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AUGUSTO CASOLA (+)

  ESE PEDAZO DE TIERRA MÍO, 2010 - Poemario AUGUSTO CASOLA


ESE PEDAZO DE TIERRA MÍO, 2010 - Poemario AUGUSTO CASOLA

 ESE PEDAZO DE TIERRA MÍO

Poemario AUGUSTO CASOLA

© Augusto Casola

© Arandurã Editorial

Teléfono: (595 21) 214 295

e-mail: arandura@hotmail.com ,

www.arandura.pyglobal.com

 Asunción-Paraguay. 19 de octubre 2010

 

 

a César Rodolfo, a quien sus amigos llamaban Franky

a Paola, su esposa, una mujer valiente

a Luly, su mamá y su desconsuelo

a los huérfanos de hijos

 

BEATI POSSIDENTES

Cuando era joven, y me embriagaba

con ilusiones de que hoy me río,

soñé ser dueño de grandes tierras...

¡Ya tengo un trozo de tierra mío!

 

Luego la vida, que enseña tanto,

calmó del todo mi desvarío,

mas no el cariño perdí a la tierra...

¡Y hoy tengo un trozo de tierra mío!

 

Pero: ¡ay! que el trozo de tierra ingrata,

al pie de un bajo ciprés, sombrío,

¡es el que llena la sepultura

donde enterraron al hijo mío!

 

Con él descansan todos mis sueños

de amor, de gloria, de poderío...

y ante los cielos y ante los hombres,

¡aquel pedazo de tierra es mío!

Carlos Fernández Shaw

 

ÍNDICE

1.- Silencio y ausencia/ 2.- ¿Por qué te fuiste?/ 3.- Un sitio lejano y sin recuerdo/ 4.- Demencia/ 5.- ¿Por qué voy a estar triste?  / 6.- La caja  / 7.- Vergüenza/ 8.- Un mendrugo de pan, la comida/ 9.- Si alguien me preguntara/ 10.- Quién no sabe/ 11.- Brindis navideño/ 12.- Todo va todo viene/ 13.- Lloro en tu muerte mi fracaso/ 14.- Me convertí en el silencioso abismo/ 15.- Derrumbe/ 16.- No me acuso ni me culpo/ 17.- Es que yo no sabía/ 18.- Unos buenos tragos tal vez no den olvido/ 19.- Correr/ 20.- Detener el tiempo/ 21.- Obligar la ausencia  / 22.- A veces/ 23.- Porque tengo miedo de la muerte no muero cada día/ 24.- Mi sombra pasó frente a la casa/ 25.- Eras la argamasa/ 26.- La risa es llanto interrumpido/ 27.- Desconocimiento/ 28.- ¿Qué tiene de más pavoroso la muerte?  / 29.- Ahora son recuerdo/ 30.- La paloma muerta/ 31.- El olvido/ 32.- Tristeza apacible/ 33.- Crepuscular  / 34.- Solsticio de invierno / 35.- Abismo/ 36.- Casualidad/ 37.- Mi voz/ 38.- Mater dolorosa  / 39.- Ahora que estoy solo/ 40.- Cuál habrá sido/ 41.- Navegante  / 42.- Despedida

 

1

SILENCIO Y AUSENCIA

Eres el silencio de la ausencia

quebrado el sello

de secretos

que arpegian en el llanto

su cantar de desencuentros.

 

Allí riela el plenilunio umbrío

su bullicio mudo

de niños en juegos inocentes

y amantes furtivos en busca

de penumbras cómplices.

 

Cosas viejas todas ellas

y sin embargo

vigentes al día siguiente

de haberte vuelto silencio,

y ausencia y dolor y cuna de penas.

 

2

¿POR QUÉ TE FUISTE?

... si eras

tanta sed de horizontes

tanto anhelo

por perseguir ensueños,

tanto añorar futuros

de alegría aún dormida,

tanta risa:

¿por qué te fuiste?

 

3

UN SITIO LEJANO Y SIN RECUERDO

Quiero visitar un sitio ajeno

donde no puedan ya alcanzarme

los recuerdos;

un solar sin risas ni tristezas,

de sombras silentes en abrazo,

de paz calmosa

y de olvido.

 

Lo imagino vergel de nada

en su extática hermosura

de silencios pleno y atardecida aurora,

tiempo extraviado, tímidas penumbras

luces adensadas en hondo aliento

apaciguadas.

 

Entonces me susurra una voz queda:

el sitio existe, ese es mi reino,

mío solo y soy yo la Muerte,

su señora.

 

4

DEMENCIA

Cuando ya no resten sombras cercenadas

tras el derrumbe

y de pie entre los escombros un hombre mire

de su rededor las ruinas

¿por qué ha de extrañar que la furia de su grito

entierre a los dioses

que honró en su demencia?

 

Tras quebrar el séptimo sello

con el cual nos amenaza Juan

el apocalíptico

y descubrir entre las brumas del desastre

la necia insensatez de sus reclamos

el vano clamor de sus plegarias

la impúdica farsa de mentiras

su triste destino de cadáver

atrapado en las garras que desgarran sin tregua ni piedad

el cuerpo inerme

ante dioses impotentes

incensados

ungidos con plegarias de místico delirio

voces necias

en alabanza

a dioses que no existen

y de existir serían tan sólo

dadores insensatos de llanto y de locura

ángeles vanos

de infames hierofantes

conscientes de su embuste.

Cuando de entre los escombros de las ruinas

alce un hombre el puño amenazante

al infinito

al fin decida tal vez caer de hinojos y vencido

implorando clemencia a dioses que no existen,

fantasmas fementidos que lo acosan

con el denuedo tenaz

de su demencia.

 

5

¿POR QUÉ VOY A ESTAR TRISTE?

¿Por qué voy a estar triste,

porque te fuiste?

 

Si no te contaminó la mezquindad del mundo

ni tuvo tiempo el tiempo

de encender tu angustia

ante la vida que festeja

en maremotos

de risas densas de rencor y gritos de agónica agonía

la certidumbre infalible

del fracaso.

 

¿Por qué voy a estar triste,

porque te fuiste?

 

Al sueño sin ensueños de la Muerte,

entregaste la alforja de tu alma:

fe, ilusiones, esperanza,

pues de la vida conociste

el ascenso de vivir en franca lucha

el camino hecho de surcos de tristezas

en tu sueño engañoso de alegría.

 

¿Por qué voy a estar triste

porque te fuiste?

 

Y sin embargo,

cada cual tiene el derecho

de beber hasta las heces

su cáliz de amargura.

 

Lo sé, tenías derecho, pero es esa tu ausencia

sin anunciar tu partida

la que enciende en mí el dolor del sinsentido,

la furia ciega centra el crimen sin castigo

 

que condena a no poder ni hablar ni estar contigo

consumido en nada

a causa de un verdugo inadvertido.

 

¿Por qué voy a estar triste,

porque te fuiste?

 

10

QUIÉN NO SABE

¿Quién no sabe

que todo es transitorio

y nada dura?

 

Hundidos como estamos en mentiras

que cuecen nuestro pan de cada día

 

¿Quién no sabe

que todo es transitorio

y nada dura?

 

Palabras ampulosas

hiladas en ruecas fementidas

las telas de un mundo sordo y ciego

que corre sin razón,

desatinado

 

donde ¿acaso alguien cree

en la misericordia?

¿en los Reyes de enero?

si ya saben los niños por la media

de regalos carentes de Misterio

pues su magia ha perdido el 6 de enero.

 

¿Quién no sabe

que todo es transitorio

y nada dura?

 

¿Acaso alguien aún ignora

que amor es hormona enardecida

nacida en un recodo de suspiros

y apañado

en el manto tan tonto cual sutil

de la poesía?

Si doy esto por sabido

¿por qué desespero con un grito

cuando estalla mi ser enajenado?

 

Química del carbono,

reiterado quantum,

polvo celestial,

materia inerte y encantada,

insensato manantial de vida:

amor, dicha, dolor, sonrisa,

agua, piel y nervios convertidos

en el ite misa est,

llena hiel y confundida

en furia tormentosa del Misterio.

 

Si química es del carbono el llanto herido

y el amor nada más que hormona insatisfecha:

¿por qué ha de admirarnos que acabe todo

en palabras de maltrecha poesía?

 

13

LLORO EN TU MUERTE MI FRACASO

Lloro en tu muerte mi fracaso,

el rostro adusto, las palabras duras,

mi trágica impaciencia

de no saber quién eras,

ni de saber quién soy.

 

Pero no hay olvido

y el fuego arde en vana zarza

pues sin morir mil veces muero

en medio de voces insolentes

o entre silencios no anunciados

pues comprendo

que sin hacer para ello nada

me quisiste

mucho más de lo que creo haberte amado.

 

14

ME CONVERTÍ EN EL SILENCIOSO ABISMO

Me convertí en el silencioso abismo

de mi nombre.

 

No me faltan conocidos

que me conocen

de antes

de caer al pozo

que habito ahora

profundo y tachonado

de paredes frías

y musgoso desconsuelo.

 

Soy el silencioso abismo

de mi nombre

que despertó tu ausencia

en nuestra soledad inédita.

 

Y antes ¿dónde estabas?

Y yo ¿por qué no te veía?

 

17

ES QUE YO NO SABÍA

Qué solos nos dejaste, Rodolfo

y yo que no sabía.

 

Qué solos estamos

qué ausencia tan sentida

y yo que no sabía.

 

No pregunto los por qué

porque no hay respuestas

ni van a engatusarme

con necias idioteces

siento, sí,

qué solos Rodolfo, nos dejaste.

 

Quién iba a pensar siquiera

cuando esa tarde a la madre le dijiste:

mañana vuelvo, mamá

y a Araceli le diste un beso

sin saber que era el postrero.

 

¡Qué premonición ni qué nada!

de ese amor sencillo y simple

que alguna vez debí haber comprendido en tu mirada

ahora lloro en necio desconsuelo

el beso que bajé a tu mejilla fría

y muerta como estabas

y sólo entonces me atreví a decirte quedo

este es el beso que nunca di,

estando vivo.

 

Es que yo no sabía.

 

23

PORQUE TENGO MIEDO DE LA MUERTE NO MUERO CADA DÍA

Porque tengo miedo de la muerte no muero cada día.

 

Temo al frío repetido de la tumba

y a la redención

que hiede culpas sombrías.

 

Tengo miedo de morir de nuevo

y nuevamente

descubrirme en la ausencia

de ese cuerpo en el féretro

que debió ser mío.

 

Suman horas de desvelo

en collage repulsivo

en este cuerpo vivo

de cadáver que se mueve

en ansiedad de manos y de dedos

y artríticas rodillas

y piernas que caminan

y confirman que está vivo

y no es ese cadáver frío

que no es nadie

ni tan sólo carne redimida

y sin embargo...

 

y sin embargo

qué fuerza adquiere su presencia

al encender tantos recuerdos

con la yesca olvidada

y perecida

que explota en llamaradas

de horror

y miedo

y días diferidos

desde ese cuerpo que duerme ya en la nada

ese cadáver frío que es mi hijo.

 

28

¿QUÉ TIENE DE MÁS PAVOROSO LA MUERTE?

¿Qué tiene de más pavoroso la muerte?

¿la descomposición o la ausencia?

o el no sentir y estar presente

o su silencio

largo como son del cementerio

las sombras en invierno

atardecido en cipreses

o acaso nada

o acaso todo

envuelto en premonición

de risa cantarina

que salta y escapa

en centelleo

antes de caer

como el capullo del otoño helado.

 

¿Qué tiene de pavoroso

ese agujero negro de la vida

abierto en el cosmos insensible

donde acaba inexistente todo

en curuvicas de olvido convertido

cuanto alguna vez fue algarabía

risa, llanto, dolores y alegría

con nombres propios

y voces y sonidos

retumbantes en el silencio

perimido?

 

Abiertas las compuertas

el recuerdo es infinito sin estrellas

crujiente avalancha de las almas al olvido

de la nada

con las manos hendidas en la muerte

procaz que no perdona

la lasciva avaricia de la tumba

y al cerrarse grotesca se estremece.

 

39

AHORA QUE ESTOY SOLO

Ahora que estoy solo

tal vez me detenga a pensar

en todas las cosas lindas

que al descuido dejé pasar.

No quiero ponerme triste

y tampoco quiero llorar

nomás revivir un poco

las cosas que dejé pasar.

Cosas sencillas por ciento

que ni puedo recordar

y por eso a veces pienso

¡cómo yo las dejé pasar!

Y sin embargo ahí están

dándome vueltas al alma

y ¿dónde las he de buscar

siendo que las dejé pasar?

Eso tienen los fantasmas

giran sin que los vean

pero siempre están presentes

en eso que dejé pasar.

 

Es un juego de acertijo

cosa de nunca acabar

los recuerdos de las cosas

que al descuido dejé pasar.

Hay bullanguera de niños

pero no sé dónde han de estar

risas palabras y voces

sombras son que dejé pasar.

Con el correr de los años

los recuerdos iré a mezclar

como condeno al olvido

las cosas que dejé pasar.

