Las tensiones entre Iglesia y Estado fueron subiendo de tono en la medida que los voceros periodísticos del régimen incrementaban sus ataques contra los "subversivos" en la Iglesia, y en la medida que se veía surgir el afianzamiento de varios sectores eclesiales que, como el Equipo Nacional de Laicos, hacían llamados a "comprometerse por un cambio político-social". (20)

         En enero de 1988 el gobierno desató una intensa polémica al suspender unilateralmente a la diócesis de Concepción del itinerario de la visita papal programada para ese año. El gobierno argumentó falta de condiciones técnicas en el aeropuerto local para excluir una de las diócesis más antiguas del país del itinerario establecido por la conferencia episcopal. Esta situación provocó una fuerte reacción en distintos sectores de la Iglesia, quienes imputaron las "razones políticas" en la decisión del régimen. Concepción iba a ser la sede de un encuentro entre el Papa y los pobres campesinos de esta región marginada. (21) Concepción era también la sede episcopal del obispo Maricevich, conocido por ser uno de los detractores más fuertes del régimen en el episcopado. Algunos de los laicos organizados de la Iglesia llegaron incluso a sugerir públicamente la suspensión de la visita papal en vista de esta arbitraria decisión y la situación socio-política vigente. Por su parte, el Ministro Ortíz Ramírez replicaba que las críticas del episcopado "desorientan al pueblo y dejan de lado su misión", y "no hacen sino sacar a luz la falta de comprensión y tolerancia de quienes deberían ser modelos en este aspecto". (22)

         Ante la proximidad de las elecciones presidenciales convocadas para el mes de febrero la conferencia episcopal emitió un documento en el cual exhortaba "un nuevo modelo de convivencia política" y justificaba el derecho a votar en blanco cuando ninguna de las candidaturas mereciera "confianza o adhesión". (23) El gobierno acusó que la campaña de la oposición en favor de la abstención electoral o del voto en blanco "tiene la complicidad de los órganos de la Iglesia", en referencia a radio "Caritas" y al semanario "Sendero", y exigió que las mismas depusieran su "postura subversiva". A finales de enero fuerzas policiales y elementos civiles de la militancia colorada frustraron un nuevo panel sobre "elecciones libres" que debió realizarse en el salón de una parroquia de Cnel. Oviedo, unas 200 personas fueron detenidas y las autoridades adujeron que la medida estaba dirigida a "resguardar la integridad física" de los asistentes ya que el evento podría agraviar u ofender a los miembros de la seccional colorada que "seguramente reaccionarán como ya reaccionaron una vez". (24) Pocos días después, en la vecina localidad de Raúl Oviedo, prohibieron una misa, amenazaron y expulsaron a sacerdotes, religiosas y seminaristas que estaban realizando una misión relacionada al Congreso Eucarístico de su diócesis. También en otras comunidades del interior las fuerzas del orden intimidaron a feligreses que participaban de reuniones y festividades religiosas.

         Frente a las reclamaciones oficialistas de que la Iglesia se "mete en política", el Arzobispo Rolón recordó que "la Iglesia no es instrumento de ningún partido político y que ningún partido político es instrumento de la Iglesia". (25) Celebrados los comicios presidenciales Mons. Rol0n declaró a la prensa extranjera que ellas fueron "una farsa". (26)

         Durante los primeros meses de 1988 las tensiones entre la Iglesia y el régimen subieron de tono con las controversias sobre las elecciones y las disputas sobre la programación de la visita del Papa. En este período se cruzaron múltiples comunicados

y declaraciones a la prensa, las cuales tuvieron sus réplicas y contra-réplicas. El Ministro del Interior declaró un día antes de la fecha de las elecciones que "la opinión de la Iglesia, de los obispos, de los sacerdotes a nosotros nos preocupa poco", la cual suscitó la respuesta del Arzobispo quien manifestó que "si la opinión de la Iglesia les preocupa poco, la opinión del Papa tampoco les preocupará". (27)

         Justamente en los primeros días de marzo cuando los titulares y las editoriales de la prensa trataban la deteriorada relación entre Iglesia y Estado, el Ministro de Educación y Culto, Ortíz Ramírez, conocido por sus singulares expresiones, pronunciaba públicamente que...

         "aquí sucede todo lo contrario de lo que sucede en otros países. Comúnmente escuchamos que el Gobierno persigue a la Iglesia. Acá la Iglesia está persiguiendo al Gobierno". (28)

         Este comentario atrajo el ridículo y la risa de la ciudadanía. El Arzobispo Rolón lo calificó "como un chiste", y añadió que "la Iglesia no persigue a nadie. Persigue al pecado y a la corrupción". (29)

 

         ANÁLISIS DEL CONFLICTO ENTRE LA IGLESIA Y LA DICTADURA

 

         En su enfrentamiento con la Iglesia el régimen de Stroessner adoptó un discurso político que buscó sistemáticamente: 1) negar la existencia de un conflicto institucional entre Iglesia y Estado; 2) encontrar la causa de todos los problemas en algunos "marxistas infiltrados" y "subversivos", que, escondidos bajo el manto de la Iglesia "intentan confundir" a la población con su "manipulación psico-política;" 3) reafirmar su identidad Católica Romana; 4) insistir en una estricta separación entro la religión y la política.

         Públicamente, los personeros del régimen demostraban una clara preferencia por la perspectiva religión-sin-política. En apoyo a este enfoque estos contaban con: a) una fijación mental arraigada en la Doctrina de la Seguridad Nacional, el cual define todo como resultado de la "subversión" e "infiltración marxista" y proporciona una fácil defensa ideológica del statu quo; y, b) una afinidad implícita con la teología integrista y el modelo eclesial tradicionalista. En esta teología y modelo de Iglesia los sacerdotes presiden en una esfera distante del mundo temporal, y la fe y la salvación poco tienen que ver con la creación de una sociedad más justa y participativa. La misión de la Iglesia es ayudar a pacificar al pueblo y servir a los pobres solo a través de la caridad asistencial y otras medidas paliativas. Así, las autoridades religiosas y políticas se acomodan fácilmente para defender juntos el inherente, armonioso y natural Orden social.

         Subyacente a esta perspectiva de religión-sin-política existía un sentido altamente instrumental de religión-como-política, y la intención de restaurar o mantener aquello que en la Iglesia seguía respondiendo al modelo tradicionalista, anterior al Vaticano II. Este deseo cobraba distintas manifestaciones. Todas ellas sin embargo denotaban un permanente esfuerzo por parte del régimen de perpetuar los vestigios del sistema del patronato. Por ejemplo: 1) al declarar a la Iglesia Católica como la religión oficial del Paraguay (a pesar de las objeciones de sus eclesiásticos); 2) al seguir proporcionando a la institución eclesial un apoyo financiero mínimo y simbólico; 3) al insistir (año tras año) en que el arzobispo debería ocupar su lugar en el Consejo de Estado (por encima de las reiteradas aclaraciones que hiciera Mons. Rolón para explicar y justificar su retiro). Este esfuerzo del régimen se daba incluso hasta en los pequeños detalles como: 4) al listar al Arzobispado en la guía telefónica de Asunción como una dependencia más del Ministerio de Educación y Culto; y, 5) al exigir que los capellanes militares desfilen con las tropas durante las fechas patrias vistiendo sus indumentarias religiosas (o sea, la sotana), lo cual daba a entender al público que Stroessner tenía un apoyo religioso.

         Todo ello reflejaba una mentalidad predispuesta a regresar al "statu quo ante" en donde la Iglesia funcionaba como un instrumento del estado. El hecho que el régimen de Stroessner nunca se haya apartado de la Iglesia a pesar de sus numerosos y graves conflictos respondía antes que nada a un cálculo político, quizás algo entrelazado con algunas presunciones de religiosidad popular y tradicional. Stroessner mismo sabía que en un país de hondas raíces católicas como el Paraguay una abrupta separación de la Iglesia hubiera sencillamente implicado un desastre político. De allí que el caudillo optó por seguir apegado a la Iglesia, o por lo menos al modelo eclesial que mejor servía a sus intereses. La situación creada a partir de ello fue descrita con mucho tino en una carta pastoral redactada años antes (en 1972) por Mons. Ramón Bogarín Argaña y el presbiterio de su diócesis

         "Allí donde la Iglesia, pueblo de Dios, sigue su andar tradicional con sus cultos, sus devociones, su rutinario cristianismo folklórico, que en nada concientizan, que no interpelan a una fe más comprometida y a un amor verdadero que se debe al prójimo, todo sigue tranquilo, todo está bien. Ese es el tipo de catolicismo que ciertas autoridades civiles desean se mantenga y se fomente. De ese tipo de catolicismo, -les es fácil-, hacer pública profesión y alardear de ser los mejores católicos y hasta se autoconstituyen en acérrimos defensores de la misma Iglesia, aún contrariando las orientaciones dadas por sus legítimos pastores".

         "Si por el contrario, algún sacerdote, siguiendo las orientaciones marcadas por la Conferencia Episcopal Paraguaya y por su propio Obispo, a la luz de los documentos del Concilio Vaticano II y de los de Medellín, inicia una labor pastoral actualizada y consigue renovar la fe en sus feligreses, una fe que comprometa ante Dios y sus hermanos los hombres, entonces todo cambia, todo está mal. Las autoridades policiales -y a veces hasta las militares-, se alertan y creen que para conservar el "orden y la paz" deben intervenir, deben reprimir esa nueva manera de expresar la fe y de vivir un cristianismo más conformo al Evangelio del Señor...".

         "En algunas parroquias... donde las cosas permanecen como antes, nadie se inquieta. En ellas se da la apariencia de que en el Paraguay no existe persecución religiosa alguna: de que no hay enfrentamiento entre el Estado y la Iglesia". (30)

         Las autoridades eclesiales poco podían hacer ante el apego no muy sincero de los dirigentes del régimen y sus intentos de "instrumentalizar" a la iglesia fuera de resguardar su independencia y criticar en lo posible al gobierno. Después de todo, una Iglesia cimentada teológicamente en el principio de la salvación universal no puede simplemente repudiar ni rechazar a sus hijos.

