Portal Guaraní - “MENGELE EN EL PARAGUAY” - Por ALCIBÍADES GONZÁLEZ DELVALLE

Deleitarse con la lectura y hacerse de conocimientos son el fin último de un libro. “Mengele en Paraguay” cumple sobradamente con esta regla. Andrés Colmán Gutiérrez, periodista de investigación y escritor, junto con sus colegas Narciso Meza y Desirée Esquivel, se dieron a la tarea de seguir los pasos, en el Paraguay, de uno de los más famosos criminales, el nazi Josef Mengele.

Rastrearon sus huellas desde su venida al Paraguay hasta cuando lo abandonó. Su presencia en nuestro país denunció la debilidad de nuestras instituciones para librarnos de las gentes indeseables.

El libro está colmado de datos, de testimonios diseminados por distintas regiones, pero el epicentro estaba en Itapúa, como siempre se ha comentado. Recuerdo que, tras este comentario, en los inicios de los años 70, estuve en Cambyretá acompañado por el corresponsal de ABC Color en Encarnación, a quien se le aseguró que Mengele andaba por ahí. Nadie habló. Nadie vio ni escuchó nada.

Otra experiencia, poco tiempo después, fue cuando una amiga mía, funcionaria de la entonces Braniff, me llamó al diario para avisarme que en la lista de pasajeros, para el vuelo del día siguiente, figuraba Josef Mengele. Con Christian Torres estuvimos en el aeropuerto con la esperanza de reconocer a tan famoso viajero. De entre los muchos pasajeros nos pareció que uno de ellos se aproximaba a la idea que teníamos de él. Finalmente nos retiramos frustrados. Posteriormente, pasó igual cuando a esa persona, a quien luego vimos subir a un ómnibus con destino a Ciudad del Este, le seguimos hasta el final, nos acercamos a hablarle, pero, naturalmente, negó que fuera Mengele.

O sea, siempre hubo el interés por desentrañar a tan conocido personaje sobre todo desde que se supo que había obtenido la nacionalidad paraguaya.

Con “Mengele en Paraguay” se tiene, al fin, toda la documentación que prueba lo que han sido meros comentarios, chismes, sospechas, deducciones. Este libro, elaborado con el rigor del periodismo de investigación, nos demuestra el cerco de protección que le acompañó a tan siniestro personaje. No se le temía tanto a él sino a las autoridades que podrían reaccionar, no contra el criminal, sino contra quienes le denunciasen. Se sabía que tenía el amparo de Stroessner.

Hoy conocemos, gracias al paciente trabajo de los autores del libro, muchos detalles que hicieron que Mengele se moviera en nuestro país con entera libertad con las precauciones del caso. Esas limitaciones estaban dadas más bien por el miedo a los cazanazis.

“Mengele en Paraguay” nos revela también la intemporalidad de una situación: el Paraguay tiene sangre dulce para atraer a los delincuentes extranjeros. Aquí se les da la ciudadanía paraguaya, se los mima, se los hace sentir cómodos. Y si la cosa apura, se los esconde.

Es lo que sucede, hoy, con Darío Messer, “el amigo del alma” de Horacio Cartes. Es un delincuente en serio y en serie que también obtuvo la ciudadanía paraguaya y recibió, como otros delincuentes, la protección necesaria para que la justicia de su país no le alcanzara.

Una fiscala, cuando recibió de Interpol la orden de que se lo detenga, le dio el tiempo suficiente para que se escapara. ¿Y por qué se escapó? Porque, obviamente, se le avisó. Se dice que salió del país. Creo que se trata de una versión falsa para que lo olvidáramos. ¿Qué necesidad tiene de esconderse en otro país? ¿Dónde va a encontrar un lugar más seguro que el Paraguay?

Antes de que del Brasil viniera la orden de detención, nuestras autoridades ya sabían en lo que andaba Messer; ya estaban enteradas de los miles de millones de dólares de los que se encargaba en lavar desde el Paraguay. Pero la frase de Cartes, “mi amigo del alma”, le permitió seguir operando con toda impunidad.

A más de la mucha documentación y los numerosos testimonios, encontramos en “Mengele en Paraguay” una técnica narrativa que hace amena la aventura de adentrarse en el libro. Como si fuera poco la amenidad que ofrece al lector, también se agrega suspenso. Nos encontramos, entonces, frente a un libro que nos habla del pasado pero que nos remite al presente. Es por las circunstancias coincidentes que se dan para que los delincuentes “amen” a nuestro país.

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