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LUIS MARÍA MARTÍNEZ (+)

  ANTOLOGÍA MÍNIMA, 2013 - SANTIADO DIMAS ARANDA / LUIS MARÍA MARTÍNEZ - Selección de poemas HEDDY BENÍTEZ


ANTOLOGÍA MÍNIMA, 2013 - SANTIADO DIMAS ARANDA / LUIS MARÍA MARTÍNEZ - Selección de poemas HEDDY BENÍTEZ

ANTOLOGÍA MÍNIMA

SANTIADO DIMAS ARANDA/ LUIS MARÍA MARTÍNEZ

Selección de poemas HEDDY BENÍTEZ

Editorial Arandurã

Diseño de tapa: OSVALDO SALERNO

Ilustración: Osvaldo Salerno, “Rasgo”,

Impresión sobre papel, 2008.

Asunción – Paraguay

Junio, 2013 (90 páginas)




PALABRAS MÍNIMAS


         Tomar la responsabilidad de publicar esta antología mínima implica seleccionar con una visión subjetiva los poemas de un autor, en este caso de dos autores: Santiago Dimas Aranda y Luis María Martínez, quienes reúnen en sus voces poesía y coherencia de vida. Escritores que ajenos a sí mismos irán cobrando nuevos símbolos, marcando sus huellas poéticas en nuestra cultura, en nuestra historia.

         Cada uno, a su modo, expresa su ineludible compromiso social, tal vez por eso sentí la necesidad de reunirlos en esta Antología Mínima, buscando ofrecer un acercamiento a la trayectoria poética de ambos, apenas una muestra de lo que llevan escrito hasta el presente. El orden de los poemas no es estrictamente cronológico.

         Esta publicación es una forma de decirles: ¡Gracias poetas paraguayos!

         Lo fundamental es seguir bregando por el arte, por la poesía, por la justicia, en el sueño de una Patria grande.


         Heddy Benítez




DOS POETAS COMUNISTAS


         Imaginemos por un momento el Paraguay de los años 40. Sus calles soleadas hasta el filo de la tarde. Su silencio en la oscuridad, y el "toque de queda" después de las doce de la noche. Veamos cómo unos muchachos bautizan a uno de sus hijos: Ahí están Antonio Bonzi y su esposa, quienes pretenden el amparo de Dios mediante sus padrinos. Ahí están también Santiago Dimas Aranda y Mariano Roque Alonso -quien morirá en tortura un tiempo después- dispuestos a asumir el riesgo del ritual. Los tres son perseguidos por el gobierno de Higinio Morínigo. Mediante la delación -uno de los soportes de la oligarquía en defensa de sus intereses-, la policía consigue saber el lugar en donde se llevará a cabo la ceremonia. En medio del jolgorio, en medio de la milagrosa aparición del vino y el pan, llegan los uniformados y arman tal desastre que todos terminan en la cárcel.

         La cárcel y el silencio serán duros enemigos de Santiago Dimas Aranda, sin embargo él encuentra en la paz de su íntegro carácter la manera de enfrentar los tiempos de ignominia. Hombre de trato afable y persuasivo, pretende encontrar en el Paraguay su rumbo. Pero sabe que el destino de un poeta de ideas liberadoras es siempre el riesgo. Y lo enfrenta con una mezcla de hierro y luz. Poeta premiado en numerosos concursos literarios, recibe el saludo de sus pares y el silencio de la burguesía que controla los hilos del poder cultural. Poeta torturado bárbaramente por los esbirros de la dictadura que hasta hoy se pasean impunemente por la Asunción mediterránea, supo decir Su Palabra. Poeta marginado pero nunca olvidado, las generaciones de escritores jóvenes le rindieron homenaje publicando Fragancia de raíces1 en los años ochenta.

