A BARRETT LE HUBIERA GUSTADO SABERLO

Por ALFREDO BOCCIA PAZ

@mengoccia

Habitualmente esta columna tiene un enfoque crítico. Acostumbrado a analizar los sucesos de la semana, los temas positivos suelen quedar relegados. Hoy será diferente.
Recordé en estos días el extraño itinerario que recorrió la memoria de Rafael Barrett luego de su muerte, hace 113 años. El paso fugaz de este periodista y escritor español por el Paraguay dejó marcas notables que influenciaron a sus contemporáneos e interpelaron a quienes escribían sobre la política y la historia.
Su estilo lacerante de describir la cuestión social paraguaya, la situación de esclavitud en los yerbales y la miseria del campo le costaron la cárcel y el exilio. Pese a ello, se enamoró del Paraguay, donde formó una familia. La entonces mortal tuberculosis lo obligó a viajar a Francia buscando una cura. Allí falleció en 1910, a los 34 años, en soledad, enterrado en una fosa común.

Aquí solo unos pocos allegados se enteraron de su muerte y ni siquiera los diarios en los que publicaba sus columnas le dieron relevancia. En España casi nadie lo recordaba. Antes de morir había publicado un solo libro, Moralidades actuales, y el resto de su obra estaba desperdigada en artículos de prensa en Argentina, Uruguay y Paraguay. Rafael Barrett fue olvidado y nadie habló de él durante una década.
Pero, de a poco, la influencia de su pensamiento entre los intelectuales de los países por los que había pasado hizo que parte de sus escritos fueran editados en España. Barrett revivió a través del asombro que despertaba su prosa tan filosa como límpida. El argentino Jorge Luis Borges; el uruguayo José Enrique Rodó y nuestro compatriota Augusto Roa Bastos escribieron comentarios apologéticos sobre sus ideas y su modo de expresarlas. Roa llegó a decir: “Barrett nos enseñó a escribir a los escritores paraguayos de hoy; nos introdujo vertiginosamente en la luz rasante y al mismo tiempo nebulosa, casi fantasmagórica, de la ‘realidad que delira’, de sus mitos y contramitos”.

En Paraguay, el reconocimiento de la obra de Barrett tardó mucho más tiempo, pese a que el escritor siempre había sentido a nuestro país como su propia patria, “el lugar donde se volvió bueno”, luego de una juventud de pendencias y confusión. Tuvimos, por suerte, escritores barrettianos que rescataron el peso de su obra en lo político, lo literario y lo histórico. Rafael Barrett fue plenamente redescubierto durante los festejos del Bicentenario, cuando todos sus libros fueron reeditados y su perfil inconfundible se reproducía en la fachada de edificios públicos. Recién entonces aquel español que se sentía paraguayo fue reconocido como tal por el Estado.
Pero faltaba algo, que su historia y su escritura fueran aprehendidas por las nuevas generaciones. Es eso lo que quiero compartir. El año pasado el Ministerio de Educación y Ciencias inició un proyecto llamado Lectura en la ruta histórica, literaria, turística y cultural Rafael Barrett. La idea era que estudiantes, instituciones públicas y ciudadanos de los lugares donde vivió el escritor o relacionados a los temas de su obra interactúen con el objetivo de conocerlo, leerlo e instalar elementos tangibles, como museos, espacios culturales, bibliotecas, señaléticas y actividades literarias en “sus” ciudades.
Cuando me explicaron los objetivos, pensé que eran muy plausibles, pero tuve pocas expectativas. Parecía una de las tantas iniciativas que quedarían en el camino, como tantas otras que intentaban promover la buena lectura. Estaba rotundamente equivocado. Desde entonces, las actividades se sucedieron, una tras otra, en Asunción, Areguá, Villeta, San Bernardino, Yabebyry, Ciudad del Este y Hernandarias. Murales, pinturas, concursos, círculos de lectura, revitalización de casas y múltiples eventos más dieron entusiasta vida a algo surgido desde lo público.
La impulsora de todo este inusual movimiento es la escritora Estela Asilvera, quien, acompañada de unos pocos funcionarios, logró articular a entidades públicas y privadas, autoridades municipales y centenares de estudiantes, todos reunidos en torno a Rafael Barrett.
Es reconfortante contar estas cosas. Cómo le hubiera gustado a Barrett, quien murió tan solo y olvidado, saber que más de un siglo después es un éxito en Paraguay.

Fuente: ULTIMA HORA (ONLINE)

www.ultimahora.com

Sección OPINIÓN

Sábado, 17 Junio de 2023

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