CRISTO YA NO VIVE AQUÍ
UN CUADERNO DE LA ERA DE STROESSNER
Poesías de CATALO BOGADO BORDÓN
Tapa: CATALO BOGADO BORDÓN
Editorial CASA DE LA POESÍA
Asunción – Paraguay
Junio 2003 (77 páginas)

"Mariposa de alas brillante:
Tú que diste a mi conciencia lumbre
Y diste a mi hambre nombre,
Y me enseñaste que, siempre,
La tarea de todo hombre
Que cree en el amor y la bondad
Debe disociarse de toda iniquidad
Con total indiferencia
A la posible consecuencia...
Hoy, gracias a tu hermosa luz...,
Puedo comprender con exactitud
Por qué muchos como tú,
Que quisieron echar fulgores
Sobre la oscuridad de los hombres
Fueron colgados de los faroles...
Hoy, a pesar de mi ceguera,
Puedo ver y comprender tu temor
De regalarme tanto nítido fulgor;
Pues, muchos piadosos dioses
Sin sectas ni religiones,
Que quisieron dar amor,
Ternura y calor amparador;
Fueron llevados a la hoguera".
A casi treinta años después de la muerte de Cristóbal (Cristo para los familiares y amigos), sigo sin comprender totalmente las intenciones que tuvo el finado al enviarme su barroso manuscrito.
Bueno, debo confesar que Cristo y yo éramos conocidos de infancia, no sé si puedo decir que él era mi amigo, pero sí que éramos como hermanos; nos teníamos ese extraño apego que genera en los seres humanos, en especial en los niños, la complicidad: Al caer la noche -este es uno de los pocos recuerdos claros que guardo de él -, a cambio de una pequeña armónica yo le ayudaba a llevar a escondidas algunas sandías a los haraposos guerrilleros del Movimiento 14 de Mayo que estaban prisioneros, atados de pies y manos con alambres de púas, en el corral de don Rodas.
Corrían los últimos meses del año cincuenta y nueve cuando lo conocí... En aquellos días, Chararâ, nuestro pueblo, y toda la zona del Guairá y el Alto Paraná, estaban militarizados y sus habitantes vivían aterrorizados, condenados a no saber nada del mundo exterior. Allí no llegaban los periódicos y las pocas radios que había, fueron confiscadas con sus respectivas baterías-acumuladores por los soldados del Coronel Patricio Colman. Recuerdo perfectamente, yo era un niño sumamente curioso y, aunque todavía no me iba a la escuela, ya sabía leer algunos párrafos de la Biblia... Y, Cristo con sus libros y revistas de lindas mujeres e historietas, era para mí lo que se dice, "un ídolo".
El ya había visitado varias veces la ciudad, era un ex "seminarista" que le faltaba poco para ser cura y, por tanto, podía ver con claridad meridiana el mundo que yo aún no vislumbraba..., sabía de cosas que yo no imaginaba.
Me fascinaba escuchar sus historias citadinas, conversar con él me hacía sentir adulto e importante. Cuando los militares exterminaron a los subversivos y se retiraron de la aldea por unos meses, me uní a él con mi armónica para conformar el dúo más exitoso en las veladas organizada por las niñas de la Seccional Colorada para recaudar "fondos para el campanario"; aunque mi amigo decía que era "pro bolsillo", igual participábamos. Para mi oído de músico novato, Cristo tocaba maravillosamente la guitarra, aunque, por la limitación de mi instrumento musical, nunca se alejaba de "La-Re y Mi..." Recuerdo que las muchachas del pueblo se peleaban por Cristóbal, pues era un lindo muchacho, de aspecto "diferente", era el único que usaba pantalón ajustado, cabello largo y una incipiente barba (a los demás, la policía lo pelaba). Fue una época muy especial, terriblemente oscura, cruel e inocentemente buena.
Al final, cuando cumplí los 16 años, al marcharme a la ciudad de Buenos Aires -Argentina (huyendo del Servicio Militar Obligatorio y de la afiliación al Partido en el Gobierno), así como perdí de vista a todos mis amigos de la infancia, perdí todo contacto con Cristo... Cuando regresé, después de diez largos años de mi exilio "voluntario" y pocos días antes de su muerte, no me había dado cuenta de que lo había olvidado por completo.
