LA BANDERA Y LOS SÍMBOLOS NACIONALES
Compilación CATALO BOGADO BORDÓN
Editorial EL LECTOR
Director Editorial: PABLO LEÓN BURIÁN
Diseño editorial: DENIS CONDORETTY
Corrección: CINTIA CAÑETE
Asunción – Paraguay
212 (121 páginas)
LA BANDERA Y LOS SÍMBOLOS NACIONALES
La bandera tricolor, fue adoptada por el congreso nacional e izada el 15 de agosto de 1812, solemnemente adoptada por el congreso nacional del 25 de noviembre de 1842, declarándosela pabellón nacional. Desde entonces, nuestra bandera presidió los grandes episodios nacionales y representa cabalmente nuestro afán y nuestra vocación como pueblo con nacionalidad definida y determinada. Según un decreto promulgado hace más de ochenta años, el pabellón nacional no debía exhibirse "en cualquier circunstancia y por cualquier motivo". Dicho decreto estipulaba que el pabellón sólo podía izarse en ocasiones especiales, como días de fiestas cívicas y religiosas. Por su parte, las banderas de países extranjeros debían ser izadas a la izquierda del pabellón nacional o "las dos juntas en la misma asta".
El 3 de agosto de 1953, una resolución del Ministerio de Educación y Culto declaró obligatorio el juramento a la bandera en todas las instituciones educativas de la República y que debía realizarse el 15 de agosto de cada año.
La bandera, como pabellón nacional, según un decreto del 30 de abril de 1957, debe tener cinco metros de largo por dos metros setenta de ancho, con franjas de 90 cm. cada una y el diámetro de los escudos de 30 centímetros. De estas y otras aristas relacionadas a nuestra bandera y sus símbolos trata esta recopilación realizada por el amigo Cátalo Bogado Bordón, quien, una vez más, recurrió a los centenarios baúles para poner a consideración de los lectores un tema inexplicablemente descuidado.
Luís Verón
Miembro de Número de la Academia Paraguaya de Historia
INTRODUCCIÓN
Es para mí un gran placer apoyar la publicación y difusión de este y de otros libros destinados a la lectura de los jóvenes paraguayos, se encuentren donde se encuentren, en cualquier punto de nuestra amada geografía nacional. Y es una satisfacción íntima por al menos dos razones:
La primera, porque considero que el espíritu de todos los jóvenes paraguayos merece cultivarse, y debe cultivarse mediante la lectura; esto es, mediante el diálogo íntimo con los grandes autores correspondientes a nuestra tradición literaria e historiográfica, así como con los autores de otras nacionalidades, cuyas obras iluminan a la humanidad en general, sin distingos de ningún tipo ni de ninguna condición.
La segunda, porque albergo la confianza profunda de que, mediante la lectura, los jóvenes paraguayos desarrollen su inteligencia natural de forma equilibrada y armoniosa, y, como consecuencia, coadyuven, todos y cada uno de ellos, a que la patria crezca en sus diferentes vertientes, hasta alcanzar el lugar de magnificencia que se merece en el concierto de las naciones.
Apoyo, pues, la lectura porque amo profundamente a la República del Paraguay y, porque sé que los jóvenes que leen serán buenos ciudadanos que harán de nuestra querida República un lugar aún mejor.
Dr. Federico Franco Gómez Presidente de la República del Paraguay, 2012-2013
La Bandera paraguaya
Uno de los símbolos patrios, consagrados en las diversas cartas magnas que tuvo y tiene la República paraguaya, es, indudablemente, la bandera. Sus colores cuentan historias que no están de más conocerlas.
El 15 de agosto de 1812 fue enarbolada por primera vez la bandera tricolor, pero como ese día se celebra la fundación de la ciudad, el de la bandera se conmemora en la víspera.
Antes de que se afianzara la tricolor -roja, blanca y azul- varias fueron las banderas que representaron a la nacionalidad paraguaya, desde los primeros años de la independencia en 1811.
Nuestra bandera tiene mucha relación con la azarosa historia de la madre patria, España: Allá por el siglo XVI, antes, incluso, de la llegada de los españoles a lo que es el Paraguay, en España se adoptó el distintivo de la casa de Borgoña, de la que formaba la madre de Felipe el Hermoso -esposo de Juana la Loca-. Dicho distintivo estaba constituido por dos troncos de árboles cruzados teñidos en sangre y en aspas, simbolizando el martirio de san Andrés. Dicho símbolo estuvo en vigencia en España hasta 1931 en que fue abolido por la Segunda República, aunque reapareció en el guion del príncipe de Asturias y desde 1975 en el del rey Juan Carlos I.
Con el advenimiento de la casa de Borbón, en 1700, la bandera principal se llamó la corónela, instaurada en 1707. Dos décadas después, se instituyó que la bandera corónela fuese blanca con el escudo de las armas reales y con el aspa de Borgoña, modalidad que continuó hasta 1843, en que la reina Isabel II instaura definitivamente la enseña roja y amarilla, instituida inicialmente durante el reinado del Borbón
Carlos III, para las banderas de embarcaciones de ese país, en 1785. Desde entonces, la bandera roja y amarilla sólo tenía la representación real en el Ejército, la Armada, las plazas fuertes y los edificios oficiales.
Para otras instituciones había gran diversidad de banderas. En las colonias, la cosa no era diferente. Luego de las gestas independentistas, la anarquía banderil fue tal que, en nuestro país, se utilizaron varias banderas, en algunos casos al mismo tiempo.
Tengamos en cuenta que la disgregación del imperio colonial español fue a causa de la invasión napoleónica en España y la negativa de los súbditos americanos de someterse al poder francés -ni al inglés (eterno pescador de río revuelto), ni portugués...-. Esa situación fue importante en la gestación de las banderas nacionales. En el caso paraguayo, los colores españoles no estuvieron ausentes en las primeras banderas: La primera de la que se tiene noticias fue una tricolor: rojo, amarillo (los colores de España) y el azul, el color de la bandera de la ciudad de Asunción.
Estos colores están presentes en las banderas de varios países americanos -Colombia, Ecuador, Venezuela-, En rojo y el amarillo, por la misma razón, aunque no el azul. A propósito del azul, cuando Napoleón I invadió España e impuso como soberano a su hermano José Bonaparte, fue éste quien había adoptado el color rojo para sus estandartes identificatorios. Como respuesta a esta invasión y cautiverio de Fernando VII -de ahí el juramento de lealtad al cautivo, proferido por nuestros patriotas, aquel 1811-, se optó contraponer el color azul. Así surgió la bandera toda azul, con una estrella blanca en una de sus esquinas. En la profusión de banderas enarboladas en los años iniciales, siempre estuvo presente el blanco, simbolizando el color de la casa real preborbónica, al que se le dio el simbolismo de la paz. También lo estuvieron el amarillo y el rojo de la bandera española posborbónica. Con el correr de los años desapareció el amarillo y quedó el rojo, con el simbolismo de la justicia y el azul, elegido inicialmente como contraposición al rojo napoleónico del ejército francés invasor de la metrópoli, y al que se le dio, justamente el simbolismo de la libertad.
La bandera tricolor, fue adoptada por el congreso nacional e izada el 15 de agosto de 1812, solemnemente adoptada por el congreso nacional del 25 de noviembre de 1842, declarándosela pabellón nacional. Desde entonces, nuestra bandera presidió los grandes episodios nacionales y representa cabalmente nuestro afán y nuestra vocación como pueblo ron nacionalidad definida y determinada. Según un decreto promulgado hace más de ochenta años, el pabellón nacional no debía exhibirse "en cualquier circunstancia y por cualquier motivo". Dicho decreto estipulaba que el pabellón sólo podía izarse en ocasiones especiales, como días de fiestas cívicas y religiosas. Por su parte, las banderas de países extranjeros debían ser izadas a la izquierda del pabellón nacional o "las dos juntas en la misma asta".
