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NILA LÓPEZ (+)
  EL PALACIO DE GOBIERNO, 1997 - Texto: NILA LÓPEZ - Fotos: JORGE SÁENZ


EL PALACIO DE GOBIERNO, 1997 - Texto: NILA LÓPEZ - Fotos: JORGE SÁENZ

EL PALACIO DE GOBIERNO

Editado por: CENTRO DE CONSERVACIÓN DEL PATRIMONIO CULTURAL

Con el apoyo del: COMITÉ NACIONAL DEL ICOM

Producción y Coordinación: MARILIN PARINI

Texto: NILA LÓPEZ

Fotos: JORGE SÁENZ

Impresión: LALECHUZA

Asunción – Paraguay, 1997


 

EL PALACIO DE GOBIERNO

Don Lázaro Rojas fue el padrino de bautismo de Francisco Solano López Al regalarle a su ahijado un hermoso predio de dos hectáreas frente a la Bahía de Asunción, no imaginaba el destino histórico que tendría el palacio que allí se levantaría, el Palacio de López, una de las obras arquitectónicas más singulares del país. Hoy es casi una estampa fijada en el paisaje urbano, como queriendo recordarnos quiénes somos. Es el Palacio de Gobierno, y un símbolo del Paraguay. Se halla delimitado por las calles El Paraguayo Independiente, Ayolas (antes Del Paraná) y O'Leary (antigua Paso de Patria, luego Convención).



BREVES ANTECEDENTES

El entorno del Palacio de Gobierno, de gran valor paisajístico y ambiental, fue parte de los amplios dominios de los indígenas guaraní. Quizás muchos siglos vieron a los primitivos habitantes de estas tierras danzar ritualmente en el mismo lugar, frente al río... Y esa es una parte de la historia de nuestros orígenes, que nos debemos a nosotros mismos los paraguayos, ahora, cuando todavía las crónicas insisten en que todo empezó cuando los españoles descubrieron América.

En las postrimerías de la etapa colonial, Asunción era una ciudad con características bien aldeanas, que parecía desperezarse lentamente, siempre. "El barroco español no hizo impacto en esta lejana ciudad mediterránea de tan fuerte resabio indígena -cuenta Carlos Zubizarreta en su libro Historia de mi ciudad-.

En sus calles del ayer colonial no se levantó una sola portada plateresca. Aunque Asunción tenía canteras en Tacumbú, al alcance de la mano, ningún frontispicio se labró en piedra para perdurar con pátina de siglos. Pudiendo ostentar fachadas con los blasones más esclarecidos de Indias, fue sólo un poblado de casas de adobe, pobre, simple y chato, encostrado en la roja tierra arenisca y en la verdura vibrante del paisaje".

A mediados del Siglo XIX, don Carlos Antonio López había iniciado ya la construcción de varios edificios: el Palacio de Gobierno, la Catedral, iglesias, el Teatro y el Oratorio de la Asunción, escuelas, vías públicas, etcétera. Era en este ambiente que Francisco, el hijo dilecto del presidente, y también él futuro presidente del Paraguay, observaba el inicio de la construcción de su palacio particular...



LA CONSTRUCCIÓN

Los primeros planos para el Palacio del General, como se lo denominó entonces, fueron trazados por el ingeniero Húngaro Francisco Wissner de Morgenstern también contratado por el gobierno de don Carlos. Los trabajos de construcción propiamente, comenzaron en 1857 bajo la dirección del arquitecto inglés Alonso Taylor, quien empleó en la obra piedras, madera y ladrillos regionales. Los mármoles y el granito fueron importados.

Otros estudiosos afirman que la obra se inició recién en 1861, y hay una versión que adjudica su autoría a Alejandro Ravizza, que dirigiera las obras del Teatro, del Oratorio, del Club Nacional y otras. Pero los cronistas Burton y Masterman, compatriotas de 7áylor, aseguran que el constructor fue éste, aunque el trazado "italianizante" sugiere que el diseño fue, efectivamente, de Ravizza. Masterman consideraba al Palacio como "el único edificio hermoso" de la ciudad, pero su compatriota Burton decía que era "una construcción extravagante, una especie de Palacio de Buckingham edificado sobre el abrupto declive del río"

Muchos profesionales europeos fueron contratados durante el gobierno de don Carlos Antonio López: arquitectos, profesores, artistas, técnicos industriales e ingenieros conformaron el grupo de expertos, y algunos de ellos participaron en la construcción del palacio.

