POETA URBANO 1993 – 1994
Poemas de LUIS MARÍA MARTÍNEZ
Asunción – Paraguay
Agosto 2001 (85 páginas)
EN LAS CALLES
Ya estoy, voy por las calles
mirando como van, como andan prestas
las gentes tras sus cosas cotidianas.
Siento un rumor, de rudo forcejeo
para salir con provecho hacia el camino
que acuerda el bienestar y su enseres:
El pan, la casa, vale decir, la vida.
No hay paz, no hay un segundo
para parar el vuelo de los días
y para oler la rosa en el camino.
Hay que marchar y andar muy firmemente
como el hombre que busca su destino.
16-III-93
EL DIARIO
Aquí cuenta un diario muchas cosas;
cuenta de los sucesos en las calles,
de los que van y vienen al trabajo,
de los oficinistas y los obreros.
Cuenta de lo que cuesta el pan del día,
de la necesidades o exigencias,
de lo que está en el dictado de la moda,
de los que van y vienen a las escuelas.
Habla de lo que implica alguna lucha,
de lo mal que transita algún negocio,
del pequeño ladrón que ejemplifica
lo que es vivir sin padre y sin dinero.
Narra de los sucesos callejeros:
de vendedores que no ganan nada,
de asaltantes que asaltan por dos pesos,
de campesinos que no tienen tierras...
Dice de los políticos de hogaño,
que en la rapidez de un carterista
roban a este país hasta el tintero.
Cuenta que el Presidente es un villano;
que sus ministros urgentemente quieren
alzarse con los bienes del Estado.
Cuenta de sus queridas y sus acciones
que en número mayor a lo sabido
dan a las financieras sus monturas...
Cuenta que este país es un granero
de forajidos que se dan la maña
para robar despiertos o dormidos
todo lo que es vendible o es dinero.
Narra que los que han muerto por la noche,
de los aficionados a los deportes,
de los que dan trabajo a los bazares.
Cuenta de lo que gana el camionero,
el almacén del barrio o el lechero.
Narra que aquí no pasa el basurero,
que ayer habló al cohete un diputado
respecto a un general pequeño y ocre.
Y así el diario narra, narra o cuenta
que en la ciudad no cesan los sucesos:
que hay mucho que contar todos los días,
de los que están y apuran los trabajos,
de los que van y vienen por las calles
con fe, con sentimientos
de que la vida es pródiga en sorpresas...
17-III-93
CALLE DE LA INFANCIA
(Calle Río Blanco, década del 40)
A la "barra" de Capitán Figari, cuyos
componentes se hallan desperdigados
como hojas de un árbol, dentro y fuera
del país.
Era calle arenosa, de barrio proletario,
esa calle amigable,
de pequeñas malezas y anfractuosidades,
como tajos bermejos.
Allí crecimos muchos al calor de los días:
con fervor futbolero y balita y pandorgas,
arábamos la calle con las púas del trompo.
Y luego las tapitas, la hondita y el "bolero".
De noche era aquel juego con nombre de: "acusado",
y el "pasará" y la "hojita" con todas las muchachas.
(Secretamente algunas nos quitaban el sueño.
"Mi novia" era una chica con cauda y zanahoria).
Después era el "consejo" nocturno de la barra.
Se hablaba de las cosas comunes o eminentes
(había quienes eran doctores en potencia),
y luego el cigarrillo entre el clamor del sexo:
jinete que invadía sin pausa y ciegamente...
(46 el año de intensos resplandores).
Y tras las convicciones, las áridas doctrinas
-pasiones y pasiones-
en días que eran días mejores que erupciones.
Y el año malo: feroz 47.
La diáspora y el vino, de pena y de cicuta:
un año decisivo, quizás como navaja.
(La nada impuso el sesgo de su gran preeminencia.
Amigos y amistades hacia ambiguos caminos:
La Argentina, la madre de muchos peregrinos).
Ahora en esta calle, del ayer nada queda.
18-III-93
PLAZA URUGUAYA
"Plaza Uruguaya,
selva aromada"
(Manuel Ortiz Guerrero)
La cosa en muy sencilla en esta plaza:
no hace falta el reloj ni el compromiso
para ver cómo están o cómo pasan
las gentes por sus cálidos paseos.
