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CATALO BOGADO BORDÓN

  NATALICIO DE MARÍA TALAVERA. PRIMER POETA Y ESCRITOR PARAGUAYO, 2003 - Compilación CATALO BOGADO BORDÓN


NATALICIO DE MARÍA TALAVERA. PRIMER POETA Y ESCRITOR PARAGUAYO, 2003 - Compilación  CATALO BOGADO BORDÓN

NATALICIO DE MARÍA TALAVERA

PRIMER POETA Y ESCRITOR PARAGUAYO

Compilación  

CATALO BOGADO BORDÓN

Casa de la Poesía

Santa Rosa 209 c/ Av. Mcal. López

Asunción, Paraguay

catalobogado@hotmail.com

 Compaginación e impresión Arte Nuevo S.R.L.

Queda hecho el depósito que marca la Ley,

1a edición marzo de 2003, de 2000 ejemplares.

Asunción, Paraguay

 

 

PRESENTACIÓN

Esta breve edición de "NATALICIO DE MARÍA TALAVERA, PRIMER POETA PARAGUAYO " es un modesto aporte del Centro Guaireño de Asunción y forma parte de un amplio proyecto de rescate de los hechos, nombres de lugares y personajes históricos, que forjaron la identidad guaireña y paraguaya.

El primer, y principal, objetivo es recordar a los paraguayos su pasado glorioso y heroico para que lo separa valorar y amar, ya que estos tienen una fuerte implicancia en los diversos aspectos de su cultura, desenvolvimientos y aspiraciones de progreso.

EL COMPILADOR

 

 

ÍNDICE

GLOSA PARA EL NOMBRE DE NATALICIO DE MARÍA TALAVERA

NATALICIO DE MARÍA TALAVERA (1839 - 1867)

ESCRITOR, POETA Y CORRESPONSAL DE GUERRA

LA ESTATUA AUSENTE

ALGUNAS OBRAS DE NATALICIO TALAVERA

SÍNTESIS

POEMAS

*- REFLEXIONES DE UN CENTINELA EN LA VÍSPERA DEL COMBATE

*- HIMNO PATRIO

*- A MI MADRE

*- LA BOTELLA Y LA MUJER

*- FALLO (DE LA MUJER Y LA BOTELLA)

*- A NUESTRA SEÑORA DE LA ASUNCIÓN, PATRONA DE LA REPÚBLICA DEL PARAGUAY

*- CIELITO

*- KAÍ, JAGUÁ, HA MBOPÍ

EPITAFIO A NATALICIO DE MARÍA TALAVERA

TRASLADO DE LOS RESTOS

ANTECEDENTES DEL DÍA DEL POETA NACIONAL

COPIA DEL CERTIFICADO DE BAUTISMO

 

 

GLOSA PARA EL NOMBRE DE NATALICIO DE MARÍA TALAVERA

 

Natalicio de María Talavera, es curioso que nadie se acuerde de él. Hay, me parece, como un temor de recordarlo, de pronunciar su nombre, de rebuscar en la memoria, en la cósmica soledad del olvido o ¿de la Ignorancia?, ese punto de luz que la Historia borró de sus hojas polvorientas por ser demasiado viva, enceguecedora y cuestionados. ¡No, no toquéis ese monumento acrisolado, hecho de transparencia y ternura, de acendrado patriotismo y coraje! Fiel seguidor del Héroe, asumió los atributos del Héroe (los mereció) hasta llegar al Parnaso de los dioses, con su corona de laureles, la ebúrnea limpidez de su Poesía y su palabra ardiente a cuya caída se conmovieron las trincheras sombrías y los fragosos caminos de la lucha. ¡No, no lo toquéis! que para celebrarlo basta la memoria del pueblo, la memoria imborrable y viva, la memoria inmortal.

Detengámonos un momento en su figura legendaria. Con una mano componía versos encendidos: ¡Corred a la Gloria! Y con la otra empuñaba el fusil, el primero en el combate. Natalicio Talavera fue poeta y guerrero. Como poeta cantó a la patria, al pueblo, a sus compatriotas humildes, modestos y abnegados; a la madre y al amor... Y como hijo de esta tierra de leyenda, defendió palmo a palmo su heredad, defendió sus tradiciones milenarias, su lengua y su identidad primigenia con la pluma y con las armas. Los pitucos de la intelectualidad paraguaya, herederos de la legión amarilla, le dan la espalda para ocultar las pústulas de sus rostros, ateridos en la soledad de sus cobardías y traiciones, acogotados por su propia estupidez. Mientras el gran guaireño y paraguayo se agiganta en el corazón del pueblo, descendiente de aquel a cuyo lado él, Natalicio de María Talavera, convirtió la ira en fuego, y en puntiagudas lanzas la palabra. Se inspiró en los sueños de los revolucionarios de Mayo, en el duro tiempo de la Dictadura Nacional Revolucionaria francista y en la acción estelar de aquel prohombre que fue don Carlos Antonio López, para acompañar al Mariscal Francisco Solano López en la vorágine de una guerra de agresión y de exterminio hasta aquel día... ¡no aciago! Sino de esplendente sol en la florida primavera de sus 28 años en Paso Pucú.