La ejecución de numerosas obras públicas y la iniciación de planes de desarrollo en e) Paraguay de aquella época  fue posible con la participación de ingleses como Mognihan, Taylor, Thompson Whitehead, Morice, Nesbitt, Paddison, Burton, Masterman Stewart y Banks; franceses como Fierre Dupuis y Sauvageod de Dupuis; italianos como Ravizza, Antonini y Parodi, y el alemán Treunfeld.

En lo que concierne al Palacio de López, además del arquitecto 7áylor, otros técnicos, escultores y artistas participaron en la construcción y decoración del edificio. Alejandro Ravizza fue el principal asistente, y el ingeniero inglés John Owen Mognilzan se encargó de los conjuntos escultóricos: modeló las esculturas talladas en piedra que adornaban la fachada, y esculpió dos leones que ubicó en los extremos del cuerpo saliente del centro, cada uno sostenido por columnas cuádruples.

También talló a cincel tres estatuas alegóricas que fueron colocadas sobre otros grupos de columnas, simbolizando la Justicia, la Religión y la Libertad.

Es probable que en estas tareas haya participado el italiano Andrés Antonini, quien, además, confeccionó la escalera central de mármol que da acceso a la segunda planta, e instaló las mesadas y decoraciones. Bajo la dirección del escultor Owen Moyniham también se formaron jóvenes aprendices paraguayos de 14 y 16 años.

El ingeniero arquitecto Alonso Taylor fue condecorado con la distinción de Caballero de la Orden Nacional del Mérito. Ya en el año 1861 había dirigido en el Paraguay algunas construcciones complementarias del arsenal.

"En 1865 -consta en la edición número 695 del 17 de agosto de 1867 de El Semanario- aparece con un sueldo mensual de 108 pesos con 4 reales, mitad en metálico y mitad en billetes, como era la forma usual de pago tratándose especialmente de los técnicos extranjeros. En 8 de enero de 1868 renovó su contrato por un año más con 200 pesos mensuales (54 en metálico, 121 en billetes y 5 libras pagaderas en Londres), siendo curioso que los empleados de la Colecturía que a los simples maquinistas n mecánicos llamaban "ingenieros", en cambio a Taylor, que lo era de verdad en su ramo, lo denominaban picapedrero. Pero es fuerza convenir en que este artista que construyó tan soberbio y magnífico monumento amontonando piedras sobre piedras, resultó un verdadero cíclope".

Los ladrillos para la construcción se prepararon en las olerías públicas de Tacumbú. Las piedras de los cimientos fueron extraídas de las canteras del Estado existentes en Emboscada y Altos. El maderamen fue extraído de los bosques y obrajes de Yaguarón y

 Ñeembucú y de la fundición la Rosada, de Ybycuí, se trajeron las piezas de hierro. Uno de los autores de las pinturas que adornaban el cielo raso fue Julio Mornet, artista francés contratado por don Carlos Antonio López. Contó con la colaboración de Aurelio García, pintor paraguayo que estudió en París. En la ornamentación se incluían piezas de distintos gustos con predominio de estatuillas de bronce, como la Venus mutilada, Ceres y Diana cazadora. El mobiliario, de estilo francés, realizado en madera, bronce y mármol, realzaba los distintos ambientes. Artistas como Horidan, Allegrain y de Clodion, provenientes de los museos franceses del Louvre y de otros de Florencia, firmaban algunas de las pequeñas esculturas que completaban los adornos. Había también esquineros mesadas, balcones y zócalos de acabado artesanal muy delicado. Los espejos, alfombras y cortinas fueron traídos de París.

El brigadier general López ordenó la ubicación de su despacho en una de las alas de la planta baja, del lado izquierdo, mirando desde la calle El Paraguayo Independiente. El cielo raso de este sector estaba revestido de yeso y en el centro sobresalía pintado el escudo nacional con orlas doradas.



LA GUERRA TRUNCÓ EL SUEÑO

En 1867, el Palacio de López estaba casi concluido y sólo faltaban algunos detalles de la terminación, pero al comenzar la Guerra contra la Triple Alianza el general López tuvo que dejar Asunción para comandar la defensa del país, sin poder inaugurar su residencia.

