LEYENDA DE UN MARINERO, CANTO NUEVO y ESCENA CON CÁNTICOS Y EPÍLOGO
Poesías de RICARDO MAZÓ
LEYENDA DE UN MARINERO
Nació una vez en la ribera
del Paraguay ancho y sereno
Curtió sus manos y aguzó sus ojos
buscando en el agua su sustento.
A veces la tormenta
batió su barca y cauteló su cuerpo
pero siempre
volvió a la vera de su padre río
con la faz de su Virgen en el pecho.
Llegole el tiempo de dejar su playa,
su rancho, su barca y su poniente
monótono de palmas.
(La Patria quiere que el hijo la conozca,
la sirva, la respete
y aprenda a defenderla).
Un barco armado, gris, ligero
fue su pan, su techo y su cuidado.
Al poco tiempo, por el río abajo
vio costas nuevas, ciudades populosas
y máquinas extrañas.
Llegó hasta el mar, moreno de su río,
con los ojos quemados de nostalgia
y la fe de su tierra como abrigo.
El mar, huraño y receloso
no quiso ser su amigo
y en las costas de Santa Catalina
soltó su furia y lo arrastró en sus brazos.
(Mas la santa de Lima que en agosto nombra
la tormenta que bate aquellas costas
miró su escapulario y lo llevó a la orilla).
Marinero de río, ribereño
del Paraguay tranquilo,
salobre arena como ropa fina
nació otra vez sobre la arena tibia.
Y al terminar octubre, allende cerros,
la Virgen Azul tuvo de ofrenda
una concha de nácar, fe de perla
de aquel hijo del río paraguayo
que al llegar hasta el mar nació de nuevo.
( Río de Janeiro, Brasil, junio, 1971)
CANTO NUEVO
y viejo ya porque las cosas
que motivaron tanto gozo han vuelto
a ser amargas por tornarse ajenas.
Entonces eras tú. Ya quedas lejos...
Cuando el sonido
de voces conocidas y paisajes ciertos
me repetía tantas cosas viejas
me encontré yo contigo.
Un mar ausente en ti por imposible
geografía de tierras y testigos.
No fue el motivo
nuestra palabra, pero sí la vida
en la extensión de una firme astronomía.
Y fue la tierra abierta
con color y calor de sangre prieta.
Y fue tu clara
conciencia de las cosas y tu larga
espera de placeres presentidos.
Fue un momento sin horas, sin comienzo
-los dos nos comprendimos plenamente
sin presentir el tiempo venidero-.
Fue un momento sin mente
y sin embargo
fue la simiente de este canto nuevo.
El sol amanecido entre la nieve
torna clara
tu forma oscura y fina
e ilumina
las sábanas de sombra
Quieto tu amor
y yo de ronda.
(Las voces en la calle
me recuerdan
que Harlem no me acoge
como hermano.
He de esperar la noche
para salir callado).
Negra tu piel
y yo el esclavo.
ESCENA CON CÁNTICOS Y EPÍLOGO
Escena
Sahumerio y sangre
en el recinto mismo
que precia su vigor, su quedo anhelo
de abrir siempre la puerta
de umbrales imprevistos.
Cánticos
I
Tienta el color su lumbre de lascivia
al ojo que se empeña en ignorarlo,
tienta la voz su son de falsa lengua
al oído que quiere proscribirlo,
tienta el perfil de pura línea, y ciega
el intento formal de canto y tregua.
II
Un ángel de la luz raudo despierta
la modorra que cubre tanto holgorio.
La sábana no es blanca y casi presta
su color a la cal desvanecida.
III
Gime el amor porque la puerta estrecha
se ha tornado total en reja y cierra
la proyección humana del misterio.
(El que lo ignore busque, cauto, en vilo,
ese soplo del dios que se ha perdido).
Epílogo
Dos bocas al azar, santas, comentan
que el pan ya no es el pan.
Cuidad el eco.
OPINIONES SOBRE EL AUTOR
En la contratapa de BRIZNAS. SUERTE DE ANTOLOGÍA (Alcándara Editora, 1982), edición al cuidado de Carlos Villagra Marsal, José María Gómez Sanjurjo y Miguel Ángel Fernández, se lee: “Camino interior que el hombre viaja desde la seña del dolor hasta la exaltación de la hermosura, la poesía trasciende tiempo y espacio, y se adueña de una sola dimensión de la verdad. Verdad difícil, filo de un temblor visceral ante incógnitas infinitas". "En este permanente borde de sí mismo -continúa el texto- vive el poeta cada uno de sus alientos. En este asombro de plenitud y vacío nace, aterido, su canto. Consagrado a esta fiel vigilia del misterio, olvidará su nombre, su circunstancia, su historia personal, irrenunciablemente solo ante sí mismo. Como una abierta pregunta cósmica".
Hugo Rodríguez Alcalá, en el capítulo II La generación poética de 1950 del libro POETAS Y PROSISTAS DEL PARAGUAY (Ediciones Mediterráneo, Don Bosco e Intercontinental Editora) escribe: "En Octubre de 1953 la Academia Universitaria dio a luz el primero de los volúmenes -y desgraciadamente el último- de una serie de tomitos que tenía planeada. Esta serie incluiría ensayos poéticos y ensayos en prosa. El tomito se titula POESÍA, y reúne obras de cuatro autores: Ramiro Domínguez, José María Gómez Sanjurjo, Ricardo Mazó y José-Luis Appleyard".
Fuente: 25 NOMBRES CAPITALES DE LA LITERATURA PARAGUAYA.
Editorial Servilibro, Asunción-Paraguay, 2005 (389 páginas).
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