LA OBRA DE LAS PRECURSORAS (1920-1940)
POESÍA FEMENINA PARAGUAYA
Ensayo de JOSEFINA PLÁ
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LA OBRA DE LAS PRECURSORAS (1920-1940)
Para una mejor estimación de esta obra, que como se advierte, debe apreciarse y valuarse, primordialmente, en el campo de la acción iniciática ejemplar, las dividiremos en tres grupos, atendiendo a las características de su intervención en el proceso.
Se observará que decimos "grupos" y no generaciones. Las generaciones como tales no existieron, en efecto. Si en la poesía de pluma masculina, mucho más copiosa en volumen y valores desde el principio, resulta difícil, como ya se insinuó, establecer una nomenclatura y deslindar corrientes o vertientes, esto se torna utópico en la producción femenina. Baste decir -y se irá viendo- cómo a lo largo de sesenta años de poesía, las fases o etapas iniciales se prolongan, acompañando a las que debieron sustituirlas por completo: y hasta la actualidad, se publican poemas, y hasta poemarios, pertenecientes a la etapa de la poesía-coro. Ello no es en sí mismo un fenómeno privativo de la literatura local; se da en cualquier otro medio: lo que establece diferencia es el nivel de la crítica que les asigna su lugar y su status en cada ambiente.
1.- PRIMER GRUPO. El de las que aparecidas a vanguardia, publicaron muy esporádicamente -siempre quizá menos de lo que escribieron- y silenciadas luego, no reunieron nunca sus poemas en volumen. Por ello su estudio se hace dificultoso; y salvo en algún raro caso (justificado por la presencia de circunstancias muy precisas en algún sentido) , no se incluyen en esta Antología; ya que ella no tiene preferente carácter histórico o de compilación; su intención es ofrecer dentro de las ineluctables coordenadas cronológicas y las también inevitables limitaciones de espacio, un gráfico o esquema del proceso de esta lírica; ajustándose a la vez: por un lado, a un nivel mínimo de valores; por otro, a las posibilidades inmediatas de cotejo documental, y con él, de ratificación o rectificación de esos valores, por parte de los interesados en la materia. En suma: un establecimiento tentativo de jalones en vista a una ubicación de esta poesía en el campo hispanoamericano, dentro de su tiempo y su circunstancia.
Entre estas poetisas inéditas, el primer lugar corresponde a SERVILIANA GUANES DE BRUGADA (1894?-1954) hija del noble poeta Alejandro Guanes. Fue en realidad, la precursora por antonomasia (Su primer poema se publica hacia 1909). Mujer sensitiva, heroica en su enfrentamiento con la vida, heredera de un prestigio familiar, no le fue sin embargo posible superar las inhibiciones de orden social, los preconceptos de época; y escribió, en frase de Walter Wey, "como pidiendo a Dios perdón por hacerlo". Tal vez exageró un poco el crítico: más de un poema de esta delicada mujer demuestra que poseía las cualidades necesarias para logros mayores:
Es pesada esta cruz que llevo a cuestas:
sangran, crujen mis hombros, de dolor;
estos débiles miembros desfallecen:
Ayúdame, Señor.
Es áspero el camino de la vida;
entre piedras arrastro yo mi cruz.
Sobre mí va cayendo ya la noche:
Señor, dame tu luz.
Pero no consiguió decidirse a romper el austero velo inhibitorio. Por lo demás, publicó muy poco.
II.- SEGUNDO GRUPO. En este figuran ya poetisas éditas e inéditas. Unifica a las más un hecho curiosamente coincidente e importante: hayan publicado o no algún libro, entran pronto en la oscuridad de la cual ya no vuelven a salir, como asustadas de su propia audacia. Sólo alguna de las inéditas sigue estampando su nombre, de cuando en cuando en la Prensa, para reactivarse, por decirlo así, décadas más tarde.
Este grupo comprende poetisas de rango en algún caso dispar, y producción igualmente diversa en calidad y volumen: RENÉE CHECA, NATHALIE BRUEL, ELVIRA MERNES DE GALEANO, IDA TALAVERA, JOSEFINA SAPENA PASTOR, TEODOSIA RAMÍREZ. No se incluyen en él poetisas no nativas. Entre éstas las hubo pasajeras, residentes de unos pocos años; las hubo de residencia definitiva; pero cuya influencia en el desarrollo de la lírica femenina local no entramos a analizar aquí, donde se trata sólo de una presentación escueta de hechos, un intento de ubicación temporal y por progresión en sus contenidos.
