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HARRIS GAYLORD WARREN (+)
  LA REVOLUCIÓN DE 1904 - PRIMERA PARTE (Obra de HARRIS GAYLORD WARREN)


LA REVOLUCIÓN DE 1904 - PRIMERA PARTE (Obra de HARRIS GAYLORD WARREN)

LA REVOLUCIÓN DE 1904 (*)

PRIMERA PARTE

Obra de HARRIS GAYLORD WARREN

 

La revolución de 1904 fue la mayor conmoción política del Paraguay en los treinta años que siguieron a la revuelta de 1873-1874, que desplazó del poder a los liberales. Aunque la organización formal del partido sólo se concretó en 1887, los jóvenes liberales del setenta pudieron alcanzar un breve y precario predominio en el Paraguay de posguerra, pues dominaron la Convención Constituyente reunida en 1870 para redactar la Constitución. La Convención eligió presidente provisional a Cirilo Antonio Rivarola, el miembro restante del Triunvirato formado en 1869. Pero los jóvenes liberales desconfiaban de Rivarola y de los conservadores dirigidos por Cándido Bareiro, un sobrino de Francisco Solano López que había colaborado con el dictador como su agente diplomático en Europa. (2) Los liberales llevaron a cabo el primer golpe político del Paraguay de posguerra al hacer que Facundo Machain reemplazara a Cirilo Antonio Rivarola por unas pocas horas, hasta que el golpe conservador dirigido por Bareiro puso de nuevo a Rivarola a la cabeza del Gobierno. (3) Bareiro esperaba ser elegido presidente en las elecciones de 1870, pero Rivarola las ganó porque tenía la ventaja de ser presidente provisorio.

Uno de los ministros del gabinete de Rivarola fue Juan Bautista Gill, un político muy hábil y apoyado por el Brasil. Después de algunos meses de Gobierno, el Congreso inició el juicio político que condenó a Gill por malversación de fondos. Rivarola exigió al Senado que revocara la medida; porque éste se negó a hacerlo, Rivarola disolvió el Congreso en octubre de 1871 y llamó a nuevas elecciones. En la proclama que defendía su procedimiento inconstitucional, Rivarola prometió presentar su propia renuncia al nuevo Congreso, que debía reunirse en diciembre. Después del juicio político de Gill, Rivarola hizo muchos cambios en el gabinete, uno de los cuales llevó a Benigno Ferreira al Ministerio de Guerra y Marina. El nuevo Congreso inició sus sesiones el 8 de diciembre, ¡con Juan Bautista Gill como miembro del Senado! Fiel a su promesa, Rivarola presentó su renuncia, confiando plenamente en que Gill y otros supuestos amigos impedirían su aceptación. Pero el Congreso la aceptó y nombró presidente en ejercicio al vicepresidente Salvador Jovellanos (el primer vicepresidente, Cayo Miltos, había muerto a causa de la peste). Poco después Benigno Ferreira se imponía como el hombre fuerte del Gobierno de Jovellanos. (4)

