PortalGuarani.com
Inicio El Portal El Paraguay Contáctos Seguinos: Facebook - PortalGuarani Twitter - PortalGuarani Twitter - PortalGuarani
DIRMA PARDO DE CARUGATI (+)

  LA COLECCIÓN y LA MALA VIDA (Cuentos de DIRMA PARDO DE CARUGATI)


LA COLECCIÓN y LA MALA VIDA (Cuentos de DIRMA PARDO DE CARUGATI)

LA COLECCIÓN y LA MALA VIDA

Cuentos de DIRMA PARDO DE CARUGATI  

 

 

DIRMA PARDO DE CARUGATI : Se define como "maestra de profesión, periodista por afición y narradora por vocación". Es catedrática del Colegio Internacional y, paralelamente, durante veinte años, escribió en el desaparecido diario "La Tribuna", donde tenía una página dedicada a la mujer. Es socia fundadora y actual presidenta del Club del Libro N° 1 y coordinadora del "Taller Cuento Breve".

Ha publicado cuentos en periódicos y revistas, pero es en el Taller que integra desde su creación donde encauza sus deseos de escribir. Ha ganado algunos premios y distinciones en concursos locales y tiene un libro de narrativa, "La Víspera y el Día".

Algunos de sus cuentos figuran en libros de literatura para nivel Primario y Medio.

Otro relato, "Baldosas blancas y negras" sirvió como guión de una película de largo metraje realizada en nuestro país. Ha ganado premios y distinciones en concursos locales.

 

 LA COLECCIÓN 

 

Reprimiendo las lágrimas, con rabia y pesar, Richie salió de su casa dando un portazo.

La cerrazón de la tarde invernal desdibujaba los contornos del barrio de Hampstead, en las afueras de Londres. Un vaho denso y húmedo coronaba las torrecillas de la casa y toda ella parecía estar envuelta en vapor.

El muchacho se sentó en uno de los escalones del frente que daba al pequeño jardín y, profundamente abatido, se puso a considerar los daños del aeromodelo roto que traía en las manos.

Pero no era la pérdida material lo que más lo apenaba y enfurecía; se sentía humillado por la actitud de su madre. Estaba desconcertado. ¿Cómo había podido ella, tan tierna y cariñosa en otros tiempos, haber reaccionado así, sólo por una tacita de la colección?

Miró hacia atrás. Se dio cuenta de que nunca antes se había fijado en la casa en que vivía, una construcción estilo Tudor edificada en un terreno elevado y que parecía erguirse vigilante. Y se sintió extraño a ella.

En las ventanas saledizas, las cortinas corridas ocultaban lo que pudiera estar pasando adentro. De todos modos, no creía que su madre estuviera preocupada por él. Probablemente estaría aún lamentándose por la desgracia, recogiendo los añicos.

La verdad es que las cosas han cambiado -pensaba Richie- "La colección los ha envejecido", concluyó, al recordar que antes su madre tenía gustos más simples: cultivaba flores tarareando alegres canciones y muchas veces lo llevaba de compras en el Morris familiar.

Añoraba aquellos domingos en Hampstead Heath cuando iba a cabalgar con su padre y ella los esperaba de regreso con una deliciosa merienda. ¡Qué lejanos parecían esos tiempos! Porque últimamente ella se pasa las mañanas limpiando sus tacitas con una franela. Las levanta y reacomoda con suavidad, con ternura. Por las noches, luego que ha llegado su padre y han cenado, la pareja se toma de las manos y juntos miran su colección, con la emoción con que se contempla a un niño dormido. Si él ha traído una nueva pieza, tras admirarla con deleite, ubican la reciente adquisición en el gran mueble de estantes que han mandado hacer expresamente.

¡Y pensar que todo comenzó con una vieja taza de Meissner - regalo de tía Abigail- que recibieron sin mucho entusiasmo y colocaron en la repisa de la chimenea! Y así comenzó el hechizo.

Anoche, el niño los escuchó, una vez más, hablando de la misma cosa.

-¿Sabes -decía ella- que la azul cobalto de Limoges queda muy bien junto a la dorada de Sévres?

-Fíjate, la blanca de Worcester luce espléndida junto a la colorida de Cantón -acotaba él.

-Hoy me hablaron de un anticuario de Kensigton Gore en el South West que tiene una preciosura de la Dinastía Sun.

Y yo he leído en el "Times" que hay una subasta en Wendsworth Gore, con objetos de la Conran de Fulham Road. Tienen una tacita de jasper, al parecer pieza única de Wedgwood, de 1774.