Los bombardeos previos a la ocupación de la capital causaron serios daños a la estructura del flamante edificio. Las tropas de ocupación utilizaron el sitio como cuartel, y los corredores sirvieron de caballeriza durante el desarrollo de la guerra y años posteriores de ocupación. Pobres mujeres desahuciadas también se "adueñaron" del lugar para fungir de prostitutas: corrían los patacones y las libras esterlinas de oro, las monedas Carlos IV, que eran de plata y se partían en cuatro partes para su función de intercambio, según las circunstancias (el famoso "menudeo" de la época).

Además de los daños sufridos en los bombardeos de la escuadra imperial brasileña, la residencia deshabitada fue objeto de saqueos. Las estatuillas que adornaban las salas, las arañas y las alfombras, los muebles traídos de Europa, fueron robados por los soldados de las tropas de ocupación, y llevados al Brasil.

Durante casi un cuarto de siglo el palacio quedó abandonado, en ruinas, invadido por los yuyales. El historiador Juan F. Pérez Acosta recuerda que hasta

1890 "todavía era objeto de curiosidad, como podía ser un templo jesuítico de las Misiones, siendo visitado especialmente en los días patrios o por los turistas que llenaban de inscripciones y aun de versos, sus paredes huérfanas de pinturas, aunque no de arte".

Este tiempo de olvido dejó ver que la construcción del palacio se había hecho con absoluta firmeza. Ni los cimientos ni la estructura mostraron más daños que los dejados por los bombardeos.



LA RECONSTRUCCIÓN

Por fin, por decreto del Poder Ejecutivo firmado por el presidente Juan Gualberto González, se ordenó la refacción y terminación de la antigua obra, para que fuera patrimonio del Estado, sede del Gobierno Nacional. Allí se trasladarían el despacho presidencial y los de los ministros, arrinconados en los bajos del Cabildo (Presidencia e Interior) y en la vieja casa que ocupara el doctor Francia (Guerra, Hacienda, Relaciones Exteriores y oficinas administrativas).

La reconstrucción se inició en 1886 cuando faltaba la totalidad de las carpinterías. Se eliminaron los grupos escultóricos, bajando los leones y las estatuas a los sótanos. En sus adyacencias podía verse uno de los leones casi intacto, el otro mutilado y los fragmentos, dispersos…

La inauguración del nuevo palacio se realizó el 12 de octubre de 1892 con una exposición de productos nacionales, al cumplirse en esa fecha el cuarto centenario del descubrimiento de América. Según las crónicas de la época, el éxito fue brillante v grande el entusiasmo público que despertó aquel extraordinario suceso: los salones y corredores quedaron por primera vez a la vista de los visitantes, atraídos por la muestra y por la belleza del palacio. Todo el perímetro de la propiedad  donde está asentado el edificio fue protegido por un enrejado de apreciable altura.

El presidente Juan G. González no pudo instalar su despacho en la nueva sede gubernativa, porque en junio de 1894 fue depuesto por un golpe y en su reemplazo asumió la presidencia el vicepresidente Marcos Morínigo, quien tampoco tuvo tiempo de ubicar en el edificio las dependencias administrativas del Gobierno. Recién el 25 de noviembre de 1894 el general Juan Bautista Egusquiza concretó la utilización efectiva del lugar como Palacio de Gobierno del Paraguay, y posteriormente se realizaron algunas adaptaciones.

El ministro de Relaciones Exteriores y otros ubicaron sus despachos junto al del presidente de la República. Luego, paulatinamente, fueron instalándose más oficinas administrativas del Poder Ejecutivo en la nueva sede del Gobierno.

El despacho del presidente de la República se hallaba ubicado en la planta alta del edificio hasta 1949, año en que el presidente Felipe Molas López lo hizo trasladar al piso inferior, en el ala este.



LA BELLA ARQUITECTURA

El Palacio de Gobierno tiene dos fachadas: la principal, sobre el río, homogénea y señorial, y la que desde el cuerpo central con dos alas que lo flanquean, se abre hacia Asunción, la madre de ciudades.

"La galería de doble arquería en el cuerpo central -explica el arquitecto argentino Ramón Gutiérrez- crea una sensación de liviandad, similar a las loggias italianas y con una escalera monumental que hace de nexo vertical, dividiendo a la vez el volumen. Cierta influencia palladiana, unida al rigor académico de la simetría dan un aire majestuoso al edificio cuyo emplazamiento sobre el río realza sus valores expresivos".

