Para ir más allá de los fragmentos
Esta especie de conjunto de apuntes históricos sobre la familia –o, mejor, las familias– en el Paraguay es una invitación abierta a indagar con mayor profundidad y rigor en torno a las familias paraguayas, sus tiempos y sus lugares.
En esta suerte de borrador asoma, por ejemplo, con bastante claridad, que las narrativas sobre las familias se estructuraron, hasta por lo menos los años noventa del siglo pasado, en torno a una determinada concepción de la mujer y de la niñez. La mujer, como esposa y madre; y la niñez, como propiedad de la familia. Una vez que procesos históricos de gran complejidad abrieron las puertas a la autonomía de la mujer y, por lo tanto, a la posibilidad de decidir por sí misma con respecto a temas que van desde la elección de qué estudiar y dónde trabajar, hasta la de ser o no, y cuándo y con quién, madre, el ideal de familia elaborado por sectores tradicionalistas –entre los cuales, en la historia del Paraguay, la Iglesia católica jugó un papel no menor– se puso en cuestión y las reacciones, en general, fueron negativas hacia las mujeres.
Otro tanto cabe decir con respecto a la niñez. La idea de que los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y en derechos también conmovió los cimientos de la familia tradicional porque implicó revisar los presupuestos de la patria potestad. La antigua institución romana, basada en la idea de que todas las personas dependientes de un pater eran de su propiedad, al punto de que en los inicios de la institución este podía decidir sobre la vida y la muerte de aquellas, también quedó en entredicho. También la idea de que un niño o una niña son autónomos contraviene siglos de idea acumulada de “propiedad”: lo que cabe, a partir de la revisión de estos presupuestos, es pensar cómo puede la educación familiar, escolar, social, crear las condiciones para ejercer progresivamente, con dignidad, esa autonomía.
Aquí es preciso introducir una nota: la rigurosa institución romana fue, en parte, contenida y limitada por la influencia del cristianismo, especialmente en lo que se refiere al trato hacia las mujeres (no así al cambio en la condición sociojurídica de la misma, que en lo esencial no fue modificada en Occidente por siglos).
Y sin embargo…
Las realidades históricas de las familias paraguayas también son diversas. La mayor parte de las normas, leyes, reglas, instituciones y valores que recogimos en nuestras notas eran aplicables a una determinada población, ciertamente la que ejercía el poder, pero no siempre a la población mayoritaria del país.
Estas normas e instituciones están basadas en una visión normativa, moralizante, en el deber ser de una familia. Y cuando sus redactores no podían aceptar la existencia de otras realidades, las ignoraban, las invisibilizaban, las negaban o las degradaban. De ahí que se hayan considerado fracasos atribuibles, sobre todo, a las mujeres, las bajas tasas de nupcialidad, los nacimientos “ilegítimos” o, incluso, el abandono infantil.
La literatura de buena parte del siglo XX relaciona de manera determinista el hogar “incompleto” con la delincuencia, “los vicios”, y un interminable etcétera eminentemente negativo. Pero esta literatura es la voz disciplinante y normativa, no las voces de la realidad de familias extensas, encabezadas por mujeres, que crearon mecanismos de resiliencia, solidaridad y cuidado para la educación de niños y niñas, para la producción económica, para la creación de lazos afectivos e, incluso, cuando hizo falta, para levantar el conjunto de la economía del país. Las élites dirigentes históricas del Paraguay nunca se molestaron en comprender cómo era posible que este conjunto de “menores”, civilmente hablando, hubiese podido realizar semejantes proezas, ni pudieron pasar más allá de la “glorificación” a los derechos.
Fue más fácil apelar a la frase “el machismo es reproducido por las mujeres” que escuchar y comprender a las mujeres, a los niños y a las niñas. En el Congreso de Familia, Infancia y Juventud realizado en 1971, se lee, por ejemplo: “El criterio de la autosuficiencia de la mujer, de autovaloración y orgullo mal entendido hace que esta no solicite de los maridos transeúntes prestaciones de alimentos, vestidos, educación para los hijos, etc.”, dejando de lado el dato de la realidad de que en 1971 el acceso a la justicia para las mujeres era más que limitado, y que determinadas disposiciones legales (como los reclamos de paternidad) no favorecían para nada a los hijos.