         El caso de don Luis María Martínez es algo similar. Pero en él se da algo que hasta hoy es un milagro: desde su más tierna juventud, desde la clandestinidad colaboró en "Adelante", periódico de su partido -que se encontraba fuera del orden establecido-; con el paso del tiempo y la muerte, encarcelamiento o el exilio de los sucesivos directores de ese órgano de resistencia, le toca ejercer la dirección del mismo. Qué de proezas vivió al frente de ese condenado periódico, porque "Adelante" nunca dejó de publicarse. Escondido en pensiones, en el fondo de casas de familias, en las oficinas de sindicatos amigos, el mimeógrafo en el que se imprimía nunca fue detectado por la policía de Stroessner. Y el que ponía el pecho en la dirección era don Luis María Martínez. Y, paralelamente a esa lucha por sus ideales, ¡nunca dejó de escribir ni un solo día! El compromiso con su tiempo era la guía que lo empujaba al compromiso con la Literatura, y la prueba de ello es, entre muchísimos libros publicados, un estupendo Cuaderno de Notas2 que nos relata con detalles cotidianos, la vida cultural y política de aquellos años.

         Dos hombres magníficos como para creer en la especie humana.

         Hoy, con más de ochenta años, estos exponentes siguen en pie. Y porque con estos imprescindibles, la lucha contra el Golpe de Estado del 22 de junio tendrá al fin su merecida victoria, estas palabras sólo pueden ser agradecidas.

         ¡Hasta la Poesía, siempre!


         Ricardo de la Vega, 27/12/2012


1Fragancia de raíces. Ediciones Taller, Asunción, Paraguay, 1984.

2 Cuaderno de notas. Editorial Arandurá, Asunción, Paraguay 2002.






SANTIAGO DIMAS ARANDA

Villarrica, 1924


         Santiago Dimas Aranda, poeta paraguayo, pertenece a la generación del 50, nació en Villarrica del Espíritu Santo el 25 de marzo de 1924. Sus estudios primarios y secundarios los realizó en su ciudad natal. Apenas con 18 años fue a Buenos Aires a causa de problemas políticos que sacudieron a los jóvenes estudiantes; allá realizó sus estudios en la Escuela Industrial Otto Krause. Regresó a Paraguay en 1946, ya como profesional técnico. Nuevamente se vio obligado a salir del país con los exiliados a causa de la guerra civil del 47. Retornó a la capital argentina, donde consiguió un trabajo seguro y permanente, lo cual le posibilitó iniciar sus estudios universitarios en Filosofía en 1956. Formó parte del grupo literario de la Casa de la Cultura Argentina, donde se destacó como uno de los mejores poetas jóvenes.

         Desde muy joven colaboró en revistas y diarios a nivel internacional, como también en Asunción y Villarrica.

         Varios poemas de Aranda están musicalizados. Obras editadas:

         - Sangre de tierra y luna, Buenos Aires, 1956, poemas.

         - Palo verde, Asunción, 1965, poemas.

         - Antología del silencio, Ed. Manuel Ortiz Guerrero, Asunción, 1970, poemas.

         - Metal de la fragancia, Ed. Criterio, Buenos Aires, 1973, poemas.

         - Fragancia de raíces, Ed. Manuel Ortiz Guerrero, Asunción, 1984, poemas.

         - Medio siglo de agonía, Ed. Manuel Ortiz Guerrero, Asunción, 1994, novela.

         - Vida, ficción y cantos, Ed. Manuel Ortiz Guerrero, Asunción, 1995, cuentos y poemas.

         - La pesadilla (Primer Premio Hispanidad 1976), Ed. Manuel Ortiz Guerrero, Asunción, 1980, novela.

         - El amor y su sombra (Tercer Premio Hispanidad 1976), Ed. Mediterráneo, Asunción, 1984, novela.

         - Los pájaros nocturnos, Ed. Manuel Ortiz Guerrero, Asunción, 2008, cuentos y poemas.


         Obras inéditas:

         - La señal de las cruces, novela.

