EL TRATADO DE TORDESILLAS
MARGARITA PRIETO YEGROS
Antecedentes medioevales
El Tratado Alcáçovas
El descubrimiento de América
Las Bulas Alejandrinas
Objetivo, principal, esquema y texto del Tratado
Capitulaciones
INTERCONTINENTAL EDITORA
Asunción, Paraguay
2006 (111 páginas)
© MARGARITA PRIETO YEGROS
INTERCONTINENTAL EDITORA
Caballero 270 c/ Mcal. Estigarribia
Teléfs.: 496 991 - 449 738 - Fax: (595-21) 448 721
Composición y Diagramación: Gilberto Riveros Arce
Corrección: Arnaldo Núñez
Impresión: Editora Litocolor SRL
Cap. Figari 1115 - Telefax: 213 691 - 203 741
Hecho el depósito que marca la Ley N° 1328/98
ISBN: 99925-970-6-2
EL TRATADO DE TORDESILLAS
MARGARITA PRIETO YEGROS
ÍNDICE
Introducción
Castilla y Aragón
El reino de Portugal
Don Henrique, el Navegante
- Progresos en el arte de navegar
- Viajes europeos ultramarinos
- Antecedentes medioevales del Tratado de Tordesillas
- El Tratado de Alcáçovas como paso hacia Tordesillas
- Los grandes descubrimientos
El descubrimiento de América
- Llegada de Colón a la Corte Española de su primer viaje
- Consecuencias del descubrimiento
- Las Bulas Alejandrinas
- Bula Intercaetera (4.V.1493)
El Tratado de Tordesillas
- Proceso de las gestiones inmediatas al Tratado
- Objetivo principal del Tratado
- Esquema del Tratado
- Texto del Tratado
- Tordesillas y el Reino de Fez
- Tordesillas y la Especiería
Tordesillas y la región del Río de la Plata
- Penetración portuguesa en territorios españoles
- Capitulaciones hispanas y poblamiento de la región rioplatense
- Capitulación firmada por el Rey Carlos V y Don Pedro de Mendoza
- Ayolas e Irala tras las "sierras de la plata"
- Tordesillas y la colonia Sacramento
Consideraciones relacionadas con la línea de Tordesillas
Conclusiones
Fuentes documentales
de Tordesillas
Bibliografía
Mapas
INTRODUCCIÓN
Una rara sensación acústica hizo que desde la escuela primaria me atrajera el nombre de Tordesillas; cual homérica sirena, su musicalidad me fue atrayendo hasta conducirme al estudio sistemático de la historia, y así llegué hasta Portugal y España para investigar los orígenes del tratado que en junio de 1494 firmaron castellanos y portugueses a fin de ponerse de acuerdo en la expansión atlántica.
En Tordesillas culminó un largo proceso iniciado con el concepto de frontera entre dos reinos vecinos. El Tratado de Tordesillas es un modelo de la mejor forma de solucionar difíciles problemas políticos y diplomáticos, en los cuales cada parte creía tener toda la razón y pretendía quedarse con lo mejor.
La civilización europea en el siglo XV estaba detenida ante la barrera que significaba el océano Atlántico. La tarea de vencer al mar ignoto y extenso les correspondió singularmente a España y Portugal.
Portugal, favorecido por su excepcional situación geográfica y por la labor de D. Enrique el Navegante y su Escuela Náutica, pronto se lanzó a los descubrimientos marítimos, estimulado por un plan político de expansión que con el tiempo lo transformó de pequeño reino pobre en un extenso imperio colonial. España sin plan expansionista alguno se empeñaba desde el año 711 en la expulsión definitiva de los árabes que habían invadido su territorio y se concentraba en la reconquista de Granada. Sin embargo, desde que se descubrieron islas habitadas en el Atlántico se generaron conflictos entre ambos reinos y las fronteras comenzaron a ser cuestionadas.
A la guerra desencadenada por la posesión de las islas Canarias puso fin el Tratado de Toledo (1480) que concedió a España las citadas islas y a Portugal todas las tierras situadas al sur del paralelo del Cabo Bojador. Este tratado fue consagrado por la Bula del Papa Sixto IV en 1481.
En todo el avance marino de esa época Portugal llevó las de ganar y, si la historia tuviese lógica, le hubiera correspondido descubrir el Nuevo Mundo, del que Séneca hablara en su "Medea".
Y así fue como un marino genovés, desestimado por Juan II de Portugal, al ser acogido por los Reyes Católicos descubrió América y acentuó los conflictos entre España y Portugal que, entre Bulas y Tratados, condujeron a las negociaciones que finalmente en Tordesillas repartieron el Mundo en dos.
Este trabajo intenta exponer y analizar, lo más objetivamente posible, los antecedentes, características, circunstancias y consecuencias del Tratado de Tordesillas, así como también la expansión portuguesa durante los siglos XV y XVI, a fin de comprender la historia de las rivalidades entre Portugal y España; rivalidades esas de las que heredamos pleitos interminables al surgir como Provincia Gigante de las Indias primero y después como Paraguay.
Indudablemente, la lucha mantenida entre España y Portugal en el descubrimiento, conquista y colonización del Nuevo Mundo influyó por demás en la formación de las naciones americanas.
La rivalidad entre estas dos potencias marítimas dio lugar a una carrera hacia el continente primero; hacia el Río de la Plata después, y finalmente hacia las alucinantes riquezas del Imperio de los Incas.
Durante décadas, Portugal y España disputaron los dominios del Río de la Plata convencidos de que por esa vía fluvial podían acceder a las riquezas del Imperio Incaico. Y de la búsqueda del mitológico "vellocino de oro" americano, surgimos como Paraguay.
En el Tratado de Tordesillas podemos conocer las razones de nuestro origen, como provincia y como país.
EL TRATADO DE TORDESILLAS
PROCESO DE LAS GESTIONES INMEDIATAS AL TRATADO
Ante la eminencia de un conflicto armado, los Reyes Católicos, llamados así desde que el papa Inocencio VIII les concediera ese título, se empeñaron en desvanecer el peligro de la guerra a través de negociaciones diplomáticas. Con ese objetivo enviaron a Lisboa sus emisarios, quienes con sus pares portugueses analizaron durante quince meses: 6 de marzo de 1493 a 7 de junio de 1494, las exigencias de los reyes de Castilla y Portugal.
Es sabido que al regresar de su primer viaje Cristóbal Colón, a causa de una tempestad, recaló en Lisboa, en los primeros días de marzo en 1493. El rey, Don Juan II de Portugal, mandole llamar en la convicción de que las tierras descubiertas pertenecían a Portugal por el Tratado de Alcáçovas, iniciando así el proceso que concluiría en el Tratado de Tordesillas. Podemos afirmar que este monarca lusitano, identificado por la Historia como el Príncipe Perfecto, fue el primer protagonista notable en el proceso hacia Tordesillas.
En la contraparte, a cuyo servicio estaba Colón, se encontraron los reyes católicos Fernando e Isabel, atentos a la reacción portuguesa.
Don Juan II afirmaba que las tierras descubiertas por Colón estaban en la zona que el Tratado de 1479 destinara a Portugal, es decir, al sur del paralelo de las islas Canarias.
La escuadra portuguesa destinada a verificar la ubicación de estas tierras no llegó a partir porque arribó ante el Rey Don Juan II un emisario de los Reyes de España, llamado Ferreira, solicitando tiempo para verificar los derechos que ese descubrimiento concedía.
