URUTAU
Poesía de HÉRIB CAMPOS CERVERA (PADRE)
Para mi amigo Antonio Sosa,
que tiene pasión por las bellas letras
de su patria y lucha en el periodismo
por altos ideales de cultura superior.
La solitaria noche duerme sus silencios
envuelta en el capuz de las umbrías.
¡Sólo un ave no duerme,
Sólo ella angustias inmortales
Llora como la fúnebre campana!
¡Qué congojas, qué dobles doloridos,
Qué tragedia de luto hay en su canto,
Desgarra el pecho verla solitaria
Con los ojos abiertos a la noche!
Su pupila dorada se humedece
Y fija mira sin mover el cuello
A la pálida lámpara nocturna.
A veces un insecto vagabundo
Viene a herir el cristal de sus ojos mortecinos.
¡El pobre URUTAU sigue llorando,
Llorando gemebundo,
Tañendo quejumbroso...
Toda la noche su dolor cantando
Y el bosque repitiendo
El eco de sus dobles!
El son de su metálico suspiro
Tiene el hondo tañido
De un badajo de bronce que golpea
En noche sepulcral el labio herido
De una campana mustia;
De una campana que arrojó el olvido
En un viejo portal del cementerio.
Urutau, urutau repite el ave,
Y el monte de perdidas soledades
El au de la doliente campana
Lo difunde con ayes que se siguen.
El au que resuena en la oquedad agreste
El au que nos recuerda
La lejana bocina que nos llama.
¡Pobre pájaro triste que meditas
Quién sabe en el amor!
Te consuelas velando solitario
Llorando tu dolor.
Mientras los otros duermen apacibles
Tu pupila se eleva hacia los astros,
Y para orar tu negra desventura
Desgarras tu silencio misterioso
Con el vago esquilón de tu melodía
Que se alarga en las selvas, pavoroso.
Das una sensación asustadora,
Porque cantas a solas
Tu canto funeral;
Das un toque de negras melodías
Porque tienen tus voces
Un eco sepulcral.
Lloras como ninguno
Y en la noche cerrada
Voceas sollozando
Como la Magdalena desolada,
Rompes el sueño
De los árboles hoscos de la noche;
Llamas atormentada
Al alma del misterio;
Lloras como la madre solitaria
El fruto de un amor amortajado,
Lloras como la novia que no olvida
El amor de su amado;
Lloras, llorando mucho tu tristeza,
Tus penas inmortales.
¡Pobre pájaro herido
De viejos desengaños,
No te comprende sino el gran silencio
De los oscuros bosques olvidados.
Respeto tu dolor,
Yo también como tú lloro mis penas
Y busco soledades
Para llorar mejor;
Yo sé que tú no gimes alegrías,
Ni al sol le regocijas,
Ni a la aurora le cantas
Ni al lago azul que ríe
Devuelves sus sonrisas;
Yo sé que tu nocturna compañera
Es la luna de pálida pupila
Para seguir con ella
Su ruta melancólica,
¡Ella va camino de la muerte
Apagada de frío,
Vestida con el blanco macilento
Que tienen las mortajas;
Ella que va cubierta de tristeza
Por los mundos celestes,
Que va llena de frío,
Pero serena y sola
Como tú que la miras
Desde la cruz del alto campanario...
Yo sé de tus historias
Los salmos amarillos
Contados por el indio
Y cuando lloras tu secreto antiguo
Los míos desentierro
Desempolvando el lodo que los tiñe
Y los hace tan negros.
¡Oh, pobre Jeremías de la selva!
¿Acabará tu pena?
Mientras doblando vivas tu misterio
El mundo ha de llorar!
¡Pobre pájaro herido
De viejos desengaños,
No te comprende sino el gran silencio
De los oscuros bosques olvidados!
Asunción, 8 de junio de 1912
ENLACE INTERNO AL DOCUMENTO FUENTE
(Hacer click sobre la imagen)
HÉRIB CAMPOS CERVERA (p.) - NOVECENTISTA OLVIDADO
PROSA Y POESIA
LUIS MARÍA MARTÍNEZ (COMPILADOR)
ASESORES INVESTIGATIVOS: NABEL FELIPE ESTRUC y RAÚL AMARAL
CRITERIO EDICIONES
Asunción – Paraguay, 2006 (292 páginas)
GALERÍA DE MITOS Y LEYENDAS DEL PARAGUAY
(Hacer click sobre la imagen)