         - Los ojos de la cigarra, cuentos.

         - Nunca en silencio, poemario.

         - Fuera de tiempo, poemario.


         Otras aún sin título.

        



         OFRENDA


Te traigo en mi pañuelo la humareda del puerto

y un corazón bandera desplegado en el viento


Los nuestros que roturan la noche tiempo adentro

nos hablarán de cómo se conquista un lucero


Nos hablarán del hambre compartida, del verso

que en las picadas nace como un hijo a destiempo


del sueño que cabalga sobre piernas de acero

trazando densos mapas en el silencio denso


del ñandutí que tiende su falda color malva

a lo largo del rumbo donde se filtra el alba


Nos hablarán del rostro taciturno de enero

de la dura estrategia de medir con el cuerpo

los caminos por donde llegarán tiempos nuevos


Y nos dirán de cómo, con los labios resecos

la canción es torrente con frescor de aguaceros


Te traigo en mi pañuelo la humareda del puerto

y en los ojos un río de rebelde misterio


Es difícil quedarse como un faro en el puerto

Es difícil; tenemos corazón en el cuerpo


Es difícil; tenemos

en los pies el veneno de una brújula inquieta

en los brazos un mástil de irreducto madero


Te traigo en mi pañuelo la humareda del puerto

Esta noche es coraje el que empuja mis huesos

Es un grito que rompe la estrechez de mi cuerpo

Es un grito de tierra que en los tuétanos siento!


         de Sangre de tierra y luna

 

 


         ¡MAESTRA!


         A Maria-í, mi maestra del "quinto"


Acaso

simplemente movidos por cariño

o por secreto afán de hacerte nuestra,

era que porfiábamos llamándote "María-í"

-¿te acuerdas, Maestra? -.

O fuera tal vez

porque mejor encarnabas así

la imagen de nuestra fe.


Eras como nosotros pobre,

la madreselva de la vega escolar,

valiente proletaria que percibía

-en reparo del esquilmo estatal-

el cálido salario de nuestra confianza.


Como nosotros, eras

materia prima de paciencias.

Por tantas travesuras consentidas

e injusticias tantas perdonadas,

tu perenne, sonrisa proclamaba

la indulgencia del alma.


Entre todas las cosas aprendidas

descubrimos una feliz verdad:

que la escuela eras tú.


Digo feliz

porque entonces supimos

cuán dulce era la luz.

Y entonces,

la alegría cobró concreta forma.

La sentimos pegársenos al cuerpo,

fragante y nuestra

como una ropa nueva.


Y bien,

a media vida de aquellas primaveras,

me detengo a pensar en ti,

en el ayer de guardapolvos blanco,

en el camino dejado atrás.

Y en esa suerte de rehacer los pasos

recontando el trajín que cuesta un hombre,

al cabo del recuento

encuentro

que también el camino eras tú.

¡María,

mi maestra del "quinto":

cómo olvidar tu cálida alegría,

la alquimia de tu voz

y el vasto corazón que nos abrías

día tras día

como si fueras Dios!


         de Fragancia de raíces



 

         PRIMERO FUE EL INDIO


         Aún hablo del indio

         porque el dolor pasado es el dolor de hoy

         MANUEL DEL CABRAL


Vedlos masticando el viento

arrastrándose contra el mezquino viento

silenciosos y eternos

como la soledad


Víctimas y espectadores

de una muerte impía y servicial

De un amargo misterio, misteriosos

entenados de amor, cruzando el tiempo

cruzando nuestro tiempo ajeno

sin más arma que un silencio absurdo

sin más amparo que un absurdo cielo

cruzando van


Cruzando

sobre un caballo flaco: la desgracia

enfermo ajuar de cantos a la espalda

morral de niños y miserias a la espalda

y plumas y fetiches de otro tiempo


Oscuro lodo calcinado a sol

duras espaldas cargando

pesado corazón como cadena

pasándoles la vagarosa historia

del histórico mito de un gran pueblo


Han sacado las venas

Las han secado para dar al blanco

una indómita sangre de quebracho

una indómita herencia sin dominio

sangre quieta que a veces también hierve

que en apretado tormento

a veces muerde


Vedlos masticando el viento

perforando la noche y el silencio

donde el silencio colma la vastedad del alma


         de Antología del silencio



ENLACE INTERNO RECOMENDADO AL ESPACIO DE

SANTIAGO DIMAS ARANDA en PORTALGUARANI.COM

 