         Siguiendo los principios adoptados en el Vaticano II, Medellín y Puebla, la Iglesia Católica paraguaya sostenía una perspectiva más bien del tipo religión-como-política, que defendía la autonomía y especificidad de su misión religiosa y al mismo tiempo destacaba su obligación moral y su derecho a denunciar las condiciones incompatibles con la búsqueda de los principios e ideales cristianos. La Iglesia nunca consideraba (o admitía considerar) que las expresiones de esta obligación moral, su misión profética, la "opción preferencial por los pobres", y su compromiso con la defensa de los derechos humanos tuvieran algún interés "político". Si no, estos eran vistos más bien como una inquietud legítima y un campo abierto a la acción pastoral. En la percepción de los agentes y líderes eclesiales su actuación en el campo social respondía ante todo a una creencia normativa en el principio del "bien común" y la consiguiente convicción de que la búsqueda de ese "bien común" forma parte integral de su misión religiosa.

         Ciertamente el conflicto entre la Iglesia y el régimen de Stroessner respondía y recurría a las ambigüedades en la definición de "religión" y "política". Pero aún así iba más allá de una mera disparidad de criterios o perspectivas. En su médula, este enfrentamiento reflejaba una lucha por el poder: poder en términos de la capacidad de definir, modelar y legitimar 1) un modelo de sociedad y gobierno, y 2) un modelo de Iglesia.

         1. En juego estaban diferentes intereses sociales y esquemas de valores. En cuanto a los intereses de clase la Iglesia paraguaya respondía principalmente a las aspiraciones de la clase media y de los sectores populares, claro que por su lógica corporativa y su principio de salvación universal ella se mostraba abierta a la cooperación y participación de todos. Conjuncial o indirectamente, sin embargo, la corporación católica se proyectaba como una especie de "alianza populista", de orientación social demócrata, con una dirigencia perteneciente a la clase media, pero albergando tanto a los sectores medios de la sociedad como a los populares, e incluso algunos miembros de la comunidad empresarial. Operando bajo el modelo (y la metáfora) de la "familia" la institución eclesial favorecía "una visión consensual, transclasista del mundo social". (31) La propia capacidad de la corporación católica de componer intereses sociales dispares se veía fortalecida por la existencia de un "adversario" o "enemigo" común: la dictadura de Stroessner. De allí se explica en parte el hecho de que las contradicciones sociales al interior de la Iglesia se vieran mayormente apagadas durante este período.

         Por su parte, el régimen autocrático servía a los intereses de la élite social, sobre todo a aquellos allegados al poder político, y sus bases en los sectores medios y populares de la sociedad adquiría a través del sistema de prebendas y privilegios.

         En términos de valores la Iglesia preconizaba aquellos que exigían una mayor participación y libertad política, gremial y cultural, también la honestidad, austeridad, civilidad, el diálogo, el respeto por los derechos humanos y el trabajo en favor de la justicia social. Mientras que el régimen insistía en valorizar el orden, la estabilidad, la modernización de la infraestructura nacional y la adquisición y el consumo de bienes suntuosos (para aquellos con posibilidades de acceso a ese nivel económico).

         No obstante ambos, Iglesia y Estado, empleaban un lenguaje bastante similar, cargados de alusiones normativas y de nociones "orgánico-estatistas" sobre el estado, que apelaban al "bien común" y al valor de la armonía y la reconciliación social. (32) Sin embargo diferencias graves surgían en su comprensión y representación de la "realidad nacional". En tanto que el régimen se negaba a reconocer la existencia de "problemas", la Iglesia se mostraba dispuesta a resaltarlos y a insistir en su solución. Esto en sí, como hemos visto, fue suficiente para provocar una descarga de epítetos y acusaciones de "subversión" e "infiltración marxista".

         2. El conflicto sobre qué modelo de Iglesia debía prevalecer -uno tradicionalista o uno modernista (con algunos matices del modelo popular) (33) - era también una lucha de poder entre quien definiría el ámbito de actividades propias de la Iglesia. Los ataques del gobierno a las actividades de la Iglesia que perturbaban, o socavaban, el statu quo no hacían más que cohesionar a la Iglesia en defensa propia, puesto que ella consideraba esos ataques como usurpaciones e imposiciones a su independencia. Al interior de la Iglesia esas agresiones tuvieron el efecto de cimentar su sentido de identidad corporativa, amortiguar las diferencias internas, y cerrar filas en defensa de las acciones pastorales que estaban siendo atacadas. Estas actividades por lo general representaban las posiciones sociales más avanzadas de la institución eclesial. Y en ese sentido, el propio régimen de Stroessner contribuyó al despertar de la Iglesia y a consolidar, en el período 1986-1988, los aspectos y las predisposiciones  más progresistas de la Iglesia paraguaya. (34)

         Por cierto, la Iglesia paraguaya nunca llegó a experimentar el desafío de aquellos grupos católicos integristas que surgieron en oposición a las reformas del Vaticano II -muchos organizados alrededor de las Sociedades para la Defensa de la Tradición, Familia y Propiedad (TFP)- que tanto dieron que hacer a sus hermanas iglesias en Brasil y Chile. (35) En cambio en el Paraguay el desafío integrista a la Iglesia renovada provino de una fuerza estrictamente política, es decir, del régimen de Stroessner. Justamente este aspecto del conflicto con la dictadura motivó a las autoridades católicas a proteger y reforzar su autonomía corporativa. Esta defensa eclesial se basó en una estrategia organizativa (del tipo religión-como-política) que estimuló a sus dirigentes a forjar un "frente unido", alineando sus filas por detrás, al tiempo que rechazaba (por su especificidad "religiosa" y por temor a la "instrumentalización") formar alianzas y coaliciones con los sectores "políticos" y más "politizados" de la sociedad. La Iglesia insistiría en operar como un bloque social independiente.

         La institución eclesial fue endureciendo su posición durante el período de 1986-1988 a medida que el régimen iba radicalizándose, demostrando ser cada vez más intransigente y represivo frente a las expresiones de disconformidad. Impulsada por una combinación de: a) su postura defensiva, b) sus propios valores, c) el renaciente ímpetu social, y, d) la proximidad de sus pastores con el pueblo, la Iglesia pasó a abrir y facilitar espacios vitales para el disenso. Y prestó su prestigio institucional como un escudo para la creciente protesta social contra la dictadura de Stroessner.

 

 

         NOTAS

 

1- "Sendero" fue fundado en 1973, cuatro años después del cierre de "Comunidad", y se convirtió, por ausencia casi de alternativas, en el principal medio de comunicación en defensa de los derechos humanos. En 1977 el cambio de su dirección, que hasta entonces correspondía a un presbítero de la línea más progresista (Dionisio Gauto), y el ambiente socio-religioso más atenuado impulsó a que "Sendero" adoptara un enfoque más intra-eclesial. En los primeros años de la década del 1980 "Sendero" sorteó una grave crisis económica con la ayuda de la Asociación de Empresarios Cristianos (ADEC) y su dirección pasó a manos de laicos que introdujeron un mayor interés por temas sociales y políticos. En 1988 Sendero editaba un tiraje semanal de 14.000 ejemplares. Radio "Caritas" cambió el enfoque elitista que mantuvo por casi 50 años cuando sus propietarios franciscanos pasaron la emisora a la arquidiócesis de Asunción. Mons. Rolón nombró como director de la radio a un laico (Carlos Talavera), quien trajo un equipo de talentosos periodistas y alteró el formato para incluir un énfasis más fuerte en temas nacionales. Importantes contribuciones de ADEC han subsanado y reforzado su presupuesto. Para el año 1988 Caritas se había convertido en la emisora de mayor audiencia en el área metropolitana de Asunción. También importantes pero de circulación más restringida, eran las revistas "Acción" de los jesuitas, "Nuestro Tiempo" iniciada en 1985 y dirigida por el Mons. Medina, y la publicación " Ñeemonguetara" redactada en guaraní para un público campesino y auspiciada por la entidad de promoción social Ñeemonguetara, también allegada a la Iglesia.

2- Participantes del Servicio Arquidiocesano de Comercialización (SEARCO), una organización auspiciada por la pastoral social de la arquidiócesis de Asunción, el Programa Agrícola de Misiones (PAM), ligada a la pastoral social de esa diócesis, y miembros de varias CEBs rurales (sobre todo de las diócesis de San Pedro y Concepción) integran la Coordinación Nacional de Productores Agrícolas (CONAPA), fundada en 1986. Ex integrantes de las Ligas Agrarias Cristianas componen gran parte del liderazgo de CONAPA y otros gremios campesinos como la Organización Nacional Campesina (ONAC), de afiliación social-cristiana, y el más radical Movimiento Campesino Paraguayo (MCP). De hecho, las Ligas Agrarias fueron el "semillero" de las actuales organizaciones campesinas. Por cierto, los militantes del MCP mantienen tensas relaciones con algunos prelados más neo-conservadores, como con el Mons. Claudio Silvero quien preside la diócesis mayormente rural de Cnel. Oviedo,

3- Morínigo, José N. e Ilde Silvero. Opiniones y Actitudes Políticas en el Paraguay. (Asunción: Editorial Histórica, 1986). pp. 90-92.

4- La jerarquía católica ya había iniciado en 1983 una campana religiosa a favor de la "reconciliación nacional". En marzo de 1984 la asamblea de la CEP resolvió ofrecer su mediación entre el Gobierno y los partidos políticos de la oposición, gestión que fue interrumpida a raíz del cierre del diario independiente "ABC Color" y el consiguiente deterioro de la situación nacional. A fines de 1985 la CEP aceptó un pedido oficial del Acuerdo Nacional para mediar el "Diálogo nacional". Duran Estragó, Margarita. Diálogo Nacional: urgencia de nuestro tiempo. (Asunción: Univ. Católica, 1987); y, Brítez, Edwin. "El Diálogo Nacional". Paraguay: Transición, Diálogo y Modernización política. (Organizador, José Luís Simón G.) (Asunción: El Lector, 1987). pp. 11-51.

5- Duran Estragó, Margarita. op. cit., p. 34.

6- Duran Estragó, Margarita. op. cit., p. 38.

7- Duran Estragó, Margarita. op. cit., p. 41.

8- Los únicos participantes que se opusieron a este texto fueron los dos partidos políticos con representación parlamentaria (la "oposición alquilada"): el Partido Liberal y el Partido Liberal Radical. Diálogo Nacional: documento final. Comité de Iglesias para Ayudas de Emergencia (CIPAE). Cuaderno No. 3. (Asunción, Diciembre 1987). p. 6.

9- CIPAE. op. cit., p. 53.