En las conclusiones del mismo Congreso se menciona, entre otras, la siguiente: “7. Un rasgo cultural significativo es el rol preponderante de la mujer dentro de la familia con respecto a la educación de los hijos. También se observa una marcada sobrevaloración de los hijos varones por parte de las madres, en detrimento de sus hijas mujeres”; y “11. Es interesante destacar que los hijos abandonados por sus padres no disfrutan del derecho de alimentación que les asiste, a causa de un orgullo mal entendido de las madres que no lo solicitan”.
El silencio de los varones
Como los cambios institucionales en los conceptos tradicionales de familia están relacionados con profundos cambios sociales y económicos, sobre todo de la condición de las mujeres y de la niñez a través del tiempo, el papel de los varones queda doblemente relegado. Por una parte, relegado en los análisis sociales de género y, por otra, al asumir que todos los varones han sido y son urbanos, trabajadores dependientes o empresarios, escolarizados y, principalmente, moralmente irresponsables en la mayor parte de las descripciones. En todo tiempo, y en abstracto, el varón es sinónimo de poder, disciplina, productividad, paternidad, y quienes no ejercen esos valores también son cuestionados, o rechazados, ignorando también las condiciones socioeconómicas y culturales orientadas por valores distintos.
La historia también recoge elementos para repensar estos aspectos desde las levas militares desde la época colonial; el trabajo obligatorio; la violencia como elemento central, naturalizado, de la educación de los varones; la exclusividad, por décadas, de la participación y de las decisiones políticas; la migración para trabajar en obrajes, yerbales, campos de cultivo y hoy, además, en oficios; las exclusiones de los varones también de oportunidades de salud y educación, y todavía un más amplio campo de variables que influyen en las decisiones de los varones respecto de la familia. Los varones sin pareja, que encabezan hogares, también son una realidad muy poco conocida.
Y otros silencios
La historia de las instituciones es una historia formal, política, “documentada” como es de la preferencia de los cultores del fetiche del papel y la tinta. Es la historia de un mundo “normal”, “natural”. Sin embargo, esta concepción reduccionista de la historia y de la Historia ignora por completo que el pasado es una nota, un dato, complejo, múltiple, de variables que no siempre se identifican con propiedad a través del papel o del testimonio material tangible. La oralidad fue durante siglos el mecanismo de transmisión y generación de saberes por medio del diálogo y, como parte del quehacer del historiar, tiene el mismo valor y está sometida a las mismas reglas de la crítica que el documento.
Esta oralidad, sin embargo, es silenciada en los estudios sobre las familias en el Paraguay. Es más cómodo pensarla como un atributo negativo y, entonces, rechazarla como el canal de expresión de formas de entender y vivir en el mundo. Las familias en los pueblos indígenas y las cosmovisiones desde las que se integran son casi completamente desconocidas para el conjunto de la población, así como lo fueron, en su tiempo, familias de inmigrantes no católicos. Y, sin embargo, son parte de esta gran realidad que es el Paraguay.
Otro silencio a destacar es el que provino de la ausencia de representación de las mujeres. La mayor parte de las normas mencionadas se dio en contextos en que las mujeres carecían de representación política, que recién llegaría con la ley 704 de los Derechos Políticos de la Mujer, del 5 de julio de 1961. Las leyes civiles, particularmente, limitaban también sus oportunidades de organizarse para exigir derechos. Los pocos núcleos organizados eran de mujeres vinculadas a partidos políticos; otras mujeres, muy pocas, integraban sindicatos. En este último caso, las élites explotaban contra ellas el fantasma del comunismo, un peligro para la familia según la cartilla anticomunista entregada en las escuelas y utilizada desde 1937. No podemos abundar –dejamos a la investigación– sobre la naturaleza de las demandas de las mujeres que pudieron organizarse, pero muchas de ellas no alteraban roles tradicionales, sino que pedían protección eficaz para desempeñar los mismos.
Una nota sobre los datos
Cuando se releva información de hasta aproximadamente mediados del siglo XX, es importante tener en cuenta que las fuentes eran escasas y distintas a las actuales. Las partidas de nacimiento, las fe de bautismo, los registros de las escasas maternidades y la escasa capacidad institucional del Estado, las municipalidades, los organismos de salud, por lo general nos muestran cifras por debajo de la realidad.
A la escasa capacidad institucional debe agregarse también el desconocimiento, la falta de acceso e incluso la resistencia de la población a utilizar los registros vitales. Todo ello nos exige prudencia en el manejo de las fuentes y en la interpretación de la información que de ellas proviene. A todo ello se suma lo que señala el sociólogo Roberto Céspedes, quien realiza estudios en torno a los tipos de hogares familiares, el tamaño de los mismos y su jefatura: la escasez relativa de estudios sobre familia en el país.