El 3 de agosto de 1953, una resolución del Ministerio de Educación y Culto declaró obligatorio el juramento a la bandera en todas las instituciones educativas de la República y que debía realizarse el 15 de agosto de cada año. La bandera, como pabellón nacional, según un decreto del 30 de abril de 1957, debe tener cinco metros de largo por dos metros setenta de ancho, con franjas de 90 cm. cada una y el diámetro de los escudos de 30 centímetros. De estas y otras aristas relacionadas a nuestra bandera y sus símbolos trata esta recopilación realizada por el amigo Cátalo Bogado Bordón, quien, una vez más, recurrió a los centenarios baúles para poner a consideración de los lectores un tema inexplicablemente descuidado.
Luís Verón
Miembro de Número de la Academia Paraguaya de Historia
Alocuciones patrióticas del compilador
Hay un elevado sentimiento en el alma, sentimiento purísimo que, como tal, no es resultado del artificio de los hombres.
Si el patriotismo fuera un mero convencionalismo, nuestros corazones no tendrían sus ritmos misteriosos para el suelo amoroso en que venimos al mundo.
Y así como no hay convencionalismo en el beso de la madre y en las tibiezas del hogar, así también no hay convencionalismo para con la Patria.
Ahora bien: la bandera nacional es una síntesis; en sus franjas augustas están todos los esfuerzos, todas las lágrimas y todas las virilidades de nuestros mayores. Ella es un receptáculo venerable y fuente perenne de las más nobles inspiraciones.
Por ella vivimos y también por ella morimos cuando el caso así lo exige. Por ella trabajamos; por ella tenemos el deber de conservar el honor, porque la honra nuestra es la honra de la Patria.
¿Qué secreto galvanismo hay en nuestro pabellón que, así nos impulsa a tan grandes acciones?
Cuando el Soberano Congreso decretó el uso de la Bandera Nacional, copiando al iris el tríptico glorioso de sus colores, hemos recibido una herencia que nadie tendría el derecho de arrebatamos.
¡Qué hermoso día será aquél en que todos los niños paraguayos hayan enaltecido a la Patria por el poder de la inteligencia, por el vehículo del estudio y por el prestigio de las buenas acciones!
Todos tenemos este sagrado deber, y por ello los invitamos a conocer nuestra amada bandera y los profundos significados que encierran los Símbolos Nacionales y a su puntual cumplimiento.
CAPÍTULO I
LA PATRIA Y LA BANDERA
La Patria
Vamos a hablar, queridos jóvenes, de la patria. Están acostumbrados a oír esta palabra, pero, tal vez, muchos de vosotros ignoran su verdadero sentido.
Cuando van al campo a buscar distracción para el espíritu, se asombran de las bellezas naturales que la patria encierra; cuando van a la escuela o al colegio a nutrir su inteligencia con variados conocimientos, dicen que los hacen con el fin de ser mañana ciudadanos útiles a su patria; cuando honran los grandes aniversarios, entonan también el himno de la patria; y en vuestras casas, en las calles, en todas partes oyen con frecuencia la palabra Patria, palabra misteriosa, respetada siempre por ancianos y niños, ricos y pobres, sabios e ignorantes... Y es que la patria no es solamente el suelo donde uno ha nacido, sino también todo lo que él contiene de belleza, de tradición, de luchas, de virtudes, de heroísmos, de recuerdos y de esperanzas.
Así para vosotros, jóvenes paraguayos, la patria es todo el territorio del Paraguay, sus hermosas serranías, sus arroyos cristalinos, sus praderas risueñas, sus habitantes, sus glorias, sus costumbres, el sol que anima vuestra vida y la sombra que vela vuestro sueño. Todo este diverso conjunto es vuestra patria y algo más todavía, que aprenderán más tarde.
Vosotros jóvenes, tienen el deber de amar a nuestra patria, y de trabajar con ahínco a fin hacerla grande, próspera y feliz. Si así lo hacen, la patria los recordará siempre y les dará agradecida el título de buenos patriotas.
La bandera nacional
En la página anterior ya hemos hablado de la patria, y por tanto ya saben lo que aquella palabra encierra en su significado; pues bien, ahora vamos a ver qué es una bandera, y luego hablaremos de la sagrada enseña de la patria, de la bandera nacional.
La bandera: Esta publicación comprende los términos propios conque primeramente la Heráldica y luego la Vexilologia se refieren a las Banderas.
El término Bandera proviene del Latín «bandum» y del persa «band». «Se lo define como lienzo, tafetán u otra tela o material, de figura comúnmente cuadrilonga, que se asegura por uno de sus lados a un asta o driza, y se emplea como insignia o señal. Sus colores o el escudo que lleva, indica la potencia o nación a que pertenece el local, embarcación, etc., en que está izada».
Esta es ciertamente una definición que da el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española. Más así escuetamente, no nos dice lo que significa, lo que representa la bandera.
La bandera es el símbolo de la Patria, de su inmortalidad, de su unidad, de su soberanía, de su afán de supervivencia, y su empleo fervoriza a la ciudadanía; que llega en su defensa hasta a verter la última gota de su sangre.
Este símbolo de la Patria, vinculado a su historia, es una insignia en colores que simboliza también autoridad y dominio. Las banderas que vemos desfilar por las calles, llevadas por niños, mujeres, o que admiramos en los mástiles, no son simples pedazos de telas. Cada uno de nosotros estamos representados en sus colores y escudos, y con el mismo empeño y heroísmo con que la defendieron nuestros mayores, debemos amarla, respetarla y defenderla para que así a su vez nuestros hijos, el futuro de nuestra nación, sepan igualmente idolatrarla para grandeza de la Patria Paraguaya.
Se admite con ello que la bandera encuentra su origen en la necesidad de identificación de grupos y pueblos, así como ocurriera con los escudos.
El uso deportivo, político y comercial da a las banderas ahora un nuevo cauce y una popularidad nunca alcanzada, haciendo su presencia permanente en el devenir humano, posibilitando de espectacular modo, una mayor difusión de estas enseñas, que comúnmente antes se reservaban a las banderas nacionales.
Su uso se ve diversificado en numerosos ámbitos, como ser las banderas de salón, en mástiles de casas particulares, de ornamentación en edificios, calles, plazas, embarcaciones, clubes, etc.
Las banderas en sus formas de pendones también tienen un gran empleo en la vexilología municipal, caracterizando las fiestas locales y regionales.
En general, las banderas se hallan cargadas con gran significado emocional, plenamente consustanciadas con el hombre, entidades y las naciones; y son símbolos de la historia que hacen la tradición de los pueblos, estando sus orígenes y su evolución llenos de fervor y pasión.
La bandera paraguaya: ante ella sentimos latir nuestros corazones inspirados por el intenso afecto que origina todo lo que se refiere al suelo donde hemos nacido.
Consta de tres colores y debido a esta circunstancia se la suele llamar también bandera o pabellón tricolor. Dichos colores son por su orden y comenzando de la parte superior, el rojo, el blanco y el azul, dispuestos en fajas paralelas, horizontalmente.
En los días patrios verán flamear la bandera nacional en todas las instituciones públicas, las cuales por revestir este carácter, deben usarla con el escudo paraguayo.
Veréis también a los distintos cuerpos militares ostentarla con aire marcial en todas sus maniobras y finalmente en todos los sitios de legítimo regocijo público, tendrán la oportunidad de divisar nuestra enseña tricolor, ante la que todos debemos descubrirnos con respeto.
El uso del pabellón paraguayo fue decretado por un congreso de cuatrocientos diputados, convocados el 25 de Noviembre de 1842 durante la administración consular de don Carlos Antonio López y don Mariano Roque Alonso lisie es, en breve síntesis, el origen de nuestra bandera.
Todas las naciones, del mundo tienen sus respectivas banderas, objeto del culto grandioso del amor patrio.
Uno de los más sagrados deberes de todo patriota es amar la bandera de su nación. Y, cumpliendo con este deber, nos hacemos dignos de la herencia de nuestros mayores.
CAPÍTULO II
PABELLÓN NACIONAL DE LA REPÚBLICA
Nuestra actual Constitución Nacional, comulgada en junio de 1992, en su Artículo 139, refiriéndose a los símbolos nacionales dice:
Son símbolos de la República del Paraguay:
1. el Pabellón de la República;
2. el Sello Nacional, y
3. el Himno Nacional.