Creador de un periodismo de combate, cuya influencia forjó el espíritu indoblegable del soldado paraguayo que "Ya marcha altivo en ademán guerrero/ ya se detiene al empuñar su lanza/y alarde haciendo de marcial pujanza/al aire blande el matador acero”.

A las autoridades nacionales y municipales les preguntamos: ¿Dónde está la calle CABICHU´I el Instituto Periodístico EL SEMANARIO, la plaza o el parque CIELITO? ¿Dónde están las señales de la dignidad paraguaya, enarbolada antes con singular coraje e hidalguía por Natalicio Talavera y sus compañeros de lucha? "¡Oh sombras, oh sombras sagradas: de vuestras hambrientas fatigas y glorias pasadas, dadme que se nutra de fe y de constancia mi vil corazón!”..., diría más tarde su compueblano Manuel Ortiz Guerrero, en Diana de Gloria.

Sea esta pequeña compilación, debida al esfuerzo y espíritu justiciero e investigador de Catalo Bogado Bordón, el comienzo de un verdadero proceso de reivindicación de nuestros próceres civiles, como egregia figura del poeta de la patria Natalicio de María Talavera. Sea también el primer paso en ese proceso el traslado de sus restos a un mausoleo en su natal Villarrica del Espíritu Santo.

FÉLIX DE GUARANIA

Asunción, marzo del 2003

 

 

NATALICIO DE MARÍA TALAVERA (1839 -1867)

 

NATALICIO DE MARÍA TALAVERA, hijo de José Carmelo Talavera y de Doña Antonia Alarcón, nació en Villa Rica del Espíritu Santo el 8 de setiembre de 1839 y fue bautizado, tres días después, el 11 de setiembre con el nombre Natalio de María. Falleció a los 28 años de edad, el 11 de octubre de 1867 en plena guerra contra la Triple Alianza de Brasil, Argentina y Uruguay, víctima de la epidemia de cólera que azotó a los combatientes durante el conflicto. Sus restos fueron enterrados en el pequeño cementerio de Paso Pucú, departamento de Ñeembucú.

Cronológicamente, Natalicio Talavera, es el primer poeta de la época independiente del Paraguay. A su honor fue instituido, el 11 de octubre, Día del Poeta Nacional.

 

FORMACIÓN

Sobre la formación de Natalicio Talavera existen abundantes referencias, todas coinciden en que aprendió letras y nociones elementales en el establecimiento de enseñanza pública de su ciudad natal, para más adelante trasladarse a la ciudad de Asunción, donde ingresa en la escuela particular dirigida por el maestro argentino Juan Pedro Escalada, la más prestigiosa de su tiempo. En 1855, o sea cuando contaba con 16 años de edad, ingresó en el Colegio Secundario dirigido por el profesor español don Ildefonso Antonio Bermejo. Con posterioridad será alumno de la escuela de Aritmética, sita en Zevallos-Cué, cuyo director era Miguel Rojas. Hay quien afirma que antes de inscribirse en el colegio de Segunda Enseñanza, siguió un curso de Matemáticas y Moral, asignaturas a cargo del profesor francés Francisco Sauvageod de Dupuis.

Hacia 1859 deviene aventajado estudiante en el instituto de ciclo secundario conocido con la denominación de "Aula de Filosofía", cuyo fundador y mentor fue el profesor Ildefonso Antonio Bermejo que, al igual que Dupuis, fuera contratado por la administración de don Carlos Antonio López.

Este centro educativo, según Fulgencio R. Moreno en su obra "La ciudad de Asunción", reglamentó un plan que abarca seis cursos, comprendiendo gramática, historia, geografía, literatura, composición literaria, cosmografía, filosofía, francés, catecismo político y derecho civil. Sus educandos - la juventud más promisoria de la época- fundaron la revista "La Aurora"(1860). Y es en aquella revista donde Talavera, el más aplicado de los discípulos, inaugura sus quehaceres literarios, para los que demuestra vocación y excepcionales condiciones. Debido a su extraordinario talento, condiciones y aptitudes para la literatura, parecía el joven ideal para integrar el segundo grupo de becarios con destino a Francia, pero como dichos beneficios estaban dedicados a los alumnos de escasos recursos económicos, hubo de declinar el suyo a favor de otros compañeros, también merecedor, proveniente de familia más modesta.

 

PERFIL DEL POETA

¿Cómo era Natalicio Talavera?

"Observando a Natalicio Talavera a través de la modestia habitual de su apacible carácter, se notaba en su inteligente, pero lánguida mirada, un sentimiento vago de melancolía, cuasi presagio del fin prematuro de su carrera sobre la tierra. Poseyendo los principales dotes de un orador, por su dicción pura y bien acentuada, por el colorido poético y a la vez persuasivo de su discurso, y sobre todo, por la convicción de verdad que se manifestaba en todas sus facciones. Era, no obstante, moderado y aun parco en sus conversaciones familiares, como si se complaciera en concentrar sus pensamientos en sí mismo; sometiendo sus inspiraciones al examen de su rara inteligencia". "Su corazón es tan sensible como generoso. Incapaz de pegarse al limo de la tierra, era inclinado a lo bueno, a lo grande, a lo sublime. Jamás la vil calumnia encontró asilo en su corazón. Era más indulgente con sus semejantes que consigo mismo. Perteneciendo a una decente medianía, no buscó por medios innobles las riquezas y los honores, y supo, aunque joven, anteponer los deberes a las distracciones". Así lo retrató un contemporáneo suyo, el naturalista Domingo Parodi, padre del más tarde poeta Enrique Parodi (1857-1917).