Procurando el mejor ordenamiento posible en estos hechos, un poco dispersos e inconexos, dividiremos a su vez este grupo en tres sub-grupos, por parvos que ellos puedan resultar numéricamente:
a) el de las que editaron libros dentro del país;
b) el de las que publicaron poemas, pero no libros;
c) el de las poetisas paraguayas en otro idioma.
a) Dentro del país, y en el lapso que cubre este segundo grupo (lapso y grupo que encabalgan en algún caso en el siguiente) se editan localmente dos libros femeninos, no poemarios propiamente dichos, aunque sí de contenido poemático: NARANJO EN FLOR (1928) de Josefina Sapena Pastor (..... ?-..... ?) colección de soliloquios nostálgicos e idílicas evocaciones; y DE MI JARDÍN INTERIOR (1933) de Teodosia Ramírez ("Hebe") (.....?-.....?) serie de brochazos confidenciales e idealizantes.
Aunque no se trate de poemarios en su estricto sentido, repetimos, los citamos: primero, por su carácter lírico (pertenecen al en un tiempo profuso género de "poemas en prosa"; representaron quizá un primer tímido paso hacia la "osadía" del verso). Y, segundo: porque esas incursiones éditas -evocaciones, divagaciones, fantasías sentimentales- contribuyeron a estimular el espíritu pionero.
b) IDA TALAVERA (1910) es la más importante de las poetisas no éditas surgidas en el lapso, comprendidas en el segundo sub-grupo. Fue de las más jóvenes entre ellas (su primer poema data de 1926), pero su nombre aparece muy poco en aquella época y tampoco es muy pródiga de su obra en las siguientes: aquí sólo la mencionamos para ocuparnos de ella más adelante.
ROSA BARDICHESKY publicó en EL LIBERAL en 1932-34 algunos poemas en los que alboreaba una voluntad de romper con esterotipias sentimentales: pero dejó en breve de publicar, definitivamente.
Como se ha dicho ya y se puede comprobar, estos grupos realizan un verdadero encabalgamiento entre sí; encabalgamiento que se extiende por décadas a las sucesivamente aparecidas: debido principalmente a la escasa evolución que la obra de más de una autora experimenta a lo largo del tiempo.
c) El tercer sub-grupo lo forman dos poetisas de singular destino.
NATHALIE BRUEL (1902-1980) hija de inmigrantes franceses, no salió de su pueblo natal, Yegros, salvo durante los años de estudio (fue profesora de primaria). Jamás olvidó el idioma de sus padres y en él se volcó en los momentos de urgencia espiritual. Algunos de sus poemas se publicaron, traducidos los más al castellano, en EL ORDEN de Asunción, de 1928 a 1929. El tópico amoroso no ocupa en sus poemas mucho lugar expreso: su tónica es la evocación, la nostalgia imprecisa, "el ensueño" o lo descriptivo. Poesía más que de coro, de máscara o de evasión.
La poetisa más importante no sólo de este grupo, sino de todo el lapso, sería RENÉE CHECA (1898-1963). Su libro, intitulado SILLAGES (Estelas) vio la luz en Menton, Niza, en 1933. Es el primer auténtico poemario édito de poetisa nativa, en el orden cronológico, salvedad ya hecha de la circunstancia idiomática. Ahora bien, si el hecho de haber escrito en el exterior la ubica fuera del proceso evolutivo (y por tanto crítico) de la poesía local, la circunstancia que la descoloca definitivamente es haber escrito en francés, por lo cual su obra no llegó a ser conocida en su país sino por contadas personas (4).
Creemos sin embargo, necesaria su mención e inclusión antológica; RENÉE CHECA, escritora en voluntario exilio y manifestada en idioma distinto al de su patria de origen, siguió sintiéndose afectivamente ligada al Paraguay; y muchos poemas suyos traducen la nostalgia de esa tierra lejana donde vio la luz.
... una mañana
madura de naranjas y de "lima sotí" (5)
Algunos de sus poemas están escritos probablemente en fecha bastante anterior a 1933; con posterioridad escribió otros, no éditos. De todos modos, con esta poetisa, rebasando el nivel coral, e inclusive en más de un caso el de la máscara, asomaría tímidamente la poesía de una etapa posterior; la significativa: un poema suyo está dedicado "al deseado nocturno" o "al deseado de las noches": una expresión con la cual no habrían soñado las poetisas nativas por esos años.