Aunque brillante y muy patriota, Ferreira tenía muy pocos amigos. Como ex oficial del ejército argentino se ganó el odio de los lopistas, los glorificadores del caído Mariscal Presidente Francisco Solano López. (5) Cándido Bareiro, el general Bernardino Caballero y el coronel Patricio Escobar (6) eran líderes de los lopistas, quienes integraron el núcleo de lo que llegaría a ser el Partido Colorado en 1887. Durante el régimen de Jovellanos, la cuestión más importante de la política paraguaya fue la paz con los integrantes de la Triple Alianza [el Brasil, la Argentina y el Uruguay]. Cuando fracasaron las tentativas de firmar un tratado conjunto, el barón de Cotegipe, representante del Brasil, firmó un tratado de paz por separado con el Paraguay en 1872. La Argentina insistía en el cumplimiento de la cláusula del Tratado de la Triple Alianza (firmado el 1 de mayo de 1865) que le concedía todo el Chaco, desde el río Bermejo hasta Bahía Negra. El Brasil se opuso vigorosamente a esa condición leonina, pero se quedó con todo el territorio que había disputado al Paraguay por décadas. Los brasileros cambiaron de postura en 1872; entonces se mostraron dispuestos a apoyar las reclamaciones argentinas sobre el territorio del Chaco comprendido entre los ríos Bermejo y Pilcomayo, y a someter al arbitraje el comprendido entre el Pilcomayo y el arroyo Verde, un pequeño curso de agua situado unos kilómetros al norte de Villa Occidental, hoy Villa Hayes. Pero Benigno Ferreira se negaba a ceder un palmo de tierra a la Argentina, actitud que lo volvió inaceptable para el Brasil. Los argentinos, por supuesto, rechazaban de plano la posición de Jovellanos y Ferreira, y por eso apoyaron la larga revolución emprendida por Bareiro, Caballero, Escobar, Gill y Rivarola durante los años 1873 y 1874. El Brasil permitió que la revolución triunfara, aunque sus representantes en Asunción cumplieron la orden de Itamarati: insistir en que Gill -y no Bareiro- sucediera en la presidencia a Jovellanos. (7)

El predomino colorado en el Paraguay data en realidad de 1878, cuando Cándido Bareiro fue elegido presidente. Sin embargo, Bareiro murió [de muerte natural] en septiembre de 1880, sin tener tiempo de poner en práctica ninguna política de Gobierno. Caballero ocupó la presidencia haciendo de lado al vicepresidente Adolfo Saguier, y ese golpe de 1880 marcó el comienzo del caballerismo, un término impreciso y usado sin los debidos reparos para describir una práctica política colorada. El caballerismo se caracterizó por la violación crasa de las libertades civiles y políticas garantizadas por la Constitución de 1870. Los colorados utilizaron la fuerza regularmente para impedir que los liberales participaran en las elecciones. Sin embargo, había entonces un grado de libertad periodística sorprendente; sorprendente porque la prensa paraguaya se distinguía por sus violentos ataques al Gobierno. Otras características del caballerismo no eran en modo alguno innovaciones de los colorados ni un monopolio de su partido: soborno, malversación de fondos, contrabando, corrupción, tratamiento brutal de los presos e incompetencia general de los funcionarios públicos. El general Caballero pudo haber permanecido en la presidencia por varios periodos, pero se satisfizo con seis años (1880-1886), (8) y luego apoyó la candidatura de su viejo amigo, el general Patricio Escobar. Otro colorado, Juan G. González, sucedió a Escobar en 1890. A medida que se aproximaba la elección de 1894, cobraba fuerza un torbellino de actividad política, porque corría la voz de que el candidato con mejores posibilidades era José Segundo Decoud. Decoud, liberal pasado al coloradismo, tenía una reputación muy difundida de anti brasilero, y por eso el representante del Brasil en Asunción hizo llegar a sus superiores de Rio de Janeiro un aluvión de noticias alarmantes. Esos informes exagerados hicieron que los gobernantes Brasileros dieran el llamado golpe Cavalcanti de 1894 por intermedio de su enviado especial, el doctor Amaro Cavalcanti, quien depuso a González y aseguró la elección del general Juan Bautista Egusquiza. (9) El nuevo presidente, en gran medida un desconocido político, se mostró sorprendentemente independiente, pues minó el caballerismo tradicional al promover el acercamiento a los liberales. Por ese motivo, los colorados de la línea dura y enemiga de la política conciliatoria cerraron filas en la facción caballerista, enfrentada a la egusquicista.