Luis María Martínez, en "El Trino Soterrado" nos dice: "Natalicio de María Talavera, el primer poeta paraguayo, es también el primero en darle significación militante al verso, cual bardo épico-colectivo, al utilizarlo como instrumento de elevación de la moral de los combatientes que sobrellevaban el peso de una guerra de resistencia al invasor.

 

"¡Paraguayo! Corred a la gloria

Y colmad vuestra patria de honor,

Inscribiendo al luchar, en la historia,

Nuevos timbres de noble valor... "

 

"¡Al combate, al combate!

¡No más calma!

¡Emoción del peligro, yo te ansío;

Que al fuego del valor, templada el alma,

Recobre altivo su indomable brío!" "

 

Con el periódico "Cabichu'í", fundado por Talavera conjuntamente con el coronel Crisóstomo Centurión, e impreso especialmente para el consumo de los soldados que combatían a los invasores amparados por la Triple Alianza, acentúa su contribución a la lucha, pues con la sátira y el ágil sonar de las coplas acrecentados por los grabados, fortalecía el espíritu de combate de los campesinos que guerreaban. En este singular empeño de poeta y combatiente, sacrifica su joven y preciosa vida, cumplida a cabalidad su histórica promesa de "¡Morir antes que esclavo vivir!".-

 

ESCRITOR, POETA Y CORRESPONSAL DE GUERRA

Al estallar la guerra contra la Triple Alianza, Natalicio Talavera se incorpora al ejército con el grado de teniente. Sigue escribiendo en el "Cabichu'í", "El Centinela" y el "Semanario". Más tarde, y fue lo más importante de sus aportes para aquella época, escribió las crónicas desde el frente sobre las batallas.

Recordemos que apenas iniciada las batallas en defensa del territorio patrio, Natalicio Talavera se incorpora al ejército y viaja hacia el sur del territorio patrio en calidad de corresponsal. Dicha corresponsalía la ejerció abnegadamente. Casi enseguida de recibir los partes de las batallas los convertía en crónicas, que el Telégrafo Nacional, bajo la dirección de Saturio Rios, divulgaba y el "Semanario", a su vez, imprimía.

Aquella tarea, de Corresponsal, comienza al mes de iniciarse el conflicto, 17 de junio de 1865 y, siguió escribiendo hasta el 28 de setiembre de 1867.

Entre sus aportes significativos, que citaremos más adelante, deben también citarse su necrológica del General Díaz, el 16 de febrero de 1867, que es la primera biografía destinada al prócer y el extenso Comentario sobre el Tratado de la Triple Alianza.

En el Comentario al Tratado, aparecido el 11 de agosto de 1866, el poeta manifestó una premonición que se cumplió estrictamente, dijo: "Pero qué mucho que se hayan olvidado de lejanas tradiciones que formaban el orgullo de su historia, cuando vienen ahora a verter su misma sangre para esclavizar a una república hermana que profesa la misma religión, que es de la misma lengua y que tiene los mismos intereses. Al firmar el acuerdo han pisoteado sus propias instituciones, ocultando a los pueblos un documento en que se comercia con su sangre". "La victoria hará la grandeza del Paraguay, como grandes son sus títulos de defensa, pero si el Paraguay cae, que todo es posible, aun después del heroísmo, el mundo, sus poetas y sus oradores, verterán sobre nuestros sepulcros las lagrimas de la admiración y de la justicia".

Así, poetas y escritores argentinos y uruguayos, tras la guerra, salieron a buscar el Paraguay, madre étnica e histórica de sus respectivos países. Entre estos estaban: Olegario V. Andrade, Ricardo Gutiérrez, Carlos Guido y Spano, Lucio V. Mancilla, Agustín de Vedia, José Sienrra Carranza y Antonio Lussich.

El recuerdo de Natalicio Talavera hizo impacto entre aquellos contemporáneos suyos y compañeros de letras rioplatenses que sabían de su actuación. Así fue que el argentino Olegario V. Andrade dijo esto: " Entre los soldados de López había un soldado, casi un niño, de alma ardiente y corazón generoso, poseído del fanatismo de la patria, que se presentaba voluntario en todas las circunstancias peligrosas bajo las terribles impresiones de la lucha, entre el estruendo de los cañones y el quejido de los heridos escribía versos y peleaba. Toscos eran sus versos, pero ardientes, animados por el entusiasmo de la patria, encendidos por la chispa de la fe en la victoria. El tuteo del Paraguay daba el ejemplo en el peligro y anhelaba caer en primera fila como el héroe de Mesenia".

