EL CRISTAL Y LA ROSA
Se ha presentado recientemente el poemario El cristal y la rosa.
La obra lleva el sello editorial de Servilibro.
Por: DELFINA ACOSTA. ABC COLOR
Las palabras de Victorio Suárez tejen y destejen un mundo que el hombre no puede comprender, o que comprende a medias. Por su verso, sube hasta el lector, la duda de un poeta que se enamora de la rosa y se desenamora de la existencia. Las palabras le salen atropelladamente al autor, como queriendo hacer un acto de venganza verbal. Apasionado del arte, de la poesía, edifica sus líneas sobre el flujo y el reflujo de una sociedad donde el sufrimiento y la alegría son las dos caras de una misma moneda. Grandilocuente, Victorio se desborda, a veces.
Una mirada crítica a la sociedad puede percibirse también en su obra. Amor, erotismo, expresión caudalosa, y una conciencia del vacío marcan el tono del libro.
ME MATA SIEMPRE
Vigila la dirección de mis travesías
aprisiona el aire que respiro
llena de sombras mi garganta
crucifica mi cuerpo
clava mis manos y mis pies
se baña en mi sangre derramada
se pega como costra a mi piel
me vacía hasta los huesos
delira en mis noches
atormenta mis insomnios
acribilla mi corazón
vuelve polvo las cosas que toco
desparrama mis lágrimas
revolotea siempre
pinta de carbón el alba
camina sobre mis andamios
revive mi tristeza
cubre de arena el paisaje
come mis alas entumecidas
despedaza mis gestos
castiga mis nostalgias
me cubre de ceniza
me mata siempre
me lleva de bruces
me lame con su lengua amarga
se descobija en mi dolor
me sepulta,
tapona mis pupilas
me deja tendido
me cubre de arena
soy su cadáver favorito.
Victorio Suárez.
VICTORIO SUÁREZ: EL POETA DE LA LENGUA DE SEPIA
Membranas, placentas y vértebras, huesos y piel, así de tangibles y viscerales aparecen los poemas de Victorio Suárez, cuyos versos articulan un órgano poético diseminado hoja tras hoja en El cristal y la rosa. En la legendaria lucha entre Zeus y los titanes, cuando estos fueron vencidos, sus restos se esparcieron por toda la tierra.
Por IRINA RÁFOLS
Pareciera que el poeta los hubiera recogido para dotarlos de un nuevo ser, de una nueva identidad.
Versos como: Las sombras desamarraron sus formas/ de dura placenta desguarnecida.
O el éter dilata mucosas de enigmas, el reposo del tiempo que nació en la calma del ombligo. La noche es un glúteo/que abre un enorme orificio en el aire… nos brindan la presencia de imágenes fuertes que encarnan visiones surrealistas del amor, de la existencia, de la naturaleza protagonista en la historia humana.
Sus poemas se han vuelto ahora en su mayoría breves, pero pletóricos de energía, de primeros planos, de cuadros que agudizan el ojo de la percepción. Su vocabulario es culto aunque se ajusta al toque realista en poemas como fragmentos de la realidad, donde la palabra deja a un lado el místico macrocosmos y de súbito transita por las calles pobres de la ciudad, donde duerme un niño que tiene la nariz gelatinosa y a su lado habla una lata vacía de cola de zapatero. Y sigue transitando el mediodía urbano y encuentra a la pobreza que se arrastra oxidando millones de bocas en las calles.
Es loable ver la destreza con que el poeta cambia de estilo, baja los decibeles de su natural grandilocuencia a la sencillez, y siempre acierta en el vericueto de sus metáforas. Al perder un poco de verbosidad su poesía ha ganado más claridad y dulzura. Si bien aparecen poesías más despersonalizadas (sobre todo las que retratan estados metafísicos y paisajes de la naturaleza), hay otras de diferente categoría que plasman un sentimiento encantador.
En El cristal y la rosa encontramos poesías realmente –y subjetivamente– bellas (algunas más logradas que otras), pero todas ganadas por la impresión estética.
Hay una en especial que se destaca porque embriaga de emoción, y en esta utiliza un lenguaje sencillo, íntimo, tierno, y a la vez esplendoroso: duelo del alma.
Por otra parte, el estilo de Suárez, en general, demuestra que no necesita recurrir al encasillamiento de la métrica o la rima para generar la emoción y esplendidez. No obstante no puedo dejar de señalar un par de poemas que se presentan mejor por sí solos. Esta poesía en especial es recomendada para leer un día martes –mejor si llueve–.
En fin, El cristal y la rosa, presenta una rica variedad de imágenes y de estilo, donde Victorio Suárez da muestras de ser un poeta serio y comprometido con el sutil oficio de la palabra, capaz de adaptarse a las nuevas tendencias, sin dejar de ser él mismo: Un pulso que busca la ternura/ y encuentra/ sólo un gesto nublado/ que morirá en el alba.
(El cristal y la rosa fue presentado el 22 de mayo pasado en la Feria del libro, por el poeta Luis María Martínez, editado por Servilibro).
ES MARTES
La lluvia caliente derrite hasta el alma.
El tiempo se llena de aflicción
y merodea con frenesí fantasmal
sobre miradas sin color.
Así se proyecta la heredad del espacio
con estampas de caras
extendidas en el horizonte.
El sempiterno amanecer respira de bruces,
digiere los signos amarillos del poniente
y besa la imagen golpeada de Jesús
que aún respira el misterioso carbón del alba.
O esta poesía erótica muy apropiada para un sábado -ya que el domingo y los demás
días de semana hay que dormir temprano-.
SENSUAL
Sus pezones de carbón
(enhiestos y dulces)
derriten la piel
y vibran en el aire.
Su vaginal presencia
ensambla la temperatura
sobre una vida de lirio y tormenta.
Ella crece, arranca chubascos,
resplandece y resucita siempre.
No es Dios
pero me da la vida.
Para compra del libro debe contactar:
Editorial Servilibro.
25 de Mayo Esq. México Telefax: (595-21) 444 770
E-mail: servilibro@gmail.com
Plaza Uruguaya - Asunción - Paraguay
Enlace al espacio de la EDITORIAL SERVILIBRO
en PORTALGUARANI.COM
(Hacer click sobre la imagen)