Según el historiador Rui de Pina, a través del emisario Ferreira, los Reyes Católicos sugerían a Don Juan II que enviase embajadores a Barcelona para iniciar las negociaciones de inmediato. Don Juan accedió al pedido y así se inició por la vía diplomática la búsqueda de la solución destinada a evitar el enfrentamiento bélico entre ambos reinos: "el Rey deixou de mandar a dita armada, e sobre isso mandou logo aos ditos Reys o doctor Pero Díaz, e Ruy de Pina, que da verdade ben enformados forao a elles"(18).
Por su parte, Jerónimo Zurita afirma que Don Juan II envió a sus regios primos los Reyes Católicos un mensajero de nombre Rui de Sande, alcalde mayor de Torres Vedras, a fin de informarles la llegada de Colón a Portugal.
La corte española estaba entonces en Barcelona y hasta allá llegó Rui de Sande, primer negociador portugués de Tordesillas, para exigir el cumplimiento del Tratado de Alcáçovas.
Don Juan II recomendaba a sus primos "muy effetuosamente, que... guardarse aquella ordem"(19).
Desde el principio el monarca portugués exigió el estricto cumplimiento de las cláusulas acordadas en la villa de Alcáçova.
Don Juan II envió, en el espacio de pocos días, un segundo emisario: Duarte da Gama, accediendo a suspender la partida de la armada hacia Occidente y aceptando la oferta de diálogo, con el envío de embajadores portugueses a la corte española para conversaciones de esclarecimiento. Para el efecto partió hacia Barcelona el hombre de leyes doctor Pedro Dias, llevando como secretario a Rui de Pina, cronista del rey, quienes constituyeron así la primera embajada.
El doctor Pedro Dias y su secretario Rui de Pina llegaron a Barcelona en 1493, en tanto que las dos Bulas Intercaetera, por los cuales se concedía el reconocimiento papal de las tierras descubiertas a favor de España, ya habían sido promulgadas el 3 y el 4 de mayo de 1493.
Los Reyes Católicos, respaldados por el papa Alejandro VI, adoptaron una actitud de intransigencia ante los embajadores portugueses y la embajada de Don Juan II no resolvió ningún problema; pues, por otra parte, los monarcas hispanos habían concertado la paz con Carlos VIII, rey de Francia, y sin presión externa alguna no tenían apuro en negociar acerca de las nuevas tierras.
Los embajadores portugueses se encontraron, en efecto, consternados ante las Bulas Alejandrinas, por la primera de ellas se reconocía la soberanía hispana sobre las tierras descubiertas; por la segunda se alteraba el acuerdo establecido en Alcáçovas y por primera vez el paralelo imaginario era sustituido por un meridiano ubicado a cien leguas del Cabo Verde hacia Occidente. La partición pasaba entonces a ser vertical y dejaba de ser horizontal.
La embajada lusitana regresó a Portugal y Don Juan II aceptó el desafío sin manifestar sus intenciones.
Los Reyes Católicos se preocuparon ante el silencio del monarca portugués y acabaron por enviar a Lisboa "al Pronotario Don Pedro de Ayala, y Garcialopez de Carvajal, hermano del cardenal Don Bernaldino de Carvajal".
El cronista español Zurita informa al respecto que los embajadores Ayala y Carvajal comunicaron a D. Juan II que "el Rey y la Reyna tenían por cierto, que no pertenecía al Rey de Portugal en todo el mar Océano, salvo das islas de la Madera, y de las Acores; y de las Flores, y Caboverde y las otras islas de la Canaria para abaxo contra Guinea, com sus minas de oro, y tratos: porque esto solamente era lo que le sucedió al Rey de Portugal".
Según García de Resende, "el Rey depois de estar com elles, e os ouvir, disse que aquella embaixada del Rey e da Raynha seus primos nao tinha pes nem cabeca ...".
Obviamente esta embajada fue un fracaso, pero dio a los Reyes Católicos tiempo para aguardar el regreso de la segunda armada enviada por ellos al Occidente con más información acerca de las tierras descubiertas.
Don Juan II, por su parte, promovió investigaciones destinadas a defender los intereses de Portugal, mantuvo en Lisboa la armada que había hecho preparar, aceptó continuar las negociaciones y repasando en sus exigencias concedió gran importancia a la división de las aguas por la verticalidad y no por la horizontalidad.
Los embajadores portugueses designados para la prosecución de las negociaciones en Castilla partieron con el gran secreto de alargar lo más posible el espacio marítimo.
Consecuentemente, la lucha diplomática fue por extender o no la línea de demarcación a más de 100 leguas hacia Occidente. Los españoles se esforzaron por no perder nada de lo descubierto y los portugueses por ganar espacio.
OBJETIVO PRINCIPAL DEL TRATADO
El ámbito de expansión en Tordesillas era marítimo y occidental, pero lo esencial apuntaba hacia el futuro: el descubrimiento de nuevas tierras y el consiguiente progreso geográfico, científico y económico.
Las negociaciones que precedieron a la firma del Tratado de Tordesillas fueron un verdadero duelo de actividades secretas y sagacidad diplomática. Los Reyes Católicos pretendían que Portugal no interfiriese los descubrimientos colombinos; a su vez D. João II pretendía que España se alejara del camino a la India que bordeaba la costa africana. Sin embargo, el objetivo era común: traer a Europa, vía marítima, las riquezas orientales.
El Tratado tuvo como principal objetivo definir una línea divisoria del área del Atlántico, ubicada a 370 leguas al poniente de las islas de Cabo Verde.
Es muy importante considerar el problema referente al cómputo de las 370 leguas. En las Capitulaciones de Santa Fe se afirmó que los Reyes Católicos eran Señores del Océano, como si se tratara de una verdad absoluta nunca discutida y por todos aceptada. Pérez-Embid al comentar esa frase indica que para Portugal quedaban las aguas africanas contra Guinea y para Castilla el Océano.
El texto aludido, comentado por el historiador español García Gallo, afirma rotundamente: "...Vuestras Altezas, como sennores que son de las dichas mares océanas...".
Hasta entonces nunca se había adjudicado tal título a los Reyes, y tampoco había existido razón para ello.
Sea lo que fuere, los Reyes Católicos sintieron necesaria la inmediata demarcación.
Al reconocer a sus enviados especiales como productores competentes para tratar la demarcación afirman que la línea divisoria del Tratado debía ser obtenida:
"polos ventos e graoos de norte o do solo e per aquellas partes diujsoes e lugares do ceeo e do mar e da terra que a vos bem visto for"(20).
Prosiguiendo con las instrucciones se encuentra que la línea divisoria sería un meridiano: "linha directa de polo a polo"(21) y que el contaje de leguas debía resolverse con el conocimiento de las latitudes.
Esta línea dejaba una puerta abierta al desentendimiento por omitir el nombre de la isla del archipiélago Cabo Verde a partir de la cual se debían contar las leguas.
Otra dificultad con la que tropezaron los peritos fue la extensión atribuida a un grado de meridiano terrestre, pues esa cantidad interfería la localización del meridiano demarcatorio. Algunos cosmógrafos y pilotos usaban la cantidad de 18 leguas para computar cada grado; mientras otros se guiaban por las medidas de 16 2/3 leguas o 17 1/2 leguas.
Según Texeira da Mota (22) la medida de 17 1/2 leguas ya había sido aplicada por navegantes tales como Bartolome Dias y otros.
