GRITO EN LOS ANDES
Poesías de
MARÍA LUISA ARTECONA DE THOMPSON
Prólogo de R. ANTONIO RAMOS
Sociedad Bolivariana del Paraguay
Asunción – Paraguay
1964 (26 páginas)
MARIALUISA ARTECONA DE THOMPSON : Estudió en Asunción, ingresando en la Facultad Nacional de Filosofía, donde se graduó de Licenciada en Letras, en 1948. Desde ese año dicta, como titular, la cátedra de literatura española en el Colegio Nacional de la Capital. Igualmente ejerce la cátedra de lengua española y de literatura de España y América en el Colegio Nacional de San Lorenzo. En el "Salón de la Poesía", auspiciado por los "Amigos del Arte", en 1953, obtuvo el Primer Premio con Medalla de Oro. Es Miembro Correspondiente de la Academia Hispano americana de Letras con sede en Bogotá, Asesora del Departamento de Enseñanza Superior y Difusión Cultural del Ministerio de Educación y Culto, Presidenta de la Asociación del Libro juvenil de UNESCO, Co-Directora del Círculo "Asedio" de Literatura y Arte, Miembro de la Sociedad Bolivariana del Paraguay y Directora de la Escuela de Educación Infantil "Simón Bolívar". Es colaboradora de LA TRIBUNA y de otros diarios y revistas nacionales y del extranjero.
Tiene publicado un folleto-tarjeta intitulado "Canción de Navidad" y en prensa "Canción para dormir a una rosa", libro para niños, y, "Canción a obscuras", selección de sus Poemas.
MARIALUISA ARTECONA DE THOMPSON por su intensa labor cultural y docente es una elevada expresión de la mujer paraguaya de nuestro tiempo.
“Para nosotros la Patria es América; nuestra
enseña, la independencia y la libertad”
BOLIVAR
PRÓLOGO
La gloria de Bolivia, desde los días de la epopeya emancipadora, fue y es fuente fecunda de inspiración. Ayer como hoy los poetas más insignes de América cantaron y cantan al Libertador, atraídos por el genio Padre de la Libertad continental.
En el Paraguay Juan E. O’Leary, José Concepción Ortiz, Carlos Villagra Marsal, Manuel Verón de Astrada, Milciades Jiménez y Velázquez, Antonio Ortiz Mayans y otros dedicaron poemas inspirados a Bolivia.
A esta brillante pléyade se debe agregar a Marialuisa Artecona de Thompson.
Esta ilustre poetisa, conocida ya como valor destacado de la literatura paraguaya actual, ha encontrado en la vida resplandeciente del Libertador y en sus ideales de redención, motivos para consagrar en admirables poemas la grandeza del Adalid, que hizo de América su Patria y de la Independencia y la Libertad de enseña de nuestro destino. Marialuisa con su fina sensibilidad femenina ha sabido captar en toda su intensidad la magnitud de la obra del Libertador. De ahí su profunda admiración y su fervorosa veneración por el inmortal hijo de Caracas. Su canto intitulado. SUEÑO HEOICO, el primero de la serie que escribió, mereció una mención honorífica, en el Concurso Literario organizado en 1954 por la Sociedad Boliviana del Paraguay, en homenaje al Libertador. Su poema, MEMORIAS A BOLIVIAR, escrito en 1963, fue publicado por primera vez en la Revista LOTERIA, que aparece en la ciudad de Panamá. Los otros, inéditos aún, nacieron inspirados en el amor al Prócer, en los días consagrados a su imperecedero recuerdo.
Marialuisa no sólo cantó al Libertador sino que llevada por su fervor bolivariano fundó y dirije una Escuela de Educación Infantil, a la que le dió el nombre de Simón Bolívar. En esta casa acogedora la niñez, frente a un retrato del Libertador, aprende a amar la memoria del que sacrificó su vida por la Libertad de América.
Oscar Echeverri Mejía en un artículo sobre "La Poesía Paraguaya Contemporánea-, aparecido en SELECCIÓN POÉTICA, de Bogotá, la llama a Marialuisa Artecona de Thompson "eminente poetisa” y el crítico brasileño Sergio Millet al referirse a ella escribe que la serie de encantadores poemas intitulados "Aventuras de la Ranita Silvia" nos da “una idea de la inspiración de la poetisa, de la pureza de su lenguaje, del frescor de su versó”.
