Cuando en 1939 CARLOS MIGUEL JIMÉNEZ -nacido en Pilar el 5 de julio de 1915 y fallecido en Asunción el 29 de agosto de 1970-, recaló en Buenos Aires con los hermanos LARRAMENDIA (AGUSTÍN, GENEROSO y LUCIANO), TEÓFILO NOGUERA y FIDELINO CASTRO CHAMORRO, el único poeta que vivía en la capital argentina era ANTONIO ORTIZ MAYANS.
El autor de la letra de QUYQUYHÓ (ANTONIO ORTIZ MAYANS) -nacida de su fortuito aunque afortunado encuentro con el chofer de ómnibus Sixto Cano, natural de la ciudad a la que sin conocer dedicó el escritor sus versos-, BARRERITA, PASIONARIA, ASUNCENA y varias obras más, sin embargo, era un hombre muy ocupado. Trabajaba como corrector del diario "La Nación". Luego - además de enseñar en colegios-, desempeñaría esa misma tarea en "La razón".
Por eso, la presencia de CARLOS MIGUEL fue celebrada con algarabía por los que tenían en el archivo de su memoria numerosas músicas que solo aguardaban al que le agregara el contenido de las letras. El que cuenta esta dicha inmensa de los paraguayos es GENEROSO LARRAMENDIA, testigo presencial de una parte del segmento de oro de la música paraguaya en la Argentina.
La experiencia de CARLITOS -como lo sigue llamando LARRAMENDIA, quien vive en Buenos Aires-, en materia de versos para melodías no era muy grande. Con NANAWA -música de JULIÁN ALARCÓN- se había iniciado como letrista y estaba aprendiendo a hacer coincidir las notas con las palabras.
Una noche, para darles la bienvenida, los artistas paraguayos de la AGRUPACIÓN FOLCLÓRICA GUARANÍ se reunieron en un local céntrico.
"La noche esa se acercó EMILIO BOBADILLA CÁCERES a Carlitos para darle la primera parte de MI SERENATA ARRIBEÑA. En realidad, nos pasó a nosotros la música para que se la cantáramos al poeta. Carlitos empezó a ponerle letra a esa primera parte en la casa de Ayacucho 756 frente a Obras Sanitarias de la Nación en pleno centro. Nosotros, los Larramendia, le cantábamos", rememora Generoso.
Luego apareció Emilio con la segunda parte, para completar lo que faltaba. "Para entonces, ya vivíamos en nuestra segunda casa, a unas 25 cuadras de la primera, en Parque Patricios donde termina la parte céntrica de Buenos Aires. Estábamos en la calle Juan Carlos Gómez 264. Allí estábamos los tres Larramendia, Carlos Miguel, Teófilo y Fidelino. Allí termina de escribirse MI SERENATA. La música ya la tenía Bobadilla Cáceres. El argumento que le creó Carlitos era de él, elegido con libertad", va relatando Larramendia.
La técnica que usa Jiménez en buena parte de su poesía es una rima interior en cada verso -Despierta que a tu puerta.../Con lumbre de la cumbre. . ./Mi ensueño de arribeño..., etc.- que le va dando un matiz muy peculiar. A medida que avanzan las estrofas, la poesía va cobrando vuelo. La capacidad de canto del que también es autor de las letras de GOLONDRINA FUGITIVA, FLOR DE PILAR, ÁNGEL DE LA SIERRA, ALMA VIBRANTE, MI PATRIA SOÑADA, EN MI PRISIÓN DE ESMERALDA, URGEN Y FLOR, ÑANDE KOROCHIRE, OKARAYGUA ÃKÃ SA’YJU y muchas letras más, se nota de manera inconfundible.
Ya con el tiempo, el discípulo aventajado del maestro Delfín Chamorro, irá perfeccionando su técnica de rimar no a la usanza tradicional y se abrirá a otras formas de expresión poética.
MI SERENATA ARRIBEÑA
Despierta que a tu puerta te ruego de rodillas
con lumbre de la cumbre nocturna de cristal
con una clara luna que besa tus mejillas
y argenta mi sedienta visita musical.
Mi ensueño de arribeño me dice que tus labios
con mieles de claveles mi vida endulzará
que a instancia de mis ansias, febril, tus dedos sabios