Del régimen de leguas dependía, pues, las solución del problema que significaba la fijación del meridiano de Tordesillas.
ESQUEMA DEL TRATADO
El contenido del Tratado de Tordesillas es esquemáticamente como sigue:
1. "Meridiano" delimitador de posiciones a370 leguas al oeste de las islas de Cabo Verde.
2. Medidas por "grados o por otra manera -dice el Tratado- como mejor y más presto se pueda dar".
3. Todo lo hallado hacia el este será de Castilla y lo del oeste será de Portugal, "para siempre jamás".
4. Desde la firma del Tratado, lo descubierto por cada reino en zona del otro será devuelto a quien corresponda.
5. Castilla no enviará ninguna escuadra a zona portuguesa.
6. Para señalar la línea, "in situ" se enviarían expertos en el término de diez meses.
7. Castilla tendrá derecho a pasar por zona portuguesa en dirección a la raya.
8. Hasta fines de junio de 1494 lo descubierto por Castilla, en un máximo de 120 leguas de la línea de Tordesillas, será suyo aunque esté dentro de zona perteneciente a Portugal.
En ningún momento el Tratado expresa que la línea demarcadora sea un meridiano como círculo máximo, tan solo se refiere a una línea recta que se extiende de polo a polo, es decir, a un semicírculo.
Los conocimientos de la época no admitían el concepto de antípodas; tampoco, ni siguiera tácitamente, la existencia del otro hemisferio. Sin embargo, transcurridos algunos años, lusitanos y castellanos argumentaron sus derechos sobre las Malucas, basándose en el Tratado de Tordesillas.
TEXTO DEL TRATADO
Los procuradores de los reyes de España y Portugal otorgaron y consintieron, que se haga y señala por el dicho mar océano una raya o línea derecha, de polo a polo, convienen a saber, del polo ártico al polo antártico, que es de Norte a Sur, la cual raya o línea se haya de dar [...] a trescientas y setenta leguas de las islas del Cabo Verde, hacia la parte del poniente, por grados o por otra manera como mejor y más presto se pueda dar, [...] y que todo lo que hasta aquí se haya hallado y descubierto, y de aquí adelante se hallare y descubriese por el dicho señor de Portugal, y por sus navíos, así islas, como tierra firme, desde dicha raya [...] yendo por la dicha parte del Levante [...] que esto sea, y finque, y pertenezca al dicho señor Rey de Portugal y sus sucesores, para siempre jamás, y que todo lo otro, así islas como tierra firme halladas y por hallar, descubiertas y por descubrir, que son o fueren halladas por los dichos señores rey y reina de Castilla y de Aragón, y por sus navíos desde la dicha raya dada en la forma susodicha, yendo por la dicha parte del Poniente […] que todo sea y finque, y pertenezca a los dichos señores rey y reina de Castilla, de León, etc., y a sus sucesores para siempre jamás. [...]
TORDESILLAS Y EL REINO DE FEZ
Tras la conquista de Granada (1492) los Reyes Católicos concentraron su atención en el África atlántica con la intención de dominar todo el Reino de Fez, atenazándolo desde las Canarias hasta Argel y empujando a los piratas moros que desde esas costas asolaban la costa sur de Andalucía, reclamaban las ciudades de Melilla y Cazaza.
Don Juan II de Portugal se negó rotundamente a ceder nada del Reino de Fez a España.
Don Luis Mármol y Carvajal habla de los cuatro reinos que formaban la Berbería: 1. Marruecos, 2. Fez, 3. Telemsín, 4. Túnez.
Al referirse al Reino de Fez, dice: "La segunda y más oriental parte de la Mauritania Tingitania, es el rey de Fez que los modernos llaman el Garbe, el cual divide a Poniente al río Vmarabea del Reyno de Marruecos, en aquellas partes que confina con las provincias de Duquela, y Tedia. A levante llega hasta el río de Meluia, que también parte el reyno de Tremecen de el de Fez, y por consiguiente la Mauritania Tingitania de la Mauritania Casariense, A Tramontana tiene el Mar Erculeo y el Iberio, desde la boca del río Vmarabea, donde está la ciudad de Azamor, hasta la del río Meluia, y la ciudad de Caçaça. Y al Mediodiia confina en las cumbres de las sierras del Mayor Athalante, y en algunas partes las comprehnde todas, y passa a la Provincia de Numidia, o Getulia. Las sierras de este reyno de Fez que caen a la marina son las que los antiguos llamaron la Empelusia, porque auía infinitas viñas por todas ellas, especialmente en la sierra Abila, o Alcudia, que los escriptores dizen ser una de las columnas de Hércules. Tiene este reyno siete Provincias, de las quales, començando a la parte de Poniente por el orden que llevamos, la primera es la de Temecena..."(23).
Portugal había obtenido por bula pontifica la cristianización y conquista del Reino de Fez. Por su parte los monarcas hispanos esgrimiendo su condición de herederos de la monarquía gótica afirmaban que les pertenecía la provincia que había sido Mauritania Tangitana o España Transfretana. Y en tal carácter también hacían valer sus derechos sobre las Islas Canarias o Islas Afortunadas.
Estas pugnas seculares en torno al continente africano al norte del Sahara, tanto en su costa mediterránea como en la atlántica en torno al Reino de Fez y a las islas Canarias, originadas en planteamientos técnicos, iban adquiriendo fuerza con el avance de la reconquista de Granada (1481-1492) y la total liberación de la Península Ibérica.
Consecuentemente, el Tratado de Tordesillas no hubiera logrado poner fin a esas pugnas si los negociadores portugueses y castellanos no hubieran capitulado también acerca del reparto de África.
El 7 de junio de 1494 se firmó en Tordesillas la capitulación entre los Reyes Católicos y el Rey de Portugal sobre el derecho de ambas coronas a la navegación, comercio, pesquería y establecimientos de la costa africana.
El límite entre los reinos de Fez y de Tremecen quedó fijado en Cazaza.
Fijados así, por el Tratado de Tordesillas, los límites entre Portugal y España, en territorio africano, los Reyes Católicos gestionaron ante el papa Alejandro VI la Bula que les garantiza la conquista de lo que les correspondía. La Bula "Ineffabilis" del 13 de febrero de 1495 dio satisfacción a los monarcas hispanos, no así a Portugal, que no perdió su ilusión de conquistar el Reino de Fez.
TORDESILLAS Y LA ESPECIERÍA
En la época de los grandes descubrimientos geográficos, Portugal y España se afanaron en apoderarse de la Especiería, centro productor de las especias y de maderas, piedras y metales preciosos, ubicado en algún lugar del ignoto Extremo Oriente.
Ni castellanos ni portugueses sabían la ubicación real de esa anhelada meta que cosmógrafos, cartógrafos, navegantes y pensadores se esforzaban por encontrar, creando nuevas rutas y técnicas de navegación. Su descubrimiento fue consecuencia de grandes esfuerzos científicos. "Uma da mais importantes dessas questoes foi a de saber se as Molucas estavam no hemisferio español ou no portugués, cujo estudo e análise prova o alto grau de desenvolvimiento e de superioridade a que tinha chegado a ciencia náutica dos portugueses"(24).
La rivalidad hispano-lusitana en pos de la Especiería se tornó fecunda al convertirse en la base del progreso de las ciencias humanas y naturales y de un sinfín de consecuencias.
