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JUSTO PASTOR BENÍTEZ (+)

  BAJO EL SIGNO DE MARTE - CRÓNICAS DE LA GUERRA DEL CHACO, 1975 - Por JUSTO PASTOR BENÍTEZ


BAJO EL SIGNO DE MARTE - CRÓNICAS DE LA GUERRA DEL CHACO, 1975 - Por JUSTO PASTOR BENÍTEZ

BAJO EL SIGNO DE MARTE

CRÓNICAS DE LA GUERRA DEL CHACO

Por JUSTO PASTOR BENÍTEZ

 

Editorial CASA-LIBRO

Asunción-Paraguay 1975

(167 páginas)

 

 

PRÓLOGO

Tenía conocimiento que el Dr. Justo Pastor Benítez había publicado un libro titulado "BAJO EL SIGNO DE MARTE". No lo había leído. Por gentileza de su hijo, el Dr. Justo Pastor Benítez (h) pude hacerlo ahora a 42 años de su publicación, manifestándome al mismo tiempo que pensaba hacer una nueva edición del libro. Considero de perentoria necesidad una nueva edición de tan importante obra para que las generaciones del presente y las que vengan después puedan, deleitándose en su lectura, conocer las múltiples facetas de nuestra segunda epopeya enfocada con la brillantez y la amenidad con que lo hace el Dr. Justo Pastor Benítez.

En su enjundioso estudio analiza la creación misma de la República de Bolivia concebida por el libertador Simón Bolívar como justiciero premio a sus desvelos y sacrificios en aras ole la independencia de las tres cuartas partes de la América española, pero más, diría yo, al corazón generoso y al sentimiento de noble reconocimiento a su compañero de glorias, el Mariscal de Ayacucho, el General Don Antonio José de Sucre quien, deseando perpetuar el nombre de su jefe y forjador, dio el nombre de Bolivia al retoño de tierra conocido antes como Alto Perú.

La ágil y pensante pluma del Dr. Benítez entra en terreno de la antropología con la suficiencia que le dan sus conocimientos sobre las razas que pueblan y constituyen la materia prima de las dos naciones; El Paraguay-Bolivia. El Paraguayo formado por el cruzamiento del guaraní bravío e indómito con el español tenaz, perseverante, raza definida como el "mancebo de la tierra" cuya característica fundamental es el amor a la libertad y el cariño a su tierra, exuberante de bosques y ríos, llanuras de fértiles tierras coloradas y verdes pasturas. El boliviano representado por sus dos grandes nucleaciones indígenas, el quichua y el aimará agobiadas hasta hoy por la férrea tiranía a que fueron sometidos ancestralmente por sus vecinos los incas del Perú, sometimiento extendido después de su formación como nación soberana en el blanco boliviano que constituye la tercera parte de su población total.

De aquí las diferencias entre ambos pueblos; el uno, el paraguayo, altivo, alegre, dicharachero; el otro, sea aimará o quichua, taciturno, introvertido, influencia misma de las condiciones telúricas de ambas naciones. La alegría del paraguayo se trasunta en el murmullo de sus frescos arroyos, en el trino de sus pájaros cantores, en la exuberancia de sus bosques milenarios.

El nativo boliviano huraño, hosco, poco comunicativo como las peladas y duras rocas de sus imponentes montañas andinas. Mismo en su manera de caminar son diferentes; el paraguayo erecto, de desplazamiento vivaz y rápido, el cholo de andar cansino, encorvado por el continuo remontar de agrestes cuestas, mirando siempre el sitio donde ha de poner el pie por el riesgo que representa perderlo para precipitarse en un abismo.

Hasta en sus vicios difieren fundamentalmente. El paraguayo con su "tereré" que aviva el ánimo y remueve al contacto social; el aimará con su coca que embota la voluntad y aplasta el espíritu.