 

LA ESTATUA AUSENTE

Leopoldo Ramos Jiménez, uno de los grandes poetas guaireños, autor de "La Cumbre del Titán", tiene un trabajo titulado "Ante la Estatua Ausente de Natalicio Talavera..." donde, entre otras cosas, escribe: "... Talavera fue el primer gran fruto que recogió el país de la política cultural de don Carlos Antonio López. Era el primer trabajador intelectual de su época y conocía el país en toda su realidad histórica y geográfica, en todas sus posibilidades económicas, más que muchos escritores que mueren en la búsqueda del tema o desfallecen en un desierto de ideas". "... alguna vez veremos estilizada la figura magnifica del guerrero y del poeta, cuyo corcel, más que un símbolo de la mitología griega, debiera ser alado, por el imperio de la inteligencia y el ejemplo del heroísmo"...

Muchos años han pasado desde aquella "expresión de deseo". Natalicio de María Talavera, hijo pródigo de la famosa región paraguaya llamada Guairá, reconocido como el primer poeta de la era independiente del Paraguay, había muerto el día viernes 11 de octubre de 1867, a las 3 de la tarde, víctima de la epidemia de cólera que azotó a los combatientes durante la guerra contra la Triple Alianza; sus restos fueron sepultados en el pequeño cementerio de Paso Pucú. Allí, rodeado por grandes esterales, entre los altos yuyos de la generosa tierra guaraní y el de las desidias de las autoridades nacionales, quedaron dormidos sus sagrados restos...

Quizá por eso el traslado de sus cenizas, a su natal Villarrica, luego de más 136 años de dolorosa ausencia, es más que una simple "repatriación", es una REPARACIÓN HISTÓRICA que conlleva, con el anhelo de justicia, el claro mensaje de que esta generación de paraguayos y paraguayas han definido en forma meridiana su preferencia por los héroes civiles y que están dispuestos a seguir los ejemplos patrióticos de Talavera, quien afirmaba que solo la cultura podía hacer libre a la patria y a los hombres y mujeres que la habitan.

 

ALGUNAS OBRAS DE NATALICIO TALAVERA

En 1958, Ediciones Nizza, publicó "Guerra del Paraguay" y el sub-título de "Natalicio Talavera". El libro de 137 páginas contiene ilustraciones reproducidas de Cabichu'í y las comprimidas compilaciones de los artículos: "Violación del derecho de la Gente por los Aliados"; "Una victoria en Corrales"; "Estero Bellaco"; "Tuyutí"; "Combate de Yatayty Corá"; "Antes de Boquerón"; "Boquerón y Sauce"; "Curupayty"; "División de la Alianza al Comenzar 1867". Por otro lado, el poeta, periodista y escritor guaireño, cuenta entre sus producciones versificadas: "Reflexiones de un Combatiente en la víspera del Combate", "Himno Patrio", "La Botella y la Mujer", "A Mi Madre" y "El Centinela". Usó la sátira con ingenio y eficacia.

Entre sus producciones en prosa, a más de las crónicas y los comentarios, están: "Influencia del Trabajo en la Organización Física y Moral del Hombre", "Independencia de la Mujer en la Sociedad", "Muerte de Cristóbal Colón", Estudios Recreativos", "Independencia Nacional", "Dios es la Verdad". También meditados estudios sobre el trabajo, la educación popular, el quehacer agrario y afines, la ciencia y la juventud... Casi todos publicados en La Aurora. Fue, a mayor abundamiento, el primero de los biógrafos del general José E. Díaz y vertió del francés al español "Graziella", célebre novela de Alfonso Lamartine.

 

SÍNTESIS

Natalicio de María Talavera, nació en Villarrica el 7 de septiembre de 1839. Fueron sus padres Doña Antonia Alarcón y don José Carmelo Talavera. En los registros del obispado de la Villarrica del Espíritu Santo (Folio 228) figura que fue bautizado el 11 de septiembre con el nombre Natalio de María siendo su padrino el Presbítero Luciano Romero.

En la Capital Guaireña, Natalicio o Natalio, realizó sus primeros estudios, luego se trasladó a Asunción donde ingresó en la escuela de matemática de Zevallos-Cué, dirigido por los profesores Miguel Rojas y Francisco S. de Dupuis, y estudió Filosofía y Literatura con don Ildefonso Bermejo.

Tempranamente manifestó su vocación de poeta y un inmenso amor a la Patria. Con su ex compañero de estudio, el Coronel Juan Crisóstomo Centurión, fundó la célebre revista Cabichu'í. Así mismos, fue Director y Redactor de El Semanario.

A poco de iniciado el cruento conflicto de 1864-70, se incorpora al pueblo en armas. Redactó las crónicas de las batallas y de los campamentos. Participó en el frente de batalla de la guerra contra La Triple Alianza, donde con sus canciones y recitados contribuyó a levantar la moral de los combatientes paraguayos. Independientemente de su función de cronista, Talavera oficia de comentarista de las alternativas guerreras, de sus antecedentes y concomitantes, por virtud de un criterio ponderado que se resuelve en agudas y sagaces consideraciones. El Mariscal López le impuso, el 12 de mayo de 1866, la Estrella de Caballero de la Orden Nacional del Mérito.

El poeta compatriota murió en Paso Pucú, Departamento de Ñeembucú, el 11 de octubre de 1867. En su homenaje el Centro Guaireño de Asunción, siendo Presidente el Dr. Víctor I. Franco y Vicepresidente el poeta nativo Gumersindo Ayala Aquino, solicitó al Ministerio de Educación y Culto la institución de aquella fecha como el Día del Poeta Nacional. En el año 1971, mediante Resolución Nro. 248, el Ministerio de Educación dio curso favorable a dicho pedido.