Los portugueses habían conseguido dar vuelta al África y siguiendo la dirección de los monzones llegaron a Calicut, Malaca y las Molucas, encontrándose según la cartografía catalana con las "7.548 islas donde se producen las especias", dando lugar al lapso de mayor rivalidad hispano-lusitana.
Malaca, situada en el occidente del Indico, era lugar de importantes ferias en las que se comerciaba el clavo de Maluco, nuez moscada de Banda, sándalo de Timor, alcanfor de Borneo, oro y plata de Líquio... especias aromáticas de China, Java y Siam y otros productos de aquella zona(25).
La Especiería o Molucas, como se denominó en el glosario toponímico portugués ultramarino, fue la que obligó a hispanos y portugueses a proyectar la línea de Tordesillas del océano Atlántico el océano Pacífico.
Portugal, sacando ventaja de ese descubrimiento, procuró aceptar la línea de Tordesillas tal como era, una línea solo para el océano Atlántico, quedando, conforme a esta pauta, libre para navegar por el océano Indico.
El papa León X con el ánimo favorable hacia Portugal le concedió la Bula "Praecelsae Devotionis", que reconocía los descubrimientos y conquistas portugueses en el índico y les concedía la bendición papal.
La imprecisión de la línea de Tordesillas en el Atlántico dificultó el trazado de la continuación de la "raya" o "antimeridiano" en el otro hemisferio, y consecuentemente, surgió otra vez el problema de no saber a partir desde cuál de las islas del archipiélago de Cabo Verde se debía iniciar el cómputo de las 370 leguas. "Los portugueses como no les conviene ceder ni un ápice, no admiten ninguna de las razones aducidas por los nuestros, quienes pretenden que la demarcación de las trescientas setenta leguas debe comenzar desde la última isla de las Gorgonas por el Occidente, o sea la de San Antonio, alegando que dista 9 grados y medio de longitud del conocido meridiano de las Afortunadas, sus contradictores se obstinan en calcularla a partir de la primera isla llamada de la Sal, que ocupa la distancia de cinco grados de longitud"(26).
Finalmente, portugueses y españoles se encontraron en las islas Molucas, a las que los españoles arribaron, cruzando de este a oeste, el Pacífico y los portugueses navegando desde la India.
Los portugueses se empeñaron en hacer valer el derecho de haber sido los primeros en arribar a esa región, pero el Tratado de Tordesillas impuso la necesidad de ubicar la línea del "antimeridiano". Para el efecto el principal problema continuaba siendo la determinación de la longitud.
Existe abundante bibliografía acerca de este tema, sobre todo cuando se alude al valor del grado. Al respecto, Pedro Mártir de Anglería cuenta: "...por más que no se me alcance el fundamento de este cálculo... los antiguos filósofos daban al grado 60 millas italianas de a 1000 pasos cada una. Estos navegantes dicen que la legua contiene cuatro de esas millas cuando es marina y tres cuando es terrestre. Si medimos las leguas al estilo de las nautas españoles, cada grado comprenderá 15; éstos, empero, contra la general opinión, aseguran que contiene 17 1/2 leguas. Allá se las compongan, pues yo no los entiendo"(27).
Carlos V, cansado de tan larga cuestión, cedió a Portugal las Molucas a cambio de 350.000 ducados de oro y dispuso el trazado de una línea por el océano Pacífico, al nordeste de las citadas islas y a 19°, equivalentes a 17° de la equinoccial, acuerdos estos resueltos en los Convenios de Zaragoza (1529)(28).
TORDESILLAS Y LA REGIÓN DEL RÍO DE LA PLATA
PENETRACIÓN PORTUGUESA EN TERRITORIOS ESPAÑOLES
Durante la década comprendida entre 1530 y 1540 surgió una nueva tensión hispano-portuguesa al intentar ambas coronas imponer sus derechos de dominio en la zona del Río de la Plata.
Portugal argumentaba la prelación del descubrimiento antes que el teórico meridiano del Tratado de Tordesillas, y establecidos los portugueses en el Brasil, accedían a los territorios descubiertos por españoles, a través de tres rutas: por el río Marañón hacia el norte; hacia el Poniente en pos de El Dorado y al sur por el Río de la Plata.
España, enterada de las infiltraciones portuguesas dispuestas a penetrar en el territorio por ella descubierto rebasando la línea de demarcación fijada en el Tratado de Tordesillas, promovió la ocupación de la región del Plata, a pesar de que se hallaba por esos años sin pilotos expertos y con escasez de naves.
La corona hispana procuraba respetar el Tratado de Tordesillas ordenando a sus capitanes de flota que al dirigirse al sur no tocaran en los límites de Portugal, y acatando órdenes del Real Consejo de Indias dispuso el envío de expediciones a las tierras ya descubiertas por Solís, García y Caboto a fin de reafirmar su dominio.
Ante las repetidas noticias de avances de armadas lusas hacia el Río de Solís, España reclamó por intermedio de su embajador en Portugal, Hurtado de Mendoza, ante notario y en nombre del emperador, cuanto sigue:
1) Todos saben que el Río de la Plata fue descubierto por Juan de Solís, Diego García y Sebastián Caboto, y que los dos últimos estuvieron más de tres años, anduvieron hasta los ríos Paraná y Paraguay, y Tierra Adentro, donde levantaron una fortaleza. Todo en nombre de Castilla.
2) Ahora, sabe que Portugal ha enviado a Martín Alfonso de Sosa tan armada al Brasil "y para que entre en el dicho Río de Solís y de la Plata (sic) de que su majestad y la corona de Castilla están en posesión pacífica, passando contra lo assentado entre los Reynos de Castilla y Portugal".
3) El embajador pide y requiere no envíe esa armada a las tierras arriba citadas ni ninguna otra, que si algún capitán portugués hubiese entrado mande urgente que salga de aquella región(29).
Esta amonestación por parte de España tuvo muy escasa repercusión en Portugal. La respuesta llegó a través de Álvaro Méndez de Vasconcelos, embajador luso en la corte, reiterando la prelación de Portugal en el descubrimiento.
Ante tal situación crítica, España llegó a obsesionarse con la necesidad de poblar la zona rioplatense para detener las infiltraciones portuguesas que progresivamente habían sustituido el primitivo nombre de Río de Solís, que usaban los españoles, por el de Río de la Plata.
Por su parte, el Real Consejo de Indias, reiterando la orden de doblamiento de los dominios españoles y la necesidad de fijar los límites señalados en el Tratado de Tordesillas, decía: "el verdadero remedio desto está en que vaya armada de V. Md., a poblar aquella tierra"(30).
CAPITULACIONES HISPANAS Y POBLAMIENTO DE LA REGIÓN RIOPLATENSE
La España del siglo XV ocupó en América casi exclusivamente la costa del Pacífico, dejando paradójicamente al descuido la ribera atlántica.
La acción conquistadora centrada en la costa occidental estuvo motivada primeramente por la búsqueda del camino hacia la Especiería, y después por el descubrimiento del Perú, hecho éste que provocó la casi total vacuidad de la zona atlántica que así se convirtió en atractivo de las potencias rivales.
La disputa luso-hispana por la ubicación de sus fronteras parecía nunca acabar y en la región del Río de la Plata los portugueses intentaban avanzar ilimitadamente y los españoles procuraban detener esta expansión ocupando el territorio central y meridional del Continente, hecho éste consignado por historiadores portugueses (31).