El golpe de 1894 marcó el punto más alto de la influencia del Brasil en el Paraguay de posguerra después de la negociación del Tratado Loizaga-Cotegipe en 1872. A partir de entonces, los elementos pro argentinos ganaron fuerza en forma sostenida, un desarrollo que acompañó el sorprendente crecimiento económico y militar de la Argentina. Esta reversión en la Influencia de los grandes vecinos coincidió -y en parte causó- cambios significativos en el Paraguay. Poco después de la organización formal de los partidos liberal y colorado en 1887, se dieron escisiones en ambos. Los liberales se dividieron en cívicos, o partidarios de la política de conciliación de Egusquiza, y radicales, o enemigos de la cooperación con los colorados, quienes siguieron divididos en caballeristas y egusquicistas entre 1894 y 1904.

Haciendo de lado la retórica estridente de los polemistas, se pueden distinguir dos cuestiones o problemas políticos básicos: primero, ¿debían los dos partidos buscar una coalición funcional?; segundo, ¿debían los paraguayos tener el pleno ejercicio de las libertades civiles y políticas constitucionales?

*.- El título original en inglés es "The Paraguayan Revolution of 1904". (N. del T.)

2.- Cándido Bareiro (1834-1880) fue uno de los jóvenes becados enviados a Europa por Carlos A. López en 1858. Luego fue nombrado representante diplomático del Paraguay en Europa. Regresó en 1868, haciendo escala en Buenos Aires, de donde llegó a Asunción con apoyo del ejército argentino. Presidente en 1878, murió en 1880 de una enfermedad súbita. (N. del T)

3.-  El Triunvirato o Gobierno Provisorio se integró en agosto de 1869 con el mandato de llamar a Convención Constituyente y celebrar elecciones en cumplimiento de la Constitución. Para el 31 de agosto de 1870, habían renunciado dos de los tres triunviros. Los liberales convencieron a Rivarola, el triunviro restante, de que renunciase; lo hizo y la Convención nombró presidente a Facundo Machaín. Pero la elección de Machaín tuvo el veto de los comandantes brasilero y argentino (veto promovido por Cándido Bareiro); Machaín quedó destituido y Rivarola volvió al gobierno. Rivarola ganó las elecciones y asumió la presidencia el 25 de noviembre de 1870. (N. del T.)

4.- Benigno Ferreira (1846-1920), nació en Asunción y estudió en la Argentina. Durante la guerra, formó parte de la Legión Paraguaya. Tuvo una actuación destacada a partir de 1871 y, en 1874, fue desterrado a Buenos Aires. Regresó de Buenos Aires en 1895, participó en la revolución de 1904 y llegó a la presidencia (1906-1908). Sobre el punto, ver el ensayo de Warren "La revolución de 1904". (N. del T.)

5.- La política de posguerra se caracterizó más bien por la cohabitación de los antiguos partidarios y enemigos de López y por la falta de posturas ideológicas definidas. Los cambios de partido eran frecuentes. José Segundo Decoud, que en 1870 pertenecía al grupo liberal, en 1887 fue fundador del Partido Colorado. Antonio Taboada, fundador del Partido Liberal en 1887, en 1870 pertenecía al grupo de Caballero y Bareiro. (N. del T.)

6.- Bernardino Caballero (1839-1912) ingresó al ejército en 1864 y llegó a general en 1868. Fue uno de los principales jefes militares en la Guerra de la Triple Alianza. Prisionero del Brasil en 1870, regresó al Paraguay y militó en la oposición de los gobiernos de Rivarola y Jovellanos. En 1880, a la muerte del presidente Cándido Bareiro, asumió la presidencia de la República, cargo que ejerció hasta 1886. Fundador del Partido Colorado en 1887, fue el principal caudillo colorado hasta la revolución liberal de 1904. Patricio Escobar (1845-1912) tuvo una activa participación en la Guerra de la Triple Alianza. Durante su mandato presidencial (1886-1890) se fundó la Universidad Nacional y surgieron los partidos Liberal y Colorado. (N. del T)

7.- Este y otros detalles son presentados por Warren con mayor detenimiento en Paraguay and the Triple Alliance: the Postwar Decade, 1889-1878. Latin American Monographs N° 44, Institute of Latin American Studies, University of Texas Press, Austin, 1978. Arturo Bordón ofrece una síntesis en Historia política del Paraguay. Era constitucional 1869-1886. Tomo I. Asunción, 1976.