Sus conversaciones se habían vuelto monotemáticas. "Staffordshire, Lowestof, Bavaria, Nymphenburg, Bristol" se pronunciaban como nombres de seres vivos.

Hacía tiempo que Richie había empezado a odiar el hobby de sus padres, que más que un entretenimiento ya parecía una obsesión. Pero lo que pasó hoy, fue un accidente: Su madre había dicho que hacía frío y no lo dejó salir. Entonces él quiso probar su nuevo planeador en el espacioso living room. El modelo hizo una pirueta y fue a chocar en los estantes, derribando una tacita. Enfurecida, ella lo abofeteó y rompió el modelo causante del tremendo daño.

Richie no podía creerlo. Su madre ni siquiera le permitió explicar que no lo había hecho adrede. Esperaría sentado afuera a que llegara su padre. El sí lo comprendería, porque él era un hombre bueno y justo. Siempre lo admiró por eso. Por ejemplo, aquella vez que su padre fue derribado por un caballo y se rompió una pierna, no castigó al animal, ni guardó rencor a las bestias porque desde entonces tuviera que usar un bastón de por vida.

Sí, él era su gran amigo, aunque estuviesen un poco alejados últimamente. Recordaba que cuando ya no pudieron cabalgar, su padre mismo fue quien le enseñó a armar los aeromodelos. Él lo comprendería. Jamás lo humillaría así.

Sin darse cuenta había pasado horas sentado en la misma posición. No sentía frío, ni hambre, sólo ansiedad por la tardanza de su padre. Cuando lo vio llegar, corrió a su encuentro y todo el llanto contenido estalló en sollozos y no pudo explicar nada.

- Vamos, vamos -dijo él consolándolo. Un juguete roto no es para tanto. Un hombre de trece años no debe llorar por eso. Ven adentro, que estás desabrigado. Ha comenzado a nevar.

Pero ya en la casa, las cosas cambiaron: Su madre aún enojada, contó lo sucedido, mostrando los restos de porcelana.

Para enorme sorpresa y desencanto del muchacho, el rostro del padre se alteró.

- ¡Mi Dresden! -exclamó al reconocer la pieza destruida. Y levantando el brazo le asestó un fuerte bastonazo, acompañado de improperios que Richie jamás le había escuchado antes.

Corrió a su cuarto, y se tiró en la cama. Ideas complejas y sentimientos confusos bullían a su mente. Pero de algo sí estaba seguro: se iría para siempre de la casa. Nadie lo iba a echar de menos. Sus padres estaban más preocupados por sus tacitas que por su propio hijo.

Entonces fue cuando concibió el plan. Huiría, sí, pero primero debía romper toda la colección. Esperaría a que sus padres se durmieran para poder usar el bastón como elemento destructivo. Sería lo justo. Sí. Estaba decidido. Así también evitaría que salieran a buscarlo. Quedarían tan afligidos por el desastre que no podrían pensar en otra cosa.

Se sentía eufórico, ansioso y su cabeza parecía a punto de estallar. Pero se acostó, esperando que el silencio indicara el momento preciso.

A la madrugada, descalzo, para no hacer ruido, entró al dormitorio de sus padres y sigilosamente tomó el bastón. Iba a salir cuando los miró -por última vez, pensó- a la luz del alba que empezaba a filtrarse por las ventanas. Los vio dormir sin sobresaltos, abrazados, sonrientes, soñando, quizás, con sus tacitas de porcelana. Y sintió celos, rencor, odio. Esgrimió el bastón y con inusitada fuerza e incontrolable furia, golpeó una y otra vez las cabezas de los coleccionistas, hasta que éstos dejaron de gritar y de moverse.

Agotado por el esfuerzo y perturbado por lo que acababa de hacer, cayó al suelo, empapado en sudor y sangre.

Cuando abrió los ojos, vio un cielo raso liso, iluminado por la luz del día. Era una habitación extraña, sin colores y una mujer vestida de blanco leía junto a su cama.

- ¡Hola! - le dijo sonriendo - Por fin has despertado. Llevas tres días durmiendo y delirando. Pero desde esta mañana ya no tienes fiebre. Tus padres se pondrán muy contentos.

- ¿Mis padres? Pero... ¿ellos no han... muerto?

- ¿Muerto? ¡Qué ocurrencia! ¿Por qué habrían de estar muertos? Ellos te trajeron al hospital con altísima fiebre. Has pescado una pulmonía, ¿sabes?. Se han preocupado mucho por ti. Pero hoy, viendo que estabas mejor fueron hasta Chelsea. A una galería de porcelanas, creo...

