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JUAN CARLOS HERKEN KRAUER

  FERROCARRILES, CONSPIRACIONES Y NEGOCIOS EN EL PARAGUAY (1910 – 1914) - Obra de JUAN CARLOS HERKEN - Año 1984


FERROCARRILES, CONSPIRACIONES Y NEGOCIOS EN EL PARAGUAY (1910 – 1914) - Obra de JUAN CARLOS HERKEN - Año 1984

FERROCARRILES, CONSPIRACIONES Y NEGOCIOS EN EL PARAGUAY (1910 – 1914)

ARTE NUEVO EDICIONES

Serie Historia Nº 4

Asunción – Paraguay.

1984 (191 páginas)

 

 

 

INDICE

Notas Preliminares

PREFACIO

I.- PARAGUAY CENTRAL RAILWAY Y MANUEL RODRÍGUEZ: "Inmensamente impopular en todo el país".

NOTAS AL CAPITULO I

II.- PERCIVAL FARQUHAR: "Una invasión ferroviaria del Paraguay y Sudamérica Central".

NOTAS AL CAPITULO II

III.- POLÍTICOS PARAGUAYOS: "Un genio afortunado para la intriga política".

NOTAS AL CAPITULO III

IV. LA CONSPIRACION RADICAL: "El Paraguay se está incendiando".

NOTAS AL CAPITULO IV

V.- FARQUHAR, DEUDAS Y CONCESIONES: "Una cosecha de oro".

NOTAS AL CAPITULO V

VI. FARQUHAR, LA CUMBRE DEL PODER: "...no tienen país, no tienen patriotismo, no tienen compasión".

NOTAS AL CAPITULO VI

VII. EL COLAPSO FARQUHAR.

NOTAS AL CAPITULO VII

BIBLIOGRAFÍA BASICA

APÉNDICE DOCUMENTARIO INDICE DE NOMBRES

INDICE DE DOCUMENTOS ILUSTRATIVOS

 

 

NOTAS PRELIMINARES

El ferrocarril es hoy en el Paraguay, el testimonio de un pasado que se respira en el hermoso edificio de su estación central y en sus severas oficinas de dirección. Pero la poca gente que viaja en sus achacosos trenes y la que ni siquiera los ve porque en cierto modo quedaron al margen de los caminos del progreso (1), difícilmente pueda imaginar la gravitación que tuvo en la vida y en la política del país desde 1870 hasta la década del 20. Además, la historia de este tiempo, permanece para las generaciones presentes de paraguayos, en medio de una semi penumbra, iluminada de tanto en tanto por el destello de una revolución, o por la mención de un caudillo o un dicho popular gravado en la memoria del archivo folklórico. (Aipoa ará tera pa Jara; O penane José Gill ovagarrahaguá Corrientes; Perudilla, batatilla, Chirife pohá roysá, etc.). Y si el conjunto de esta historia permanece poco menos que olvidado para los especialistas, la historia del ferrocarril y su presencia político-social lo está aun más.

El ferrocarril es desmantelado por el Ejército paraguayo en retirada para evitar su uso por el enemigo, los ejércitos de ocupación en 1869 tratan de inmediato de rehabilitarlo para su empleo y progresivamente lo recupera y pone en servicio a partir de 1870. Pero los años 1889 y 1890 se revelan llenos de acontecimientos ferrocarrileros. Se libra al servicio el tramo Paraguarí-Sapucay de la línea en construcción hasta Villa Rica. El 1º de Julio de 1889 se aprueban los estatutos de la THE PARAGUAYAN CENTRAL RAILWAY COMPANY LIMITED, que por escritura del 1º de octubre de 1889 compraría el Ferrocarril Central.

El mismo año se otorga al Sr. D. Leonce Madave de Masogne el privilegio de explotación de una línea que desde Asunción, pasando por Arroyos y Esteros, San Estanislao e Ygatimí, llegue al Atlántico por el puerto de San Francisco do Sul (hoy Santos, Brasil).

Al señor Antonio Pelaez, se le otorga concesión para explotar un ferrocarril desde Villa Franca hasta Pella Vista, pasando por Carapeguá, Ybytymí, San Estanislao, etc. hasta llegar a la frontera norte.

El señor Adeodato Gondra, en nombre de un sindicato de capitalistas contrata un ferrocarril que una Villa Rica con Villa del Pilar, pasando por Villa Florida y otra línea de ese punto a Paraguarí.

Campell P. Ogilvié, es autorizado a prolongar su línea de tranvías de Villa Morra hasta San Lorenzo del Campo Grande.

Delirante empuje de emprendimientos.

Pero el tema del ferrocarril que funcionaba, y que como veremos es por donde caminaba el país, fue desde el principio de la concesión motivo de acre disputa.

En efecto, la prensa ventila el problema; "La Democracia", publica el 3 de abril de 1893 artículos que se difunden en separatas, en las que se transcribe el proyecto de factibilidad y todo el material destinado a la prospección de acciones para la PARAGUAYAN CENTRAL RAILWAY CO. recientemente fundada (2). En el apéndice documentario de esta edición transcribimos in extenso dicho material, de él extractamos algunos párrafos de la correspondencia del Ing. Henry Valpy fechada el 7 de febrero de 1893 en Londres. Debe aclararse que Valpy y el Ing. Burrel eran miembros del Instituto de Ingenieros Civiles de Londres, de destacada actuación en el Paraguay durante la época de Don Carlos y Francisco Solano López (3); había participado entonces de la construcción del ferrocarril y habían sido contratados nuevamente para la realización de sus extensiones de línea. En un pintoresco castellano, dice al respecto de la Compañía ferrocarrilera: "si algún engaño ha sido intentado, no era de parte del Paraguay sino de Londres -en mi humilde opinión" (sic). En una palabra la extensa correspondencia, critica y describe las falsedades en que incurre la compañía concesionaria, en el propósito de obtener ventajas ocultas de los accionistas y deventuristas cuyos capitales pretendía captar para emprender la reactivación del ferrocarril y su extensión. Como se trasunta en estas publicaciones, el contrato con la compañía desató pronunciamientos hostiles de la opinión pública. En Concepción, encabezados por el diputado Martín González, se firma un pronunciamiento que dice: "Los suscriptos adhieren a la protesta formulada por el público asunceno contra la cesión indebida del ferrocarril a una compañía inglesa representada por el Sr. Enrique White y así lo declaran en Villa Concepción, Agosto 15, 1896". En la misma época podemos leer otro pronunciamiento que dice: "Los residentes extranjeros domiciliados en el territorio de la República, nos adherimos al memorial dirigido a la H.C. de Diputados, por ciudadanos paraguayos pidiendo investigaciones previas para solucionar convenientemente la cuestión ferrocarrilera sometida a la consideración del Congreso. Al proceder de este modo creemos ejercitar un derecho que nos acuerda la sabia Constitución Nacional, dada la circunstancia de tener intereses vinculados con los ciudadanos paraguayos. Fdo. R. B. Croskey, H.E. Stanley, C.J.M. Featherston, A. P. Thorp, G. Urrutia, S. Chiriani, A. Pecci, M. Quaranta, y siguen firmas". (sic) (4).

La cuestión ferrocarrilera desemboca finalmente en 1907 mediante un acuerdo definitivo con la PCRC, en memorables debates ampliamente discutidos en el Congreso, en donde se ventilan todas las cuestiones de la economía y la política nacional, asisten a las sesiones, durante prácticamente un año, además de los parlamentarios, los Ministros de Relaciones Exteriores, Interior y Hacienda, Dres. Cecilio Báez, Manuel Benítez y Don Adolfo Soler. Las acusaciones, réplicas y contra réplicas son el recuento de los 40 años de vida constitucional precedentes. A despecho de las afirmaciones citadas de Valpy, que declara engañosa y fraudulenta la acción de la Cía. ferrocarrilera, el Dr. Báez, Ministro de Relaciones Exteriores decía en una de las sesiones del Congreso: "Es necesario reconocer que al capital inglés se deben casi todos los progresos de América del Sur y del Norte. El capital inglés es el más aventurero, el más audaz y el más generoso del mundo..." (5). La réplica de Cardús Huerta es inmediata; "Si catorce años atrás el Doctor Báez defendió desde estas mismas bancas lo que él creía sinceramente entonces, los derechos fiscales, no veo que, sin sacarnos la última ilusión en nuestros hombres, pueda venir ahora desde estas mismas bancas a impugnar esos mismos derechos" ... "invocando el nombre de la misma juventud que hace catorce años ha sido castigada en esa plaza por seguirle a él" (6).

Con estas citas, solo queremos transmitir el ambiente de tensión que, en política, rodeó la cuestión del ferrocarril. La materialidad de su presencia en la economía, puede verse claramente no obstante, en las Memorias y Balances Comerciales del mismo. Según los datos del año 1898, en el período 1896-97, el ferrocarril transportó 494.742 personas y 79.875 toneladas de carga y en el período 1897-98, 557.334 pasajeros y 74.868 toneladas (7). El 91 % del tráfico de pasajeros es de 3ra. clase. Estas cifras son particularmente elocuentes, si se comparan con los resultados del censo de 1889, que dan a la población del Paraguay 263.750 habitantes de los cuales 23.304 residían en Asunción; cualquier reserva que se tenga respecto a la exactitud del censo y al incremento habido en 10 años no destruyen la importancia del ferrocarril en la vida nacional. Según el Álbum Gráfico del Paraguay, para 1910, tenia 250 kilómetros de vía, 31 coches de pasajeros, 20 locomotoras y 229 furgones de carga que produjeron un ingreso total de $F 7.308.365 (8).

En el plano internacional, concesionarios de la Estrada de Ferro desde Asunción al Puerto Atlántico de San Francisco do Sul decían al Congreso brasileño en 1891 estas frases reveladoras: "Si esta línea estuviese construida en 1865, es probable que se evitara la guerra (raticida entre hermanos americanos, en caso de que no pudiese ser evitada, es probable que terminara en poco tiempo, y no estaría Brazil forzado a hacer del Río de la Plata su base de operaciones, que lo obligó a gastos enormes, cuyo importe hubiera cubierto al Brazil de un benéfico manto de entradas" (9).

La euforia de expansión que se revela en las concesiones de 1889, digna de los más fantásticos sueños del western en los EE. UU., en su dimensión transcontinental pasa obligadamente por el corazón de América del Sur, Paraguay, y en un momento dado, 1908, se convierte de pronto en el punto de encuentro de dos fuerzas económicas en expansión, en América, como analiza y documenta Juan Carlos Herken en este libro, pugna que hemos de comprender mejor si la vemos como proyección o reedición de "la era del ferrocarril" de los EE. UU. cuya historia de aventureros, visionarios, pioneros, bandidos y banqueros hizo nacer y morir imperios como nos mostró muchas veces el cine, para dejar finalmente un gran país en movimiento.

Volviendo al ámbito histórico político del Paraguay, cuando se recorre el tiempo que sigue a enero de 1869, recordaremos que los últimos actos de la tragedia de la Guerra Grande, se superponen con los primeros del drama de la reorganización del Paraguay. La ocupación de Asunción, por los ejércitos aliados el 5 de enero de 1869, no puso término a la guerra y no acabó con la resistencia que se prolongó por más de un año.

En el Arsenal (10), que había sido trasladado a Caacupé por ferrocarril en 1868, seguían realizándose trabajos de reparación de armas y fundición de los últimos cañones y proyectiles de la guerra.

López, forzado a abandonar Asunción, instaló una capital provisional en Luque y luego en Piribebuy, después la vía crucis de su ejército que siguió con él hasta las últimas consecuencias. El 17 de mayo de 1869, el ejército brasileño destruye los Altos Hornos y las instalaciones de El Rosado de Ybycuí. Del 7 al 14 de agosto se combate en Valenzuela, Piribebuy y Caacupé, que finalmente son ocupados tras el exterminio de sus defensores. Mientras tanto en Asunción, donde la actividad política se reanudó inmediatamente después de la ocupación, el día 5 de agosto, un comité surgido del Congreso convocado por los representantes de los ejércitos aliados, propone la nómina del primer gobierno provisional de post-guerra, siendo designados Carlos Loizaga, Cirilo Antonio Rivarola y José Díaz de Bedoya. Este triunvirato se instala y entra en funciones el 15 de agosto de 1869, al día siguiente, el 16 de agosto se libra la batalla de Acosta Ñú, en la que tras ocho horas de lucha mueren más de 3.000 niños y adolescentes, soldados del Ejército Paraguayo.

El Mariscal continúa su marcha hacia el norte y sus perseguidores finalmente le dan muerte el 1º de marzo de 1870. Un mes después, el 1º de abril, el triunvirato convoca a elecciones para la Asamblea Nacional Constituyente, que inicia sus deliberaciones el 15 de agosto de 1870. El 31 del mismo mes, la Convención disuelve el Triunvirato y elige Presidente Provisional al Dr. Facundo Machaín, quien el mismo día es derrocado y sustituido por Cirilo Antonio Rivarola, mediante un complot dirigido por Cándido Bareiro.

El 25 de noviembre se jura la Constitución y la Asamblea Nacional Constituyente, designa a Cirilo Antonio Rivarola la misión de gobernar bajo el imperio de la nueva Carta Magna.