La semblanza que hace el Dr. Benítez de los prohombres bolivianos en su obra es genial. Melgarejo, Santacruz; Siles, Saavedra; Salamanca, Kundt, están pintados por la pluma del crítico estudioso con una claridad y realismo tan extraordinarios como sólo pueden hacerlo maestros del arte como Miguel Ángel con su capilla Sixtina o Leonardo con la Gioconda.

Nada escapa al estudio que hace de los antecedentes de la guerra del Chaco, comenzando de las épocas más remotas para desembocar luego en Pitiantuta, chispa que llevó a ambos países a la hoguera de la guerra.

Analiza la posición jurídica sostenida por ambos países. Bolivia presenta sus pretensiones sobre la base de una cuestión de territorio, Paraguay sostiene que sólo se trata de una simple delimitación de fronteras. Al estudiar sus motivaciones encontramos que Bolivia al perder sus costas del Pacifico en su desgraciada guerra con Chile, se convierte en país mediterráneo y no encuentra nada más sencillo y fácil- que apuntar sus pretensiones de nueva salida al mar apoderándose del Chaco para tener el río Paraguay como arteria que ha de proporcionarle su nueva salida al mar, esta vez al Atlántico.

Y apunta al Chaco por considerar que el Paraguay representa la línea de menor resistencia. Hace el estudio de factibilidad en su ánimo guerrista y encuentra que en lo económico y en lo demográfico Bolivia está a cien codos sobre Paraguay. Pero olvida en su orgullosa soberbia analizar los factores morales y psicológicos del pueblo al que quiere someter.

Aquí la pluma maestra del Dr. Benítez brilla con destellos de estrella de primera magnitud. El paraguayo, dice el maestro, no es militar pero es guerrero. Va a la guerra para defender su libertad, su tierra y su familia, a lo que agregaríamos que va a defender su tradición y su historia. Es donde falló el estudio de factibilidad de las mentes obcecadas de los jerarcas de la guerra. Sí bien son factores importantes en la guerra lo económico, lo material y lo demográfico, si no se cuenta con lo moral y lo psicológico que representan la justicia de una causa, aquéllos, si no están solidamente respaldados por éstos, no tienen andamiento. El Dr. Benítez en su libro lo aclara en forma magistral, si se quiere científica.

La descripción que hace de las acciones de guerra y la semblanza de los hombres que intervienen en ellas las hace con criterio castrense. Se diría que el Dr. Benítez fue alumno distinguido de Foch, en la Escuela de Guerra de París.

Nada escapa al estudio que hace de la contienda chaqueña. El ejército, la marina, la aviación, los servicios, todos en su compleja organización, son analiza dos minuciosamente. La ofensiva, la defensa activa, son descriptos con amena habilidad. Nanawa, Pirizal, Rancho 8, Gondra, Campo Jordán, Boquerón, Falcón, Arce, Herrera, Toledo, son jalones de gloria que la pluma del Dr. Benítez destaca con salpicones de sangre, con aureola de sacrificio, con matices de abnegación sin límites.

Jefes conductores como Estigarribia, Fernández, Núñez, Delgado, Antola, Torreani Viera, Franco, Irrazábal, Avalos Sánchez, Bozzano, Fariña Sánchez, sargentos, cabos, soldados son retratados como sólo un David o un Gerard lo han hecho en los cuadros napoleónicos que adornan las paredes del palacio de Versalles.

A nadie olvida. Están los románticos rusos blancos de los ejércitos de Wrangel. Juan Belaieff, Nicolás Tru, Boris Kasianoff, Nicolás Chircov, Jorge Britleroff, Lech, Korsacoff, Lenlireokoff que encontró "linda la mañanita para morir", Salaskin, todos con sus cualidades características son tratados con sobriedad y respeto.