Aquí está el pequeño lustrabota
que al lustrar el botín gana el puchero;
la chipa y la chipera que es bonita,
que acuerda su ración para el que pasa.
Aquí el jovenzuelo que es soldado
se pone a tiro y justo es fusilado
por un viejo fotógrafo al acecho.
Aquí el vendedor de baratijas,
el panchero, el peón o el zapatero
que arregla los zapatos del librero.
Aquí la que da suerte en loterías
pasa y pasa ofreciendo sus papeles,
en tanto la que fríe la empanada
despliega el grato olor que no es mezquino.
Aquí pasa el pequeño canillita,
mientras llama u ofrece sus revistas
el señor que posee una casilla.
De pronto es un megáfono que suena,
de un joven que predica en forma seria
de Jesús, de Jehová, de los pastores.
Más allá un señor poco maduro
ofrece al transeúnte algunas cosas
anudándose al cuello una serpiente.
Y gente y gente y gente
que pasa y pasa y pasa.
No lejos
las jóvenes o viejas
prostitutas que anhelan pocos pesos
ofrecen sus encantos capitales,
y el principal, el sexo, que es tesoro...
Aquí la plaza amiga y venerada
acoge a muchos hombres de la calle,
que trabaja, que lucha o que pelea
la vida dura, la ilusión del día...
CALLES
Calles de la infancia como
estrechas vías del rumor y el día,
como exhalaciones de un amor difuso
y pensamientos de la adolescencia.
Y gran motivo
para quedar pensando o cavilando
que la vida es la llama interminable.
Contando cada piedra,
cada ladrillo de las viejas casas,
hilábamos las caras melodías
que daban un calor a nuestras vidas.
20-III-93
LA ESCALINATA DE LOS LEONES
Nunca supe por qué aquel par de leones
cuidaban del lugar con insistencia
en medio de una extraña indiferencia.
Había ese silencio que no era
mas que el trecho mezquino de unos pocos
que daban urgimientos a sus riñones.
Había esa constancia generosa
ante ese par de ajados escalones
de que la vida no tendría pausa.
Subiendo así de dos en dos la escala,
habíamos aprendido que la vida
era un par de escalones sustantivos...
20-III-93
ESCALINATA ANTEQUERA
Desde aquí nuestra ciudad trepa hacia el cielo
y trae su corona de laureles.
Otea la ansiedad de sus callejas
y da torreón o lumbre a este poblado.
...Se atrapa al mismo río;
si sienten sus rumores muy unidos
al sol, a sus antiguos
moradores de flechas y piraguas.
Aquí se tacta en algo
los mármoles distantes de la patria
y el fervor permanente o la vigencia
que tiene el país y en su memoria
la libertad, que es sangre de su vida...
23-III-93
MERCADO CUATRO
Mejora aquí la vida con las gentes,
que trajinan, trajinan, cada día.
Es decir,
se nota que el vivir es movimiento,
con pueblo, juventud y sentimientos,
con ventas que no anulan la pobreza,
con urgencias, mentiras y verdades,
con rudezas de aspectos populares,
con raptos de emergencias muy agrestes,
y voces y lenguajes corno espadas
que hacen del aire su mejor camino,
y tienen en la pasión su llamarada.
Resulta aquí vivir un gran momento,
una ardiente jornada que no cesa,
que va de puesto en puesto constelando
y pone prisa de verano o vara.
Aquí la vida tiene un resultado
de exaltación, de asombro o de cuchillo
que taja como taja el carnicero,
la carne entre la urgencia de un pedido.
El pueblo vive aquí, vive y camina
y va de puesto en puesto compitiendo
contra la lenta calidez del vuelo,
que tiene una retórica muy fina
y poco palpitar de pueblo: ¡poco!
(De sesgo popular será el mañana).
23-X-93
DE LA VIEJA CIUDAD, LA DEL PASADO
De la vieja ciudad tengo recuerdos
que están ya solamente en la memoria.
Por ejemplo:
El mercado de amenos carreteros,
con burreras, con árganas, canastos.
Con bueyes, con borricos, vendedores.
