ÑANDE ĬPĬ CUÉRA
(NUESTROS ANTEPASADOS)
POEMA ETNOGENÉTICO Y MITOLÓGICO
Autor: NARCISO R. COLMÁN (ROSICRAN)
Protohistoria de la Raza Guaraní,
seguida de un estudio
Etimológico de los mitos, nombres y voces empleados.
Reedición
© de esta edición: Narciso R. Colmán (Rosicrán)
Con el apoyo de la Fundación Olimpia Enciso Velloso
Editorial El Lector,
www.ellector.com.py
Director Editorial: Pablo León Burián
Corrección: Narciso de los Reyes Colmán
Asunción-Paraguay, 2009
PRÓLOGO
Me complazco en presentar a los amantes de la lengua guaraní la obra cumbre del poeta y escritor Narciso R. Colmán, más conocido bajo el seudónimo Rosicrán, Néstor de la poesía en guaraní, mereciendo el título de "Anacreonte paraguayo", luchador incansable por la lengua vernácula guaraní, que casi lodos los paraguayos de alguna manera llevan dentro de su ser.
Don Narciso R. Colmán nació en Ybytymí, noveno Departamento de Paraguarí, el 29 de octubre de 1878 y falleció en Asunción el 31 de agosto de 1954. Llegó a ocupar el cargo de Juez de Paz de San Bernardino.
Después del impacto que dieran sus poemas "Ocara Poty", apareciendo el primer tomo en 1917 y luego en dos tomos juntos en 1921, accedió el entonces ya célebre Rosicrán a la propuesta del gran escritor y poeta Eloy Fariña Núñez, autor de "Canto Popular", en una carta del 15 de setiembre de 1920, que intentare escribir un canto épico autóctono. Y así, en menos de dos años, se gestó "Ñande Ypy Cuéra", poema etnocosmogónico que Rosicrán dio a luz en 1922. La traducción al castellano, hecha por el autor mismo, lleva el título "Génesis de la raza guaraní. Nuestros antepasados (Ñande Ypy Cuéra). Poema Etnogenético y Mitológico seguido de un estudio etimológico de los mitos, nombres y voces empleados", y fue editada por la imprenta y Editorial Guaraní en 1937.
Ñande Ypy Cuéra luce como una obra de arte y de filosofía autóctona, un poema mitológico que presenta una cosmogonía colmada de divinidades y genios que dieron origen a la nación de los guaraníes, relatando la trayectoria desde la aparición de la primera pareja humana, Rupavé y Sypavé, que fueron creados por Tũpã (Dios supremo) y Arasy (Madre Celestial) plasmando la arcilla del Lago Tapaycua (fuente divina), nombre antiguo del Lago Ypacaraí. Dieron a luz al hijo primogénito Tume Arandu, padre de la sabiduría y profeta inspirado del cielo. Éste se salvó del diluvio universal con sus hermanas Guarasyava y Tupinambá. La primera casóse con el atlante Karive con el apodo Paragua dando origen a la raza Guaraní; la segunda se casó con Mba'e hory, apodado Amaraso, hermano de Paragua. Son los padres de la raza Tupí.
Desfila en el poema un sinnúmero de deidades, héroes y genios, con sus virtudes y defectos. A modo de ejemplo basta nombrar las deidades Marangatu, el dios de la virtud, y su hermano Yapeusa, convertido en cangrejo en castigo de haber envenenado a su hermana Yrasema (murmullo de las aguas, diosa de los cantares). Kerana, diosa del sueño, la hija mimada de Marangatu, hechizada y raptada por Taú, el genio maléfico, procreando juntos siete hijos que representan siete mitos: Teyu Yagua, lagarto colosal con siete cabezas de perro, dominador de las cavernas y protector de las frutas; Mboy Tu'ĩ, enorme serpiente con pico de loro, protector de los animales acuáticos y de las flores; Moñay, genio protector de las picardías y del robo; Yasy Yatere, enano rubio, señor de la siesta con su varilla mágica, protector de las abejas y de la yerba hechicera ka'a ruvicha; Curupi, genio de la sexualidad, dominador de las selvas y animales salvajes; Ao Ao, genio de la fecundidad, dominador de cerros y montañas, perseguía sus víctimas que sólo se salvaban subiendo a las palmeras, y finalmente el Juiso o Luison, señor de la noche y compañero de la muerte.
No se podrá pasar por alto el mito o la leyenda del Mba'everaguazu, la misteriosa ciudad de las luces, una utopía guaraní, la Nueva Atlántica, que se deslumbra con la llegada de lejanos invasores convirtiéndose en un lago, el lago Ypacaraí. Y así se repite el fenómeno milenario del diluvio, y las aguas amenazadoras solo se han calmado, según una versión posterior, al conjuro de los rezos del ilustre misionero Fray Luis Bolaños, primer amante y propulsor de la lengua guaraní.
Se puede afirmar con el científico Dr. Moisés S. Bertoni que el poema de Rosicrán representa una notable contribución al folklore americano, con mucha más razón se puede decir que don Narciso R. Colmán, escribiendo en guaraní su poema trascendental, salvaguardó a su lengua vernácula en un tiempo en que este idioma tropezaba en la sociedad paraguaya con serias hostilidades. Rosicrán dio un ejemplo de lucha por la cultura autóctona sacando del olvido las leyendas guaraníes y aportando apasionadamente a un mejor conocimiento y uso de la lengua guaraní.
Don Narciso R. Colmán no ha dado rienda suelta a su desbordante fantasía creando personajes mitológicos, él supo beber de la fuente cristalina y genuina de mitos y leyendas en el alma del pueblo. Rosicrán los ha explorado por sus andanzas lugareñas topando colinas y llanuras de Paraguarí, Carapeguá, Ybycuí, Acahai, Pirayú, Ypacaraí, Yaguarón y Ybytymí. Su poema Ñande Ypy Cuéra concluye con una canción que rememora a su pueblo natal Ybytymí. Nombra al yryvú Mombé, un montículo entre Ybytymí y Caballero, donde, al atardecer, se puede observar el fenómeno llamado espejismo: gigantescas ciudades se levantan al ocaso, procesiones de héroes ancestrales, desfiles de jinetes y convoyes larguísimos, imágenes que son encarnaciones de almas que disipándose llevan dentro los recuerdos que aún perviven en estos lugares.
Como compatriota y compueblano, que en mi niñez tuve la oportunidad, allá por los años 1950, de encontrarme con el renombrado don Narciso R. Colmán, y de quien guardo vivos recuerdos, es para mí una satisfacción contribuir con el proverbial granito de arena haciendo posible esta reimpresión, en señal de gratitud y como signo de esperanza para una mejor valoración de la cultura autóctona que se cuaja de una manera especial en el uso y dominio de la propia lengua. Mi deseo es que paraguayos y amantes del guaraní demuestren su amor por esta dulce y diáfana lengua que sobrepasa los límites nacionales estrechos uniendo países del Cono Sur de la América Latina transportando la misiva cultural en un mundo globalizado.
Juan Peter Miranda
Tamm/Alemania, junio de 2008
Al pueblo paraguayo del año 2011
(Segundo Centenario de su independencia)
A jha'ãrõ véne a jha'ãrõ véne,
mocõi Centenario to jhasapami,
Upégui ae cu, imarangatúva
Ombuayé mivéne che réra cué mí.
Traducción
Aguardaré más, sí, aguardaré más
Que dos Centenarios hubiesen pasado,
Pues, creo que entonces la voz de los buenos
Levanten mi nombre, tal vez olvidado.
Rosicran
ÑANDE ĬPĬ CUÉRA
(NUESTROS ANTEPASADOS)
En nuestro país, célebre por sus bellezas naturales y por lo accidentado de su suelo, se destaca, en las llanuras limitadas por las poblaciones de Paraguarí, Carapeguá, Ĭbĭcu'í, Aca'ái e Ĭbĭtĭmi, un macizo denominado Tatu-cuá, que se yergue en el plano uniforme y dilatado del suelo de la región como un gigante de piedra.