La lectura de BAJO EL SIGNO DE MARTE, me ha transportado a 42 años de distancia, a nuestro Chaco, haciéndome vivir de nuevo todas las alternativas de aquellas jornadas épicas! Marchas y contramarchas, ataque y defensa, montes hostiles y cañadas áridas, sol, barro y lluvia, sed y hambres, muertos, heridos y enfermos, abnegación y sacrificio, tenacidad y coraje, son recuerdos vividos en el caleidoscopio de Bajo el Signo de Marte, todo ello compensado solamente con la grandeza de una frase: "El honor del deber cumplido". No en balde descendemos de Alejo García; Juan de Ayolas y del guaraní bravío.

Hay que reeditar el libro del Dr. Justo Pastor Benítez, porque BAJO EL SIGNO DE MARTE es faro que ilumina el intelecto, agua fresca y cristalina que mitiga la sed de saber, alimento que nutre el patriotismo, ruta que marca el porvenir. 

Enero de 1976

ALFREDO RAMOS Cnel. D.E.M. (S.R.)

 

 

 

ÍNDICE

·         ANTECEDENTES DE LA GUERRA

·         QUIENES PREPARARON LA GUERRA. - Algunos antecedentes de la contienda. – Salamanca, el apóstol. - Saavedra o el político sudamericano. - Hans Kundt, el salvador. - El diario de Hoyos

·         EL ARMAMENTISMO BOLIVIANO

·         LOS ERRORES PSICOLOGICOS DE BOLIVIA

·         EL SOLDADO PARAGUAYO ES UN AGRICULTOR MOVILIZADO. - El machete

·         UNA RAPIDA VISION DE LA GUERRA EN EL CHACO LOS DIAS DE BOQUERON. - La movilización. - Isla Poí. - La batalla. - La lucha por el agua. - El balance

·         EL PARALELO HEROICO

·         HERRERA

·         TOLEDO. - La paz cerca de la guerra. - El baluarte

·         LA 1ª DIVISION SE RETIRA DE SAAVEDRA

·         LA LUCHA EN LOS MONTES. - Gondra. - Bandera de desafío

·         NANAWA. - La página de bronce. - El sacrificio del 41. - La 5ª ofensiva

·         LOS RUSOS BLANCOS. - La amistad y el ideal

·         EL LLAMADO DEL TERRUÑO

·         LA ESTRATEGIA DE KUNDT

·         EL DOMINIO DEL RIO

·         LA LUCHA POR EL RIO VERDE

·         HACIA ZENTENO

·         EL FRENTE INTEGRAL

·         HOMENAJE A AVALOS SANCHEZ

·         LA CAIDA DE BOQUERON

·         EN EL ANIVERSARIO DE PITIANTUTA

·         LA CRUZ DEL CHACO

 

 

 

LOS ERRORES PSICOLÓGICOS DE BOLIVIA

 

Así como se estudian los factores que han contribuido a la victoria, así debían de examinarse los errores y las fallas, a los cuales pueden atribuirse una derrota. A la luz de los últimos acontecimientos podríamos ya examinar algunas de las causas que han precipitado a Bolivia a la guerra con el Paraguay y tos errores psicológicos que han determinado su derrota en la primera etapa de la campaña.

Ante todo, conviene hacer resaltar que existe una marcada diferencia entre Paraguay y Bolivia. El Paraguay es una democracia, más que en las instituciones, en la realidad; en él la igualdad es un hecho social. Bolivia tiene clases: una clase oligárquica, y luego los cholos y los indígenas. En eso radica su fuerza y su debilidad. En el Paraguay se discute todo; en Bolivia, se obedece. Un periodista en el Paraguay tiene más influencia que un Ministro. En Bolivia la discusión cabe sólo entre los directores: Salamanca versus Saavedra; la opinión pública constituyen los círculos de La Paz; Oruro, Sucre y Cochabamba. El resto no cuenta. En las elecciones no votan más de 30.000 sobre una población que ellos aseguran ser de dos millones ochocientos mil.