La empresa de conquista y poblamiento de las lejanas tierras americanas fue confiada por la corona hispana a particulares con quienes firmaba Capitulaciones, en las cuales se estipulaban los derechos y las obligaciones de ambas partes. El Rey otorgaba el permiso para conquistar y poblar un determinado territorio. El particular financiaba la empresa y recibía el título de Adelantado, título éste originario de la época de la reconquista española que adelantaba tierras para la cristiandad en los territorios fronterizos, y concedía múltiples privilegios.
CAPITULACIÓN FIRMADA POR EL REY CARLOS V y DON PEDRO DE MENDOZA
El 21 de mayo de 1534 el Rey Carlos V firmó con Don Pedro de Mendoza capitulación para conquistar y poblar la región del Río de la Plata. A continuación se presenta el resumen de la citada capitulación, según texto de Vicente Fidel López, sin la grafía de la época, en su "Manual de Historia Argentina":
l. Abrir pasos y caminos hasta el Perú en los límites y descubrimientos de Pizarro y Almagro a fin de llegar por el Oriente hasta dar vista al mar occidental, con doscientas leguas corridas por las costas al Sur;
2. Llevar cría de caballos y ganados y ocho frailes de la Orden de San Francisco;
3. Considerar a los naturales como vasallos de la corona, iguales en todo a los españoles;
4. Llevar uno o más médicos, cirujanos y boticarios, con todo lo que necesitasen sus oficios;
5. Costearlo todo de su peculio y haber, sin imponer erogación alguna a la Corona- "pues para eso se le nombraba Adelantado"- es decir, Señor de las tierras y riquezas que conquistase en el amplísimo territorio de su gobernación -de los cuales se le hacía Donación Perpetua a él, a sus descendientes, sucesores y delegados que nombrase en caso que después de tres años quisiera retirarse a vivir en la Corte;
6. Que por lo menos fundase tres poblaciones y tres ayuntamientos desde las bocas del Río de la Plata hasta donde se encontrara el límite de su concesión, con nueve Regidores en cada uno, conservando él en toda la categoría y la preeminencia de Primer Alcalde como Cabeza Civil, unida a la de capitanía general como Jefe Militar Superior.
7. Que de todos los tesoros que se ganasen, ya fuesen metales, piedras preciosas u otros objetos y joyas, se separase y se remitiese un Quinto para la Corona, un sexto para la Cámara Real y lo demás para el Adelantado y sus gastos.
8. Que en caso de conquistar algún imperio opulento la mitad de lo que fuese del Príncipe vencido se vaciase en las cajas reales y la otra mitad se repartiese entre los vencedores".
Don Pedro de Mendoza tardó dos años en partir con catorce navíos y alrededor de mil quinientos hombres.
El mayor obstáculo para la partida de la expedición fue la falta de pilotos expertos, a tal punto que el Adelantado recabó una Cédula Real que le autorizaba a llevar pilotos extranjeros, incluso portugueses, a falta de pilotos castellanos.
La principal consigna de esta armada era poblar; con ella arribaron al Río de la Plata las primeras mujeres europeas, también los primeros caballos. Pero nada fue fácil como se imaginara la metrópoli, son conocidas las vicisitudes de los expedicionarios y el fracaso de la fundación de Buenos Aires. Don Pedro de Mendoza afectado por una grave enfermedad decidió regresar a España. Antes de partir nombró a Juan de Ayolas como gobernador delegado.
AYOLAS E IRALA TRAS LAS "SIERRAS DE LA PLATA"
Don Pedro de Mendoza había comisionado al capitán Juan de Ayolas para que buscara las "sierras de la plata", remontando el Paraná.
El capitán español navegó aguas arriba hasta recalar en un sitio que denominó Candelaria y desde allí se internó por tierra hacia el oeste dejando a Domingo Martínez de Irala al mando de un contingente para que aguardara su regreso.
Ayolas fue el primer español que atravesó el Chaco en esa dirección, impulsado por la leyenda relacionada con el Potosí alto peruano. Su viaje debe haber sido muy infortunado, pues jamás se volvió a saber de él y es probable que haya muerto en poder de indígenas hostiles.
Por otra parte, el Adelantado Mendoza antes de regresar a España encomendó al capitán Juan de Salazar y Espinosa que secundara en su misión a Ayolas.
Salazar al encontrarse con Irala en Candelaria emprendió una infructuosa búsqueda de Ayolas. Posteriormente y hacia el sur fundó un fuerte al que llamó Asunción, el 15 de agosto de 1537.
Tiempo después, por aplicación de la Real Cédula de 1537 y por designación popular, Irala fue electo Teniente Gobernador con asiento en Asunción. Entre sus primeras obras de gobierno cabe mencionar el despoblamiento y la destrucción de Buenos Aires (1541). Juan Antonio Bustinza, historiador argentino, al referirse a este hecho, señala: "En un lugar bien visible, Irala dejó una calabaza con una carta en la que se indicaba a posibles expedicionarios que llegasen a ese puerto el itinerario que debían seguir para dirigirse a la ciudad de Asunción"(32).
Irala también dispuso la reanudación de la búsqueda de las "sierras de la plata"; esta empresa seguía siendo fascinante para los conquistadores e Irala en persona la dirigió. Cuando con sus soldados llegó a las primeras estribaciones de los Andes peruanos encontró instalados en la región a los españoles de la expedición de Pizarro.
Así se desvaneció el sueño motivador de la conquista rioplatense y la zona asuncena quedó aislada y reducida a la explotación agrícola a cargo de los encomenderos.
Años después, Juan de Garay, al frente de los "mancebos de la tierra" que lo acompañaron desde Asunción, fundó el 11 de junio de 1580 la ciudad de Trinidad y Puerto de Santa María de los Buenos Aires con el propósito de "que abriésemos puertas a la tierra y no estuviésemos encerrados", tal como expresara Garay en una carta dirigida al rey de España.
Con la refundación de Buenos Aires se creó una nueva situación geopolítica destinada a contener la expansión portuguesa en el Plata.
TORDESILLAS Y LA COLONIA SACRAMENTO
El territorio fronterizo luso-hispano en América se encontraba entre dos extremos: el Brasil litoral y el Virreinato del Perú. Entre ambos existían enormes espacios con pobres recursos, escasa y peligrosa colonización, con comunicación casi nula. Esos espacios medios fueron durante los siglos XVI y XVII nada más que una provincia gris dentro del engranaje político-económico del Consejo de Indias.
Ubicar en esa zona la Línea de Tordesillas era prácticamente imposible, la frontera y la Línea de Demarcación no coincidían nunca. Esta era la división oficial establecida en Tordesillas, en tanto que la frontera natural era un territorio sin dueño, un área en vía de colonización, una separación tácita siempre movible.
La Línea de Tordesillas no era un hito físico visible, sino una solución astronómica destinada a demarcar la ocupación a ambos lados de ella.
Portugal, retomando su antigua doctrina de "frontera natural" y el "uti posidetis" que transgredían el Tratado de Tordesillas, fundó en enero de 1680 en la Banda Oriental o norte del Río de la Plata un puesto cabecera de carácter militar y comercial.