La curiosidad y el amor a las bellezas del terruño, nos llevaron un día hasta el pie de aquella mole soberbia que se destaca solitaria en la planicie como una interrogante a las evoluciones geológicas de un pasado remoto.
Invitado por un camarada, determinamos llevar a cabo una excursión con propósito de realizar una cacería, allá por el año 1912; y así lo hicimos en efecto.
En una madrugada de estío, para nosotros memorable, ya listos nuestros equipos, resolvimos llegar hasta la cuesta empinada del famoso cerro. Nos acompañaba un perro de caza, hábil constrictor de presas. Y cuando ya nos internábamos en la maraña de los espesos bosques que exornan la eminencia, de repente nuestro leal cuadrúpedo nos avisa de la presencia de una manada de cerdos montaraces, a la cual persigue tenazmente en veloz carrera. Determinamos ir en seguimiento de nuestro intrépido can, que se nos había perdido de vista. Al eco de sus ladridos llegamos hasta él, encontrándolo a la puerta de una soberbia gruta tallada en la roca y que desde el primer momento excitó nuestra curiosidad. El perro continuaba ladrando de tal modo que nos hacía presentir la presencia de unos de los individuos de la banda salvaje. Preparamos entonces nuestras armas, y divisamos prontamente la silueta de un jabalí que enseñaba sus dientes afilados a nuestro valiente Corset» (que tal era el nombre con que le bautizamos por lo flaco y torcido y por lo que pone en aprieto a los animales). Un disparo certero fue el epílogo de la contienda. Tras este suceso y movidos por el natural interés que despiertan las obras naturales, llenas de misterios a veces, exploramos su interior, admirando con sorpresa el hallazgo de una forma escultural de pétrea factura y en apariencia de antiquísimo origen.
Reconocimos inmediatamente en la escultura las formas rudas de un indio sentado sobre una roca prismática, que entre otras particularidades ostentaba un signo triangular en la frente, y otro en el pecho; y sobre la espalda, a manera de túnica, una caparazón idéntica a la del tatú-guasú (tato carreta en español) (*), revestida también de jeroglíficos en toda la superficie. Las dimensiones de esta factura eran superiores a la estatura humana y se hallaba entre una profusión de pedregullos en su base. Todo lo interior de la gruta estaba recubierto de signos cuya significación nos encargarnos de interpretar posteriormente, tratando de descifrarlos, haciéndonos el papel de quirománticos, o de pétreománticos, o propiamente dicho, de litománticos, (**) con la diferencia de que la quiromancia es el arte de adivinar el porvenir por medio de las rayas de las manos, y en el caso presente, esto es en la petreomancia, nosotros hemos tratado de descifrar el pasado y tal vez el porvenir, haciendo deducciones de líneas, rayas, vetas, manchas, rajaduras y otros caracteres que hemos hallado impresos en aquella escultura indiana y también en las piedras recogidas en ese curioso antro que acabamos de describir.
¿No nos hallamos tal vez, ante el origen del vocablo tatuaje? Nos permitimos decirlo así, ateniéndonos a la misma denominación aborigen del cerro: Tatu-cuá (Cueva del tato).
Como quiera que nuestra suposición fuera pasible de controversia, el hecho es que nuestro hallazgo puede arrojar alguna luz sobre los misteriosos y hasta ignorados orígenes de la raza guaraní y la clave del significado de un sinnúmero de voces que cayeron en desuso y relegados al olvido.
Con estos breves antecedentes nos hemos propuesto explicar a los que nos leyeren, los motivos sobre los cuales hemos escrito nuestra obra titulada “ÑANDE ĬPĬ CUÉRA”, que no es sino el resultado interpretativo de los jeroglíficos que presenta la consabida escultura indígena.
Han transcurrido algunos años para vencer las mil dificultades que siempre se opusieron a nuestros propósitos, y al fin pudimos llevar a cabo una segunda excursión. Provistos de un KODAK», conseguimos llegar hasta la gruta, de la que trajimos una instantánea, aunque no bien clara de la escultura indiana, una copia parcial de los jeroglíficos y una bolsita con piedras.
Posteriormente, una mañana en que estuvimos haciendo comentarios acerca de la existencia de esa curiosa gruta, con unos amigos incrédulos, nos recordamos haber traído como recuerdo de ese lugar, una treintena de piedrecitas en una bolsa que recogimos precisamente de la planta de la estatua: y examinándolas detenidamente, nos quedamos sorprendidos al notar en casi todas ellas unos caracteres bien comprensibles. Imaginando que se trataba de la obra de algún famoso escultor indígena depositada tal vez como ofrenda al paganismo, nos pusimos inmediatamente a lavarlas, y entonces aparecieron con más claridad aquellos caracteres que íbamos interpretando sin mayor esfuerzo y sin necesidad de aguzar mucho el ingenio, presentándose a nuestra vista, cabezas de hombres de aspectos feroces, de animales de varias clases, ya en forma de dibujo o ya en forma escultórica, como puede observarse en los ejemplares que aparecen en la fotografía obrante en esta página. Tales trabajos, toscos en su mayoría, son obras exclusivas de la naturaleza y para mejor comprensión, casi nada hemos tenido que agregarles: A unos aumentamos los ojos, o las cejas, y a otros los dientes, estando completamente delineados o bosquejados los demás.
Nos hemos permitido hacer estos retoques para su mejor comprensión, como ya indicamos, por tratarse de una obra caprichosa de la naturaleza y no de documentos arqueológicos, propiamente dichos, que deben ser conservados en el estado en que fueron hallados para no desmeritar su valor como tales.
Esas curiosas piedras, extraídas como hemos mencionado de la misteriosa gruta, se conservan cuidadosamente en poder del autor de esta obra como complemento de la misma.
La particularidad digna de mención que hemos podido observar, es la diversidad de efectos que producen en el ánimo de las personas que la examinan a unos, efecto de admiración y de marcada repulsión, a la mayoría.
Contrariado por este fenómeno producido, interrogamos a un intelectual paraguayo acerca del particular, y nos respondió: Que a su manera de ver, se trataba de un caso de auto-sugestión. Tal presunción podría resultar exacta, por cuanto hasta hoy no hemos acertado a explicar cómo era posible que después de haber estado dentro de aquel antro enigmático, hayamos podido interpretar con tantos fundamentos los signos que presentaban aquellas piedrecitas en donde casual y necesariamente, tendríamos que venir a encontrar acumulados los elementos gráficos de una gran parte de los personajes de nuestro poema...
Esa rara coincidencia nos hizo caer en la sospecha de que tales interpretaciones tendríamos que haber hecho bajo una intuición secreta, bajo una influencia extraña, obedeciendo quizás a fenómenos psicológicos que no nos es dable comprender. Pero también puede ocurrir que nos hayamos perdido inútilmente en conjeturas: porque al fin y al cabo, puede resultar que el antro a que nos referimos haya sido sencillamente una escuela donde los niños, en épocas primitivas estudiaban dibujos, geometría, esculturas y otras artes sirviéndose, a falta de textos, de los únicos elementos que les brindaba la naturaleza y esto decimos porque muchos de los jeroglíficos que ostentan las paredes interiores de la gruta son copias y calcaduras de las mismas piedras que hemos recogido.
Al través de todas las hipótesis que hemos formado y que podrán formarse nuestros lectores, surge una realidad abrumadora: y ahí tenemos las fotografías de aquellos documentos pétreos, que no están hablando de un algo indiscutiblemente real, positivo y duradero...
Algún tiempo después, en el deseo de rectificar algunos juicios que nos parecían no muy bien fundados, y también para estudiar la forma de trasladar la escultura a la Capital, nos constituimos por tercera vez al lugar ya referido; pero, a pesar de las reiteradas exploraciones que hemos practicado, nuestro empeño fue infructuoso, porque no hemos podido dar de nuevo con la consabida gruta que guarda la original reliquia indiana.
El guía que nos acompañaba, poseído de supersticioso pavor, nos repetía a cada instante: No hay duda: la cueva de ese brujo se la ha tragado el Tatú-cuá cerro».
Poco tiempo después de este suceso en (1915), el distinguido odontólogo alemán D. Otto Schülz, quien nos acompañó en la segunda excursión nos sorprendió con una carta donde decía: que no le extrañaba la desaparición de la escultura indiana, pues él ya se había encargado de trasladarla a su casa...» y nos invitaba le hiciéramos una visita. Tal noticia nos causó la consiguiente indignación, en primer momento; pero más tarde resultó un chiste, pues el señor Schülz, ya tenía efectivamente la estatua, por cierto muy semejante al original, porque él mismo la había modelado sirviéndose de la fotografía que habíamos obtenido... y hoy, su notable trabajo se conserva en su quinta de San Bernardino.
EL AUTOR
(*) El Dr. Clemente Onelli Director del Jardín Zoológico de Buenos Aires, dice a ese respecto: En menos de cien años el gigantesco tatú-carreta será también un animal extinguido. Y entonces, si es que aún quedara algún trozo del gran Chaco en estado salvaje, será el asombro de las lejanas generaciones. Y el hombre, entonces, ya ignorante de todo lo que es naturaleza, le parecerá ver en la lánguida dulzura de un poético plenilunio, un globo aerostático que fuera rodando por la tierra o quizás una pelota de football de algún gigantesco sportman. Serán, esos, los únicos objetos con que esa gente civilizada, ya olvidada de la naturaleza, podría comparar a ese tatú de apenas cien kilos de peso...» (V nota N° 253).
(**) En la adivinación o Mántica la lithomancia interpreta a las piedras, la geomancia, a la tierra. El Psicómetra es un mántico que evoca la historia de cualquier objeto a que aplica su mente. El emisario guaraní, que tiene que partir hacia el Mba'everá-guasú- la misteriosa ciudad resplandeciente- comulga primero, con el espíritu terrestre, y luego parte como una flecha, seguro de que no perderá su noto. Simón el mago, volaba, invocando: Suéltame, oh madre Gea, y yo iré a llevar vuestro mensaje a las estrellas!
Más allá del santuario prehistórico de Santo Tomás, está el Tatucuá, nombre que quiere decir: la cueva del tato» ¿Sería la de aquel tato de oro» que corre, a cierta hora, por las faldas del cerro, según la leyenda? - El cuento popular es tan importante o tal vez más que las inscripciones cuneiformes, porque bajo el mito está el vestigio más antiguo del pensamiento humano (Reinhold Köeller). La misma filología es toda una historia escrita en los elementos del lenguaje, como ecuaciones algebraicas.
La gruta del Tatúcuá cerro», es una revelación: en ella está sentado un Hércules indio que tiene todos los atributos de un Dios: el triángulo de fuego en la frente, con su cono hacia arriba –el espíritu-y otro triángulo de sombra en el vientre, -con el cono hacia abajo- la materia. Lleva un ombligo sobresaliente -el od de la vida- y una gran prominencia en la región de los oídos, que significaría Arandú: el sabio por intuición, el inspirado, el oráculo, el que oye la voz del tiempo y del cielo». Su melena es de león, y ostenta en lo alto el orgulloso penacho de plumas, que semeja más bien a aquella luz que desciende sobre los elegidos. Le rodea un cuerpo ovoide, que se parece a la coraza de un tatú colosal (Prionodontes) y que vendría a ser algo así como aquella aureola del Buda. Se diría que fuera uno de aquellos grandes Pacíficos» chino, Ancianos o Sabios. Es un Abuelo o Tamoy guaraní, idéntico a Herácles, aquel personaje universal de la fuerza y la elocuencia, que encadenaba a las multitudes con la dulce voz de su lengua de oro; aquel mismo que inspiró a la musa de nombre Ĭracema la virgen de los labios de miel».
Esta caverna de tato gigante, es una cripta iniciática: sus paredes están sembradas de petroglifos, donde hay hombre pez, hombre falo, hombre-monstruo; pero si la misma naturaleza se encargó de imprimir sus hieroglifos en cada ser: hay hombre-tigre, hombre-rana, hombre-zorro, hombre-loro, y estos signos están impresos no sólo en el alma sino también en el físico: en la frente, en el porte, en el andar y hasta en el lenguaje. La aparición casual de la gruta y su desaparición misteriosa, coinciden con las de la índole. El historiador rioplatense Granada nos relata aún de montañas y lagos, que braman, como la madre del oro.
En el cerro de Ĭbĭtĭrusú, cerca de Villarrica, se ha descubierto toda una galería cubierta de pinturas rupestres en las que el suscrito ha creído reconocer caracteres rúnicos (cruces, ganchos, rastrillos, etc.) las escrituras de los antiguos escandinavos, Teyúcuaré, otra cueva paleolítica que fue la de un teyú (Teiidae) o dragón, por cuyos umbrales corrió el Paraná -lleva sus paredes escritas con numerales mayas, idénticos a los que yo encontré en la tapa de una antigua urna funeraria indígena: rayas y puntos, sobre una serie de ondulaciones que avanzaban y retrocedían, como aquellos periplos toltecas.
En uno de los cerros de Yariguaá existían unos jeroglíficos que nadie había podido descifrar: pero cuyo origen se suponía datar de una época muy remota. Alborno, el soñador de la pintura, quiere atribuir que son símbolos egipcios, éstos nos lleva al Maharajó (Amazonas), donde han sido halladas inscripciones semejantes. De ochenta figuras comparadas, según Bertoni, cuarenta no presentaban diferencia alguna entre la escritura guaraní y la egipcia. Lo explica el poema de Platón: Atlántida!
Con verdadera unción, me aproximé un día a la sagrada mansión donde dormían su último sueño los guaraníes (cuarajhĭmini “los hijos del sol”, según Domínguez), descubrí sus tumbas de reyes, y desde entonces he rendido un culto idolátrico a nuestros antepasados.
Robustiano Vera
LA ORTOGRAFÍA
La asociación CULTURA GUARANÍ» a raíz de su organización, se abocó al estudio de la ortografía corriente para el guaraní, y se resolvió adoptar un sistema ortográfico en el que se conservan los signos usados por los autores jesuíticos. El autor de ÑANDE ĬPĬCUÉRA» presente en esas sesiones, fue el primero en adherirse a esa feliz resolución, especialmente en lo que respecta al uso de la Ĭ y la Ỹ para representar los dos sonidos especiales característicos de la lengua, pero no así en lo que se refiere al uso de la H (aspirada) a pesar de reconocer de que ésta fue usada y considerada como tal por los primeros escritores del guaraní, basándose en las siguientes razones:
En primer lugar, porque el uso de la jh ha venido generalizándose desde hace varias décadas, imprimiéndole el sello de la consagración. Escribir ha, he, hi, ho, hu, para la mayoría de los lectores de nuestros días resulta un escollo, debido a su hábito al uso de jha, jhe, jhi, jho, jhu.
En segundo lugar, porque al autor de esta obra, desde que escribió el guaraní, ha venido usando esta última forma de grafía, como puede verse en las varias ediciones de OCARA POTY» de suerte que la adopción de esta ortografía, contrariaría a su costumbre y atentaría a la uniformidad de la grafía adoptada en sus obras anteriores.
Es por estas razones que en ÑANDE ĬPĬ CUÉRA» y en otras obras en preparación, seguirá usando la jh y las letras Ĭ y Ỹ, y pidiendo disculpas a sus colegas y consocios de CULTURA GUARAN Í» por esta licencia, incurriendo así en una falta, comparable a la ausencia del meñique de una mano.
En cuanto a las reglas prosódicas y a la construcción de las frases, no hemos escrito tampoco caprichosamente, sino que el sistema seguido es el fruto de un madurado estudio, basado sobre el trabajo Fonología, Prosodia y Ortografía de la Lengua Guaraní, Asunción 1926, de que es autor el escritor paraguayo, señor Guillermo Tell Bertoni, a cuyo cargo hemos encomendado la adaptación de la parte prosódica.
Es así como separamos las proposiciones guaraníes (sustantivos personales, demostrativos, posesivos, etc.) y unimos las proposiciones o partículas afijas; escribiendo por ejemplo A caru, A guajhẽ, O yujhu, etc., porque aquí el verbo es caru guajhẽ, etc. y el prefijo A es la partícula que se emplea cuando el verbo es, de primera persona, de modo que cualquier vocablo puede encontrarse fácilmente en el diccionario, lo que no sucede con la caprichosa ortografía usual. En cambio, escribimos A carujhápe (Al estar comiendo yo), A carupárejhe (al terminar de comer yo) Ne guãjhẽjhápe (a su llegada), etc.
El Diccionario de Montoya, no obstante su indiscutible importancia, adolece de ese defecto: Si el lector desea saber el significado de la palabra Ramõy (abuelo), por ejemplo, no la encontraría en la letra R pero, al fin tropezaría con ella en la letra O, en la dicción Oreramõi (nuestros abuelos, antepasados), que debe escribirse Ore ramõi. Potĩ (flor) no lo encontrará en la P, sino en la Y en la dirección Ypotĩ, que significa su flor y debe escribirse I potĩ. Bastan estos solos ejemplos para convencerse de los inconvenientes de juntar caprichosamente dos vocablos en un sólo.
Narciso R. Colmán. (Rosicran)
II
Jha upérõ pĭjharevé
Tũpã voi ye o pu'ã
Arasĭ pe oiso'oucá (5)
Ou jhãguã jhendivé,
Ĭvĭ apu'a (6) pevé
Jha o ye ĭvĭtĭ ariguá (7)
Upépe o yapó jhãguã
Ĭvĭtú, pará, ca'á,
Ara resá, pĭjharé,
Jha so'ó ca'ápeguá.
Oké vaecuémi co ĭvĭ
Opáĭ ye upeté güivé,
Jha o yecuaá upe vové
Ñaná mimiva i potĭ;
Ĭvĭrá catu jhokĭ
Güyrá jhorĭ, jha ĭvĭtú
Pórãva mba'é oipeyú...
Upégui aipó ñanderã
Túpã o yapó vaerã
Ñag'ũ güi (8) pépe o güerú.
Jhesé ye o mbo yejhe'á
Ca'á-ruvichá (9) rĭcué
Ĭvĭya'ú (10) rugüĭ cué
Yukeri (11) jha ambu'á;
O ye'óy ye ĭ recá
Túpã ĭcua güi (12) o güerú
I ñaĭ'ũ o mbuarurú...
Ta'angá mocõi voi
O yapó vaí-vaí
Jha o nojhẽ o mbo pirú.
O ñandú re Cuarasĭ
O pú'ãma o sapucái
I mbareté jha jhesãi
O yoĭkére o mbo guapĭ;
Jhe'i ye upépe Arasĭ:
-Cuñá che ñemoñaré
Rombo jhéra Sĭpavé» (13)
Jha cuimba'é pe aveí
Tũpã uperõ jhe'i:
-Ro mbojhéra Rupãvẽ» (14)
Pe yuaĭjhúke mõcõivé
Pe ñe moñáke jhetá
Jha che vaerã aipotá
Mitãme pe jhaĭjhúvé;
Ani ke maramové
Pe icó pe ye pĭ'á pĭ...
Upépe jhe'í Arasĭ:
-¿Maerã pa upéicha eré?
Ndo yapóirõ mba'evé
I catúne oicó asĭ».
Jhe'i Túpã: upéva rã
O pĭtá ĭvĭ'á mimí
Jhembi'úrã cu avei
So'ó ca'ápeguãrã; (15)
-¿Chéve mba'é re jheyá?
-O porandú Sĭpãvẽ-
Jha Arasĭ jhe'i i chupé:
-Ndéve o pĭtá arasá
Pe che réra yoguajhá
Re'ú jháguã che rejhé».
-¿Chéve mba'é re jheyá?
-Rupávẽ o porandú-
Túpã upeva o jhendú
-Ndéve guãrã mbocayá»;
Rupãvẽ ma o ñe mboyá
Jha jhe'i: -¡che aipotavé!
-"¡Avá mba'é yeruré! (16)
-Ĭvĭ i chupé ojhechauca-
Re ké jhãguã co tupá (17)
Che réra yoguajhá ité».
Upégüi catú Tũpã
O jhovasá umi güĭrá
So'ó ca'ápe nguãrã...
¡Mamõ ta yaicua'apá!
Rupãvẽ me o jhechaucá:
-Cõ'áva pe ne mba'é
Pe jhaĭjhúke che rejhé
Jhecópente pe ipurú
Pe'úse miva pe'ú.
Carai-eté (18) oú pevé".
Peẽ ñaĭ'ũ pesengüẽ
Co ĭvĭ co pende sĭ
I tĩkéra cu Yasĭ
Oicové cu mõcõivé:
Manté rei cu o yeré
Umi jhagüé (19) cu ĭvĭrá.
O mumú va (20) pe jhechá
Umíva cu ĭvĭ rasó (21)
Pe yú riré pe manó
Jhesé ke pe yejhe'á».
Pe ne tumi (22) mba vové
-Pe icóma rãmo ĭvĭ-
Pe ñandúma ne yevĭ
Pe vĭ’árõ jhendivé; (23)
Sapĭ'ánte pe guãjhé
Ĭvĭ ári pe jhasá;
¡Jhi'ã itéma po jhechá
Máichapa pende recó,
Marangatúrõ nicó
¡Oimé pé'ẽme guãrã!»
Pe ára re o mimbipáva
Umíva yasĭratá (24)
Yasĭ membĭ cuéra etá
Che jhegüi o cacuáva;
Opa mba'é oñemoñáva
Peicuaá nte oicove jhá:
Pe ĭ, ĭvĭ ruguĭ jhá,
Jha pe oipeyúva ĭvĭtú
Péva jheya "ĭvĭpĭtú"
Pe nde pĭtú rerújhá.
Pe pĭtá nte sapĭ'a,
A ma'éne mombĭrĭ,
Taú (25) jha Angatupĭrĭ (26)
A jheya pe ne ĭrú rã;
Umíva oico vãrã
O icuaa pe nde rape
Pe jhecha ĩrõ yepe
Peteĩ pe nde yoco
Jha ambuae catu toico
Pe ne moañávo mante».
-¿Marã ãngápa re jheya
Aipo Taú ore ndive?
-¡Upéva tecotẽve
Pe nde apĭte pe guãrã!»
Kĭjhĭye ngau oime ỹ:
¡Vaiete pe mo pe ico!
Rei guárõ ya reco
Ndaipóri tacate'ĭ
Ndo ye cuaái mo põjha
Oime ĭrõ mba'asĭ,
Ndo i cóimo mba'e mbuasĭ
Oime'ĭ riré vĭ'á.
Mantémo pe chĭrĭrĭ
Ndi'catúirõ pe mano...
¡Che ndaipotáiri peico
Cueráigüi pe tĭrĭrĭ!
Co ĭvĭ opárupive
Tave'ĭ (27) vãrã mo'ã,
Ou'ĭrõ o ñe moña
Pe cuña jha cuimba'e.
Pe'árõ pe nde rasĭ,
Taú nte cu pe roĭrõ,
Jha o ñe pĭrũ gui o rairõ
I chupe Angatupĭrĭ.
Sapĭ'árõ pe cuerá
Pe Taú cu õse vai,
Jha Angatupĭrĭ uvei
Péicharõ õse põrã.
Che a yeruréva avei
Aníke pe mundase. (28)
Nde rapicha rĭ'áĭ cué
Õséne mamo reí.
¡Apĭre'ĭ (29) ndaipotái
Pe i pe'á o yuecové!
Cóva o yapóva güive
Pĭ'a guapĭ ndo jhasãi.
Ai potá mõ'ã vaecué
Pei cuaá tenodérã
Peẽme o guajhẽ vãra
Peteĩ ára mboĭve.
Jha nda i poráiri voi:
Jhi aigüiro pe manó
I catúne pe yapó
Jhetá ité mba'é vai.
Maĭmárõ güĭra mimi
A myenĭjhẽta ca'a (30)
Co ĭvĭ to mbo vĭ'a
Jha peẽme aveí.
Sapĭ'árõ pe jhecha
So'óre pe ñe mbuarai:
¡Nda pe jhupĭtĭ vãrái
Pe manórõ che rendá!
Upéichave avei
Ĭvĭrá ke pe jhaĭjhu
Jhi'a cué mi nte pe'u
Ani cu pe i tĭ reí.
Pe nde rugüĭ pe cu oĩ
Ca'á Ruvichá rĭcué
Jha'e upéicha rupivé
Pe nde raĭjhu cu añei.
Ca'a jhovĭva güive
Peẽicha avei pe ñandu,
¡Ndi catui nte pe jhendu
Jhe'iva pe nde rejhe!
Oimé ñaná ñemimi
Ca'a Ruvicha irũ rã...
¡Jheta ite mba'e porã
Osẽ vaerã ichugüi!
Mõcõi ve rapo pire
Põjhã mombe'u pĭrã
Che ai potáne o ye cuaa
Jheta mba'apo rire.
Pe mbo'e pe nde rayĭ
To jhaĭjhu jhĭ'e pore,
Jha opá i ñemoñare
To i cuaa pe nde ra'ĭ.
Pe ñemitĭ i catu cue:
Pe nde ĭvĭ i yavevo
Cóga pekĭ pe i po'o
Pe'u, jha pe vĭ'aite.
Umi o mendáva güive
To ño pỹtỹvõ jhã'ã
Jha ĭva to ipejhẽ'ã
Jho'u jhãguã o ñondive.
Pe mã'é nte umí güĭrá
O yujhúramo ĭso;
O jhenói jhembireco
Jhendive jho'u jhãguã.
Marangatúva güive
Arecóne che resápe.
Jha a mocunu'ũne ĭvápe
Agã cu o mano rire.
Ndo i cóiva pĭ'a põrã
Añanga jhetépe oicóva
Taú ñe'ente oyapóva
Panégüi (31) no sẽi vãrã!
I pojhĭine jhecové
-Aña nte oi pĭ'a ra'ã
¡Mba'e mi oyapo mo'ã
Jha õsẽ ocuchívo ve!
Ipĭ'ápe o pupú pá
Ñe'ẽngái (32) i vai véva
Jha umícha gua oi covéva
Cu ombo vevúi angaipa.
Oimẽro o poro yucáva
Terã o mundáva (33) avei,
Angecovóra (34) oĩ
Piyojhápe oi pocáva.
Ta po mo jhova piní (35)
Pe ma'ẽramo o yuejhe
Mandu'áne ore rejhe
Ro iméva jha avei.
Péicharõ che ñe'ẽngüe
Tesaráichéne yepí...»
-¡Túpã ye upéicha jhe'í
Jha Arasĭ ndive o güé!
III
Rupãve, Sĭpãvé, o ñondive,
Upépe oi cové;
Ña i mo'ã ye mocõi pĭcu'í mí.
O yuaĭjhu jha jhetã o ñemoñá,
-Tũpã nte o maña-
Jha ñembuajhĭi ndo i cuaáiri añeĩ
IV
Co ágüi ya i cuámí
Máva máva pa i membĭ
Cairaíva mbojhapĭ
Jha cuñá jheta vaí;
Cuimba' éva peteĩ
Jhéra Tumé-Arandu (36)
Tĭvĭra Marangatú (37)
Jha Yapeusa (38) upe rire,
Cóva mitã pajhagüe
Ocuchívo ndaye ou (39)
Jheindĭ cuéra apĭtépe
Irũndĭ mante ye oĭ
O sẽ raca'e voi
Jherãcuã itévo upepe:
Porãsĭ (40) i põrã ngüépe,
Guarasiáva (41) ĭtã ite
Tupinamba (42) i mbarete
Jha Ĭrasẽma (43) i mbaraca
Pe o purajhéirõ o pĭta
Jhendujhára i tavĭ ete...
V
Jhetá ro'ĭ ye o jhasá
Arigua pe oico jhagüe,
O ñe moña umí ava
Jha ye o vĭ'a oño ndive.
Sapĭ'ánte pĭjhare
Ĭrasẽma ricatu
Jheta ite o purajhéi
Jha i co'ẽ jhasĭ catú.
O jhenói ye Sĭpãvẽ
I membĭ Yapeusa,
Jha o mosẽma agãgẽ
I pojhã gũa o jheca.
Tegũe jhái (44) jha inga pire
Yukĭ etépe to pupu,
Ncõ'ẽro o páĭ rire
Ajhĭ'o to ngululu.
Pe pojhã Yapeusa,
O cuchivo nte o yapo...
Pochĭ jhape o mbojhasa
Irãsẽma pe o mocõ
O moĩ ra'é pĭpe:
Ki'ĭĭ pỹtã, ca'á tái.
Mbojhapĭ pĭno rogüe
Jha mõcõi apepu jhái.
Asaye mirõ guãrã
i rurápa i yajhĭ'o.
Pégüi rire o ye jhecha
i pĭtupa jha o mano.
Asaye pĭte tiní
cu ĭvotĭicha o yero'a
Jha o mano cuñataĩ
O ye jhaĭjhúva e'jha.
Ĭraséma yukĭ ete
Morotĭ míva ĭvotĭ
Mburucuyáicha (44a) vaecué
Jhesa yayái o mbotĭ.
Jha upe ĭvotĭicha avei
Jhacuã ngüe mante o jheya
Amõ tapĭire añei
Ña jhendú pe tasẽmba.
Cóva co cuñataĩ
Ipĭajhúreve o mano:
Aña teé (45) ndoipotái
Jha o purajheivo nte oico.
Opa rupiguá ava
Jhi'u pĭrãma o güeru
Jha'e cuéra cu o imo'ã
I catuvéta o caru.
¡Pépe catu pojhã ro
I catu cue o ñembuatĭ!
O paĭ yevĭ o jha'ãrõ . . .
¡Ndo güerajháigui o ñotĭ!
Jha jhetá ára ye oico
Upépe pe jheté cué,
Ne ĩrava o ñe manó
¡Cóva mba'e guasu ete!
Umi mbĭ'a (46) ye jhe'í:
¡A jhecha yepe i mano
Jha nda roviáiri voi...
Ñane ndive vaicha oico!»
Upéva ye o jhendu
I kĭvĭ, tenondere,
O ñe jhenóiva Arandu»
Jha cóicha ndaye o ñe'ẽ:
-Co che reindĭ rete cue
Ya rajha ña ñongatu,
Ya jhecháma pe i pĭtu
Arasĭ o güerajhá ité.
O manoramo yepé
Ndi ya roviáinte vãrã
pe jhi'angüe oicó aya
Co'ápe ñane ndive.
Ĭvĭ güĭpe ña moingé
Tũpã upéicha o ipota,
Pépe varã ya pĭta
Agã ña mano rire.
¡Pe jhecháma che rĭvĭ
pe ñane renonderã!. . .
¡Oicovéva pe gũarã
O jha'ãrõ co tĭvĭ! (47).
I ñarandúgüi e'jha
Túpã, péicha ñande apó:
Tecoteverã oyapó
Opa ñande cuã mi jha!
Yurú: o cara vaerã
Ncõ'ẽ pĭjharé peve:
Nde resa: oicotẽvẽ
Mba'e ye jhecha pĭrã.
Ne apĭnguá: jhi'ã o jhetũ
Ĭvotĭ rĭacuã põrã;
Nde apĭsa: o jhendú vãrã
purajhéi, mbaraca pu.
Reicotevẽma avei
Cuñá nde raĭjhu jharã;
Ne mo cunu'ũ vãrã...
¡Ndi catúi reico reí!
Túpã o moĩ nde rete
Jhenĭjhẽ jhi'a vãrã (48)
¿Peipota angapĭjhĭ rã?
¡Pe mba'apo ta mante!