Pues bien, esa clase directiva ha venido inculcando a las clases bajas bolivianas la falsa noción de su propiedad del Chaco y el odio al Paraguay, reputado coma usurpador. El Paraguay necesita del Chaco porque integra su vida, sus posibilidades de riqueza; Bolivia lo quiere como una conquista. "Necesitamos una guerra victoriosa", decía el propio Salamanca en 1928.

El Paraguay quiso ampararse en el derecho; Bolivia, en sus parques de guerra. Con alguna fe romántica se hablaba en el Paraguay del protocolo y statu quo de 1907; Bolivia contestaba con la fundación de fortines. El Paraguay buscó una preparación integral de su pueblo para la defensa; compró pocos fusiles, pero educó a su pueblo; garantizó una vida civil digna, le dio asistencia pública. Bolivia enderezó todas sus energías hacia el armamentismo. En 1928, firmó un contrato con la Casa Vickers por 2.250.000 libras esterlinas, suma cinco veces más abultada que los fondos de conversión con que cuenta el Paraguay. Ese contrato, no cumplido sino en pequeña parte, dio lugar, como los otros empréstitos, a verdaderos enjuagues que repercutieron hasta en el Honorable Senado Americano.

Las aspiraciones de Bolivia al Chaco, nacieron después de perder su litoral en el Pacífico; el Paraguay posee el Chaco, como parte integrante de su heredad, desde hace cuatro siglos. Ambos países han perdido territorios: Paraguay en la guerra de 1864-70; Bolivia entre guerras y tratados, ha perdido cerca de 543.293 kilómetros cuadrados y esperaba resarcirse con los 297.900 kilómetros del Chaco Boreal que arrancaría al Paraguay, por la fuerza.

Paraguay es una creación natural, determinada por la geografía, la raza y la historia. Bolivia fue una creación caprichosa del genio del Libertador. Para disputar el Chaco, Bolivia alega dos argumentos: la supuesta herencia de la Audiencia de Charcas, que era un tribunal de derecho y no una entidad política; y la propaganda de su enclaustramiento. Sobre el río Paraguay tiene cinco salidas, como el territorio cedídole por el Tratado de Petrópolis de más de 250 kilómetros donde podría construir puertos, si es que no prefiere modernizar Suárez, donde llegan perfectamente las embarcaciones del Alto Paraguay. Aparte de eso tiene comunicación ferroviaria con el Brasil, Argentina, Chile y Perú. Hasta podría hacer un ferrocarril a Puerto Suárez que le comunique con el Atlántico por la vía Puerto Esperanza-Santos, con el millón de libras que le debe todavía el Brasil por el Tratado de Petrópolis.

Bolivia tiene, además, salidas ferroviarias en el Pacífico con máximas facilidades, por Mollendo, Arica y Antofagasta. En cambio, Bahía Negra u Olimpo no le servirían antes de siglos. No tiene recursos para construir ferrocarriles a esos puertos, ni, construido un ferrocarril, tendría cargas y pasajeros para darle vida. Es que Bahía Negra no es la salida natural de Bolivia. Anótese este primer error geográfico que ha determinado la orientación de su política internacional.

Bolivia hipotecó su porvenir para conquistar el Chaco; creó un militarismo que ha terminado por convertirse en el eje del su política interna y externa. Hacer un ejército es relativamente fácil; pero, una vez creado, hay que darle destino, empleo, uso. De ahí que Bolivia comenzara a buscar una salida bélica a sus actividades, antes que la solución jurídica de sus pleitos.

Bolivia se armaba no sólo contra el Paraguay sino contra la Argentina, Chile, Perú. Sus parques son desproporcionados a su capacidad económica. Vio, además, en el Paraguay una presa fácil. Deslumbrada por el metálico resplandor de las ametralladoras, consideró la conquista del Chaco como un simple paseo militar. Olvidó que el general Kundt le había advertido, en su conocido plan, que el golpe contra el Paraguay debía de ser fulminante o esperar quince años para la construcción de ferrocarriles que permitieran el fácil transporte del Ejército. Salamanca predicaba la redención de los errores internacionales de Bolivia por el fuego purificador de la guerra, y que ella fuera llevada contra el Paraguay, por la ley del esfuerzo mínimo.