Con cuadras con olor a las boñigas.
Con verduras en alfombras en el suelo.
Con matronas de pueblo con cigarros
y peinetones y cosas de corales.
Y rudos campesinos con polainas
tomando un mate amargo o contemplando
ese intenso abejeo de las gentes.
Y perros y sombrillas y braseros,
pailas, ollas, cacerolas,
y frituras y leche derramada.
Las calles eran pequeños naranjales
con perfumes de asombros y azahares,
con gente que ponían sus sillones
por la tarde o la noche en las aceras.
Andaba con su carro el panadero
a igual en ese empeño el carbonero.
Con gritos pertinaces iban burreras
anunciando las cosas de su esfera.
De puerta en puerta era el escobero
gritando: escoba, escoba, escoba.
Con tarros de latón eran lecheras
que volcaban la leche en cacerolas,
en casas con portones o zaguanes.
Estaban los largos corredores
donde ofrecían telas los tenderos,
carteras y zapatos, el zapatero,
cigarros, jarras, dulces, las mujeres,
y baúles, valijas y frazadas.
(En escueto español reiterativo
ofrecían sus telas los tenderos.
Y bajaban y bajaban como un gancho
para el cliente, el precio de sus cosas).
Y luego el almacén, los almacenes
con olores a queso y bacalao,
a vino de barril o en damajuanas,
a conservas y aceites,
a maderas de pinos, de embalajes...
Los ómnibus pequeños y el tranvía
que en horas ya avanzadas
ponían sus metálicos chirridos,
en el seno tranquilo
de la vieja cuidad semidormida.
17-VIII-93
PLAZAS
Independencia, O'Leary,
Salazar, la de los Héroes...,
refugio de pueblo y vida,
de lustrabotas y diarieros,
de chiperas, vendedores
de esperanza en loterías,
de las más extrañas cosas,
de gente que no está en nada:
como mirar un trabajo
y vivir, un accidente.
Aquí están, aquí laboran
la miseria en varias formas,
en estrictas pequeñeces,
en esperas y ansiedades.
¡Es el pueblo que en la calle
arde y lucha, lucha y anda
para extraer de la vida
gotas de amor y exigencias!
26-IV-94
CERRO LAMBARE
"Azul cerrito de Lambaré..."
Manuel Ortiz Guerrero
No obstante el tiempo activo y transcurrido
aún se siente en el sesgo de las hojas,
en las piedras y en las rocas y los guijarros
el latido esencial de los que se fueron
abuelos de la patria, sangre y patria.
Trato de interpretar, trato de verlos
tactando el corazón, oyendo el verbo
de esta tierra en la arena y la fogata,
de cómo cotidianamente fueron,
de cómo resistieron a los extraños
invasores que hallaron sus historias,
y arrasaron las flechas de sus vidas...
21-IV-94
PARQUE CABALLERO
Tiene aquí el eucalipto su aromado dominio
y tiene igual dominio sobre el viento y las nubes.
Se tacta en sus paseos un algo cautivante:
la invisible presencia del verdor de la patria,
la que tuviera bronces, valentía, heroísmos
del país que añoramos, sangrante y devastado.
Aquí yo me alimento corno un viejo soldado
de las grandes hazañas de la patria perdida,
aguardando con ansias su estricta renacencia,
mientras aspiro el perfume de su airosa arboleda.
28-X-93 (En San Bernardino)
PARQUE CARLOS ANTONIO LOPEZ
Mangrullo, el río...
Puerto Sajonia, mi desvarío...
Manuel Ortiz Guerrero
Un promontorio, un sitio sustantivo;
una arboleda que suspira y sube;
un lugar que conversa con las nubes,
que vio crecer a la patria lentamente
y a la ciudad a sus pies con muchos bríos;
que contempló el asedio de la guerra
y luego dio calor a los caídos.
Oh, parque perseguido por la gloria,
por la diafanidad de la epopeya,
por la guerra y la paz con sus motivos;
¿veras de nuevos brillos consecuentes,
valor, poder de pueblo con sus gentes,
ardores de orador en tus colinas?.