La ley reglamentará las características (los símbolos de la República no previstos en la resolución del Congreso General Extraordinario del 25 de noviembre de 1842, y determinará su uso.
Resolución del Congreso General Extraordinario de 1842
Art. 1. — El Soberano Congreso General extraordinario de la República del Paraguay declara solemnemente, manda y ordena que el pabellón de la República sea el mismo que hasta aquí ha tenido la Nación, con las variaciones convenientes, esto es, una bandera compuesta de tres fajas horizontales, colorada, blanca y azul. De un lado el Escudo Nacional, con una palma y una oliva entrelazadas en el vértice y abierta en la superficie; resaltando en el medio de ellas una estrella. En la orla una inscripción distribuida que dice República del Paraguay. En el lado opuesto, un círculo con la inscripción Paz y Justicia, y en el centro, un león en la base del símbolo de la Libertad.
2. — En todas las plazas, fuertes, campamentos y fortalezas de la República, como en los buques de guerra y en los de la propiedad de los hijos del país, no se enarbolará otro pabellón que el que queda demarcado y declarado como Pabellón Nacional.
3. — En la misma forma declara, manda y ordena que el sello nacional sea el mismo usado hasta aquí, y descrito en el Artículo Primero, bajo el jeroglífico de una palma, y una oliva, una estrella en el centro, y la inscripción orlada de República del Paraguay y, para sello de Hacienda el símbolo de la libertad y los demás contenidos en el Art. Primero de Paz y Justicia, en el centro y República del Paraguay en la orla.
4. — Comuníquese al Gobierno de la República para su conocimiento y publicación, debiendo también comunicarlo oficialmente a los Gobiernos circunvecinos de la Confederación Argentina, y demás a quienes corresponda.
Dada en la sala de sesiones del Soberano Congreso General Extraordinario en el templo de la Encarnación. En Asunción, capital de la República del Paraguay a los veinte y cinco días del mes de noviembre de mil ochocientos cuarenta y dos.
(Firman)
Carlos Antonio López
Presidente Soberano del Congreso Gral.
Mariano Roque Alonso
Secretario del Congreso Gral.
— Y para que llegue noticia de todos, publíquese y comuníquese a quien corresponda, fijándose copias en los lugares de estilo y despáchense testimonios a las villas, departamento y partidos de esta jurisdicción: dada en la Asunción, Capital de la República del Paraguay a 28 de Noviembre de 1842. — Carlos Antonio López, Presidente Soberano del Congreso Gral.—Mariano Roque Alonso, Secretario del Congreso Gral.— Benito Martínez Varela, Secretario interino del Supremo Gobierno.
Nota: Archivo Nacional, sección histórica.
La Tricolor, según el Congreso de 1842
El Congreso del año 1842, el que ratificó la independencia del Paraguay, estableció los mismos colores para la bandera nacional, pero sin cuidarse ya de que el blanco fuese el doble del ancho de los dos colores; y con la variante de que debe llevar, de un lado, el Escudo Nacional compuesto de una palma y una oliva entrelazadas, en cuyo vértice resalta la estrella matutina y la inscripción República del Paraguay, distribuida en la orla. Del otro lado, el Escudo de Hacienda, compuesto de un león con el símbolo de la libertad, sostenido por una pica y la inscripción de «Paz y Justicia», en lugar de «Libertad y Justicia», como más se avenía a los símbolos que ostentara, palabras que, como divisa, están escritas en el himno.
Ateniéndonos al origen y a la ley del año 1842, los colores de la bandera, dispuestos horizontalmente, debieron ser primarios: colorado (rojo), blanco y azul; y, hubiera sido mejor conservar la faja blanca del medio más ancha, el doble que las otras. Así se diferenciaría mejor de su símil la holandesa.
Pero, la forma y los colores están ya consagrados por un centenar de años y cantados por los poetas en estrofas inmortales como: "el tricolor más bello que existe; de color fuego, nieve y cielo". O, "del rubí, diamante y zafiro".
Geografía del Pabellón y Sello Nacional
Por Héctor F. Decoud
El Pabellón Nacional de la República del Paraguay, sus colores y atributos, según dispuso el Soberano Congreso General Extraordinario reunido el 25 de Noviembre de 1842:
La bandera es de forma cuadrilonga y compuesta de tres fajas: colorada, blanca y azul, iguales y horizontales.
— Aun cuando el Congreso no determinó las dimensiones de la bandera, el tamaño generalmente empleado es de 5 metros de largo, por 2.70 de, ancho teniendo 90 centímetros cada faja de colores.
En el centro de la bandera figuran de un lado el Escudo Nacional con una palma y una oliva entrelazadas en el vértice y abiertas en la superficie, resaltando en medio de ellas una estrella, y en la orla la inscripción República del Paraguay, y en el lado opuesto, un círculo con la inscripción Paz y Justicia y en el centro un león sentado en la base del símbolo de la libertad, o sea al pie de una pica que sostiene en la extremidad superior el gorro frigio.
-La bandera con su correspondiente escudo es la que se enarbola en las plazas, puertos, campamentos, fortalezas y navíos de la República.
El sello nacional a tinta o para lacre, es el mismo descrito del escudo del primer lado; y para sello de hacienda, el del lado opuesto y República del Paraguay en la orla.
Escudos del Pabellón Nacional
(Direcciones prácticas para las enseñanzas)
La Bandera paraguaya carga con dos escudos nacionales; el Oficial en el anverso y el de Hacienda en el reverso.
Conforme a los preceptos heráldicos, nuestros escudos son de los más dignos, tratándose en el concierto internacional de occidente, de unas así llamadas «Armas Puras»; por componer con los atributos de esos dos escudos nacionales, unos blasones con «alma y vida», que resulta cuando se presenta la divisa o lema en forma de leyenda y al mismo tiempo se la expresa de manera simbólica, es decir que, a «Paz y Justicia» inscripta en el escudo del reverso del Pabellón paraguayo se asocia la alegórica oliva y palma del anverso, que en ese orden también simbolizan Paz y Justicia.
Si nos fijamos todavía en el texto de nuestra Constitución, corroboraremos que la forma exterior de nuestros escudos es circular, y que la Corona de Ovación compuesta por la palma y la oliva, como también el título nacional son empleados únicamente en el Escudo Oficial del anverso de la Bandera Nacional.
Se constata igualmente que la palma y la oliva no son así a secas dos ramas separadas representando cada una de ellas únicamente una simbología independiente, y por el contrario ellas conforman la Corona de Ovación instituida en nuestro blasón al valor y hazañas militares del pueblo paraguayo.
La Corona de Ovación en sí es netamente una figura heráldica, siendo Insignia Honorífica y de Dignidad, en todo escudo que la ostente.
El Escudo Oficial del anverso de nuestro Pabellón Patrio carga además con una Pieza Honorífica de Primer Grado, cual es la ORLA; pieza heráldica compuesta de dos círculos concéntricos, puesta dentro del escudo y separada de sus bordes por otra tanta distancia como ella tiene de ancho. En esta pieza heráldica, nuestra Carta Magna manda colocar el Título Nacional República del Paraguay.
Conociéndose que la Orla simboliza «Protección» y que se trata de una pieza heráldica honorífica, comprendemos entonces que la Orla es la Protección Honorífica al Título Nacional.
En el centro el Escudo Oficial trae una estrella de cinco puntas. Si fuera de más o menos puntas debiera estar expresamente indicado en el documento de su institución.
Si se trata de dar una lección sobre el Escudo Nacional, para que su enseñanza resulte educativa y forme patrióticas ideas en el espíritu del joven será conveniente, antes de llamar su atención sobre el expresado emblema, someter su acción indagadora al estudio de cada uno de los diversos elementos que lo constituye; es decir, dar noticias separadas acerca de la elipse, de la rama de olivo, de la palma; sobre el león, la pica, el gorro, la estrella y sobre las mágicas palabras "Paz y Justicia". El día del estudio, considerando siempre que esta enseñanza formará parte de uno de los grandes recuerdos cívicos del alumno, el maestro procederá así, empezando por:
LA ELIPSE o CÍRCULO
El circulado, compuesto por los tres círculos concéntricos del escudo, simbolizan la Eternidad y la Perfección, por no conocérsele al círculo, principio ni fin. Algunos estudiosos de la heráldica, Pussineri y Rosembeck, afirman que el color rojo en el circulado es una adulteración, cosa que merece un debate o estudio en el ámbito de los historiadores.