10- Según Edwin Brítez los líderes de la Iglesia y muchos opositores creían, con optimismo, que una transición política estaba a mano y que el Diálogo Nacional sería su vehículo institucional. Estas esperanzas se basaban en la presunción de que los tradicionalistas conservarían el poder en la pugna interna del Partido Colorado e inclinarían al gobierno a participar en el Diálogo. Como gestión hacia la transición política "el Diálogo Nacional fue un fracaso". Entrevista del autor, Asunción, Agosto 1988.

11- La reunión de la Conferencia Episcopal Latinoamericana celebrada en Puebla (México) representó un acomodo transaccional dentro de la Iglesia. "un empate incómodo entre aquellos avanzando una mayor identificación con la causa y condición de los pobres, y otros aspirando a la consolidación, la reafirmación de la jerarquía, y una retirada de posiciones expuestas y políticamente arriesgadas". Levine, Daniel II. "Religion, the Poor" (1986). op. cit., p. 12.

En Puebla la iglesia ratificó su "opción preferencial por los pobres", promoviendo a la vez un enfoque más pastoral ("o religioso") a sus actividades eclesiales.

12- Ya en 1985 el gobierno había expulsado a un sacerdote español, el P. Lucas, muy popular entre los estudiantes de la Universidad Católica

13- Ese mismo mes el obispo auxiliar de la arquidiócesis, el Mons. Livieres Banks ofreció su mediación para resolver la situación de Clínicas y el Mons. Rolón intercedió ante el Ministro del Interior, Sabino A. Montanaro, para obtener la libertad de uno de los dirigentes de este movimiento, el doctor Carlos Fillizzola. No faltaron algunas posturas eclesiales contradictorias en relación al caso Clínicas. En julio del mismo año el rector de la Universidad Católica, el P. Juan Oscar Usher, condicionó el uso del aula magna de la universidad, donde se iba a realizar un panel sobre los Derechos Humanos, a la exclusión de Fillizzola de la nómina de disertantes. El pedido fue accedido con disgusto y disculpas al joven médico. Riveros, Yiyo. op. cit,, p. 142, p. 155, y p. 180.

14- Simón G., José Luís. "Hacia un futuro diferente: la política en el Paraguay durante 1986-1987". Paraguay: Sociedad, Economía y Política. (Asunción: El Lector, 1988). p. 258.

15- Notas Trimestrales. No. 6, CIPAE. Asunción, 1987. p. 22.

16- Simón G. José Luís. op. cit., p. 296.

17- Simón G., José Luís. op. cit., p. 297.

18- Notas Trimestrales. No. 7. CIPAE, Asunción, 1987. p. 11.

19- Simón G., José Luís. op. cit., pp. 299-300.

20- "Denunciar las injusticias de la violación de los derechos humanos no es ser subversivo". Documento del Equipo Nacional de Laicos de la Conferencia Episcopal Paraguaya. Manuscrito. Asunción, 26 de agosto, 1987.

21- Muchos aducen que Concepción fue discriminada de los planes de desarrollo del gobierno de Stroessner porque en 1947 ella fue la base y el punto de partida de la coalición política-militar (de liberales, febreristas y comunistas) que intentó desalojar del poder al Partido Colorado. Este enfrentamiento acabó en una sangrienta guerra civil y la derrota posterior de esta coalición opositora.

22- Última Hora, (Asunción), 13 de enero, 1988, p. 13.

23- Sendero, (Asunción). 15 de enero, 1988. p. 9.

24- Notas Trimestrales. No. 8. CIPAE, asunción, 1958. p. 9.

25- La Tarde, (Asunción), 6 de febrero, 1988. p. 7.

26- Clarín, (Buenos Aires), 16 de febrero, 1988, p. 24.

27- Notas Trimestrales, No. 8. CIPAE. Asunción, 1988. p. 9.

28- Acción, No. 88, (Asunción), mayo 1988. p. 4.

29- Ultima Hora, (Asunción), 9 de marzo, 1988. p. 10.

30- "Carta Pastoral del Obispo y del Presbiterio de la Diócesis de San Juan Bautista de las Misiones a los Cristianos y Personas de Buena Voluntad", en CEP, Una Iglesia al Servicio del Hombre. op. cit., pp. 441-442.

31- Díaz-Salazar. op. cit., p. 203.

32- El enfoque "orgánico-estatista" del estado pertenece a un cuerpo de ideas que pasa por Aristóteles, el derecho romano, el derecho natural medieval, y forma parte de la filosofía social del catolicismo contemporáneo. Sostiene que el propósito de la comunidad política es asegurar la integración armoniosa y "orgánica" de las diferentes partes de la sociedad. A diferencia de la perspectiva liberal, este enfoque mantiene que la armonía social no se produce espontáneamente sino debe ser forjada y estructurada por las autoridades públicas. De allí que la búsqueda del "bien común" -un principio central de la doctrina social católica- sea no solo el punto de partida sino la causa final del estado, el eje de la legitimidad y autoridad moral del poder político. El estado en el enfoque orgánico-estatista juega un papel fuerte e intervencionista dentro de la sociedad, pues está imbuído con un claro sentido de propósito. Rechaza la idea liberal de que los derechos del individuo (como la propiedad privada) deban primar sobre las necesidades y el bienestar de toda la sociedad. Es a partir de esto que Juan Pablo II, al igual que sus antecesores, objeta la absolutización del concepto de propiedad privada y afirma que "sobre cada propiedad privada grava una hipoteca social". Por otro lado esta perspectiva del estado rechaza el marxismo por su concepción social basada en la lucha de clases. Sin embargo, favorece la intervención del poder público para reparar las injusticias sociales y deshacer los intereses privilegiados, siempre en aras de la armonía social y el "bien común". Por lo general el enfoque orgánico-estatista del estado favorece ordenamientos políticos del tipo corporativista, en donde el régimen establece mecanismos institucionales para estructurar los diversos intereses que este representa. Stepan, Alfred. State and Society: Perú in a comparative perspective. (Princeton: Princeton Univ. Press, 1978). pp. 26-45.

33- En realidad la Iglesia paraguaya no cabe en un modelo eclesial específico. Más bien, varios son los modelos que caben al interior de ella. El modelo modernista es el más alentado por el clero, mientras que una minoría parece inclinarse mrás hacia el modelo popular (principalmente en las diócesis de Concepción y Benjamín Aceval, presidida por los obispos Maricevich y Medina, respectivamente).

34- A diferencia de los conflictos Iglesia-Estado de la década anterior (1969-1976) esta vez: 1) la represión no llegó a alcanzar los mismos niveles de violencia y persecución a la Iglesia; 2) la institución eclesial se mantuvo en una posición más moderada, si bien presentaba un cuerpo más compacto, apoyado por un mayor número de fieles; 3) el eje dinámico del conflicto partía más de la sociedad civil y política y menos de la Iglesia misma (o sea el clero y los cuadros laicos), 4) la dinámica social e internacional a mediados de los años 1980 era muy diferente a la que existía en la década anterior; y por último, 5) el contexto internacional de la Iglesia Católica bajo el papado de Juan Pablo II también es otro. Este pontífice reclama, al menos para la Iglesia latinoamericana (pero curiosamente no para la de Polonia e Italia), que esta ponga frenos a su activismo político-social.

35- La Sociedad para la Defensa de la "tradición, Familia y Propiedad es un pequeño movimiento de católicos tradicionales, pertenecientes a la clase media-alta, que surgió en algunos países latinoamericanos durante los primeros años de la década de 1960. Sus integrantes eran visceralmente anti-comunistas y abiertamente críticos de la nueva dirección que había tornado la Iglesia luego del Vaticano II y la conferencia en Medellín. Posteriormente fueron condenados por las conferencias episcopales de Brasil, Chile y Venezuela debido a sus tácticas confrontativas y sus actividades que minaban la autoridad de la jerarquía católica.

 

 

 

CAPÍTULO 6

 

LA VISITA DEL PAPA

 

         La visita del Papa Juan Pablo II en Mayo de 1988 trajo nuevas fuerzas y energías a la iglesia paraguaya y contribuyó a agudizar la creciente crisis de legitimidad que envolvía al régimen de Stroessner. (1) Los diferentes encuentros de la estadía del Papa tuvieron implicancias que iban más allá de una reunión entre el Paraguay y el obispo de Roma. A un nivel más profundo la visita de Juan Pablo II ofreció al Paraguay la oportunidad de experimentar un encuentro consigo mismo: un momento privilegiado para la auto-evaluación y el aliento en pos de una renovación. La importancia de este evento tanto para la Iglesia Católica como para la política paraguaya merece pues un examen serio y detallado.

         El Sumo Pontífice de la Iglesia Católica Apostólica Romana arribó al Paraguay bajo una lluvia torrencial que lo obligó a impartir su tradicional beso de llegada sobre una improvisada alfombra de plástico, en una sala de espera del aeropuerto "Presidente Stroessner". Las acumuladas tensiones de los últimos días seguían obscureciendo el ambiente, hacía apenas una semana que personeros del gobierno habían ordenado la suspensión de un encuentro programado del Papa con dirigentes sociales y políticos del Paraguay. Los miembros del gobierno acusaban a los laicos organizadores del evento de repartir la mayoría de las 4.000 invitaciones a personas de la oposición, de incluir a grupos musicales "de protesta" como parte del preludio, y de disponer que Mons. Maricevich pronunciase un discurso de bienvenida al Papa. El obispo de Concepción era acusado por voceros del régimen de liderar una "intransigente actitud opositora". (2) "No nos vamos a prestar que nos abucheen en ese acto", declaró el Ministro de Educación y Culto, Ortíz Ramírez, agregando que el encuentro no estaba dirigido meramente a desestabilizar al gobierno sino que tenía la intención de provocar su "derrocamiento bélico". (3)

         Preparando el clima para la sanción gubernamental el diario patria, órgano oficial del Partido Colorado, llegó a publicar editoriales incendiarias sobre este encuentro del papa con títulos como "Un montaje depravado" y "La trama de una manipulación". Curiosamente, en esos días las calles céntricas de Asunción amanecieron empapeladas con afiches oficialistas que portaban las figuras del Papa y de Stroessner con el mensaje: "Benditos son los que siembran la paz en el nombre del Señor - Unidos en la fe".

         Esta decisión sin precedentes de cancelar una reunión papal causó "estupor" en la comitiva del Vaticano, que en forma discreta salió a reafirmar su pleno apoyo a los obispos paraguayos. Mediante contactos privados las autoridades del Vaticano amenazaron con tomar represalias y suspender el encuentro fijado entre el Papa y Stroessner en el Palacio de Gobierno, fuertemente presionado y enfrentando una terrible vergüenza internacional, el régimen revió su decisión luego de que los obispos ratificaran el "carácter pastoral" del evento. Todos los intentos de alterar el programa fueron firmemente rechazados por la Conferencia Episcopal.