Dura en el gobierno hasta el 18 de diciembre de 1871 y le suceden después:

SALVADOR JOVELLANOS  - 18/XII/71 al 25/XI/74

JUAN BAUTISTA GILL - 25/XII/74 al 12/IV/77, asesinado en plena vía pública.

HIGINIO URIARTE- 12/V/1877 al 25/XII/78

CÁNDIDO BAREIRO - 25/X1/78 al 4/IX/80

BERNARDINO CABALLERO - Pres. Prov. 4/IX/80 al 25/ XI/82

BERNARDINO CABALLERO - Pres. electo 25/XI/82 al 86

GRAL. PATRICIO ESCOBAR - 25/X1/86 al 1990

JUAN B. GONZÁLEZ - 25/X1/90 al 9/VI/93

MARCOS MORINIGO - Vice Pte. 9/VI/83 al 25/ XI/84

JUAN B. EGUSQUIZA - 25/XI/94 al 25/XI/98

EMILIO ACEVAL - 25/XI/98 al 9/I/902

ANDRÉS HECTOR CARVALLO - Vice Pte. 9/I/902 al 25/ XI/902

JUAN A. ESCURRA- 25/X1/902 al 19/XII/904, derrocado por la revolución

JUAN B. GAONA - 19/XII/904 al 9/XII/905

CECILIO BÁEZ - 9/XII/905 al 25/XI/906

BENIGNO FERREIRA - 25/XI/906 al 4/VII/908

El 2 de julio de 1908, estalla un sangriento movimiento militar, encabezado por el entonces Mayor Albino Jara, provoca la renuncia del Pte. Benigno Ferreira instalándose el gobierno de Emiliano González Nave ro, que durará del 4 de julio de 1908 al 25 de noviembre de 1910. Es electo Manuel Gondra, asume el 25 de noviembre de 1910 y gobierna hasta el 17 de enero de 1911 cuando lo derroca un golpe de estado que lleva a la presidencia al ahora CNEL. ALBINO JARA, DEL 17 de enero de 1911 al 5 de julio de 1911, durante el breve y agitado gobierno de Jara es preso y fusilado Adolfo Riquelme, cuyo cadáver desaparece. Estamos ya instalados en el tiempo histórico del libro...

Desde los archivos del FOERING OFFICE y las columnas de la prensa Anglo-Americana de la época, Juan Carlos Herken abre una amplia ventana por donde entra luz para comprender la raíz de algunos hechos del conflictivo acontecer de los aòos que corren entre 1908 y 1915.

 

NOTAS

(1) No obsta a ello el renovado interés recientemente demostrado por algunos sectores.

(2) Ver en el apéndice la reproducción completa.

(3) Josefina Plá, "Los Británicos en el Paraguay" ARTE NUEVO. 1984.

(4) "La cuestión ferrocarrilera en el Congreso Nacional". H. KRAUS. 1907. 682 pp. Sesión del 18 de julio de 1907. pág. 340. Discurso del Senador Lara Castro.

(5) Idem. Pág. 375. Dr. Cecilío Báez.

(6) Idem. Pág. 385. Sen. Cardús Huerta.

(7) Balances Comerciales de la Compaòía. Ver Apéndice documentario.

(8) Álbum Gráfico del Paraguay (1911). Edición Original.

(9) A Estrada do Ferro Brasil-Paraguay. Ver apéndice documentario.

(10) Josefina Plá. Obra citada idem 3.

 

PREFACIO

Entre 1910 y 1912 el Paraguay atravesó una etapa de aguda inestabilidad política. Los resultados de estas luchas intestinas entre paraguayos fueron más allá de los miles de muertos y heridos dispersos en casi todas las zonas del país. Los liberales consolidaron su dominio político del estado, obtenido en 1904, y se mantuvieron en el poder hasta 1940, salvo el interregno de 1936-37. Paralelamente, el desenlace ulterior de estos eventos explica en gran parte las características de la estructura económica del Paraguay hasta comienzos de la segunda mitad de este siglo.. La interpretación tradicional de las conflagraciones civiles entre 1910 y 1912 ha puesto el acento sobre rivalidades inter e intrapartidarias y, en ocasiones, sobre los intereses geopolíticos de Argentina y Brasil. Un conjunto respetable de documentación diplomática británica inédita, así como otras fuentes norteamericanas y europeas, permite ahora reconstruir esa etapa crucial de la historia moderna del Paraguay con una perspectiva diferente y más profunda. La conclusión que emerge de esta reconstrucción es que, por debajo de la trama tradicional de conflictos entre caudillos y grupos políticos, existió una conspiración de profundas ramificaciones internacionales y ligada a poderosos intereses comerciales y financieros. El presente trabajo no tiene la intención de juzgar moralmente a aquellos políticos nacionales que estuvieron envueltos, de una u otra manera, en este proceso. Pero al mismo tiempo, la desmitificación de la visión histórica consuetudinaria es un requisito fundamental para comprender el pasado y el presente. Si la destrucción de los mitos es un proceso doloroso, no menos doloroso -y más peligroso- es la glorificación de los mismos.

Londres, marzo de 1983.

 

 

 

 

 

V

 

FARQUHAR, DEUDAS Y CONCESIONES:

"UNA COSECHA DE ORO"

 

         El triunfo de la revuelta radical en marzo de 1912 inaugura una nueva etapa en el Paraguay, cuyas características serían definidas rápidamente en 1913. No se trataba meramente del triunfo de un grupo político sobre otro. Por un lado, estaba el apoyo financiero que una poderosa coalición de inversores y empresarios había otorgado a los radicales, y una vez obtenido el objetivo político inmediato, llegaba la hora de concretar en el terreno por lo menos algunos de los vastos proyectos de inversión ferroviaria y agropecuaria. El cónsul británico Oliver, en un extensísimo despacho político confidencial de comienzos de 1913, sintetizaba con mucha agudeza el sentido subterráneo del triunfo radical:

 

         "Debe ser remarcado que el serio carácter de la revolución radical fue debido a la asistencia financiera otorgada por un grupo de personas en Buenos Aires. El líder de este grupo fue el Sr. Manuel Rodríguez, Presidente de la Paraguay Central Railway Company (PCRC), una corporación británica, y representante en la República Argentina de los intereses de Farquhar, y los adherentes fueron capitalistas argentinos y de otras nacionalidades que poseen tierras u otros intereses en el Paraguay. Este sindicato parece haber adelantado cerca de £350.000 a Schaerer, Gondra y el resto, con el objetivo de establecer un gobierno receptivo a sus influencias. Se puede creer con confianza que los mismos no están interesados en el establecimiento de un buen gobierno per se, pero sin duda alguna calcularon que con la ayuda del grupo a quienes virtualmente ubicaron en el poder, estarán en condiciones de desarrollar los negocios industriales y otros especulativos en los que se embarcaron. Indudablemente, gozarán de una posición preferencial para obtener concesiones e inversiones favorables"(1).

 

         La coyuntura económica regional y mundial era a su vez altamente favorable para una gigantesca expansión de capitales extranjeros en el Paraguay, en los años que preceden inmediatamente al desencadenamiento de la primera guerra mundial. El Paraguay no había sido afectado en forma e intensidad similar por la afluencia de capitales extranjeros e inmigrantes que había contribuido en mucho al crecimiento económico de la Argentina y el Uruguay. El escaso dinamismo del estado, las dificultades y altos costos del transporte interno y externo, la falta de mano de obra, y otros factores se conjugaron de manera especial para generar este atraso relativo del Paraguay en relación a las regiones sureñas del Río de la Plata (2). "Pero en estos momentos, el capital extranjero está buscando invertir en el Paraguay"(3), debido entre otros factores, a que las tierras más adecuadas de la Argentina se estaban agotando, y el precio en el Paraguay era mucho más favorable, en especial en lo que a tierras para la cría de ganado vacuno se refería, debido al incremento de la demanda mundial. Aquellos inversores que no dudaban que las crisis políticas en Europa iban a desencadenar, tarde o temprano, un conflicto bélico de proporciones, tenían obviamente en cuenta queda demanda mundial de carne conservada, para la alimentación de las tropas militares, así como la demanda de substancias tanineras para las vestimentas militares de cuero, iba a representar una oportunidad altamente rentable. Los bosques de quebracho en el Paraguay y el reconstituido stock de ganado vacuno del Paraguay, con cerca de 3.000.000 de cabezas, hacían del país un área particularmente privilegiada para satisfacer esta nueva demanda.

         Pero la delimitación de quiénes ocuparían cuáles cargos en el estado paraguayo parece haber chocado con algunos problemas. Los radicales, una vez instalado González Navero como Presidente provisional, tuvieron que dirimir algunos obstáculos internos:

 

         "El Sr. Manuel Gondra, que había sido elegido Presidente en 1910, fue elegido unánimemente por su partido, pero el mismo rechazó el honor (hasta qué punto esto se debió a que se había llegado a un acuerdo entre los dirigentes para que Schaerer sea Presidente o porque su peculiar carácter le obligó a aceptar una posición menos prominente, no se sabe). El puesto fue ofrecido entonces al Dr. Franco, quien también rechazó la oferta. Debido a que el Sr. Schaerer en esta ocasión recibió muy pocos votos, hizo saber que él no aceptaría el cargo si es que le fuese ofrecido. Pero, teniendo en cuenta una petición levantada entre la gente de negocios, incluyendo prácticamente todas las casas extranjeras, fue obligado a silenciar sus objeciones" (4).

 

         Otro problema menor representó la elección de la fecha del comienzo del nuevo término presidencial, que tradicionalmente empezaba el 25 de noviembre. Después de muchas discusiones, se decidió romper con la tradición y comenzar el 15 de agosto de 1912. No menos importante, varios dirigentes radicales, iniciaron tratativas para lograr una reconciliación definitiva con los ex-enemigos colorados y cívicos. Los colorados aceptaron varios puestos en el gobierno radical, pero no así los cívicos, quienes no titubeaban en hacer saber que aún mantenían esperanzas de una revancha (5).

         Al mismo tiempo en que se finiquitaban las formalidades para la instalación de un nuevo gobierno radical, se concretaban gigantescas transferencias de propiedades y se iniciaban nuevos proyectos de inversión. El Sindicato Farquhar no pierde tiempo en consolidar su dominio sobre el sistema actual y potencial de ferrocarriles del Paraguay. En primer lugar, PCRC obtiene la concesión definitiva para la electrificación de los tranvías de Asunción, e inicia las obras para la provisión de luz y energía eléctrica en el área urbana (6). Los arreglos entre Carosio, Rodríguez y Farquhar deben haber tenido un carácter bien sigiloso; recién el 22 de noviembre de 1913 se autoriza el traspaso de la concesión original del 7 de diciembre de 1910, ahora a manos de la Asunción Tranway, Light & Power Co., una empresa registrada en Londres y operando conjuntamente con PCRC.

         La compañía no sólo obtiene el derecho de importación libre de todo tipo de equipamiento eléctrico, sino que al mismo tiempo impone un monopolio de facto en la venta de materiales eléctricos en el mercado paraguayo, dado que las demás casas importadoras tenían que pagar entre el 30 y el 40 por ciento de impuestos a la importación (7).

         La concesión para la línea de Asunción a Guairá fue comprada por el Sindicato Farquhar, probablemente a mediados de 1912, y el gobierno radical inmediatamente concede una extensión de la concesión, hasta el 30 de setiembre de 1913 (8). Con esta transferencia se elimina el peligro potencial de una competencia hacia la proyectada línea férrea en dirección al litoral atlántico brasileño. En diciembre de 1912 se constata la presencia de un equipo de ingenieros brasileños que inició la tarea de relevamiento topográfico, y acotaba Oliver al respecto "teniendo en cuenta que esta línea pasará por el centro de los bosques de madera y yerbales pertenecientes a La Industrial Paraguaya, la que ahora pertenece al Sindicato Farquhar, es muy posible que se construya sin mucha pérdida de tiempo"(9).

         La euforia ferrocarrilera en el Paraguay de 1912 no tenía límites. Cada cual trataba de acoplarse al auge desatado por el Sindicato Farquhar; no se trataba solamente de vías férreas en sí mismas, sino de una combinación entre nuevos medios de comunicación y la explotación de los valiosos bosques de madera del Paraguay. Esta explotación, de gran demanda en la Argentina debido a la expansión ferroviaria y al acelerado proceso de urbanización, se había limitado hasta entonces a aquellas áreas de donde era relativamente fácil transportar los rollizos por vía fluvial. Pero, opinaba Oliver, muchas valiosas especies paraguayas no podían flotar con facilidad, por lo cual la utilidad de los ríos era limitada. Por lo menos doce proyectos de expansión ferroviaria se presentan al Congreso paraguayo. Entre ellos:

         1. Ferrocarril del Sud del Paraguay, de Asunción hasta Ayolas en el río Paraná, proyecto del Dr. Riart, que aspiraba a comunicar la rica zona ganadera de las Misiones.

         2. Asunción-Villa Florida, vía Villeta, y eventualmente al Alto Paraná, proyecto F. de Doncker.

         3. Paraguarí-Carapeguá, proyecto Sacarello.

         4. Concepción a Loreto, eventualmente hasta Villa Sana y Bella Vista, proyecto de J. Cogorno.

         5. Horqueta a Pedro Juan Caballero, una extensión de la línea existente de Concepción a Horqueta, con un eventual ramal a Bella Vista, proyecto de Guggiari, Gaona y Cía.