Suponiendo que esta lección se da en una institución educativa, el maestro o maestra presentará a la clase, dibujadas en el pizarrón varias figuras limitadas por curvas, como ser: círculos o elipses, óvalos y ovoides. Hará notar sus diferencias y analogías, llamando la atención, especialmente, sobre elipse, haciendo ver que de las curvas cerradas es la más graciosa y que su aplicación está generalizada en casi la mayor parte de los escudos de las naciones americanas. En seguida se procederá a enseñarles su construcción con limpieza y exactitud. Se les hará observar también que hay otra figura muy semejante a la elipse, que es la llamada óvalo, pero que sus contornos no son tan proporcionados, ni tan elegantes como los de la elipse. Dominado este punto se pasará a dar noticias sobre la corona de ovación.
La Corona de Ovación es símbolo de honor y de dignidad, instituida al valor y hazaña militares del pueblo paraguayo, está compuesto de:
EL OLIVO
El olivo es símbolo de paz, fama, sabiduría, incorruptibilidad y reconciliación.
Para tratar este punto se necesitan: unas ramas de olivo, aunque sean secas, o unas aceitunas y un frasco con aceite de dicha fruta.
El educador, si es posible, desplegará ante la vista de sus discípulos un buen mapa de Europa e indicando las región bañadas por el Mediterráneo, les hará notar que las costas de las regiones meridionales de España, Francia, Italia y Grecia están acariciadas por las aguas de ese inmenso mar, que lo surcan y las surcaron naves de todas clases, desde los tiempos más remotos, dirigidas por hombres de grandes energías que llevaron sus costumbres, su industria, su comercio y otros elementos de civilización a desconocidas regiones.
Que algunos de esos hombres, habiendo descubierto la puerta del Mediterráneo o sea el estrecho de Gibraltar, se lanzaron al Atlántico y descubrieron nuestro continente hoy llamado América. Ellos, los conquistadores, exponiendo sus vidas dominaron a los aborígenes y, al propagarse, fundando sus hogares, dieron origen a la clase social llamada criolla, que más tarde recuperó sus derechos al proclamar y conseguir su independencia,
Volviendo a las regiones del Mediterráneo, se les dirá a los niños que la Andalucía, la Provenza, Niza, las provincias napolitanas y sicilianas, la isla de Corfú, la Mesenia y la Laconia (lugares cuya posición se indicará en el mapa con precisión) contienen inmensos olivares, compuestos de millones de plantas, de cuyo fruto, que también se come, se extrae el afamado aceite de oliva, que se exporta a los países donde no existe esa planta; obteniéndose con su venta enormes ganancias, que contribuyeron a la riqueza de esas regiones.
Parece que el olivo, por ser la planta de la cual todos esos pueblos recogían tantas ventajas, vino a ser para ellos como un símbolo de paz y por consiguiente de abundancia y así nos dice también la historia que, Noé, cuando después del diluvio vio volver la paloma que había mandado para imponerse si habían bajado las aguas, con una rama de olivo en el pico, interpretó la traída de esa rama, como una señal de paz entre los elementos de la naturaleza y los hombres.
LA PALMA
La palma es símbolo de justicia, victoria, elocuencia, martirio y amor.
Haciendo uso del mismo mapa de Europa, se mostrara nuevamente el Mediterráneo y llamando la atención sobre la costa asiática que baña dicho mar, manifestarles que todas esas regiones están cubiertas de palmares. Que la palma es una planta valiosísima que presta hogar, vestido y alimento a los naturales de toda esa inmensa comarca y que a más por su belleza y altivez hizo concebir a los antiguos que sus ramas podrían simbolizar el triunfo y la victoria; pues sabemos que los habitantes de Jerusalén, en masa, acudieron con palmas en la mano para ostentar su triunfo por la entrada de Jesús a la ciudad a la que iba para dirigir al pueblo sus moralizadoras palabras. Desde entonces la palma simboliza la victoria en la mayor parte de los pueblos civilizados.
REPÚBLICA DEL PARAGUAY
República del Paraguay es la inscripción que representa a nuestro país, y en su color metal oro, se simboliza el poder, la grandeza de la nación, su esplendor, la soberanía, pureza, gloria y prosperidad.
EL GORRO FRIGIO
El gorro frigio es símbolo de libertad y carácter
Siempre teniendo a la vista el mapa de Europa y llamando otra vez la atención sobre el Mediterráneo, se indicará la región ocupada por el Asia menor y mostrando el centro de dicha región, se les dirá a los estudiantes que allí hubo un país que se llamó Frigia. Sus habitantes, los frigios, pertenecían a una tribu de los pelasgos, en la región que actualmente corresponde a Turquía, y constituían uno de los pueblos más antiguos del que nos habla la historia. Los pelasgos, en época muy remota, habían ocupado Grecia, el Archipiélago de Asia menor e Italia. Los frigios, envidiados por su prosperidad, fueron invadidos por sus avariciosos vecinos; pero después de ásperas luchas con los hombres de las tribus invasoras que quisieron conquistarlos, obtuvieron su independencia, su completa libertad.
Una de las prendas características del traje nacional de los frigios era un gorro rojo de una forma particular (como éste, mostrando el gorro de la libertad) que algunas naciones modernas como la Paraguaya y la Argentina han adoptado como emblemas de su libertad.
EL LEÓN
El león aparece en el reverso de nuestro pabellón y, aunque es el de Hacienda, simboliza la bravura, la fuerza, la grandeza de ánimo, la soberanía, el mando, el coraje, la vigilancia, la magnanimidad y el valor. Representa al pueblo paraguayo, soldado dispuesto a luchar con bravura para defender la independencia de su patria y su libertad.
Mostrando su representación plástica o pictórica, se indicará en el mapa las regiones del África, de donde es originario el león. Se le hablará de su bravura, y de su aspecto imponente, refiriendo alguna de las muchas anécdotas que corren por ahí, tendientes a demostrar su nobleza y su desinterés que rivalizan con su fuerza por lo que se coloca con mucha razón a la cabeza del reino animal.
Un pueblo enérgico, bravo y noble, como el pueblo paraguayo, puede compararse con acierto con el león que es el emblema de esas elevadas y hermosas cualidades.
LA ESTRELLA
La estrella es símbolo de esperanza, de aspiración de cosas superiores, augurio de buen suceso en una empresa arriesgada u acciones sublimes en bien de la patria; de fortuna y de luminoso futuro para la heredad. La estrella matutina, también, recuerda a la que iluminó la gesta libertadora del 14 y 15 de Mayo de 1811, gesta que dio la independencia al Paraguay.
Por otro lado, la estrella es símbolo o emblema de algo que se destaca entre todas las cosas que las rodean. Una nación, que se forma en una región, como la República del Paraguay, en el retazo de la América mayormente favorecido por los dones de la naturaleza, donde todo es grandioso: sus ríos, sus árboles, sus campos, sus valles, sus sierras, sus lagos y cascadas; bien pueden compararse a una estrella por el esplendor que derraman sus riquezas inagotables.
El azul que rodea a la estrella - como cielo-, simboliza el amor a la Patria, la nobleza, la lealtad, la virtud y la dignidad.
PAZ Y JUSTICIA
Paz y Justicia es el lema que trasunta la concordia, la tranquilidad, el derecho, la incorruptibilidad, la equidad y la lealtad entre los ciudadanos y que favorece el desarrollo económico y social de nuestro pueblo.