Marialuisa tiene una marcada predilección por los niños para quienes ha escrito "poesías de delicados sentimientos". De este género dará a la estampa en el curso de este año el libro: “Canción para dormir a una rosa”. Además de éste tiene inéditos: “Canciones para la escuela”, "Fiestecitas", "Dramatizaciones escolares", “Primeras cartas” y "El canto a obscuras", antología de sus mejores poemas. En 1963 publicó un folleto-tarjeta, titulado "Canción de Navidad".
La Sociedad Bolivariana del Paraguay que tiene el honor de contar entre sus Miembros a esta "eminente poetisa", se complace en publicar los poemas dedica-dos por ella al Libertador como un homenaje más rendido al glorioso Adalid de América en esta tierra de valientes.
Julio de 1964
R. ANTONIO RAMOS
Presidente de la Sociedad Bolivariana del Paraguay
EL SUEÑO HEROICO
En los estrados de la tarde en marcha,
he de surcar los mares de tu gloria
como si fueses hijo de mi entraña,
capitán de la noche de los Andes.
Miro empaparse el horizonte rojo
con la lava inmortal de tus memorias;
corre el girón de tu bandera libre
desde la estrella al árbol de la tarde;
y crece la raíz de tu bravura
en el vértice voraz de historia y alma.
Se despliega las páginas sublimes
de tu diestra de hombre y de guerrero.
Corazón de aguerridas vestiduras
ensalzaron el salmo de tu nombre.
Cumbre de espada y espada siempre en cumbre,
eres la flama de estas patrias nuevas.
Sangre de veneradas madres puras
llevaste entre tus huestes libertarias,
y esos hijos labraron con su esencia
el fecundo trigal americano.
Cadencia de tus honras,
fue el pan divino de la gesta nueva.
Cayó a tus ojos el fatigado lirio
de la espada de aceros enemigos;
y así raudal crujiente de tus huestes
cruzó viril la Esparta de los llanos
y transformó en muros las montañas.
Libertador: la suma de los nombres
donde se sacia el grito portentoso
de la anhelante ambrosía del hombre;
iluminada libertad gloriosa
que se encarnó en tu entraña
de roble y oro, de esperanza y canto.
Libertador, la llama de tu escudo
flamea en ondulante pendón de espiga sana;
no hay verbo que se encumbre más allá
de tu gloria, ni imagen peregrina
que recrudezca la estirpe de tus mandos.
Sólo el espíritu fuerte de dilecta armonía
transpasa la ultratumba de los entes mortales;
tu escudo es el compendio de la inmortal hartura
que ansía el hombre nuevo, pretérito y futuro.
Viril Libertador del cielo de estos mundos
donde se espeja el caudaloso azul del firmamento,
que en la quietud del valle calca el agua
y en la altura del árbol labra su himno
de inmarcesibles tardes nacaradas.
Desde allí miro alzarse tu estatura,
jamás inmersa como en esta hora
de opresoras cadenas y dolores.
Es perentorio el grito de tu espada,
Simón, el Cirineo que empuñó tras la cruz
americana, el angustioso instante de otro Cristo,
llama de tierra y sol de meridiano.
Vibra tu nombre ya en la sacra esfera
de la tierra fecunda y promisoria;
te enarbolan ciudades y estatuarias
sin que ningún extraño dogma impuro
se atreva a derribar el pendón puro
de la verdad que con tu ardor fundiste.
Heroísmo, firmeza y sentimiento,
fe en el poder de la justicia exacta,
nivelaron los mares de tu sangre
con diadema de cíclopes ignotos.
Tiempo augusto y lozano de la hazaña,
tu mano en alto sólo besa el aura
donde el alma inmortal en Dios existe.
La estrella vésper de tu añeja espada
-sabor de sangre y eslabón de amores-
se descuelga del cielo por las tardes,
mendicante del pecho de un guerrero.
Apenas la potestad del pensamiento
puede rozar tu historia en cuerpo y alma.
Ni tan sólo la hondura del poema.
Ni tan sólo el espíritu de sus formas.
Ni el ánfora del sol,
ni el plenilunio, ni la amapola,
ni su sombra, en vano.
Ni el vértigo sin cuerpo,
ni la intangible claridad del agua
donde derrama el viento sus campanas.
Ni el nombre.
Solo estás en la estela libertaria
que el mar ensaya para asir la estrella.
Julio 24, 1958
SALUTACIÓN AL PROCER DE LA ESPADA
Desde la angustia de esta tierra dolida
de amapolas yertas, de vientos implacables;
he buscado una voz para gritar tu nombre
y sollozar esta hermandad herida.