 

POEMAS

 

REFLEXIONES DE UN CENTINELA EN LA VÍSPERA DEL COMBATE

 

El sol iba a morir. Su lumbre pura

Doraba los lejanos horizontes

Y vibrando en la cresta de los montes

Rasgaba su luciente vestidura.

 

Sobre un cerro que, corvo y empinado,

A la florida selva el paso cierra,

Con todo el aparato de la guerra,

Centinela sagaz vela un soldado.

 

Ya marcha altivo en ademán guerrero,

Ya se detiene al empuñar su lanza

Y alarde haciendo de marcial pujanza

Al aire Mande el matador acero.

 

Contra los duros árboles lo esgrime:

El eco al golpe con dolor suspira,

En los cristales de la fuente gime

Y entre las olas murmurando espira.

 

"¡Muerte, idea de horror! ¿Y la esperanza

Que en este ardiente corazón se agita?

¿Y mi noble ambición caerá marchita

Al rudo golpe de enemiga lanza?

 

Y ya no más amor, no más pasiones...

El porvenir me cerrará sus puertas...

Ni blandas al pasar las ilusiones

Darán calor a mis cenizas yertas.

 

¿Y por qué he de morir? ¿La muerte acaso

A todo hiere con sus negras alas?

Entre las nubes de encendidas balas

¿No podrá mi valor abrirse paso?

 

¡Y yo pude temblar, necio y cobarde!

Mañana cuando el sol haya apagado

Su antorcha en los celajes de la tarde

¿Quién osará decir que yo he temblado

 

 Tiemble aquél cuyo brazo con la tea

El odio armó, o en la ambición se lanza;

Nunca en mis manos temblará una lanza

Que defiende a la patria en la pelea.

 

Al combate, al combate, no más calma,

Emoción del peligro ¡yo te ansío!

Que al fuego del valor templado el alma

Recobre altivo su indomable brío.

 

¡Qué hermoso es el corcel, cuando tendido

Al rumor de los bélicos clarines,

Barre la arena con sus largos crines

Al par que con su ardiente resoplido!

 

Y como un par de acero refulgente

Girando en caprichosos oleajes

Lanzas, pendones, sables y plumajes

Avanzan en tropel confusamente.

 

Y selvas de apiñadas bayonetas

En la inflamada atmósfera vomiten

Nubes de fuego, en tanto que repiten

Los ecos del sonar de las trompetas.

 

Y se oigan en confusa gritería

Del ataque el clamor, voces de mando,

Y el rugir de la ronca artillería

Los aires con estrépito rasgando.

 

¿Quién no hará entonces de valor alarde?

¿Quién sordo al eco del marcial estruendo

En más la vida que el honor teniendo,

Huirá el peligro, el corazón cobarde?

 

Nadie: que todos buscaran la gloria,

Y al centro de las huestes enemigas

Iremos a clavar en sus lorigas

Los pendones que anuncien la victoria.

 

¡Y qué dulce será para el soldado,

Aún coronado de fatiga y gozo,

A su patria anunciar con alborozo

Nueva feliz del triunfo conquistado!

 

¿Qué hermosa entonces de su noble pecho

Rechazará el amor y sus caricias?   

Cuando la gloria brinda en su lecho

¿Podrá el amor negarnos sus delicias?

 

Entonces, a los bélicos redobles

Sucederán cariños hechiceros:

La gloria y el amor son compañeros

Y por amor y gloria somos nobles.

 

Calló el guerrero: el alma enardecida

Fingió sueños de gloria y de fortuna,

Y en su lecho de nubes adormida,

Blanca en el cielo apareció la luna.                    

 

(Campamento de Paso Pucú, 1867)

 

HIMNO PATRIO

 

¡Paraguayos! Corred a la gloria

Y colmad vuestra patria de honor,

Escribiendo, al luchar, en la historia

Nuevos timbres de noble valor.

 

El feroz y cobarde enemigo

Que cien veces tembló a nuestra vista

Viene audaz a buscar la conquista

De la tierra que el cielo nos dio;

Y sus pasos resuenan confusos

Ya se escucha salvaje alarido:

¡Paraguayos! El suelo querido

El infame agresor profanó.

 

Del viva donde cuenta sus glorias

Esforzado y valiente guerrero,

Y do aguza constante el acero

Contra el vil y perverso invasor,

¿No observáis al contrario insolente?

¿No miráis ya sus tiendas plantadas?

¡Extinguid sus feroces mesnadas

De las armas al rudo fragor!

 

Al tañido marcial del clarín

Y al clamor de la guerra horrorosa

Se levanta gigante y hermosa

La bandera de fuerza y unión;

Dulce emblema de gloria y poder,

Que dio patria honor a esta tierra;

En la lucha, en la lid, en la guerra

Invencible te ostentas León.

 

Ese suelo inocente y hermoso

Que al gran río le debe su nombre

Es la tierra gloriosa en que el hombre

Con su sangre le dio libertad;

Aquí alzó la justicia su trono

Levantando su espada iracunda:

Aquí el ciervo su infame coyunda

En corona trocó de igualdad.