Yo piso hoy, yo piso su atalaya
y digo esto que es todo un vaticinio:
"Aquí acampa el pueblo y se sostiene..."
LOS CINES
Aquellos cines eran la misma maravilla
en nuestra infancia pobre, de escasas incidencias
(El Fox, el Rex, España, Pettirossi...)
cuyos locales eran salones de la dicha.
El domingo a la siesta o el sábado a la noche
la alegría era todo color en negro y blanco,
con Chaplin y su perro, con el Gordo y el Flaco,
Flash Gordon y Buster Keaton,
el Llanero y Dick Tracy,
la Araña su enemiga,
y tantos otros más, y es lástima,
no nombrarlos uno a uno...
Semana tras semana esperábamos ansiosos
la película o el filme anunciado en carteles,
con la enorme impaciencia
que acredita la infancia...
Oh, los cines de barrio...
29-X-93 (En San Bernardino)
JARDIN BOTANICO
Una filme pasión de selva y selva,
de floresta y floresta decidida,
le gana a este gran predio de la urbe
y virtudes de pájaros e insectos.
Se aroma el corazón con la excelencia
de vegetales trinos y sonidos,
y más, con el olor de la arboleda,
con la tierra alfombrada con las hojas.
Da gusto estar aquí midiendo el tiempo
de los que persistieron y lucharon
por vivir y vivir cerca del bosque
respondiendo al resuello de la tierra,
avivando su amor en las fogatas.
¡De asombro vegetal estamos hechos!
21-IV-94
ARROYOS O ARROYUELOS
Mburicaó, Jaen, Itay, Ferreira...
No ya con decisión de azul constancia
corren y corren los arroyos al río
y van narrando cosas centenarias:
que acá acamparon prestos los abuelos,
que bebieron el agua noche y día,
que tensaron sus arcos patriarcales,
que pusieron sus presas en las fogatas
y se acostaron para unir sus vidas.
Y luego la ciudad atrapó sus cursos
y les agenció un oficio inconcebible:
basura y desperdicios del consumo,
envases de metal y vidrios rotos,
agua, agua y jabón ya corrompidos,
¡tarea muladar que es todo un crimen!
Oh, viejos arroyuelos...
acaso nuestros caros bisabuelos
y bellos manantiales
del ayer o el pasado!
Y pese a todo, a todo:
a la desatención y a los desprecios,
¡me asombra e impresiona
la decisión perenne de ser ríos!
22-IV-94
PALMA
Hay que andar, hay que andar
por esta calle,
con la emoción despierta y decidida
y ver cómo la vida se ejercita
y pasa y pasa como un buen verano.
Hay que arder, hay que arder
como una tea,
para ver como pasan los muchachos
con esa juventud despabilada
que puja y puja por traer la aurora.
O ver como las mozas o las mujeres
son como rosas rojas o jazmines
que al caminar o andar por esta calle
inquieta como inquieta la hermosura
y despierta ansiedades de belleza...
21-VII-93
MBIGUA
Es la bahía joya amatista.
Manuel Ortiz Guerrero
Nunca olvido
aquel domingo ardiente y delicioso.
Era llevado por un vecino amigo de la infancia.
Cruzar así de día la bahía
y ver a los mbiguá cazando peces,
¡era experiencia que me daba vida
y latido y pasión inenarrables!
Y luego las casillas de madera,
la playa y el gentío
arrobado en el agua y en la arena,
y el efluvio del río y la floresta.
Por entonces,
para mi:
¡el banco San Miguel era un gran barco
que encallara un momento en la bahía!
23-IV-94
PUERTO DE LA CAPITAL
Son madres del comercio las bodegas
que dan a las sirenas sus canciones
y fuerza a la pasión del marinero.
Son barcos que van llegando de muy lejos,
con áncoras enormes y banderas.
Unos vienen con cargas bien diversas:
con sal, con maquinarias o herramientas,
que son para el país cosas vitales.
Otros marchan cargados de algodones,
con sojas, esencias, cueros y maderas,
de esta nación diremos: sangre espesa.
El ritmo es igual día tras día.
Y bien, el puerto es algo así, lo dejo dicho:
¡la patria o el país, que laboriosos,
dan savia nacional a los navíos!