8.- De acuerdo con la Constitución de 1870, los mandatos presidenciales eran de cuatro años. Pero Caballero gobernó dos años (1880-82) como presidente provisorio para completar el mandato de Bareiro, y luego cuatro (1882-86) como presidente. (N. del T.)

9.- Existe una voluminosa documentación sobre el golpe de Cavalcanti en Missões

Diplomáticas Brasileras. Assumpcão. Oficios Recebidos. Arquivo Histórico, Ministério das Relações Exteriores, Itamaraty, 201/2/5. En adelante citado como MDBA-OR.

 

 

EL ASCENSO DE JUAN ANTONIO ESCURRA

 

Los viejos generales perdieron control del Partido Colorado, un hecho claramente demostrado durante el año tumultuoso de 1902, cuando el oscuro coronel Juan Antonio Escurra ganó el control del golpe que derrocó al presidente Emilio Aceval, quien apoyaba la cooperación con los liberales. Así el escenario quedó listo para la revuelta liberal de 1904, que apartó a los colorados del poder hasta la llegada del general Alfredo Stroessner en 1954. (1)

Escurra tenía pocas calificaciones para la presidencia, que ganó en la elección de 1902. Nacido el 6 de mayo de 1869 en Caraguatay, pudo haber recibido alguna educación elemental antes de enrolarse en el ejército el 16 de junio de 1879. Soldado competente y obediente, ascendió rápidamente en el escalafón hasta llegar a coronel y comandante de caballería. El cuerpo de Caballería, entonces alojado en un cuartel cercano a los edificios principales del Gobierno (incluyendo el llamado Cabildo o sede del Congreso), era y es aún escolta presidencial. (2) El presidente Aceval lo nombró Ministro de Guerra y Marina. Escurra era un hombre apuesto de cabellos negros muy poblados y peinados con raya partida, cuidadosamente afeitado y de enormes bigotes cuyas puntas parecían amenazar los lóbulos de las grandes orejas. (3)

Alto y delgado, era un hombre de buena presencia. Juan Silvano Godoy, que lo conoció bien, lo describió como taciturno, cínico y desconfiado de todo el mundo.(4) Los observadores extranjeros eran más críticos. El cónsul británico tenía una pobre opinión de Escurra quien, según informaba "es mucho más ignorante que sus predecesores y [. . . ] su única cualidad evidente para ocupar el cargo es que cuenta con las simpatías y lealtad del ejército".(5) El vicecónsul americano observó: "es un hecho gire el Presidente [...] apenas sabe leer y escribir, e incluso tiene dificultad para comprender el español, pues su lengua materna es el guaraní". (6)

 

Más significativo es el informe del ministro brasilero, Itiberé da Cunha:

 

El coronel Escurra [...] es realmente una nulidad política, no siendo más que un hombre de los cuarteles, lo cual en este país significa una persona sin conocimientos ni preparación, pues la carrera militar todavía se considera despreciable en el Paraguay y, para organizar el ejército, el Gobierno está obligado a incorporar a sus filas a cualquiera que pueda tomar. A pesar de su supina ignorancia, pues su conocimiento del español no va más allá de lo estrictamente necesario para atender necesidades básicas, el coronel Escurra mostró prudencia y carácter considerables en los tres años y medio en que administró el Ministerio de Guerra, donde más de una vez prestó valiosos servicios a esta legación, hacia la cual siempre ha mostrado consideración. (7)

 