 

De la patria los templos y altares

Si es forzoso con sangre reguemos;

Y en sus aras de hinojos juremos

A ¡morir antes que esclavos vivir!

 

Desplegada en los aires se mira

De los libres la hermosa bandera,

Sus colores mostrando altanera

Del rubí, del diamante y zafir.

 

 

A MI MADRE

 

Ya para mí no hay gloria

Todo mí bien llevose la cruel muerte;

Triste recuerdo la fatal memoria

Me pinta en los dolores de mi suerte;

Pues la pasada historia

Paréceme ilusión forjada en sueño;

Y despertando del letal beleño

Al golpe de la parca, furibundo,

Atónito y lloroso considero,

Que cual brilla el relámpago ligero,

Así pasan las glorias de este mundo.

 

Cuan pura rosa en mayo,

No bien brilla argentada

Al golpe de aquilón,

Así súbito rayo

De la parca homicida

Cayó en su cara vida

Y abrió mi corazón.

 

¿Quién podrá consolar mi aguda pena?

Cada vez que a mi vista dolorida

Parezca objeto alguno que recuerde

La antes dichosa vida

Que al dulce arrullo de mi madre amada

Gocé... Más ¿qué gocé? No gocé nada;

Siempre ausencia, y eterno descontento

Y si algunos instantes de alegría

Hurtarles pude a los sañudos hados

¿Puede con el dolor ser comparado

Lo que siente en este trance el alma mía?

Nada respeta la segur airada

De la muerte cruel, ni la hermosura

Ni la virtud preciada;

Todo hunde en las tinieblas oscuras.

Veintiuno de octubre, nunca, nunca

Pasará sin que llore el alma mía,

Con tanta exaltación como otro tiempo,

Tiempo dichoso "¡Cuando Dios quena!"

Me llenabas de júbilo y de gozo

Y de fino placer y de alborozo

De mí, por ser el venturoso día...

Y ya no podré verte tan hermosa

Cual la aurora risueña

Y con faz halagüeña

Cantar a los sones del arpa,

Ni brindar expresiva

Por la salud del hijo a cada instante

Y en tono alegre, con gentil semblante,

Repetir cariñosa ¡viva! ¡Viva!

(Octubre de 1858)

 

LA BOTELLA Y LA MUJER

 

Disputaban por saber

Un pastor y un lechuguino,

Cuál es el tesoro más fino:

¿La botella o la mujer?

Aquél dijo, a mi entender

Es más sabrosa y más bella,

La botella.

Cuando exhausto de fatiga

Bajo un ombú me reclino

De Baco el licor divino

Todas mis ansias mitigan:

Allí es mi mejor amiga,

Mi sol, mi luna, mi estrella,

La botella.

El que empieza a envejecer

Se refocila, imagino,

Más en dos cuartas de vino

Que en seis cuartas de mujer,

Porque siempre está en su ser

Sin melindres de doncella,

La botella.

Calla, - dijo el lechuguino-

Sólo un hombre sin templanza       

Puede poner en balanza

A las mujeres y al vino;

¿Quién suaviza el cruel destino?

¿Quién da el supremo placer?

La mujer.

No hay contento comparado

Con los goces del amor,

Ni otra delicia mayor,

Que el amar y ser amado;

Es el don más delicado

Que Dios quiso al mundo hacer,

La mujer.

Sin ella todo sería

Caos de inmensa tristeza

Porque son de la natura

La más perfecta armonía,

Es del hombre la alegría,

Consuelo de su placer,

La mujer.

No siempre, dijo el pastor,

Porque salen camarada

A estocada por cornada

El fastidio y el amor,

Mas mi prenda es superior,

No es falaz como aquella,

La botella.

Cuantos más besos le doy,

Más me inflama y me enardece

Y cuando aquel desfallece,

Yo más animado estoy:

Papa, Rey, Príncipe soy

Sin que me cause querella,

La botella.

Dama que no pide y da

Grata aún después de gozada

Cuando la ves más preñada

Tanto más virgen está,

Sin mujer muy bien me va

Porque me suple por ella,

La botella.

Silenciosa y no profana

Un tapón tiene su boca

Aunque a celos la provoca

Tal vez cierta Dama-Juana

Espera su turno ufana

Y su rival no atropella,

La botella.

Mujer, dijo el lechuguino,

Bocado de Reyes es,

Pues dice el hombre al revés

De los reyes en latín,

Mas no conoce un mal sin

De cuanto puede valer,

La mujer.

A nuestros hijos, que humanos

Dan sus cuidados prolijos:

A ver si a ti te dan hijos

Botellas de damajuanas;

En sus angustias tiranas

Sabe al hombre sostener,

La mujer.

Tiene el hombre una aflicción,

Gime solo... y de repente

Va a su amada, y luego siente

Tas, tas, tas el corazón;

Porque innata afección

Le dice que es su placer,

La mujer.

En esto se dejan ver

Baco y Cupido abrazados

Y dicen: "Callad cuitados

Que no nos sabéis entender;

Todo puede complacer

Tomando en medida bella;

La mujer y la botella

La botella y la mujer.

 

FALLO

(De La Mujer y La Botella)

 

La sentencia pronunciada

No le cuadra al "Cabichu’í"

Porque el fallo sale ahí

De la parte interesada,

Que no puede al parecer

Dar sentencia equilibrada,

Ni juzgar si es más bella

La mujer o la botella.

