LOS CAMPESINOS
Por PANCHO ODDONE
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La prensa y los pol铆ticos se esfuerzan por describir y comentar la situaci贸n del campesinado. Desarrollan an茅cdotas, mientras soslayan聽 el an谩lisis socioecon贸mico de la realidad del campo, seg煤n informaci贸n imprecisa, no confirmada, por inexistencia de datos oficiales que arrojen luz sobre la realidad. El diez por ciento de la poblaci贸n ocupa, opera y maneja como propio el 90% del territorio nacional.
Mientras que el 90 % de la poblaci贸n campesina ocupa y聽 opera el 10% del territorio. Las cifras son arbitrarias porque no聽 existen estudios que puedan ser aceptados como reales.
Agudiza el problema el hecho de que聽 la poblaci贸n campesina se multiplica, no encuentra respuesta a las necesidades b谩sicas de espacio, tierra y recursos para producir, de manera que abandona su lugar de nacimiento y busca en las ciudades oportunidades para trabajar y sobrevivir.
El pa铆s sin desarrollo suficiente por falta de industrializaci贸n, no ofrece soluciones para que los campesinos emigrados del interior, resuelvan sus problemas.
Esto determina la formaci贸n de villas de emergencia de las cuales surgen nuevos problemas con ep铆logos inevitables que terminan por destruir el orden b谩sico de la vida social.
Con estos datos es f谩cil advertir la inequidad b谩sica de la estructura social, con una amplia secuela de atraso, ignorancia, corrupci贸n y violencia.
Cuando se publicitan los problemas del campo y las consecuencias sociales del subdesarrollo, se evita se帽alar el problema b谩sico de la聽 distribuci贸n de la tierra, arbitraria y muchas veces de origen espurio.
La propiedad de la tierra integra un cuadro de confusi贸n deliberada. A lo largo de los a帽os un sector importante del territorio nacional fue repartido de manera arbitraria para satisfacer intereses pol铆ticos. A la vez, los cambios de rumbo en esta materia, y consecuentemente de eventuales beneficiarios, gener贸 una superposici贸n de t铆tulos de propiedad que hicieron perder de vista al verdadero propietario, a la vez de introducir confusi贸n en el conocimiento real de las propiedades del estado que fueron utilizadas como valor de cambio, en la satisfacci贸n, de intereses pol铆ticos y comerciales.
De all铆聽 que constituir谩 una ardua tarea desentra帽ar de que manera聽 que se puede introducir cierta racionalidad, en el caso de que se intente ordenar el sistema, evitar injusticias y resolver puntos b谩sicos que discriminen entre las propiedades leg铆timas de las que no lo son.
La vigencia del sistema democr谩tico, la administraci贸n de justicia聽 y la actividad pol铆tica partidaria con sus mas y sus menos, genera la irrupci贸n de la voluntad de cambio de los campesinos, alentada por grupos pol铆ticos dispuestos a aprovechar la inequidad para favorecer intereses de grupo o sector.
Los campesinos se movilizan de manera multitudinaria, ocupan propiedades, interrumpen la actividad de empresas y tenedores de la tierra. Se ha sumado un nuevo fen贸meno, cual es la inmigraci贸n de productores extranjeros que, con o sin derechos reales, se instalaron en tierras que los campesinos nativos consideran de su propiedad, fundados en derechos at谩vicos, costumbre, tradici贸n,聽 historia y ocupaci贸n ancestral.
Los derechos exhibidos por los campesinos estimulados por algunos operadores pol铆ticos, son tan ambiguos como los exhibidos por los ocupantes extranjeros, lo que introduce nuevamente una confusi贸n en la cual intervienen sentimientos y聽 convicciones nacionales que se enfrentan a intereses considerados for谩neos, a la luz de esquemas pol铆ticos tradicionales, ocasionalmente re帽idos con聽 el conceptos de integraci贸n geogr谩fica, pol铆tica y social que es y ser谩 por mucho tiempo tema de discusi贸n ideol贸gica fundada en intereses materiales.
En cualquier caso, en el 谩mbito local el enfrentamiento entre campesinos y tenedores de la tierra, con fundamentos reales o no, se ha constituido en un problema vital聽 Es decir de sobrevivencia.
El problema mas grave, que apunta a aumentar la confusi贸n, consiste en que la mayor parte de los pol铆ticos y empresarios que trabajan en el agro, se esfuerzan por considerar las ocupaciones de tierra聽 y los problemas derivados, como problemas policiales, y no como problemas socio econ贸micos, ignorando deliberadamente el origen de la situaci贸n y sus fundamentos.
Se trata de una actitud de conveniencia personal, amparada por la ley, que aparentemente no est谩 obligada a considerar la situaci贸n聽 social y econ贸mica de los campesinos. Se trata de una situaci贸n, que los pol铆ticos聽 han optado por ignorar, lo que agudiza el problema sin miras de soluci贸n, a la luz de una interpretaci贸n que revela desinter茅s聽 o irresponsabilidad.
En los discursos de pol铆ticos y de voceros de agrupaciones empresarias vinculadas al agro, se ignora sistem谩ticamente la inequidad y condenan las reacciones campesinas sin analizar las causas.
La ausencia de di谩logo y comunicaci贸n entre campesinos y tenedores de la tierra, impone un silencio que agrava el tema no resuelto, utilizando en cada caso la聽 violencia de uno u otro signo, rechazando cualquier amago de soluci贸n. Nadie est谩 dispuesto a negociar sobre la base de la realidad. Cada uno conf铆a en que finalmente cualquiera sea el m茅todo utilizado se impondr谩 sobre el enemigo, sin entender que no se trata de enemigos sino no de聽 ciudadanos del mismo pa铆s.
El problema de la tierra, expresi贸n que intenta definir una compleja situaci贸n socio econ贸mica聽 que arrastra la historia nacional desde el pasado, constituye un 铆tem fundamental en la b煤squeda del desarrollo econ贸mico y social, como聽 clave ineludible del progreso.
Sorprende que聽 en las campa帽as pol铆ticas ning煤n partido oficialista u opositor ha fundado su discurso en proyectos destinados a resolver los problemas econ贸micos y sociales de fondo, ya sea por especulaci贸n e intereses personales, o por desconocimiento de la realidad.聽聽
El pa铆s est谩 viviendo un聽 proceso de inquietud por expectativas de cambio. El gobierno, ejecutivo y legislativo, se sumergen en la sem谩ntica, con el 煤nico prop贸sito de conservar el statu quo, sin entender que la complejidad del mundo contempor谩neo castiga a quienes no est谩n preparados, o no son capaces de enfrentar los hechos con inteligencia y audacia.
Los sectores populares, la clase media y a煤n los grupos聽 de clase alta que deben luchar para abrirse paso en la mara帽a que configura el desorden y la ausencia de racionalidad,聽 se sienten abandonados.
El panorama es deplorable, acentuado por la participaci贸n de los medios, los intereses espurios de sus propietarios y la mediocridad de los periodistas y analistas pol铆ticos y econ贸micos, aferrados, por falta de lucidez, a conceptos perimidos que fracasaron en el pasado
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Fuente en Internet: http://panchooddone.blogspot.com/
Publicado:聽23 -聽Marzo - 2013.
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