         Las repercusiones de este affaire que fue seguido de cerca en toda la nación contribuyó a empañar aún más la imagen del régimen de Stroessner, y a ofrecer un ejemplo patente del tratamiento abusivo y arbitrario que este infligía a la Iglesia. Entre muchos católicos sencillos y devotos pocas dudas cabían ya en cuanto a quienes eran los "malos" que trataban de socavar a la Iglesia. No eran los "subversivos" sino los propios dirigentes del gobierno, incluyendo al mismo Stroessner.

         En el aeropuerto el presidente ofreció la bienvenida al Papa a un país donde no existía sino "paz", "democracia", "bienestar" y "progreso", a lo cual Juan Pablo II respondió que sabía que visitaba "un país no exento de dificultades" (4) -a espaldas de ambos Jefes de Estado se erguía un gran retrato de tres metros por dos del General Stroessner. A pocos kilómetros del aeropuerto 400.000 fieles esperaban bajo la intensa lluvia para dar una entusiasta bienvenida al Jefe de la Iglesia Católica y asistir a la canonización de los jesuitas Roque González de Santa Cruz y sus compañeros mártires. Mientras se producía este acto, en una parroquia de Asunción la policía se encargaba de detener a cuatro participantes de un "ayuno de protesta" con el fin de "denunciar la realidad nacional". Entre ellos, el padre Donald Ballinger, un jesuita norteamericano.

         En el Palacio de Gobierno el Papa hizo una clara defensa de la autonomía de la Iglesia y su derecho a hacer pronunciamientos sobre temas sociales y políticos que afectan a la nación. "No se puede arrinconar a la Iglesia en sus templos, así como no se puede arrinconar a Dios en la conciencia de los hombres". (5) Durante toda la ceremonia el Papa mantuvo un rostro serio y sombrío, dejó deslizar incluso algunos gestos velados de desaprobación en los momentos en que Stroessner celebraba las credenciales democráticas de su gobierno y su honroso historial en materia de derechos humanos. Pareciera que los programadores del viaje en el Vaticano hubieran reaccionado a las críticas que recibieron por su manejo del encuentro entre Juan Pablo II y el General Augusto Pinochet, en 1987, donde el dictador de Chile consiguió una excelente exposición fotográfica al lado de un Papa sonriente. De allí quizás se haya intentado impulsar en el Paraguay una imagen más severa del Papa: lo cual recogió un notable éxito. Nada de lo dicho en los prolongados discursos de ese momento fue más significativo para el televidente medio que las frías miradas del Pontífice y sus gestos de antipatía con lo que decía Stroessner. "Al Papa no le gustan mentiras", comentaban al día siguiente un grupo de amas de casa delante de las vidrieras del centro. Por cierto, eso comentario se oyó en todo el Paraguay. (6)

         A lo largo de su estadía en el Paraguay el Papa pronunció varias exhortaciones en defensa de los derechos humanos, alentando al mismo tiempo el compromiso de la Iglesia en la promoción del desarrollo social y la participación cívica. "No puede separarse evangelización y obra de justicia", declaró el Papa en su discurso al clero, religiosas y seminaristas, agregando que los cristianos deben asumir la responsabilidad de la transformación del mundo. (7) En el curso de una misa dedicada a los campesinos Juan Pablo II reivindicó su derecho a la propiedad de la tierra en la cual trabajan, y criticó a quienes "consideran el derecho de propiedad como algo absoluto, olvidando que está subordinada al derecho del uso común, al destino universal de los bienes". (8) Este encuentro, como todos los demás, estuvo visiblemente marcado por la presencia militar. Los "soldaditos", adolescentes de 15 y 16 años de humildes orígenes campesinos, portando fusiles anticuados y toscos uniformes verde oliva en la homilía de una misa presenciada por el pueblo matizaban el encuentro de las dos principales instituciones del país -la Iglesia Católica y las Fuerzas Armadas.

         Uno de los momentos más emotivos de la visita papal fue el encuentro con las comunidades indígenas en Mariscal Estigarribia, Chaco paraguayo. La dramática situación de esas comunidades - las más explotadas y deshumanizadas de todos los sectores sociales del Paraguay- fue presentada en forma elocuente y valiente por uno de los líderes indígenas, René Ramírez, de la parcialidad étnica Maskoy. "Los blancos tomaron nuestras tierras hace mucho tiempo y actualmente nos expulsan de ellas. Todos hemos sufrido el despojo de nuestras tierras... el ganado es más importante que nosotros... Los blancos dicen que debemos civilizarnos. Nosotros invitamos a los blancos a que ellos sean los civilizados y nos respeten como personas, que respeten a nuestras comunidades y nuestros líderes, que respeten nuestras tierras y nuestros montes y que nos devuelvan aunque sea una parte de lo que nos han quitado". (9) Este discurso causó furor en los sectores oficialistas donde se llegó a sugerir que René Ramírez no era más que un pobre indígena instrumentalizado, y que había leído un documento extraño al mundo indígena. Esta conmoción sin embargo no solo partía del discurso en sí, su repercusión en gran parte surgió del hecho que, por primera vez, la televisión presentaba ante una audiencia nacional la dramática situación de los indígenas paraguayos expresada por ellos mismos.

         La presencia del Papa entre los habitantes nativos del Paraguay tuvo el efecto de destacar y alentar el rol vital de la Iglesia en la promoción de las comunidades indígenas y en la defensa de sus derechos humanos a través del Equipo Nacional de Misiones. En su homilía el Papa apoyó las expresiones del líder Maskoy y apeló "al sentido de justicia y de humanidad" para resolver las múltiples dificultades del pueblo nativo, y atender especialmente a sus sufrimientos en "lo que se refiere a la tenencia de tierras y títulos de propiedad". (10) Pero quizás la manifestación más ilustrativa que hiciera el Papa sobre la cuestión indígena vino al día siguiente durante el discurso de despedida que ofreció Stroessner en el aeropuerto, justo en el momento que el presidente pronunciaba un comentario sobre la "especial atención" brindada por su gobierno a la población nativa, el Papa dejó entrever una clara expresión de sorpresa - que la televisión captó para todo el país.

         La habilidad de Juan Pablo II en expresarse por medio de ingeniosos gestos faciales y corporales, como lo hizo en repetidas ocasiones durante su visita al Paraguay, sugiere que un poderoso recurso en la era de la televisión, al alcance especialmente de líderes religiosos y políticos, radica en el uso hábil de las señales no verbales de la comunicación. Conjugando las sutiles ambigüedades del aspecto simbólico-visual de la comunicación el Papa logró promover claramente una causa que de otra manera le hubiera resultado menos apropiado o más difícil apoyar. Una crítica abierta y directa al régimen de Stroessner habría constituido una afrenta a las convenciones formales y las delicadezas propias del mundo diplomático. Las veladas señales faciales y corporales sin embargo no lo eran. De ahí que el conocido refrán: "no es necesario decir las cosas para comunicarlas", sea enteramente aplicable al análisis y las estrategias en el campo del debate público.

         El controvertido Encuentro con los Constructores de la Sociedad puso al Papa en contacto con representantes de diversos movimientos sociales, partidos políticos de la oposición, organizaciones empresariales, laborales, entidades de derechos humanos, y distintos movimientos apostólicos de la Iglesia. Los altos exponentes del régimen se negaron a tomar parte del evento (tres hileras con sillas vacías marcaron su ausencia). Ello básicamente convirtió a la reunión en un encuentro entre el Papa y los representantes de un amplio espectro de la oposición paraguaya.

         Durante el acto previo los estribillos y cánticos contra el régimen y a favor de la libertad y la democracia resonaron en el estadio cerrado del Consejo Nacional de Deportes. Líderes laicos de la Iglesia representando a las organizaciones auspiciantes del evento (el Equipo Nacional de Laicos y la Junta Arquidiocesana de Laicos) destacaron en sus palabras de apertura la necesidad de construir un "nuevo Paraguay". Un caluroso aplauso recibió a Mons. Maricevich quien afirmó ante el Papa que entre los asistentes reinaban "vigorosas aspiraciones de cambio". En una representación artística un grupo de ballet retrató la dura realidad de diversos sectores sociales frente al esqueleto de un árbol seco, los artistas recubrieron esa señal de muerte con flores para simbolizar "la nueva sociedad que queremos construir". (11) La audiencia recibió esta manifestación con una tremenda ovación, el propio Juan Pablo II se unió al sentimiento generalizado y se puso de pie con todo el público presente para saludar a los bailarines. La televisión oficial censuró esta representación con una imagen del rostro del Papa acompañada con un telón de música sacra.

         En su mensaje el Papa se refirió a diversos temas políticos y sociales en su acostumbrado estilo de subrayar los principios éticos de la Iglesia en una forma amplia y general, pero la audiencia no tardó en relacionar sus palabras con puntos específicos del quehacer nacional. A cada exhortación del Papa contra la mentira, la corrupción y autoritarismo gubernamental, el público respondió con estruendosos aplausos. El Papa hizo abundantes llamados a la libertad, la democracia y a la participación cívica, y elogió el Diálogo Nacional propiciado por los obispos paraguayos. Al final de 18 ovaciones el público se desató con el estribillo "Juan Pablo, amigo, el pueblo está contigo". En eso el Pontífice señaló hacia las plateas donde un grupo de manifestantes luciendo mordazas simbólicas sostenían pancartas individuales con letras que formaban las palabras "Libertad y Democracia", y exclamó, "y el Papa está con ellos". (12) Juan Pablo II legitimó así a la oposición paraguaya, con sus palabras, sus gestos, y su mera presencia en este acto que el gobierno hubiera preferido impedir.

         Al día siguiente el oficialista diario Patria eligió publicar entre sus titulares las advertencias del obispo de Roma sobre el marxismo y la lucha de clases. Los diarios independientes y la oposición, por su parte, encontraron más temas de su gusto.