(Hacer click sobre la imagen)

 



LUIS MARÍA MARTÍNEZ

Asunción, 1933


         Poeta paraguayo de vasta producción literaria, lleva editados más de veinte poemarios y dos importantes antologías, El trino soterrado I y II, y Antología de la poesía social paraguaya, a más de diversas publicaciones como ensayista.

         El contenido de su poesía constituye un testimonio, un clamor por la justicia y una empecinada esperanza. Denuncia en versos el sentimiento de un pueblo, a veces con un lenguaje coloquial, a veces épico, pero siempre lleno de sinceridad y sentimiento solidario por los altos valores humanos.

         Premonición de un tiempo nuevo, voz anunciatoria de cambio para la patria. Él mismo... ¿espera? ¿augura? ¿desea?... que su acento sea "un gran sol y un viento para todos...". Por sobre la voz vibrante de rebeldía que levanta a favor del pueblo oprimido permanece el amor, valga este verso de su autoría como ejemplo: "Amando es como vuelan las más bellas palomas".

         Varios de sus poemas fueron musicalizados por compositores del Nuevo Cancionero.


         Cargos ejercidos:

         Presidente de la Sociedad de Escritores del Paraguay, 1986.

         Director de la Revista de Cultura Estudios, 1986-1991.

         Director de Revista Martiana

         Presidente del PEN Club del Paraguay, 2000-2001.


         Premios:

         Club de Libros, 1972, como autor más votado.

         PEN Club del Paraguay, 1980.

         Premio Municipal de Literatura, 2012.


         Poemarios:

         - Poesías, 1960.

         - Armadura fluvial, 1961.

         - Ráfagas de la tierra, 1962.

         - Arder es la palabra, 1966.

         - El jazmín azorado, 1969.

         - Desde abajo es el viento, 1970.

         - Clarea el firmamento, 1975.

         - Chile será victoria, 1975.

         - Perpetuamente alondra, 1982.

         - Ya no demora el fuego, 1986.

         -Día primero, 1989.

         - Días de vida, 1993.

         - Fervor disperso, 1994.

         - Hoja y hoja, 1994.

         - La lucha está en el centro, 1995.

         - El muro, 1995.

         - El libro de las letanías, 1996.

         - País difícil, 1997.

         - Pertenece al amor, 1998.

         - Merece el caballo verde, 1999.

         - Persona y tiempo, 1991-1993/ 2003-2005.

         - Poeta urbano, 1993-1994.

         - Recorro mi país.

         - Las cosas desiguales.

         - Esperar la tormenta, 2007.


         Prosa:

         - El trino soterrado I y II. Rescate y compilación de poesía paraguaya histórica y social, 1985 y 1986.

         - Poesía social del Paraguay, compilación, 2005.

         - Periodista inoportuno, ensayo, 2006.

         - Cuadernos de nota I y II, ensayo.

         - Revista Estudios.

         - José Martí en Paraguay, 2011 (Servi-Libro).

         - Ensayos históricos.




         PETICIÓN


Pido, patria, tu estrella estremecida,

tu gran guitarra henchida por la tierra,

tu río de pasión, ronco y desnudo,

tu viento norte, vegetal y erguido.


Pido, patria, tu imagen no marchita,

tu coraje que es toro enardecido,

tu corazón herido por la fiebre.