El monarca D. Pedro II aprovechó seguramente la doble debilidad de su eterna rival, España; la de su monarca enfermizo y poco capaz, D. Carlos II, llamado "El Hechizado", y la de la pobre y desguarnecida Buenos Aires, vuelta a restablecer hacía poco, para llevar adelante su osado plan poblacional. D. Pedro ordenó levantar la colonia Sacramento en tierras de la capitanía de San Vicente, tierras todas según él del Brasil y por consiguiente de Portugal, por haber sido los portugueses los descubridores y primeros dueños. En realidad, lo cierto es que Brasil nació mediante el Tratado que se firmó en una modesta villa castellana a orillas del Duero: Tordesillas. La fundación de la colonia fue encomendada por D. Pedro al hidalgo de su Casa Real D. Manuel Lobo, descendiente por rama materna de los Lobos, Alcáçovas y Meneses, y por lado paterno del Gran Maestre de Malta.
Manuel Lobo se desempeñaba hasta entonces como gobernador de Río de Janeiro y desde allí viajó para establecer la famosa y polémica colonia, que por especial devoción denominó "Sacramento".
España reclamó a Portugal por esta intromisión en su territorio y exigió el abandono de la colonia. Al no recibir respuesta autorizó al gobernador de Buenos Aires, D. José Gorro, a expulsar y asolar el establecimiento.
El gobernador interino de Buenos Aires logró reunir una aguerrida milicia de caballería que puso bajo las órdenes del caudillo Antonio de Vera Mujica, buen conocedor de la Banda Oriental; también integraban la milicia tres mil indios de las Misiones Jesuíticas del Paraguay, Guayrá, Paraná y Alto Uruguay.
El 7 de agosto de 1680, apenas a seis meses de su fundación, la colonia fue tomada por asalto y su guarnición y población masacradas por los guaraníes cristianizados que odiaban a los portugueses a causa de las "bandeiras". El gobernador Lobo fue tomado prisionero y murió de pesar en el Perú.
Así terminó y también renació paradójicamente la última expresión de la antigua rivalidad luso-hispana, consecuencia lejana del impreciso Tratado de Tordesillas.
Portugal exigió reparaciones que se le concedieron en el Tratado llamado Provisional firmado el 7 de mayo de 1681 pero la posesión de la Colonia quedó supeditada a la fijación de la línea de Tordesillas.
En 1683, bajo el gobierno de Pedro I, emperador del Brasil, los portugueses volvieron a establecerse en la Colonia, convirtiéndola en una rica factoría.
Durante la Guerra de Sucesión española, Portugal se alineó contra España, razón que impulsó a Felipe V, primer rey Borbón, a ordenar el desalojo de los portugueses que desde la COLONIA hostigaban a los españoles. Baltasar García Ross al frente de un abigarrado contingente logró retomar el fuerte en 1705.
Al finalizar la Guerra de Sucesión, Portugal y España firmaron la paz en el Tratado de Utrecht (1715), por el cual la Corona Hispana renunciaba a la Colonia en favor de Portugal.
Entusiasmados ante este hecho los portugueses intentaron establecerse en la bahía de Montevideo; entonces Felipe V ordenó al gobernador de Buenos Aires, Bruno Mauricio de Zavala, que desalojara a los invasores y fundara la ciudad de Montevideo (1726).
El 13 de enero de 1750 Portugal y España firmaron el Tratado de Madrid, conocido también con el nombre de Tratado de Permuta, por el cual Portugal devolvía la Colonia a España a cambio de los territorios de Matto Grosso y siete pueblos jesuíticos con más de 30.000 indios, derogándose la línea de Tordesillas.
En la realidad el Tratado de Permuta permutó tierras españolas por otras tierras también españolas y originó la Guerra Guaranítica (1753-1756).
En febrero de 1761 ambas coronas derogaron el Tratado de Permuta y la Colonia permaneció en poder de Portugal.
El gobernador de Buenos Aires, Pedro de Cevallos, en octubre de 1762 sitió y ocupó la Colonia que por el Tratado de París, febrero, 1763, fue nuevamente cedida a Portugal y puso fin a la "guerra de siete años".
Ante la indisimulada pretensión portuguesa de expandir sus dominios, el monarca español Carlos III dispuso la fundación del Virreinato del Río de la Plata y nombró Virrey a Pedro de Cevallos. Éste, al frente de una poderosa expedición, ocupó y destruyó la Colonia (1776).
El 1 de octubre de 1777, España y Portugal firmaron el Tratado de San Idelfonso según el cual España se quedaba con la Colonia y las misiones jesuíticas ubicadas en la margen izquierda del río Uruguay. Sin embargo, la diplomacia lusitana con su característica habilidad consiguió que se le entregaran los territorios que el Tratado de Permuta le había asignado.
CONSIDERACIONES RELACIONADAS CON LA LÍNEA DE TORDESILLAS
El Tratado de Tordesillas, con sus intrincadas negociaciones diplomáticas y sus mediatas e inmediatas repercusiones, representa, más que un trazado de una línea de partición, el trazado de una frontera geográfica histórica, tal como la entienden en la actualidad la escuela de la universidad de Londres y la de Roger Dión(33).
Según Vallaux a la frontera primeramente se la vio como zona y, con la evolución del Estado moderno, se convirtió en línea. En los documentos del siglo XV y comienzos del XVI se la cita como raya o línea de demarcación, "línea que señala sus límites al ámbito del señorío estatal en el espacio". Zona o línea, "la frontera es un hecho humano establecido por los hombres y para los hombres, incluso cuando parece apoyarse en factores naturales"(34).
Según el geógrafo francés Vallaux escasean las fronteras verdaderamente naturales y la frontera es la "trascripción concreta sobre el mapa, de las oposiciones que se agrupan sobre las grandes zonas de contrastes y de diversidades, así como los contactos y de las interpretaciones que producen los movimientos políticos acelerados"(35). Consecuentemente, la frontera es esencialmente un hecho humano, y es aquí donde se destaca Tordesillas como antecedente del concepto lineal, pues es la primera frontera lineal, la primera frontera astronómica, de colonización y de países nuevos.
Al respecto Vicens Vives afirma que la frontera es una "periferia de tensión cultural, tensión casi siempre creadora y no necesariamente bélica y agresiva"(36). Tordesillas es también resultado de una tensión creadora: la de los mundos luso-hispano en la navegación y exploración atlánticas.
Tordesillas es un reparto del mundo; primero de las tierras ocupadas por los musulmanes (tratados de la Reconquista), después de zona de influencia en función de la tarea evangelizadora que se apoya en bulas pontificias. "... los descubrimientos portugueses por la costa de África se adelantaron casi en un siglo a los viajes de Colón, y en tan largo espacio de tiempo se fue acumulando en la curia papal mucha experiencia y jurisprudencia, de la que de modo natural brotaron como espontáneamente, las bulas alejandrinas de América (37).
La primera bula portuguesa de Juan XXII (Avignon, 7 de mayo de 1322) no menciona límites, tampoco numerosas bulas del siglo XIV y algunas del siglo XV. Esta no mención tal vez obedecía a la intención de no comprometerse dada la carencia de conocimientos geográficos precisos.
En la bula "Rex Regun", otorgada a Juan I por el papa Martín V (Constanza, 4 de abril, 1418), se concedía a Portugal el dominio de sus descubrimientos en África, sin mencionar a Castilla.
En 1435, en una bula de Eugenio IV, se concedieron a Portugal las Canarias aún no conquistadas. Por supuesto que se dieron reclamos castellanos al Papa. La respuesta fue la bula "Dudum cum ad nos" (31, julio, 1436), en la que se expresaba el no perjuicio de los derechos de España.