Recuerdo el día en que la madre del ya finado Cristo vino a buscarme en la casa de mi abuela a fin de entregarme el sucio material; quedé tan sorprendido que no supe que decir. También ella, al momento de entregarme, parecía sentirse aturdida. "Son cosas incoherentes... El pobre estuvo tan mal... Cuando te vio pasar, se alegró, se acordó de ti y, luego de escribir algo... me pidió que te entregara este cuaderno". - me dijo en guaraní y se fue a conversar de gallinas con mi abuela.
Cuando hojeé el terroso cuaderno, encontré en un papel suelto una nota dirigida a mí que decía: " Hermanito Catalo, ruego que antes de leer estas líneas de amargas palabras, tomes aquella vieja armónica que te regalé y pienses en una dulce melodía; son breves anotaciones que, algún día, cuando los hijos de los verdugos pregunten a sus padres qué hacían durante la Terrible Era, darán las correctas respuestas... No quisiera que algunos acentos quejumbrosos te den la impresión de que busco alguna clase de conmiseración... No te olvides nuestros sueños de justos ni la melodía que nos hermana con el mundo. Estaré siempre contigo. Tu amigo, Cristóbal" (había una fecha reciente).
Abrumado por la sorpresa y los recuerdos que llegaban como enjambres de mariposas, dejé el cuaderno sobre una mesa y tomé una destartalada bicicleta y me fui hacia el barrio de Cristo. Al llegar a la casa me encontré con don Agustín, padre de Cristóbal, quien estaba manipulando con gestos nerviosos las oxidadas bisagras del portón. Tras saludarlo cortésmente, pregunté si podía pasar para charlar un momento con su hijo.
- Cristo ya no vive aquí.- me respondió huraño, sin descuidar su labor de engrasador.
Quise insistir, explicarles quién era yo... pero, intimidado por la descortesía y el hostil silencio de don Agustín, volví a casa de mi abuela, donde la madre me explicó lo que yo no sabía. Había sido, en realidad, lo que su padre me estaba diciendo era que "Cristóbal ya estaba muerto..."
Empecé a leer los poemas y anotaciones del cuaderno. Al principio, seguramente porque no sé mucho sobre estas cosas, me parecieron algo confuso, pero de ninguna manera "incoherente", como me señalara la madre. A pesar de la falta de cronología, con el tiempo, encontré que no solamente se trataba de un Testamento original, de una Memoria que relataba los pormenores de una vida solitaria y solidaria; sino que contenían elementos reveladores sobre los acontecimientos sociales y sobre los "chismes" o anécdotas, referentes a mi ex compañero, que circulaban entre los aldeanos en diferentes versiones.
A simple vista, las notas del cuaderno reflejaban fielmente los acontecimientos locales y hasta nacionales de aquellos azarosos días. Al releer una y otra vez, me ayudaron a comprender cómo se desarrollaba la vida de los habitantes en aquella perversa aldea nuestra, cuyos días repletos de la nada oscilaban entre un pasado inerte y un futuro incierto.
Lo llamativo del caso es que muchas de las historias, que la gente vertían sobre el extraño comportamiento, que posteriormente desembocó en la "locura" de mí ex compañero, tenían su punto de partida, de figuración, en el monólogo a gritos que mantenía con una imaginaria (o real) Mariposa. Sabemos que el alma de un idealista es siempre una mariposa, que con sus alas de cristal procura romper la vana cáscara del mundo material de los hombres vulgares...
La Mariposa brillante o de Luz del desesperado "monologo"- que Cristo registró en su cuaderno-, como veremos más adelante, es una metáfora que refleja, a mi entender, el anhelo de transformar la situación de grave injusticia que soportaba nuestro pueblo en un mundo de libertad y seguridad; el deseo de lograr que los hombres y mujeres vivan en paz, con un profundo sentimiento de solidaridad; es la vehemente ansiedad de convocar a la perfecta simetría para la justicia; es la desesperación por ver, entre tantas atrocidades, la condición humana elevándose hacia la más pura belleza, y es hacia ese campo que nos convoca sus escritos.