Las guerras que los conquistadores del Paraguay sostuvieron con los indígenas - los nativos con los conquistadores-; las que el pueblo paraguayo sostuvo contra tres naciones poderosas, por causas que son del dominio de la historia y, el conflicto armado que mantuvo el Paraguay con la hermana República de Bolivia, liaren que la nación guaraní valore profundamente la paz. La paz que es consecuencia de la justicia. Los grandes pensadores contemporáneos condenan la guerra, porque entraña la más odiosa de las injusticias, pues despoja a todos de sus legítimos derechos.
Después de dar al joven estas ligeras nociones sobre los diversos emblemas del Escudo Nacional, su presentación en los días de los grandes aniversarios de la patria, será para él y para ella una verdadera revelación, pues le hará deducir inmediatamente sus diversos significados y simbolismos llegando a la conclusión de que los hombres que lo dispusieron en el Congreso General Extraordinario celebrado el 25 de Noviembre de 1842, fueron de aquellos cuyas almas se sobreponen a todas las ambiciones personales, que tan generalmente agitan al hombre en su ruta por la vida; para no tener más ideal ni más deseos que el bien supremo de la Patria.
EL CETRO o El BASTÓN DE MANDO
Por último, entre los símbolos nacionales encontramos El Bastón de Mando. Cuando un hombre por sus buenas cualidades llega a poseer el gobierno en un país, ya como presidente, como rey, emperador o zar, se le entrega un bastón de material precioso y obra artística que simboliza el mando, el poder que se le entrega para que lo desempeñe con justicia y con benevolencia.
Nota: Los datos que proceden están basados en la Revista de Instrucción Primaria del año 1903 y son debidos a la pluma de la señora Corina Echenique, cuya actuación educacional en el país, merece nuestro reconocimiento.
A la bandera paraguaya (1)
Por Ortiz Guerrero
Ante tu altar, sagrado pabellón,
tus hijos se inclinan reverentes
y luego, todos alzan la frente
para entonar con fragor canción.
Fuiste soberbia en la batalla,
y flameaste aún con más valor,
no demostrando mínimo temor,
al seco crujir de la metralla.
Desde Riachuelo hasta Cerro Corá,
desafiaste al plomo homicida,
y por tu frente siempre erguida
te miraron con envidia los Kambá.
En Curupayty, jornada brillante,
obtuviste estupenda victoria
y el mundo entero a su memoria,
saluda en ti, a la nación valiente.
En Rubio Ñu, fuiste mantenida,
por heroicas legiones infantiles,
y en frente tuyo, hombres, miles
que ambicionaban verte rendida.
Y en este día, oh, bandera inmaculada,
paño sagrado de mi predilección,
en esta fecha para ti consagrada
de rodillas te rezo mi cálida oración.
PATRIA
Por Aurelio Berro
¿Qué es la patria—ese nombre misterioso
Que acude a nuestro labio sin cesar,
Y que, dulce a la vez y prestigioso,
Mentes y corazones mueve al par
¿Es una sombra, un vano pensamiento
Al que presta color una ilusión?
¿Es una aberración del sentimiento
O un delirio, no más, de la razón?
………………
La patria es el lugar de nuestra cuna
La sonrisa primera del placer
Y la primera lágrima importuna
Que la pena primera hizo verter.
Patria es la brisa a cuyo caro aliento
Se abre dos veces la primera flor:
La flor de nuestra mente—el pensamiento
La flor de nuestra vida—el casto amor
La patria es, rica o pobre, la morada
Cuyo techo en la infancia nos cubrió;
El primer beso de la madre amada,
Y el último suspiro que exhaló
La patria es amistad, es alegría,
Recuerdo, pensamiento y porvenir;
Es sol de amores que no taza el día,
Pues no cesa en la noche de lucir
La patria es más; es el terrón de suelo
De donde alzamos, del misterio en pos,
La primera mirada para el cielo
A cruzarla en la luz con la de Dios
Y símbolo de patria es la bandera
Que el más honrado guardará en la lid,
Ceñida al brazo, aunque luchando muera
Cual hiedra fuerte a la tronchada vid.
¡Qué linda es mi bandera!
Por Mauricio Cardozo Ocampo
I
Bandera de mi patria tan querida,
Bandera de mi cielo guaraní
Emblema sacrosanto de mi vida
Sabremos defenderte hasta morir.
Enseña tricolor de mis amores
En ti se representa la heredad:
El rojo simboliza la justicia
el blanco la paz y el azul la libertad.
Qué linda es mi bandera paraguaya
a su sombra generosa sueño la felicidad.
II
En el escudo ostenta un gorro frigio,
dice: paz y justicia y un gallardo león.
En el reverso, la palma y el olivo,
la estrella de bonanza, simbolizan mi nación.
III
Los Yegros, Dr. Francia y Caballero,
velaron tu nacer en mayo aquel,
Iturbe, Molas, Troche y otros héroes
Sus esfuerzos ofrendaron a tus pies.
Los López contemplaron orgullosos
surcar en el progreso tu flamear.
El Mariscal de acero dio su vida,
Defendiendo hasta la muerte a su amado Paraguay
El temple de tus hijos, mi bandera,
Tornará la dicha plena a mi hermoso Paraguay.
Che retã ahoja
Yvoty pytã, jazmín Paraguay hendive azucena
ombyatýje ohóvo pe Juana de Lara ha omyapesã
ha'e ogueraha oikóma haguá tricolor bandera
ha upéva ku hína ñande jarekóva tetã ahoja.
14 de mayo pyhare pytévo ipúma campana
pe aoanunciáva jarekomaha ñande libertad
opyta haguã ñande Paraguay libre, soberano
ha ñande poyvi oñuambaitéma ko ñane retã.
Estribillo
Pytã, morotĩ, hovy, ñane retã ahoja
rasaitéma ko iporã po'ápe ijapopyre
ndajahechái mamove ha'éicha imomoramby
ñande py'a ombohory ñande yvotygui guare.
Loor a los héroes pe mil ochocientos once-pe guaréva
Rodríguez de Francia, Caballero, Iturbe, Molas, Bogarín,
pe Juana de Lara, Yegros, Troche y Molas ha ambue
oimevéva ndohejái jaiko ko ñane retáme ñañeñapytĩ.
Estribillo
Pytã, morotĩ, hovy...
Letra: Tito Cabrera Giménez
Música: Wilma Ferreira
(De Memoria viva, de Mario Rubén Álvarez)
HIMNO A LA BANDERA
Presentado a consideración del Consejo Nacional de Educación
POR HÉCTOR L. BARRIOS (1912)
Coro
¡Salve, hermosa, gallarda bandera,
Salve sacro pendón tricolor,
Como niños, sabremos amarte,
Como hombres, cubrirte de honor!
En tu día resuenen los ecos,
Los preludios de un himno triunfal
Bajo el techo feliz de la Escuela
Donde tienes un solio inmortal.
De un pasado eres página bella,
Allí un siglo su historia escribió
Y, hermanado a tus franjas augustas,
El honor paraguayo quedó.
En los brazos del héroe corriste
De la Patria la abierta extensión,
Cosechando laureles al paso,
Que son hoy paraguayo blasón.
A los aires despliega tu paño,
Nadie intente tu gloria eclipsar,
¡Ay, de aquel que tentare imprudente
Tu sagrada pureza manchar!
Saludemos en ti a los varones
Que nos dieron gloriosa nación
Y en armónico son, entusiastas,
Entonemos vibrante canción.
En tu día resuenen los ecos,
Los preludios de un himno triunfal
Bajo el techo feliz de la Escuela,
Donde tienen un solio inmortal
LA BANDERA PARAGUAYA
(De "Mi Primer Libro", inicios de 1900)
¡Qué hermosa es la bandera de mi patria!
Tiene tres listas dispuestas a lo largo.
La lista superior es colorada; la inferior, azul;
y la del medio blanca.
Cuando ondea, acariciada por el viento, parece
que llama a los paraguayos para unirlos en
fraternal abrazo.
Quiero portarme bien y estudiar mucho; así
seré mas útil a mi familia y a mi patria.
¡Viva la bandera paraguaya!
¡Viva la República del Paraguay!