         Al mismo tiempo, PCRC, que teóricamente gozaba de un privilegio para la construcción de líneas en cualquier parte, en base al acuerdo de 1907, había presentado un proyecto de extensión de la línea hacia el Yguazú, así como otros ramales hacia Villa Florida, Santa Rosa y Villeta. El más importante de estos ramales era el dirigido al Yguazú, teniendo en cuenta que el proyecto del Ferrocarril Trans-Paraguayo, que había creado tremendos conflictos entre PCRC y el gobierno radical de 1910, también había sido adquirido por el Sindicato Farquhar. En octubre de 1912 se inicia la construcción del ramal Borja-Yguazú, ramal que, como anotaban meticulosamente varios diplomáticos británicos, también pasaría por los terrenos de la Compañía Argentino-Paraguaya de Madera, la que había sido absorbida por el Sindicato Farquhar.

         Mientras el Sindicato Farquhar se aseguraba un cuasi monopolio de los más importantes proyectos ferroviarios -mucho de los cuales tenían un carácter preventivo antes que factibles de una concreción inmediata- el aspecto más crucial y más monumental de esta expansión fue la compra de tierras.

         Aproximadamente a mediados de año, el Sindicato Farquhar obtiene el paquete mayoritario de La Industrial Paraguaya, la que poseía en ese entonces 8.550 millas cuadradas de territorio en la región Occidental, de las cuales cerca de 3.500 millas cuadradas eran yerbales. Esta transferencia se realizó comprando las 55.000 acciones de La Industrial Paraguaya que estaban en manos del Banco Mercantil del Paraguay; aparentemente ésta fue la primera compra, debido a que otras fuentes hablan de un total de más de 140.000 acciones que pasaron del Banco Mercantil al Sindicato Farquhar (10). Incluso se menciona que a esta compra siguió la compra de acciones en manos de otros accionistas, hasta obtener la mayoría accionaria (11). La empresa en sí era altamente rentable y no menos lucrativa fue la operación de venta para el Banco Mercantil (12).

         Pero estas transferencias eran prácticamente minucias comparadas con los planes de Farquhar para el Chaco paraguayo, que obviamente estaban complementadas con sus propias inversiones en Bolivia. Para el efecto formó la Paraguay Land and Cattle Co., que inició la compra de cerca de 8.600 millas cuadradas:

 

         "En cuanto al Chaco, el agente del sindicato me informó que ya están construyendo un ferrocarril al norte del Chaco boliviano, el que, de acuerdo a la concesión, llegará hasta el sur, del territorio, y es su intención proceder con la construcción del mismo ferrocarril a través del Chaco paraguayo, sin pérdida de tiempo. Sus planes, no obstante, se encuentran detenidos por la acción de los bolivianos. La Paraguay Land and Cattle Co. parece hablar de ocupar estas tierras recientemente adquiridas con una gran cantidad de ganado vacuno, pero mucha gente aquí se muestra escéptica con respecto a toda esta apariencia de actividad en una región tan remota, y se pregunta si no es simplemente en función de los intereses especulativos del Sindicato"(13).

 

         Semejante invasión no podía dejar de despertar inquietudes que iban más allá de los intereses comerciales. El cónsul británico en Asunción informaba al mismo tiempo que "en referencia a todas estas operaciones de las empresas o trusts norteamericanos, se ha dicho con cierta solvencia que el Presidente Schaerer ha expresado que, teniendo en cuenta la vasta cantidad de capital americano invertido en el Paraguay, su gobierno tiene el deseo de emplear los servicios de expertos americanos en varias funciones" (14).

         Algo estaba en marcha en el Paraguay, por más que muy pocos probablemente tuviesen alguna idea clara del conjunto de intereses detrás de esta avanzada. En junio de 1912 se concreta la formación de uno de los cartels más importantes que se registran en la historia rioplatense de la época: Todas las compañías argentinas y extranjeras, con intereses en la explotación de madera de quebracho en el Paraguay, forman una federación con el objetivo de fomentar sistemáticamente todos sus intereses en el Paraguay, "así como llevar a cabo una extensa propaganda en el exterior en favor del Paraguay":

 

         "Esta organización representa un capital de 6.000.000 de libras esterlinas, con cerca de 40.000 millas cuadradas en el territorio del Chaco. Los capitalistas conectados con estos emprendimientos expresan confianza en el actual gobierno paraguayo y están reabriendo sus establecimientos, mientras que poderosos sindicatos, así se dice, están siendo formados en EE.UU. y en Europa para la adquisición de tierras en esas regiones" (15).

        

         Aparte de estas transferencias, compras y coaliciones, muchos otros emprendimientos comerciales empezaron a concretarse aceleradamente. La primera empresa empaquetadora de carne en el Paraguay empieza a ser construida por Herman Krabb & Co., una firma alemana que compra una extensión de 260 millas cuadradas en el norte del Paraguay, trabajando en conjunto con la planta de extracto de carne inicialmente instalada por Kemmerich (16). La empresa, cuyo objetivo es el de procesar 40.000 cabezas de ganado vacuno por mes, inaugura a su vez un servicio de transporte marítimo regular entre Montevideo y Corumbá.

         Muchos otros pequeños inversores extranjeros compran tierra. Dos australianos, Hill & Rennie, compran 500 millas cuadradas en el Chaco. Otro inglés, Dickinson, compra 375 millas cuadradas en la región occidental. La Yuty Timber Co. compra 165 millas cuadradas de tierra con madera, "y numerosas firmas inglesas están comprando y trabajando campos relativamente pequeños de 30 a 40 millas cuadradas"(17). Uno de los proyectos más importantes era el de Hardy & Slaughter, "quienes representaban a importantes intereses en Gran Bretaña", y quienes habían adquirido una extensión considerable de tierra, en la que estaban realizando experimentos de agricultura en gran escala. La idea principal era el desarrollo del cultivo del algodón, cuyo cultivo masivo había sido abandonado desde la época de los López en el siglo XIX. Un proyecto de colonización no menos clave era el del Profesor Backhaus, un experto agrícola alemán que estaba considerando con el gobierno paraguayo la instalación de un instituto agrícola modelo, asociado a inmigrantes alemanes. De acuerdo a Oliver (18), el capital ya se había conseguido en Alemania, pero hacía falta una concesión de 90 millas cuadradas de tierra fiscal.

         Los británicos no sólo estaban preocupados por la introducción casi hegemónica de lo que ellos llamaban trusts americanos. No menos angustiante era la competencia en el sector comercial:

 

         "La competencia del comercio alemán con el británico continúa haciéndose más seria. De acuerdo a las estadísticas para el año 1911, las importaciones británicas declinaron a un nivel de £ 169.075, mientras que las importaciones de Alemania aumentaron a £ 135.255. Esta diferencia fue sin duda alguna debido a circunstancias fortuitas, y puede haberse rectificado durante 1912. Los alemanes poseen, no obstante, un fuerte control del comercio de este país, así como muchos otros intereses. La colonia alemana alcanza a cerca de 3.000 personas, o sea, seis veces el tamaño de la colonia británica. Poseen nueve escuelas, para las cuales el gobierno alemán contribuye £490 per annum"(19).

 

         Una de las primeras medidas tomadas por el gobierno radical fue el reconocimiento de la deuda revolucionaria a través del decreto del 20 de mayo de 1912 (20). Para poder pagar los préstamos otorgados por Rodríguez y sus asociados, así como para cumplir con otras obligaciones financieras, el gobierno decidió contratar un empréstito externo por una suma nominal de £ 1.250.000, pero este objetivo concentraría durante mucho tiempo la atención, finalmente infructuosa, de funcionarios y banqueros (21). Aparte de la deuda revolucionaria y las finanzas del estado, estaba la cuestión del pago por daños y perjuicios causados durante la revolución a empresas y ciudadanos extranjeros. Una comisión formada especialmente al efecto tuvo que examinar más de 4.000 pedidos de indemnización por un valor estimado de cerca de £400.000 (22). La empresa del ferrocarril, PCRC, por sí sola reclamaba cerca de £170.000 en concepto de daños inflictos a la vía férrea y materiales rodantes, y este reclamo era discutido en forma separada a los otros, directamente entre PCRC y el estado paraguayo.

         No resulta extraño que ante semejantes compromisos financieros, los dirigentes radicales estuvieran ansiosos por conseguir nuevos fondos en Europa. Tower, durante su visita a Asunción en 1912, registra las conversaciones mantenidas al respecto con Eduardo Schaerer:

 

         "El Presidente puso de evidencia un crudo sentido del humor en una conversación conmigo. Hablando de su deseo por atraer al capital británico, el mismo dijo que "no podía olvidar que era a Gran Bretaña que la presente administración debió bastante en tiempos no muy lejanos", e hizo un guiño de ojos en referencia a la parte jugada por buques británicos, armas y municiones, en la reciente revolución que culminó con el éxito de los gondristas" (23).

 

 

NOTAS. CAPITULO V

 

(1)     Annual Political Report, Paraguay, 1912, Oliver a Grey, Buenos Aires., 27/1/1913. PRO-FO 371/1705.

(2)     Algunas de estas condiciones son analizadas en nuestro trabajo El Paraguay Rural entre 1869 y 1913. Contribuciones a la historia económica regional del Plata, a ser publicado por el Centro Paraguayo de Estudios Sociológicos, Asunción, 1984.

(3)     Idem (1).

(4)     Ibíd.

(5)     Ibíd.

(6)     Ibíd.

(7)     Ibíd.

(8)     Ibíd. Oliver precisaba que esta concesión "parece" haber sido comprada por el Sindicato Farquhar. En otros documentos, en especial Annual Political Report Paraguay 1913, Buenos Aires, 26/1/1914, PRO-FO 371/2059. Se volvía a hablar de la concesión "Nacimiento".

(9)     Ídem (1). En realidad, pareciera como si el único relevamiento completo realizado en vista a una conexión con el sistema ferroviario del Brasil fuera desde Villarrica hasta Iguazú, tarea llevada a cabo por el ingeniero Fred Lavis (1871-1951), de acuerdo a Gauld (1964. 243).

(10)   La compra fue anunciada en Oliver a Grey, Ídem (1), y en The Review of the River Plate, Buenos Aires, 1/11/1912, pg.1101. Esta publicación informa que la compra fue realizada en agosto de 1912, y que el total de acciones compradas era de 140.556.

(11)   The Review of the River Plate, Idem (10).

(12)   Los dividendos anuales de La Industrial Paraguaya oscilaban entre 5 y 7 %, aunque en 1911 bajaron a 1%, debido a la crisis política en Paraguay. En el balance general del 31 de diciembre de 1911 del Banco Mercantil del Paraguay, en la cuenta de activo, figuran 140.556 acciones de La Industrial Paraguaya, por un valor nominal de $oro 507.743:52. En la memoria correspondiente al ejercicio 1912 ya no figuran las acciones de la empresa. En la página 171 del volumen conteniendo las memorias y balances del Banco (1891-1920), se expresa "Hemos resuelto realizar la venta de las acciones de La industrial Paraguaya por encontrar su precio conveniente y para poder realizar este capital". En el cuadro de pérdidas y ganancias del mismo balance figuran $ curso legal 2.114.699:76 en concepto de ganancias a través de la venta de las acciones, equivalente a c. £108.318.

(13)   Oliver a Grey, Ídem(1). Las cifras sobre la extensión de la Paraguay Land &

Cattle Co. varían de acuerdo a las fuentes. Parte de estas tierras fueron obtenidas a través de la compra de posesiones de Messrs. Cook and Lamb en el Chaco paraguayo, por £ 100.000 para un total de 309.376 hectáreas, según The Review of the River Plate, Buenos Aires, 1/11/1912. Tanto Hanson (1937) como Gauld (1964) reproducen la aseveración de la misma publicación que el Sindicato Farquhar también habría comprado las 2.000.000 de hectáreas de la compañía Carlos Casado. Esta compra no se registra en los documentos británicos, y parece dudoso que se haya realizado.

(14)   Oliver a Grey, Idem(1).

(15)   Ibíd.

(16)   Ibíd.

(17)   Ibíd.

(18)   Ibíd.

(19)   Ibíd.

(20)   Oliver a Grey, Ídem (1). Por decreto del 28/9/1912 se autoriza la contratación de un empréstito hasta la suma de £ 1.250.000, importe que sería utilizado en la cancelación de la "deuda revolucionaria", las indemnizaciones por daños a terceros realizados durante la revolución y otras deudas del estado.

(21)   La idea inicial era que el propio Sindicato Farquhar se encargaría de obtener el préstamo en los EE.UU., a través de una empresa denominada Corporación Paraguaya; en la que Manuel Rodríguez también tenía una participación. Pero este proyecto, al igual que otras negociaciones similares con bancos europeos, fracasó.

(22)   Oliver a Grey, Annual Report, 1913... Idem (8).

(23)   Tower a Grey, Buenos Aires, 27/8/1912, 12/9/1912, Confidential, PRO-FO 371/1421. Tower informa asimismo que por un decreto del 25 de abril de 1912 se había estado pagando una suma mensual de £3.000 a PCRC, en concepto de daños sufridos durante la revolución. Pero este acuerdo inicial fue suspendido en setiembre del mismo año, decidiéndose contratar el empréstito mencionado anteriormente.

