PortalGuarani.com
Inicio El Portal El Paraguay Contáctos Seguinos: Facebook - PortalGuarani Twitter - PortalGuarani Twitter - PortalGuarani
JESÚS RUIZ NESTOSA

  LA GUERRA DE LOS GUARANÍES (XII) - Está todo lleno de contrabando - Por JESÚS RUIZ NESTOSA - Domingo, 25 de Junio de 2017


LA GUERRA DE LOS GUARANÍES (XII) - Está todo lleno de contrabando - Por JESÚS RUIZ NESTOSA - Domingo, 25 de Junio de 2017

LA GUERRA DE LOS GUARANÍES (XII)

«Como bárbaros en los desiertos»

 

Por JESÚS RUIZ NESTOSA

 

 

jesus.ruiznestosa@gmail.com

Dentro del duro relato del panorama generado en el Nuevo Mundo como consecuencia de los acuerdos sobre estos territorios realizados entre coronas europeas, el desconcierto y la sensación de injusticia marcan gran parte del epistolario de la época.

La agresividad de las tropas portuguesas enviadas desde Lisboa para el trazado de los nuevos límites entre las coronas de Portugal y España fue el detonante de la reacción de los indígenas. Si bien al comienzo se resistieron a abandonar unas tierras en las que habían vivido sus antepasados por casi siglo y medio, luego se resignaron pero cuestionaron los plazos que les ponían los portugueses: seis meses para evacuar los siete pueblos de las Reducciones que quedarían dentro de los nuevos territorios.

En un memorial redactado en la ciudad de Córdoba el 19 de junio de 1733 por el provincial de los jesuitas, padre José Barreda, al marqués de Valdelirios, enviado por el rey de España para ejecutar lo decidido en los tratados firmados con Portugal en 1750, se hace eco de las quejas de los indígenas por el trato que reciben.

«Ahora dicen los indios –afirma Barreda en su memorial– así hemos obedecido a nuestro soberano, como él mismo lo declara, ya sujetando la rebelión de Paraguay con doce mil armados, ya despejando por dos veces a los portugueses de la Colonia del Sacramento [hoy conocida simplemente como Colonia, en Uruguay], ya estando a la tercera vez en el cerco de ella con 6.000 hombres por espacio de cuatro meses, la que también hubiéramos ganado sino embarazan los mismos españoles, y ya últimamente ahorrando al rey nuestro señor más de un millón de pesos fuertes de sueldos que se habían de pagar en estas expediciones en que nos hemos mantenido a nuestra costa y a la de nuestro sudor y trabajo; volveremos a preguntar reverendos padres, ¿estos son delitos para que nos castigue nuestro rey y señor con perpetuo destierro de nuestros pueblos, casas, y universal despojo de todos nuestros bienes raíces y muebles?» (1).

Los indígenas desconfían de los españoles y también de los padres misioneros. Les resulta difícil de aceptar que, de un día para otro, y después de casi siglo y medio de ocupación, venga alguien a decirles que deben abandonar todo lo que hasta entonces había caracterizado sus vidas, tanto en el aspecto económico como en el social, el político y el religioso. En otra entrega de esta misma serie se habla de una estimación que hicieron los indígenas del valor que tendrían sus pueblos, sus casas, sus iglesias, sus cosechas (ver «La guerra de los guaraníes, VII: “Lo que valen nuestros pueblos”», en: Suplemento Cultural de ABC Color, domingo 21 de mayo de 2017), no solo en sumas de dinero, sino también en términos del esfuerzo que pusieron en aquellas construcciones cuyas ruinas se pueden ver en el sur de Paraguay, el sur de Brasil y el norte de Argentina.

«Esto no puede ser –dicen, refiriéndose al destierro que les imponen– sino ardid engañoso de los portugueses, y colusión de vosotros con ellos, y traición que nos estáis armando desde el principio de nuestra conversión; como sin fundamento se lo recelaron nuestros antepasados, y en fin la traición que no efectuasteis con ellos, quizá porque no pudisteis, la queréis efectuar con nosotros y nuestros pobres hijos» (2).