Tu verbo, capitán de piedra y bronce.
Tu verbo que reconstruya el ansia
de aquella libertad sublime y ancha
que construyó tu alma para América.
Tu verbo, capitán.
Y el temario glorioso de tu espada.
Sobre esta cobardía desatada
en tormentoso resurgir de llantos.
Sobre esta cobardía de aureolas
que aprisiona la brillante
leyenda de tu nombre;
apenas llega el presencial torrente
de un canto devastado.
Pero no está la desnudez remota
del pecho americano, rompiéndose
en rugidos torrenciales para
enterrar la emponzoñada esencia
de una merced terrosa de tiranos.
Y aquí tus playas de sagradas lides
se profana la historia de tu hazaña
cuando este suelo hollado por tus plantas
quiere reconstruir tu exacto paralelo
del canto en libertad del hombre eterno.
Bolívar, capitán del alto ensueño;
de la estrella, del viento y de las cumbres.
Tu nascencia es pendón y gloria
y grito y sol de lirio
que en algún ocaso
calentará las ateridas carnes
de estos hijos de surcos y de adobes.
Alguna vez desde el torrente lila
de nuestras tardes de lapachos rojos,
hemos de contemplar
la inmensa estrella de un capitán
de amor y de justicia.
Bolívar, capitán de bronce y piedra,
el de la espada azul del infinito,
viento de inmarcesible carcajada
que arrancará trigales de estos
rotundos hierros que nos pasman,
Bolívar, capitán de bronce y piedra.
Julio 24, 1960
POEMA AL CAPITÁN DE AMÉRICA
Frontera, raíz y tierra de laureles
encendieron la entraña de tu nombre;
Viento, corcel, espuma y oleaje,
bravo rumor azul del Chimborazo.
De ti y llama, nacen márgenes
al pie de esta cobarde merced de dictadores;
osarios de bandera y libertades,
que tu espada ensalzó cual himno sacro.
No se derribe el eco de tu estirpe.
Lo proclamen sabanas y altitudes.
Hienda el espacio en el cruzar del ave.
Grite el bronce viril de las campanas.
Beba la tierra en el trigal enhiesto;
cumbres marciales de tu espada en alto.
Julio 24, 1961.
MEMORIAS A BOLÍVAR
Padre, simón Bolívar.
Viento en oleaje sobre
la ilustre memoria
de esta tierra
donde el jaguar
dormita,
y la tórtola arrulla
un sueño antiguo
de canela y marfil,
y las piraguas
andan los caminos
del agua, cantando
sólo ellas
los sollozos del mar,
con su sílaba inmensa
de libertad perdida,
arrojando tu nombre
de sal,
Padre Simón Bolívar,
Sobre las diez falanges
de distinto metal.
Así tu verbo duro
quebrará la injusticia
del opresor maldito,
sobre cuya mentira,
tu nombre es sangre
y lava de tremenda heredad.
Padre, Simón Bolívar,
aprendiz tenacísimo,
acento indomeñado
creciendo en árbol, padre
en fruto, padre
en lluvia, padre
en germinal de amor
hacia un alba en rescate
desde cadenas torvas;
para esta América,
cariño de tu espada
eternal.
Desde la herida de la flor
que asciende
en néctar
por el canoro
puente del zorzal,
anda tu nombre,
rescatador de sombras,
buscando el lance
inicuo del puñal;
porque entre patrios
nombres, tu América
solloza rasgos
de vendedores de conciencia
y de paz.
Padre, Simón Bolívar,
cañaveral maduro
que asciende en la garganta
con su gesto de rica vastedad.
Azul dominador del río,
grito en creciente.
Puma en celo bromando
sobre el caudaloso
seno de la libertad.
Padre, Simón Bolívar,
nuestro señor de acero;
monte guardia
sobre el crepúsculo
de este reloj de hoy;
una estrella encendida,
un ave dolorida,
una campana leve,
un acero voraz,
y una entrañable
ausencia de ti,
guerrero dulce
que conjugaste
batallas
y conjugaste amor.
Julio 5, 1963
ÍNDICE
Prólogo// El Sueño Heroico// Salutación al Prócer de la Espada// Poema al Capitán de América// Palabra a Bolívar// Memoria a Bolívar// Romance de Boda Bolívar.
ENLACE RECOMENDADO:
EL CANTO A OSCURAS
Edición digital: Alicante :
Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 2002
N. sobre edición original:
Edición digital basada en la de Asunción (Paraguay),
Alcándara, 1986.