 

 

 

VI.

FARQUHAR, LA CUMBRE DEL PODER:

"...NO TIENEN PAÍS, NO TIENEN PATRIOTISMO, NO TIENEN COMPASIÓN".

 

         1912 ha sido denominado por uno de los biógrafos de Percival Farquhar como el año de la "cumbre del poder"(1). El esquema piramidal de las compañías integradas en el Sindicato era sin duda alguna impresionante, tanto por la diversidad de intereses comerciales, como por la cantidad de países que integraba. En Brasil, los colegas de Farquhar alardeaban libremente que el control del sistema ferroviario de ese país ya se había obtenido (2). Pero esta expansión no tardó en despertar serias acusaciones políticas desde varios frentes, incluyendo tanto a políticos nacionalistas en Brasil, como a los voceros más conspicuos de intereses industriales y financieros británicos. El South American Journal, desde Londres, sintetizaba en forma clara estas aprehensiones:

 

         "...los ambiciosos proyectos del Sindicato Farquhar en el Brasil están siendo envueltos en una violenta discusión sobre la forma en que la influencia norteamericana está tratando de adquirir un control férreo sobre las empresas brasileñas, y expresiones similares con respecto al mismo sindicato se están pronunciando en la Argentina. Se señala que está tomando control de todos los principales ferrocarriles, puertos y líneas de tranvías, así como compañías de electricidad y luz en Río, Saó Paulo y Bahía. Posee asimismo concesiones de 100.000 hectáreas en el estado de Pará y otros territorios en Isla Gobernador, 400 leguas en el Matto Grosso, y casi la totalidad de la frontera del estado de Paraná, así como grandes hoteles, compañías refrigeradoras, depósitos de carbón y compañías pesqueras. Más aún, se considera con sospecha, la mentada asociación del Sr. Roosevelt, el hijo del eminente ex-Presidente de los EE. UU., con el sindicato anteriormente mencionado". (3).

 

         Argentina y Uruguay concentraron durante 1912 gran parte de las atenciones de Farquhar, sin descuidar la consolidación de las primeras avanzadas en Paraguay que se dieron a partir de 1910, y otros proyectos en Bolivia. La expansión en la Argentina fue incluso más espectacular y rápida que la realizada en Brasil, debido a que tuvo que llevarse a cabo con mayor sigilo, y teniendo en cuenta a su vez que los intereses británicos hostiles en la Argentina eran mucho más poderosos, proporcionalmente, que los existentes en Brasil (4). A comienzos de junio de 1912, varios observadores en Buenos Aires se percataban de que se había estado operando una compra subterránea de la mayoría de las acciones de la Entre Rios Railway Company. Poco tiempo se necesitó para constatar que quienes estaban detrás de estas maniobras eran representantes de la Brazil Railway Company (BRC), quienes acumularon cerca de £800.000 en acciones de la compañía argentina, depositándolas en París (5). La prominencia de financistas franceses en el directorio de BRC llevó a especular a la Review of the River Plate sobre la posibilidad de que aquellas compañías francesas operando ferrocarriles en la Argentina pronto se integrarían al Sindicato Farquhar.

         Con el objetivó de evitar nuevas susceptibilidades políticas, en junio de 1912 Farquhar y sus asociados deciden formar una nueva compañía holding: la Argentina Railway Co., (ARC) también registra da en los EE. UU. (6). En octubre del mismo año, ARC emite una de sus primeras notificaciones oficiales, en la que se informa de la estructura y los objetivos del consorcio (7). La estructura accionaria y el apoyo bancario revelaba un grado formidable de internacionalización. En Londres, los banqueros Speyers Brothers y J. Henry Shroeder & Co.; en París, el Banque de Paris et, de Pays Bas y la Societe Generale; en Bruselas, Stallerts & Loewenstein; en Nueva York, Kuhn, Loeb & Co. El nuevo consorcio no tarda en lanzar una gigantesco campaña de financiamiento en el mercado europeo, con un lanzamiento de bonos por £ 1.500.000, a comienzos de 1913 (8).

         Lo importante de esta nueva compañía holding para el Paraguay residía en que entre los 12 miembros del directorio, aparte de Percival Farquhar, figuraban tres personas claves vinculadas a la Paraguay Central Railway Company (PCRC): C.F. Mendl, B. H. Binder y M. A. Rodríguez. De hecho, varias fuentes mencionan el hecho de que las posesiones del Sindicato Farquhar en el Paraguay fueron formalmente transferidas de BRC a la ARC, transferencia realizada posiblemente entre julio y octubre de 1912, en los mismos meses en que el Sindicato concretaba la compra de La Industrial Paraguaya y otras posesiones (9).

         Los planes para la Argentina iban más allá de algunas líneas privadas. Un ambicioso proyecto de compra de las líneas ferroviarias estatales argentinas fracasó, debido en parte a las críticas políticas (10). Las líneas ferroviarias de la provincia de Córdoba también se integraron al grupo (11). Semejante penetración no tardó en generar fuertes ataques contra el Sindicato, casi todos ellos provenientes de la prensa británica. Una columna anónima en el Buenos Aires Standard, con el nombre de Argentina Boreas, no dudaba en aplicar los calificativos más fuertes contra el peligro potencial de entregar el país a "las manipulaciones de un gigantesco trust a l'Americaine", descripción relativamente inofensiva con la que se sintetizaba al "Farquhar's Meat, Steel & Railway Combine"

 

         "...atribuyéndole las peores características del maniobrerismo yanqui, y preanunciando, en el caso de que triunfe en la Argentina, días sombríos para el bienestar público. Estos trusts, señalaba, ‘no tienen país, no tienen patriotismo, no tienen compasión, en la medida en que su única preocupación es con respecto a los dividendos (...) una vez permitida la entrada del trust Farquhar, continúa el artículo, ‘que promete ser el más grande y poderoso de estos trusts, y pudiendo establecerse firmemente en Sudamérica, arrastrará a los EE. UU. sobre la cabeza de estas pequeñas repúblicas"(12).

         La campaña contra Farquhar se lleva a cabo tanto en Río de Janeiro como en Buenos Aires, e incluso desde Londres (13). Parte de estas acusaciones estaban fundadas sobre intereses comerciales bien concretos. Otras estaban basadas en una apreciación subjetiva del estereotipo del empresario norteamericano, acentuando su pragmatismo y su utilización inescrupulosa de políticos y funcionarios públicos. A esta imagen, se oponía el estereotipo del empresario europeo, inglés o francés, de modales menos bruscos y una actitud supuestamente más caballeresca. Aquí, como en otras acusaciones, la diferencia era más bien de estilo antes que de substancia. Acusado de registrar sus compañías en los EE.UU., para recurrir al auxilio de los marines en caso de una amenaza política a sus intereses, la defensa de Farquhar de que sus compañías holding estaban registradas en el estado de Maine debido a los bajos impuestos allí vigentes, caía en oídos sordos (14).

         Pero en ocasiones estas acusaciones políticas no venían solamente de aquellos cuarteles comerciales directamente afectados. En Alemania, inmersa ya en las primeras conflagraciones que desembocarían en la primera guerra mundial, el Sindicato Farquhar concentraba la atención de los analistas políticos y militares. Uno de los estudios más interesantes sobre la importancia estratégica de los intereses norteamericanos en Sudamérica, dedica un capítulo entero al Farquhartrust (15), tratando de formular un esquema riguroso de sus proyectos y las consecuencias a largo plazo de esta penetración. Dividiendo a la superficie continental en diferentes zonas, ponía en primer lugar a las zonas de "dominio y monopolio asegurado", casi todas en Brasil, las de "dominio asegurado sin monopolio" (16), y las de Erschliesungspolitik, en la que Bolivia y Paraguay figuraban con cierta preeminencia. El autor especulaba asimismo en terrenos aún más conflictivos, cuando afirmaba que capitales norteamericanos se estaban dirigiendo a Bolivia y Paraguay, con ingenieros, geólogos y prospectores, interesados en evaluar las riquezas minerales, llamando la importancia sobre esta tendencia debido a que aseguraba que detrás de los capitales del Farquhartrust se encontraba la Standard Oíl (17). La conclusión del análisis era que en caso de un conflicto bélico que envolviese a EE. UU. y Alemania, la presencia de este sindicato en Sudamérica tendría un papel capital en cuanto al abastecimiento de ciertos tipos claves pie materias primas (18).

         Quizás sea en Uruguay donde la fuerte campaña propagandística contra Farquhar haya alcanzado resultados bastante concretos. Al principio, la estrategia de penetración fue la misma adoptada en la Argentina. En junio de 1912 se comentaba en la prensa argentina:

 

         "...las acciones del ferrocarril Midland Uruguay están presenciando un incremento continuo en su cotización; en 1911 estaban cotizadas a 19 5/8, ahora se cotizan a 37; el mismo fenómeno se observa en las acciones del North Western Uruguay, que se cotizaban a 14 en 1911, y ahora se cotizan a 23. Estas líneas, como se puede comprobar en el mapa, empiezan desde el Río Uruguay, la primera de ellas uniéndose con el Uruguay Central en Río Negro, y la segunda dirigiéndose hacia la frontera brasileña, donde se conecta con el sistema del Brazil Ralways Company (...) se ha notado asimismo que las acciones del Ferrocarril Central del Uruguay, que a comienzos de este año se cotizaban a 91 1/2, ahora se cotizan a 113... "(19).

 

         Esta avanzada parece triunfar parcialmente con la adquisición de un interés mayoritario en el Uruguay Central Railway, (20), en el que Farquhar se asocia con el político uruguayo Gabriel Terra (21). Pero el intento de control del North Western Railway, en manos de inversores británicos, fracasa a pesar de los ingentes esfuerzos. Este freno posibilita no obstante la formación de una alianza clave entre el Presidente uruguayo, José Battle Ordoñez (22), quien estaba interesado en forzar una rebaja de las tarifas de la línea entre Montevideo y Artigas, y Farquhar.

         Esta conjunción de intereses hace posible la presentación de un ambicioso plan para la construcción de ferrocarriles estatales en la misma región, competencia que obligaría a una reducción general de tarifas. Battle Ordoñez firma un contrato inicial el 12 de octubre de 1912, pero el Congreso uruguayo rechaza el plan, bajo argumentaciones de que la Uruguay Railway Company (UCR) -la nueva compañía holding formada por Farquhar para controlar sus inversiones en Uruguay- no estaba dispuesta a proveer ciertas salvaguardias financieras, así como al hecho de que existieron otras ofertas competitivas de grupos franceses e ingleses (23).

         Por lo menos en EE. UU. Farquhar y sus asociados reciben en 1912 amplio reconocimiento de todos estos planes espectaculares. Quizás la síntesis fuera un artículo, de una página completa, publicado en la edición dominical del New York Times, titulado Two New Yorkers Try to Harrimanize South America (24), anunciando el esquema ciclópeo de un Ferrocarril Transcontinental entre la ciudad de Antofagasta, en el Pacífico y Santos en el Atlántico, una mera minucia comparado con el proyecto de unir el Cabo de Hornos con el sistema ferroviario del Canadá. Aunque tanto este artículo así como muchos otros tenían la función primordial de estimular la imaginación y las ambiciones de potenciales financistas norteamericanos, la idea del Ferrocarril Transcontinental, que atravesaría la región Occidental del Paraguay, era uno de los proyectos favoritos de Farquhar, y por lo menos había utilizado la idea para conseguir nuevos préstamos de los bancos en Francia (25).

         A pesar de que Farquhar, consciente del peso específico de intereses nacionalistas en los países del Plata y Brasil, trataba de ponerse por encima de rivalidades internacionales, esta transnacionalización ferroviaria y comercial no podía dejar de ser afectada por uno de los más importantes conflictos irresueltos de la época, la posesión del Chaco entre Bolivia y Paraguay, que dos décadas más adelante desembocará en una guerra. En Bolivia, el Sindicato Farquhar no sólo poseía varias importantes líneas y proyectos ferroviarios, sino que también había comenzado a comprar tierras. La concesión del ferrocarril de Madeira a Riberalta, por ejemplo, le daba el derecho de compra de 9.260.000 acres de tierra, a 1 1/2 centavo de U$S dólar por acre, para tierra de pastoreo, y 17 centavos de U$S dólar para tierras de árboles de caucho (26).

         Pese a que el acuerdo Pinilla-Soler (27) en 1907 había creado una situación de relativo impasse, grupos del ejército boliviano se habían estado moviendo sigilosamente, y para 1912 ya habían construido cerca de 5 o 6 fuertes bolivianos sobre el río Pilcomayo, entre 22º 40' y 24º 40' de latitud sur, cada fuerte contando con aproximadamente 120 soldados (28). Este proceso parece no haber despertado demasiadas inquietudes en Asunción, hasta que en noviembre de 1912, Tex Rickard, designado por Percival Farquhar como administrador y socio de la Paraguayan Land and Cattle Co., se dirige a las posesiones compradas en el Chaco a tomar posesión de las mismas e iniciar su explotación comercial (29). Ahí se encuentra con soldados bolivianos, así como oficiales, que lo intiman a retirarse, dado que las tierras compradas por la empresa de Farquhar se encontraban, según ellos, en territorio boliviano. Rickard y asociados acuden inmediatamente a funcionarios paraguayos, a reclamar una acción perentoria sobre este hecho insólito.