Bautista Saavedra, que, cree encontrar el Jordán redentor en su actual oposición, aconsejó que se comenzara a incorporar el Chaco a Bolivia con las ocupaciones militares. Este es el mismo hombre que afirmaba, en su mensaje presidencial de 1920, la vigencia del "statuo quo" de 1907, sin perjuicio del avance clandestino, que él mismo propugnó. Otro de los errores psicológicos de Bolivia, es el desprecio por el Derecho, que "es una ficción de los pueblos débiles", según su doctrinario. Otro error boliviano fue la penetración exclusivamente militar en el Chaco. Bolivia no ha poseído el Chaco; lo ha ocupado con endebles y precarios fortines. No hay una obra de civilización desde Villa Montes a Platanillos.

Cuando se creyó lista, Bolivia comenzó a levantar la voz. Ya no usaba el lenguaje humilde de Antonio Quijarro, ni la suave y sinuosa de Emeterio Cano. Habló fuerte. Se olvidó que había consentido el laudo Hayes; convirtió la cuestión de límites en un pleito territorial. Sus pretensiones llegaban hasta el vértice del ángulo que forman el Pilcomayo y el Paraguay. Nuevo error que transformaba un litigio de límites en una empresa de conquista territorial, que repugna a la conciencia americana, siquiera ella carezca hasta hoy de sanciones efectivas. Tal es el alcance de la declaración continental del 3 de agosto, que Bolivia interpretó como un desahucio a su afán de conquista.

En el lenguaje boliviano la palabra castellana adquiere significaciones inesperadas. Así, Díez de Medina se atrevió a hablar en 1920 de arbitraje, pero de uno original: "Nos dan a cuenta Bahía Negra, y el resto someteremos al arbitraje". Vale decir que se, trataba de un arreglo transaccional, que se cubría con la apariencia arbitral. Esta misma fórmula que en el fondo equivale a reconocer que Bolivia carece de títulos apara disputar Bahía Negra, fue reiterada por la Comisión de Neutrales en 1929, como prenda para detener la bélica furia de Bolivia. Y mucha gente creía servir la causa del Paraguay, salvándolo de las garras de un temible enemigo. La citada fórmula traduce la verdadera y única proposición boliviana, el mínimum de sus aspiraciones.

La fiebre guerrera fue subiendo. Al fin ya no quiso hablar de arbitraje, y con ese error se engañó la opinión pública americana. Su diplomacia de D'Artagnan sublevó a los más esclarecidos espíritus del Continente. Bolivia cree que una guerra se gana exclusivamente con el parque. Olvida que las operaciones militares son una parte de la guerra, y que existen factores imponderables que obran, actúan y pueden determinar una derrota.

Bolivia despreció, también, la historia. Olvidó que el Paraguay tiene una heroica tradición guerrera y que, por encima de las contingencias de su escasa preparación militar, estaba su capacidad de sacrificio, la calidad de su pueblo, lleno de virtudes guerreras. Bolivia se dejó guiar por la apariencia de los datos que le suministraban sus agentes en el Paraguay, sin analizarlos. Se fijó en el Presupuesto de Gastos, y calculó mal la capacidad económica de la Nación. Olvidó que la riqueza privada colaboraría en la tarea de la defensa en proporción crecida. Vio que el ejército paraguayo era reducido en tiempo de paz, y aceptó como buenos los datos que una parte de la prensa opositora usaba para combatir al Gobierno. Apreció mal la capacidad de movilización. Su Estado Mayor estaba en la creencia de que el Paraguay no armaría más de 8.000 hombres, con los fusiles belgas.

