PRODUCCIÓN AGROPECUARIA
Enfoque amigable con el medio
Ing. Agr. FERNANDO DÍAZ SHENKER (*)
Miércoles, 19 de Abril de 2017
Suplemento ABC RURAL
ABC Color (Online)
(*) Especialista en Comunicación Rural
La producción y disponibilidad de alimentos para la humanidad es uno de los grandes desafíos que tienen los países del planeta. Lo importante es que las unidades productivas agrícolas, pecuarias y forestales puedan producir de manera rentable, pero cuidando el medio y sus recursos, respetando a los animales como seres vivos y pensando también en el bienestar de las generaciones futuras. Esto se denomina desarrollo con sustentabilidad.
Entre los grandes desafíos que hoy tiene la humanidad citemos solo tres: garantizar la seguridad alimentaria de la población del planeta, que se estima en 9000 millones para el 2050; hacer frente a la creciente obesidad de esta población, debido al mayor consumo de comida industrializada y la vida sedentaria, además del cambio climático y sus efectos. Por otra parte, sin entrar a considerar las buenas prácticas de manufactura, incluyendo lo relacionado a la trazabilidad e inocuidad de los alimentos, existen varias consecuencias y efectos ambientales, que deberían ser tenidos muy en cuenta si es que se reconoce la implicancia de la seguridad alimentaria y el bienestar de la población actual. Y esto implica, necesariamente, adoptar un marcado enfoque sostenible en la producción industrial de alimentos agropecuarios, con un uso responsable de los recursos naturales, sumado a la observancia de las normas del bienestar animal que consideran a los animales como seres que sienten, pueden sufrir dolores y estrés, sobre todo cuando se crían de forma intensiva en complejos industriales, sean animales bovinos de carne y leche, ovinos, cerdos y aves, entre los más representativos. De acuerdo a un informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), del 2006, el 33 % de la tierra arable en el planeta se utilizaba para el cultivo de granos y cereales, destinado al engorde de animales, principalmente en países con sistemas intensivos de producción pecuaria. Bajo estas condiciones alcanzaban los pesos de faena en tiempos más reducidos, lo que permitía su rápida industrialización y acceso de alimentos al consumidor, a un costo que, muchas veces, es mayor al que aparece en la etiqueta de venta o comercialización.
IMPLICANCIAS AMBIENTALES
La Sociedad Mundial para la Protección Animal (WSPA) y la FAO han señalado en varios boletines e informes que, además de los costos estrictamente económicos de producción, existen otros sociales y, fundamentalmente, ambientales que no se tienen en cuenta ni se contabilizan, pero que sí se trasladan al ambiente, a los países importadores y consumidores finales como un costo adicional, bajo forma de un mayor precio del alimento; impuestos o daños ambientales directamente, como deforestación, uso de combustibles fósiles (petróleo y gas), agua, suelo, liberación de gases contaminantes, basuras, plásticos, alergias, daños a la salud, calentamiento global.
CONCLUSIÓN
Es necesario fortalecer el rol del pequeño productor rural y su familia en la producción sostenible de alimentos del campo, por ser clave para posicionar sistemas y prácticas de producción e industrialización, que con la debida inversión, sobre todo gubernamental, incentiven el trabajo en el campo, ocupen a los jóvenes, desalienten la migración, alienten la diversificación, estimulen la creación y consolidación de cooperativas de producción, inspiren a los gobernantes a invertir en infraestructura rural y tecnologías de información y comunicación, para apuntalar un crecimiento económico, social y ambiental que beneficie a todos.
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