"Tú sabes que si se decide
a no ser comida de hormiga,
el gusano más humilde
llega a ser mariposa..."
Escribe desafiante en una de las páginas de su cuaderno. Por otro lado, quiero creer que mi ex compañero eligió la "locura personal" como un último medio para no sucumbir en la demencia colectivamente establecida y, para rescatarse de la corrupción generalizada de una confundida sociedad, cómplice de los crímenes por acción y omisión.
Hoy, con un poco más de conciencia, puedo ver con más claridad porqué a alguna gente de la aldea le parecían absurdas las palabras y las acciones de Cristo y, puedo comprender que su "mal" fue más bien el resultado de las incomprensiones de los valores de un hombre valiente y excepcionalmente sensible y lúcido que nació fuera de su Tiempo y tuvo que vivir entre las mordazas de una sociedad ignorante, anómala, irracional, alienada y envilecida por los vicios de las dictaduras vigentes en aquel entonces. También puedo afirmar, sin temor a equivocarme, que Cristo no fue nunca "un loco" y que con el inhumano encierro y encadenamiento se cometió con él el más premeditado de los homicidios.
A medida en que uno se va introduciendo en la lectura del cuaderno se pregunta: ¿Cómo fue dándose las cosas en el país para llegar a aquel estadio tan cruel y absurdo? Es difícil establecer los límites de cómo y cuando comenzaron las desventuras de todo un pueblo; pero la de mí ex compañero, podemos tener algunas ideas... Se sabe que, mientras para sus parientes - todos partidarios políticos del dictador-, sus prédicas callejeras eran "peligrosas locuras" y sus acciones estúpidamente subversivas; para los otros silenciosos aldeanos, eran actos de increíble valentía de un joven justo y rebelde que "cantaba la verdad" a las autoridades locales. En un mundo razonable nadie se animaría a afirmar empíricamente el origen o la causa real de "su mal"; pero su radical postura anticlerical y antidictatorial, llevaron al comisario, al juez y al cura del pueblo a afirmar (sin ninguna prueba valedera) en forma contundente que la causa verdadera de su desgracia estaba en la lectura de los libros sobre la magia negra y el Marxismo.
"Un colibrí liba de muchas flores y no por eso le crecen pétalos". Dicen que contestaba él a las afirmaciones de las autoridades. Entre los objetos personales, que su madre guardó tras su muerte, solo se encontró un inocente libro tan subrayado como deshojado- del poeta paraguayo Manuel Ortiz Guerrero.
La cuestión es que un día domingo, según cuentan los vecinos, víspera de la visita al pueblo del Presidente de la República, que se disponía a "trabajar" por su quinta reelección, los parientes temerosos del discurso y de las acciones antidictatoriales de Cristo y, de las reacciones represivas de los agentes del gobierno, decidieron encerrarlo y encadenarlo en la caballeriza de la familia. "Solo hasta que se calme".- dijeron. Pero, como nunca cesó su crítica a los crímenes que cometía el gobierno, de allí ya no saldría sino tras su muerte, hecho cadáver.
En el pueblo, sobre la conducta de Cristo, hay cientos de anécdotas que hasta hoy se comentan; pero hay una que, por razones cronológicas, quiero mencionar, pues, al parecer fue lo que dio "argumento" a sus familiares para afirmar que Cristo estaba "endiablado" y que debía ser encerrado. Digo que me parece, pues en una de las primeras páginas de su "cuaderno diario" menciona indirectamente el incidente.
Esto es lo que la gente de la aldea comenta: un Domingo de Ramos, víspera de la visita del mandatario, como ya dije, Cristo fue caminando por las calles desiertas hasta la iglesia, todas las casas estaban perfectamente pintadas a la cal, al llegar al templo abrió la puerta y, ya en el interior, vio a la gente que diariamente vive sin camisa, entre harapos y piojos, que todas estaban impecablemente vestidas y peinadas. Carraspeó fuertemente y, mientras se dirigía hacia el altar, fue desnudándose y gritando, a la gente: "falsos, hipócritas, miserables", provocando así la estampida de las mujeres y, un escándalo nunca visto en el pueblo.