 

Un tercero en la cuestión

Que intervenga es menester;

Y que, oída la razón

Del pastor y el lechuguino,

Con tacto justo y fino

De juez cumpla el deber,

Diciendo si es mejor

La botella o la mujer.

 

He aquí, pues, el parecer

Del leal "Cabichu’í".

La botella y la mujer

No sufren comparación:

Porque a vicio huele aquella,

La botella,

Y virtudes suele oler

La mujer.

 

La mujer, más bien diré,

Es un astro de virtud,

Cuya luz nos acompaña

Más allá del ataúd.

 

A NUESTRA SEÑORA DE LA ASUNCIÓN,

PATRONA DE LA REPÚBLICA DEL PARAGUAY

 

Humilde elevar queremos

Hasta el cielo donde moras

En estas tranquilas horas,

Nuestro acento y nuestro amor.

 

Pero pobre nuestro canto

Nuestra voz sin armonía,

No pueden con melodía

Interpretar nuestro ardor.

 

Vos que veis, Madre amorosa,

Nuestro afán ardiente de Santo,

Recibir con nuestro canto

Nuestro corazón también.

Recoged de nuestra alma

La devoción que respira,

Y lo que puro inspira

Cuantos haces por nuestro bien.

 

Mirad, purísima Madre,

Que a vuestros pies hoy rendidos

Por vuestros hijos queridos,

Ofrecen su devoción.

 

Escuchad nuestra plegaria,

Y aceptando nuestro anhelo,

Alcanzadnos el consuelo

De constante protección.

 

Derramad, Santa Patrona,

Vuestra mirada amorosa

En la tierra do reposa

Vuestros hijos en unión.

 

Y que hoy le prodigáis

La felicidad que alcanza

En vos, su bella esperanza,

Tendrá siempre la Nación.

 

CIELITO

 

Allá va cielo y más cielo,

Cielito: de Curupayty;

Acáverá okóroróvo

Umikambá o kuaru ky.

 

O'poti vaí umí karayá

Opá ombo kuarú

El aká'verá.

 

Allá va cielo y más cielo,

Cielo del manso Chichi

Pero ipyaiví rupivé

Los kambá pe o moátati.

 

Ombo tarová

Ombo sarambí;

Ombo tavahú

El manso Chichi.

 

Allá cielo y más cielo,

Cielito ipahaité...

Pedro Segundo corona

Ho áma' je yvype te

 

Yvypema hina

Corona tuyá

De Pedro Segundo

Kambá ruvichá.

 

Marqués Kachiái

El Marqués de Caxias

Opaitéma okuarú

Tuicha kyhyjégui

 

Ndohbi okaru

Tove tokyhyje

Pevaráma ou Ha oúvo nde'íri

Ahami sopa'u

 

Kóichako ojehu:

¡Vaípe kamba!

Oñandú Paraguay

Hetama oinupá

 

Ága peikuaáma

Kamba sonsoita

¡Koina Paraguay!

¡Koina ore retá!

¡Néina peipe'a

La ore Libertad!

 

Peju pehekávo

Peé karaya

¡Úpéva anichéne

He’i Cabichu’í!

Ajuhúva kambápe

Hetáne ajopi

Que viva katú

Ñane Ruvicha

¡Ha upeícha avei

Ñane Libertad!

 

KA’Í, JAGUÁ, HA MBOPÍ

 

Mbohapy añá rymbá

Ko yvy ari ndaye oi

Ojoguáva ha'angá

Ka'í, jaguá ha mbopí.

 

Pedro Segundo el Ka'í

Bartolomé Mitre el Jaguá,

Venancio Flores Mbopí,

La Triple Alianzaguá.

 

Mbohapyvé oñomoirú

Á rymbá vaí vaí,

Ha ojapomí el contrato

Oipyhyvo el Paraguay.

 

Oguerú i kambacuéra

Ombo hasá Paraná,

Ohupytyvo Bellaco

Opaitema oñemoná.

 

Oguerú los ygaratá

Aipó mentado coraza,

Ha oguahé Curupaytype

Oyeói yguype en masa.

 

Pero ñane Presidente

Ohechauká umi tendá,

Ha he'í ichupecuéra

¡Ndapehasáiri Kambá!

 

Ha notiri ko añákuera,

Ipituvá ko nación,

Ha oímo'á he'í ra'e ocuaivo

Jaipyhyta la Asunción.

 

Ni añáme remandaro

Carayá tuyá pirú:

Asunción ndape hechairi,

Kamba ky'á tajasú.

 

EPITAFIO (*)

A NATALICIO DE MARÍA TALAVERA

La antorcha del saber brilló en su frente

E inspiración divina en su cabeza,

Siempre ostentó del genio la grandeza,

Que el tiempo no la pudo dominar:

La Patria y la Libertad fueron su anhelo;

Murió luchando por los santos lares,

Defendió con su pluma los Altares

Cual soldado que lidia hasta triunfar.