Los capiteles del ala derecha (mirando hacia el río) nunca fueron concluidos. Faltan las molduras "corintias".

En un informe dactilografiado sobre el patrimonio monumental del Paraguay, altos pináculos, sobresalía en el perfil se apunta que en la fachada del palacio,  urbano de Asunción, y hasta hoy, pese al gran pendiente de crecimiento vertical del espacio zócalo de mampostería de piedra adquiere gran importancia y el conjunto, con aspecto de      ser casi de tres    pisos impresiona por su monumentalidad". Efectivamente, el mirador con cuatro altos pináculos, sobresalía en el perfil urbano de Asunción, y hasta hoy, pese al crecimiento vertical del espacio con cierto toquecito de nostalgia.

En su libro Letters of battle field on Paraguay, editado en Londres en 1870, Richard Barton escribió, aludiendo al palacio: "Aquí hay varios maravillosos atentados al arte, esculturas emblemáticas tales como un gorro de la Libertad puesto sobre un palo sostenido por la Religión y el Patriotismo. También un par de leones heráldicos; el león del Paraguay, si se observa, es un jaguar, no un británico, ni tampoco como dice Mr. Demersay, un leopardo. En el hecho es el león del Iberá, una bestia casi tan inofensiva como un "Essex lion”.

Sin embargo, en sus Cartas de viaje publicadas por la editorial Jacobo Peuser en 1889, en Buenos Aires, Gabriel Carrasco dice que el edificio "tiene algo de Alcázar de Sevilla, la torre recuerda vagamente a la Giralda de la misma ciudad y las columnatas y arcos se parecen a algunos de los más bellos edificios romanos".



EN LA ACTUALIDAD

En la planta baja del Palacio de López sigue funcionando el despacho del Presidente de la República y es utilizado por el actual Presidente del Paraguay, Ing. Juan Carlos Wasmosy. También se encuentran allí los despachos de los secretarios privados, el salón de reuniones del Consejo de ministros, una sala de espera contigua al despacho presidencial, oficinas de los edecanes, secretaría general, sala de guardia, la dirección de Informaciones, las oficinas del Ceremonial de Estado y de la dirección administrativa y del personal, además de la sala de los periodistas.

En el año 1990, durante la presidencia del general Andrés Rodríguez, que depuso por las armas a Stroessner, se ordenó un reacondicionamiento global del Palacio. Se -mudaron todas las oficinas del piso superior y en el ala oeste se rehabilitó un salón para las grandes recepciones al que se dio el nombre de "Libertad". Se inauguró con la visita de los Reyes de España Juan Carlos y Sofía, en octubre de ese año.

Los salones del lado este, conocidos anteriormente con los nombres de "Rojo", "Blanco" y "Azul", se aglutinaron bajo la denominación de "Salón de las Américas". El lugar destinado a los grandes acontecimiento protocolares es el "Independencia", también ubicado en la planta alta. En este sitio se realizan las presentaciones de cartas credenciales, condecoraciones a personalidades ilustres, los juramentos y otras celebraciones.

En el salón resalta un gran cuadro del pintor argentino Da Re, que muestra el momento en que el Prócer de la Independencia Vicente Ignacio Iturbe intimaba rendición al gobernador español Bernardo de Velazco, y se titula "14 de Mayo de 1811". En el programa televisivo Primera Clase, dirigido por Bruno Masi, el historiador Luis G. Benítez mencionó, en ocasión del centenario de la habilitación del Palacio de Gobierno, que el óleo merece una seria objeción: "Aunque se habló mucho de él e incluso figura impreso en algunos billetes paraguayos, la escena del cuadro no es representativa de la independencia del Paraguay. Hasta cabría decir que no representa para nada la escena de la intimación al gobernador Velazco, porque es sabido que el golpe del 14 y 15 de mayo tomó al gobernador absolutamente de sorpresa. Entonces, ¿qué hacían quince o veinte personas vestidas de etiqueta a la una de la madrugada, como se observa en el cuadro?"

¿Se vistieron, quizás, para la intimación? "El cuadro muestra una lámpara que ilumina hacia abajo... En la época no había energía eléctrica, por lo tanto la luz debía proyectarse de otra manera. Otro motivo: El uniforme del que figura pidiéndole la rendición a Velazco no se parece en nada al de un capitán o un teniente, como eran los oficiales Vicente Ignacio Iturbe y Juan Bautista Rivarola. Se sabe que el teniente Iturbe entregó la intimación en la guardia, nunca entró al despacho del gobernador".

