FÁBULAS de
ANA IRIS CHAVES DE FERREIRA
LA ARAÑA ESTRUCTURALISTA
La araña había seguido cursos inferiores y superiores, de varias carreras simultáneamente, optando a distintos títulos que la habilitaban académicamente.
Pero su pasión era el estructuralismo que, a ella, en su afán desarrollista, le servía para divagaciones sumamente elaboradas y artísticas.
Cuando comenzaba una obra se olvidaba del cansancio hasta concluirla. Su paciencia rebasaba ciertos límites haciendo que sus estructuras fueran consideradas fuera de serie.
Un atardecer se propuso terminar para el día siguiente la que sería su obra maestra, aquélla por la cual la recordarían hasta el fin de los siglos: una como catedral sumergida donde las líneas nunca se repetirían sino que formarían una maraòa indescriptible digna de figurar en cualquier Bienal, pero no de las repetitivas.
Estaba ya llegando casi al nivel del piso, en la última etapa de su magnífica creación, cuando un sapo inadaptado, con un vulgarísimo ¡clop! la devoró, al tiempo que destruía su valiosa te
Moraleja: Uno propone, Dios dispone y el diablo lo descompone.
De: Fábulas modernas
(Asunción: Ediciones NAPA, 1983)
LA ABEJA DROGADICTA
Una abeja, pobrecita, nacida proletaria ella, desde temprana edad quiso superar las tendencias centrífugas que la destinaban a subalternos menesteres irreversibles.
Trató de morigerar la taxativa rudeza de su sino de obrera con una marcada preferencia hacia néctares vedados, dándose con fruición a libaciones decantadas que de hecho y de derecho le estaban retaceadas.
Pronto fue evidente para todos la suerte de alienación que padecía y, constatadas las motivaciones de su insatisfacción, trataron de minimizar sus alcances integrales. Sin embargo, era ya tarde para hacerle comprender el complejo y peculiar mensaje que hubiera posibilitado la recuperación de su estabilidad emocional.
Creyéndose reina, una tarde cualquiera ingirió dosis masivas del edulcorante de marras y fueron inútiles los esfuerzos realizados para incrementar su volemia activa, acabando, lógicamente, como acaban quienes no saben dominar sus excesos.
Moraleja: Nunca juegues con fuego.
De: Fábulas modernas
(Asunción: Ediciones NAPA, 1983)
EL PAVO REAL SOCIALISTA
Resultaba altamente insultante para los de su clase la actitud del pavo real hacia los desheredados. Es decir, hacia aquellos incapacitados de lucir tanto oro, tanto índigo y pedrería en el ropaje.
El era de sangre real y nada debía tener en común con el populacho; ésta era la opinión de quienes se sentían defraudados por su falta de adhesión a la estirpe, por sus trajines demagógicos.
Pero el pavo real tenía su plan elaborado y gracias a ese marbete socialista fue catapultado a la secretaría general del Partido, luego a la Delegación permanente, para terminar siendo el más joven Jefe de Gobierno de su época.
Moraleja: El que ríe último ríe mejor.
De: Fábulas modernas
(Asunción: Ediciones NAPA, 1983)
EL CUERVO ERUDITO
En la familia de este cuervo se reverenciaba el nombre de Edgar Poe, porque en hermosos versos inmortalizó a un antepasado.
Pero -se decía nuestro cuervo-, ¿qué son los versos de antes, comparados con la poesía nueva, tan llena de sorpresas inesperadas, de interpretaciones diversas, donde el metro, el ritmo y la rima son accesorios sin importancia?
Con la ayuda de siete diccionarios se dedicó a describir su cosmovisión en versos tan prosaicos o en prosa tan poética, como queráis, que enseguida llamó poderosamente la atención de los entendidos y, a poco de salir de la ineditez, se convirtió en el poeta más traducido de su generación.
Moraleja: Cría cuervos y te sacarán la fama.
De: Fábulas modernas
(Asunción: Ediciones NAPA, 1983)
EL PATITO EMBUSTERO
Un patito mentiroso se cayó en lo que parecía un lodazal y, en vez de perder energías pidiendo auxilio, nadó rápidamente lo poco que lo separaba de la orilla y fue junto a papá pato a contarle su aventura. Como era un patito bastante evolucionado, le dijo:
-Papá, allá se está formando un gran charco de petróleo.
- ¡Qué va a ser petróleo! -le respondió la voz de la experiencia.
Será un charco como otro cualquiera.
-Es petróleo -insistió el patito- y uno puede ahogarse si se cae dentro.
- ¡Bah! Es inconcebible que creas en patrañas. Vamos, te demostraré que no lo es y para sacarte el complejo me tiraré a él.
Papá pato buscó unas matas ni muy bajas ni muy altas para lanzarse desde allí y planeó tan estupendamente que cayó justo en el centro del charco. Entonces, nadó y nadó, pero no pudo recuperar la orilla porque era nomás un viscoso pesado petróleo.
Moraleja: En boca del mentiroso lo cierto se hace dudoso.
De: Fábulas modernas
(Asunción: Ediciones NAPA, 1983)
Fuente:
Ilustraciones: CATITA ZELAYA EL-MASRI
Intercontinental Editora,
Asunción-Paraguay 1999. 433 páginas.
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