Finalmente, pero por ahora…
… compartimos aquí los trabajos mencionados y utilizados en esta serie de notas que hoy termina:
Libros y artículos
-
Céspedes, Roberto. “Tipos de hogares y familias en el Paraguay (1982-2017)”, Revista ScientiAmericana, Vol. 9, No. 2, julio-diciembre 2022, Asunción.
-
Durán Estragó, Margarita; Telesca, Ignacio y Romano, Martín. Formación de la familia paraguaya, 2 volúmenes. Tiempo de Historia. Asunción, 2011, 2016.
-
Ferreira Gubetich, Hugo. Geografía del Paraguay, Asunción, 1957.
-
Frescura y Candia, Luis. Curso de Legislación del Trabajo, Asunción, 1940.
-
García, Emilio. Economía política, Asunción, 1942.
-
Jacquet, Alfredo. Problemas de la Tras-Guerra, Asunción, 1934.
-
Mosqueira, Silvano. Siluetas femeninas. Los españoles en el Paraguay. El ocaso de los grandes hombres, La Colmena, Asunción, 1930.
-
Potthast, Barbara. Amancebamiento y matrimonio en el Paraguay (siglo XIX). En línea en: https://books.openedition.org/ifea/4500?lang=es
-
Ritter, Rodolfo y Berthomier, Juan. Apuntes de economía política, Asunción, 1952.
-
Rivarola, Domingo. Apuntes para el estudio de la familia en el Paraguay, CPES, Asunción, 1994 (reedición).
-
Roniger, Luis; Sznajder, Mario y Sosnowski, Saúl. “Paraguay, exilio masivo y retorno selectivo”, revista del CESLA, Universidad de Varsovia, 2021.
-
Sosa, Estela Mary. “El exilio político de los pobladores de Carmen del Paraná-Colonia Fram (Paraguay) en la frontera argentina: Una mirada histórica desde la perspectiva de género”, ponencia en la I Jornadas de Trabajo sobre Exilios Políticos del Cono Sur en el siglo XX. Agendas, problemas y perspectivas conceptuales, UNLP, La Plata, 2012.
-
Velázquez Seiferheld, David. “’El peligro de caer en el hermafroditismo psíquico’”. Mujer y normas del Trabajo en el Paraguay 1938 – 1954”, Revista de Historia, Academia Paraguaya de la Historia, Asunción, 2021.
Publicaciones oficiales
-
Oficina Nacional de Estadística. Anuario Estadístico, Asunción, 1886.
-
Anales de la Universidad Nacional de Asunción, Año 1, No. 1, Imprenta Nacional, Asunción, 1936.
-
Departamento del Trabajo de los Estados Unidos. Informe sobre la situación de la mujer trabajadora en el Paraguay, 1946.
-
Dirección de Estadísticas, Anuario Estadístico del Paraguay, 1954-1959.
-
Dirección de Estadísticas, Anuario Estadístico del Paraguay, 1942.
-
Dirección de Estadísticas, Anuario Estadístico del Paraguay, 1940.
-
Escuela Nacional de Comercio, Cartilla de Economía,
-
Ministerio de Justicia, Culto e Instrucción Pública. Cartilla Anticomunista, Asunción, 1937 (edición de 1942).
-
Ministerio de Salud Pública, Boletín No. 1, Asunción, 1940.
-
Ministerio de Educación y Culto, Educación familiar en el Paraguay. Material de apoyo al maestro, Asunción, 1982.
Diarios, revistas y semanarios
-
El Látigo Inmortal, 1 de setiembre de 1889.
-
The New York Times, “Serbia and Paraguay”, publicado el 15 de junio de 1919. Archivos históricos digitalizados del periódico.
-
Revista de las Fuerzas Armadas de la Nación, No. 99, Asunción, 1949.
-
Semanario Comunidad, No. 375, segunda semana de febrero, 1965.
Carta Pastoral
Bogarín, Juan Sinforiano (Obispo). Carta Pastoral sobre el Matrimonio Civil, Asunción, 1898.
Nota: El autor agradece a Paola Vaccotti, Claudio Fuentes Armadans y Roberto Céspedes. Agradecemos a José María Blanch, s. j. las imágenes que ilustraron la serie.