Sus rasgos formales y de íntima vitalidad rebasan ampliamente en su integración los de la poesía ofrecida en general por la generación de JUVENTUD (a cuyo nivel inferior pudo pertenecer). Revela evidentemente una influencia de los poetas franceses de la época y alguno anterior. Es posible haya leído a la Condesa de Noailles. Más seguro haya sido asidua lectora de Regnier, Samain y otros autores franceses contemporáneos. Fue amiga de Machado; pero la poesía de Renée no muestra influencia alguna de aquél. Manejaba con soltura idioma y formas preceptivas; pero no es una poetisa "académica" su expresión no es rebuscada; pero su dominio metafórico le otorga densidad y brillo.
El título mismo es un símbolo que se desenvuelve en un abanico de poemas en los cuales a su vez se repite el símbolo del viaje deseado y frustrado constantemente: "el regreso". Por su coincidencia quizá con los motivos homólogos "Invitación al viaje" y otros de evocación tropical, Eugenio D'Ors dijo de ella, con su habitual dejo irónico-gentil: "la que se atreve con Baudelaire". El libro tuvo acogida más que favorable de la crítica, en Madrid y en París.
Pero, como ya se ha dicho, el poemario, que de haber sido -gratuita hipótesis- publicado en castellano, podría haber ejercido influencia en el desarrollo de la lírica femenina local, no tuvo la más mínima repercusión en el medio.
(4) Según Raúl Amaral, fue Natalicio González quien "descubrió" la existencia de esta poetisa.
(5) "Limón ceutí".
III.- TERCER GRUPO. Este, que asume papel decisivo en la afirmación de la voluntad de poesía en la mujer, coincide, en su anunciación o reactivación, según el caso, con la guerra del Chaco. Este hecho, histórica y moralmente trascendente, dio lugar a un reavivamiento de las motivaciones literarias en todos los planos, aunque por el momento, la desorientación fue la característica. La poesía no fue una excepción; pero es notable que el estímulo motivacional se mostrase más copioso en el área femenina.
Quizá, la participación material o inevitable de la mujer, en la tarea de la defensa (la mujer se convirtió en fuerza principal de trabajo) despertó en ella una conciencia de sus potencialidades y la incitó a una afirmación de personalidad. Así, a la vez que una reactivación de la poesía-coro (en rigor, son de esta década del 30 al 40 las manifestaciones más flagrantes de esta poesía) se dan los intentos iniciales de rebasar la etapa, y aparecen los primeros auténticos poemarios éditos localmente.
A ENRIQUETA GÓMEZ SÁNCHEZ (1892-1954) pertenece el primer poemario de pluma femenina nativa publicado en el país (OFRENDAS, 1936) de contenido sentimental, afectivo e idílico. Tres años más tarde (1939) publica ORO Y ACERO, poemario dedicado a exaltar figuras de combatientes o hechos bélicos descollantes; la tónica tirteana es característica. Enriqueta entra en el silencio después de la publicación de ese último libro.
Fuera de esta enumeración queda un hecho también precursor; la publicación del poemario de LUZ ALBA BENÍTEZ CAPURRO (ALBA LUZ) (..... ?-...?) en Buenos Aires: CUMBRES Y ABISMOS (1937). También publicó algunos poemas en la Prensa local. El libro (hoy inhallable) insinuaba la promesa de un paso adelante en el conjunto de la poesía femenina nativa; pero su joven autora no perseveró.
Con la guerra del Chaco, ha hecho ya antes su aparición DORA GÓMEZ BUENO, sin duda la vocación nativa más perseverante surgida hasta entonces, aunque sólo en 1940, cerrando la década (el libro estaba ya terminado en 1939) publica su primer poemario al cual se hará referencia más adelante. Dora afirmará su personalidad a través de las décadas siguientes.
Fuente:
VOCES FEMENINAS EN LA POESÍA PARAGUAYA
Edición de JOSEFINA PLÁ
Colección Poesía, 7
© Josefina Plá
Alcándara Editora
Edición al cuidado de C.V. M.; J.M.G.S. y M.A.F.
Diseño gráfico: Miguel Ángel Fernández
Viñeta: Carlos Colombino
Tiraje de 750 ejemplares
Inscripción solicitada a la Agencia Española del ISBN
Hecho el depósito que establece la Ley 94
Se acabó de imprimir el 28 de setiembre de 1982
en los talleres gráficos de Editora Litocolor
Asunción, Paraguay
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