El cuadro lo habría pintado Da Re como una escena representativa del 25 de Mayo o de alguna otra fecha, en la casa del prócer argentino Rodríguez Peña... Probablemente no pudo ser vendido y se aprovechó la visita de un paraguayo rico y culto, Juan Silvano Godoy, para ofrecerle la obra. En ese momento él estaba comprando obras de arte en Buenos Aires, y adquirió el cuadro.

Otras oficinas del Palacio funcionan en el subsuelo, como mesa de entrada, archivo de Decretos y Leyes, Seguridad, sala de espera del público y algunas dependencias de servicio.

Una estatua del mariscal Francisco Solano López, desde el  jardín con reminiscencias de Francia, perpetúa las gestas del lugar, los dolores y alegrías que allí se sucedieron. En el interior, en una vitrina de cristal y entre varios objetos del mariscal López, su espada, silenciosa, sugiere historias secretas que nunca, jamás, nadie contó.

En pleno desarrollo se encuentra actualmente el proyecto de Revitalización del entorno del Palacio de Gobierno, que emprenden la Presidencia de la República, la Municipalidad de Asunción y el Centro de Conservación del Patrimonio Cultural para rehabilitar los espacios cívicos anexos al Palacio de López. Esto se hará a través de la recuperación de su fachada y costa sobre la Bahía de Asunción, a la que se dotara la infraestructura adecuada para los actos protocolarios y de traslado, como ser parquización, accesos, estacionamiento cerrado de vehículos y helipuerto. El emprendimiento posibilitará la revitalización y puesta en valor de un importante sector del Centro Histórico de Asunción que se corresponde con el área fundacional de la ciudad.

El proyecto se enmarca en el "Programa de Revitalización de la Fachada Litoral del Centro Histórico", que a la vez se inserta en los principales planes municipales de desarrollo urbano:

"De la Franja Costera", "De Revitalización del Centro Histórico" y "De Desarrollo Urbano Ambiental de Asunción".

Precisamente este año, el 28 de setiembre, se utilizo el sitio, durante un espléndido atardecer frente a la Bahía de Asunción, para inaugurar el Séptimo Encuentro Latinoamericano de Estudiantes de Arquitectura. En la ocasión, y mencionando los resultados de investigaciones de la historiadora Margarita Durán, Gisela von Thuemen dijo: "La cita de hoy no se ha hecho al azar. Estamos  ocupando un espacio privilegiado, no tanto por su valor paisajístico y ambiental, sino particularmente por haber sido asiento de los carios-guaraní, protagonistas, junto con los españoles, a mediados del siglo XVI, de los primeros frutos del mestizaje que dieron origen al pueblo paraguayo. "Este pedazo de suelo donde estamos reunidos, es parte del casco histórico de Asunción: centro de la conquista, sede del primer Cabildo del el Río de la Plata y madre de ciudades".

"Antiguamente la ciudad miraba al río por la nostalgia que sentía del mar que había perdido tras sucesivas desmembraciones. Es por eso que este edificio construido en el siglo pasado, el Palacio de Gobierno, mira a la bahía como saludando al Padre Río que vio nacer al tekoha de los Carlos y más tarde a la ciudad de Asunción y su entorno. Aquí llegaban los diplomáticos para entregar sus credenciales. En este casco histórico se levantaron los principales edificios públicos de antaño. ...Muy cerca de aquí estaban la iglesia de la Encarnación y el colegio de los Jesuitas donde inició su formación nuestro Santo Roque González de Santa Cruz, y que luego se convirtió en el Real Colegio Seminario de San Carlos". "En la actual plaza de las armas se convento de los Mercedarios donde está hoy la plaza de la Democracia y el hotel Guaraní. Junto al río, a la izquierda de este edificio, estaba la iglesia de los naturales de San Blas, donde acudían los negros esclavos y libres, los mulatos y los indígenas yanaconas. El primitivo convento de San Francisco se encontraba sobre las barracas del río. Más tarde lo  trasladaron cerca de la actual plaza Uruguaya. También la Catedral se levantó junto al río, como el resto de los edificios".




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