         A comienzos de diciembre de 1912, el cónsul británico Oliver envía un extenso despacho a Londres, informando del súbito agravamiento de las relaciones boliviano-paraguayas a raíz del incidente con la empresa de Farquhar (30). El 2 de diciembre, el ministro paraguayo de relaciones exteriores, Eusebio Ayala, envía al ministro boliviano en Asunción, la copia de un telegrama originado en Chile, y publicado en La Nación de Buenos Aires, en el que se afirmaba que los bolivianos habían movilizado cerca de 3.000 hombres en la región de Tarija, con la intención de avanzar en dirección a Bahía Negra. Ayala demandaba una pronta explicación de este hecho denunciado en la prensa. En Asunción el ambiente patriótico se agitó considerablemente, formándose "La Unión Patriótica" (31). El ministro boliviano informa, no obstante, que las tropas bolivianas se encontraban meramente realizando ejercicios militares, pero esto no satisface al gobierno paraguayo:

 

         "...debido a que su órgano, El Diario, rehúsa creer el desmentido oficial y continúa escribiendo artículos inflamantes destinados a estimular el sentimiento popular. El ministro de relaciones exteriores fue llamado el 5 de este mes para hacer una declaración al Congreso, y así lo hizo, pero la reunión tuvo lugar a puertas cerradas" (32).

 

         De acuerdo al cónsul británico en Asunción, el conflicto parecía reducirse a una diferencia de actitudes sobre el estado de las negociaciones limítrofes con respecto al Chaco. Bolivia insistía en una pronta solución, mediante la arbitración u otros medios, mientras que los paraguayos preferían la permanencia del estado de status quo, que se había definido en el acuerdo Pinilla-Soler:

 

         "No es improbable que el gobierno paraguayo, al asumir una actitud tan intransigente, esté actuando bajo consideraciones que escapan al núcleo de la cuestión. O están buscando distraer la atención del público de ciertas medidas que tienen interés en que sean aprobadas por el Congreso, o tienen miedo de un movimiento revolucionario, y desean una excusa para proclamar el estado de sitio (que otorga al Poder Ejecutivo poderes muy amplios). Se sospecha, asimismo, que están sirviendo los intereses del Sindicato Farquhar, con vista a causar una caída en el precio de la tierra en el Chaco. En relación a esto último, debo mencionar que de acuerdo a un informe actual, El Diario, mencionado más arriba, ahora bajo la dirección de un periodista argentino, es controlado por el Sindicato Farquhar" (33).

 

         Pero para el 21 de diciembre de 1912 Oliver informa que la amenaza de una ruptura de relaciones entre Bolivia y Paraguay había disminuido, y que Eusebio Ayala y el ministro boliviano estaban a punto de llegar a un acuerdo (34). Para marzo se anunciaba que existía un acuerdo verbal entre Ayala y Mujía, el ministro boliviano, y acotaba Oliver, volviendo a insistir sobre los intereses del Sindicato Farquhar detrás de esta disputa, que no dejaba de resultar llamativo que el acuerdo se había obtenido poco después de la llegada a Asunción del ministro norteamericano acreditado ante el Paraguay, residente en Montevideo, Mr. Gervstad (35). Tower, en Buenos Aires, no sólo asiente con las implicaciones de Oliver en su último despacho sino que inicia además sus propias averiguaciones sobre los movimientos de los diplomáticos estadounidenses en el área. El 5 de abril de 1913 se firma el protocolo Ayala-Mujía, en el que ambas partes acuerdan iniciar una negociación definitiva sobre el problema de límites dentro de dos años de la fecha de ratificación del mencionado documento. En el caso de que estas negociaciones fracasasen, el status quo del acuerdo Pinilla-Soler de 1907 se mantendría (36).

         Tower confirma las sospechas de Oliver con respecto al rol de mediador del ministro norteamericano Gervstad, y agrega:

         "...de acuerdo a varias fuentes de información, el presidente boliviano se encontraba en ese momento (marzo) en París, y tuvo una discusión sobre el tema con el Sr. Percival Farquhar, con quien se dice el mismo se encuentra en términos amistosos" (37).

 

         De esa entrevista, especula Tower, parece haber salido la misión de uno de los banqueros más importantes ligados al Sindicato Farquhar, Speyer & Co., quienes "ejercieron presión sobre el gobierno boliviano para aceptar los términos ofrecidos por el protocolo Ayala-Mujía" (38).

         No menos significativo, el ministro norteamericano Gervstad había regresado a Asunción en los últimos días de julio de 1913, cuando se ratifica el protocolo firmado en abril (39).

         A esta neutralización, satisfactoria aunque temporaria, del conflicto, sigue la primera visita de Percival Farquhar al Paraguay, la que se realiza en octubre de 1913, en ocasión de inaugurarse el servicio del ferry entre Encarnación y Asunción, estableciéndose así el vínculo directo entre Asunción y Buenos Aires a través del ferrocarril (40). Semejante ocasión no dejó de concentrar la atención de los ministros británicos. Tower justamente se encontraba en Asunción durante la visita de Farquhar, quien no obstante las escasas siete horas de su estadía en Asunción, realiza varios encuentros públicos y secretos. Una de las cuestiones claves era la posibilidad de un préstamo norteamericano, que permitiese al estado paraguayo pagar la deuda revolucionaria así como pagar a PCRC la indemnización reclamada por esta empresa. Aunque en un primer momento parecía que era el propio Sindicato el que conseguiría el préstamo a través de sus banqueros en EE.UU., las negociaciones quedaron sin finalizar (41). De que Farquhar, a esta altura de los acontecimientos constituía una persona non grata para los británicos, no existe mejor testimonio que los comentarios de Tower:

 

         "En mi viaje hacia el norte, nuestro tren cruzó el que traía al Sr. Percival Farquhar de retorno, luego de una breve visita a Asunción. Farquhar llegó a Asunción temprano en la mañana y tomó el tren de regreso después de siete horas. Tuvo tiempo de recibir a varios corresponsables periodísticos a quienes les expresó su admiración sin límites por todo lo que había visto de la maravillosa República del Paraguay, y su confianza en un futuro próspero. Su viaje a través del país se limitó al trecho desde Encarnación, realizado a la noche, y podría mencionarse casualmente que la noche era particularmente oscura. Este carácter hipócrita parece ser común en los americanos que visitan al Paraguay. Algunos años atrás, cuando John Barrat, ahora director de la Oficina de las Repúblicas Americanas en Washington, estuvo en Asunción con el objetivo de presentar sus credenciales al Presidente del Paraguay, tuvo lugar un discurso memorable. Barrat declaró que siempre cuando cualquier ciudadano de los EE. UU., hombre, mujer o niño, deseaba hablar de los más altos niveles alcanzados hasta ahora en cultura y civilización, Paraguay era invariablemente elegido como el ejemplo más brillante; y que los nombres de los héroes de la historia paraguaya se mencionan inevitablemente cuando un historiador norteamericano desea apuntar a los más altos logros del pasado. Se cuenta que, después de finalizar su perorata, Mr. Barrat se dirigió a su intérprete: "Now, give it to them, give it them strong!" (42).

 

         La breve visita de Farquhar a Asunción en 1913 marca probablemente el pico transitorio de su primera y más espectacular carrera en el Paraguay. Rumores sobre las considerables dificultades financieras del Sindicato empezaban a circular en forma abundante en las capitales europeas. De hecho, para fines de 1913, el Sindicato había vuelto a poner en venta 3.000 leguas cuadradas de las posesiones de La Industrial Paraguaya, adquiridas en 1912 (43). El propio Tower informaba que en la última visita de Farquhar a Sudamérica, este había sido acompañado desde París por representantes de la banca Speyer, y de la Banque des Pays Bas, "más en función de guardianes, antes que de colegas" (44).

 

 

NOTAS. CAPITULO. VI

 

(1)     Gauld (1964).

(2)     Hanson (1937).

(3)     South American Journal, Londres, 7/12/1912, pg. 658.

(4)     El total de inversiones británicas en la Argentina para la época era superior a las existentes en Brasil.

(5)     The Review of the River Plate, Buenos Aires, 21/6/1912.

(6)     Manual of Argentine Railways, S. H. Killik, Londres, 1913. pp. 8-11.

(7)     Carta a los directores de Entre Ríos Railways Company, Londres, 22/10/1912. Ídem (6).

(8)     Ibíd. Como colateral de este lanzamiento se depositaron acciones de la Entre Rios Railways Company, c. £ 1.500.000, Compagnie Francaise des Chemins de Fer de la Province de Santa Fe, c. 15.000.000 de francos franceses y Argentine North-Eastern Railway Company, c. £ 450.000.

(9)     Ibíd. Manuel Rodríguez sería a su vez nombrado representante local de la Argentine North-Eastern Railway Company en Buenos Aires; C. F. Mendl y B. H., Binder miembros del directorio de la misma compañía.

(10)   Hanson (1937), Gauld (1964).

(11)   Ibid. Asi mismo South American Yearbook, Londres, 1913, 1915.

(12)   Reproducido en el South American Journal, Londres, 30/11/1912, Pg. 626.

(13)   A los comentarios de la prensa británica, se sumó un pedido de informes presentado a Cámara de los Comunes en Londres, el 15 de enero de 1913; sobre los efectos de las operaciones de Farquhar en el comercio Inglés. Hanson (1937: 325).

(14)   Gauld (1964: 238).

(15)   Lufft, A. A. L. Die nordamerikanischen Interesse in Sudamerika vor dem Krieg, Kriegswirtschaftlichen Untersuchungen aus dem Institut für Seeverkeht and Weltwirtschaft an der Universität Kiel, Jena, 1916.

(16)   Lufft (1916: 42-43).

(17)   Lufft (1916. 72-73).

(18)   Ibíd.

(19)   Ídem (5).

(20)   Gauld (1964: 238-240).`

(21)   Gabriel Terra sería nombrado Presidente del Uruguay en 1931 hasta 1933, cuando asume poderes dictatoriales, y continúa como Presidente constitucional entre 1934-38.

(22)   José Battle y Ordoñez (1856-1929), Presidente del Uruguay entre 1903-07 y un segundo período entre 1911-1915.

(23)   Gauld (1964: 239).

(24)   The New York Times, 22/9/1912, Pg. 14.

(25)   "Brown nunca olvidó el día en que Farquhar llamó a una reunión de sus banqueros en la oficina del directorio, para aprobar los planes de financiamiento de la expansión fuera del Brasil, de manera a acelerar la concreción de su sueño de una línea transcontinental hasta Antofagasta. Como había sospechado, los banqueros franceses y belgas tenían sus dudas. Habiendo preparado a un conjunto de banqueros británicos, ansiosos por obtener jugosas comisiones, Farquhar estuvo en condiciones de presentar un ultimátum a los infelices latinos. Habló en forma persuasiva y se retiró de la reunión, dirigiéndose a trabajar en su escritorio. Pronto, el vice-Presidente, Etienne Chauvy apareció, temblando de emoción, para anunciar la capitulación. Farquhar parecía un Midas americano en Paris". Gauld (1964: 232).

(26)   Hanson (1937: 318).

(27)   El acuerdo del 12 de enero de 1907, Pinilla-Soler (Claudio Pinilla, ministro boliviano, y Adolfo Soler, ministro paraguayo de relaciones exteriores), sometía a arbitraje de la Argentina la zona comprendida entre el paralelo 20º 30' y el territorio reclamado por el Paraguay al norte, entre los meridianos 61º 30' y 62º 0', disponiendo a su vez el status quo de las posiciones existentes a la fecha en el territorio en disputa. El acuerdo o protocolo era considerado por los diplomáticos británicos una de las pocas "obras maestras" de la diplomacia paraguaya y, según los mismos, su concepción obedecía a Cecilio Báez.

(28)   Annual Political Report, 1912, Paraguay, Oliver a Grey, Buenos Aires, 27/1/ 1913. PRO-FO 371/1705.

(29)   Ibid. Asímismo, Annual Political Report, 1913, Paraguay, Oliver a Grey, Buenos Aires, 26/1/1914, PRO-FO 371/2059, y Tower a Grey, Buenos Aires, 27/8/1913, Confidential No. 113, PRO-FO 371/1705.

(30)   Oliver a Tower, Asunción, 7/12/1912, PRO-FO 371/1705.

(31)   Ibíd.

(32)   Ibíd.

(33)   Ibíd. La referencia al control de la publicación El Diario obedece posiblemente a la estrecha conexión entre Eduardo Schaerer y el Sindicato Farquhar.

(34)   Oliver a Tower, Asunción, 21/12/1912, PRO-FO 371/1705.

(35) Tower a Grey, Buenos Aires, 12/3/1913, PRO-FO 371/1705. Oliver a Tower, Asunción, 8/3/1913, PRO-FO 371/1705.

(36)   Ibid.

(37)   Tower a Grey, Buenos Aires, 27/8/1913. Confidential No. 112, PRO-FO 371/1705. Tower se refiere con casi seguridad al líder del liberalismo boliviano, Ismael Montes, Presidente de Bolivia por primera vez entre 1904-1908, y representante boliviano ante Francia y Alemania, con residencia en París entre 1911-12. Fue proclamado como candidato a la Presidencia boliviana en 1911, y regresa a Bolivia en 1913, ejerciendo el cargo hasta 1917.