En la bula "Rex Regum" de Eugenio IV (5, enero, 1443) se concedía a Alfonso V todo lo que Portugal conquistara en África, sin afectar posesiones castellanas.
Dentro de la imprecisión geográfica característica del siglo las bulas de Nicolás V: "Dum Diversas", dirigida a Alfonso V (18, junio, 1452), se autoriza la expansión portuguesa por el África, y en la importantísima "Romanus Pontifex" (8, enero, 1455), por primera vez, hay una clara delimitación del espacio asignado a un reino cristiano: Portugal en esta ocasión. Sin embargo, las pretensiones castellanas hacia el norte quedaban respetadas.
En la bula "Inter Caetera", de Calixto III, por primera vez surge la idea de demarcación y arranca lo que se hará en el Tratado de Tordesillas: España defiende su derecho a Canarias y Portugal busca la exclusión de los castellanos del ámbito atlántico. Castilla compite a ultranza por el dominio de la costa de enfrente y la ruta de Guinea, sin embargo los lusitanos con su habilidad diplomática logran una serie de bulas en las que solo de paso se reconocen los derechos castellanos.
En todas las bulas hasta la fecha se habla de ámbitos pero no de líneas; no se demarca con precisión y persiste la idea medieval de frontera como zona; se habla todavía de zonas por descubrir. De ahí la novedad de Alejandro VI al hablar de partición en la "Inter caetera" y el Tratado de Tordesillas, señalando como límite un meridiano. La dificultad técnica de su trazado preciso será el problema posterior.
La imprecisión en el trazado del meridiano se debió a la ignoración geográfica de los espacios a descubrir y a que la frontera es trazada por la presión de núcleos geohistóricos que no existían sino como espacios de expansión.
El P. Mateos escribió: "Los tratados no versan sobre cosas o situaciones inexistentes, sino sobre necesidades reales o concretas".
En nuestro estudio la evolución de la idea de demarcación arranca de la "Inter Caetera", de Calixto III, en 1456, y conduce al tratado del meridiano de Tordesillas en 1494, Tratado de Alcáçovas de por medio. La necesidad concreta estaba en la rivalidad luso-castellana por la navegación atlántica.
En el Tratado de Alcáçovas "los Reyes D. Fernando y Doña Isabel abandonaron a Alfonso V el dominio del Atlántico, con la excepción del ámbito de las Canarias..."(38). Este Tratado dividió imaginariamente el Atlántico en dos partes por medio de un paralelo que asignaba a España el archipiélago de las Canarias y toda la zona hacia el Norte, y desde las citadas islas hacia el Sur a Portugal. Lo que en este Tratado procuraron los portugueses fue convertir el mar de la costa de Guinea en un Mare Clausum para su uso exclusivo, por esto Álcáçovas supuso para Portugal el control de la ruta de Guinea y aún más allá. Por su parte el Tratado de Toledo dejó a Castilla la posesión de las Canarias condicionada a su renuncia sobre la costa de África desde Marruecos hasta Guinea.
El origen de la idea de la "raya" se encuentra en la segunda bula "Inter Caetera", de Alejandro VI, datada el 4 de mayo de 1493, en ella aparece la primera mención de un meridiano para delimitar. También Fernando V se refiere a esta línea en la confirmación a Colón de los títulos de Almirante, Virrey y Gobernador: "... el dicho oficio de nuestro Almirante del dicho mar Océano, que es nuestro, que comienza por una raya o línea que Nos habemos fecho marcar que pasa desde las islas de las Azores a las islas de Cabo Verde, de Septentrión en Austro, de Polo a Polo; por manera que todo lo que es allende de la dicha línea al Occidente, es nuestro e nos pertenece... "(39).
¿De qué se trata la Raya Real? ¿Es un meridiano o una línea quebrada? La expresión de "polo a polo" parece indicar que se trata de un meridiano. No obstante la afirmación: "...la raya o línea que Nos habemos fecho marcar que pasa desde las islas de las Azores a las islas de Cabo Verde...", hace concebir la idea de una línea quebrada del Polo Norte a las Azores, de éstas a Cabo Verde y desde ahí al Polo Sur.
Línea o meridiano se trata de una frontera astronómica. La línea de la bula "Inter Caetera", "...línea del Polo Ártico, que es la Septentrión, al Polo Antártico que es el Mediodía...", es la definición clásica de meridiano. En la misma bula se lee más abajo: "la cual línea diste de cada una de las islas que vulgarmente dicen de las Azores y Cabo Verde cien leguas hacia el Occidente y Mediodía...", puede interpretarse como prueba de que entonces se imaginaba a ambos archipiélagos ubicados en el mismo meridiano.
Casi simultáneamente con la idea de la "raya real" surgió la idea del paralelo de Canarias, con una interpretación libre del Tratado de Alcáçovas que no lo menciona.
El rey Fernando manifestó sus sospechas acerca de ese paralelo en una interesante carta dirigida a Colón con fecha 5 de septiembre de 1493: "Y porque después de la venida de los portugueses en la plática que con ellos se ha habido, algunos quieren decir que lo que está en medio desde la punta que los portugueses llamam de Buena Esperanza, que está en la rota que agora ellos llevan por la Mina de Oro e Guinea fasta la raya que vos dijistes que devía venir en la bula del Papa, piensan que podrá haber islas y aún tierra firme, que según en la parte del sol que está se cree que serán muy provechosas y más ricas que las otras: y porque sabemos que desto sabéis vos más que otro alguno, os rogamos que luego nos enviéis vuestro parecer en ello, porque si conviniere, y os pareciese que aquello es tal negocio cual acá piensan que será, se enmiende la bula; por eso por servicio nuestro que luego nos lo escribáis".
De la transcripción precedente se deduce que la línea de demarcación papal tenía su autor en Colón, lo cual significa que el pretendido meridiano era resultado de la presión de Castilla.
En las negociaciones de Tordesillas las cien leguas al oeste de las islas de Cabo Verde se transformaron en 370. Su trazado, según es sabido, se confió al cosmógrafo catalán Jaime Ferrer.
Tordesillas es la primera frontera astronómica que se ha esbozado en la historia; se trata de un meridiano encargado, juntamente con su respectivo antimeridiano, de la partición del mundo en dos hemisferios. "Ninguna otra frontera astronómica de la historia ha sido tan puramente astronómica como lo fue Tordesillas".
CONCLUSIONES
1. El reparto del mundo que se firmó en Tordesillas dio lugar a que españoles y portugueses siguieran siendo vecinos en África, Asia y América. La frontera compartida en Europa se transportó, con mayor o menor intensidad, a los otros continentes, y fue la única frontera delimitada entre zonas desconocidas.
2. El desconocimiento geográfico de los espacios supuestamente separados por la Línea de Demarcación produjo una frontera movediza en perpetuo vaivén, cambiante y dinámica (Cortesao, 1950-1963).
3. El dinamismo de la frontera estuvo dado por las actitudes políticas y las actividades administrativas y sociales desarrolladas por españoles y portugueses en sus respectivos espacios, al Este y al Oeste de dicha frontera.
4. La Línea de Demarcación fue la divisoria oficial definida en Tordesillas.
La frontera fue la separación tácita en un territorio extraño, donde todo era permitido para subsistir (esclavitud, contrabando, invasión, etc.).