Co ĭvĭ ndaye oicove
Jha o cacuaá ye añeí
O yere mante reí
Jha o caru ñande rejhe.
Mba'eve cu nda i pacúi
Jhĭé pe o jhovo o pĭtá,
Tatapĭi mante, jha itá,
I pĭ'a pe nda jhĭcúi.
Tesarái ne pe jhecha
Agã Yasĭ ojhó rire,
Jha o yejhe'apa vove
Jhetére ĭvĭ pỹtã.
Che rĭvĭ Yapeusa
I tavĭgüi nte o yapo,
¡Anive nga pe ya'o
Co'ã mba'e co o jhasa!...
VI
Ĭrãsẽma o ñe ñotĭ
Ĭvĭ güĭ etepe voi
Tembi'u etá jha ĭvotĭ
Apĭtépe o ñe moĩ.
O yo pógüi o yuapĭjhĭ
I yere cuére o co'i
O popo jha o yerokĭ
Upépe mante rei.
O ñe mboyá Sĭ'pãve,
Ĭvĭ ateré (86) o mbuatĭ,
Jha ye o jhupi Rupãvé
I pópe avei o yatĭ.
Yapeusa uperire
Tĭvĭ (47) ári o ñe moĩ
Jha upépe o yerure
To ye yuca ye avei.
Pe ñande sĭ ma jhãguã
Cacuaá ye o ñe moĩ:
-¡Nda pe yo yucái vãrã
Tũpã mi jhe'i voi!
Che membĭ Yapeusá
O cuchivo nte oicó se...
¡Arasĭpe ya jheyá
To yeupicatú (49) jhesé.
Jha Yapeusá upe riré
O yere nga ojho reí,
Pe ĭcuá sĭrĭpe osẽ
Jha o acãvo o ye poi.
Rei ete nte o ye jheca
ndo vevui véima vaecué.
Jhasĭpeve o ye chaucá
Ĭ sĭrĭpe i cangüe cue.
Umi mbĭ'a i yatĭpá
Jha o yujhu o ye yapete,
pe i cangüére o jhechá
Cu ñandú yoguajhá ite.
Pe ĭvĭ cu’ipe o nojhẽ
¡I vai ye añá rĭmbá!
Jhapĭcuévo ojhó mbegüé
Jha umi avá i pĩrĩmba!
¡Yapeusá! ¡Yapeusá!
O cuchivo anga oico
¿Arasĭ pa pe jhecha
Mba'e térõ pa o yapó?...
¡Yajhari (38), Pepe o yujhu
Jhembiaijhu cotĭ cué mí
Jhesaĭpe o mbo yajhu
Jhembipuru cue mimi!
Pe ĭvĭ cu'í pe voi
O ñotĭ jha o jheyá
Pe i cangüe, jha o yepoí
Tapĭi guasúpe ojho pa.
Pépe o yujhú ta vãrã
Ambuae mba'e guasu,
¡Ĭrãsema ména rã
O nguãjhẽ upe ca'aru!
Tava-ĭpĭ (50) pe ye oi cuaá
Ĭrãsema mano ngüe...
¡Ñaimo'ã ára vera
O ñaní Arigua pevé.
Yajhari, pépe o yujhú,
Jhembiaĭjhú cotĭcué mi...
¡Jhesaĭ pe o mbo yajhu
Jhembipuru cue mimi!
Amõ cuarajhĭ reikiépe
Pĭtamba yave araí,
Ĭrasẽma tapĭi cué pe
Jhasẽ mante Yajhari.
Pe i tĭvĭ ári avei
Ojho ye o yapayerei...
Jha upégüi o ñe moĩ
Cóicha ité o purajhéi:
-¡Ĭrasẽma, Ĭrasẽma,
¿Che rayápa añeteté?
Ta manóna ãgã ité
Ne rendá pe aimeséma;
Che añómi ndaicó sevéima
Che rasẽ ápe jha pépe.
Aimérõ nde róga cuépe
Jhi’ã ité che tarová...
¡Neĩ Tũpã che rerajha
Ĭrasẽma renda itépe... !
Opávo pe i purajhéi
Jho'á anga i pĩ'a ropú,
Jha o ñe ñotỹ ye i pojhéi
Pe Yajharí poriajhú.
VII
Ojhópa míre yasĭ
-Jhe'í jhagüéicha Tumé-
Opáva ma jhesarai
Pe mbojhapĭ mano ngüe.
Nda jhi'aréi ye oicó
Mba'e i mombe'u pĭrã.
Mbĭ'a maĭmáro güive
Acãme o pĭtá varã:
Oico ndaye peteĩ
Sĭ'pãvẽ remiarirõ,
Cuñataĩ ne põrãva
Kerana (51) o yejhero.
Marangatú rayĭ mí
Jha'eñó itéva õsé,
Tuicháva i ca'avó
¡Cunu'ũ ye oĭ jhese!
Ĭmã ma nipo ra'e
I tavĭ jhese Taú
Caira'ĭ ramo ye oicó
Jha ojho o ñandu gua'u.
Pocuã mocõi (52) ára jhápe
Jhaimete o güerovevé,
Oú nte Angatupĭrĭ
Jha'etépe o nguãjhẽ.
Oyuechá vové voi
O ñuacãrejhe o pu'ã,
Ñu mbĭtére o ñomosẽ
Jha opáicha o ño jha'á.
Pocuã mocõi pĭjharépe
Taú icane'õ ité.
Pita-yovái (53) pe ojhenóima
Oipĭtĭvõvo i chupe.
Cóva co tuya añá,
Taú ramõi (54) raca'e;
Jha opa ñorairõ jhápe
O yatapĭva jha'e.
Jha jhese i pu'acáva
Ndo yejhuiri mi avave
I pĭtu tata meme güi
Na jhendáiri mamové.
Upéva Angatupĭrĭpe
Ĭvĭ eté rejhé o monã,
Jha Taú upegüi ojhóma
O güerajha Kerana.
¡Cóva ye mba'e guasú!
¡Ava cuéra no imo'ái!
Ndo kevéi ndaye Arasĭ pe
O ñembo'évo jhicuái.
Jha o icua'á vove Arasĭ
Upéva ma no mombái...
Pochĭ cué rejhe voi
Taú rejhe o ñe'ẽngái (32).
Ñe'ẽngaí i vaiveva
o moĩ ra'e jhesé,
Nda jhi'aréi ya icuávo
Mba'éicha itépa osẽ.
Pocuã mocõi yasĭ jhópe (55)
Keraná ma i membĭrã
Teyú-yaguá ndaye osẽ
Pocuã mocõiva i ñacã.
Pocuã moncõi o guajhévo
I membĭ cuá catueté
Jha upéicha mante rei
Pocuã moncõi jhápe pevé (56).
Taú ñemoñaré cuéra
osẽ ye i vai vai,
Nda opávai o jhecháva
Añanga (57) meme voi.
Teyu yagua (58) Mbói tu'ĩ (59)
Moñái (60) Yasĭ-yateré (61)
Curupí (62) Ao-ao (63)
Jha Jhuisõ (64) i pajhagüe.
¡O piriri ye voi
Co'ãva co'ã mbi'ã!
Mondĭijhá ramo oicó
Jha ne'ĩrã i cacuaá.
Teyú-yaguá: ĭvĭ cuáre,
Mbói-tu'ĩ: tuyú vaíre,
Moñái: umi ñú guasúre,
Curupi catú yaíre.
Yasĭ-yatere: ca'agüĭre,
Ao-ao: ĭvĭtĭre
Jha Jhuisõ ye o moĩ
I cuára umi Tĭvĭ (47) güĭre.
Pĭjharé cuénte osẽva
Umíva umí tecové,
Mitã ujhárõ oicóva
O cacuaá pá pevé.
Teyú-yaguá yeva i cuára
Amõité cu, Yaguarú (65)
Po cuá mõcói i ñacágüi
Nda i catúiva ojhó pucú.
Aña rĭmba i vaíva
Jheságüi jho'á tatá,
Ñandeyára nte ra'é
Mbegüé mi mante oguatá.