A MI BANDERA
(De “La Lira del Niño”, inicios de 1900)
Postrado ante ti quiero tus glorias inmortales
Frenético ensalzarlas, hermoso pabellón,
Con el harpado acento que tienen los zorzales,
Con todo lo más grande que agita el corazón.
De todos nuestros lauros tú formas el conjunto,
Pues eres de la Patria fantástica visión
De toda nuestra Historia magnifico trasunto
De todo lo más bello la cálida expresión.
Tú evocas de los héroes los manes venerados
La dicha y la amargura de nuestro esforzado ayer.
Parece que surgieran en ti nuestros soldados
Y la ternura inmensa, sin par de la mujer.
En valles y colinas, en ríos y montañas
Ufana tremolaste simbólica deidad,
Y en brazos del valiente tuvieron tus hazañas
El timbre más solemne de altiva majestad.
Bandera de mis sueños, oh, cuánto yo te adoro;
Herencia de mis padres, emblema del valor:
Prometo darte todo mi pálido tesoro
Mis tórridas ternuras, la vida y el honor
AL PARAGUAY
(De "La Lira del Niño", inicios de 1900)
De aromas rebosando y de color.
Arrullado por músicas triunfales
Te meces en los ámbitos australes
De la faja de luz del Ecuador.
Ninguno, como tú, sufrió el dolor,
Ninguno, como tú, calló sus males
Y llevó a las regiones inmortales
Los ímpetus extremos del valor.
¿Y habrá de ser eterno tu tormento?
¿Por siempre llevarás la frente mustia?
¡No! que jamás fue eterno el sufrimiento.
Erguido en las tormentas de tu angustia,
Despliega por los aires tus pendones
Para asombro y honor de las naciones.
LA BANDERA
Por Salvador Rueda, 1912
La bandera está tejida con mil hilos delicados
De las almas y las sangres por la patria entresacados:
Es un palio enriquecido por la gloria y el honor
Es un tul de hebras tejidas con divinos sentimientos,
Es un lienzo recamado de sublimes pensamientos
Es un paño todo espíritu y es un velo todo amor.
En un hilo está la pena y está en otro la alegría
En un hilo está la ciencia y está en otro la poesía
Vibra en este el entusiasmo y en aquel llora la cruz,
Uno abriga el heroísmo, otro encierra la venganza
Otro esconde lo inefable, otro oculta la esperanza
¡Y todos son cordajes de un gran órgano de luz!
Como ruecas misteriosas los ardientes corazones
Hilan, hilan la bandera con activas pulsaciones
Y al impulso de la patria nunca cesan de gritar
Y su curso rotativa, cada ovillo rueda y rueda
Y cual tejen los gusanos el capullo de la seda
Va tramándose la randa con las hebras del telar.
Toman parte cien mil usos en la malla del bordado,
Y cien mil devanaderas en el rítmico trenzado
Que un sutil hilo recibe desde cada corazón
Las corrientes de hebras rudas van labrando el velo rico
Y cual prende un haz de rayos en su extremo un abanico
En un haz tiene prendida la bandera a la nación.
A ese velo de la patria intercalan como flores
Sus espíritus las vírgenes, los mancebos sus ardores
La niñez sus santos coros, su alegría y su candor;
Los soldados sus hazañas, sus laureles y sus rosas
Y la anciana que recita tradiciones milagrosas
Sus arrugas consagradas y sus lágrimas de amor.
La bandera es evangelio por la estirpe consagrado
En el lienzo de sus glorias en el viento desplegado
El relato de sus triunfos su grandioso porvenir
La bandera es nuestra vida, nuestra enseña prodigiosa
Nuestro amigo, nuestro hermano, nuestra madre, nuestra esposa
Y el sudario donde envueltos hemos todos de morir.
La bandera es nuestra frente, nuestro pecho, nuestra mano
Todo sabio, todo artista, todo niño, todo anciano
A padre y madre bendecimos y ella ondula entre los dos
Quien la ultraje a sí se ultraja, quien la eleve a sí se eleva
Quien su honor al sol levanta su virtud en alto lleva
Quien la manche a sí se mancha, quien la bese, besa a Dios.
En un hilo está la pena y está en otro la alegría
En un hilo está la ciencia y está en otro la poesía,
Vibra en este el entusiasmo y en aquel llora la cruz,
Uno abriga el heroísmo, otro encierra la venganza
Otro esconde lo inefable, otro oculta la esperanza
¡Y son todos el cordaje de un gran órgano de luz!
A MI PATRIA
Por Juan E. O'Leary, 1914
Soberbia cual la palma en la llanura
Sintiendo hasta la tierra estremecida
Sufriste la tormenta embravecida
Que ciega, marchitara tu hermosura.
Tus hijos combatiendo con bravura
Al pie de tu bandera no rendida,
Cayeron con la frente siempre erguida,
Altivos en la inmensa desventura.
Cayeron..., y en sepulcros tus ciudades
Se trocaron y en mudas soledades
Más ¡ay! como la triste madreselva
Que brota entre las tumbas y las ruinas
Así, patria, te erguiste inmaculada
Por la fama y la gloria coronada.
LOS COLORES DE LA BANDERA
(Fragmento de una obra para niñas,
de la Revista de Instrucción Primaria, inicios de 1900)
Rojo — Hola ¡tú por aquí sobre la tierra!
Azul — Y tú siempre siguiéndome importuna
Tú enrojeces mis nubes cual si guerra
Te me aparentas siempre con fortuna.
Tú me inspiras horror: tú eres la sangre
Que corres en las contiendas fratricidas.
Rojo — Y tú me inspiras tedio, porque eres,
Dando color al cielo, una mentira.
En cambio yo soy la rosa
De corola purpurina
Y es el clavel que yo tiño
El que más encanto inspira
Yo estoy en todas las flores
Y para todos soy dicha
Que en las mujeres hermosas
Soy la boca y la mejilla.
Cuando yo enciendo a la aurora
Las ligeras nubecillas
En vez de dañarte, borro
Tu eterna monotonía;
Soy el pudor que hermosea
El semblante de las niñas
Y el amor que estalla ardiente
Con radiaciones divinas,
Y siendo el amor ¡soy todo!
Calor y luz de la vida.
Soy más aún mis destellos
Majestuosos simbolizan
La bravura que en las lides
Enaltece y glorifica.
Azul — Pero hay rasgos detestables
Que tu presunción olvida.
Sé que estás en los corales
Como riqueza escondida
Y en las flores más preciadas
Y en las más hermosas niñas.
Pero también eres odio
Eres la bandera indigna
Que la maldad enarbola
En el motín y la ruina
Y si en la guerra eres sangre
No eres la que vivifica
Sino que destruye y mata
Y hogar y patria aniquila.
Yo en cambio soy la nobleza
Y en la extensión infinita
Del firmamento cerúleo
Estoy marcando tranquila
A la mente de los hombres
El «más allá» de la vida
Yo soy la pureza en el alma
Y dulzura en las pupilas
Castidad en las doncellas
Y en todos bondad y dicha
Tú eres ornato de guerra
Yo soy fresca divina
Tú eres militar arreo
Y yo el manto de María.
Rojo— Yo soy el patriotismo
Azul— Yo soy la caridad
Rojo— Yo soy el heroísmo
Azul— Yo soy el ideal
Rojo— Pero yo soy la gloria
Azul— Pues yo la libertad
Rojo— Tu libertad es falsa
Azul— Tu gloria no es feraz
Blanco— ¿Por qué tanta disputa?
¡Hermanas, haya paz!
¿No comprendéis incauto que en discusión tan fútil
La eterna lucha estéril reproduciendo estáis
Las luchas fratricidas de intolerancia torpe
Que la virtud ajena ignora y hiere al país?
Son varios los colores que brillan en el iris
Y cuando surge el iris es de la lucha en pos:
Porque ha chocado el rayo de luz contra la nube
O el río con la roca del salto rugidor
Pero la luz es una y esencia suya el blanco
Color de los colores en que me ostento yo
Y es una la justicia cual la verdad es una
Uniendo a los hermanos mediante el corazón.
Amor eres ¡oh Rojo!
¡Oh Azul! eres pureza.
Pero yo soy unión.