Expresan esos mismos indígenas, según el memorial del padre Barreda, las consecuencias del abandono de sus pueblos y, después de recordar la fidelidad que demostraron siempre a la Corona de España, reclaman que «por servir al rey nuestro señor hemos de salir de los pueblos [y obligados a] vivir como bárbaros en los desiertos, exponiéndonos a morir de hambre y que en la transmigración se mueran nuestras mujeres y pequeños hijos» (3), motivo por el cual pidieron que extendieran ese plazo de seis meses que consideraban muy breve. Ellos calculaban que para que la salida fuera realizada de manera ordenada eran necesarios tres o cuatro años.

El panorama que pintaban era desolador. Por un lado temían que el abandono de los pueblos les hiciera perder todas las conquistas que habían logrado gracias a la vida en comunidad, la organización del trabajo, del comercio, de la educación (en todos los pueblos había escuelas donde les enseñaban a leer, escribir y contar) por lo que cuando dicen temer vivir como «bárbaros» también desean expresar que estarán condenados a vivir lejos de la vida religiosa que les aseguraban los misioneros jesuitas. La otra opción que les quedaba era permanecer en los pueblos bajo el dominio portugués pero con la pérdida de todos sus derechos y convertidos en virtuales esclavos (ver «La guerra de los guaraníes, VIII: Solo como esclavos», en: Suplemento Cultural de ABC Color, domingo 28 de mayo de 2017).

Es llamativo cómo los indígenas buscan por todos los medios encontrar argumentos racionales que expliquen la violencia de que son objeto, mientras el problema se plantea en Europa, entre dos cortes entonces muy poderosas, y las decisiones se toman por intereses políticos que no siempre son fáciles de razonar. Así, los indígenas recuerdan las decisiones tomadas por el papa Benedicto XIV y la bula del año 1721 en la que se encarga a los «obispos del Brasil, y principalmente al del Río de la Plata, que con todas las armas de la iglesia defienda y no permita que se saquen de su tierra y pueblos indios, aunque sean infieles, y mucho menos a los que son ya cristianos. Excomulga Su Santidad a los que tal hicieren, o para ello diesen consejo, favor o ayuda, sea por el motivo o pretexto que fuere» (4).

Recuerdan también otra bula, de 1729, en la que el papa relaciona a estos indígenas con el espíritu que se había vivido en la «primitiva iglesia». Y ahora, «como si no tuviésemos ese carácter, se nos ha de poner [en] entre dicho, y extracción de todo pasto espiritual, privándonos de lo sacramentos con el destierro de nuestros pastores y curas, para que por necesidad quedemos desmembrados del gremio de la iglesia, como si fuésemos descomulgados, y para que como ovejas errantes salgamos perdidos a los montes, y unidos con los infieles apostatemos de la fe, y de una vez nos sujetemos al tirano imperio del demonio, sin esperanza ya de lograr el cielo» (5).

Notas 

1. Legajo 1157,43. Archivo de España de la Compañía de Jesús en Alcalá de Henares.

2. Ibdm.

3. Ibdm.

4. Ibdm.

5. Ibdm.

 

 

 

 

Fuente: Suplemento Cultural de ABC Color - Página 4

Domingo, 25 de Junio de 2017

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

ENLACE INTERNO A ESPACIO DE VISITA RECOMENDADA

EL IDIOMA GUARANÍ, BIBLIOTECA VIRTUAL en PORTALGUARANI.COM

(Hacer click sobre la imagen)

 

 

 

ENLACE INTERNO A ESPACIO DE VISITA RECOMENDADA

(Hacer click sobre la imagen)

 

 

 

 

ENLACE INTERNO A ESPACIO DE VISITA RECOMENDADA

(Hacer click sobre la imagen)

 
 





Bibliotecas Virtuales donde se incluyó el Documento:
MISIONES
MISIONES JESUÍTICAS EN PARAGUAY
HISTORIA
HISTORIA DEL PARAGUAY (LIBROS, COMPILACIONES,






Buscador PortalGuarani.com de Artistas y Autores Paraguayos

 

 

Portal Guarani © 2024
Todos los derechos reservados, Asunción - Paraguay
CEO Eduardo Pratt, Desarollador Ing. Gustavo Lezcano, Contenidos Lic.Rosanna López Vera

Logros y Reconocimientos del Portal
- Declarado de Interés Cultural Nacional
- Declarado de Interés Cultural Municipal
- Doble Ganador del WSA