(38)   Ibíd. La relación entre Speyer & Brothers, Sindicato Farquhar e Ismael Montes es muy clara debido a que fue durante la primera Presidencia de Montes que se llegó a un acuerdo con Speyers & Brothers y el First National City Bank, en 1906, por el cual se depositaba en esta institución las £2.500.000 entregadas por el Brasil a cambio de la cesión del territorio del Acre. Estos fondos fueron utilizados para la construcción de vías férreas entre Potosí, Sucre, Cochabamba, Oruro y La Paz, "abriendo el mercado interno y destruyendo el aislamiento y el regionalismo de Bolivia", de acuerdo a Klein, H. S. Parties and Political Change in Bolivia (1880-1952), Cambridge, 1969, Pgs. 42-45.

(39)   Tower a Grey, Idem (37).

(40)   Tower a Grey, Confidential No. 112, Idem (29).

(41)   Ibíd.

(42)   Ibíd.

(43)   Annual Political Report, 1913, Oliver a Grey, Idem (29).

(44)   Tower a Grey, Idem (29).

 

 

 

VII.

EL COLAPSO DE FARQUHAR

 

         En los primeros meses de 1912 la primera guerra de los Balcanes (1) preanuncia en forma clara una era de crisis financieras y militares que se agudizaría con la primera guerra mundial. El impacto en los mercados internacionales de capitales sería considerable. Varios países latinoamericanos declararían cesación de pagos de su deuda externa -incluido el Paraguay (2)- y para el Brasil la situación sería más seria, debido a que al desinfle de los mercados de capitales se une el colapso de los precios internacionales del café y del caucho. Esto último afectaría en forma particular a algunas de las inversiones de Farquhar en Brasil, concentradas en regiones cauchíferas. La entrada del caucho originado en las plantaciones de árboles de caucho en el Sudeste asiático al mercado mundial inicia el derrumbe espectacular de una de las bases de la economía brasileña (3).

         Aparentemente, Farquhar había estado recibiendo informes falsos sobre la marcha financiera de sus empresas en Brasil (4), en las que había volcado la mayor parte del capital que poseía en otras empresas en Latinoamérica (5). Las acciones de la Brazil Railway Company (BRC) en manos de Farquhar, evaluadas en £ 25.000.000 empiezan a bajar en valor, en las cotizaciones de las bolsas de valores. Para julio de 1914, este mismo paquete de acciones solo poseía un valor de £12.000.000 (6). Sólo a raíz de esta baja en el valor de las acciones de BRC, Farquhar perdió U$S 25.000.000 (7). A las crisis de las empresas en Brasil, se suman asimismo los problemas de muchos otros emprendimientos en Argentina y Paraguay.

         La única solución consistía en tratar de conseguir nuevos fondos en el mercado de capitales europeos. Estuvo a punto de lograr el apoyo de banqueros en Londres, París y Berlín para el lanzamiento de bonos por valor de U$S 30.000.000, pero el inicio de la primera guerra mundial corta en forma definitiva esta posibilidad. Es qué los problemas de Farquhar no sólo venían por el lado de la escasa rentabilidad, de sus empresas. En Francia, agentes confidenciales alemanes imprimen un panfleto, magnificando las pérdidas del Sindicato en Brasil, lo que asusta a banqueros y ahorristas franceses, sus principales proveedores de fondos (8). 

         La guerra mundial agudiza las tendencias recesivas en casi todo el mundo, y es imposible evitar la declaración formal de quiebra del sindicato, que pasa bajo el control del interventor oficial, el millonario norteamericano W. Cameron Forbes. Esto no impide que ambos empresarios, mientras se decidía el futuro de las empresas, se embarcasen conjuntamente en otros proyectos lucrativos en el Brasil (9). En 1915 Farquhar retorna a Nueva York, y para 1916, los banqueros franceses parecen haber caído víctimas; finalmente, de la guerra de nervios de los agentes confidenciales alemanes. Rehúsan renegociar una serie de contratos firmados por Farquhar en los años prósperos, y este debe renunciar a la presidencia de BRC (10), poniéndose punto final a un capítulo iniciado en 1906.

         Independientemente de los súbitos cambios en los mercados financieros y de materias primas, acusaciones de desorden administrativo, desparramo de gastos, lujos excesivos y multimillonarias compras de políticos, inversiones apresuradas y otros calificativos más fuertes se sumaron para analizar las causas del derrumbe de este sindicato que controlaba cerca de 38 empresas. Forbes opinaba que esta "incoherente estructura piramidal con la cabeza en una corporación en Maine, controlando y operando desordenadamente un grupo intermedio de compañías registradas bajo leyes británicas, francesas, belgas y brasileñas" (11) no podía compensar el pago de intereses y amortizaciones de los préstamos tomados, sólo con el ingreso normal de las empresas, y esto hubiese sido así, incluso dejando de lado el efecto específico de la primera guerra mundial. La valorización de las tierras compradas, así como la mejora del stock de ganado vacuno en las estancias a través del cruce selectivo, eran procesos que requerían mucho tiempo.

         Esto no implicaba que no hubiese existido una cierta lógica comercial interna en la estrategia de expansión del Sindicato Farquhar. Las compras de las concesiones de vías ferroviarias estaban casi siempre ligadas a compras o concesiones de vastas extensiones de tierra, la mayoría de ellas ricas en recursos forestales. El ferrocarril abría estos terrenos, permitiendo la explotación comercial de la madera. La expansión de las vías férreas permitiría asimismo el aumento de la rentabilidad de las explotaciones ganaderas, uniendo estancias alejadas en el interior a las plantas procesadoras y los depósitos en los puertos con conexión directa al mercado mundial. Asimismo, las tierras abiertas de esta manera podían ser utilizadas para la agricultura intensiva, cuyos productos llegarían al mercado por vía férrea, salvando los obstáculos y los costos elevados del transporte fluvial y caminero. Ganadería y agricultura se encargarían, consecuentemente, de proveer el sustento de los ferrocarriles, una vez que las ganancias brutas derivadas de la explotación forestal disminuyesen.

         Pero esto requería una coordinación casi perfecta entre gastos de inversión en infraestructura y bienes de capital, e ingresos derivados de la venta de los productos agroforestales. Mientras que proyectos similares en otras etapas habían fracasado por la falta de capital, en el caso de Farquhar sus críticas más objetivas insistían en que el problema era el exceso de capital aplicado a la mayoría de las empresas. Asimismo, esa coordinación vital entre gastos de inversión e ingresos era algo difícil de lograr teniendo en cuenta las dificultades naturales de muchas de las regiones penetradas por el sindicato, la inestabilidad política y comercial de los países sudamericanos, y obviamente, los cambios impredecibles en el mercado mundial. Otro aspecto clave era que varios de estos proyectos requerían una amplia disponibilidad de mano de obra para su consolidación, así como un grado relativamente elevado de densidad poblacional. Es notable el hecho de que una de las publicaciones británicas bastante críticas insistía en que los proyectos de Farquhar, especialmente en la Argentina y en el Paraguay, sólo eran viables en la medida en que estuviesen acompañados de planes de inmigración y colonización (12). Esta era, a su vez una de las críticas centrales en el informe final de la intervención sobre las empresas del sindicato (13).

         Los planes y las inversiones en el Paraguay constituyeron una síntesis de los dilemas implícitos en los proyectos del Sindicato Farquhar. Su interés en el país era evidente, dado que el proyecto de conexión ferroviaria entre Asunción y el Atlántico brasileño figura en la primera memoria anual de BRC. La opinión generalizada entre los empresarios de "sentido común" era que la única inversión rentable en un país pobre y atrasado como el Paraguay era la explotación ganadera y, en ocasiones, la explotación forestal. Ya en 1910 Farquhar expresaba a sus asociados que la potencialidad del Paraguay era mucho mayor de lo que se pensaba, y que lo único que se necesitaba eran medios de transporte para abrir, las ricas posibilidades de las regiones del este y del sur del país (14). En París, Farquhar disfrutaba de largas conversaciones sobre el Paraguay con el Conde Charles Cahen d'Anvers, quien poseía un rancho cerca de la frontera con Brasil (15). En su opinión, la pésima situación de países como Bolivia y Paraguay obedecía a las considerables pérdidas de territorio que ambos países habían sufrido durante el siglo XIX en beneficio del Brasil, "debido a la ineptitud de sus dictadores" (16).

         Pero si sus opiniones sobre el futuro inmediato de la región Oriental del Paraguay podrían haber sido tomadas como válidas, Farquhar desconocía en muchos casos la accesibilidad y funcionalidad de alguna de sus gigantescas compras de tierra. Consideraba por ejemplo que la zona ganadera del Chaco paraguayo estaba en condiciones de sostener una industria capaz de competir con la de las Pampas argentinas (17), algo que su colega y accionista Tex Rickard se encargaría de mesurar, después de sus primeras experiencias intentando desarrollar la explotación de la Paraguay Land & Cattle Co. El ministro británico Tower sintetizaba, con algo de ironía, los inmensos obstáculos que el Chaco imponía a cierto tipo de emprendimientos:

 

         "Mr. Rickard -quien ha sido colocado por el Sr. Farquhar a la cabeza de la empresa inmobiliaria ubicada en el distrito conocido como Chaco, comprendiendo según se dice, 8.600 millas cuadradas- empezó su carrera en los Estados Unidos como administrador de un casino en los Estados Unidos, y se hizo famoso como el organizador de la pelea Johnson-Jeffries en Nevada. El año pasado (1912) trajo consigo al Paraguay varios cowboys de Texas, pero estos le desertaron, y él se encuentra ahora prácticamente solo en ese inmenso distrito, desconociendo el español y más aún el lenguaje indígena, lengua que prevalece en la zona, y se encuentra sin la indispensable mano de obra. Su problema es el de conseguir mano de obra eficiente y esto es algo que será difícil resolver" (18).

 

         Las empresas paraguayas del Sindicato Farquhar debieron haber constituido un problema relativamente menor, teniendo en cuenta la ola depresiva que se generaliza en 1913 y resulta inatajable en 1914. Estas empresas pasan a su vez a manos del interventor, W. Cameron Forbes. Independientemente de estas medidas, tanto la Paraguay Central Railway Company como la Asunción Light and Power Company Limited, esta última dependiente institucionalmente de la primera, exhibían signos de enfermedad terminal a raíz de sus propios problemas internos. La empresa de tranvías eléctricos había inaugurado su sistema en 1913, con bastante lujo e impacto. Incluso los cupones-boletos de la empresa, artísticamente impresos y con la firma de Manuel Rodríguez, eran atesorados como dinero corriente, compitiendo con los billetes de pesos

paraguayos. Esta emisión en práctica de dinero privado, había sido autorizada por el Poder Ejecutivo gracias a un pedido especial del Sindicato Farquhar, y no dejó de causar algunas críticas (19). Pero todas las instalaciones y equipamientos implicaron una inversión de cerca de £300.000, una suma excesiva en relación a los ingresos potenciales del mercado asunceno (20). PCRC por su parte entra en crisis aguda a comienzos de 1914, cuando vencían los bonos emitidos en 1911 por un valor nominal de £ 500.000, en el mercado de Londres. Este vencimiento tendría que haber sido cubierto con el pago del gobierno paraguayo de las indemnizaciones de £ 180.000, y, teóricamente, con parte de la "deuda revolucionaria", pero eso era una ilusión. En agosto de 1914la empresa no puede cubrir siquiera parte de estas obligaciones, y la banca Speyer & Brothers, que había tomado parte en la emisión de 1911, solicita y obtiene la intervención de PCRC, conjuntamente con la de ALPC. Estas empresas, permanecerían intervenidas hasta 1918, cuando las mismas son reestructuradas y puestas bajo el control de antiguos colegas británicos de Farquhar. Este mismo grupo obtiene a su vez el control de las acciones mayoritarias de La Industrial Paraguaya, que había formado parte del Sindicato Farquhar (21).

         A pesar de todas estas catástrofes, es justamente en el Paraguay donde Percival Farquhar vuelve a levantar cabeza. Entre 1916-17 organiza en Nueva York, conjuntamente con otros amigos millonarios, entre ellos M. C. Keith and Theodore Vail, la empresa International Products Corporation (IPC), para la explotación de madera de quebracho y la preparación de extracto de carne. Este exitoso emprendimiento se convertiría en uno de los establecimientos industriales más grandes del Paraguay (22). Parte de este emprendimiento se formó sobre la base de su antigua Paraguay Land & Cattle Co. (23). No obstante, el curso central de su carrera desde ese entonces transcurre en el Brasil, donde seguiría desempañando un papel clave en algunos procesos económicos y políticos brasileños, hasta su muerte en 1953, a los 89 años de edad (24).

