EL CÁNCER POLÍTICO
Por RAFAEL BARRETT
Si yo tuviera influencia sobre los estudiantes –¿pero qué influencia sobre nadie podrá nunca tener el que no miente?– les diría:
"Estáis sanos aún. Conservaos sanos. No hagáis política. Pensad que es muy difícil hacer política sin deshacer la patria –sin deshacer la humanidad, que es la patria verdadera de los hombres. Pensad que es muy fácil hacer humanidad trabajando sencillamente en vuestro oficio. ¿Sois médicos? Aprended a curar. ¿Sois ingenieros? Aprended a construir. ¿Sois profesores? Aprended a enseñar. ¿Sois poetas? Aprended la vida. Pero no aprendáis a gobernar; tened lástima al mundo. No os inquietéis por vuestro país: el ambiente no permite ya sobre la tierra los Napoleones ni los Francisco Solano, y el mal que ocasionaréis en resignaros a no moralizar la política es insignificante al lado del enorme bien que haréis trabajando sencillamente en vuestro oficio. Trabajad, producid. Sois células normales. Conservaos normales, rechazad las adherencias con el cáncer; rechazadlas, y proliferaréis, porque la realidad es buena. Formaréis vastos tejidos de salud, y el cáncer irá secando sus raíces. Si os molestan, protestad, pero desde casa. Si no os dejan trabajar, id a trabajar a otra parte. El que trabaja no es extranjero en ningún sitio, y además, como decía Ganivet, una nación suele ser más grande por los hijos que se van que por los que se quedan. No desesperéis. La política paraguaya es el colmo de la virtud, si se la compara con la de los Estados Unidos, donde salen los ciudadanos de presidio y ocupan el sitial de juez. Y sin embargo Norte América es Norte América... ¿por qué? Porque la inmensa mayoría de los norteamericanos ha vuelto su robusta espalda a la política, y han trabajado sencillamente en su oficio. Han cortado las adherencias con el cáncer, y el cáncer se ha convertido en quiste... ¡Oh! el más inofensivo de los quistes, un tumorcillo que rueda bajo la piel, lejos del corazón, lejos del cerebro...".
Si yo tuviera influencia sobre los estudiantes.
(El Nacional, 25 de abril de 1910)
EMIGRACIÓN
El Paraguay ofrece un ejemplo único; es un país americano que se despuebla.
Decía Alberdi: "El ministro de estado que no duplica el censo de estos pueblos cada diez años ha perdido el tiempo en bagatelas y nimiedades".
¿Qué diría Alberdi –¡hoy!– de un pueblo de América que en diez años, ha perdido no sólo el tiempo, sino la cuarta parte de sus hijos útiles?
No diría nada. Se negaría a creerlo.
Sin embargo, la emigración paraguaya, en la última década, se estima en ciento veinte o ciento treinta mil personas.
Ojalá no sea tanto... Ritter dice que la emigración continúa, y nos explica por qué. Los campesinos paraguayos huyen de su patria como huirían del infierno. Para ellos la paz es más mortífera que la guerra. El doctorcillo les despoja de su propiedad, el oficialete les acarrea al cuartel, les azota o les lleva al degüello; el "caraí" le viola sus hijas. Escapan si pueden, y hacen bien. Es por el momento la sola forma posible de rebelión: ¡emigrar!
Hacen bien, los que son bastante enérgicos para irse. Hacen bien en desesperarse y llorar por vez postrera sobre las ruinas de su labor. Hacen bien en abandonar este jardín desolado, en dejar que se coman el Paraguay los yuyos, las víboras, los políticos. Hacen muy bien en irse a donde la tierra sea más dura y los hombres menos crueles, a donde no haya que luchar sino contra los caprichos del cielo y la aspereza de los campos, a donde tengan la esperanza de que brote y se levante al sol lo que siembren...
¡Hacen bien...! Cuantos más emigren, mejor. El derecho supremo es vivir, y cuando no se puede vivir en un sitio, el deber supremo es irse a vivir a otra parte.
(El Nacional, 2 de julio de 1910)
(De: Obras Completas, vol. IV [Textos inéditos y olvidados...],
ed. Miguel Angel Fernández, 1990)
RAFAEL BARRETT : Periodista, narrador y ensayista. Aunque español de nacimiento, Rafael Barrett está vinculado a las letras paraguayas desde su llegada a Asunción en 1905. Con Viriato Díaz Pérez, Martín de Goycoechea Menéndez y José Rodríguez Alcalá, integró un pequeño grupo de intelectuales extranjeros que se destacaron de manera significativa en el ambiente literario nacional de principios de siglo.-
Precursor de la literatura paraguaya actual y el escritor extranjero más prominente de entonces, describió y denunció en sus obras las injusticias sociales, la desesperación y el sufrimiento prevalecientes en esos años. Sus narraciones y ensayos ofrecen una visión del Paraguay muy diferente a la proyectada en las exaltadas páginas de Martín de Goycoechea Menéndez o en los escritos de la mayoría de los integrantes de la promoción de 1900, reivindicadores casi todos de los héroes y de las glorias nacionales pasadas.-
De sus muchas obras, varias publicadas póstumamente, se destacan en particular los relatos contenidos en “El dolor paraguayo” (1909), en “Lo que son los yerbales” (1910) y en “Cuentos breves” (1911).
Escribió también “Al margen; estudios literarios” (1912) y “Diálogos, conversaciones y otros escritos” (1918).-
Sus Obras Completas se publicaron en Buenos Aires en 1943. En 1990 aparecieron sus Obras Completas (en cuatro volúmenes) en Asunción (edición a cargo de Miguel Ángel Fernández).-
Fuente: ANTOLOGÍA DE LA LITERATURA PARAGUAYA- Por TERESA MÉNDEZ-FAITH- Editorial El Lector, Asunción-Paraguay 2004
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