         A lo largo de su estadía en el Paraguay el Papa prestó sólido apoyo al esfuerzo de la jerarquía eclesiástica en alentar el cambio político a través de la denuncia moral. En un país al que llegó a comparar con su nativa Polonia (ante los periodistas que lo acompañaron en uno de los vuelos de la gira), el Pontífice marcó un claro distanciamiento del régimen autoritario y se embarcó a fortalecer a la Iglesia local. La firme posición del Vaticano fue planificada detalladamente, según lo expresó un cardenal italiano que acompañó al Papa en una conversación informal con la prensa extranjera, "porque la Iglesia paraguaya es moderada, no está dividida y sus planteos son totalmente justos". (13)

         El pontificado de Juan Pablo II se ha caracterizado por imprimir un proyecto eclesial de tendencia restauradora o neo-conservadora, que, desde un modelo eclesial modernista, se propone vigorizar la presencia de la Iglesia Católica en todo el mundo. Por un lado se busca re afianzar la propia institución eclesial reforzando el poder de las autoridades eclesiásticas y en particular el prestigio y la autoridad religiosa del Papa. Por otro lado se insiste en definir los problemas del mundo contemporáneo como crisis culturales y morales ante los cuales la Iglesia se presenta como un baluarte en la defensa y el rescate de los valores más profundos de la civilización occidental. Enclavada en distintos sistemas e idearios económicos y políticos muchas veces conflictivos entre sí, la Iglesia en prosecución de este proyecto restaurador opta en primer término por defender su propia estructura corporativa. Lo inadmisible para este esquema es una estructura alternativa para la institución eclesial, o sea, una Iglesia "democrática", para los neo-conservadores la Iglesia Católica es y debe ser una teocracia, centralizada en la figura del Papa y de ahí en más administrada por las autoridades eclesiásticas correspondientes. De ahí que a la Teología de la Liberación y a sus proponentes se les reprenda no tanto por propiciar transformaciones sociales más radicales sino por querer reconstituir la Iglesia a partir de las bases populares. (14)

         A los ojos del Vaticano la Iglesia paraguaya presentaba varios trazos admirables: 1) una jerarquía indiscutida, 2) un elevado espíritu de cuerpo, 3) una posición moderadamente progresista en lo político y social, y, 4) un conflicto no provocado por ella con un régimen autoritario decadente. Estos factores claramente alentaron un estado de ánimo más audaz y progresista entre las autoridades del Vaticano. Si la Iglesia paraguaya hubiese estado notablemente dividida por posiciones políticas o eclesiales, como en el caso de la Iglesia nicaragüense, el Papa probablemente se hubiera vuelto atrás, limitándose a apoyar a la jerarquía eclesiástica local, y sosteniendo un tono más conservador en cuestiones sociales y políticas.

         El entusiasmo nacional que se generó en el Paraguay con la presencia de Juan Pablo II se consagró en la última noche de su visita, el "Encuentro con la Juventud" que congregó a una multitud calculada en unas 500.000 personas, la concentración de mayor concurrencia en toda la historia paraguaya. El Paraguay parecía vivir al borde de la euforia, seducido por el carisma y la personalidad encantadora del líder de la Iglesia Católica. Por momentos el país daba la impresión de haberse escapado de la rutina normal para seguir los pasos de quien logró localizar la atención nacional y despertar en muchos el deseo por un "cambio".

         Ante el Papa un grupo de jóvenes presentó un número artístico que retrataba al Paraguay como "un país de pájaros silenciados y caminos alambrados", (15) a lo cual Juan Pablo II respondió con un llamado a construir "una nueva sociedad", "un nuevo Paraguay", urgiendo a la juventud a asumir sus compromisos y, responsabilidades ante la sociedad y ayudar a edificar la "Civilización del Amor". El Pontífice tuvo que interrumpir su mensaje más de una vez para responder a la multitud que gritaba "¡que se quede!", sonriendo pidió "paciencia, porque el Papa está viejo (ese día cumplía 68 años), ustedes pueden expresarlo todo con danzas como he podido apreciar. El Papa necesita más palabras, está viejo", a lo cual le respondieron gritos de "¡el Papa es joven".

         En cambio, la ceremonia de despedida en el aeropuerto con Stroessner fue formal y solemne. La postura más fría de Juan Pablo II cuando se encontraba en compañía de Stroessner resultaba evidente. El presidente agradeció al visitante por haber llegado a esta nación "pluralista y democrática", "de concordia y libertad dentro del estado de derecho", mientras que el líder de la Iglesia Católica concluyó sus palabras finales con una exhortación a "construir un futuro mejor en libertad, en la justicia y en la paz". (16)

         La visita de Juan Pablo II fue un momento singular para la Iglesia paraguaya, que no solo recibió un claro apoyo del Papa a la postura que venía manteniendo, sino que centenares de miles de personas participaron en los servicios religiosos celebrados en distintos puntos del país. Miles de jóvenes voluntarios movilizados por movimientos apostólicos y grupos parroquiales se plegaron con todo entusiasmo a los esfuerzos logísticos para la visita. La Iglesia se sintió fortalecida por estas expresiones masivas de afecto y lealtad y su sentido de cohesión interna en repudio al régimen de Stroessner fue más fuerte que nunca, especialmente a partir del intento por parte del gobierno de cancelar el encuentro papal con los "Constructores de la Sociedad". Esta insensata jugada política fue una falla visible del régimen que le valió una derrota sin precedentes.

         A nivel de la sociedad, la corta permanencia del Papa brindó a los paraguayos la oportunidad de oír testimonios sobre su país que de otro modo jamás habrían podido recibir el destaque que tuvieron. En sus distintos mensajes el Papa aludió frecuentemente a los muchos problemas sociales del país, contradiciendo en forma implícita el panorama casi idílico de la realidad nacional que retrataran las autoridades del gobierno; más importante aún, sin embargo, fueron el "espacio" y el "momento" ofrecido a los líderes de los sectores más marginados de la sociedad a quienes se los dio la oportunidad de presentar sus aflicciones ante un Papa compasivo y ante una audiencia de dimensión nacional. De este modo los confines de la visita papal fueron ampliados, incluyendo así un encuentro vital del Paraguay consigo mismo.

         En términos simbólicos la visita del Papa contribuyó a la desmitificación de la imagen sobre-elevada de Stroessner al proporcionar al pueblo paraguayo más sencillo una figura igualmente paternal e inmensa a la que admirar: Juan Pablo II. En los humildes hogares de muchos trabajadores del campo y la ciudad, en los pequeños talleres y locales de comercio, e incluso en diversas oficinas públicas la imagen de un Papa sonriente desplazó a la de un firme papá Stroessner de pelos rubios y ojos azules. El caudillo había sido depuesto de su elevada cumbre.

 

 

         NOTAS

 

1- Publiqué una primera versión de este capítulo en Carter, Miguel. "La Iglesia Católica y la Política en el Paraguay: la visita de Juan Pablo II". Sociedad y Religión. No. 9. (Buenos Aires, 1990).

2- Notas Trimestrales. No. 9. (Asunción), CIPAE. 1988. p. 12.

3- Hoy. (Asunción), 11 de mayo, 1988, p. 8.

4- Schauman, Carlos (editor). Un Acontecimiento Histórico: Juan Pablo II en el Paraguay (discursos y homilías). (Asunción: Imprenta Salesiana, 1988). p. 11.

5- Schauman, Carlos. op. cit., p. 36.

6- Página 12, (Buenos Aires), 18 de mayo, 1988, p. 15. El autor estuvo en Paraguay durante la visita del Papa.

7- Schauman, Carlos. op. cit., p. 64.

8- Schauman, Carlos. op. cit., p. 79.

9- Nuestro Tiempo. No. 29, (Asunción), junio 1988, p. 18.

10- Schauman, Carlos. op. cit., p. 99.

11- Página 12, (Buenos Aires), 19 de mayo, 1988, p. 15.

12- Página 12, (Buenos Aires), 19 de mayo, 1988, p. 15.

13- Página 12, op. cit., p. 15.

14- Ribeiro de Oliveira, Pedro. "O Papa no cone sol", Comunicaçoes do ISER Nº 26. (Rio de Janeiro, julho 1987). pp. 50-53.

15- Acción, No. 89, (Asunción), julio 1958, p. 28.

16- La Tarde, (Asunción), 19 de mayo, 1988, p. 3.

 

 

 

CAPÍTULO 7

 

SE DESARMA EL ESCENARIO: LA CAIDA DE STROESSNER

 

         NUEVOS ROCES CON LA IGLESIA

 

         Durante los meses finales de Stroessner su relación con la Iglesia se volvió aún más tirante. La deteriorada salud del patriarca creó una incertidumbre creciente sobre el futuro del régimen. En setiembre el presidente se vio obligado a someterse a una operación quirúrgica de urgencia y a cancelar una visita oficial a Taiwán que provocó un estallido de rumores sobre su estado de salud. En noviembre de 1988 el anciano dictador cumplió 76 años. La acentuada crisis económica y el desconcierto dentro del equipo económico del gobierno contribuyeron a profundizar la sensación de malestar y de insatisfacción en la comunidad empresarial. (1) Las tensiones sociales iban en aumento, en tanto que las fuerzas del orden y los garroteros del Partido Colorado seguían en su campaña de violencia contra los opositores políticos y las expresiones de disenso.

         Tras la visita del Papa, el conflicto entre una Iglesia fortalecida y un régimen cada vez más radicalizado se intensificó. Uno de los puntos candentes en esos meses fue el tema de la Teología de la Liberación, incitados por una película producida por la secta del Reverendo Moon (de la controvertida Iglesia de la Unificación), los personeros del gobierno desataron una campaña verbal contra la "doctrina subversiva de la Teología de la Liberación" y la "infiltración marxista" de la Iglesia. La controversia sobre esta corriente teológica despertó el interés público y motivó varias charlas de discusión. Cuando estudiantes de filosofía de la Universidad Nacional invitaron a un sacerdote jesuita español a participar de un panel sobre este tema, sus comentarios favorables a la Teología de la Liberación fueron distorsionados por las autoridades del gobierno quienes falsamente atribuyeron al P. De la vega un llamado al derrocamiento del régimen por la violencia.