Escurra se ganó el apoyo brasilero oponiéndose al aumento del impuesto a la yerba y apoyando la libertad de emigración para quienes quisieran ir al territorio brasilero para trabajar en los yerbales, en las estancias y otras empresas. Escurra, aunque un mero candidato de compromiso puesto por Caballero y Escobar, probablemente seguiría favoreciendo al Brasil (8) Pero como presidente corría el peligro de dejarse influir demasiado por los glorificadores del mariscal López, un grupo dirigido por los hijos y sobrinos del Mariscal, cuya campaña los convertía en anti brasileros automáticamente. La Patria, cuyo editor era Enrique Solano López, hijo mayor sobreviviente de Francisco Solano López y Elisa Alicia Lynch, se mostraba favorable a Escurra y el vicepresidente Manuel Domínguez. (9) Sin embargo el doctor Cecilio Báez, un destacado liberal radical, dirigió la oposición a esa campaña de glorificación. Báez, con apoyo del clero, organizó la contra manifestación culminada el 16 de diciembre de 1902, cuando las mujeres llenaron la Catedral de Asunción y se celebraron misas en varias iglesias del país en memoria de todas las víctimas los tres dictadores [Francia y los López] y de todos los caídos en la Guerra de la Triple Alianza. Dos miembros del gabinete, Eduardo Fleitas (o Fleytas) y Fulgencio R. Moreno, eran lopistas decididos e impidieron a Escurra apoyar la protesta. Otro miembro del gabinete, Cayetano A. Carreras, cuyo padre había sido ejecutado por López, odiaba a los lopistas. Y así la cuestión de la apología de López  (10) provocó disensiones en el gabinete precisamente cuando asuntos más importantes requerían toda la atención del gabinete. (11)

Los conocedores de la política paraguaya sabían que los viejos generales no podían seguir dominando el Gobierno y que Escurra no podía reemplazarlos. Para aprovechar la ocasión, los liberales debían unirse, y por eso los cívicos dirigidos por [Benigno] Ferreira y su secretario Adolfo R. Soler comenzaron un gradual acercamiento a los radicales dirigidos por los doctores Cecilio Báez y Emiliano González Navero (12) Ferreira evitaba ser tildado de cívico o radical, con el propósito de ser reconocido como líder de lodos los liberales. Cunha apreció la situación incorrectamente cuando informó que los colorados estaban más fuertes que antes del golpe del 9 de enero de 1902. (13) El representante brasilero, por lo general muy perspicaz, se mostró así extrañamente ajeno a la realidad política. En realidad, los colorados estaban muy lejos de la unidad, pues Egusquiza había dividido el partido más allá de toda posibilidad de reconciliación inmediata.

Escurra carecía de seguidores convencidos y leales porque el descontento con el caballerismo tenía demasiada difusión y fuerza. Hasta los hijos de Caballero y Escobar aborrecían el fraude, la corrupción, la incompetencia y la cínica indiferencia hacia el bienestar público características del caballerismo. La propuesta de Egusquiza había tenido buena recepción, y muchos colorados se sentían dispuestos a cooperar con los liberales para derribar el régimen. El 31 de enero de 1903, algunos oficiales descontentos, incluyendo el hijo del general Patricio Escobar, Alejandrino, y Albino Jara, educado en Chile e hijo de un respetado oficial colorado y héroe de la guerra, el coronel Zacarías Jara, fueron apresados por intentar una revuelta. El general Escobar fue a Concepción en aquel momento crítico, supuestamente para sondear la actitud de los trabajadores de La Industrial Paraguaya en el caso de una tentativa de golpe contra Escurra; por entonces, el comandante del distrito militar de Concepción era el coronel Zacarías Jara. El conato de rebelión del capitán Escobar y su investigación por el Gobierno eran un secreto estrictamente guardado, pero el tratamiento bárbaro dispensado a los presos era de conocimiento público. La policía, como de costumbre, utilizaba la tortura para tratar de arrancar confesiones a los acusados. (14) Si Escurra pensaba que podía ignorar el peso del general Escobar y apresar a su hijo, pronto advirtió su error. El general Escobar regresó a Asunción y llegó a un acuerdo con Escurra: los presos serían puestos en libertad y no habría revuelta. Escurra pudo entonces informar al Congreso que el país estaba en paz y no había "señal de desastres cercanos o posibles; las elecciones se habían desarrollado ordenadamente, sin ninguna de las "contingencias que generalmente caracterizan esos acontecimientos". (15) No se dieron tales contingencias porque los liberales se abstuvieron de participar en las elecciones, sabiendo que serían rechazados por la fuerza en caso de tratar de votar.

