MUCHAS URGENCIAS, POCA IMPORTANCIA
Por ILDE SILVERO
ilde@abc.com.py
Cómo no recordar lo que decía el inolvidable Quino a través de su famoso personaje Mafalda: “Como siempre, lo urgente no deja tiempo para lo importante”. Tras las recientes elecciones, ahora nos damos cuenta de que muchas cosas de relevancia fueron descuidadas porque estábamos muy ocupados con cuestiones ruidosas, pero secundarias.
El hecho de que la nucleación política colorada haya ganado las elecciones nos debe hacer reconocer que no avanzamos mucho en educación cívica en los últimos años. Como ciudadanos, hemos elegido a políticos y un sistema de gobierno que, en mayor o menor medida, han fracasado en relación al ideal de una patria más justa, progresista y solidaria. Es fácil pronosticar que los próximos cinco años no serán diferentes al período que está concluyendo.
En muchos cargos nacionales y también en los departamentales, el poder continuará en las manos de los mismos personajes que siempre se han preocupado más por llenar sus bolsillos particulares que por el bienestar de la ciudadanía.
A lo largo de tantos meses anteriores, nos enfrascamos en batallas por el no a la reelección, el impuesto a la soja y al tabaco, el freno a la deforestación, las denuncias de nepotismo, el enriquecimiento ilícito de los funcionarios, las falencias de la justicia, etc. Por eso no tuvimos tiempo, por ejemplo, para la adecuada educación cívica de los jóvenes que iban a votar por primera vez.
En relación a los comicios de 2013, esta vez estaban habilitadas 900.000 personas más, en su mayoría jóvenes, pero de dicha cantidad solo 187.000 concurrieron a las urnas. No alcanzan ni al 20% de los nuevos electores. Si tomamos el padrón total del país, de acuerdo a los datos de la ONG Acción Paraguay, apenas un 14% de votantes jóvenes de hasta 29 años ejercieron ahora su derecho al voto.
Como sociedad, nos aplazamos rotundamente en despertar el interés y la participación de los jóvenes en la actividad política. Era importante, pero no tuvimos tiempo para dicha tarea.
Tampoco nos ocupamos debidamente de la educación cívica de millones de compatriotas que sobreviven como pueden en los cinturones de miseria en torno a las grandes ciudades y en los asentamientos rurales. Los pobres enfrentan tantas carencias urgentes que mejorar su educación no es una prioridad. A los políticos el tema no les interesa pues cuanto más ignorantes sean los electores, se vuelven más manipulables y disponibles para la compra de sus votos.
Tampoco pudimos erradicar el viejo hábito de presionar a los funcionarios públicos para que apoyen a los candidatos oficiales. Tanto en los ministerios como en las gobernaciones y municipios, bajo conducción colorada o liberal, los empleados tuvieron que asistir a actos partidarios, firmar planillas y llevar gente a votar para conservar sus puestos.
La única respuesta válida ante los numerosos problemas que padecemos es impulsar y reforzar la educación de nuestra gente; educación en todas sus facetas, desde lo mínimo de la lectoescritura hasta los derechos humanos fundamentales y los principios básicos de la democracia. Esto es lo realmente importante; todo lo demás es urgencia o anécdota pasajera.
Fuente: ABC Color
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Sección OPINIÓN
Domingo, 29 de Abril de 2018
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