         El arresto del P. De la Vega y su posterior expulsión del país, en julio, dio pie a renovadas hostilidades con la Iglesia. En retaliación el arzobispo Rolón suspendió la tradicional misa de te Deum en la Catedral que debió realizarse en el marco de las celebraciones oficiales por el 451 aniversario de la ciudad de asunción y por la reasunción al mando del presidente Stroessner. La unanimidad y velocidad con la cual la Iglesia se movió para expresar su disgusto atestiguaba tanto su cohesión interna como el sólido frente que estaba dispuesta a demostrar en su enfrentamiento con Stroessner y su entorno militante. Un comunicado de la conferencia episcopal alertaría sobre la "campaña persecutoria contra la Iglesia", (2) y Mons. Rolón declararía que "este suceso nos convence de que puede suceder cualquiera", sobre todo dando cuenta que el P. De la Vega era "un sacerdote conocido por su mansedumbre". (3) A principios de agosto la Universidad Católica suspendió las clases por un día en protesta por este hecho; y el obispo Carlos Villalba, de posición moderada, describió en esos días que la relación de la Iglesia con el gobierno ya "estaba rota hace rato", añadiendo que no se podía dudar "que el estado persigue abiertamente a la Iglesia". (4)

         A su vez, el clero de la arquidiócesis organizó otra "Procesión del Silencio". 50.000 fieles católicos salieron a marchar por las calles céntricas de la capital, y siguiendo a la imagen de la Virgen de la Asunción arribaron a la Catedral donde la multitud, los sacerdotes y el arzobispo clamaron por el retorno del cura jesuita expulsado. Mons. Rolón congratuló a los fieles por haber vencido "el miedo, la indiferencia y al fanatismo político", mediante esta "silenciosa pero elocuente procesión". "Nada ni nadie podrá detener la marcha de la Iglesia en su misión evangelizadora... los últimos acontecimientos, antes que debilitarla, contribuyeron a fortificarla". (5) Cuando la multitud se dispersaba algunos grupos pequeños procedieron a distribuir volantes y a pronunciar estribillos contra el régimen, por lo cual la policía embistió contra la multitud golpeando en forma indiscriminada a la gente. El arzobispo y otros prelados se vieron en la necesidad de intervenir personalmente para detener la brutalidad en las gradas de la Catedral.

         En un comunicado posterior Mons. Rolón condenó "la actitud extremadamente agresiva de la policía", pero, a la vez que defendía el derecho a la libre expresión, recriminó al "reducido número de políticos y sindicalistas que se habían infiltrado" a la procesión "con segundas intenciones" y que "erraron el tiempo y el lugar" al pronunciar estribillos políticos en un acto religioso. (6) Entre los círculos eclesiales más progresistas se escucharon algunas críticas veladas a este comentario del arzobispo, pues se prestaba para corroborar las acusaciones del gobierno en cuanto a la "infiltración" en la Iglesia, y a la vez destacaba la profunda desconfianza hacia la "política" y lo "político" reinante entre muchos líderes de la Iglesia. Dicha desconfianza provendría en buena parte de una subyacente perspectiva religión-sin-política con la cual se manejan aún algunas de las más renovadas y destacadas personalidades del clero. Como lo expresó en ese momento un observador cercano:

         "la Iglesia tiene un subconsciente negativo hacia las actividades políticas partidarias, aunque siempre proclama que no puede quedarse arrinconada en los templos, que también cumple una función política, etc. Pero cuando llega el momento de actuar traiciona a su propia conciencia. La Iglesia siente temor de ser "manipulada" y por ello siempre desconfía de la "política". En el fondo no es una desconfianza de los políticos, sino de lo "político" en sí". (7)

         Las tensiones entre la Iglesia y la dictadura continuaron encendidas por el resto del año 1988, a medida que el clero se iba sintiendo más resuelto y denunciaba con vigor las frecuentes violaciones de la constitución nacional perpetradas por el régimen y la

         "agresión sistemática de las autoridades gubernamentales y partidarias a la Iglesia... con el propósito de confundir y dividir a nuestro pueblo creyente y sencillo, y de pretender limitar su misión evangelizadora, encerrándola en sus templos". (8)

        

         Por su parte, Mons. Rolón dio a conocer varias notas con observaciones críticas sobre el acontecer nacional, algunas de ellas en réplica a graves acusaciones vertidas por altas autoridades políticas que, como estas expresiones del Ministro del Interior Montanaro, amonestaban a la Iglesia en los siguientes términos:

         "No podemos comprender a quienes, como nosotros, como todos -tal vez más que todos- tienen el deber de velar por la paz, por el bien y la armonía, pero que se convierten en incitadores de la violencia, instando a tomar armas contra el Gobierno, o que falsean el evangelio y quieren convencernos que el camino para llegar a Dios es el marxismo". (9)

         "Aseguramos a los fieles", contestaría el arzobispo, "que no somos ni marxistas, ni subversivos, ni revolucionarios si con tales palabras se quieren significar irracionalidad y violencia... mucho más grave que estas afirmaciones gratuitas", insistiría, son los "problemas del país, como la situación de los campesinos sin tierra, de los indígenas despojados de su hábitat y bosques, la violencia con que son tratados ambos sectores, y la desesperante lentitud de los trámites judiciales para resolver esos problemas". (10)

         Respondiendo a este debate público, la conferencia episcopal lanzó a principios de noviembre una carta pastoral con instrucciones doctrinales sobre la Teología de la Liberación. Estas hacían eco de las apreciaciones más positivas de Juan Pablo II: "la Teología de la Liberación es no solo oportuna, sino útil y necesaria".(11) El documento advierte contra las posibilidades de una manipulación de esta teología por la ideología marxista, pero elogia su capacidad de expresar con vigor las aspiraciones de la Iglesia a favor de la justicia social y la dignidad humana. En respuesta a las acusaciones del gobierno sobre la "infiltración marxista en la Iglesia", los obispos destacarían, "con satisfacción", que ninguno de sus funcionarios religiosos "esté utilizando un método marxista o se apoye, en dicha ideología". "No nos consta", añadirían, que la Teología de la Liberación "esté sufriendo desviaciones" en nuestro país. (12). Ante el asedio y las presiones del régimen autoritario, los obispos defendieron con firmeza su derecho, y exclusiva autoridad en el Paraguay, de determinar la autenticidad teológica de esta corriente religiosa.

         Motivados por las crecientes hostilidades y el clima de inseguridad, algunos obispos y numerosos líderes de la oposición (también los tradicionalistas), manifestaron querer continuar con el Diálogo Nacional; en tanto que el régimen seguía reprimiendo y amedrentando a los estamentos más dinámicos de la Iglesia. Una marcha procesional de 60 seminaristas, sacerdotes y religiosas que se dirigía a la Catedral de Asunción para celebrar la clausura del Año Eucarístico Nacional y del año lectivo en el Instituto Superior de Teología fue violentamente interceptada por efectivos policiales quienes golpearon a varios estudiantes y a dos sacerdotes jesuitas, y detuvieron a dos seminaristas. (13) Repudiando el incidente, los estudiantes denunciaron en un comunicado:

         "la mentira de quienes amparados en la doctrina de la seguridad nacional y en la supuesta paz, hipócrita y falsamente se autodenominan cristianos y católicos y se atribuyen el derecho de apalear a otras personas, pisoteando elementales derechos de la dignidad humana". (14)

         Un nuevo y grave incidente se produjo en Concepción a mediados de noviembre, cuando un dirigente stronista, Ramón Aquino, calumnió en un mitin político al eclesiástico de esa diócesis. Hablando en guaraní, este líder militante de conocida trayectoria como "garrotero", calificó al obispo Maricevich de "borracho" y "comunistoide", y agitando una botella de whisky en las manos dijo que se la enviaría a su "colega Maricewhisky" para que "después de aperitar hable bien de nuestro presidente". (15) Sus expresiones provocaron la ofensa de toda la Iglesia y el repudio de amplios sectores de la ciudadanía, incluso de muchos tradicionalistas. Desestimando los comentarios de Aquino, Maricevich declaró que "ese señor no tiene la más mínima estatura moral, ni intelectual y menos todavía espiritual", y con relación a la acusación de comunista opinó que "esa gente sufre de una especie de embotamiento en Taiwán", pues "vienen acá con el cerebro lavado y todo lo que los chinos piensan lo trasladan aquí, entonces, sin haber comunistas, ellos lo ven como fantasmas". (16)

         Por su parte el clero de la diócesis fustigó a los líderes militantes tachándolos de "blasfemos por atreverse a insultar a Dios en su representante, nuestro obispo". También hicieron lo mismo los organismos y movimientos eclesiales concepcioneros, quienes expresaron su "cansancio y saturación a raíz de tantos atropellos contra sacerdotes y obispos... y contra la ciudadanía cristiana que quiere vivir en un nuevo Paraguay". (17)

         Advirtiendo que la injuria "a Mons. Maricevich, enloda al mismo tiempo a la CEP", el Arzobispo Rolón sancionó a Aquino con una "excomunión parcial", luego de que este se ratificara en sus expresiones. Altos funcionarios del gobierno y del partido hicieron declaraciones de apoyo al político garrotero incluyendo al propio Ministro de Justicia y Trabajo, Jacquet, quien salió al paso de las críticas a su correligionario, acotando que "este es un país democrático. Se dice lo que se siente, se dice lo que se piensa". (18)

         Cuando el clero y el laicado de la diócesis de Concepción intentó realizar una "Procesión del Silencio" en desagravio al obispo, fuerzas policiales y militares convergieron para sitiar y virtualmente cerrar la ciudad, a pesar de las intimidaciones, miles de personas intentaron llegar hasta la parroquia donde Mons. Maricevich en compañía de sacerdotes y religiosas ofició una misa. Unos 2.000 feligreses se apostaron en las inmediaciones del templo, rodeados por soldados, y acompañaron la celebración religiosa (transmitida por un altoparlante) con rezos y cánticos. Posteriormente, el prelado denunció en un comunicado el "ambiente de terror" creado por las fuerzas del orden y el acoso personal del cual fue objeto por éstas. Con todo eso afirmaría "que en esta oportunidad nació una conciencia cristiana y humana más lúcida, más comprometida", anunciando proféticamente, que "todo lo vivido puede ser el comienzo de una nueva época". (19)

         Por cierto, el incidente en Concepción sembró el descontento en altos mandos militares quienes resintieron sobre todo el hecho de que la orden de actuar en esta represión partiera de un civil: Mario Abdo Benítez, secretario privado de Stroessner y vice-presidente de la militancia colorada. (20)

         Otras dos procesiones similares en las vecinas localidades de Loreto y Horqueta fueron igualmente impedidas por la policía local. En Horqueta las autoridades procedieron a golpear y detener a varios campesinos, algunos de los cuales sufrieron torturas en la comisaría policial.

