FUNDAMENTOS DOCTRINARIOS DEL COLORADISMO
Por BACON DUARTE PRADO
EL ARTE S.A.
Asunción – Paraguay
1959 (1959 páginas)
INDICE
Prólogo
Introducción
I - EL HUMANISMO
El hombre: animal prospectivo
El hombre: ser social y político
El hombre: sujeto y objeto de la política
Los partidos políticos
Función rectora del pensamiento político
El humanismo en la doctrina colorada
II - EL NACIONALISMO
Nacionalismo cultural
Nacionalismo político y social
El pueblo paraguayo y la visión histórica del coloradismo
La valoración del hombre paraguayo
III - EL TRADICIONALISMO
Tradición y cultura
La tradición como factor de permanencia
Las generaciones ante la tradición
La tradición en la doctrina colorada
Ubicación de la historia en el esquema ideológico colorado
IV - EL PROGRESISMO
Antecedentes históricos sobre la teoría del progreso
Progreso y progresismo
El coloradismo como afirmación del progreso
V - EL IDEALISMO ÉTICO
El idealismo en sus diversas acepciones
Dignidad ética en la política
La custodia de los valores morales
Los valores del espíritu en la plasmación del ideal
El ideal en la política
El idealismo ético en la doctrina colorada
VI - LA DEMOCRACIA
Cultura y democracia
Ideas preliminares sobre la libertad
Las cuatro libertades y la plenitud humana
La educación cívica para la democracia
Formación cívica de dirigentes y dirigidos
La defensa de la democracia
El estado democrático en la doctrina colorada
APÉNDICE
La O. N. U. y el ideal de la democracia universal
PRÓLOGO
Un insoslayable principio de moral política constriñe a todos aquellos que han definido su posición cívica por la incorporación activa a una agrupación partidaria, contribuir de alguna manera y con díverso aporte, dentro del marco elástico de sus capacidades, al caudal común que representa esa compleja realidad que conceptualizamos como Partido político, contribución que si es positiva y valiosa, tiene la virtualidad de trascender la esfera limitada de los intereses partidarios para derramarse por todo el espacio político de la Nación. En uno y otro caso, el esfuerzo contributivo representa una intención enderezada hacia una finalidad afirmativa que, aunque no alcance a cubrir el ámbito ideal que le sirvió de incitación y propósito, sea ello a consecuencia de falta de aptitudes para el emprendimiento que se intenta, o que éste, intrínsecamente rebasé el fin propuesto, deja intacta la faz intencional, los buenos propósitos, el afán contributivo, sea cual fuere el resultado, obtenido.
Queremos significar con lo esbozado que lo que puede salvar a una obra, a pesar de su defectuosa concepción o factura, es la finalidad que le sirvió de fermento creador, y el esfuerzo consiguiente.
Hemos querido justificar aunque más no fuera en un aspecto, nuestra militancia partidaria, ofreciendo a los correligionarios el fruto de largos años de meditación y de trabajo, gran parte de ellos centrados en la consideración de los aspectos doctrinarios que señalan al Partido Colorado como una entidad de nítidos perfiles por la riqueza y calidad de sus notas diferenciales, al ser confrontado con sus similares en nuestro medio.
Bien sabemos nosotros que resulta justificadamente problemático el haber logrado plenariamente, nuestro objetivo: ofrecer un esquema conceptual de la esencia doctrinaria del Coloradismo, faena que se nos antoja notoriamente superior a nuestras posibilidades, y ello, sin falsas modestias que las más de las veces encubren un latente sentimiento de autosuficiencia. Y ello porque es difícil de veras captar lo esencial de una compleja urdimbre entretejida con elementos reales e ideales, coma lo es todo Partido político.
Hemos dado cima a nuestro trabajo y ello nos procura una indisimulable satisfacción porque hemos elegido como órbita de nuestra acción política partidaria, todo lo relacionado con los aspectos ideológicos que fundamentan el ser partidario. Y hemos elegido el cauce de nuestra militancia obedeciendo a la voz de la vocación que imperativamente nos señalaba el emplazamiento desde el cual teníamos que desplegar nuestras potencias creadoras.
Terminada la obra experimentamos por otra parte, cierto desgarramiento íntimo al comprobar que ella ya no nos pertenece en exclusividad, por aquello de que el amor a nuestras obras nos torna respecto de ellas, un tanto egoístas y exclusivistas; y el hecho de que ellas, mientras las elaborábamos se hallaban sujetas a nosotros bajo una especie de tutoría "sui géneris", y que luego de ser concluidas adquieren de pronto su autonomía, rebelándose contra su propio hacedor. El libro que se lanza a la publicidad ya es de todos, un patrimonio comunitario.