AVENIDA QUINTA
Palpita aquí la vida urgentemente
como urgente materia de los días.
Pasa de una vereda a la de enfrente
la inquietud de las horas y de los hechos...
Tiene lo popular su campo agreste
en cada sitio, en cada inquieta esquina.
Es como un gran torrente o una corriente
las gentes que se esparcen por sus calles.
Aquí la soledad no encuentra sitio,
ni es motivo de queja en quien transita.
La alegría es presencia inevitable
como el bullicio en todas sus arterias.
Es placer singular mirar la forma
en que la vida al ubicarse avanza,
y cuya dimensión es casi inmensa,
tanta que necesita dos ríos en marcha.
¡Por popular ya es prócer la Avenida!
ESTACION CENTRAL DEL FERROCARRIL
Hay hierros que chirrían al unirse
y maderas que escogen muchas vías
para expulsar las quejas de sus días.
Hay pueblo en cada gesto de las gentes
y rumores que escalan lo infinito
arando con ardor lo que sucede.
Se huele la madera que trabaja
al darle a la caldera los caballos
que son en el vapor fieros galopes.
Hay un hedor sutil que se dispersa
con algo de costumbres populares
y vahos de maletas y comidas.
Aquí en la estación la vida actúa
y bulle la pasión y pasa el pueblo.
BARRIOS DE LA CIUDAD
Barrios de la ciudad,
barrios y barrios.
La Encarnación, San Roque,
Sajonia, Villa Morra,
Recoleta, Ciudad Nueva,
Tuyucuá, Vista Alegre,
Trinidad, Pettirossi,
Ysaty, Villa Aurelia,
Hospital, Varadero,
Tembetary...
y los barrios más nuevos
que tiene la ciudad sobre su vida.
Se está operando un cambio
sin pausa en todos ellos.
La paz de aldea quieta
que fuera hace unos años
la faz de algunos barrios
se está mutando en otra:
en la atmósfera incierta
o gris de aquellos barrios
donde imperan los muros,
las moles: el edificio
de adusta forma, extraña;
el comercio absorbente,
que es firme, indiferente;
el ruido insistente
de los automotores
que asordina la vida,
y que arruina el aroma
del jazmín y el naranjo.
(¿Y dónde la Laguna Pytá,
los manantiales.
La Laguna Escobar, los arroyuelos?).
Se está operando un cambio
de rumbo, de estribor en todos ellos;
impera la ebriedad de los valores
y todo está tasado y tiene precio.
Y tiene un gran lugar la indiferencia,
el interés, el ruido o la estridencia,
la vida en compromiso de ganancias...
Y lentamente avanzan
la corrupción, las mañas
del gansterismo, el modo
de procurarse el pan
de cualquier modo.
(Yo, sin embargo, creo
en el progreso, el rumbo positivo).
Oh, barrios de la ciudad,
que van cambiando...
22-IV-94
LOS BARRIOS
Cada barrio es un barrio con destino
de rico, pobre o medio rico y pobre,
que ponen su color en cada casa,
y dan su aire y tono a cada calle.
El barrio rico es pulcro y silencioso
y bello y arrogante como alguien
que exhibe el desenfado del que tiene
bienes y patrimonios y dineros.
Aquí la casa es amplia y ventilada
y hay coche y personal y hermosa gente
la vida es tenue, buena y delicada
y se ríe y se canta y se habla fuerte.
El barrio pobre es pobre y bullicioso,
donde la gente se habla y se conoce
y se pasa de un patio a otro patio
como si fuera un patio solamente.
Aquí dialogan y juntan los vecinos
y no hay vidas secretas ni escondidas.
Se sabe quién es quién, cómo se llama,
cómo se gana el pan, cómo labora
y si es beodo o bueno y solidario.
La vida bulle allí como en la calle:
¡el aire proletario es todo abierto!
El barrio medio pobre, pobre y rico,
es un barrio que vuela entre dos aires,
que alterna entre el color y la bonanza.
Hay gente que soporta su pobreza
y gente que desea ser muy rica
y en ese afán se empeña por ser grande
y se endeuda y endeuda como un banco.