La primera etapa de la penetración boliviana fue la línea del Pilcomayo, cuya cabecera constituían Sorpresa-Muñoz-Saavedra. Cuando constató que este rumbo podría ser peligroso, la orientó hacia la línea de Casado, con Alihuatá-Arce. Castillo. Ramírez, Lara y Yujra fueron fundados después de los incidentes de 1928, como pistolas apuntadas hacia Boquerón, las colonias mennonitas y el ferrocarril de Casado. Otras cuñas se proyectaban hacia el ferrocarril Pinasco y la línea Nanawa. En los últimos años buscó terrenos más firmes y construyó el camino Ballivián-Cabezón-Platanillos-Arce, cuyo eje debía ser Platanillos. Por esta vía hacía su aprovisionamiento en los últimos tiempos. Del Norte proyectó y se lanzó por el paralelo 60º, con un camino que intentaba unir los fortines Roboré, San Juan, Vitriones y Mariscal Santa Cruz, con la línea Platanillos, Bolívar, Jayucubas y Loa, teniendo como eje a Camacho, para aparecer a las espaldas de las colonias mennonitas o Punta Rieles de Casado. En esta tarea estaba empeñado el ejército boliviano cuando se inició el estudio del pacto de no agresión propuesto por el Gobierno de La Paz. En la confianza de que ese pacto tomaría como base las posiciones ocupadas por las partes en el momento de firmarse el compromiso, inició sus incursiones hacia Pitiantuta. Esta hermosa laguna podría servirle de base para una nueva línea de penetración, que, le permitiría lanzarse sobre Olimpo, Guaraní o la retaguardia de los puestos "paraguayos de la línea de Casado, atravesando las colonias mennonitas. Aquí hubo otro error digno de mención: Bolivia creyó que en Pitiantuta ocurriría lo mismo que en Masamaklay, cuya consecuencia fueron los acontecimientos políticos de octubre del 31. Que el Paraguay enviaría una patrulla, protestaría ante la Comisión de Neutrales, y Bolivia se quedaría con el fortín, como en Masamaklay, o, en el mejor de los casos, se obligaría a los paraguayos a reconstruirlo y entregarlo como Vanguardia. No creyó en la posibilidad de una reacción. Su objetivo primordial consistía en consolidar las posiciones clandestinas en el Chaco, hasta que la pátina del tiempo les diera visos de juridicidad o le permitiera entrar en arreglos a base de compensaciones que significaran la salida al litoral.

Esa idea compensatoria le indujo a penetrar profundamente en el triángulo del Paraguay-Pilcomayo-Verde, reconocido del Paraguay por el laudo del Presidente Hayes (1878). Además, ese propósito de llegar al litoral dice relación con los yacimientos petrolíferos, que requieren un puerto para el oleoducto.

Bolivia se dejó engañar por la superficie turbulenta de la política paraguaya. Creyó que el ejército estaba corroído por una anarquía profunda, y que los conflictos políticos eran insuperables. Ella sabe que la guerra se pierde, a veces, en la retaguardia, y esperó que estallara esa anarquía, que le había permitido penetrar impunemente en el Chaco durante veinte años. Pero en el fondo del alma paraguaya hay un patriotismo inextinguido. Así es cómo la primera descarga en Pitiantuta acalló, gran parte, si no todas, las pasiones. La unión sagrada se realizó con sorprendente naturalidad. Entretanto, Bolivia vive, agitada por la virulencia demagógica de Saavedra, verdadero creador de las causas de la actual guerra, y las seniles ambiciones del General Montes, mientras Salamanca se siente agigantado por "su guerra".

Bolivia buscó consciente y deliberadamente la guerra. Tanteó primero el Pacífico, donde radica su verdadero interés; se armó costosamente, y emprendió la penetración en el Chaco. Al violar el "statuo quo" de 1907, la guerra era una posibilidad. Faltaba que el Paraguay se decidiera a detenerla, para que ella estallara. Desde 1923 se intensifica la, fundación de fortines, se suceden los encuentros de exploradores, los pequeños choques de patrulla. Las causas reales y profundas fueron preparadas por Bolivia; en cuanto a los motivos ocasionales del conflicto, el Presidente Salamanca los ha reconocido como suyos, en su mensaje del 6 de agosto de 1933.