         Hacia el final del año, una coalición amplia de más de 30 organizaciones sociales y políticas, con el apoyo de la Iglesia, organizó una "Marcha por la Vida" para conmemorar el 40º. aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos (el 10 de diciembre). Este evento también fue objeto de una violenta represión policial. En los días anteriores al acto, varios prominentes líderes sociales, políticos y representantes laicos de la Iglesia fueron arrestados. En Asunción, muchas personas -incluyendo religiosas, sacerdotes y activistas laicos- que iban a la Catedral para asistir a un servicio religioso en celebración de los derechos humanos fue asediada por la policía y brutalmente golpeada; veintenas fueron detenidas, entre ellos, un cura norteamericano. Desde la esfera eclesial se volvieron a deplorar los hechos de violencia. Mons. Rolón expresó que lo sucedido "no extrañó a nadie". (21) tampoco sorprendió a nadie que en esos días se agravara el hostigamiento a la emisora católica, "Radio Caritas", con la detención de sus periodistas, el bloqueo policial de sus instalaciones y la "orden superior" de reducir la potencia de su transmisor.    

         El persistente activismo de la oposición y la creciente crisis de legitimidad que envolvía al régimen (tanto nacional como internacional) lo obligó a emplear tácticas cada vez más "duras", contrarrestando el disenso con la violencia física y la intimidación pertinaz. Esta exacerbada arbitrariedad y brutalidad sin embargo solo logró alimentar el malestar y la animadversión pública contra el gobierno. Efectivamente, el tema de la Iglesia para las festividades de ese fin de año, hacía llamados a "una Navidad sin Violencia y el respeto permanente a los derechos humanos", y reflejaba las mejores esperanzas cuando en ese momento se vivía un clima social de exasperación y cansancio.

 

         MANIOBRAS AL INTERIOR DEL RÉGIMEN: EL GOLPE

 

         Políticamente, la facción militante parecía estar a punto de consolidar el control del régimen. De hecho, estos seguían una estrategia de tres pasos: 1) en primer término, captaron el aparato partidario, expulsando a la dirigencia tradicionalista y purgando, de a poco, las bases partidarias no alineadas detrás de la militancia stronista; 2) en segundo lugar, fueron asimilando gradualmente el poder en las distintas ramas del gobierno. Las elecciones de febrero llevaron a las cámaras del Congreso un equipo completo de militantes, y nuevos nombramientos políticos fueron consolidando su control en la burocracia estatal y en el poder judicial.

         Bajo los militantes se acentuó aún más el clientelismo político en la administración pública, y gente de gran incompetencia pasó a servir en el aparato del estado, aumentando los niveles de corrupción y despertando la ira de aquellos directamente afectados por su gestión.

         La experiencia de la vida cotidiana en los distintos ámbitos, estudiantil, obrero, empresarial y hasta la circulación en la vía pública se vieron entorpecidas por medidas arbitrarias de toda índole y fueron ahondando la insatisfacción con el régimen autoritario de línea dura. Aún los adherentes más antiguos de Stroessner admitían que las cosas se estaban poniendo fuera de control y volviendo "un quilombo" (expresión popular paraguaya que significa un desastre o más propiamente, un burdel).

         3) Como tercer paso, la estrategia militante buscó consolidar la posición de sus partidarios en el seno de las fuerzas armadas, con lo cual tendrían asegurada la continuidad de su proyecto político autoritario y las pingües ganancias producidas por su gestión del gobierno. Presionados a ir definiendo el tema de la sucesión debido a los problemas de salud de Stroessner, los militantes comenzaron a "preparar el camino" entre los altos mandos militares; muchos querían colocar a su hijo, el coronel de aviación Gustavo Stroessner, como sucesor. Es aquí donde falló el intento stronista de "copar el régimen". Sintiéndose invencibles, los militantes cometieron el grave error de sobrestimar su apoyo y subestimar la fuerza y el grado de resentimiento de aquellos excluidos por su estrecha agenda política y confinada red prebendaría.

         Los tradicionalistas del Partido Colorado habían cultivado desde hacía tiempo vínculos personales con muchos oficiales de las fuerzas armadas. Estos políticos eran 'padrinos' y 'compadres' de la mayoría de los jefes militares y hasta parientes y socios comerciales de los mismos. (22) Así, cuando el grupo militante-stronista comenzó a imponerse en las altas posiciones del mando militar, las líneas de batalla entre las dos facciones estaban trazadas. El 12 de enero de 1989 Stroessner reorganizó diversos comandos militares y ordenó el pase a retiro de varios generales de estrecha vinculación con el General Rodríguez, movida que fue considerada como "denigrante" por muchos simpatizantes de éste. (23) En la semana anterior al golpe las autoridades del régimen clausuraron todas las casas de cambio en un intento por detener la escalada del dólar norteamericano, exasperando a la comunidad empresarial que criticó duramente las políticas económicas "de vudu" y las imposiciones contrarias al "mercado libre". (24) Dos de las tres casas de cambio que fueron clausuradas eran propiedad del General Andrés Rodríguez. (25)

         El golpe estalló el día en que Rodríguez había recibido la orden de renunciar a su posición de Número Dos en la estructura militar, y el día en que el comandante de la Armada también había sido relevado de su cargo. El descontento había tomado cuerpo entre los oficiales de las fuerzas armadas, (26) y Rodríguez se presentaba como el indicado para encabezarlos. En efecto, Stroessner Habría lanzado un reto a Rodríguez, quien esa misma noche echó a rodar los tanques de la caballería. Si hubieran capturado a Stroessner al inicio del levantamiento (estaba pasando la noche en la casa de su ex amante preferida), éstas vidas podrían haber sido ahorradas. Sin embargo el caudillo eludió su captura y resistió hasta el amanecer en el único comando militar que le permaneció leal.

 

 

         NOTAS

 

1- La tasa neta de crecimiento del PIB para 1988 fue calculada en 1.1% y la tasa de inflación se estimó por arriba del 30%. El creciente déficit fiscal y una deuda externa del orden de USS 2.000 millones -de la cual el 90% correspondía al sector público, responsable de la administración de varias empresas estatales ineficientes y notoriamente corruptas- contribuyeron a exacerbar la oposición de los gremios empresariales a la política económica del régimen. Ver Nuestro Tiempo, No. 34 (Asunción), noviembre de 1988, pp. 8-9. Una fuerte caída de las reservas internacionales obligó al gobierno a suspender el pago de la deuda externa en 1988.

2- Ultima llora, 27 de agosto de 1988. Anuario, op. cit., p. 513.

3- Sendero, 29 de agosto, 1988. Anuario, op. cit., pp. 519-520.

4- Voceros del régimen seguían insistiendo sin embargo que, a pesar de algunos molestosos miembros del clero, las relaciones institucionales eran "muy buenas". Notas Trimestrales. No. 10. (Asunción), CIPAE. p. 34.

5- Notas Trimestrales. No. 10. (Asunción), CIPAE. p. 38.

6- "Comunicado del Arzobispo a los fieles de la Arquidiócesis". Manuscrito. (Asunción), 8 de agosto de 1988.

7- Entrevista personal con Edwin Brítez. Asunción, 30 de agosto de 1988.

8- Comunicado emitido por más de 200 sacerdotes reunidos en la Semana Nacional del Clero. Además, pidieron que se celebre el día del policía (30 de agosto) en los templos y no en las comisarías como se hacía normalmente. Ultima llora, 26 de agosto de 1988. Anuario, op. cit., p. 580.

9- Aún así Montanaro, quien era a la vez presidente de la Junta de Gobierno del Partido Colorado, concluiría, "nosotros somos católicos, miembros de la Iglesia Universal". Diario Noticias. (Asunción), 4 de setiembre de 1988- Anuario, op. cit., p. 601.

10- Ultima Hora. (Asunción), 5 de setiembre de 1988. p. 10.

11- Mensaje de Juan Pablo II a la Conferencia Nacional de Obispos Brasileños, 9 de abril 1986, en CEP. "Instrucción Doctrinal de la Conferencia Episcopal Paraguaya sobre la Teología de la Liberación". (Asunción: Secretariado General, 1988). p. 33.

12- CEP. op. cit., p. 32.

13- Dos semanas antes los mismos estudiantes de teología fueron impedidos de realizar una manifestación pública en protesta por la expulsión del país de 4 ex-sacerdotes que trabajaban en un proyecto de promoción popular conocido como SEAS (Servicio de Educación y Acción Social).

14- Notas Trimestrales, No. 11, (Asunción), CIPAE, 1988. p. 5. 15- Notas Trimestrales, No. 11, (Asunción), CIPAE 1988. p. 6.

16- Ultima llora, 14 de noviembre 1988. Anuario Paraguay 1988. p. 776.

17- Ultima llora, 18 de noviembre 1988. op. cit., p. 787

18- Diario Noticias, 15 de noviembre 1988. op. cit., p. 778.

19- Maricevich, Aníbal. "A la opinión pública nacional e internacional". Manuscrito. (Concepción), 28 de noviembre, 1988.

20- Este dato fue aportado por el Mons. Maricevich, en diciembre de 1989.

21- Ultima Hora, 12 de diciembre 1988. Anuario, op. cit. p. 848.

22- Análisis del Mes (suplemento especial), No. 38. (Asunción), enero 1989, BASE. p. 1.

23- Nuestro Tiempo, No. 36 (Asunción), enero 1989. p. 5. Uno de los generales pasados a retiro, Orlando Machuca Vargas, era amigo íntimo de Rodríguez. Después del golpe Machuca Vargas pasó a ocupar el poderoso cargo de Ministro de Interior.

24- Sendero, (Asunción), 2 de febrero de 1989. p. 4

25- Bajo el régimen de Stroessner, Rodríguez se volvió uno de los hombres más ricos del Paraguay. Además de una cadena de casas de cambio es propietario de la cervecería más grande del país, de un negocio importador-exportador, de varias estancias, y de una fábrica de cables de cobre. Sendero, (Asunción), 2 de febrero ele 1989. p. 4.

26- Entre los oficiales militares se habían generado frustraciones en las expectativas profesionales por el taponamiento que ejercía Stroessner, limitando a muchos las posibilidades de ascenso por encima del grado de coronel. Lezcano, Carlos M. y Carlos Martini. "Los militares y la transición. Balance y desafíos". Acción. No. 101. (Asunción) (febrero 1990). p. 19. También, se había visto con desprecio la existencia de un círculo de homosexuales en el entorno de Stroessner, que incluiría a varios altos dirigentes de la militancia colorada y oficiales de las fuerzas armadas, y hasta el mismo candidato a la sucesión presidencial: el coronel Gustavo Stroessner (cuyo apodo a "soto voce" era, al parecer, "la coronela"). Según Domingo Rivarola, director del Centro Paraguayo de Estudios Sociológicos (CPES), las acusaciones de homosexualidad entre los consejeros allegados a Stroessner "estaban en el origen del descontento que produjo el golpe". Raul Sohr, Journal do Brasil. (Río de Janeiro), 17 de febrero 1989. p. 8.