(Y a veces, muchas veces, tantas veces,
en vez de remontar caen al suelo).
El barrio de los ricos es ganadero,
latifundista urbano o financista,
o señores de acciones o dineros.
El barrio pobre es barrio del obrero,
del albañil, el sastre, el carpintero:
un barrio que es enorme en los oficios
y más, de quienes no poseen ningún trabajo.
El barrio semipobre es de empleados,
de gente con un título o comercio
que a centavos recauda algún dinero;
y en fin,
de estudiantes que estudian diariamente,
de abogados, de médicos, de...
de un etcétera en nada independiente.
Así digamos bien, digamos esto:
cada barrio es un barrio diferente,
con sus maneras, estampas y motivos,
donde los sentimiento de una clase
pone su tono, sienta su destino
de clase que declina o que está en vuelo...
27-I-94
CIUDADES E ISLAS
BUENOS AIRES
"Oh, Buenos Aires, querido,"
gárrulo y amistoso.
con olor a petróleo, atiendas y a florestas,
donde imponen su impronta
lo agitado y despierto,
donde reina la vida de imperiosa manera
y da bandazos como un barco entre rugidos.
Te amo, Buenos Aires, te amo ciertamente,
acaso como un hijo,
que pertenece al mismo prodigio de la casa
lejanamente escucho tu voz y tu abejeo,
tus cánticos urbanos, marinos y rurales.
Y desde aquí presiento tus innúmeras banderas
en manos de tu pueblo, que avanza prestamente
hacia el pan, la justicia, el valor y la aurora,
con decisión que tiene pasión por la Argentina.
3-IV-93
MONTEVIDEO
Enteramente percibo
tu corazón de tropero,
tu marino sentimiento.
Están como tus colinas
sobre caballos endrinos.
Yo escucho el galope airado
de algún pampero encendido.
Tu mar es un mar amigo
que siempre es más en verano.
Y tu verdor o arboleda
es como sombra que acama.
Si no tuviera una casa
me hubiera quedado ahora.
7-IV-93
RIO DE JANEIRO
Asombra la belleza al ser tanta belleza,
con cerros, mar y montes.
Y playas y palmeras
y mulatas que esculpen la samba en las caderas.
Brasil es el paraíso total de la alegría,
del carnaval que tiene desfile de colores,
raigambres africanas y acentos renovados:
¡Brasil es el sonido de un tambor infinito!
Pero también es Río pobreza o indigencia
ferozmente aferrada a cumbres y favelas.
¡Ciudad clara en contrastes!
Verdor y serranía,
y mar y la bahía
hacen que se parezca Río a un paraíso,
y a un báratro o infierno
el seno pobre de sus favelas.
8-IV-93
MONACO
Mónaco, del castillo y el peñasco,
de las casas y calles pintorescas,
de años y más años de otros siglos;
de muy bellos jardines,
con el rumor de un cálido teatro
y con las veleidades del casino.
Hoy exhibe increíbles rascacielos,
avenidas extensas
y primorosos yates en su rada
de los afortunados de hoy en día.
¡Cambió el bello silencio
por la inestable voz de la estridencia!.
20-IV-94
ROMA
La historia tiene aquí pilares-piedras
y canciones de musgos en la arena.
Aún corren veloces los caballos
entre el murmullo cruel del Coliseo,
y el guijarro aún teme a las espadas.
Tiene el mármol hasta ahora tiene sangre
y escultores con mitos y cinceles.
Muchos cipreses y cúpulas y estatuas
solemnidad le dan al Vaticano.
Roma es todo rumor inusitado
en colinas de azules Aventinos.
(El curso automotor es un torrente).
Y el Tiber pulido y diferente
cuenta aún cosas cual un tío viejo.
(Mi caso: es el sobrino que le escucha).
16-IV-93
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LUIS MARÍA MARTÍNEZ - OBRERO DE LA PALABRA
Por AUGUSTO CASOLA
Foto de tapa: CARLOS ALBERTO MARTÍNEZ ZENA
Foto de contratapa: ARACELI DOMÍNGUEZ PANIAGUA
Editorial ARANDURÃ
Asunción – Paraguay. Agosto del 2012 (244 páginas)