Portal Guaraní - FELIZ AÑO VIEJO - Por ALCIBIADES GONZÁLEZ DELVALLE

Cerramos un año que permanecerá en el recuerdo del país por mucho tiempo. Un pequeño terremoto político –pequeño todavía– pero que ya sirve para soñar en días mejores. La ciudadanía se informó, se movió, se hizo sentir, presionó e irá por más. A partir de ahora ya será más difícil que permanezca de brazos cruzados. Por haberlo hecho, unos delincuentes desde el Legislativo, Ejecutivo y Judicial, hicieron cuanto se les antojaba con entera tranquilidad. Ahora sabemos algunos de los nombres de quienes llevaron adelante el proyecto de elevarse por encima de la Constitución, las leyes y la ética. Están a la pesca de las próximas elecciones generales para regresar, como González Daher y Oviedo Matto, y fortalecerse en la impunidad como el senador llanista Enzo Cardozo, hasta hoy miembro del Consejo de la Magistratura y próximamente representante del Paraguay en el Mercosur.

A propósito de Cardozo, algunos de sus cómplices en la descomunal estafa al Estado ya están presos. Silvio Riveros fue sentenciado a 11 años de cárcel; Lidio Irala, a 9 años; Ignacio Acuña, a 9 años y Luis Piccardo, a 7 años. Estos son algunos de los dirigentes de una supuesta federación de horticultores que estafaron al Estado 68.000 millones de guaraníes. Esta suma tendría que haber beneficiado a varios centenares de pequeños productores. Pero la trama tejida en torno del ministerio de Agricultura permitió que un pequeño grupo se quedara con la casi totalidad del dinero mencionado.

Producto visible de la singular estafa son las propiedades diseminadas por varios puntos del territorio nacional que pertenecen a Riveros, que se hacía pasar como presidente de la federación, e Irala, vicepresidente. Son dueños, entre otros “directivos“, de fincas modelo levantadas con los insumos y materiales que debían destinarse a los agricultores.

El diario ABC Color y la fiscal Claudia Criscioni llevaron adelante la investigación de estos hechos. La fiscal hizo tan bien su trabajo que Enzo Cardozo la hizo apartar de las indagaciones que llevaba adelante. Pero ya fue tarde. Criscioni acopió la suficiente documentación como para que sus sucesores sustentaran las acusaciones de todas las personas involucradas en el escándalo.

La presidenta del Tribunal de Sentencia, María Luz Martínez, destacó “la cantidad inusual de pruebas” en este proceso. No obstante, el defensor de los directivos de la supuesta federación, Jorge Bogarín, dijo que “van a seguir peleando para demostrar que sus clientes son inocentes y que corresponde que sean sobreseídos”. ¿Qué documentos distintos tiene el Dr. Bogarín de “la cantidad inusual de pruebas”? ¿Cómo podría demostrar las escandalosas sobrefacturaciones que figuran en las facturas? ¿Cómo haría para anular las centenares de firmas falsas atribuidas a los supuestos beneficiarios? ¿Qué recursos utilizará para justificar las fotocopias de los “proyectos” –era uno solo– por los que se pagaron cientos de millones de guaraníes? ¿Cómo haría para convencer a los jueces de que los cheques del ministerio de Agricultura no eran depositados en la cuenta personal de Riveros, y que desde esa cuenta se pagaban camionetas 0 km, terrenos, casas, etc.?

¿Qué hará el Dr. Bogarín para demostrar que Riveros no compró al contado un terreno en Ybycuí por 3.200 millones de guaraníes? ¿Que compró con la venta de locotes? ¿Y de dónde salieron las semillas y todos los insumos para los demás rubros? ¿Qué dirá el Dr. Bogarín a los comerciantes que confesaron que vendieron sus facturas en blanco, luego llenadas convenientemente por la Fenaprofhp? ¿Cómo discutirá con los presidentes y tesoreros que revelaron la maniobra de Riveros e Irala para despojarlos del dinero que acababan de retirar del banco? ¿Podrá demostrar el Dr. Bogarín que todo lo que tiene Riveros, por ejemplo, es el fruto de sus ganancias de las papas y zanahorias que vendía en el mercado de abasto?

Se entiende que un defensor –por encima de la justicia– busque convencer a los jueces que sus clientes sean inocentes. Hasta es admisible dentro de ciertos límites. Pero con todos los documentos en una “cantidad inusual de pruebas” se pretenda el sobreseimiento ya es mucha osadía.

A propósito, ¿se piensa que los multimillonarios bienes sustraídos regresen de donde salieron y se beneficien los pequeños productores?

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