A continuación reproduzco lo que Cristo escribió en las primeras páginas de su cuaderno y que, aparentemente tiene relación con el hecho ya comentado:
La fiesta de la máscara, se termina...
Hoy, en el templo que llaman iglesia,
Viendo a la gente-miseria bien vestida,
Haciendo de la religión una vana formalidad,
Conveniencia sacrílega, comedia de la frivolidad,
Sentí que Dios sufría en mi alma
Y me llené de rabia y lástima;
Mi corazón, apretujado por una loca ansiedad,
Decidió mostrar al mundo la cara de la verdad.
(La terrible ignorancia, en venenosas venganzas,
no dudó en infligirme unas terribles vergüenzas.)
Al fin, superando la humana debilidad,
Como vence la alborada a la oscuridad
Vencí al pudor, a la mundana vanidad,
Despojándome a plena luz del templo
De los trapos que cubrían mí cuerpo
Y, de rodilla, rogué a la gente presente
Que no se dejen ensuciar más la mente.
Y así, pude mostrar a Dios, en la Misa,
Quienes en nombre del pueblo sumiso
Falsifican su rostro y su firma...
Antes de dejar a consideración de los lectores, a solas, la totalidad de los escritos en el cuaderno, quiero aclarar que no he cambiado - por más inconexas que me parezcan o sean - una sola palabra, ni el orden, de las anotaciones que Cristóbal me dejara. Quizás algún día, alguien con más entendimiento que yo pueda lograr descifrar su verdadero mensaje.
El título "Cristo ya no vive aquí" para este "cuaderno" de anotaciones, epigramas, poemas y aforismos, es de mi ocurrencia pues, no tenía y, porque, Cristóbal siempre fue para nosotros Cristo. Algunos amigos que leyó el material me sugirieron como título "Cristo está endiablado" pero a mí, como cristiano bautizado, me pareció que no era apropiado, pues se prestaba a una fea confusión.
(Soy... No sé si mi nombre o mi edad importan,
Pues, todos los territorios de mi juventud me arrebataron
Y los que me quedan son solo voces que se rebalsan
En una u otra emoción; espejismos de dichas que no nacieron).
NOCHE DEL DOMINGO DE RAMOS
Amor, hoy empieza mi retorno.
Desde ayer luzco mi verdadera piel
Y, aún sabiendo que mi contorno
Es y será más amargo que la hiel,
Un entusiasmo de enamorado
Canta en mi corazón temeroso...
Yo sé que al dejar lo vulgar,
Quienes me quieren sumiso,
Me negará todo permiso;
Pues, les pesa verme dueño
De mí camino, de mi andar.
No es difícil explicar este dolor:
Todo hombre o mujer lleno de amor,
Atrajo siempre odio y temor.
Sin embargo, que nadie espere la hipoteca
De las alas que me han crecidos,
No dejaré que los sueños queridos
Sean refrenados por ningún inquisidor hipócrita
Mariposa del universo profundo,
Cuando veas que la miseria del mundo
Me arrastra ruda, no derrames llantos;
Ningún tiempo fue amable para con los justos,
Y el que nos toca, será el más terrible de todos los tiempos.
Nuestros deseos de hermanar a la humanidad,
Nuestras luchas por un futuro más justiciero,
Serán hostilizados por agentes del odio, sin piedad.
Nuestros gestos más pacíficos serán atropellados
Por sanguinarios militares; seremos vilipendiados
Por los eruditos de las religiones gloriosas
Y apedreados por tradicionalistas en decadencias
Que profesan la sumisión como arte de supervivencias.
Sí, seremos vilipendiados y marginados
Por nuestros hermanos más marginados...
Nos agobiará el fanatismo de los sectarios;
Seremos victimas del servilismo repugnante
Del revolucionario farsante...
Sin embargo, como dijo el gran poeta guarán...