 

1.- Como se verá más adelante, el autor no ignora que los colorados recuperaron poder apoyando al presidente Higinio Morínigo, pero considera que sólo con Stroessner se estableció de nuevo un gobierno plenamente colorado.

El golpe contra el presidente Emilio Aceval se dio el 9 de enero de 1902, con el apresamiento del mismo. Ocupó su lugar el vicepresidente Héctor Carvallo. En agosto del mismo año, Escurra fue elegido Presidente. (N. del T.)

2.- El edificio de 14 de mayo y Paraguayo Independiente, hoy local del Congreso. Las funciones de la Caballería han cambiado mucho desde el tiempo en que el doctor Warren escribió este ensayo. (N. del T.)

3.- Arsenio López Decoud, ed., Álbum gráfico de la República del Paraguay (Buenos Aires, 1911), p. 225.

4.- Juansilvano Godoi, El Coronel Juan Antonio Escurra, presidente electo de la República del Paraguay (Asunción, 1903), p.14. Godoy escribió su nombre de distintas maneras: Juansilvano o Juan Silvano; Godoy o Godoi.

5.- De Cecil Gosling a Lasdowne, Asunción, 26 de noviembre de 1902, Public Record Office [archivo nacional británico], Foreign Office [Ministerio de Relaciones Exteriores] (Londres), 59/60. En adelante citado como PRO FO.

6.- De Waldemar C. de Korab a Francis Loomis, N°-172, Asunción, 26 de noviembre de 1904, Despatches formUnited States Consuls in Asunción, 1844-1906, National Archives [archivo nacional] Microfilm Publications, Microcopy T 329, Rolls 1-6, en adelante citado como DUSCA T 329/6.

7.- De Cunha a Magalháes, 21 Secgáo NI 1 Confidencial, Asunción, 4 de septiembre de 1902, MDBA-OR 201/2/7.

8.- Ibídem.

9.- De Cunha a Rio Branco, 2a Sec. N'º-12, Asunción, 23 de diciembre de 1902, ibíd.

10.- Sobre la apología o reivindicación de López, ver Harris Gaylord Warren, Rebirth of the Paraguayan Republic (Pittsburgh, 1985), p.111. El publicista Juan Emiliano O'Leary (1879-1965), cuya estatua se levanta en la plaza O'Leary de Asunción, desempeñó un rol decisivo en esa reivindicación. (N. del T.)

11.- Del mismo al mismo, 2ª Sec. N° 10, Asunción, 1 de diciembre de 1902, ibíd.; El País Asunción, 15 de diciembre de 1902.

12.- Emiliano González Navero (1861-1934) fue magistrado y docente. Ejerció la presidencia interina en tres ocasiones. (N. del T.)

13.- De Cunha a Rio Branco, 2º  Sec. Nº 1 Res., Asunción, 10 de enero de 1903, MDBAOR 201/2/7.

14.- Del mismo al mismo, 2ª. Sec. Nº Res., Asunción, 2 de febrero de 1904, ibíd.

15.- Mensaje del Presidente de la República al Honorable Congreso de la Nación al abrir sus sesiones. Abril de 1903 (Asunción, 1903), p. 4; de Cunha a Río Branco, 2a Sec. N° 4, Asunción, 8 de abril de 1903, MDBA-OR 201/2/7

 

 

LA CAMPAÑA CONTRA ESCURRA

 

Era de esperar una crítica constante contra Escurra de parte de los colorados disidentes y los liberales unidos provisoriamente; también se podía esperar una estricta vigilancia para impedir la rebelión de esos grupos. Aunque la crítica no siempre termine en revolución, esa probabilidad era un aspecto de la vida política que ningún mandatario paraguayo podía ignorar. Las críticas contra Escurra y todo su gabinete, los funcionarios de la campaña y las autoridades nacionales eran tan violentas en la prensa opositora de 1903 y 1904, que aceptando sólo una pequeña parte de las acusaciones, uno llega a la conclusión de que todo funcionario público era un ladrón, los cargos judiciales se vendían y el Paraguay se encontraba tan profundamente sumido en la corrupción, que muy pronto el Todopoderoso haría tabla rasa de tanta depravación para rehacer el país con todos los liberales honestos, capaces, éticos y patriotas -quizás también con los pocos colorados decentes asociados a los liberales-.

