COMO EL CANGREJO: HACIA ATRÁS
jesus.ruiznestosa@gmail.com
SALAMANCA (España). Quienes vivimos fuera del país, cuando regresamos al terruño nos invade la molesta sensación que las cosas van irremediablemente hacia atrás, como el cangrejo. No encontramos señales de que haya gestos positivos, que se estén abriendo caminos que puedan llevarnos a lograr una vida más justa, más íntegra, más confortable. Todo lo contrario. Seguimos las huellas del cangrejo.
Años atrás le pregunté a un amigo cómo era posible que la gente le hubiera votado a Fernando Lugo como presidente y me respondió: “Es que si ponían al Pato Donald le habríamos votado al Pato Donald porque estábamos desesperados y queríamos sacudirnos de encima a Duarte Frutos y sus seguidores”. Desde entonces se ha repetido el mismo esquema: no se vota a favor de un candidato sino se vota en contra del que ejerce el poder en ese momento. Así habrá sido que la gente no votó a favor de Abdo Benítez sino en contra de Peña y el equipo de Horacio Cartes que estaba atrás.
Asumimos entonces que el famoso “pacto de gobernabilidad” se ajusta con mucha precisión a aquello para lo cual había sido diseñado. Abdo Benítez pensó que a través de este pacto podría asentar la gobernabilidad de su administración sobre pilares bien firmes. Y resultó ser que se le terminó asegurando la gobernabilidad al grupo de Cartes. Estamos en el mismo punto que se quería evitar y que lo vivimos durante los cinco años de su periodo: un gobierno manejado por los gerentes de sus fábricas, por un grupo de amigos impresentables, prepotentes e inmunes, además de un círculo áulico de políticos corruptos e impunes.
El desconocimiento del quehacer político y la nula experiencia de la práctica política de que adolece nuestro primer mandatario están haciendo que esa marcha contra el tiempo, contra el futuro, contra el progreso se vaya acelerando porque los corruptos nos están ganando a la gente honesta, a la gente que en épocas pasadas soñamos que al ser derrocada la dictadura por fin se nos abrirían las puertas hacia un país nuevo, mejor, más ecuánime, hasta que la realidad se encargó de darnos un mamporro en plena nariz y comenzamos a decepcionarnos.
Allí tenemos a gente como los Zacarías Irún blanqueados por un juez amigo, el mismo con quien compartía fiestas, tomándose la libertad de amenazar con severas represalias a todos aquellos que se atrevan a hurgar en sus papeles buscando dónde quedaron impresas las huellas de sus negocios poco limpios y nada trasparentes durante los largos años que tuvieron la sartén por el mango y el mango también, como decía María Elena Walsh. Y no son los únicos sino los más comentados por la forma en que recurrieron a todo tipo de trampas y enredos para eludir la acción de la justicia.
Tenemos legisladores que de repartidores de leche en una motocicleta o de zapatero remendón pasaron a poseer fortunas dignas de un jeque árabe. Tenemos también un diputado que presume de sus títulos universitarios sin haber pisado nunca una universidad, cuando en realidad le falta una sola materia para llegar a ser doctor: la materia gris.
Se decía que cuando Stroessner vio la fotografía del juramento como presidente del general Andrés Rodríguez dijo: “Pero allí sólo falto yo”. La fotografía de la historia política de nuestro país ha quedado congelada. Cambian los gobiernos pero la misma gente sigue allí, un día abrazada a una bandera y un color; al siguiente periodo presidencial abrazada a otra bandera y otro color. Pero siempre son los mismos de acuerdo al viejo refrán de que el zorro cambia de pelo pero no de mañas. Y en este caso es peor porque insisten en arrastrarnos hacia atrás, como el cangrejo. Nunca adelante.
Fuente: ABC Color (Online)
www.abc.com.py
Sección OPINIÓN
Lunes, 1 de Julio de 2019
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