Y pido para mí tu áspero grito

que es un hervor de huertos y claveles,

revocado de pájaros y espigas...


         de El jazmín azorado




         NUESTRA PRESENCIA


Están nuestros poemas con la vida

que corre por la tierra apasionada;

están nuestras arenas con las gentes

desde la más oscura a la reñida,

que se reparten como dentelladas

sobre los territorios más indiferentes.


Están nuestras miradas recorriendo

todo el cuerpo agredido y lacerado

de nuestro pueblo, guardador de auroras,

y viendo como él, como su estruendo

de pie sólidamente, abanderado,

pone en los ojos luces invasoras.


Mirad, nos dicen todos los amigos,

cómo este pueblo no empezó en oscuro

gemido vacilante y bien doliente,

por más que le cayeran balacera y castigos

sobre su cuerpo de inviolable altura,

pueblo de pueblo, áspero y rugiente...


         de El jazmín azorado




         Y EL CANTO FUE CLAVEL...


A grandes golpes me corrió la sangre,

a grandes golpes de la madrugada.


Como explosivo pálido o neblina

era la vida en medio de la tierra.


Sentí cómo las bocas iban pidiendo

panes y alegrías,

y el corazón se desencadenaba

hacia la dura luz de la tormenta.


Y al verso le nacieron piedras,

clamor, gritos y granos.


Y el canto fue clavel que se incendiaba...


         de Día Primero




         Y CÓMO...


Y cómo permanece

todo lo que soñamos,

todo lo que dejamos.


Somos como viajeros

que vivimos, penamos y pasamos.

¡Somos como un momento!


Y sin embargo,

cómo permanece

lo que fuimos y no,

lo que soñábamos,

como si nunca, nunca, nunca,

debiéramos morirnos...


         de Perpetuamente alondra




         HOY PIENSO FLORECER


Hoy pienso florecer,

estoy pensando en florecer de pronto en la mañana,

de sacarme de encima lo baldío,

la tristeza, hojarasca en este día.


Hay algo nuevo aquí, por este entorno:

centenares de pájaros que siembran

su amor o su ilusión por lo que adviene,

abejillas, insectos, mariposas,

que están por todas partes

y una riada o dos o cuatrocientas

de lo verde, lo azul o lo amarillo...


¡Y en el trasfondo un río de rumores!


Nada me detendrá.


Hoy pienso florecer.


         de Perpetuamente alondra




         YO SOY UN CASO


Yo soy un caso austero de gran naturaleza.

Soy la expresión acaso de un ser ilusionado

por la vida y la tierra

¡que no pase esa vida que debe consumirse!

¡que me acoja la tierra como en gesto de amante!


Yo soy un caso como de ardor y de nostalgias,

un hombre todo lleno de lámparas y brasas.

¡Yo soy quien sabe cuántos!


Yo soy un caso en todo de sueño y de alegría:

naturaleza, fuego, país vuelto en amores,

con nombre que detenta vigencia de poesía.


¡Yo soy como el principio de un sueño adelantado!


Yo soy un caso claro difícil de olvidarse:

ardor, poesía, vuelo, más bien: ¡naturaleza!

Dramatismo y silencio. Y esperanza y nostalgias.


¡Yo soy varios poetas!


         de Perpetuamente alondra




         EL FUEGO


Por la patria, en su entraña,

alguien canta y no cesa.


¿Cesará de cantarle

y decir de sus cosas:

historias que se callan

porque así es el silencio,

herradura en reposo

que se hermana al bostezo?


¿Cuántas cosas se dicen

y se advierte ese algo

parecido a un folclore,

historia y pobre gente

que consume en los labios

una canción muy vieja

de imprecisos dolores,

y unos pies perseguidos

por espinas y llagas?


¿Qué nombre tendrá esa

canción desesperada:

elegía o buen llanto

sin término y principio,

memoria articulada

con polvos de una exequia?


Casi, empero, en el aire

se huele el sacrificio;

casi estalla en los ojos

un río de tristezas...


