CELEBRACIÓN DEL CUERPO Y OTROS CANTOS
Poemario de RENÉE FERRER
ISBN: 9789995350055
Editor: ARANDURÃ EDITORIAL
Páginas: 78
Tamaño: 13,5 x 19,5 cm
Año: 2007
Libro paraguayo
Asunción - Paraguay
Conjunto poético en el cual se refleja una poesía elaborada desde el destino de la palabra
GESTACIÓN
(De: Viaje hacia la vida)
Simiente sin memoria o pálpito del mañana
para mi irrepetible floración ardiente,
solamente latido
en la intimidad acuosa
de otro pulso rotundo.
Silencioso oleaje donde boga
el boceto de las próximas lunas,
asido a tus amarras portadoras de vida.
Sin labios todavía,
ni pestañas
donde more el futuro de mi rostro
o del sueño.
Incógnitos preludios de un sexo venidero,
mínimo destinatario de una esperanza inmensa
aguardando, aguardando
la madura solvencia de tramontar la aurora
DIÁLOGO DE LA MADRE Y SU HIJO MUERTO
(A los que murieron en la Plaza del
Congreso durante el Marzo paraguayo)
...quisiera acercarme hasta tus lágrimas
desde esta dimensión que me aprisiona
a rozarte la cara con las manos
consolando el ardor de tus mejillas
-¿Cómo entender
que un cuarto de la casa esté vacío?
sitiado de inmensidad y tan distante
me lastima
el demorado arrastre de tus pasos en vela
el acero de las inquisiciones
sin respuesta
-Mi boca extraña la frente
donde encender los besos.
quisiera llevarte
de la mano de Dios hacia la calma
con palabras sencillas explicarte
que la muerte es un portal
que se abre a los campos celestes
donde pastorean los espíritus
-Si pudiera tocarte
como antaño.
sí,
si pudiera llegarme hasta tu lado
a dejar en tus párpados dormidos
el saludo de las buenas noches
y decirte que estoy bien
que lo aceptes
como se aceptan las cosas sin remedio
-Puedo entender que un hijo
se me muera de repente,
que inconsciente de amor
o de cerveza
embista una columna antes del alba,
que se enferme de sida
o se suicide,
pero no me pidan que acepte
verlo muerto
en las trampas de un sueño.
ya no llores, mamá:
me hace falta
el relámpago de tus dientes
para seguir viviendo...
PENDIENTE
(De: Epílogo )
Me falta leer todos los libros
y releer los pocos que he leído
Un diálogo cabal con el espejo.
Sentada en la penumbra que vacila
en los entrecerrados ojos de la noche
encarar las respuestas,
las cartas que detallan
el derecho y el revés de mi existencia.
Un carozo de luz me quema adentro,
un tiro de negrura me derriba.
Las piedras de repente cantan juntas,
acaso los estambres de una flor.
No mires para atrás,
deja tu sombra:
levantándome parto hacia la aurora.
LA CELEBRACIÓN DEL CUERPO Y OTROS CANTOS DE RENÉE FERRER
TRASCIENDE LA ESFÉRA DE LO ÍNTIMO.
Por JACOBO RAUSKIN
Estas páginas de Renée Ferrer trascienden la esfera de lo íntimo o, mejor, lo individual, para ofrecer al lector una poesía elaborada desde lo que nos es común a todos: el destino de la palabra. Ese destino es siempre misterioso y, finalmente, es lo único que puede un lector compartir plenamente con un poeta. Ajena por igual a la conservación de modelos meritorios del pasado o a presentación de lo nuevo que dejará de serlo en muy pocos meses, la autora confía en el destino de unas palabras a las que ella da el tono, la calidez y la sabia madurez de su voz.
La celebración a la alude la autora, con ser la del cuerpo, es también, la de los necesarios reconocimientos del territorio que el canto nombra como la fuente, el origen, la misma razón de ser que él tiene Leemos en GESTACIÓN, el poema inicial:
Silencioso oleaje donde boga
el boceto de las próximas lunas
asido a tus amarras portadoras de vida.
Esta descripción lírica de la vida prenatal como imagen paralela de la vida en la que la autora se encuentra frente al acto o al hecho de escribir un poema, es una de una serie que aparece a lo largo del libro. En el segundo poema -ESTACIONES- leemos una confirmación de lo que decimos:
Labio entreabierto al zumo de los besos,
a la palabra
que alguna vez encarnará en poema.
Igualmente, al celebrar el cuerpo, la autora recurre a la metáfora porque sabe que ella dice más de lo que dice y, sobre todo, sugiere más de lo que el lector inicialmente espera. Leemos en MEMORIA DEL CUERPO:
La nariz es un libro abierto
escrito con perfumes.
Y en este punto, en la metáfora, quiero demorar un instante mi lectura de CELEBRACIÓN DEL CUERPO Y OTROS CANTOS. Puesto que ella, la metáfora, es siempre el otro, lo otro, la otra, la otredad, el poema que vive gracias a ella es, por definición, un medio de transporte. Podemos hablar de un medio masivo como el avión o estrictamente individual como una alfombra mágica, pero el poema servidor de una metáfora es siempre un medio que permite viajar. La poesía, el destino final, o lo otro, ya aparece como un atisbo, en el mismo inicio de la lectura. A la metáfora, se le opone la imagen visual de un hecho que puede ser simbólico sólo en la medida en que no sea estrictamente metafórico, en la medida que apunte más a lo uno y no a lo otro, que, por otra parte, es la clásica e inevitable manera de establecer una analogía a la podamos llamar metáfora. En MEMORIA DEL CUERPO vemos una imagen visual de este tipo.
¿ Recuerdas aquella herida en la rodilla?
El algodón embebido en permanganato de potasio
es más locuaz que las palabras de amor.
Entre la metáfora y la imagen puramente visual, la experiencia encuentra caminos para la dicción de René Ferrer. Pero no es ésta la ocasión de presentar un inventario de los recursos literarios de la autora del libro al cual nos referimos esta noche. Sí, es propicia la oportunidad para reflexionar sobre la poesía de la experiencia. Ella, por cierto, no se opone a la escritura del mito conocido, sino que presenta al mito como encarnación, como parte indisoluble del ser no mítico, el ser de carne y hueso que, finalmente, sustenta al mito y le da vida. Nuestra autora parte de la literatura de la experiencia, y acaso, del memorialismo y de la confesión, fuentes inagotables de poesía. Así leemos en el poema desmemoria estos versos:
Nada me queda ya de aquella estancia
en la matriz absorta de mi ángel,
salvo el cuerpo,
posada y aposento de mis próximas ansias.
Cada clase de poema, en virtud de su clasificación siempre provisoria, nos ofrece sus propios riesgos. El que sirve al mito requeteconocido sólo tiene por delante la ejecución más o menos virtuosa del texto; el poema que se sustenta en la experiencia, corre el riesgo de no tratar suficientemente el mito por dar cuenta de las anécdotas personales. Renée Ferrer corre este último riesgo en casi toda su obra poética, que abarca numerosos volúmenes y que ocupa un lugar de prestigio en la poesía paraguaya contemporánea, y su destreza le ha permitido sortear ese peligro y ofrecernos poesía de la experiencia en una voz personal, poesía que no vive del eco sino del tono que alcanza la propia voz, en fin, poesía de la verdad que encierra la experiencia y no consuelo psicoanalítico.
Ahora, como un poeta de la misma generación de la autora, deseo éxito a Renée Ferrer, éxito en el camino de este nuevo libro.
JACOBO RAUSKIN
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