"Atrévete siempre,
Es ese un gran culto que pocos profesan"
Las ilusiones, que fueron causa de mi desvelo
Hoy son uvas secas regadas por el suelo.
¡Qué cruel esta noche que planta
En cada esquina de las almas,
Como árboles, las heridas...!
Pregunto: ¿Qué sentido tienen el latido
De mi corazón si nada está permitido,
Si hasta el sencillo acto
De levantar el puño está prohibido?
POEMA DEL INSURRECTO
Aquí nos trajo, a los de abajo
En la soleada intemperie del pueblo,
En la improvisada celda sin techo
Para que nos vean contento
Los chupa sangre del pueblo.
Estamos secos, con la cara ulcerada,
Cual fruta de cebolla desenterrada,
Tendidos a lo largo del pestilente baldío,
Bajo el sol abrasador del verano tardío.
Estamos, compañeros y compañeras,
Soportando con dignidades verdaderas
Los dolores del látigo, del duro desencanto
Y la hostil libertad de los caballos del campo.
Aquí estamos, de todas culpas inocentes.
Sudorosos, en silencio, sucios, sangrantes;
Unidos por el ideal y oxidados alambres,
Contemplando con ansiedad el monte
Que tiñe con su verde esperanza el horizonte.
Estamos, amigas y amigos,
Delirando por la sed, por los martirios,
Escuchando el rumor de los arroyos
Y las sarcásticas risas de los ebrios esbirros...
Oh Democracia, no te desanimes.
Oh Libertad, no te desmayes.
Cada palabra que los verdugos
Pronuncian a sus nombres, sabemos,
Ensancha sus heridas y desconsuelos,
Pero, no es el fin, aún todos estamos
Sosteniendo con valentía los sueños.
PATRIA:
Mi amor por ti, es como el cauce de un río moribundo,
Por las aguas que le niegan, es cada día más profundo...
Pensaron que las frías rejas de esta sucia celda
Mataría a mi conciencia de hambre... y se agranda,
Pues, tiene como vital alimento la certeza
que verá al pueblo danzar, lleno de alborozo,
Con gordas espigas lleno de sol bajo el brazo.
Cuándo, Mariposa mía,
El rumor de tus aleteos
Que me lleva a la agonía
Será de caricias, de besos?
Sé que se necesita sabiduría y serenidad
Para luchar por la justicia y la verdad;
Yo solo tengo amor y hambre de libertad.
El temor a la libertad, hijo de las ignorancias mayores,
Tiene buenos soldados y persuasivos predicadores.
La condición para liberarme es que me calle...
Me dicen que mi canto no deja dormir al Comisario,
pero la garganta es mía, como de la policía la calle....
Solo haré que mi lengua sea sumisa
El día que me demuestren que mi canto espanta
A las palomas blancas que mi pueblo piensa
Y no les vea a Juan, por años lucir la misma camisa.
PREGUNTA
¿Qué hacemos aquí, en medio del miedo,
En este país de horrendo silencio?
Los soñolientos trenes, llenos de muertos
Cruzan veloces los deshabitados pueblos
Y el hedor de la soledad se trenza en las manos
De las mujeres que se empeñan en dibujar amaneceres
De días mejores que huelen a sus viejos amores.
¿Qué hacemos aquí parados, con los brazos cruzados,
En medio de serpientes de estupidizantes venenos?
En plena oscuridad nuestros días están contados
Y los dientes de nuestras rabias no se han mostrados.
¿Qué hacemos aquí, en medio de la pobreza,
Hundidos en la miseria desde los pies a la cabeza,
Fantaseando con mujerzuelas del calendario,
Mientras los brutos hijos del comisario
Levantan la falda de nuestras hermanas
Cuando les vienen las malditas ganas.
¿Cuándo sabremos la raíz de tantas pusilanimidad?
Cada noche gesta un día y, tras cada invierno
Los lapachos visten de colores a la vecindad
Y, para nuestra dignidad, carajo ¿no hay un camino?.
GÉNESIS:
En el principio fue el silencio y la oscuridad.
Luego del misterio, la vida con sus diferentes colores
De constructividad, destructividad e improductividad.