 

 

 

 

 

BIBLIOGRAFIA

 

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Althusscr, Louis. "Ideología y Aparatos Ideológicos del Estado". La Filosofía como Arma de la Revolución. 16ma ed. México: Siglo XXI editores, 1986.

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ANEXO III

FUENTE: EDWIN BRÍTEZ. "DIÁLOGO NACIONAL". PARAGUAY:

TRANSICIÓN, DIÁLOGO Y MODERNIZACIÓN POLÍTICA. (COMP. JOSÉ LUIS SIMÓN)

(Asunción: El Lector, 1987) pp. 44-48.

 

INVITACIONES CURSADAS PARA PARTICIPAR EN EL DIALOGO NACIONAL

1.      Entidades participantes del Diálogo Nacional:

a)      Partidos políticos

Partido Liberal

Partido Demócrata Cristiano

Partido Revolucionario Febrerista

Partido Liberal Radical

Movimiento Popular Colorado (MOPOCO)

Partido Liberal Radical Auténtico

ANR Exilio.

b)      Organizaciones sociales

Movimiento Intersindical de Trabajadores

Sindicato de Periodistas del Paraguay

Mujeres por la Democracia

Comisión de Familiares Detenidos Desaparecidos en la Argentina Coordinación Nacional de Productores Agrícolas (CONAPA)

c)       Medios de Comunicación Social

Editora HOY

ABC Color

Última Hora

Diario Noticias

Diario La Tarde

Radio Ñandutí

Radio 1° de Marzo

d)      Instituciones Universitarias

Consejo Superior de la Universidad Católica

Colegio de Abogados del Paraguay

Federación de Químicos del Paraguay

Círculo Paraguayo de Médicos

e)       Grupos Eclesiales

e.1     Clero y Religiosos

FERELPAR

Comunidad del Seminario del Verbo Divino

Clero Diocesano de Carapeguá

Clero Diocesano de Benjamín Aceval

Clero Diocesano de Concepción

Presbiterio de la Diócesis de San Juan Bautista

Clero Diocesano de Villarrica

Clero de la Arquidiócesis de Asunción

Sacerdotes participantes de la Jornada Nacional del Clero en julio de 1986

c.2     Movimientos Laicos

Asociación de Mujeres en Acción Católica (AMAC)

Asociación de Empresarios Cristianos (ADEC)

Cooperadores Salesianos

Movimiento Familiar Cristiano

Lesión de María

Acción Católica

Movimientos de los Focolares

Renovación Carismática Católica

Serra Club cíe Asunción

Movimiento de Cursillos de Cristiandad

Fraternidad Seglar Franciscana

Movimiento de Schoenstatt

e.3     Grupos Parroquiales (Arquidiócesis de Asunción)

Parroquia San Francisco de Asís

Parroquia de Las Mercedes

Parroquia San José

Parroquia de La Encarnación

Parroquia Cristo Rey

Parroquia Virgen del Rosario

Parroquia Virgen de Fátima

Parroquia Beato Roque González de Santa Cruz

Parroquia La Inmaculada

Parroquia de la Santa Cruz

Parroquia San Antonio de Padua

Parroquia Santísimo Redentor

Parroquia San Pedro y San Pablo

Parroquia San Alfonso

Capilla San Juan Bautista de Lambaré

Vicaría San Gerardo

Vicaría San Rafael

Vicaría Niño Jesús de Praga

Parroquia San Miguel Arcángel

Parroquia San Vicente

Parroquia Sagrado Corazón de Jesús (Salesianito)

Parroquia San Pablo Apóstol

Parroquia Virgen de Nazareth

Parroquia San Juan Bautista

Parroquia San Cristóbal

Parroquia Virgen del Pilar

Parroquia Santa María

Parroquia Virgen de Fátima (Tablada)

Parroquia La Piedad

Parroquia Virgen del Rosario (Luque)

Parroquia de Ypacaraí

Parroquia de Capiatá

Parroquia Santa Catalina de Siena (Fdo. de la Mora)

Parroquia de Villeta

Parroquia Nuestra Señora de los Milagros (Ysaty)

Parroquia Villa Elisa

Parroquia de Ñemby

e.4     Organizaciones Diocesanas y Nacionales

Campesinos organizados por Pastoral Social (Concepción)

Pastoral Juvenil (Concepción)

FEDAPAIEC (Federación de Asociaciones de Alumnos de Instituciones Educativas Católicas)

Pastoral Juvenil de la Diócesis ele Benjamín Aceval Comunidades de Base de Benjamín Aceval

Grupos Parroquiales de Itapúa

f)       Instituciones Cristianas No-Católicas

Comité de Iglesias para Ayudas de Emergencia

Iglesia Cristiana Discípulos de Cristo

Iglesia Evangélica Río de la Plata

2.      Entidades que no han participado:

2.1.   Entidades que rehusaron participar:

Asociación Nacional Republicana

Consejo Superior Universitario de la Universidad Nacional de Asunción

Federación de Educadores del Paraguay

Centro Paraguayo de Ingenieros

Radio Nacional del Paraguay

Radio Asunción FEPRINCO

Unión Industrial Paraguaya

Nota: Cabe señalar que la Asociación Nacional Republicana autorizó a su presidente a mantener contactos informales con el Equipo de Obispos. Tanto Radio Nacional como Radio Asunción participaron en la reunión de los Directores de Radio con el Equipo de Obispos. Finalmente, FEPRINCO y la Unión Industrial Paraguaya hicieron llegar documentos públicos con su opinión sobre la situación económica del país.

2.2.   Entidades invitadas que no respondieron

Confederación Paraguaya de Trabajadores

Asociación Paraguaya de Arquitectos

Prensa Paraguaya

Colegio de Contadores del Paraguay

Radio Cháritas

Centro de Estudiantes de la Facultad de Politécnica UNA

Centro de Estudiantes de la Facultad de Arquitectura

Centro de Estudiantes del Instituto de Ciencias Básicas

Centro de Estudiantes de la Facultad de Ciencias Económicas, Administrativas y Contables

Centro de Estudiantes de la Facultad de Física y Matemáticas

Centro de Estudiantes de la Facultad de Ciencias Médicas

Centro de Estudiantes de la Facultad de Veterinaria

Centro de Estudiantes de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales Centro de Estudiantes de la Facultad de Filosofía

Centro de Estudiantes de la Facultad de Ingeniería Agronómica

Centro de Estudiantes de la Facultad de Odontología

Centro de Estudiantes de la Facultad de Química y Farmacia

Centro de Estudiantes de la Facultad de Ciencias Contables y Administrativas UCA

Centro de Estudiantes de la Facultad de Ciencias y Tecnología - UCA

Centro de Estudiantes de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Diplomáticas UCA

Centro de Estudiantes de la Facultad de Filosofía y Ciencias Humanas UCA

Centro de Estudiantes del Instituto Superior de Teología UCA

Movimiento Campesino Paraguayo

 

 

 

 

ÍNDICE

 

Agradecimientos

Prólogo

Notas

Introducción

Objetivos, referencias y motivos

Hipótesis, premisas y conclusiones

Notas

MARCO TEORICO

 

I RELIGION Y POLITICA: PERSPECTIVAS

La multiplicidad de la religión

Notas

 

II RELIGION Y POLITICA: EL PROCESO SOCIAL

La Sociedad actúa sobre la Religión

La Religión actúa sobre la Sociedad

La Proyección Política de la Religión

Función conservadora

Función progresista

Notas

 

III RELIGION: UNA AUTONOMIA PARCIAL

Conflictos, transacciones y motivaciones en el campo religioso

La Iglesia Católica: identidad y autonomía parcial

Modelos de Iglesia

Notas

 

Capítulo 1

LA POLITICA AUTORITARIA DEL CAUDILLO: ESTRUCTURA Y FUNCIONAMIENTO DEL REGIMEN DE STROESSNER

La sociedad civil desmovilizada

Condiciones para el desarrollo y la manutención del régimen autoritario

Notas

 

 

Capítulo 2

 

LA IGLESIA CATOLICA PARAGUAYA: POSICION SOCIAL Y RASGOS CORPORATIVOS

La dimensión internacional de la Iglesia

Complejidad de la corporación católica

Notas

 

Capítulo 3

BREVE RESEÑA HISTORICA: LA IGLESIA EN EL PARAGUAY

De la Colonia a la Guerra de la Triple Alianza

De la pos-Guerra del 70 al pre-Concilio Vaticano II

Iglesia pre-Conciliar, Partidos y Proyección Política

La Renovación Eclesial

El Conflicto Iglesia y Estado

Represión y Repliegue: la moderación de la Iglesia

Las Ligas Agrarias Cristianas

Notas

 

Capítulo 4

CRISIS Y DESCOMPOSICION DEL RÉGIMEN DE STROESSNER: DÉCADA DEL 1980

Recesión económica

Tensiones dentro del régimen

Malestar en el 'pacto de dominación'

Cambios en el contexto internacional

El 'despertar' de la sociedad civil

Notas

 

Capítulo 5

LA IGLESIA EN EL DESPERTAR SOCIAL

El Diálogo Nacional

Enfrentamiento con el régimen

Análisis del Conflicto entre la Iglesia y la Dictadura

Notas

 

Capítulo 6

LA VISITA DEL PAPA

Notas

 

Capítulo 7

SE DESARMA EL ESCENARIO: LA CAIDA DE STROESSNER

Nuevos roces con la Iglesia

Maniobras al interior del régimen: el golpe

Notas

 

Capítulo 8

CONSECUENCIAS DEL GOLPE: EL PARAGUAY EN TRANSICION

La Iglesia ante el cambio

Notas

 

Capítulo 9

CONCLUSIONES: EL PAPEL DE LA IGLESIA CATOLICA PARAGUAYA

l. Circunstancia y dinámica externa al campo religioso

2. Posición, público y recursos religiosos

3. Innovaciones, teología y principios éticos

4. Predisposición del clero e interacción con el público religioso

Notas

 

BIBLIOGRAFÍA

ANEXOS

FE DE ERRATAS

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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EL IDIOMA GUARANÍ, BIBLIOTECA VIRTUAL en PORTALGUARANI.COM

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