¿El hombre, cuántos nombres

podemos aplicarle

al caso y a la casa

cuya sombra habitamos,

seguros de estar siempre

no muy lejos de aquello

que por verdad conocen?


Alguien canta y no cesa

de cantarle a la patria,

quemado por el fuego  

que reposa en su entraña,

aedo de su casa y estrella de sus pasos...


Alguien...


         de Fervor disperso




         CON ARTURO PEREIRA


Arturo, es un caso

de honradez en vida;

de músico tierno

que atiende y dispone

las notas del tiempo.


Parece que tiene

el alma en verano,

la inquieta manera

de algo en bandera,

que muestra ese norte

del camino, el día.


Es él un gran hombre

tanto que ya tiene

mención y rumores;

las manos y el alma

asidas bien fuerte

al rumbo del alba,

que es decir la senda

de la vida, el tiempo.


Arturo, es un caso

de verdor perenne.


         de Fervor disperso





         DE LA VIEJA CIUDAD, LA DEL PASADO


De la vieja ciudad tengo recuerdos

que están ya solamente en la memoria.

Por ejemplo:


El mercado de amenos carreteros,

con burreras, con árganas, canastos.

Con bueyes, con borricos, vendedores.

Con cuadras con olor a las boñigas.

Con verduras en alfombras en el suelo.

Con matronas de pueblo con cigarros

y peinetones y cosas de corales.

Y rudos campesinos con polainas

tomando un mate amargo o contemplando

ese intenso abejeo de las gentes.


Y perros y sombrillas y braseros,

pailas, ollas, cacerolas,

y frituras y leche derramada.


Las calles eran pequeños naranjales

con perfumes de asombros y azahares,

con gente que ponían sus sillones

por la tarde o la noche en las aceras.


Andaba con su carro el panadero

a igual en ese empeño el carbonero.

Con gritos pertinaces iban burreras

anunciando las cosas de su esfera.


De puerta en puerta era el escobero

gritando: escoba, escoba, escoba.


Con tarros de latón eran lecheras

que volcaban la leche en cacerolas,

en casas con portones o zaguanes.


Estaban los largos corredores

donde ofrecían telas los tenderos,

carteras y zapatos, el zapatero,

cigarros, jarras, dulces, las mujeres,

y baúles, valijas y frazadas.


(En escueto español reiterativo

ofrecían sus telas los tenderos.

Y bajaban y bajaban como un gancho

para el cliente, el precio de sus cosas).


Y luego el almacén, los almacenes

con olores a queso y bacalao,

a vino de barril o en damajuanas,

a conservas y aceites,

a maderas de pinos, de embalajes...


Los ómnibus pequeños y el tranvía

que en horas ya avanzadas

ponían sus metálicos chirridos,

en el seno tranquilo

de la vieja ciudad semidormida.


         de Poeta urbano






ÍNDICE


Palabras mínimas

Dos poetas comunistas


Santiago Dimas Aranda

Prólogo del poemario Sangre de tierra y luna de Santiago Dimas Aranda

Ofrenda

Roja tierra

Camino y canto

¡Maestra!

Primero fue el indio

Rebelde corazón de América

Lluvia

La subversión

Atilano Arroyos

Palabras a René Dávalos

La tierra es el amor

Seis por diez

Chacarita

Piel de sol, piel de cal

Procesión

Luciérnaga

Árbol talado

Misión cumplida

El canto demorado

Fragancia de raíces


Luis María Martínez

Petición

Nuestra presencia

Y el canto fue clavel

Y cómo

Hoy pienso florecer

Yo soy un caso

El fuego

Con Arturo Pereira

De la vieja ciudad, la del pasado

Avanzar

El árbol

Necesito

Dependo

Me da vergüenza

Padre

Julián

Por qué

Aún duerme

No digan

Hace falta, hace falta

No cabe ya esperar

 

 

 

 

 

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