Avavére nai ñarõi
Ndajha'éi i vai páva
Oicó mínte va jha'é
Ĭváre nte ojhasáva.
Tĭvĭra Yasĭ-atere
Ichupé omo ngarú,
Eíra jha camoatí
Jho'use téva ogüerú.
Ita-cotĭ rerecuára»
Teyú-Yaguá raca'é.
Aveíva ĭvĭcua yára,
Jha umi ĭva ye i mba'é.
Mboi-Tu'ĩ, moncõi jhagüé,
Piráre nte o carú,
Jhacu ára ivai etérõ,
Tuyú güĭre o ngucurú
Cóva rejhe oye'émi:
Mba'e jhe'õ rerecuára»
Pirá, mbusú, Ĭsapĭ
Jha ĭvotĭ mboyera jhára.
Moñái, mbojhapĭ jhagüé.
Umi ñú jha ĭvĭtú yára
Pocovíva re i ya'éva
Mondajhá pĭtĭvõ jhára
Pombero (66) pe ye o jhaĭjhú
Opárupi o yocuái,
Umí mondajhá angüéra
O pombe'áva» jhicuái.
Taú ra'ĩ irundĭjhá
Yasy-ateré pĭtãmí.
Asaye pĭténte oicóva
Jhĩ'ãva sa'ĭyumi
Co carapé mi oicóva
Umi mbĭ'a re oyeré,
Jha upéicha omo nga'úre
Ojho reí jhendivé.
Umí mbĭ'á o güerajháva
ndoyerevéima vaerã,
Tĭvĭra Aó-Aó
Ajhĭ'ó cúape guãrã.
Yasĭ-atere o güececóva
Ca'a-ruvichá payé (9)
Eireténte jho'úva
Ndaya jhecháiri ichupé.
Pococá (67) overapáva
Cuarepotíyú memẽ,
Upéva reve oi córõ
Ndoye jhecháiri ichupé.
Sapy'ánte oye pe'árõ
Ichugüi pe ipococá.
I cangĭpáma o pĭtávo
Oimejháicha ma jho'á.
Popeteĩngué e'jháva
Taú raĩ Curupí
Oimejháicha i puru'ãva
Ichugüi cuñataĩ.
Cuñá maĭmáro o jhecháva
O ma'émbáre jhesé...
¡TOVÉ cu ndaipóri véima!
O kirĩrĩma ichupé.
Co mboraĭjhú rerecuára
Mitã kirĩrĩme oi potá,
Pĭjharecuénte o mondáva
¡Mbaupé nipo oi potá!
Jheseguá, techa pĭrãye
Ogüerecóva oyejhé,
Ipĭpé o poro yuráva-
¡Ĭ'sĭpo ya'é jhesé!
Jhovĭũrõ ca'agüĭ
O mbojhokĭ Curupí,
Jha so'ó ca'apeguára (15)
Oicové jha'é rupi.
Aó-Ao, upe riré
Taú ra'ĭre ñañá,
Pocuã peteĩ yasĭpe
Chugüi i membĭ Keraná.
Jha'éicha oñe moñáva
Ndaipóri chéne avavé,
pe ĭvĭtĭ o ñuambáva
Ta'ĭre cuéra ndivé.
So'óre mante o carúva
Jha mbĭ'a o jhechá vové,
Aó-Aó! Aó-Aó!
Jhe'í cúevo o mboyeré.
O yupíramo ichugüi
Ĭvĭrá guasú cu'áre,
Kĭre'ĭ me ye o yo'óva
Jha o mocõsõ jho'apáre.
Pindóre ñoité o yupíva
O yesaupínte jhesé.
Jha vocóike o ye'óipáma
Pévagüi o kĭjhĭyé.
Pocuã moncõi mitãjhá
Aipó Jhuisõ ye osẽ,
Cóva manó nte iñĭrũva
Jha jhembi'ú te'õngüé.
Jhesa'ĩyú jha i vaíve,
Jhiavucú jha i kĩ'a
Pe tĭvĭ-güĭre oicóva
Ipĭti'ú ya'ejha.
Re ñandúrõ pĭtungüĭpe
O pocóva nderejhé.
I pó jho'ĭsã vaíva
¡Jhuisõ yecu o nguãjhẽ!
Ĭvĭ ñepĭrü jhagüé
Ne cunguĭpeke e moĩ,
Jha esẽ e jhenói chupé
Mbojhapĭ yevĭ voí.
Upéicha ĭro yecó
Ñande reyavéi e'jhá,
Oicóye ne ra'ĭvõvo
Upégüi nde rerajhá... !
Co'ã Taú ra'ĭré ye
Osẽ tecové vaí,
Nomo jhembĭi avavépe
Michí ete güive voi.
Pocuã moncõi ro'ĭ jhápe (68)
Tuichapáma ã tecové,
Curupí catu o mondáma
Mitã cuñáva güive.
Upépe catu vaípe
Avá cuéra o ye jhechá,
Tayĭra ipõrã véva
Ndaico'ẽ inte sapĩ'a
Umi cuñá o cañĭva
Ojhopáre i puru'ã,
Pocuã moncõi yasĭ jhópe
I membĭráma jhãguã.
Oicove páta riré
Umi teĭi vaí etá,
O muendĭmo co ĭvĭ...
¡Ndoipotáiri nte Tũpã!
Pocuã moncõi ára jhápe
I pũrũ’ã nte i yaí,
Jha o manóye catuete
Ose vaí ta'ĭrai (69)
Taú ñemoñare cuéra
Moñái õséye i mondá,
Jha Atĭjha (70) ĭpĭ etépe
Ĭvĭtĭ cu'ápe jhendá (71)
Opa ite mba'é o yujhúva
Upépe o güerajha pa,
Pỹtũmba rente oicóma
Tapĭ'i rejhe o ye jheca.
Mitã michíva maĭmárõ
Pĭjhare cue Curupí
O monda jha i túva cuéra
I pochĭpa-catuí.
Cõ'ã mba'e umi avápe
O mbo jhugüĭ vai pa,
Jha oú o ñondive cuéra
Co'ĭte oico vaipa.
Opárupi ye oico
Ñe'engái jha tesaĩ,
Cuña, jha cuimba'e cuéra
O mbo jhacuáye i jhu'ĭ.
Cógama ye o ñeñomí
Pépe catu o yo yucá,
Cuñá cuéra o ñe rairõ
Jha óga o ye jhapĭ pa.
O pu'ãmbáye o ñuacãre
Opá mitã jha tuyá.
O yaejhé nda i ya'évéri
Jhi'ánte o ño mbo'í pá.
Upépe aé ye Tumẽ
Casike pe ojhó jhe'i:
¡Che pĭtĭvónte aipótá
Opá jhãguã co tĭai!»
Jha casike o jhenóimba
Avá oĩva güivé,
Atĭjhá pe ojhó jhãguã
¡O ñe'éta ye Tumẽ!
VIII
Opucá tie'ĩ vaíre
Taú peteĩ ncõ'ẽ
Ojhechárõ umi jheĭi
Imeguã mbáva osẽ
Jhesá ye ombo guĭguĭpá
Pe jhãi o tiritití,
Ipĭtujhó pe tatá
Jha o ñe pĭrúye jhe'i:
Cuñá cuéra oñe'ẽngái
Ĭmã ndaye che rejhé
Jha upe jhagüére ye péicha
Che ra'ĭ cuéra osẽ.
Umi cuñá co ĭvĭ ári
(Chénte cu coicha aipotá)
Añá toicó pe icũre...
¡Cuñañá me to pĭtá!
Jha cuimba'é avei
(Icatú pe i cú imba'é)
Cuñá jhe'ínte oipotáva
Jha oyapómane iñe'ẽ.
Umi apayuái guasú
Oñe sa ĭ'yo güivé.
Amõ ité jhopĭta itépe
To yejhú cuñá poré.
Jha oye jhecháne cu mbói
I popiã o ñongatú
Ndo ye jhecáirõ ichupé
Jha'éne i marangatú.