Desde los azahares que enlazan a los novios
hasta la eucaristía en que yo enlazo a Dios.
Tú Rojo, aislada no haces el patrio emblema altivo.
¡Oh Azul!, el pabellón patriótico en ti no está.
En cambio yo os reúno y esplenden soberanas
La como verdadera enseña del bravo Paraguay.
PATRIA
(De Enrique Parodi, 1912. Fragmento)
Patria: nombre querido que en mis labios
Vibras con la expresión de una plegaria;
Y enciendes en mi pecho el entusiasmo
Y conmueves de amor toda mi alma.
Patria: jardín ameno, donde he pasado
Las placenteras horas de mi infancia,
Donde aprendí el lenguaje que el patriota
Articula en las horas de desgracia;
Patria: diosa querida de mi culto
Compendio de mi amor y mi esperanza;
Cuna del patriotismo y la hidalguía
Polonia de la tierra americana.
Yo, el más humilde de tus hijos todos,
Con sentimiento, ante tu altar iluminada
Vengo como un creyente, y orgulloso
A ofrendar estas mis flores a tus plantas.
Bien quisiera arrancar de tus vergeles,
Todas las más hermosas y preciadas,
Y dignas de tu frente y de tu gloria
Tejerte inmarcesible una guirnalda.
¡Oh! quién pudiera en cadenciosa estrofa
Copiar toda la luz de tus mañanas.
Reflejar de tu cielo la tersura
O imitar el rumor de tus cascadas.
Escalar esa cumbre inaccesible
De tus bellas, graníticas montañas;
Y casi junto al cielo, henchido el pecho,
Envolverte de un golpe en la mirada.
Reflejar todo el fuego que tus hijas
Llevan como un volcán dentro del alma,
De tus hijas que un día renovaron
La gloria de las madres espartanas.
De esa mujer que dentro del pecho encierra
Un corazón que la bondad proclama;
Y que en los días que la patria gime,
Sabe morir como el deber lo manda.
De esa mujer que el maternal cariño
Ahoga dentro el pecho resignada;
Para decir como Cornelia al hijo
Al partir para el campo de batalla:
Adiós, hijo querido, ¡a los combates
Marcha pues que la patria lo reclama
Mas no vuelvas a mí si es que tu frente
Ha quedado en la lucha mancillada!
De esa mujer cuyo modelo austero
En Juana de Arco nos exhibe Francia,
De las que tienes tantas, como astros
Atesora la bóveda estrellada
¡Patria: visión constante de mi mente,
Rayo de luz que vivifica mi alma.
Quisiera ser gigante y en mis brazos,
Tenerte para siempre aprisionada!
PATRIA
Por Leopoldo Díaz
¡Cómo vive, palpita y centellea
Ese nombre de patria bendecido!
Habita el corazón, late en la idea
Y arrulla con su cántico el oído!
Patria es el himno religioso y santo
Que se escucha del bosque en la espesura
Cuando tiende el crepúsculo su manto;
Patria es el nido de la selva oscura,
¡La primera oración, el primer canto!
Patria es trasunto del amor del cielo,
Patria es todo lo grande y lo fecundo
Que brilla como un astro sobre el suelo:
Es todo lo que irradia sobre el mundo,
¡Es sacrificio, abnegación, consuelo!
Ella en la amarga proscripción nos besa
Con luminosas ráfagas la mente,
A Pellico reanima en su tristeza,
A Tácito le da la fortaleza.
¡A Juvenal, su látigo valiente!
Cuando nos grita con su voz sagrada:
¡Arriba! ¡a combatir por el derecho!
Cada brazo viril blande una espada,
¡Un invencible muro es cada pecho!
Y si es preciso odiar—puesto que el odio
Es sublime virtud contra el tirano:
Un implacable Harmodio
La patria es nuestra madre cariñosa,
Germen de santa paz y de alegría
Visión de nuestros sueños luminosa,
Del pensamiento refulgente guía
Ella agita las cuerdas de la lira,
Ella estremece el alma del guerrero,
¡Es la Beatriz que con amor severo
El hondo canto de Alighieri inspira!
La patria es el hogar santificado
Por la fe, la pasión y el heroísmo,
Lazo que al porvenir une el pasado
Como puente de luz sobre el abismo.
La patria es el laurel, la patria es gloria,
Ella ciñe coronas al caído
Ella a Leónidas muerto y no venido
Hizo inmortal y lo entregó a la historia!
La patria es el hogar donde nacemos,
La patria es el rincón donde morimos;
La primera plegaria que aprendemos,
La caricia postrer que recibimos!
¡La patria es la bandera
Que cubre nuestra frente en la batalla
Y que flota a los vientos altanera
Entre el ronco silbar de la metralla!
LA PRIMERA DIVINA
por Rodolfo Menéndez
El susurro del favonio
que entre las flores expira;
el dulce son de la lira,
los trinos del ruiseñor,
no son tan gratos como la voz
de mi madre cuando eleva
su tierna plegaria a Dios.
El apacible murmullo de una tortuosa corriente,
que en su linfa transparente
el bello jardín retrata
con tal dulzura no llega al alma,
como la voz de mi madre
cuando bendice a la Patria.
Siento el ansia de ser libre,
si la mar o el cielo admiro;
o bien si mi vista, el giro
sigue al águila caudal;
mas es un culto
mi noble afán
al oír, oh madre mía,
de tus labios ¡Libertad!
Cuando por la Independencia
el pueblo empezó a luchar,
la divisa de su escudo
fue «Dios, Patria, Libertad».
A LA PATRIA
Por Manuel Acuña (Para niña)
Ante el recuerdo bendito
De aquella noche sagrada
En que la patria aherrojada
Rompió al fin su esclavitud;
Ante la dulce memoria
De aquella hora y de aquel día
Yo siento que en el alma mía
Canta algo como un laúd.
Yo siento que brota en flores
El huerto de mi ternura,
Que tiembla entre su espesura
La estrofa de una canción;
Y al sonoroso y ardiente
Murmurar de cada nota,
Siento algo grande que brota
Dentro de mi corazón.
¡Bendita noche de gloría
Que así mi espíritu agitas
Bendita entre las benditas
Noche de la libertad!
Hora de triunfo en que el pueblo
Al sol de la independencia
Dejó libre la conciencia
Rompiendo la oscuridad.
Yo te amo..., y al acercarme
Ante este altar de victoria
Donde la patria y la historia
Contemplan nuestro placer,
Yo vengo a unir al tributo
Que en darte la lira ensaya
Mi mente de paraguaya
Mi corazón de mujer.
A LA BANDERA PARAGUAYA
(De la Revista de Instrucción Primaria de 1912)
Tú serás de mi patria el caro emblema
De augusta libertad, de invicta gloria,
Y su frente ornarás cual la diadema
Más brillante y más bella de la historia.
Triunfante flamearás en los palacios,
Mecida en leves ondas por los vientos
Y cual reina del mundo en los espacios
Lucirás en los altos monumentos.
Triunfante llevarás tu poderío
Del Paraguay undoso a la región ignota
Ataviando gallarda algún navio
Que en vano airado el huracán azota.
Cual nuncio de victoria en la batalla
Del contrario serás rudo terror
Flameando entre lluvia de metralla
En medio del torrente atronador.
Para el infante que angustioso llora
A compás columpiándose en la cuna,
Del patrio amor serás la dulce aurora
Radiante y venturosa cual ninguna.
Página de oro de excelsa historia
Mi bella patria escribirá feliz,
Fúlgida aureola de paraguaya gloria,
Que ceñirá su sien de emperatriz.
Al mirarte, palpita entusiasmado
Mi ardiente corazón, bella bandera,
Puesto de hinojos y ante ti postrado
Te proclamo ante el mundo la primera.
Bajo tu santa insignia idolatrada
Cual león iracundo lucharé
Y con sangre a mi patria consagrada
Tus vividos colorea teñiré.
Si en la lucha cayeses prisionera,
En manos del valiente vencedor
Sin mancilla, arrancarte mi bandera,
Te juro por mi patria y por mi honor.