         Los efectos de esta violenta penetración en la vida económica del Paraguay fueron múltiples, a pesar de que una gran parte de los proyectos quedaron truncos o abandonados. A nivel de la ganadería, Farquhar impulsa un nuevo tipo de explotación que se consolidaría con la instalación de varias otras plantas procesadoras de carne aprovechando el auge de la primera guerra mundial. De hecho, las primeras exportaciones masivas de ganado vacuno a la Argentina son iniciadas por una de las

empresas del sindicato (25). La "industria de la carne" hace así su entrada al Paraguay, y constituye el elemento central del auge comercial que recibiría el país hasta 1920, cuando la caída de la demanda y los precios internacionales genera una crisis financiera de considerables proporciones, que sirve a su vez de marco a otra etapa de aguda inestabilidad política entre 1922-23 (26). El conjunto de sus inversiones en tierra, ganadería, yerba mate, industria forestal, ferrocarriles, tranvías, energía eléctrica y otros sectores, así como su alianza con influyentes grupos políticos constituyó una concentración de poder económico y político que, por más breve que haya sido, no tiene parangón en la historia de la primera mitad de este siglo en el Paraguay. Esta concentración es continuada en parte a partir de 1918, cuando ex-colegas británicos toman control de PCRC y La Industrial Paraguaya. Resulta más que paradójico que esta concentración de poder comercial en manos de inversores británicos haya sido alcanzada gracias a la penetración cuasi aventurera de un empresario norteamericano, con empresas registradas en los EE. UU. y con fondos de capital que si bien eran muy internacionales, tenían una indudable preponderancia francesa (27).

         De los grandes proyectos de interconexión ferroviaria-transnacional, sólo dos llegaron a realizarse. La conexión ferroviaria directa entre Montevideo y São Paulo, en mayo de 1913, y la de Asunción-Buenos Aires, en setiembre del mismo año. Esta última permitió la conexión directa entre ambas capitales en un tiempo promedio de 50 horas, algo que constituyó toda una revolución, si se tiene en cuenta el promedio del transporte fluvial predominante de la época. Con la aparición de las primeras grietas financieras en el sindicato a partir de 1913, empieza a su vez a desinflarse la ola especulativa de proyectos ferroviarios en el Paraguay. De las mentadas conexiones ferroviarias con el Brasil, ninguna de ellas llega a concretarse. El ramal de Borja a Iguazú termina en el kilómetro 63, confirmando en parte la opinión de los diplomáticos británicos de que este ramal tenía como único objetivo explotar las posesiones de madera de la Compañía Argentino-Paraguaya de Maderas (28). De todas maneras, el propio informe final de la intervención de las empresas del Sindicato Farquhar ordenaba la suspensión de la construcción del ramal hasta Yguazú, sobre el río Paraná (29). La idea del puerto en Villeta y su correspondiente ramal también fue postergada, iniciándose no obstante el ramal Paraguarí-Carapeguá, destinado a su vez a transportar madera. Ninguno de los otros proyectos ferroviarios, en el norte o en el sur, llegaron a realizarse. Muchas de estas concesiones fueron obtenidas con un carácter esencialmente especulativo, es decir,

con la idea de asegurarse un trayecto determinado y posteriormente revenderlo a un grupo como el de Farquhar o a otros inversores con capitales suficientes. Pero con el derrumbe parcial de la ola especulativa surgida entre 1910-1913, nadie decidió afrontar por su propia cuenta siquiera uno de estos proyectos. Ni los inversores nacionales, que no carecían de capital, ni el estado paraguayo, que se vio como incapaz de llevar a cabo proyectos claves de infraestructura, a diferencia de lo que había ocurrido con algunos ferrocarriles estatales en Argentina y Brasil.

         El derrumbe y la realización a medias de estos proyectos tuvo como consecuencia fundamental el hecho de que el Paraguay volvió a quedar al margen de la "revolución ferroviaria" que constituyó una de las columnas vertebrales del crecimiento notable de las economías agro-exportadoras del sur del Rio de la Plata y del Brasil. La ola expansiva que precede a la primera guerra mundial fue probablemente la última oportunidad en este sentido. Algunos consideraban que la conexión ferroviaria con el sistema brasileño -la consecución de una segunda salida al Atlántico- era dudosa desde el punto de vista comercial, dado que los productos paraguayos que podrían haberse canalizados por esa vía, yerba mate, tabaco, madera y otros, eran esencialmente competitivos con rubros similares de algunos estados brasileños. Pero con este argumento tampoco hubiese tenido sentido comercial conseguir la conexión ferroviaria con el sistema argentino. La significación de la inexistencia de una salida al Atlántico brasileño puede medirse a su vez observando que los problemas de altos costos e ineficiencia del transporte ferroviario hacia Buenos Aires continúa por varias décadas, y que, lejos de introducir un factor de competencia con el cuasi monopolio del transporte fluvial en manos de Mihanovich & Co., se dan incluso casos de arreglos implícitos entre ambos sistemas. La otra consecuencia fundamental dentro del Paraguay fue la permanencia de una estructura regional carente de medios rápidos y eficientes de comunicación, factor que seguiría retardando ciertos tipos de actividad económica. Esta integración regional sólo empezará a tener lugar en la segunda mitad de este siglo, no a través del ferrocarril, sino a través del transporte por carretera y vehículos automotores.

         La penetración del sindicato permitió a su vez apreciar con mayor profundidad el carácter y la dinámica de los grupos políticos paraguayos de la época. Si bien el financiamiento de la conspiración radical de 1911-12 a través de la mano visible de Manuel Rodríguez es un hecho que había sido reconocido como tal por propios y extraños (29), casi nadie se había preocupado por anotar los profundos cambios que habían sufrido algunas de las empresas claves de la economía del país, y los manejos subterráneos que tenían lugar en Europa y en el Río de la Plata. Resulta evidente que Rodríguez estaba actuando desde fines de 1910 como representante de Percival Farquhar en el Paraguay. Las constantes referencias de los diplomáticos británicos al rol financiero de "Rodríguez y el sindicato" en la conspiración de 1911 son suficientemente ambiguas como para dudar si esto se refería a la coalición Rodríguez-Carosio-Villanueva-Mihanovich, o a Rodríguez-Sindicato Farquhar, o una alianza más sutil entre todos los personajes claves. La idea de esta vasta conspiración, y de los objetivos inmediatos una vez conseguido el poder, tiene que haberse concretado a más tardar para junio-julio de 1911, dado que para agosto de 1911 ya se detectan los primeros movimientos de buques y armas en Europa.

         Resultaría imposible afirmar que Percival Farquhar no se haya enterado, por lo menos de esta conspiración, y más que probable, que haya dado su visto bueno, y que al mismo tiempo haya tomado un papel concreto en algunas instancias decisivas, como la compra de armas y buques en Europa y, por sobre todo, la campaña contra el préstamo para el gobierno de Liberato Rojas en París, a fines de 1911. Farquhar no sólo mantenía una comunicación sistemática con todos sus representantes en Sudamérica, sino que controlaba rigurosamente las menores decisiones de su empresa, incluyendo el pago a políticos y funcionarios públicos, como lo testimonian varios casos en Brasil (30). En su oficina en París, Farquhar estaba al tanto de cuanto se moviese en torno a sus intereses:

         "Farquhar trabajaba en un largo escritorio y sobre una mesa larga, llenas de carpetas ordenadas claramente por temas. La mayoría de su correspondencia con sus hombres en Sudamérica se realizaba a través de largos y costosos telegramas. El correo, que tomaba dos semanas en alcanzar Río de Janeiro, era demasiado lento para un hombre intenso como Farquhar, que mantenía a sus secretarios y secretarias ocupadas varias horas al día, poniendo en clave y descifrando los telegramas. Su gigantesco libro de claves privado había sido confeccionado para él y F. S. Pearson, por una suma de U$S 10.000" (31).

 

         Por otra parte, Rodríguez, quien evidentemente conocía lo impredecible de las conexiones peculiares existentes entre política y negocios en el Paraguay, había vendido la mitad de sus acciones de PCRC y comprometido la otra mitad para comienzos de 1911. Asumir que el mismo habría "invertido" ese efectivo así obtenido en el proyecto a todas luces riesgoso de la conspiración radical, implicaría atribuirle un grado de sangre fría poco usual. Más aún teniendo en cuenta que si bien Rodríguez se benefició considerablemente, aunque por poco tiempo, como administrador de los intereses del Sindicato Farquhar, las concesiones y beneficios privilegiados obtenidos con el ascenso del Pte. Schaerer al poder acaecieron directamente al sindicato, a través de la Argentina Railway Co. Existen, obviamente, ciertos puntos confusos en los prolegómenos y desarrollo de la conspiración radical, principalmente referidos al rol específico del gobierno argentino y el brasileño. Algunas de estas incógnitas posiblemente sólo podrán ser despejadas con una examinación rigurosa de documentación diplomática argentina y brasileña, así como la norteamericana. El gobierno argentino, como accionista importante de PCRC, debe haber seguido con detalle el proceso, y no cabe duda de directa e indirectamente el movimiento radical consiguió bastante apoyo por este lado. Asimismo, los brasileños no ocultaron su desagrado con el derrumbe del régimen de Rojas, y posteriormente el de Peña (32).

         La "deuda revolucionaria" se efectiviza, después de un largo proceso de disputas y maniobras, con la entrega de bonos del estado paraguayo a Manuel Rodríguez, en condiciones que sólo podrían ser calificadas como turbias (33). De que la repartición de esta deuda entre los financistas originales tiene que haber constituido un proceso pleno de incidentes, no existe mejor testimonio que el del Ministro británico Tower, informando a Londres sobre los conflictos que se desataron entre Farquhar y sus asociados a partir de 1913, una vez que el sindicato empezaba a exhibir serios problemas financieros:

 

         "Como un ejemplo de esta desunión, podría citar una protesta virulenta realizada por una parte substancial del botín, durante el reciente viaje de Farquhar a Asunción. El Sr. Farquhar respondió que daría a Rodríguez la suma de £ 25.000, por los servicios prestados en el establecimiento del sindicato, en bonos de la Argentine Railway Company, y autorizó al Sr. Rodríguez a dar £ 1.000 a cada uno de sus dos asociados, Señor Ricardo Fernández y Señor Méndez Casariego. Farquhar consideraba que £ 25.000 era una suma suficiente, por encima de las £ 5.000 anuales pagadas ahora a Rodríguez. Este último puso reparos y reclama £ 500.000, acusando a Farquhar de haber obtenido £ 3.000.000 de los ingresos del sindicato. Los señores Fernández y Méndez Casariego repudiaron indignados la pequeña suma ofrecida, teniendo en cuenta que representa, al cambio de 28, la miserable suma de £ 280!" (33).

         Poco es lo que se puede afirmar con certeza, sobre el grado de conciencia que tenían los principales políticos paraguayos durante esos años con respecto a las vastas implicaciones de esta penetración del Sindicato Farquhar, en la medida en que pareciera como si ninguno de ellos ha dejado un testimonio exhaustivo de los hilos subterráneos en las luchas que se dieron entre 1910 y 1912. Muy probablemente, casi todos ellos prefirieron densificar la nebulosa sobre los hechos ocurridos, confiando además en que la historia sólo registraría algunos cables sueltos, insuficientes como para sacar conclusiones tajantes. El hecho de que PCRC era, una compañía registrada en Inglaterra, contribuyó en mucho a consolidar en la imaginación popular la idea de que la conspiración radical de 1911 fue una "aventura inglesa" (34). Las cuestiones formales de nacionalidades fueron, en este caso, nada más que una cáscara. Detrás de los acontecimientos se encontraba una compleja alianza de inversores y políticos, cada cual tratando de maximizar sus propios intereses, por encima -y en desmedro- de intereses nacionales. Si bien uno podría hasta cierto punto ubicar el núcleo del proceso en el empresario norteamericano Percival Farquhar, manejando los hilos desde su oficina en París, sería relativamente absurdo concluir que esta fue una "aventura franco-americana". El hecho de que el Sindicato Farquhar entra en crisis definitiva en 1916 ilustra además lo impredecible del resultado final, y de los beneficiarios últimos, de la conspiración radical de 1911.

         No menos importante son las conclusiones inevitables que se desprenden de este caso sobre las relaciones entre grupos políticos e intereses económicos específicos de la época. Si bien sería absurdo pretender establecer una relación mecánica y fija entre tal o cual tendencia política, y tal o cual grupo o interés comercial, no cabe duda de que el margen de decisión independiente de los políticos paraguayos de la época era muy estrecho, sino inexistente. "Es un hecho de conocimiento público que nada se puede conseguir en el Paraguay sin soborno de algún tipo" expresaba el cónsul británico Oliver a comienzos de 1915, y aunque este nivel de corrupción no fuese algo peculiar a la época o al país, aún se carece de un análisis riguroso que examine el efecto específico de este modus vivendi político en la función del estado dentro de las condiciones que posibilitan u obstaculizan ciertos tipos de desarrollo económico. Si bien se daban aparentemente excepciones, de vez en cuando, es difícil establecer con precisión si estos casos obedecían a razones morales o sencillamente a la falta de oportunidad (35).