 

  Dirma Pardo de Carugati  

 

 

 LA MALA VIDA

Salió del hotel-residencial con paso lento y cadencioso. Sacó un espejito de la cartera y verificó su arreglo. Todo estaba bien; no se habían corrido el carmín de sus labios finos y bien delineados, ni el rimel de sus arqueadas y abundantes pestañas. Le agradó mirarse. A los diecisiete años su belleza estaba en todo su esplendor y aunque el maquillaje y los tacones altos le daban más edad, no había perdido ese aire de criatura inocente.

Con un movimiento de innata coquetería sacudió hacia atrás su melena rubia y echó a andar por las calles de baldosas rotas y sucias, hasta llegar al sitio elegido, su puesto de espera, que compartía con otras víctimas de igual destino.

El barrio estaba oscuro; los faroles muy altos y de luz amarillenta no lograban disipar las sombras que proyectaban los árboles en la acera. No obstante, cerca de la esquina y a contraluz, su figura se perfilaba como una silueta negra recortada con hábiles movimientos de tijera por un veloz retratista de feria.

Cada tanto pasa un automóvil con algún conductor desprevenido que se asombra de vernos así, en evidente actitud de oferta. O bien es un curioso a quien han informado de nuestra presencia. Algunas mujeres nos gritan inmundicias. Esporádicamente vienen turistas en busca de aventuras y finalmente, también llegan los que vienen a comprar nuestro amor a destajo.

Nos respetamos los turnos con los clientes nuevos, así como reconocemos el derecho de que los visitantes habituales se lleven la pareja que ellos elijan. Pero a veces nos pasamos horas, noches enteras, sin que nadie aparezca. Entonces, el fastidio, el cansancio, nos ponen los nervios de punta y discutimos.

En las peleas, yo siempre llevo la peor parte. A mí me echan en cara mi origen "de buena familia", el que mis padres tengan dinero, que yo no necesite trabajar y que sólo me dedique a esto por vicio. ¿Por vicio? Si es así, ese es mi problema y a nadie más le incumbe. Pero en el fondo yo sé que no es verdad. También importa a mis padres. Sé que ellos sufren mucho. Y bueno, ¿qué voy a hacer?. A mí no me gusta estudiar. Cuando dejé el colegio ellos querían que me dedicara a algo. Mamá pensó que podía estudiar piano, ya que me agrada la música. Papá opinó que tendría que practicar algún deporte. El me quería enseñara jugar tenis. Le hubiera gustado que fuera tenista y ganara premios. Pero por sobre todo, ambos desearían que yo hiciera una vida normal, que me enamorara, me casara y les trajera nietecitos.

¡Pobres! Los he defraudado. A mí sólo me gusta bailar, ponerme lindos vestidos y que los hombres me miren. Dicen que ando por mal camino. Ya ni amistades tengo.

Anoche tuve mala suerte. No lo vi llegar a papá; me di cuenta de que era él cuando frenó el auto a mi lado y ya no tuve tiempo de esconderme. Me alumbró con los faros, bajó la ventanilla y con rabia y pena me dijo: "¡Otra vez en la calle! Me das asco. Subí inmediatamente, no voy a permitir que estés causando escándalo. Por lo menos mientras seas menor de edad no voy a tolerarlo. Subí al auto, te digo. Subí. Raúl, vamos a casa. "

 

 

Dirma Pardo de Carugati

Segundo Premio en el

Concurso de Cuentos Cortos

de la Cooperativa Universitaria 1991.

.

 

 

Fuente:


Dirección: HUGO RODRÍGUEZ ALCALÁ

© EDITORIAL DON BOSCO


Tirada: 750 ejemplares

IMPRENTA SALESIANA.

Asunción, Paraguay

1992 (152 páginas)
 
 
 
Enlace recomendado:
 
 
(Espacio del Taller Cuento Breve,
 
donde encontrará mayores datos
 
del taller y otras publicaciones en la
 
GALERÍA DE LETRAS del
 
 
 

 

 

 

 

ENLACE INTERNO A ESPACIO DE VISITA RECOMENDADA


(Hacer click sobre la imagen)


 

  






Leyenda:
Solo en exposición en museos y galerías
Solo en exposición en la web
Colección privada o del Artista
Catalogado en artes visuales o exposiciones realizadas
Venta directa
Obra Robada




Buscador PortalGuarani.com de Artistas y Autores Paraguayos

 

 

Portal Guarani © 2024
Todos los derechos reservados, Asunción - Paraguay
CEO Eduardo Pratt, Desarollador Ing. Gustavo Lezcano, Contenidos Lic.Rosanna López Vera

Logros y Reconocimientos del Portal
- Declarado de Interés Cultural Nacional
- Declarado de Interés Cultural Municipal
- Doble Ganador del WSA