Antes de estallar la revuelta, el doctor Cecilio Báez comenzó una campaña periodística publicando una serie de artículos polémicos en El Cívico y jactándose de que sus escritos producían un efecto considerable. (Cecilio Báez, Cuadros históricos y descriptivos, Asunción - 1906) Los liberales criticaban a los colorados por la venta de las tierras públicas; por el arreglo con los tenedores de bonos ingleses; por los tratados de límites con Bolivia sobre el Chaco (1); por la creciente inflación y el estancamiento económico.

La unión de dos empresas de Asunción y los derechos que se les acordaron dieron a los periodistas una ocasión más para atacar a Escurra. En 1.884 comenzó a funcionar, con autorización del Gobierno, un pequeño molino de harina, que prosperó y se convirtió en la empresa Molino Nacional. Martín y Cía. compró esa empresa en 1894 y tres años más tarde tenía un capital de $130.000 oro, empleaba 37 personas y producía cerca de 14.000 kilos de harina diariamente. Gran parte del movimiento portuario pasaba por los muelles construidos y operados por Justino Berthet en la década de 1880. En 1901 Julio Martín (principal propietario de Martín y Cía.) y Berthet firmaron un contrato con la viuda de Isaac Pereire, un rico banquero parisino, para extender sus operaciones a Toldo cue, cerca de Concepción, donde madame Pereire poseía grandes propiedades. El Congreso entonces aprobó la ley que autorizaba a Berthet a construir un muelle al lado del Molino Nacional y a cobrar una suma de dinero por el uso de su muelle privado. Por supuesto, esa concesión provocó enérgicas protestas de todas las personas relacionadas con el servicio de aduanas. Uno sospecha que las protestas se debían -al menos parcialmente- a la casi segura pérdida de sobornos y al miedo de que el contrabando aumentara. (2) El acuerdo dio a los críticos de Escurra un buen asidero para criticar el affaire del molino, aunque la concesión se hubiera efectuado en el Gobierno del presidente Aceval. Báez no estaba solo en su tarea de denostar al Gobierno de Escurra por esa y por otras fechorías: La Bastilla, El Grito del Pueblo, El Enano y El Diario carecían de mesura en sus editoriales, caricaturas, elogios inmerecidos e información tendenciosa.

El presidente Escurra pudo haber encarcelado a los directores de los cuatro diarios por difamación con sobrados fundamentos legales, pero demostró una moderación notable, y quizás obró hábilmente al ignorar una campaña periodística de muy poco efecto pese a todo el escándalo. Pero El Triunfo fue tan lejos, que el agraviado ministro del interior, Eduardo Feitas, lo cerró en julio de 1904. (3)

La propaganda contra el Gobierno llegó a las áreas rurales donde eventualmente se reclutaban los soldados. El Enano deploraba que en las áreas rurales administrara justicia el mercader más rico y no el jefe político o el juez. "Y si el juez es un mercader, un jugador, un borracho, o solamente un abigeo, es inútil ir al tribunal a pedir justicia, porque el juez está en un juego; el juez está en la carrera, el juez está borracho. [...] El juego, el alcoholismo y el abigeato son males que, habiendo ido más allá de la categoría de costumbre, han adquirido el estatus de derechos legales y se permiten y practican por las mismas autoridades". (4) El Grito del Pueblo se unió a sus colegas en la denuncia de la corrupción rural, afirmando que las autoridades de Piribebuy, Luque, Humaitá y San Estanislao eran una calamidad. (5) Y El Triunfo, habitualmente moderado, pronto dejó de defender a Escurra y para abril de 1904 era tan virulento como los otros periódicos en sus ataques. La edición del 28 de abril divirtió a sus lectores con versos carentes de nivel literario pero políticamente eficaces:

 

EL CORONEL

 

El Coronel Presidente

don Antonio Escurra Juan,

es un ente depravado

grandísimo charlatán.