En homenaje a la sinceridad, hemos de formular una fundamental advertencia a los lectores, en el sentido de que esta obra no pretende agotar en manera alguna el tema propuesto, su mayor éxito será haber alcanzado alguna aproximación y representar un atisbo, aunque imperfecto del objeto que le sirve de meollo.
También nos sentiremos ufanos y satisfechos si este ensayo, que entendemos es el primero, por su carácter orgánico, sirva de acicate para que otros -mejor munidos de información y ,de dotes intelectuales- llenen las lagunas que inevitablemente han de asomar, y completen este esbozo con la sustancia de nuevos enfoques y datos inéditos que otorguen al edificio doctrinal del Coloradismo, sus tentáculos más firmes.
Hemos escrito este libro con el pensamiento puesto en los destinos de nuestra patria, cuyo servidor eminente es precisamente el Coloradismo, en su pensamiento y en sus obras, en sus logros y en sus frustraciones. También hemos tenido presente en nuestra mente la imagen de aquellos recios varones que fundaron nuestra gran Asociación; de aquellos otros que le infundieron la vitalidad indeclinable que la sostiene en todos los tramos de su tránsito histórico; de aquellos nuestros contemporáneos, jóvenes, maduros o provectos que, de consuno, sostienen el bermejo pendón contra todos los vientos desatados en la lucha por un Paraguay mejor; de aquéllos que, pertenecientes a sucesivas generaciones, irán a su turno, animando la materia histórica del Coloradismo y encarnando los ideales por los cuales tanta gente sufrió y padeció en los crudos días de las persecuciones y del terror.
Dedicamos, pues, este libro a todos los colorados que han sido, son y serán; a los humildes y a los poderosos, a los doctos y a los ignaros, a los viejos y a los jóvenes, a las gentes del campo y de la ciudad, a todos, en fin, los que se sienten solidarios con ese másculo ideal en marcha que es el Coloradismo eterno.
INTRODUCCIÓN
El Coloradismo es una doctrina política, un suceso histórico y una definida actitud el espíritu. Al rebasar ampliamente el circuito político, impregna y satura todo el ámbito vital del sujeto que lo encarna; el grupo humano conformado a ese patrón histórico y doctrinario. El ciudadano colorado no es solamente el "homo politicus", esa abstracción del hombre total que se manifiesta dentro de tipos genéricos de conducta, incapaz por lo mismo de revelar lo que de personal, intimo e incanjeable posee cada ser.
No se agota él en la presencia esquematizada de un guarismo matemático estadístico, ni se reduce a un rótulo o categoría social; es una personalidad total que piensa, y siente, goza y padece en colorado, vale decir, profundamente influido y determinado por valores originarios de esa realidad histórica y doctrinaria que es el Coloradismo. Se advierte, pues, que el esquema político es insuficiente para contener o enmarcar todo la riqueza en vibraciones humanas que implica el Coloradismo.
El Coloradismo se revela como una postura filosófica asentada en una previa instancia de valoración positiva de la persona, considerada ésta en su carácter de forjadora de la cultura y éticamente responsable de su conducta social y política. Se puede definir al Coloradismo, en este sentido amplío que abarca todo el ámbito de lo humano y social, como un optimismo humanista o personalista. Nuestro Partido considera la personalidad humana como un valor substantivo, vale decir, un sujeto valioso y estimable, un fin en sí mismo, a quien se debe respeto y consideración por el solo hecho de ser persona. Esta denominación -la de persona- recae en el hombre cuando es considerado como sujeto portador de valores y creador y agente de la cultura.
No admite el Coloradismo en medida alguna, la mediatización ni el menoscabo de la condición humana, la persona representa un valor, un fin valioso.
El optimismo humanista o personalista, caracterizado como una instancia o presupuesto previo de valoración positiva de la entidad humana, es la ancha base que sustenta la pirámide estructural e institucional del Coloradismo. Los demás planos son derivaciones de este principio ético y filosófico.
A la manera del un segundo plano ideal, articulado con el primero, se alza la vocación democrática del Coloradismo.
La Democracia, como sistema de organización política también se asienta en una previa valoración positiva de la persona -en este caso el ciudadano- respecto de su aptitud para tomar posición ante los problemas que suscita la conducción política de la sociedad. La doctrina republicana es coherente, lógica y consecuente con sus presupuestos de carácter filosófico. Todo Partido democrático deberá aceptar las implicaciones y consecuencias de tal definición doctrinaria. Esto no obstante, en la política paraguaya se observa el fenómeno de que el Partido liberal es, en ese sentido, contradictorio entre su esquema doctrinario y su efectiva presencia histórica. En efecto; el "legionarismo", originariamente un episodio histórico de traición a la patria y constitutivamente una actitud espiritual peyorativa de todo lo nacional, se endereza justamente a negar en la práctica los supuestos doctrinarios de la Democracia, cuya esencia es la estimación del hombre, de sus valores, reconocimiento de sus posibilidades para la faena política, social y cultural. Esta inconsecuencia del liberalismo paraguayo, esta contradicción entre su sedicente Democracia y su efectiva acción política, explica su fracaso y su incapacidad de ganar dinámica y sensibilidad nacional. Entre lo que efectivamente es el Partido Liberal y lo que debe ser, conforme su estructura doctrinaria, hay buena distancia.