Oimẽro ñoité o jhecáva
Oisu'úne ichupe,
Jha voi o yucá ĭrõ
O cueráne voi eté.
Cuñá cuéra, jha jhe'ĭi...
¡Ãvá catú i ñarõvé!
Umi yurúpe oye'árõ
Jhasĭpe oye cueravé.
Umíva cu pore'ĭme
Oicóne o caguaí
Jhapicháre omõ pu'ãvo
Jheta ité mba'e vaí.
Umi jhembisu'ú cuéra
Ndo áitéi ramõ yepé,
Aré peve i yarurúne
Térã mbegüé o manó ité.
Mbĭ'a güivé i cũraimbéva
Toye jheyá to ñe'ẽ,
Cháke iñangapĭjhĭ ỹrõ
Osoró páne mba'é.
Umi cuñá i yatĭrõ
Pe jheyá ta imandu'á
Umi jhapicha recóre
Péicharõ cu o vĭ'a.
Tĭaí oicóne o yapó
Mbĭ'a iyĭvĭtú rangüé...
Iñe'ẽ cuéra i pĭasĭgüi
¡Toñandú pe iñañangüé!
IX
Peteĩ ñasaindĭ pĭjharépe
Atĭjhá re avá cuéra oyeré,
Jha oñe'ẽvo Tumẽ iyapĭtépe
Pĭtĭvõ jha yuaĭjhu o yeruré (72)
Ipajhávo jhe'i ñemijhápe:
Peyo páke che ĭpĭpe pe yá.
Pe jhendúke jha'éva co'ápe
Pĭsỹrõ (73) pe ipotárõ guarã.
Pe mõcõke, mbĩ'a, co jha'éva
Jha aniangatei Moñái o jhendú,
Cha co'ápe vaerã i tenondéva
Jha'eño nte o guãjhéne o caĩ'ú.
Na ĭmái Keraná i membĭrõ
Mitã cuéra i meguãva (74) õsẽ
Che jha'émi: umíva co'ẽrõ
I vaíne jhaguã catueté.
Ya jhecháma mba'é o jha'ĩvõva:
Ñorãirõ, sarambípe yaicó,
Pe mba' é vaí etá o ye yapóva
ye yucá, tesaĩ jha angecó (75).
Tapichá rei eté re yucárõ
Re ñandú Angecovóra (34) oiké
Nde pi'ápe, nde yopé asĭvo...
¡Ndi catúi pe jhatãgüi re ké!
Ñandeyára ¡i põráma! jhe'í,
Jha o mboú che rendápe Gua'á (76)
Oipotá ãgãitéma voí
Moñái cuéra ñujháme jho'á.
Pó mõcõi (77) pĭjharépe pe ojhóta
Pe yapó co jha'éva peẽme:
¡Che reindĭ peteĩ a mondóta
Jha'eté oipĭsỹrõvo ñandéve (78).
I po'áma güivé cu o yeréne:
Péicha ĭro, ¡ojhóma o manóvo!
Jhecové co ñandéve o me'ẽne
Jha Moñái me ojhó moñĭrõvo (79).
X
Jhógape o yeré Tumẽ
Jheindĭ cuéra o jhenoimbá
Oikéma Tupinambá
Guarasiava jhendivé;
Jha Põrãsĭ, i pajhagüé,
Acói etéva i põrã
Ne ĩraiva i marã,
Tĭkéra cuéra avei,
Tumẽ upépe jhe'i
Opa ité jhe'i vãrã:
-¿Mba'épane peimo'ã
Co yaicové pave'ĭ...?
¡Ya jhasá jheta ro’ĭ
Ndicatúi ñandé tuyá!
Ñandé cu cóicha guãrã
Ya ye yuca ĭ güivé,
Mba'asĭ, maramové
Ñande yucáiri vãrã.
Agã ncõ'ẽ-ncõ'ẽ
Ña ne mitãvé rei...
Ĭmáma yepe avei
O manombá ana teé (45)
Irũndĭ ntema ya pĭtá
Ñandéva, o ño pesengüé,
Cóina ápe o ñondivé
Che rendú míco aipotá
Che reindĭ mbojhapĭve:
Che vaecué po ipojhanó,
Ani jhaguã pe manó
Pe nde pĭajhú (80) yavevé.
¿Pe icuaá pa cu Gua'a
A recóva che ndivé?
Cu Yajhari mba'ecué
Ĭrãsẽma pe guãrã
Upéva cu, upe güĭrá,
Yajharí o manó riré
Che rógape a roguãjhẽ
¡Jha i ncõ'ẽ arandú porã!
I ñe'ẽ o güerú jharã
Tũpã raca'é o mboú,
Pĭpé che momarandú
Opa ité a yapó'vãrã
Jha'ére aé a jhechá
Põjhã ñaná peteĩ,
Payé rãmo ña moĩ
Jhéra Ca'á ruvichá.
Cuimba'é jho'ú güivé
Jhasĭpe téma o manó.
Angaipá (161) nte ani oyapó
Upe põjhã rejhevé.
Mãramové nda i tuyái
Vĭ'ápe mante oicó,
Arandú o güerecó
Jha mba'asĭpe o yoyái.
Péva rupi i catú
Ya icuaá tenondé rã,
Co'ẽ rõ oicó vãrã
Nde pĭ’ã o mo marandú.
Mba'é cañĭ ngüé avei
Jha jhẽrũguã (81) va i catú,
Jhesé aé ya yujhú...
¡Ña mbo pupúrente oĩ!
Pó peteĩ (82) mante oĩ
Pe põjhã jho'ú vaecué:
Ñande cuéra irundivé,
Jha che Gua'á aveí.
Upé jha'ára güive
Ca'avópe va peicó...
Jha i catú nte pe recó
Pe nendivé cu taĭsé (83).
Cuñáme nomõ marãi
Pe payé mandu'á jhá,
Jho ú riré upe pojhá
Oñe moñá jha jhesaĩ
Cuimba'é pente i yojhá:
Ndo güerecói tagũĩrõ
Cuñáme ye oñemỹrõ
Jha ndo jhasáiri vĭ'a! . . .
Ñande recové i pojhĭi
Pe jhechá nico peẽ,
Co ãgã o icotẽvé
Pĭsĭrõ (73) ñande reĭi.
Umi mba'e vai eta
Nda avavéiri o yapo,
Po cuã mocõi nte oico
Taú ñemoña reta.
¡Ãvã yajháta yaitĭ!
¿Máva nipo pejhóse,
Pe ipuru mívo jhese
Che arandu-ca'atĭ? (84).
-¡Che ajháne a yuca!
Porãsĭ osẽ jhe'i-
Jha jhacu cuére voi
Ojhóma Moñái reca.
I porã ye, jha i mitã
Tume reindĭ pajhagüe,
o me'ẽta o güecove
Oipĭsĭrõvo jhetã.
ÍNDICE
• Prólogo
• Ñande ĭpĭ cuéra
• La ortografía
• Capítulo I
• Capítulo II
• Capítulo III
• Capítulo IV
• Capítulo V
• Capítulo VI
• Capítulo VII
• Capítulo VIII
• Capítulo IX
• Capítulo X
• Capítulo XI
• Capítulo XII
• Capítulo XIII
• Capítulo XIV
• Capítulo XV
• Capítulo XVI
• Capítulo XVII
• Capítulo XVIII
• Capítulo XIX
• Capítulo XX
• Capítulo XXI
• Capítulo XXII
• Capítulo XXIII
• Capítulo XXIV
• Capítulo XXV
• Capítulo XXVI
• Capítulo XXVII
• Ilustraciones
• Notas explicativas
• Tabla
• Observaciones Dr. Moisés Bertoni
• Guaránia rerecuára
• Apéndice
LECTURA RECOMENDADA :
NUESTROS ANTEPASADOS (ÑANDE YPY KUÉRA)
San Lorenzo, Py.: GUARANí, 1937. 152 pp.
Edición digital: BIBLIOTECA VIRTUAL DEL PARAGUAY
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