 

(*) 17 de octubre de 1867

PERIÓDICO EL CENTINELA

 

TRASLADO DE LOS RESTOS

La Comisión Directiva del Centro Guaireño de Asunción, presidido por el señor Juan F. Veiluva, afirmando su compromiso con los trabajadores de la cultura y su preferencia por los héroes civiles, obrando de acuerdo a los mandatos de su Asamblea Ordinaria realizada en el mes de setiembre del 2002, designó para coordinar el traslado de los restos de Natalicio de María Talavera de Paso Pucú, Departamento del Ñeembucú, a Villarrica, a los señores Félix de Guarania, Mario Vacchetta y Catalo Bogado Bordón. Ellos, inmediatamente, se contactaron con varias personalidades e instituciones a fin de dar cumplimiento al mandato: visitaron la ciudad natal de Talavera, Villarrica, ubicaron el sitio ideal para el Memorial, confeccionaron los planos correspondientes al proyecto y procuraron la bibliografía sobre el Primer Poeta Paraguayo. En este proyecto, de reparación histórica, es justo mencionar la decisiva participación del poeta pilarense Carlos Alberto Mazó, de la familia Díaz Borba, la Municipalidad de Villarrica, de la gente del Centro de Educación Regional "Natalicio Talavera" de la capital guaireña y otras instituciones locales y nacionales.

 

C O P I A

R E S O L U C ÍO N     2 4 8

POR LA QUE SE ESTABLESE "DIA DEL POETA NACIONAL" EL 11 DE OCTUBRE DE CADA AÑO, FECHA DEL FALLECIMIENTO DEL POETA PARAGUAYO NATALICIO DE MARIA TALAVERA".

Asunción, 27 de setiembre de 1971

VISTA: la presentación del "Centro Guaireño" de esta Capital (Expediente M. E. y C. N° 3923; 23 - VII - 71) en la que solicita la institución del Día consagrado al Poeta Nacional, el 11 de octubre de cada año, fecha del fallecimiento del poeta paraguayo NATALICIO DE MARIA TALAVERA, y

CONSIDERANDO: QUE Natalicio Talavera, nacido en la ciudad de Villarrica, ha demostrado desde muy temprana edad su vocación de poeta y escritor;

Que sus primeros ensayas literarios aparecieron en la revista "Aurora", órgano del Aula de Filosofía que dirigió en aquella época don Ildefonso Bermejo, del cual era distinguido alumno;

Que durante la Guerra contra la Triple Alianza, juntamente con el Coronel J. Crisóstomo Centurión, fundó el diario "CABICHUI" de carácter jocoso, satírico y bilingüe, con ilustraciones de la guerra;

Que Natalicio Talavera, en el aludido periódico publicó las canciones de guerra, muy populares, tituladas: "CAÍ, YAGUA, JHA MBOPÍ" y el "CIELITO", ambas en guaraní y español, y de ellas se apoderó el pueblo, que las cantaba y recitaba, levantando con ella la moral de los gloriosos soldados;

Que fue Director y Redactor de "EL SEMANARIO", cuyo postrer ejemplar fue impreso en Piribebuy, con el Nº 759, en fecha 14 de noviembre de 1868;

Que Natalicio Talavera actuó como cronista en la guerra del 70;

Que sus mejores poesías son: “Reflexión de un Centinela”; "En la Víspera del Combate"; "La Botella y la Mujer"; el famoso “HIMNO PATRIO” y "A MI MADRE";

 

Que, en cuanto a la prosa, pueden citarse entre sus mejores trabajos de mayor mérito la Biografía del General Díaz y los comentarios sobre el Tratado Secreto de la Triple Alianza que vieron la luz en "EL SEMANARIO";

Que Natalicio Talavera falleció en Paso Pucú, el 11 de octubre de 1867, a las tres de la tarde, a la edad de 28 años, víctima del terrible flagelo, el cólera, que azotó al país en forma de epidemia en plena guerra contra la Triple Alianza;

Que atento a estas consideraciones y al informe favorable elevado sobre el particular por la Dirección del Departamento de Enseñanza Superior y Difusión Cultural de este Ministerio, En uso de sus atribuciones,

EL MINISTRO DE EDUCACIÓN Y CULTO

RESUELVE:

1°) Instituir el 11 de octubre de cada año, fecha del fallecimiento del poeta paraguayo NATALICIO DE MARÍA TALAVERA, como "EL DIA DEL POETA NACIONAL".

2°) Comunicar a quienes corresponda y archivar.

Firmado: Dr. RAUL PEÑA

Ministro

Es copia: EUTIMIO J. FRANCO, Secretario General.

El mismo día 11 de octubre de 1971 y de acuerdo a la Resolución del Ministerio de Educación y Culto, en todas las escuelas de la República, se recordó con festivales, recitados y actos culturales el DIA DEL POETA NACIONAL.

En la Radio Nacional, también se recordó con actos alusivos al Día del Poeta Nacional. En el mismo estudio de la emisora, con asistencia del Presidente del "Centro Guaireño" Dr. Víctor I. Franco, del Vice Presidente, el poeta nativo Gumersindo Ayala Aquino, el Sr. Secretario del Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones Carlos S. Amarilla, el representante de la Dirección Nacional de Turismo, poetas y escritores nacionales; se refirió de nuevo al día: EL DIA DEL POETA NACIONAL, el general S.R, Ramón César Bejarano.

 

 

 

 

 

 

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