Frontera y Línea de Demarcación no coincidieron nunca, pues esta última no fue tangible sino una solución astronómica.
Pero a ambos lados de la Línea se produjeron contactos hispano-portugueses pacíficos y violentos que afectaron la vida de los centros urbanos, sobre todo en el sur del Brasil, entre São Paulo y Asunción y sus respectivas áreas de influencia, tanto en el ámbito ideológico y político como socio-económico.
5. La línea de demarcación de las bulas papales procuró ordenar el mundo según las regularidades de las estrellas, de polo a polo, para encauzar seculares intereses políticos y económicos que condujeron al Tratado de Tordesillas, pero de hecho su concreción se reveló impracticable.
6. El papa Alejandro VI con las Bulas Alejandrinas, así llamadas porque él las dictó, sentó las bases para que posteriormente España y Portugal firmaran el Tratado de Tordesillas, y efectuó un auténtico acto político cuyas consecuencias han sido de trascendental importancia histórica para los pueblos afectados por esa decisión.
7. Las líneas de longitud que no pudieron ser medidas con exactitud hasta la invención del reloj náutico, dieron lugar al juego del poder y a argumentos políticos inacabables. Al respecto se hizo famosa la frase de Garrett Mattingly: "¿Ninguna paz más allá de qué línea?"(40).
8. El Tratado de Tordesillas significó la independencia, por parte de Portugal y España, de la autoridad pontificia, al reservarse ambas coronas la negociación y ratificación del contenido de sus cláusulas. Hecho éste que según ciertoshistoriadores hizo exclamar airadamente al rey Francisco I de Francia: "¿Dónde está el testamento de Adán que dispuso este reparto del mundo?". Cierta o falsa, la frase aludida revelaba la hostilidad de Francia y otros países europeos ante el monopolio de la expansión ultramarina de españoles y portugueses.
9. La demarcación de la línea de Tordesillas condujo a situaciones violentas y peligrosas que se convirtieron en semillero de conflictos, tanto con las "bandeiras" como con la colonia del Sacramento. Por esto se llegó a plantear la necesidad de dejar de lado el Tratado. Causa de esa inviabilidad fueron, entre otras, las cartas náuticas falsificadas tanto por españoles como por portugueses.
10. Tal vez hoy en día pueda el Tratado de Tordesillas ser usado con acierto, pues nuestra referencia a los planetas y estrellas es precisa, a tal punto que los astronautas han viajado ida y vuelta a la Luna. El globo terráqueo es un todo aunque sus mitades hayan costado ser unidas por el famoso Tratado al que dedicamos nuestro estudio.
NOTAS
(18)GARCÍA DE RESENDE. "Vida e Feytos", cit. pág. 242.
(19)Historia del Rey Don Hernando el Católico, vol. I, Sargoca, 1580, pág. 30.
(20)Conf. FERNÁNDEZ DE NAVARRETE, Martín. "Colección de los viajes que hicieron por mar los españoles desde el fin del S. XV", t. II, Madrid, págs. 133/55.
(21)JUAN, Jorge y DE ULLOA, Antonio. "Disertación histórica y geográfica sobre el meridiano de demarcación (de 1759)", reed. facsimilisada do Instituto Histórico de Marina, 51 e segs. Madrid, 1972.
(22)DA MOTA, A. Texeira. "Bartolomeu Dias e o valor do grau terrestre", Lisboa, 1960.
(23) MÁRMOL Y CARVAJAL, Luis. "Descripción de África", folio 74, libre IV. Granada, 1573.
(24)CORTESAO, Armando. "Cartografía y cartógrafos portugueses dos seculos XV y XVI". Edit. Seara Nova, Lisboa, 1935. Pág. 70.
(25)DE BARROS, Juan. "Asia. Agencia general das Colonias". Lisboa, 1946,4 vol. Ver Décadas, vol. 1, lib. 8º, cap. 1°, Dec. 1, pág. 301 y ss.
(26)MÁRTIR DE ANGLEIRA, Pedro. "Décadas del Nuevo Mundo". Edit. Porrúa. México, 1965, 2. vol.; Burgos 14 de julio de 1524.
(27)MÁRTIR DE ANGLEIRA, Pedro. "Décadas del Nuevo Mundo". Edit. Porrúa, México, 1965, vol. II, pág. 511.
(28)Ídem.
(29)A.G.I. Patronato, 28, ramo 17. Copia sin lugar. Fechado solo el año 1531.
(30)A.G.I. Indiferente General, 737. Consulta del Consejo. Avila, 28-XI-1531.
(31)"Os castellanos, num amplio envolvimiento apoiado no litoral e nos ríos interiores da bacia platina, pareciam querer abarcar todo territorio centro-sul do continente". PRADO JUNIOR, Caio. "Formação dos límites meridionales do Brasil". Atlántico (Madrid), N. 6, 1945, pág. 40.
(32)BUSTINZA, Juan Antonio. "Historia 4" A.Z. Editora. Buenos Aires, Argentina. 1991.
(33)Roger DION, Roger. "La Geographie Humanaine Rétrospective", en "Cahiers Internationaux de Sociologie" (París), año IV, vol. VI (1949), 3-27.
(34)TRUYOL (4), pág. 106.
(35) TRUYOL (4), pág. 106.
(36) VIVES, Vicens (4), pág. 159.
(37) MATEOS (21), pág. 6.
(38) GIMÉNEZ FERNÁNDEZ, Manuel. América, "ysla de Canaria por ganar", en "Anuario de Estudios Atlánticos" (Madrid-Las Palmas), num. 1(1955), págs. 311-312.
(39)FERNÁNDEZ DE NAVARRETE, Martín. "Colección de los viajes y descubrimientos que hicieron por mar los españoles desde fines del siglo XV", en "Obras de...", tomo I, de la Biblioteca de Autores Españoles, Tomo LXXV, Madrid, 1954, pág. 334.
(40)MATTINGLY, Garrett. "No peace beyond wich Line?". Transactions of the Royal Historical Society, 5th Series, vol. 13, 1963. Págs. 145
BIBLIOGRAFÍA
- Arquivos Nacionais Torre do Tombo. "O testamento de Adão". Lisboa, setiembre/noviembre, 1994.
- Fundação Quadrilátero do Descobrimiento. "O Brasil renasce onde nasce". Editora Gráficos Burti, São Paulo, BR. 1994.
- Cosme João, Manso María de Jesús. "Estudos de Historia da Expansão portuguesa". Edições Colibrí. Lisboa. XI -1992.
- Van Look Hendrik. "Historia de la Humanidad". Ediciones Ercilia, Santiago de Chile, 1958.
- De Magalhaes, Basilio. "Expansão geographica do Brasil colonial". Biblioteca Pedagógica Brasileira. Vol. XLV, Serie V, São Paulo, 1935.
- Heloisa Araujo y Manuel Mauricio de Alburquerque. "Atlas Histórico Escolar". Ministerio de Educação y Cultura, Brasil, 1967.
- Bustinza, Juan Antonio. "Historia 4". A. Z. Editora S, A. Buenos Aires, Argentina, 1991.
- Taunay, Alfonso. "Historia das bandeiras paulistas". Edições Melhoramentos, São Paulo, BR. 1975.
- Assunção, Fernando. "La colonia del Sacramento y la cuestión fronteriza en el Sur". IV Congreso Iberoamericano de la Historia, XI, 1994, Lisboa, Portugal.
Para compra del libro debe contactar: