NEGOCIOS EN LA POLÍTICA

Por ILDE SILVERO

ilde@abc.com.py

Las ideologías políticas y las manoseadas banderas de la democracia, el progreso, la libertad y la paz parecen tener poca vinculación con los negociados económicos, pero... el poder y el dinero, más temprano que tarde, siempre andan de amores.

Si los políticos, en su mayoría, cometiesen un sincericidio en cuanto a sus intenciones para meterse en la arena pública, confesarían que su propósito es lograr un importante incremento en su fortuna personal. Lo más dañino para el país es que no lo quieren hacer en un plazo largo, al término de sus carreras, sino allí nomás, a los pocos años de haber accedido a los cargos en el Estado.

Conviene no olvidar que los negociados en la administración pública no se hacen en soledad sino, como en el tango, se baila en pareja. Aquí entran a jugar algunos empresarios que, desde rincones discretos y detrás de impersonales SA, se prestan a los contratos directos, los concursos de fachada, los supuestos consorcios en competencia, para compartir con los funcionarios públicos jugosas ganancias ilícitas.

Las rutas recién terminadas y ya llenas de baches, las escuelas refaccionadas que vuelven a desmoronarse, los puentes inaugurados que presentan fisuras, los kits escolares con lápices y cuadernos de mala calidad, los grandes hospitales que no tienen médicos ni medicamentos, etc., son algunas de las realidades que revelan la malversación de los fondos públicos.

Resulta triste y doloroso comprobar cómo, en un país tan pobre, hay un segmento privilegiado de la población que tiene ingresos económicos muy altos, residencias de lujo, autos de alta gama, diversas empresas y abultadas cuentas bancarias exclusivamente como frutos de los negociados que realizan tanto los funcionarios públicos como los empresarios cómplices de estos latrocinios.

Son bastante reducidos los casos de denuncias de corrupción en la administración de los fondos públicos y menos aún los juicios a los responsables que terminen en alguna condena firme. Los pocos que son acusados ante la justicia suelen salvarse con chicanas jurídicas y cajoneadas de sus expedientes por años y décadas.

La corrupción es un mal eternamente presente en todos los gobiernos del continente, pero la gran diferencia de Paraguay con otras naciones es que algunos presidentes, exmandatarios y altos funcionarios han sido llevados a los tribunales, juzgados y metidos a la cárcel, mientras aquí el castigo de la diosa Astrea solo alcanza a los perejiles, al secretario, al chofer, a la mucama, al mecánico, al pobretón testaferro, en tanto los ministros, parlamentarios y directivos de los entes públicos siguen libres, vivitos y disfrutando de las riquezas mal habidas.

Esta indignante impunidad tiene muchos protagonistas: funcionarios públicos deshonestos, empresarios en connivencia, fiscales ñembotavy, jueces complacientes y también una ciudadanía que se acostumbró a tomar como “normal” el enriquecimiento ilícito de los gobernantes.

En tanto estas acciones delictivas no se combatan en serio y no se envíe a la cárcel a los corruptos, la situación global del país seguirá siendo la misma, sin que tenga mucha incidencia si el gobernante es del partido X o si los discursos de las autoridades dibujan un paraíso que representa a nuestra tierra guaraní.

Fuente: ABC Color

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Sección OPINIÓN

Miércoles, 07 de Marzo de 2018

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