         La inestabilidad de estas alianzas y coaliciones es otro hecho remarcable. Antes que una tendencia o un partido determinado representando en forma constante un sector o un grupo económico determinado, eran estos últimos los que cambiaban de bandera, de acuerdo a la evolución de los acontecimientos. Al igual que el grupo financiero del Banco de la República -cuyo Presidente, Pedro Jorba, era a su vez uno de los accionistas principales de la poderosísima casa comercial Rius & Jorba- Manuel Rodríguez y PCRC fueron beneficiados en grado considerable por la administración cívica del Gral. Benigno Ferreira. Una vez en el poder la tendencia radical, ambos grupos entran en conflicto directo con el gobierno. Albino Jara, aparentemente, era favorecido por el grupo en torno a PCRC, pero la violencia cotidiana desatada por su arribo al poder hace casi imposible cualquier tipo de alianza sólida. El esquema cambia en forma notable con la introducción del Sindicato Farquhar a comienzos de 1911. Los radicales aparecen ahora como la única opción política de Manuel Rodríguez, PCRC y el Sindicato. Farquhar, y se produce el financiamiento de la conspiración. Esta alianza se sella cuando aún no habían transcurrido muchos meses de las violentas cartas de Rodríguez a los diplomáticos británicos, quejándose de las intrigas en su contra de los "radicales pro-alemanes Schaerer y Gondra".

         El grupo en torno al Banco de la República mantiene, por el contrario, una línea relativamente más coherente, en la medida en que hace todo lo posible por asegurar la estabilidad financiera del régimen de Liberato Rojas, una coalición inestable entre cívicos, colorados y radicales disidentes. De que los determinantes de la política paraguaya de la época se encontraban en los intereses específicos de estos grupos económicos, es difícil encontrar mejor testimonio que el del cónsul británico Oliver:

 

         "Pedro Jorba, el presidente del Banco de la República, y el principal comerciante en el Paraguay, probablemente ejerce mayor influencia sobre los destinos del país que cualquier otro individuo. Es un español que llegó al Paraguay hace ya muchos años y ha amasada una gran fortuna. Probablemente maneja entre cerca del 50 por ciento del total de las importaciones y exportaciones, y debido a su posición financiera extremadamente fuerte y a sus conexiones con el banco, está en condiciones, según se cree, para manipular cotidianamente la tasa de cambio en su propio beneficio. Es una fuerza que el gobierno debe reconocer y es una espina en el cuerpo de la presente administración" (36).

 

         Teniendo en cuenta estos límites bien precisos al margen de acción de los principales políticos, no sorprende que varios proyectos de reforma administrativa y financiera durante las dos primeras décadas de este siglo no hayan podido ser concretados. Quizás el ejemplo más concreto sea el intento de la administración de Schaerer en 1913, necesitado de nuevos recursos fiscales, para establecer nuevas cargas tributarias a la posesión de la tierra, con niveles muy superiores a los vigentes anteriormente. El proyecto fracasó en el Congreso, debido a la oposición casi unánime de sus miembros (37).

         El hecho de que estas coaliciones y contradicciones entre grupos económicos y políticos haya desembocado en una explosión tan violenta como la que transcurre entre 1908-1912, con algunos breves intervalos, puede quizás explicarse por qué en ese período se dan una serie de circunstancias económicas regionales que posibilitan una revalorización de los recursos del Paraguay, en especial el de la tierra. Tanto los precios de la tierra como del ganado vacuno registran un alza sin precedentes en el país, proceso que se consolida una vez qué la primera guerra mundial genera un incremento en la demanda de ciertos productos regionales. Aunque este gran auge regional fracasó, en el caso del Paraguay, en algunos aspectos como expansión ferroviaria, introdujo no obstante las grandes bases de la industria de los frigoríficos de la carne, hecho que no dejó de tener impactos sociales bien definidos en el Paraguay (45). Las luchas inter e intrapartidarias de la época pueden muy bien ser conceptualizadas como una lucha en torno a la apropiación y distribución de los beneficios de esta repentina revalorización de los recursos económicos del Paraguay. Sólo entre 1910 y 1912, estimaciones de los diplomáticos británicos apuntan a más de 5.000 muertos como resultado de este proceso, sin contar obviamente los heridos, exiliados voluntarios e involuntarios. La gran mayoría de estas víctimas eran gente arrancada del campo o de la ciudad, e integrada en forma forzada a la conflagración civil, dado que los oficiales y soldados regulares del escuálido ejército paraguayo no bastaban. Prácticamente se carece de testimonios escritos acerca de las motivaciones y el conocimiento que estos agentes involuntarios pudiesen haber tenido de la trama real que se escondía detrás de radicales, cívicos y colorados. Ninguno de ellos, probablemente, haya escuchado el nombre de Percival Farquhar.

 

 

NOTAS. CAPITULO VII

 

(1)     Entre Bulgaria, Serbia y Turkía, así como Grecia y con influencia de las potencias europeas. La segunda guerra se desataría en 1913.

(2)     Paraguay suspendería en 1914 el pago de los intereses y la amortización sobre los préstamos británicos de 1871/72.

(3)     La economía del caucho en el Brasil se asentaba sobre existencias naturales del árbol.

(4)     Gauld (1964:247).

(5)     Farquhar había liquidado gran parte de sus inversiones en Cuba y en Centroamérica, de manera a financiar los emprendimientos en Brasil.

(6)     Hanson (1937) y Gauld (1964).

(7)     Ibíd.

(8)     Gauld (1964: 249).

(9)     Ambos invirtieron en aserraderos y plantas empaquetadoras de carne en São Paulo, proveyendo a los ejércitos franceses y belgas luchando contra el ejército alemán. Gauld (1964: 349).

(10)   Cuando fue anunciada la intervención del sindicato, el South American Journal expresaba que este fracaso "servirá para advertir a los inversores europeos y otros acerca de los esquemas financieros yanquis para tratar de poseer, comprar y controlar el mundo entero". Londres, 17/10/1914. Citado asimismo en Hanson (1937).

(11)   Gauld (1964: 235).

(12)   The Review o f the River Plate, Buenos Aires, 30/8/1912.

(13)   Gauld (1964: 366). El informe Molitor criticaba acerbadamente la construcción de líneas ferroviarias a través de territorios sobre los que no se había procedido previamente a un programa de colonización.

(14)   Gauld (1964: 240-41).

(15)   Gauld (1964.245). Cahen d'Anvers era a su vez accionista y director del Argentine North-Eastern Railway Company, y había estado interesado en proyectos ferroviarios en el Paraguay desde fines del siglo XIX.

(16)   Gauld (1964: 246).

(17)   Gauld (1964; 208).

(18)   Tower a Grey, Buenos Aires, 27/8/1913, Confidential No. 113, PRO-FO 371/1705.

(19)   Ibid.

(20)   Annual Report, Paraguay, 1913, Oliver a Grey, Buenos-Aires, 26/1/1914. PRO-FO 371/1705.

(21)   Annual Report, 1914, Paraguay, Confidential No. 85, Oliver a Grey, Buenos Aires, 28/3/1915, PRO-FO 371/2421; Annual Report, 1915, Paraguay, Confidential No. 135 Oliver a Grey, Buenos Aires 27/3/1916, PRO-FO 371/2718. Asimismo Schurz (1920: 108), si bien aquí se incluye erróneamente la Paraguay Land & Cattle Co. La Asunción Tranway & Light Co. es comprada por la Compañía Italo-Argentina de Electricidad.

(22)   Gauld (1964:221). Este emprendimiento tuvo un desarrollo bastante singular, de acuerdo a otras fuentes. En 1910 la New York & Paraguay Co. obtuvo el control de las posesiones en el Chaco de la Compañía Rosarina de Campos y Bosques. En 1917 International Products Co. obtiene el control de New York & Paraguay Co., y empieza la construcción de un ferrocarril desde Puerto Pinasco. IPC a través de su subsidiaria Central Products Co. empezó a explotar el frigorífico de San Antonio. Ambas empresas son incorporadas bajo legislación paraguaya en noviembre de 1919, con el nombre de Compañía International de Productos.

(23)   Ya en 1915 Percival Farquhar estaba envuelto de nuevo en proyectos gigantescos con el gobierno paraguayo. De acuerdo a Oliver en su informe anual para el año 1915  (Ídem 21), "Farquhar está contemplando la compra de todas las fábricas de extracto de quebracho, así como los quebrachales, del Paraguay. Ha estado realizando averiguaciones con el gobierno paraguayo y se le aseguró que le venderían, a un precio muy bajo, cerca de 4.000 millas cuadradas de tierra fiscal en el Chaco, y como contraparte, Farquhar se compromete a conseguir un pequeño préstamo, emitiendo bonos a corto plazo, así como a construir un ferrocarril en las tierras compradas".

(24)   Farquhar tendría una carrera espectacular y polémica en Brasil, donde, entre muchos otros eventos, se enfrentaría con el Pte. Getulio Vargas y construiría una de las más grandes plantas siderúrgicas del Brasil.

(25)   La primera partida de 400 animales paraguayos al mercado frigorífico argentino tiene lugar a comienzos de 1914, según informan los diplomáticos británicos, partida enviada por la Paraguay Land & Cattle Co. Informes al respecto se encuentran en PRO-FO 368/1058. En el Paraguay un proyecto de ley destinado a prohibir la exportación de ganado vacuno, debido al alza de precios internos que generaba este nuevo comercio, fue rechazado por el Congreso.

(26)   Casi la totalidad de las plantas procesadoras de carne en el Paraguay dejaron de funcionar a partir de 1919, y para 1920 se generaliza una ola de quiebras comerciales y financieras, entre ellas el Banco Mercantil del Paraguay. Fracciones opuestas del Partido Liberal se enfrentarían de nuevo en un sangriento conflicto entre 1922-23.

(27)   Los fondos eran fundamentalmente proveídos por inversores franceses y belgas, según Hanson (1937).

(28)   Oliver modifica sus opiniones iniciales sobre la propiedad de la Compañía Argentino-Paraguaya de Maderas en su informe anual en 1915, Ídem (21), diciendo que era propiedad de Manuel Rodríguez y no del Sindicato Farquhar.

(28)   Gauld (1964: 366).

(211)Varios autores nacionales han mencionado el rol de Manuel Rodríguez en el financiamiento de la revuelta radical de 1911, principalmente Teodosio González (1931), así como Jaeggli (1963). Ninguno de ellos menciona el Sindicato Farquhar.

(30)   Gauld (1964: 234) donde se registra los pagos a políticos y funcionarios brasileños a través de Carlos Sampaio.

(31)   Gauld (1964: 231).

(32)   Denuncias de las intervenciones argentinas se encuentran en Antolín Irala: Negociaciones Paraguayo-Argentinas. Sus antecedentes. Asunción, 1912, y La verdad sobre los intereses argentinos en el Paraguay, Arsenio López Decoud, 1912.

(33)   Rodríguez recibiría bonos por valor de £ 443.849, de acuerdo a Oliver, en Annual Report, 1914, Ídem (21). Esta entrega se efectivizó en 1914.

(34)   Tower a Grey, Ídem (18).

(35)   Tower constata esa impresión durante su viaje a Asunción en 1913.

(36)   Oliver a Grey, Annual Report, 1914, Idem (21). "La emisión de $ 60.000.000 (curso legal) y la posesión por parte del gobierno del residuo del fondo de conversión no puede dejar de constituir un peligro para el estado, porque en estas circunstancias es casi inevitable una pelea por los careos. La corrupción prevalece en esta administración tanto como en anteriores gobiernos. Pero algunos individuos, como el Dr. Gondra y el Dr. Zubizarreta, el ex-ministro de finanzas, son vistos como opuestos a las operaciones ilícitas en los puestos de la administración (...) Se me ha informado de muy buena autoridad que el Dr. Eusebio Ayala, el actual ministro de finanzas, demandó £ 10.000 y de hecho recibió £ 5.000, por haber asegurado el pago de £ 40.000 a Manuel Rodríguez".

(37)   Tower a Grey, Idem (18).

(38)   Annual Report, 1913, Oliver a Grey, Idem (20).

(39)   El auge en inversiones y en proyectos que se desata a partir de 1912 produce un cambio substancial en los precios internos de factores de producción y medios de subsistencia. Oliver (Idem 20) apuntaba a comienzos de 1914: "No hace más de diez o doce años, el Paraguay era uno de los países más baratos en el mundo. Pero esta baratura extrema no dejaba de constituir una desventaja, porque si bien los medios de subsistencia eran baratos, el margen de ganancias era muy pequeño como para estimular a la industria. Pero ahora se ha convertido en tan caro como los demás países sudamericanos (se dice que durante los últimos dos o tres años el precio de trece principales artículos de consumo ha ascendido en un 117 por ciento) y ahora están empezando los problemas laborales, y existe una furia popular contra el alto costo de vida. Estos considerables incrementos en los precios internos deben atribuirse a la enorme alza del precio del ganado vacuno, la elevación del valor de la tierra, a los efectos perjudiciales de las revoluciones (entre los cuales puede mencionarse el éxodo de varios miles de paraguayos;  la desmoralización que induce a la gente únicamente a subsistir), a la devaluación del papel moneda y los efectos de una tasa de cambio inestable, a la desaparición del dinerario fraccionado (medio peso constituyendo la unidad de dinero más pequeña), el deterioro de los medios de transporte, los incrementos en las tarifas aduaneras (tanto sobre exportación como importación), etc. Y además de estas causas, permanecen aquellas que han aumentado el costo de vida en muchas otras partes del mundo. Entre estas últimas, el incremento de los bienes lujosos es el más notado aquí, debido a que el Paraguay acaba de emerger de su simplicidad primitiva". Con el aumento de la demanda de fuerza de trabajo asalariada por los frigoríficos de la carne y otros emprendimientos, se aceleraría asimismo la formación de nuevas entidades gremiales.

 

 

 

 

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