 

42

DESPEDIDA

Qué consuelo vacío

el de la poesía.

Inútil centelleo

de una fuente umbría.

Acceso preterido

a gruta de tristezas.

Purgatorio oculto

de extraño catecismo

aprendido tras volver la espalda

y ya enterrada

la caja que contendrá por siempre

el cuerpo de quien fue una vez

el hijo mío.

 

 

 

 

POESÍA ESTREMECEDORA - ARTÍCULO DE DELFINA ACOSTA EN EL SUPLEMENTO DE ABC COLOR,

EL DOMINGO, 31 DE OCTUBRE DE 2010:

 

Con claridad rotunda, el escritor y poeta Augusto Casola, ha escrito el libro Ese pedazo de tierra mío. El volumen lleva el sello editorial Arandurã.   

Ya el título es un adelanto, un anticipo, de lo que el lector encontrará en las páginas. O sea, un pedazo del alma, o del espíritu, que marchó para siempre del poeta, a regiones incógnitas que la muerte nos tiene reservadas a todos los seres humanos.   
  
En los versos, Casola nos cuenta su dolor. Pero el suyo es un dolor que choca contra la pared, contra el vacío, pues no encuentra respuestas ante la muerte del hijo que lo ha querido como tal vez él no pudo corresponder.

Un largo y sostenido mea culpa va tomando, como hiedra veloz, cada palabra, asfixiando todo el cuerpo poético.   

No cabe una poesía de esperanza donde hay tanta desesperanza y polvo de huesos.   
  
Se dice a sí mismo el autor del libro que no ha conocido a su hijo, que no le dio amor; se echa en cara, en fin, su condición de padre que no ha podido salvar aquellas distancias que a veces se alzan, innecesariamente, entre progenitor y descendiente.   
  
Estos versos son un llanto público que escuchamos desde nuestra imposibilidad de remediar las cosas. Augusto Casola es un poeta, sobre todo un ser humano, que entiende las trampas, las ironías y los falsos acordes de una música carnavalesca salida del mundo.   

Hubiera yo querido hacer algunas precisiones sobre la versificación y demás detalles poéticos, pero creo que esta obra no busca sino reparar en algo la falta de afecto cometida.   
  
Es un libro para tomar con cuidado y echarse a pensar en la tragedia que a veces es la existencia.   

El autor sabe que la vida continúa. Pero la continuación de la vida se le presenta como un cáliz que quisiera pasar de largo, pues la suma de los dolores es muy grande, muy penosa, muy fatídica.   

Estamos ante versos que salen calientes desde la sangre misma, desde la herida que no cicatriza, desde el mareo ante un mundo que no cesa en su lenta descomposición.   

Jamás he leído versos tan tristes.   

Jamás me he encontrado ante tanta soledad.   

Jamás he sentido tan de cerca esa respiración de bestia que tiene la muerte al llegar abruptamente a las puertas de un hogar, de una familia.   

Es un horror saberse vivo cuando perdemos para siempre a la persona más amada.   

Pero la vida tiene códigos amargos.   

Y Franky ha partido del mundo, con una sonrisa.   

Y no hay bien que se pueda entender tras una partida tan trágica y temprana.


 

MI VOZ

Cuando lloro   
lloro todos mis fracasos   
apabullado.   

Están y los acepto   
en mi total desventura   
que grita el grito absurdo y desquiciado   
desde mi garganta.   

Me recupero vuelvo a hablar   
converso   
con esta voz que no es la mía   
-resquebrajada, inerme-   
que ondula repitiente   
y pretende ser mi voz   
aquella mía   
la de antes del derrumbe   
firmeza y segura
mi voz   
antes del colapso   
de tu muerte en la que vivo y no soy yo   
sino el desvergonzado   
obsceno trashumante   
que mi cuerpo usurpa día a día.

AUGUSTO CASOLA

 

Fuente: POESÍA ESTREMECEDORA

ARTÍCULO DE DELFINA ACOSTA

EN EL SUPLEMENTO DE ABC COLOR, EL DOMINGO, 31 DE OCTUBRE DE 2010.



 

 

ENLACE A DOCUMENTO RELACIONADO:

"ESE PEDAZO DE TIERRA MÍO"


Poemario de: AUGUSTO CASOLA

Presentación de FRANCISCO OLIVEIRA Y SILVA

(19 DE OCTUBRE DE 2010)

 

 

 

 

 

 

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