Hay seres presuntuosos,
Pero cobardes y temerosos,
Que prefieren morir en la caridad
De la mentira, que vivir la realidad.
Yo, prefiero enfrentar
Con mi temor a la verdad
Que vivir en la falsedad,
Simulando sinceridad
Y un aire de bienestar.
Mariposa... No olvides, tu eres mi fortaleza y esperanza.
Los días son tan largas y en las noches hay tardanza,
Los buenos son tan débiles y los malos muy fuerte...
Dadme el valor, la confianza y la bendita suerte
Para cambiar mi actitud de cobarde por otra de combate.
...Ayúdame a tener suficiente valor
Para pasar por este triste mundo sin amor
Sin corromperme, sin deber al diablo favor.
CONCIENCIA
Desde que tuve conciencia
Me fui quedando sin alegría;
Recorriendo solo, sin compañía,
La avenida de los árboles gigantescos
Que tiene la vida; árboles secos,
Poblados de hambrientos cuervos
Que me tienen entre sus ojos.
Mas, yo prosigo mi ascensión
Solo, sin pedir conmiseración...
Que poco vale para la raza humana
Lo tocante a las cosas profunda
Del amor, la amistad y la solidaridad....
Y que cierta es aquella triste frase del sabio:
¡Nada hay más raro que un amigo verdadero!
Mariposa del ensueño
Que estas en los cielos,
Aún eres apenas un silbo
Entre los lejanos truenos,
Más, tu llegada ya percibo.
Siento el latir de tus alas por mis venas
Como cálidos parpadeos solar...
Sobre tu arco iris dan vueltas
Cada noche mi soñar...
La ansiedad se me hace insostenible...
Pero, sin ti Mariposa, soy consciente,
Solo seré un barco de papel contra la corriente,
Un ave contra todo los vientos del oriente.
Sé que puedo ir a tu encuentro,
Volar, con solo enfriarme por dentro,
Pero me pregunto:
¿Qué pasará con la semilla
Al ver al invierno en mi mejilla?
No tardes, Mariposa... refrenaré mis ansias de verte.
No tardes.
LIBERTAD
(canción)
Sin nacer yo en ti, has crecido tú en mí,
como sed en un desierto
Te bebiste mi amor, mi esperanza mejor
inundada de sueños.
Fuiste para mí un andamio seguro,
una mano guiadora
La alegría de un niño que en noche azul
divisa una estela.
Nunca imaginé una noche sin vos,
sin la luz de tus ojos
Pues la vida sin ti es una herida sin fin,
un dolor que no cesa.
Eres para mi más que un jardín en flor,
que fresca lluvia en verano,
Que el precio de la paz, que el aroma del pan...
Eres honor, dignidades.
El tibio agitar de una clara mañana
con banderas de pueblo,
El bullicio en la plaza, la canción del obrero
que tiene trabajo.
Sin ti nada es verdad, porque la oscuridad
envuelve a las palabras
De qué sirve gritar, sino puede iluminar
mi canción tu mirada.
-Coro-
Libertad, tú eres mi abrigo, si tú no estás,
mi alma muere de frío
Libertad, siestas conmigo,
mis sueños van como el ave a su nido.
Libertad, tú eres mi abrigo,
si tú no estás, yo me muero de frio...
VISIÓN
En mi inspirado sueño vi a la tenebrosa noche:
Estaba en la esquina vestida de pesadilla,
Perfumada de crímenes y derroches.
Un pestilente humo de grito y sangre lo envolvía...
Estaba que se moría;
Tenía su propia navaja
Atravesada en la garganta...
Se movía..., estaba que se moría,
Destripada por la hermosura
De una mañana Revolucionaria.
CUESTIONAMIENTO
Mariposa de luz ardiente,
Tú que bebes el rocío de la aurora
Antes que los pétalos de la rosa;
Que duermes en una cama de diamante
Y descansas sobre rayos de lucero,
Dime ¿por qué no hay belleza comparable
A los sueños de un pobre labriego
Que lucha por no ser prisionero?