América, levanta, sí, levanta,
No llores más ¡oh patria adolorida!
Recibe esta bandera sacrosanta
¡Ella es tu libertad, patria querida!
MI PATRIA
Por Julio Herrera y Reissig
¡Oh Patria mía. Patria idolatrada
tuya es mi vida, amarte es mi deber;
Si quieres que yo sufra, el sufrimiento
será para mi espíritu un placer.
Si me pides que muera, la existencia
tranquila por tu gloria yo daré,
Que el vivir para amarte es una dicha
y el morir defendiéndote una ley!
A MI BANDERA (2)
Enseña hermosa, creación sublime
Adorada ficción que me alucinas,
Heroica santidad que resplandeces
En el foco de luz de mis retinas.
Tú eres aliento, inspiración y gloria,
Mágico encanto de genial tesoro;
¡Página blanca de inmortal recuerdo
sublime creación que tanto adoro!
¡Oh, enseña hermosa de la patria mía!
¡Oh dulce imagen, por la fe cantada!
Risueña aurora de fecunda lucha
En el altar del patriotismo alzada.
A tu sombra los héroes se agigantan
Henchidos de amor y patriotismo,
Despreciando en la cumbre toda gloria
Para hallarla en el fondo del abismo.
Y cuando en horas de amargura y llanto
La sombra de la guerra te envolvía
El terso luminar que siémpre ostentas,
En tu rosada faz resplandecía.
Ese mismo esplendor es el que baña
De grana y oro esta bendita tierra
Y el mismo, el esplendor que te corona
Bajo las dianas del clarín de guerra.
Página blanca de inmortal recuerdo
Adorada ficción que me alucinas,
Heroica santidad que resplandeces
En el foco de luz de mis retinas.
HIMNO A LA BENDERA
Por Cecilio Báez
Bandera de la patria, símbolo de la gloria,
Sus hijos te decimos con júbilo ¡salud!
¡Loor a la bandera, blasón de nuestra historia
Que es prenda sin mancilla de honor y de virtud!
Juntaron nuestros padres tres nítidos colores
Para formar con ellos la insignia nacional:
El tinte que arrebola del sol los resplandores.
El claro azul del Éter y el blanco virginal.
Con ella proclamaron la patria independencia,
Con ella saludaron a la alma libertad;
Más tarde los guerreros, en duelo sin clemencia,
Con ella conquistaron marcial celebridad.
La mente del poeta la sueña en su ufanía
De Humaitá sobre el templo flamígera ondular:
Y luego delirante la mira con porfía
Victoriosa en las vallas de Curupayty flotar.
De la lejana Coimbra sobre el firme baluarte
A favor de arduas lides, altanera flameó.
Por gestas inmortales la honró en el Yatái Duarte,
Y en el ancho Riachuelo, Cabral la sublimó.
Cual iris de bonanza que surge entre nublados,
Es signo de concordia la enseña tricolor;
Por ella se apaciguan los pechos conturbados
Y olvidan los rivales político rencor.
No en vano de los buenos será nuestra bandera
Oriflama de guerra, señal de hostilidad;
Es de su escudo el mote divisa pregonera
De paz y de justicia, de amor y humanidad.
Del estandarte patrio bajo la sombra amada
El extranjero es libre, del ciudadano al par;
Su vida es intangible, su propiedad sagrada
Y suya es esta tierra donde fundó su hogar.
II
La patria paraguaya, cual Palas Atenea,
Armada vino al mundo su fuero a conquistar;
Sus bravos paladines, en lucha gigantea
De gloria la cubrieron con brío singular.
Contra inicuos tiranos o un agresor extraño
El brazo del patriota pujante se armará;
Un pueblo altivo y digno, cuando recibe un daño
Por su honor y sus fueros, venganza clamará.
La patria en sus altares, cual ídolo pagano,
Reclama de sus hijos la vida en oblación;
El martirio del justo por el derecho humano
Consagra de los pueblos la cruenta adoración.
La ley santificada por Cristo en el Calvario
El lazo entre los hombres de unión estableció;
Más ellos desdeñaron el dogma igualitario
Y el ¡ay de los vencidos! al débil se aplicó.
El mundo americano, desde el alto Capitolio,
El pacto de concordia volvió a preconizar,
Y de absolutos reyes sobre el caduco solio
La libertad entonces comenzó a imperar.
Nuestro derecho santo contra enemigo artero
Juremos defenderlo con fuerte corazón;
Para lavar ultrajes es propio del guerrero
Alzar con férreos brazos el bélico pendón.
¿Qué es la vida sin la honra? La vida del villano
Que indigno vasallaje tributa a su señor;
A nadie rinde parias el libre ciudadano
Y encuentra preferible la muerte al deshonor.
¡Loor a la bandera, blasón de nuestra historia,
Que es prenda sin mancilla de honor y de virtud!
¡Loor a los varones que nos legaron gloria
Y patria redimida de vil esclavitud!
Agosto de 1914.
A MI BANDERA
Por Manuel Riquelme
A ti, bandera, símbolo con alma.
Alma de amor y de luciente gloria,
Sultana preferida de la palma
Y diosa libertad de larga historia;
A ti bandera de mi patria grande,
Sueño de luz ¡Oh! novia del poeta,
A tu fulgor su corazón se expande
Y es Romeo cantando a su Julieta;
A ti que eres el sol de mi ternura,
Nuncio de paz y de inmortal memoria,
Que tienes de las cumbres la blancura,
El nimbo azul y el rojo de la gloria;
A ti bandera de mi patria amada;
A ti se alza mi vez. ¡Ah! quién pudiera
Tenerte para siempre aprisionada,
¡Tú que eres entre todas, la primera!
Por ti el alma con ardor suspira
Porque llevas mi amor y mi cariño,
Por ti mi fe..., y para ti mi lira
Con la ternura férvida de un niño.
Tú vives y palpitas como el viento
Que dormita en las playas de los mares,
Tú eres arrullo, endecha y pensamiento
Para las almas llenas de pesares.
Eres oasis de palmar y olivos
Del perdido viajero en los desiertos,
Y trazas el camino de los vivos,
Con heroicos ejemplos de los muertos
Otros fueron contigo en la pelea...
Otros fueron contigo hasta la muerte. ..
Pero tu luz que el porvenir clarea.
Sobre sus huesos resplandores vierte
Si "morir es dormir". ..., ellos, hoy duermen
El sueño de la paz en plena gloria,
Mientras tus pliegues de la vida germen,
Nos cuentan las hazañas de su historia
¡Salve bandera de mi patria grande!
¡Sueño de luz ¡Oh! novia del poeta!
A tu fulgor su corazón se expande
Y es Romeo cantando a su Julieta
Doquier que vague fúlgida tu sombra
De universal concierto en la armonía,
Encontrarás un labio que te nombra
Y una mirada que te dice: "mía".
NOTAS
1. 14. de agosto de 1912, fecha consagrada a la bandera paraguaya. (Original, Cuaderno personal)
2. Revista de institución primaria 1912
3. Nota: Esta composición del doctor Báez la insertamos, tal cual apareció en "Liberal", del 5 de Septiembre
FUENTES
Diarios:
El Liberal (1912) y, El Orden (1931)
Libros:
Bogado Bordón, C. Manuel Ortiz Guerrero. Creadores del Bicentenario (2012) Asunción - Py
Pérez Acosta, Juan E Fechas y Emblemas Patrios del Paraguay (1988) Bs. As- Arg.
Ronnembeck Harold, Banderas (1985) Asunción-Py
Vargas peña, Benjamín. La Bandera del Paraguay - Asunción - Py
Del Archivo del compilador
Textos escolares:
Hojas de mayo, La Lira del Niño, Mi primer Libro (1900) Asunción
Py Revista de Instrucción Primaria (1912) Asunción - Py
Agradecimiento a: Fundación Ymaguare de imágenes y libros del Paraguay
INDICE
Introducción
Capítulo I
Capítulo II
Capítulo III
Capítulo IV
Capítulo V
Capítulo VI
Capítulo VII
Capítulo VIII
Fuentes
ENLACE INTERNO RELACIONADO
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