Portal Guaraní - UNIVERSO DE ALEGRÍA Y COLOR PARA NIÑOS - Por PEDRO GÓMEZ SILGUEIRA

En lo que queda de las vacaciones podríamos hacer que los niños dejen de lado los jueguitos del celular o computadoras y se adentren en el maravilloso mundo de la literatura con cuentos fáciles de entender y que nutren la imaginación. La escritora María Eugenia Garay nos propone doce títulos de su autoría en la Colección Perrikín.

La escritora María Eugenia Garay es sinónimo de una frondosa producción literaria destinada a los niños, que alejados de las aulas pueden adentrarse en sus vacaciones en un maravilloso mundo de color y fantasía.

Los atractivos volúmenes están profusamente ilustrados a todo color por el prestigioso dibujante Juan Moreno y sus llamativas tapas y la excelente calidad de impresión de sus páginas inmediatamente atrapan la atención de chicos y grandes.

Es fácil imaginarse la fuente de inspiración de María Eugenia Garay al ver el hermoso jardín del que ella misma cuida. “Adoro la naturaleza, amo a los animales y doy gracias a Dios por este espléndido planeta que es nuestro hogar”, dice al destacar que son esos sentimientos y emociones los que impregna en sus cuentos.

Para ella es muy importante estimular la imaginación infantil, sembrando ideas positivas de solidaridad, altruismo, cuidado del medio ambiente, fraternidad, empatía, responsabilidad, honestidad. Destacar la importancia de la familia compuesta por padre, madre, niños, abuela y abuelo, donde los pequeños deben crecer rodeados de un clima de cariño y en un ambiente de armonía, para generarles seguridad en sí mismos y que el día de mañana sean adultos de bien, añade.

“Los niños son nuestro más preciado tesoro”, sostiene con firmeza. “En un mundo tan convulsionado como el que nos toca vivir, es fundamental rescatar la alegría y transmitírsela a los pequeños, a través de una historia bien escrita, de tal manera que el mensaje que encierra sea atractivo y digno de ser imitado”.

Asegura que los libros atrayentes pueden lograr la hazaña de alejarlos de las nocivas pantallas electrónicas y promover el redescubrimiento de la lectura en papel impreso. “Los antiguos cuentos para niños eran truculentos y producían lágrimas o terror”, explica María Eugenia, quien años atrás se rebeló contra todo eso y se propuso escribir una literatura infantil plena de optimismo y tamizada por el amor.

Lo importante es saber contar las historias, para mantener el interés del pequeño lector, y despertar su entusiasmo por adentrarse más y más en las páginas del libro, participando de las aventuras que corren los protagonistas, que se irán hilvanando a través del argumento, sostiene la escritora.

“Lo primero es conectar con la prodigiosa imaginación infantil, conocer sus temores, sus deseos y sus impulsores, una vez planteados estos contenidos en la trama, lograremos obtener que su atención se centre en el cuento, y se interesará en seguir la evolución de cuanto refieren esas páginas”. Allí debe existir algo de suspenso, intriga, peligros que sortear con algún evento imprevisto que produzca ansiedad por conocer la resolución, después la narración sube dramáticamente la tensión hasta alcanzar su punto culminante, y entonces no puede faltar alguna sorpresa agradable que haga girar la historia hacia un final feliz, muchas veces inesperado, donde triunfen los protagonistas, para entusiasmar al receptor e impulsarlo a desarrollar confianza en sus buenas acciones, porque de ellas se desprende el bienestar y la felicidad de todo su entorno, como sucede en los relatos que acaba de leer.

En la sociedad actual, reflexiona la escritora, se nos bombardea con noticias desagradables, por tanto es menester proteger a los niños “y ponerlos a resguardo de tanta influencia perjudicial que contamine su inocencia y la armonía en la que deben desenvolverse. La infancia no es apropiada para resolver conflictos, ni para hundirse en problemas, solo es apropiada para jugar, aprender, divertirse sanamente y ser felices”.

El cuidado del medio ambiente es algo primordial en los relatos de María Eugenia que considera que los niños deben entender que la Tierra es nuestro hogar y que la naturaleza que nos circunda la vuelve maravillosa. Lo mismo sucede con los animales. De ahí que la colección se denomina Perrikín en homenaje a una mascota al que había encontrado en la calle, lo recogió y vivió doce años con la familia hasta que murió de viejito.

Son doce libros de cuentos. La Editorial “En Alianza” publicó tres: Las aventuras de Perrikín, Perrikín y el collar de la luna y Perrikín viaja a Marte.

La Editorial “Rosalba” publicó nueve: Perrikín y el enigma de la esfinge, Perrikín y el cofre del tesoro, Perrikín y el pueblito encantado, Perrikín y el reino de los juguetes perdidos, Perrikín y el cristal mágico, Perrikín en el trineo de Papá Noel, Cuando la luna se perdió, El duende de Campo Alegre y El monito que escondió el sol, cuento que fue traducido al esloveno y publicado en Eslovenia.

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