Mente sapiente, hija del razonamiento
Tengo para ti un cuestionamiento:
Si mi hambre es de luz y buenos sentimientos
Y, en mi búsqueda de alimento encuentro
A un hombre que solo tiene una vida herida
Por las tristes razones del mundo egoísta
Y me ofrece su corazón sin condicionamiento
¿Debo aceptar... o darle el mío en agradecimiento?
Si del fusil nace el terror
Y, se propone una táctica
De "resistencia pacífica",
¿No es un fútil error?
GUARANIA DE LA IMAGINACIÓN
Mariposa, largamente esperada,
Déjame imaginar
Lo que puede pasar
Con tu victoriosa llegada:
El pan ya no será fruto del mendigar.
Cada hombre y mujer hallará
su nombre y su lugar,
Empezaremos a comprender
las cosas sin tanto meditar...
No solo pensaremos
en lo que es la libertad,
Si no hablaremos de ella,
pues tendremos seguridad.
GUARANIA DEL PRESENTIMIENTO
Aunque vivo en el silencio de la oscuridad,
Sé que existe afuera una mañana sonora;
Las pupilas de mis ojos sienten su claridad,
Y oigo las cadencias de su música guiadora...
Si no fuese por este corazón cubierto
Por el polvo gris y cruel del tiempo;
Por la gasa rancia de esta rabia
Que como abeja perdida y ebria,
Zumba en mí conciencia insumisa,
Hubiera forzado una leve sonrisa,
Para pintar mi alma triste de alegría.
GUARANIA DE LA ESPERA
Mariposa de siderales enredadera:
Tu sabes que en las noches de primavera
Millones de soles entibian el canto de los grillos,
Que el alba se desayuna una sinfonía de trinos
Y que al amanecer las flores, en remolinos,
Regalan su arco iris en movimiento a la pradera.
¿No sabes, a caso, que en mí perenne invierno,
En mi mundo de solitario nauseabundo,
Solo la ilusión de tus alas dan a mi alma calor
Y, a mi canto indeciso perfume y valor?
Sé que al tenerme en esta celda de aire candente,
Quieren enmudecer mi canto, separarme del mundo;
No saben que me sirve de guarida, de refugio,
Que me protege del veneno de la "sociedad de consumo".
Alguna vez madurarán mis ideas, traspasarán el silencio
Y prenderán fuego al nido de la bíblica serpiente.
Un viejo "sabio sacerdote" me dijo
Que cuando el silencio vale más que el grito,
El hombre debe callar su dolor...
Y yo le hablé de lo doloroso e indecoroso
Que es ver, callado, el abuso del poderoso...
Ver que el silencio cobarde y alentador
Va trepando por el llanto reprimido hacia el dolor.
Cuando le dije a mis padres,
Al cura y a las autoridades
Que la libertad es como el viento;
Que al privarme de ese sentimiento,
De ese derecho, me estaban obligando
A hacerle el amor a la brisa y al tiempo...
Que iban a conseguir que embarace a la tormenta,
Que del viento nacerían miles de pequeñas libertades,
Que luego, inexorablemente, confluirían en una gran libertad...
Decidieron apartarme, para siempre, de mis amistades.
Admiro la destreza de la gente:
Para llegar a rico de indigente
Se hacen esbirros del presidente,
Tratan de "loco" al sapiente,
Y cuando algo ya no le sale como le convenía,
Le echa toda culpa a "extraña ideología".
Todos saben que a orilla de la disconformidad
Hay una ardiente necesidad de escuchar la verdad
Y, llegará un día en que el aire será ingobernable;
Entonces, Mariposa mía, nuestro canto amable;
Como la luz de este medio día, será incontenible;
Se filtrará por entre las hojas de los más altos gajos
Para caer sobre la oscuridad de los corazones más bajos.
SEGUNDA PARTE
DEL CUADERNO
Esta página será la última que escriba.
Terminó en mi cielo la vigilia angustiosa,
La tediosa espera por la lúcida Mariposa...
Mi sangre, mi carne y mi hueso,
Han recibido la llamada del universo,
Del átomo sin tiempo, de la sabia del suelo.