Bolivia creó una clase militar que terminó por dictar normas a su conducta internacional. Bajo esa presión no podía consentir en el retiro de un solo fortín, siquiera fuera clandestino, ni menos aceptar un arbitraje amplio, en el cual correría el inminente riesgo de perder toda posibilidad de llegar al litoral. Entre paréntesis, el error fundamental de los gobernantes paraguayos consistió en el desconocimiento de esa realidad y en la inocencia de creer que por procedimientos diplomáticos se conseguiría el desalojo de posiciones militares establecidas en el curso de veinte años de descuido.

Volviendo al punto de partida. Bolivia revistó su plana mayor, inventareó sus parques y se sintió prepotente. El Chaco era una presa segura. Pero olvidó que el Paraguay, si bien no un país militarizado, era un pueblo guerrero. El material humano sigue siendo el eje de las batallas. Ese material se saca de una fragua que se llama historia, apero hay que arrojar en ella, materia prima de calidad, español y guaraní, por ejemplo.

El frente demasiado extenso extravió al Estado Mayor boliviano. Pensó que el Paraguay iba a dispersar sus fuerzas desde el río Negro hasta el Pilcomayo. Apreció mal su parqué, olvidó que el sistema logístico boliviano era diez veces menos extenso que el paraguayo, y nunca pudo creer que en un mes pudieran concretarse en la línea de Casado más de cuatro mil hombres. Por eso el Gobierno de Salamanca ordenó la toma de Corrales, Toledo y Boquerón, sin temor a ninguna consecuencia.

El casco prusiano que le puso Kundt exasperó el cerebro boliviano. Todo lo calculó, menos la resistencia del enemigo. Para extraviarlo, influyeron hasta las fáciles aventuras de 1928, sobre Mariscal López y Boquerón. Quintanilla se sintió gobernador de Puerto Casado; Lanza pensó agregar al mote de su escudo una palma, que simbolizaría Puerto Pacheco. Pero "la realidad le enseñó otra cosa", como dijo el General Montes en el Senado boliviano. En lugar de una división, tropezó en Casado con un cuerpo de ejército; Quintanilla se refugió en La Paz y Lanza jamás llegó a su destino. Las aguas circunvalaron a Bahía Negra; la distancia de Villa Montes a Arce fatigó a su ejército antes de entrar en línea; los caminos costosos resultaron simples sendas sin obras de arte; la concentración preparada en el papel, resultó exacta en su décima aparte; el armamento pregonado no correspondió a los fabulosos contratos; los regimientos sólo eran completos en las planillas de pago; y el anunciado paseo militar, al son de pífanos y tambores, terminó en la primera etapa de la guerra, con la pérdida, en cuatro meses, de dos divisiones, de los oficiales más conocedores del terreno y de centenares de kilómetros cuadrados de territorio usurpados en veinte años de penetración. Ustares fue rectificado por Quintanilla.

 

 

 

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OFICIALIDAD DEL II BATALLÓN DEL R.I. 3 "CORRALES" entonces al mando

del Capitán Don Restituto Bogado, de Guarnición en Campo Esperanza (VIII-1932)

1.- Tte. Escobar/ 2.- Tte. Frutos/ 3.- Tte. Chaparro/ 4.- Tte. Enrique Sánchez/ 5.- tte. Demattei

6.- Tte. Carobini/ 7.- Tte. Pane/ 8.- Tte. Marecos/ 9.- tte. Ramón Codas

10.- Tte. Tuñón/ 11.- Tte. Médico Dr. Rodríguez

Fuente: GRAN ENCICLOPEDIA FOTOGRÁFICA DE LA GUERRA DEL CHACO - TOMO I

Asunción - Paraguay





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