EL CASTIGO A SORIA EN CLAVE FÁCIL

Por ALFREDO BOCCIA PAZ

@mengoccia

No lo conozco a Gerardo Soria. He leído que es presidente de la seccional del distrito de Antequera, cargo partidario al que llegó como candidato del cartismo, aunque después pasó a ser parte de Colorado Añetete.

Durante la campaña electoral declaró que la permanencia de Horacio Cartes en la presidencia de la ANR perjudicaba las chances del partido por haber sido apuntado como “significativamente corrupto” por los Estados Unidos. Sostuvo que eso afectaba la imagen partidaria y dificultaba la obtención de préstamos bancarios para la elección.

Por esas afirmaciones fue denunciado por traición al partido por un afiliado colorado llamado Marcos Aurelio Estigarribia. A este tampoco lo conocía, pero leí que fue el defensor de la empresaria prófuga Dalia López, quien tiene un código rojo de búsqueda por Interpol. Estigarribia también asistió al ex militar brasileño Sergio Santos Lima, aquel supuesto sicario del PCC que participó del asesinato de Jorge Rafaat Toumani. Además, fue abogado de Jimmy Wayne, miembro del cartel de Sinaloa, fallecido hace un tiempo en la cárcel de Tacumbú.

En alguna ocasión Efraín Alegre lo trató de “narcoabogado”, razón por la que Estigarribia lo demandó por difamación y calumnia. La querella no prosperó, pues Alegre fue recientemente sobreseído.

Como sea, el caso es que este señor, preocupado por la moral política, consideró que Soria había violado el Código de Ética de la ANR y la denuncia fue a parar al Tribunal de Conducta. Esta instancia partidaria tiene habitualmente muy poco trabajo, tanto que su mandato está vencido hace tiempo y a nadie le importa. ¿Para qué, si afiliados robustamente corruptos, incluso condenados, ladrones públicos y una amplia gama de malandros jamás fueron molestados? Soria ni siquiera estaba procesado. Además, sus críticas eran tímidas frente a lo que dijeron de Cartes muchos colorados, antes de volverse cartistas.

Por eso, sorprendió que este Tribunal, integrado por personas que no conozco –pero a las que ya no me preocupé en investigar, pues lo resaltante es justamente su falta de peso específico– haya actuado con tanto rigor y rapidez. Gerardo Soria fue expulsado del partido por “críticas destructivas” y porque “lesionaron la dignidad y don de persona de Horacio Cartes”. Según esos jueces partidarios, “sus afirmaciones afectaron el acceso a créditos para el Partido Colorado”.

Esta decisión extrema –argumentada de modo ridículo– contra un dirigente de tercer orden por parte de un Tribunal tan inexpresivo induce a pensar en una orden superior. La senadora Lilian Samaniego, entre varios más, la atribuyó a una venganza personal. Hasta allí, una anécdota de entrecasa.

Pero enseguida apareció el tuit del diputado Walter Harms, que cambió el tono de la discusión: “¡Ojalá el Tribunal de Conducta tome las mismas acciones con todos los que conspiraron para echar al Partido del poder! Entre ellos el afiliado Mario Abdo Benítez”. El encarnaceno olvidó los audios revelados hace menos de un año en los que, una década atrás, trataba a Cartes como un hombre de billetera generosa y fortuna dudosa. Textualmente decía Harms: “Que Horacio Cartes desmienta o que dé algunas explicaciones de la gente que lo liga al narcotráfico, las avionetas encontradas con cocaína en su establecimiento, su prisión. Comentan que estuvo preso por lavado de dinero y por cosas así”.

Frente a frases de este tipo, lo dicho por Soria es una niñería. Pero lo de Harms no se interpretó como una mera caradurez. Era un mensaje evidente de que el cartismo iría por más. Que ni siquiera le importaba poner en riesgo el trabajoso hilado de negociaciones para presidir ambas Cámaras. Los votos se conseguirían por fuera de las bancadas coloradas. El copamiento del poder será abrumador.

Por eso se prendieron todas las alertas. Los futuros parlamentarios están advertidos. Deben cuidar su vocabulario. Con mayoría propia, la pérdida de investidura será muy fácil, dependerá del humor del patrón. Y como lo demuestra el castigo a Soria, el hombre anda con la paciencia muy corta.


 

Fuente: ULTIMA HORA (ONLINE)

www.ultimahora.com

Sección OPINIÓN

Sábado, 24 Junio de 2023

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