Y, su crepúsculo no puede ser más hermoso.
El círculo del cambio
De la vida se ha cerrado.
Millones de barriletes, coloridos
Brillan en la inmensidad del cielo incendiado.
Los árboles agitan sus hojas y lanzan su murmullo
Sobre los campos y los arroyos dormidos.
Un perfume de cocotero en flor hace desmayar
A las mansas abejas en el umbroso palmar...
El viento que susurra en la oscura lejanía,
En el misterioso infinito del cielo profundo,
Lleva a las aves que nacerán en otro mundo,
Una cadenciosa melodía llamada Guarania
Bellas imágenes, antiguas,
De todas las cosas querida
Vuelven, como abejas ebrias
Al panal, a mí memoria sanada.
Todo, todo está preparado:
Los árboles están mortalmente hermoso,
Una caricia de rumores, como canto sagrado
Cae sobre mi corazón enamorado...
Siento que lentamente voy flotando,
Escoltado por ángeles azules de mi pueblo,
Mariposa mía... gracias por el vuelo.
Al amanecer del Jueves Santo, en el mes de abril del año 1981, como una flor que duerme vencida por el invierno, encontraron a Cristo muerto en la caballeriza del patio trasero de la casa de sus padres. Sus manos, de dedos llagados y sangrantes, estaban aferradas, endurecidas a las rejas de hierro de la celda construida especialmente para él. Su rostro, pálido por la falta de las caricias del sol, no mostraba ninguna huella de dolor, más bien parecía sonreír...
Los niños que iban en grupos alegres a misa, se quedaron a mirarlo y, como si sus alegrías de cristal de repente rodaran por sobre las piedras del patio hasta dar con el umbral y los barrotes de hierro de la celda, se quedaron enmudecidos, meditando en silencio la terrible escena que les marcaría la memoria, como un cuchillo de fuego sediento de justicia, para siempre.
El 3 de Febrero de 1989, la larga dictadura, más de 35 años, del Gral. Alfredo Stroessner tuvo su fin en el Paraguay. La gente de Chararâ nos enteramos del sangriento derrocamiento muchos días después. Sin embargo, mucho antes de aquella fecha sentíamos en el aire que algo se estaba gestando... Hasta las altas autoridades y los parientes de Cristo lo recordaban cada día con más cariño y, como aquellos niños que ven una gota insignificante de aceite sobre el asfalto y se sorprenden, se maravillan con su increíble mundo de arco iris revuelto, comentaban las anécdotas y "locuras" de Cristo.
¿Qué está pasando? - nos preguntábamos en susurros, asombrados, los tildados de opositores. Los de abajo alzábamos la temerosa vista sobre el hombro de la mañana para buscar la razón y no veíamos nada; pero sentíamos que algo vertical, abrumador y bello estaba llegando a los corazones y los estremecía alegre... Hasta que nos enteramos de los sucesos de la capital... Y, sin distinción de ninguna laya, nos abrazamos y todos lloramos de felicidad.
Pensamos, entonces, que angustias y dolores fueron sólo fruto de un mal sueño. Que fue una gran tontería haber vivido con tanto temor la vida. Nos dimos cuenta, de repente y así porque sí, que con solo levantar la mano podíamos asir un gajo de sol y danzar con nuestras propias músicas... Sentimos que la esperanza se multiplicaba en los corazones jóvenes y viejos y los sumergían en una alegría nueva, profunda e inesperada.
Vimos, de repente, que todo encontraba refugio: El solitario un compañero; el condenado su salvación; el poeta, la palabra valiente y exacta; el desesperado músico oídos para sus canciones y, el marginado, un importante lugar... Vimos que, los enemigos al encontrarse se abrazaban y lloraban por sus faltas, que descubrían que sus corazones, nidos de odios, estaban hechos para el amor...
Y Así, hasta el paisaje más agresivo parecía que se volvía más verde, pues las cosas, de repente, tomaban un color humano y, porque nuestros pulmones se habían llenados de un viento fresco y justiciero. Yo pensé fuertemente ¡Cristo vive, sigue viviendo aquí!.

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