EL PARAÍSO QUE LE HAN ROBADO A ABRAHÁN FEHR
Por ANDRÉS COLMÁN GUTIÉRREZ
Twitter: @andrescolman
Llegó al Paraguay en los 80, siguiendo el flujo migratorio del grupo menonita que desde hace un siglo deambula buscando su paraíso en la tierra, un lugar en dónde afincarse, vivir y trabajar en paz, erigiendo utópicas aldeas según su particular concepción humana y religiosa.
Seguidores del líder religioso anabaptista holandés Menno Simons, son cristianos laboriosos y pacifistas, que buscan conservar sus tradiciones de hace cuatro siglos. El Paraguay recibió solidariamente a los primeros contingentes que llegaron en 1926 desde Rusia, huyendo de la persecución y la guerra. Se establecieron en el entonces inhóspito Chaco, donde construyeron ciudades que parecen espejismos en el desierto, emporios productivos con sistema cooperativo, aunque cerrados sobre sí mismos durante mucho tiempo.
Los últimos grupos llegaron en los 70 y 80 de Canadá y México. Se establecieron en Caaguazú, Canindeyú y San Pedro, en algunas comunidades más cerradas al estilo de los amish, donde insisten en hablar el deitsch, un dialecto del bajo alemán, con poca voluntad por aprender el castellano o el guaraní, lo que ha reforzado su aislamiento.
En la colonia Manitoba, a 40 kilómetros de Santa Rosa del Aguaray, San Pedro, se estableció Abrahán Fehr Banman, donde se casó y tuvo cuatro hijos. Solo buscaba que lo dejen vivir y trabajar, sembrar y cultivar la tierra, ir al templo los domingos, compartir sus tradiciones en comunidad.
No fue posible. El paraíso menonita se empezó a resquebrajar cuando el grupo armado criminal que se presume guerrillero y se hace llamar Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP) los tomó como víctimas propiciatorias de sus ataques violentos, secuestros extorsivos y cobros de "impuestos revolucionarios".
Abrahán Fehr estaba trabajando en la chacra, el 8 de agosto de 2015, cuando lo rodearon y lo secuestraron. No intentó resistirse. Por sus principios religiosos aborrecía las armas. Pidieron 500.000 dólares por su liberación. Sus familiares y los miembros de su comunidad juntaron 100.000 dolares, con mucho esfuerzo. Sin experiencia, se dejaron estafar por otros delincuentes que se hicieron pasar por los secuestradores y que les robaron el dinero.
Ahora, Abrahán Fehr fue hallado muerto, en el fondo de una fosa anónima, cavada en la misma tierra roja que él creyó sería su paraíso. Hay otros dos colonos secuestrados por el EPP y la mayoría de los menonitas de San Pedro no ven la hora de huir del país.
El Gobierno y el Estado paraguayo no han sido capaces de garantizar su seguridad para vivir y trabajar en paz, como tampoco pueden brindar esa seguridad a la mayoría de los habitantes de esta tierra.
El paraíso que le han robado a Abrahán Fehr es el mismo paraíso que nos siguen robando a todos los demás habitantes, todos los días.
Fuente: ULTIMA HORA (ONLINE)
Sección OPINIÓN
Sábado, 13 de Enero de 2018, 01:00
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