 

Es un tonto declarado

y cretino singular,

individuo sin conciencia

analfabeto de atar.

 

Los señores Bayonetas

le sostienen hasta hoy

cuando el pueblo se levante,

Escurrita, ¡allá voy!

 

Desconoce el castellano

¡es claro!, nunca lo oyó;

y no sé cómo este hombre

de Presidente subió.

 

Bajo un dibujo de Escurra aparecía un largo epígrafe, de cuyo tenor puede bastar un ejemplo: "Aquí está el hombre, ¡oh pobre pueblo!, que sostiene la cuerda alrededor de tu cuello. ¡Aquí está la figura fantasmagórica que aparece ante el sagrado altar de la Patria, profanando el templo de la Justicia y de la libertad!". El Triunfo luego dirigía su encono contra Ricardo Brugada, director del muy respetado periódico La Democracia, y predecía que, porque La Democracia defendía a Escurra, caería con él. (6)

El juicio más caritativo prodigado por las páginas biliosas de El Triunfo era: "¡Todo fue vanidad e ilusión! Para Juan Antonio Escurra, la presidencia fue como un milagro que nunca pudo haberse imaginado". (7) Un mes antes del comienzo de la revuelta, El Grito del Pueblo llamó al pueblo a sacudir las cadenas del despotismo y hacerse digno de su glorioso pasado; a renglón seguido, para mostrar que no pertenecía al círculo íntimo de los rebeldes, llegaba a la conclusión de que "No existe un puñado de paraguayos intrépidos capaces de empuñar las armas en defensa de los principios proclamados por el dogma de los hombres libres" (8)

 

1.- La venta de las tierras públicas, autorizadas por las leyes de 1883 y 1885 tuvieron consecuencias sociales negativas. Sobre el arreglo con los tenedores de bonos, ver el artículo de Warren aquí publicado, "El fraude del oro: los préstamos al Paraguay de 1871 y 1872". Los tratados Decoud-Quijarro (1879), Aceval-Tamayo (1887) y Benites-lchazo (1894) cedieron a Bolivia enormes extensiones del actual Chaco paraguayo, pero no fueron ratificados. (N. del T.)

2.- La Bastilla, 6 de agosto de 1893; Teodosio González, infortunios del Paraguay (Buenos Aires, 1931), pp. 155-56; Revista Mensual, II (N° 20, Asunción, 15 de octubre de 1897), pp. 238-42; The Paraguay Monthly Review, I (N° 3, marzo 1901), p.84.

3.- González, Infortunios del Paraguay, pp. 155-56.

4.- El Enano, 20 de marzo de 1904.

5.- El Grito del Pueblo, 7 de abril y 1 de mayo de 1904.

6.- El Triunfo, 28 de abril de 1904. La profecía era correcta: nacida en 1881, La Democracia murió en diciembre de 1904.

7.- El Triunfo, 2 de junio de 1904.

8.- El Grito del Pueblo, 3 de julio de 1904.

 

Enlace al documento:

LA REVOLUCIÓN DE 1904 - PRIMERA PARTE

Obra de HARRIS GAYLORD WARREN

 

Fuente:

PARAGUAY: REVOLUCIONES Y FINANZAS

Obra de HARRIS GAYLORD WARREN

Edición e introducción de

THOMAS L. WHIGHAM y JERRY W COONEY 

Traducción: GUIDO RODRÍGUEZ ALCALÁ

Editorial Servilibro, Asunción, Paraguay - 2008 (394 páginas)






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