La Democracia Liberal -puramente teórica- tiene pretensiones de universalidad; resulta por ello una construcción abstracta, racional o esquemática. La Democracia para el Coloradismo, si bien se funda también en valores de cuño universal, se conforma a una clara visión de la realidad nacional.
La Democracia una doctrina, un sistema de ideas, normas y principios; en rigor no existe en la realidad sino en el pensamiento, lo que efectivamente existe son grupos humanos organizados que han logrado crear un orden de convivencia que responde a ese molde institucional e ideal.
La genuina Democracia es aquella que de hecho se instala en un espacio social, y se enraíza y nutre en los valores humanos de quienes lo viven, practican y perfeccionan.
El Coloradismo apunta hacia una Democracia organizada según pautas ordenadoras dimanantes de la realidad social, históricay cultural que es el Paraguay.
El espíritu del Coloradismo se actualiza en una constante y sincera estimación positiva de la persona, del hombre en general; el Nacionalismo que blasona no es sino consecuencia de ese humanismo. En efecto, si estima al hombre en general, con mayor razón sabrá apreciar y valorar la capacidad del paraguayo para la configuración de un orden de progreso a impulsos de su pensamiento y de su músculo. El Nacionalismo se explica también en su sentido histórico, además de la consideración puramente especulativa. Desde la Colonia hasta nuestros días se proyectan en los acontecimientos históricos, dos corrientes de diverso signo, paralelas y simétricas. Una de ellos representa la voluntad de autoexpresión nacional y de afirmación autonomista, que se apoya en los cartabones del propio genio. La otra representa una actitud diametralmente opuesta; es la mentalidad colonialista, derrotista y conformista, imbuida del mezquino prejuicio de que el paraguayo es un ser afectado de una "capitis deminutio" perpetua, a quien es menester tener bajo tutela; le niega la posibilidad de crearse una cultura con los módulos extraídos de su propio medio y fundada en su nativa espontaneidad.
El momento culminante de la corriente menospreciadora y negativa aparece como un episodio de la guerra del 70; aquí emerge ya con perfiles desembozados, francamente cínicos; es el legionarismo, el entreguismo, la traición a la patria. Terminada la guerra, el legionarismo marca la continuidad a la corriente negativa y esterilizante. Es éste el hecho que tipifica categóricamente todo lo antinacional, lo anti histórico.
Entre el Coloradismo y el liberalismo se advierten radicales contraposiciones; al legionarismo -actitud espiritual adscripta al Liberalismo criollo- el Coloradismo le opone enérgicamente el Nacionalismo, formidable energía anímica que le insufla vitalidad de siglos, que es legado del pasado, capital del presente y aliento de perennidad.
El Nacionalismo es un matiz que caracteriza suficientemente al Coloradismo y le otorga un sello de genuinidad y autenticidad originarios de su propia esencia y tradición.
El Coloradismo estima a la tradición como un ingrediente insustituible que contribuye a su unidad y a la continuidad sin grietas de las compactas filas de su material humano en el tiempo y en el espacio.
El tradicionalismo republicano no es una actitud conformista ni retardataria que niega los nuevos aportes que el progreso va sembrando a su paso; antes bien, es progresista y concilia perfectamente su adhesión a lo tradicional con su alta estimación de las formas nuevas que se constituyen en vigencias culturales y sociales.
Por último, el Coloradismo no admite en manera alguna la escisión de la Política de la Ética; al contrario, entiende que ambos son órdenes humanos superpuestos y que no puede haber una buena política cuando no se halla respaldada por los cánones normativos de la moral. En cuanto acción, política, el Coloradismo constituye un verdadero idealismo ético, un constante afán desinteresado y altruista por conquistar mejores condiciones de vida y desenvolvimiento para la sociedad, sin esperar que el esfuerzo sea recompensado con retribuciones materiales.
Es posible, pues, descomponer el complejo estructural de la doctrina colorada, en los siguientes principios: Humanismo, Democracia, Nacionalismo, Tradicionalismo, Progresismo e Idealismo Ético. Son las pilastras que sostienen el edificio ideológico de esta gran Asociación de hombres libres y patriotas, cada una de las cuales será objeto de su correspondiente consideración y estudio en capítulos de este libro.
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